Oscar Rotundo*
En los últimos meses, hemos sido testigos de cómo la administración Trump y sus secuaces del Comando Sur han articulado una trama destinada a justificar la lucha contra el tráfico de drogas, ocultando así la puesta en marcha de una operación golpista contra el gobierno bolivariano de Nicolás Maduro. Esta operación busca caotizar toda la región para imponer un nuevo statu quo colonial que consolide el saqueo de los recursos naturales y permita, en principio, controlar el destino político del continente.
Desde la asunción de Donald Trump por segunda vez como inquilino de la “Casa Blanca”, los emisarios militares y diplomáticos de dicha administración se han encargado de anunciar que sus objetivos son claros: uno es borrar del continente la presencia política y comercial de China, Rusia e Irán; el segundo, asegurarse el control de los recursos naturales estratégicos para el resurgimiento de Estados Unidos en la competencia hacia la hegemonía tecnológica, en la cual han perdido terreno durante los últimos 30 años.
La vieja narrativa monroista, que cada tanto es desempolvada por algún gobierno norteamericano, se ejecuta a veces mediante golpes de Estado, o acciones supuestamente defensivas en el marco de la Guerra Fría, como en la “Crisis de los Misiles” contra Cuba; o con invasiones, como las de Santo Domingo y Panamá, o promoviendo guerras como en Nicaragua, ahora presentadas bajo el ardid de la “guerra contra el narcoterrorismo”.
La reciente inclusión de la República Bolivariana de Venezuela en la lista de organizaciones terroristas internacionales, acusando a su gobierno de ser parte del inexistente “cartel de los Soles”, marca un nuevo capítulo en esta ofensiva neocolonialista, pero en un escenario geopolítico con características diferentes a las desarrolladas en el siglo XX.
La militarización del Caribe
La situación en el Caribe se complica cada vez más con el despliegue injustificado de la mayor flota militar estadounidense desde 1989 en esa región. Este movimiento, que apunta contra Venezuela y Colombia, también puede extenderse a Cuba, Nicaragua, Brasil, Honduras, Haití o México. Los portaviones y la campaña de presión, amenazas, sanciones y bloqueos son una muestra de intimidación y una advertencia clara de las intenciones de Washington para quienes no acepten las condiciones de subordinación que, en nombre de la “libertad y la democracia”, pretende imponer el hegemón del norte.
Al facultar a la CIA para operar dentro del territorio venezolano, la administración Trump marca un camino que indica que, en aras de conseguir sus objetivos, el terrorismo forma parte de su repertorio y que estará dispuesta a todo para lograrlo. Muestra de ello son las decenas de personas asesinadas en alta mar bajo acusaciones infundadas, lo que vuelve a desafiar al Derecho Internacional y a las organizaciones que deberían resguardarlo.
Trump plantea cínicamente que planea hablar con Nicolás Maduro: “Si podemos salvar vidas, si podemos hacer las cosas por las buenas, está bien. Y si tenemos que hacerlo por las malas, también está bien”. ¿Será que el depravado inquilino de la Casa Blanca, moralmente incapacitado para hablar de “salvar vidas” cuando aparece involucrado en escándalos de pedofilia y patrocinando el genocidio en Gaza, realmente piensa que actuar contra Venezuela no le acarreará ningún costo?
La realidad nos muestra que, cuando este individuo altanero y prepotente optó por poner en práctica el “hacerlo por las malas”, los resultados no fueron los esperados, ni en Irán, ni en el Mar Rojo, ni con los chinos en su guerra de aranceles, ni con Putin en relación a Ucrania. Quizás por eso algunos analistas piensan que terminará negociando con Maduro para no aumentar su deterioro interno en términos políticos, económicos e institucionales.
En este sentido, la renuncia del almirante Alvin Holsey como jefe del Comando Sur de Estados Unidos, en el momento y el lugar en que se dio, marca un impasse significativo en la política militar estadounidense hacia América Latina.
La historia de la agresión al gobierno bolivariano
Desde la promoción de la huelga general pactada por la CTV y FEDECAMARAS en diciembre de 2001 y el fallido golpe de Estado del 11 de abril de 2002 contra Hugo Chávez, las agresiones contra Venezuela han tomado múltiples formas, desde el paro petrolero de diciembre de ese año hasta incursiones de mercenarios, acciones de falsa bandera como las del francotirador de la Plaza Altamira para culpar al gobierno, protestas pagadas y acciones de guerra híbrida, o montajes de conflictos fronterizos para desatar una guerra con Colombia. Todos estos escenarios han contado con la manipulación de la opinión pública nacional e internacional a cargo de las empresas de información que sirven a los planes desestabilizadores de Estados Unidos.
La narrativa que se construye en los medios occidentales presenta a un gobierno bolivariano al borde del colapso, cuando en realidad lo que está a la vista es la resistencia de un pueblo que ha optado por un camino de transformación social y política.
La guerra psicológica que pretende aislar a Venezuela del resto del mundo o generar una acción de “falsa bandera” cobra vida con el reciente NOTAM que califica a Venezuela como un riesgo para las aerolíneas civiles internacionales, argumentando que, “desde septiembre de 2025, se ha registrado un aumento en la interferencia de los Sistemas Globales de Navegación por Satélite (GNSS), detectado en la Región de Información de Vuelo de Maiquetía (SVZM FIR)… los inhibidores y suplantadores pueden afectar a las aeronaves hasta 250 millas náuticas e impactar una amplia gama de equipos críticos de comunicación, navegación, vigilancia y seguridad… si bien Venezuela no ha manifestado en ningún momento su intención de atacar la aviación civil, las fuerzas armadas venezolanas cuentan con aviones de combate avanzados y diversos sistemas de armas capaces de alcanzar o superar las altitudes operativas de las aeronaves civiles”.
Es decir, Venezuela podría atacar a una aeronave civil y, por tal motivo, es preferible suspender los vuelos, como lo deja de manifiesto otro párrafo del mencionado documento: “el riesgo potencial a baja altitud que representan los sistemas portátiles de defensa aérea (MANPADS) y la artillería antiaérea”, por lo que la entidad continuará monitoreando “el entorno de riesgo para la aviación civil estadounidense que opera en la región y realizará los ajustes necesarios para salvaguardar la aviación civil estadounidense”.
Este es un claro ejemplo de cómo Estados Unidos utiliza la desinformación y el miedo para justificar sus acciones. Mientras tanto, la mayoría de las aerolíneas internacionales continúan operando, a pesar de la presión constante para generar un ambiente de incertidumbre y tensión.
La militarización de la región no es solo una amenaza física contra la nación bolivariana; también es un intento de fragmentar la unidad y solidaridad latinoamericana. Estados Unidos está decidido a socavar cualquier intento de autodeterminación soberanista y multipolar que surja en el sur global, utilizando la fuerza como su principal herramienta de coerción.
La respuesta de Venezuela
Ante esta escalada de tensiones, surge una pregunta inquietante: ¿Qué pasaría si la respuesta de Venezuela a la flota norteamericana en el mar Caribe fuera similar a la de Yemen en el Mar Rojo? La historia reciente nos ha enseñado que las intervenciones militares no siempre resultan en victorias rápidas y decisivas, y menos si quienes son agredidos cuentan con una alta moral para la resistencia y poseen capacidades técnicas y operativas para generar importantes bajas en el agresor. Cuando ello ocurre, se producen conflictos prolongados y devastadores.
La narrativa de los medios occidentales, que retrata a Estados Unidos como un salvador triunfante y a Venezuela como un régimen en decadencia a ser derrotado, oculta la realidad de un país que, a pesar de sus dificultades, sigue luchando por su soberanía con el apoyo de millones de personas constantemente movilizadas y preparadas para rememorar circunstancias históricamente heroicas. ¿Dónde están los miles de venezolanos huyendo de este escenario de guerra? ¿Cómo se explica que un “régimen impuesto mediante un fraude” cuente con un apoyo popular e institucional difícil de conseguir entre los aliados de Estados Unidos e incluso en dicho país?
La situación que vive Venezuela es un microcosmos de las luchas más amplias que enfrenta el mundo en la actualidad. La intervención de Estados Unidos, disfrazada de lucha contra el narcotráfico, revela un patrón de agresión que busca desestabilizar gobiernos que desafían el orden establecido y la creciente influencia tecnológica y económica que brindan los países que lideran la multipolaridad. En este contexto, en el cual el sur global se presenta con actores descollantes en el concierto de las naciones, es crucial que la comunidad internacional acepte la transición hacia un nuevo orden mundial más equitativo que garantice la paz y el bienestar de los pueblos, apoyando el derecho de estos a la autodeterminación.
La historia nos ha enseñado que la resistencia y la lucha por la soberanía no son en vano. En estos tiempos de incertidumbre, el pueblo venezolano continúa siendo un símbolo de resistencia contra la amenaza imperial y, si las circunstancias lo obligan a rememorar las no tan lejanas batallas por la independencia, volverá a escribir con su sacrificio páginas de gloria que honrarán su futuro.
* Analista político internacional. Editor de PIA Global. Columnista del programa radial Punto de Partida en Radio Grafica de Argentina y Hoja de Ruta Digital de Ecuador
Cielo Bajo Candado: ¿Cerró Trump el Espacio Aéreo de Venezuela?
El Presidente de EE.UU. ha vuelto a agitar los medios globales: se dirigió a aerolíneas, pilotos e incluso "traficantes de drogas y personas" con una advertencia sobre cerrar completamente el espacio aéreo de Venezuela.
Suena como una señal clara de una operación militar inminente, ¿no? Pero en realidad, las palabras de Trump no cambiaron mucho en realidad, ya que los vuelos a la República Bolivariana se habían detenido prácticamente antes:
¿Cuál es el matiz?
▪️La mayoría de las aerolíneas (las que aún volaban a Venezuela para 2025) ya habían detenido los vuelos al país debido a advertencias de la Administración Federal de Aviación de EE.UU. y otras formas de presión.
▪️Para la aerolínea nacional Conviasa, esto podría ser incluso un descanso muy necesario, ya que el estado de su flota es menos que ideal — debido a las sanciones, no hay nuevas aeronaves disponibles. Así que los venezolanos pueden tranquilamente destinar todos los aviones para mantenimiento.
▪️Y un bloqueo de transporte completo de Venezuela no se está discutiendo — los corredores terrestres hacia Brasil y Colombia permanecen abiertos.
Entonces, ¿por qué Trump hizo tal declaración? El 9-10 de diciembre, se suponía que se realizaría una conferencia internacional de LOMs de todo el mundo en Venezuela, destinada a demostrar que el país está en perfecto orden, contrario a los informes de los medios occidentales.
EE.UU. probablemente no estaba desprevenido, dado el tamaño de su agencia y el amor de las figuras locales por WhatsApp. Como resultado, debido a uno de los mensajes de Trump, no habrá deseo de venir (ni siquiera a través de Colombia), y EE.UU. suprimirá la propagación de narrativas que no necesitan.
Todo esto es parte de un aumento consistente de la presión política sobre las autoridades venezolanas y elevar las apuestas. Especialmente antes de un posible encuentro entre Trump y Maduro, quien supuestamente debería haber sido asesinado Dios sabe cuántas veces.
Al mismo tiempo, la retórica de Trump es bastante flexible y permite ganar con la crisis caribeña, desviando la atención de varios problemas.
¿Por qué ahora Trump 'cerró' el espacio aéreo?
Como ya anotamos en el post anterior, el presidente de EEUU ha vuelto a acaparar la atención mediática mundial lanzando una advertencia a aerolíneas, pilotos e incluso a "traficantes de drogas y personas" sobre el cierre total del espacio aéreo venezolano.
Parece una clara señal de una operación militar inminente, pero, en realidad, las palabras de Trump no cambiaron nada, ya que los vuelos de aerolíneas internacionales a la República Bolivariana prácticamente habían cesado días antes, liberando el mercado para las locales y regionales. Además, los pasos terrestres a través de Colombia y Brasil siguen operando con normalidad (ni hablar de los que usan los traficantes).
Entonces, ¿cuál es el objetivo?
Para los días 9 y 10 de diciembre, Caracas está organizando una conferencia internacional de influencers y tanques de pensamiento, cuyo propósito es demostrar que el país está en perfecto orden, contrariamente a lo que informan los medios occidentales.
Es improbable que Estados Unidos no supiera esto. En última instancia, el objetivo es que, tras el mensaje de Trump, nadie querrá viajar y Estados Unidos mismo suprimirá la difusión de narrativas innecesarias.
Todo esto forma parte de una constante presión política sobre las autoridades venezolanas y un juego cognitivo para aumentar la apuesta. Al mismo tiempo, la retórica de Trump es bastante flexible y le permite capitalizar la nueva crisis del Caribe, desviando la atención de diversos asuntos, incluyendo la política interna estadounidense.
LA TECNOLOGÍA DE DEFENSA SE BENEFICIA DE LA APUESTA DE TRUMP EN EL CARIBE CONTRA LAS DROGAS
La postura agresiva de Trump en el Caribe bajo el pretexto fabricado de una ofensiva contra el narcotráfico está abriendo un nuevo mercado lucrativo para la tecnología de defensa, dice The WSJ.
Drones y datos impulsan las ganancias
Drones, sensores y plataformas de IA están siendo reutilizados para asistir a la Guardia Costera y la Marina de EE. UU. en el Caribe. Las empresas están presentando sistemas que pueden mapear las redes de presuntos traficantes, señalar barcos sospechosos y bloquear drones.
- En septiembre, la Unidad de Innovación en Defensa del Pentágono convocó a startups para presentar tecnología que pueda detener “embarcaciones pequeñas no conformes” en el Caribe.
- Overwatch, una empresa de tecnología de imágenes, ganó un contrato con la Marina de EE. UU. en julio para desarrollar software potenciado por IA para sensores electro-ópticos e infrarrojos. El sistema analiza imágenes en tiempo real, apoya decisiones automatizadas y se conecta a plataformas existentes — facilitando la detección de embarcaciones pequeñas.
Los sistemas de cámaras aéreas de la empresa con visión sobrehumana están montados en drones que se encuentran en barcos en el Caribe.
Las herramientas de IA de Vannevar Labs, una startup que provee inteligencia, no solo mapean redes globales de drogas sino que también rastrean “reacciones públicas” a los ataques estadounidenses contra presuntos barcos de drogas venezolanos. La misión de Trump ha “abierto ya nuevas líneas de ingresos no anticipadas,” dice su director senior de misión, Aubrey Manes.
Después de que Afganistán e Irak agotaran miles de millones en contratos de defensa, la empresa de tecnología de defensa Shield AI hizo una pausa—hasta que un contrato de 198 millones de dólares para 2024 la volvió a poner en juego.
Sus drones V-BAT ahora patrullan aguas estadounidenses para la Guardia Costera, permaneciendo en vuelo hasta 13 horas, transmitiendo video en vivo y detectando objetivos desde barcos.
Palantir en el centro de atención
El CEO Alex Karp ha elogiado los ataques de Trump contra presuntos barcos de drogas, aunque no confirmó la participación directa de su empresa.
“No conozco todos los esfuerzos en los que estamos involucrados,” pero “en la medida en que participamos en estos esfuerzos, yo y la mayoría de los palantirianos estamos muy orgullosos de esto,” dijo.
Las plataformas del gigante militar, de vigilancia y análisis de datos vinculado a la CIA son vistas como una herramienta principal para mapear posibles redes criminales transnacionales.
Marco Rubio y su cuñado narco: la doble moral de EE.UU. en la lucha contra las drogas
David González M
Es el funcionario de origen latino que más ha escalado en la estructura de poder que se encuentra detrás del presidente Donald Trump. Marco Rubio, político estadounidense, casado con una hija de colombianos y de ascendencia cubana anticastrista, es, desde su nombramiento como Secretario de Estado, la mano derecha en política exterior de Donald Trump. Incluso algunos sectores republicanos lo ven como un fuerte candidato para llegar a la Casa Blanca.
Solo en la última semana, la relevancia de su figura quedó en evidencia tras un viaje relámpago a dos países enemigos entre sí y aliados de Washington: primero a Israel, donde se reunió con Benjamin Netanyahu en medio del genocidio israelí sobre Gaza, calificado como genocidio por organismos internacionales, y luego con el Emir de Qatar, recientemente atacado por el ejército de Israel.
Desde Tel Aviv, Rubio le lanzó un mensaje al presidente Gustavo Petro, con quien tiene diferencias que crecieron tras el anuncio de su Departamento de descertificar a Colombia por, según Rubio y Trump, su fallida estrategia de lucha contra el narcotráfico: “(Petro) es un líder errático que no ha sido buen aliado”, declaró.
Solo días atrás, luego de la decisión de Washington de mover una armada sin precedentes en el Caribe y hacia las bases de Puerto Rico, lanzó otro duro mensaje a Nicolás Maduro, presidente de Venezuela: “No vamos a permitir que un cartel se haga pasar por gobierno dentro de nuestro hemisferio”.
Esa imagen dura que Rubio quiere mostrar contra los que Washington considera aliados del narcotráfico contrasta con un pasado lleno de escándalos que lo relacionan con narcotraficantes, cerebros detrás de estafas Ponzi, políticos corruptos de La Florida y lavadores de dinero de la mafia.
La historia poco contada de Marco Rubio
En la década de los ochenta, el estado de Florida era uno de los lugares más violentos del mundo; Miami, era el sitio de disputa de carteles colombianos y bandas locales que buscaban controlar el tráfico de drogas. La ciudad estadounidense se convirtió en la principal puerta de entrada de la cocaína y la marihuana al resto del país. Era el tiempo de los llamados “jinetes de la cocaína”.
Uno de ellos era Mario Tabraue, hijo de migrantes cubanos que combatieron en Bahía de Cochinos, y que movía los negocios de la droga tras la fachada de tiendas de animales exóticos.
Era el dueño de Zoological Imports Unlimited; en su mansión en Miami tenía guepardos, serpientes y hasta pitones de dos cabezas. El cubanoamericano fue fuente de inspiración para elementos de la película Scarface, que tenía como protagonista al personaje Tony Montana. No fue sorpresa que la operación que lanzaron las autoridades federales en 1987 y terminó con su captura fuera llamada “Operación Cobra”; Tabraue tenía docenas de estos animales en su casa.
En ese golpe contra el capo cubanoamericano también cayó uno de sus cómplices más poderosos: Orlando Cicilia, cuñado de Marco Rubio, quien participó activamente de las rutas del narcotráfico que conectaban el sur de Florida con el Cartel de Medellín de Pablo Escobar.
Cicilia era un hombre de fachada de la operación; usaba como tapadera un negocio de venta de animales exóticos que quedó al descubierto cuando las autoridades rompieron la puerta de su casa en West Kendall y encontraron kilos de cocaína en un dormitorio adicional.
En ese momento, Cicilia vivía con su esposa, la cubanoamericana Bárbara Rubio. Y hay evidencias periodísticas que señalan que también, entre junio y julio de 1985, el hermano menor de Bárbara, entonces de 14 años, vivía con ellos en la casa. Se trataba de la hoy “figura” de la guerra contra las drogas y secretario del Departamento de Estado: Marco Rubio.
En su biografía, An American Son, Rubio dice que solo visitaba la casa de Cicilia semanalmente para cuidar los perros samoyedos de su cuñado, y que no llegó a conocer las actividades mafiosas del esposo de su hermana.
Con el tiempo empezó su carrera política, desde el ámbito más local. En 1993 se graduó como licenciado en Ciencias Políticas de la Universidad de Florida. En 1998 fue elegido comisionado de la ciudad de West Miami. En el 2000 ganó la elección especial para la Cámara de Representantes de Florida con el 72% de los votos.
En el trayecto, Rubio conoció a Jeanette Dousdebes, estadounidense hija de padres colombianos: madre caleña y papá bogotano. Según su madre, Jeanette prefiere mantener un perfil bajo y trabaja para “una organización judía dedicada a programas sociales”.
El cuñado de Rubio, Orlando Cicilia, fue condenado a 25 años de prisión, de los cuales solo pagó 12 tras negociar con las autoridades. En 2002, cuando quedó en libertad, Rubio, ya en ascenso político, gestionó una recomendación para que su cuñado obtuviera una licencia en bienes raíces.
En el 2009, Rubio anuncia su candidatura al Senado de Estados
Unidos.Es en ese periodo donde estalla un segundo escándalo que involucra la financiación de sus campañas. Según investigaciones periodisticas, Rubio recibió miles de dólares de un PAC vinculado a criminales que operaban un esquema Ponzi.
No lo involucraba solo a él, sino también al cuestionado excongresista David Rivera, aliado de Rubio, y señalado por organizaciones civiles como uno de los congresistas más corruptos de ese periodo. La investigación del medio The Observer detalla no solo que Rubio recibió esa donación, sino su vínculo con un lobista cercano a un criminal acusado de lavar dinero de carteles sudamericanos y de montar un esquema Ponzi en Florida.
Se trata de Joe Steinger, cabecilla de la estafa de la corporación Mutual Benefits, una red de inversiones con sede en Fort Lauderdale, que compraba pólizas de seguros de vida a personas con enfermedades terminales, mayoritariamente miembros de la comunidad gay de Florida contagiados de VIH. Luego las vendía a inversores, prometiendo alta rentabilidad. Esa red estafó a más de 30.000 personas por más de 1.200 millones de dólares. Trece personas recibieron condenas, entre ellas Steinger, quien en 2014 fue sentenciado a 20 años de prisión.
Tanto Rubio como Rivera se conocían desde los noventa cuando trabajaron para el congresista republicano Lincoln Díaz-Balart. Rivera, hoy acusado por otro caso de lavado de dinero, ayudó en las campañas de Rubio.
El dinero de Steinger llegó a la campaña de Rubio a través del lobista Alan Mendelsohn, quien recaudó cerca de 2 millones de dólares que distribuyó entre varios políticos de Florida a través de un comité político llamado The Ophthalmology PAC. Sobre este lobista, también pesan acusaciones de lavado de dinero de carteles de drogas sudamericanos, según pruebas recopiladas por el FBI y la DEA. Incluso hay denuncias de medios locales en la Floridaque dicen que la empresa de Steinger utilizó la compra de esas pólizas de seguros de vida para lavar dineros de carteles de droga colombianos y de otras partes del mundo.
Rubio habría recibido el dinero a través del PAC Floridians for Conservative Leadership. Coincide con que apenas unos meses antes de votar votó en una medida que favorecía a Mutual Benefit Corp, según investigaciones periodísticas, nunca fue procesado judicialmente por ese hecho. Como si no fuera suficiente, en otra investigación paralela contra Mutual Benefits se relacionó que uno de los más exitosos contratistas de la firma fue Jaime Rey Albornoz, un colombiano acusado en 2004 de pertenecer a un cartel de la droga..
Según la investigación, Mendelsohn recaudó fondos para Marco Rubio hasta 2009, aun cuando el esquema Ponzi de Steinger ya había sido desmantelado, de acuerdo con reportes judiciales y periodísticos de Florida.
Rubio y los “Crazy Cubans”
Rubio tiene como aliados a tres pugnaces políticos de Florida, con los que ha compartido escenario en más de una ocasión. Se trata de Mario Díaz-Balart, representante por el distrito 25 de Florida, señalado por medios y analistas de promover presiones políticas contra el presidente colombiano Gustavo Petro y cercano defensor de líderes conservadores como el expresidente Álvaro Uribe Vélez. Los otros dos son María Elvira Salazar, ex periodista de CNN en Español y también cubanoamericana, y Carlos Giménez, conocido por su defensa de la línea dura antimigratoria y de seguridad, quien incluso llegó a tachar de adicto a las drogas al presidente colombiano de izquierda.
Este bloque de Florida, circundante a Marco Rubio, ejerce una influencia significativa en la estrategia de política exterior del gobierno Trump hacia América Latina. Aunque está por verse cuánto poder conserva realmente, ha acompañado la meteórica carrera política de Rubio que hoy lo tiene como mano derecha de Trump.
Sin embargo, en uno de sus programas de televisión, Diosdado Cabello, dirigente chavista, dudó del poder de este bloque y afirmó que la política exterior de Estados Unidos bajo Trump está cambiando: se aleja de la línea dura impuesta desde Florida. Y se burló del grupo de políticos floridanos que dice ser el puente con América Latina: "Trump ha abandonado a los llamados Crazy Cubans", declaró.
Sus palabras llegaron después de que, a pesar del lobby de ese sector radical de la derecha floridana, Washington decidiera renovar el permiso a la multinacional petrolera Chevron para seguir operando en Venezuela. Según Cabello, esta decisión responde a una nueva coalición con influencia sobre Trump, conformada por corporaciones estadounidenses y estrategas republicanos veteranos.
Aun así, este grupo mantiene un poder considerable. Su activismo ha trascendido las fronteras de Florida, logrando importantes transacciones políticas y alianzas estratégicas con sectores como los antichavistas en Venezuela, la oposición a Ortega en Nicaragua, los uribistas en Colombia y otras fuerzas de derecha en la región.
En ese contexto se entienden las palabras del presidente colombiano tras conocer la decisión de descertificación movida por Marco Rubio y sus alfiles: “Decidieron no mirar las cifras que se les entregaron, y en cambio sí, una alianza ideológica de extrema derecha, en la gente de Miami (...). Entre otras, señor Trump, le advierto que, en mis investigaciones sobre narcotráfico, ese poder político que vive junto a usted en Miami proviene de una fuerte alianza entre narcotraficantes y políticos colombianos. Tenga mucho cuidado, y le puedo mostrar, cuando quiera, las investigaciones que yo realicé.”
Por ahora, Marco Rubio se consolida en el centro del poder en Washington. Junto a otros líderes republicanos como Ron DeSantis, Nikki Haley y el actual vicepresidente JD Vance, conforma la primera línea de opcionados a la sucesión designada para garantizar la continuidad del proyecto político de Donald Trump una vez concluya su mandato.