José Alsina Calvés
Los falangistas de los años 30 tenían un himno que empezaba diciendo “Despierta ya, burgués y socialista…”. La situación actual no es, evidentemente la misma. Hay un clamor popular contra Sánchez y sus mentiras, y hay un Partido Popular que quiere ponerse al frente de la reacción popular, no solamente para liderarla, sino para frenarla. Lo mismo que hicieron en Cataluña el año 2017, cuando intentaron, con notable éxito, neutralizar el poderoso movimiento patriótico que se gesto en el principado contra “pelomocho” y sus secuaces.
Entre el “constitucionalismo” han saltado las alarmas ante ciertas consignas y ciertas pancartas que se han visto, no solamente en Ferraz, sino en toda España. Mucha gente empieza a ver que el problema no es si la amnistía es o no constitucional, sino que el problema es esta constitución y el régimen que ha derivado de ella. Que el problema no son solamente Sánchez y Puigdemont, sino que el problema es el régimen que los ha creado, alimentado y llevado al poder.
Dicen que esta amnistía es anticonstitucional. Vamos a verlo. Como la constitución no dice nada de amnistía se plantea una duda razonable. Pero la misma constitución dice que para estos casos de duda, existe un Tribunal Constitucional encargado de dirimir, en cada caso si una norma es constitucional o no ¿Se imaginan lo que va a decir el Tribunal Constitucional, presidido por Conde-Pumpido? Pues eso.
Alegaran los constitucionalistas que este tribunal esta politizado. Claro que lo está. Porque la misma constitución establece que para la elección de este tribunal va a ser el Parlamento quien tenga la última palabra, es decir, las cupulas de los partidos. Las mismas cupulas que deciden quien va a formar parte del Consejo General del Poder Judicial.
Luego tenemos a los monárquicos. Es un género con dos especies. La especie “ingenua” son los que creen y esperan que el Rey “haga algo para defender la Constitución y el Estado de Derecho”. Personalmente no creo que Felipe VI tenga la más mínima intención de hacer nada, entre otras cosas porque desciende de personajes como Carlos IV y Fernando VII que entregaron España a Napoleón, Alfonso XIII que salió huyendo porque los republicanos habían ganado las elecciones municipales en algunas ciudades, o su propio padre, Juan Carlos I, que entrego el Sahara a Marruecos. La traición a España esta en el ADN de esta dinastía.
Pero suponiendo que, por un milagro, el Rey “hiciera algo”. Estaría conculcando la constitución, que le asigna un papel puramente decorativo, de jarrón chino. Si el Rey hiciera el más mínimo movimiento en defensa de España, sería en contra de los preceptos constitucionales.
La otra especie de monárquicos es la especie “realista”. Son conscientes de que el Rey no puede hacer nada, y utilizan este argumento para disculparlo. La pregunta es ¿entonces para que sirve la Monarquía?
Constitucionalistas y monárquicos deben despertar. No es la constitución lo que está en peligro, pues estamos recogiendo los frutos de esta constitución y del régimen a que ha dado lugar, en que una casta política extractiva (del PP a Puigdemont) actúa con total impunidad, roba a los españoles y traiciona, un día si y otro también, sus promesas electorales. Lo que está en peligro es la unidad de España, la dignidad del Estado y la igualdad de los españoles ante la ley. Y quien pone todo esto en peligro es, precisamente, el régimen del 78 que deriva de esta constitución.
NI AMNISTA
NI REGIMEN DEL 78
A las calles que ya es hora.