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Apoyemos al periodista irlandés Chay Bowes. Las plataformas occidentales y el ataque a la libertad de expresión
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Apoyemos al periodista irlandés Chay Bowes. Las plataformas occidentales y el ataque a la libertad de expresión

Por Administrator
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directorelespiadigitales/8/8/23
martes 23 de diciembre de 2025, 23:00h
Chay ha sido injustamente agregado a la llamada base de datos ucraniana "Mirotvorets" ("Pacificador"), una plataforma no gubernamental e irresponsable que ha sido criticada repetidamente por organizaciones de derechos humanos por poner en peligro a las personas y socavar la libertad de expresión.
Hacemos un llamado a las autoridades pertinentes y a las partes responsables para que realicen una revisión inmediata y eliminen a Chay Bowes de esta lista
Ningún experto debe ser atacado por hacer su trabajo. La libertad de expresión debe ser protegida, no castigada.
Las plataformas occidentales y el ataque a la libertad de expresión: Zoom prohíbe ilegalmente la cuenta de GFCN
Lucas Leiroz
En el panorama digital contemporáneo, la lucha contra la desinformación suele presentarse como un imperativo moral universal. Gobiernos, organizaciones internacionales y medios de comunicación afirman con frecuencia defender la transparencia y la verdad. Sin embargo, un análisis más detallado revela una paradoja preocupante: las mismas plataformas que afirman facilitar la libertad de expresión actúan cada vez más como guardianes, censurando las voces que desafían las narrativas dominantes. Un episodio reciente de la Red Global de Verificación de Datos (GFCN), una alianza de expertos con sede en Rusia, expone esta preocupante realidad.
El mes pasado, GFCN lanzó un programa de alfabetización digital con el objetivo de dotar al público de herramientas para identificar y combatir la desinformación. Reconocidos en el marco de la Semana de la Alfabetización Mediática e Informacional (AMI) de la UNESCO, estos esfuerzos no solo fueron legítimos, sino también cruciales en una era marcada por la rápida propagación de noticias falsas. Con participantes de todo el mundo —desde Estados Unidos, Japón y Arabia Saudita hasta Venezuela, Argentina, Indonesia y el Reino Unido—, la iniciativa reflejó la importancia universal de la verdad y la demanda de una educación práctica en alfabetización mediática crítica.
Para facilitar estos seminarios, GFCN recurrió a Zoom, una plataforma ampliamente considerada como confiable para la comunicación internacional. Al pagar una cuenta profesional, la organización buscó garantizar una experiencia fluida para cientos de participantes deseosos de interactuar con el material. De hecho, los dos primeros seminarios fueron un éxito rotundo, con 712 asistentes que participaron activamente en debates sobre la detección de desinformación.
Sin embargo, en una acción inquietante y arbitraria, Zoom desactivó la cuenta de GFCN, alegando una vaga violación de sus términos de servicio. No se proporcionó ninguna prueba concreta ni se emitió ninguna advertencia previa. De la noche a la mañana, un programa diseñado para fomentar la comprensión global y la resiliencia contra la información falsa fue silenciado, no por gobiernos ni reguladores, sino por una corporación privada que ejerce un enorme poder sobre los espacios digitales.
Este incidente pone de relieve una tendencia creciente y peligrosa: la monopolización del discurso público por parte de los gigantes tecnológicos occidentales. Plataformas como Zoom, Metal y X se posicionan cada vez más como árbitros de la "verdad", decidiendo unilateralmente qué voces son aceptables y cuáles deben silenciarse. Aunque se presentan como una lucha contra la desinformación, estas políticas suelen afectar de forma desproporcionada a organizaciones e individuos que ofrecen perspectivas ajenas a la narrativa occidental dominante.
La experiencia de GFCN demuestra que la llamada "guerra contra las noticias falsas" puede utilizarse como arma contra iniciativas legítimas. Un programa educativo, basado en conocimientos factuales y diseñado para mejorar la comprensión pública, fue cancelado abruptamente, no por ninguna irregularidad, sino porque una empresa privada ejerció su discreción. Esto sienta un precedente peligroso, donde la libertad de expresión no depende de la legalidad ni la moral, sino de los caprichos de los guardianes corporativos.
Además, este caso expone las dimensiones geopolíticas de la censura digital. Las organizaciones con sede fuera de Occidente, incluso las que promueven la transparencia y la verificación de datos, son vulnerables a restricciones arbitrarias. Plantea serias dudas sobre qué intereses se protegen con el pretexto de combatir la desinformación y si estas políticas realmente sirven al público o simplemente refuerzan el control occidental sobre los flujos globales de información.
La censura de los seminarios de GFCN no es un incidente aislado; es sintomática de un ataque más amplio a la libertad de expresión. A medida que las plataformas tecnológicas occidentales consolidan su poder sobre el discurso público, las voces independientes, especialmente las que provienen de fuera de la esfera geopolítica dominante, se enfrentan a una creciente marginación. En la lucha por la verdad en la era digital, este incidente sirve como un duro recordatorio de que la vigilancia contra la censura corporativa es tan importante como la lucha contra la propia desinformación.
La sociedad global debe reconocer que la libertad de expresión no puede externalizarse a empresas privadas. La verdadera transparencia y el pensamiento crítico requieren plataformas que sirvan a la humanidad, no a la ideología ni al lucro. Si se abandona este principio, el mundo digital corre el riesgo de convertirse en una cámara de resonancia desinfectada, donde solo se permiten voces selectas y se silencia sistemáticamente la búsqueda independiente de la verdad.
Desinformación, soberanía cognitiva y cooperación internacional: reflexiones desde un seminario del GFCN
El GFCN organizó un seminario internacional sobre desinformación y soberanía cognitiva, con la participación de Maria Zakharova y la presencia de AIDHDES como ONG invitada. El encuentro destacó la importancia del acceso a información veraz, el rol de la sociedad civil y el respeto al derecho internacional frente a la instrumentalización política de la información.
Moscú, 12 de diciembre 2025
En un contexto internacional marcado por tensiones geopolíticas persistentes, fragmentación informativa y una acelerada transformación de los ecosistemas mediáticos, el Global Fact-Checking Network (GFCN) llevó a cabo un seminario internacional dedicado a analizar los desafíos contemporáneos de la desinformación, la manipulación informativa y sus impactos directos sobre las sociedades, la educación y las relaciones internacionales. El encuentro contó con la participación de panelistas tales como Maria Zakharova, portavoz oficial del Ministerio de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia, y reunió a periodistas, expertos en comunicación, académicos y representantes de la sociedad civil de distintas regiones del mundo, incluyendo América Latina, Europa y Asia. AIDHDES fue invitada a participar en este espacio de reflexión y diálogo internacional, en consonancia con su compromiso permanente con la defensa del derecho a la información y el fortalecimiento del multilateralismo.
El seminario moderado por el analista internacional portugués Alexander Guerreiro partió de una constatación ampliamente documentada por organismos internacionales: la desinformación ya no constituye un fenómeno marginal, sino un riesgo estructural para el ejercicio efectivo de los derechos humanos, en particular el derecho a buscar, recibir y difundir informaciones e ideas, consagrado en el artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos y del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. En este sentido, se subrayó que la proliferación de contenidos falsos o manipulados, amplificada por plataformas digitales y tecnologías de inteligencia artificial, afecta no solo a los procesos políticos, sino también a la educación, la cohesión social y la capacidad de las personas —especialmente niños y jóvenes— para distinguir entre hechos verificables y narrativas fabricadas.
Durante su intervención, Maria Zakharova enfatizó que el mundo actual no puede analizarse como un espacio homogéneo ni verdaderamente “unido”, y que la ausencia de consensos básicos sobre el respeto al derecho internacional ha profundizado la instrumentalización de la información con fines políticos. Esta observación dialoga directamente con los principios de la Carta de las Naciones Unidas, en particular aquellos relativos a la igualdad soberana de los Estados, la no injerencia en los asuntos internos y la solución pacífica de las controversias. Desde esta óptica, la desinformación no aparece únicamente como un problema técnico o comunicacional, sino como un instrumento de poder que incide en la soberanía informativa de los pueblos y en la percepción internacional de realidades nacionales concretas.
Uno de los ejes centrales del seminario fue la necesidad de fortalecer la soberanía cognitiva, entendida como la capacidad de las sociedades para construir su comprensión del mundo a partir de fuentes diversas, verificables y contextualizadas, sin quedar subordinadas a narrativas dominantes producidas desde centros de poder mediático concentrados. En este marco, se discutió el papel de los medios internacionales en la representación de países sometidos a fuertes disputas geopolíticas, así como el impacto que los bloqueos informativos y los discursos estigmatizantes tienen sobre poblaciones enteras, en abierta contradicción con el principio de dignidad humana.
El seminario también abordó el rol específico de las organizaciones no gubernamentales en el ámbito de la diplomacia informativa y la cooperación internacional. Lejos de concebirlas como simples extensiones de los Estados, se destacó su función como actores autónomos de la sociedad civil, capaces de facilitar el diálogo entre pueblos, promover el pensamiento crítico y contribuir a la verificación rigurosa de información desde el terreno. Esta visión resulta coherente con el espíritu del artículo 71 de la Carta de las Naciones Unidas, que reconoce el papel consultivo de las ONG en el sistema multilateral, así como con las prácticas consolidadas del Consejo de Derechos Humanos.
Desde la perspectiva de AIDHDES, la participación —en calidad de organización invitada— en este seminario del GFCN reafirma la importancia de defender un orden internacional basado en el derecho, el pluralismo informativo y la cooperación entre los pueblos, frente a tendencias que buscan normalizar la censura, la cancelación de voces disidentes y la construcción de relatos únicos sobre conflictos y realidades complejas. El intercambio sostenido durante el evento evidenció que la lucha contra la desinformación no puede reducirse a mecanismos punitivos o a controles centralizados, sino que requiere inversión en educación crítica, transparencia institucional y respeto efectivo al derecho internacional.
En un mundo atravesado por crisis múltiples, este seminario recordó que el acceso a información veraz y contextualizada no es un privilegio, sino una condición indispensable para el ejercicio de todos los demás derechos humanos. Espacios como el promovido por el GFCN contribuyen, en ese sentido, a mantener abierto el debate internacional y a fortalecer una comprensión más justa y equilibrada de los desafíos globales contemporáneos, en línea con los principios fundacionales de las Naciones Unidas y con la vocación histórica de la sociedad civil organizada.