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Política Exterior Estadounidense y Grupos de Presión

Política Exterior Estadounidense y Grupos de Presión

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directorelespiadigitales/8/8/23
martes 22 de octubre de 2024, 22:00h
Pablo Jofré Leal
El régimen estadounidense, en un contexto de conflictos económicos y militares, implementa una política exterior agresiva para mantener su hegemonía, aunque en declive.
En un mundo surcado de conflictos en diversos ámbitos, principalmente económicos y militares, al régimen estadounidense se caracteriza por llevar adelante una agresiva política exterior destinada, esencialmente, a mantener una hegemonía, aunque a la baja, sigue siendo peligrosa, desestabilizadora y la gran responsable de gran parte de las guerras de agresión, ocupación, colonización y procesos de guerras híbridas y proxis que vive el planeta. En esta misión” el sionismo cumple un papel relevante.
Según la constitución de Estados unidos, el presidente de este país es quien determina la política exterior —que en general suele ser un asunto de Estado más que de administraciones sean estas demócratas o republicanas— Por su parte, es el secretario de estado, equivalente a los ministros de relaciones exteriores, el principal directivo en materia de asuntos externos. Es designado en este cargo por el presidente y cuenta con el asesoramiento y consentimiento del Senado en su gestión. Esto último en teoría pues, en general, las decisiones ejecutivas a la par de las influencias política recibidas concretan líneas de acción, que suelen confrontarse con la Cámara alta.
La política exterior de Estados Unidos, en la actualidad, no está controlada por el gobierno de este país. Eso es mera quimera. Ni el gobierno federal, ni autoridades estaduales, ni locales. Ese control está dirigido por representantes de comunidades de negocios, círculos de negocios, conglomerados ligados a la industria de las armas, grupos de presión afines a comunidades que representan intereses de países como Arabia Saudí, al régimen sionista. Asociaciones de poseedores de armas, entre otros grupos.
El analista estadounidense Michel Klare, profesor de paz y seguridad mundial en el Hampshire College, de los Estados Unidos en un interesante artículo escrito ya hace tres lustros que “Desde el final de la Guerra Fría y la caída de la Unión Soviética, la política exterior de Estados Unidos ha tenido un objetivo primordial: mantenerse como la única potencia dominante a escala mundial. Ser la única superpotencia mundial”. (1)
Claramente un objetivo, desarrollado al amparo del departamento de defensa de USA, elaborado con el nombre de “Guía de Planificación de la Defensa” que salió a la luz el año 1992, a pocos meses del fin de la ex Unión Soviética URSS). Paul Wolfowitz ex subsecretario de defensa bajo el primer gobierno George W. Bush, fue el responsable último de la Guía de Planificación de la Defensa de Estados Unidos en los años 90. Wolfowitz desarrolló un proyecto que contenía la política exterior de defensa entre los años 1994 a 1999. (2)
Meta que no ha cambiado un ápice y que se ha incrementado con la intervención de Washington y sus aliados más recalcitrantes, en diversos países del mundo, desde el derrumbe de la ex URSS: Irak (en dos ocasiones), Somalia, Serbia, Afganistán, Siria, Libia. Procesos de desestabilización contra Rusia, Irán, Yemen, Corea del Norte, Cuba, Venezuela, Nicaragua, entre otros.
Los objetivos estratégicos de la política estadounidense, sin mirar en ello diferencias partidarias, entre demócratas y republicanos, muestra la absoluta coherencia en el marco del concepto y práctica de megalomanía de dominio mundial. Pero… así como lo mencionado es una realidad innegable, lo es también el hecho que detrás de esa estrategia de señorío se encuentran los denominados grupos de presión, que defienden intereses diversos, pero, complementarios en el área de la defensa a través del complejo militar industrial, en lo doméstico la Asociación Nacional del Rifle (ANR), el campo energético, farmacéutico, la alianza con el sionismo y la monarquía saudí. Grupos que marcan el derrotero de la política interna y externa de la nación del norte de América y donde los medios de comunicación, controlados por el sionismo, permiten ese imperio de dominio.
Nada se decide ni se lleva a cabo en Estados Unidos, sin el beneplácito, el apoyo y el empuje de estos grupos de presión, que tienen a gran parte del Congreso a su favor, gracias a las cuantiosas “donaciones” para sus campañas políticas. La ANR tiene entre sus protegidos a republicanos y demócratas, que sólo en la elección del año 2020 entregó cuantiosos apoyos tanto a la candidatura de Joe Biden como a Donald Trump, pero volcados, preferentemente al sector más conservador de la política estadounidenses. Sus 19 millones de socios lo hacen un grupo de presión al cual no se le puede desechar tomando en cuenta, además, que Estados Unidos es el país con más armas en manos de la población del mundo: 393 millones de armas de fuego para 330 millones de habitantes de un total mundial de armas domésticas de 900 millones. (3)
En el plano de los grupos de presión más activos en la actualidad se encuentran dos absolutamente imbricados: el Complejo militar Industrial (CMI) y el lobby sionista, sobre todo a través del llamado Comité de Asuntos Públicos estadounidenses – israelí (American Israel Public Affairs Committee AIPAC por sus siglas en inglés). Un concubinato profundamente funesto para millones de seres humanos, principalmente en el levante mediterráneo entre el CMI, el sionismo y al cual hay que sumar la influencia con relación a monarquías árabes como la Saudí, los Emiratos Árabes Unidos, que implica no sólo la venta multimillonaria de armas al régimen sionista y países árabes, sino que el concretar una alianza de dominio que se extiende ya por 76 años, desde la creación del ente israelí el año 1948.
“Cada bomba que lanza Israel; cada misil que dispara Estados Unidos, cada país musulmán que invade Washington y sus aliados genera dinero para el CMI. Recordemos que, a cifras actuales, el régimen nazi sionista israelí recibe anualmente, para libre disposición, 4 mil millones de dólares en ayuda militar de Washington cada año. “La mayor parte de este dinero regresa inmediatamente a las corporaciones militares estadounidenses para comprar armas. Son socios económicos en el crimen”. (4)
Un documento muy clarificador respecto a la alianza Washington, el CMI y el sionismo (con sus grupos de presión) es el elaborado por el analista José Oro quien en un material de archivo publicado en Prensa Latina titulado El Lobby pro-israelí en Estados Unidos y el Complejo Militar Industrial señala una idea central, que nos permite entender la actual situación en Asia occidental y su extensión a Asia central y el Cáucaso Sur e incluso más al extremo oriente, teniendo en cuenta la disputa con la República Popular China.
Sionistas y neoconservadores “Consideraban que un Israel fuerte y poderoso era esencial para sus planes de dominación estadounidense de la región y el mundo. Después del colapso de la Unión Soviética en 1989, el gasto militar cayó, amenazando las ganancias del CMI. Necesitaban nuevos enemigos para reemplazar a la URSS, e Israel se sentía feliz de proporcionar los suyos. Se establecieron y designaron nuevos enemigos por los “think tanks” neoconservadores que incluyen: JINSA (Instituto Judío de Asuntos de Seguridad Nacional) AEI (Instituto Americano de Empresas) WINEP (Instituto de Washington para la Política del Cercano Oriente) FDD (Fundación para la Defensa de las Democracias) y una docena más. Estos grupos colaboran con otros de apoyo al régimen sionista de más larga data como el mencionado AIPAC y Stand with Us. Aliados, además, con el llamado grupo Proyecto para un Nuevo Siglo Americano, PNAC por sus siglas en inglés”. (5)
El mencionado trabajo de Oro nos señala una serie de ideas indiscutibles, que relacionan el trabajo en la política interna estadounidense con la influencia innegable del CMI y los grupos de presión sionistas con relación a la visión hegemónica del mundo de ese Estados Unidos post Guerra Fría. En esencia, dicha idea consigna que “Mientras que la estabilidad internacional había sido considerada uno de los objetivos más elevados en asuntos exteriores (al menos de la boca para afuera), defendida incluso por criminales de guerra como Henry Kissinger, los neoconservadores promovieron el caos y la destrucción. Michael Ledeen, historiador, analista y catalizador de la política de intervención y desestabilización a través de las llamadas revoluciones de Colores, impulsadas por Washington tras la caída de la ex URSS tenía su opinión sobre Asia occidental “hay que convertir Oriente Medio en una caldera”.
Los gobiernos del régimen nacionalsionista y estadounidense han tomado como suyas este objetivo, aunque fuese falso, desde el nacimiento de Estados unidos y el propio Israel. Un eje central: que la estabilidad fuese parte de su norte político exterior. Estabilidad, tanto para el CMI y el lobby sionista y por extensión sus respectivos gobiernos a los cuales le son fieles nunca existieron. La actual realidad en el Levante Mediterráneo, con una política de exterminio del pueblo Palestino y del Líbano muestra que los objetivos de hegemonía estadounidense se han incrementado, ya sea a través de guerras híbridas o aquellas que le son más cómodas como son las guerras proxy. Un tipo de conflagración donde el testaferro israelí, como también la monarquía saudí, los Emiratos Árabes Unidos, la Monarquía Jordana y la dictadura egipcia le son instrumentales.
Con respecto a Palestina la ocupación, colonización y exterminio de su tierra y pueblo, estamos en un proceso de genocidio, que no cesa y que se ha incrementado desde el 7 de octubre del año 2023. Una muestra de los resultados de la política de Estados Unidos, sus aliados europeos y el impulso de los grupos de presión estadounidense donde no ha faltado la influencia del complejo energético estadounidense y sus afanes de dominio de los yacimientos y explotaciones de petróleo y gas en Asia occidental, junto al control de las rutas marítimas como son el estrecho de Ormuz y el estrecho Bab El-Mandeb.
Una política de los grupos de presión energéticas, que también tiene sus líneas de estrecho contacto con el CMI y el lobby sionista con el objetivo de garantizar el control y suministro de los recursos de petróleo y gas, sobre todo de la zona del Asia Occidental, que incluye los recursos gasíferos frente a las costas de Gaza y El Líbano.
El lobby prosionista, que bajo la actual administración de Joe Biden tiene en su seno dos tercios de cargos como secretarios de Estado vinculados a los grupos sionistas —miembros de la comunidad judía estadounidense— como también enorme influencia en materia financiera, fondos de inversión, medios de comunicación, redes sociales, entre otras. El imperio del mundo a través de este prisma neoconservador estadounidense, en estrecha alianza con el sionismo, ha sido una realidad férrea al cual se ciñe toda la política estadounidense y por extensión la política de sus socios de la OTAN. Una realidad en dura pugna con aquella política multilateral que países como Rusia, China e Irán están impulsando fuertemente.
Artículo Para Hispantv
  1. Este objetivo se articuló por primera vez en un documento realizado por el Departamento de Defensa de Estados Unidos conocido con el nombre de Guía de Planificación de la Defensa (1994-1999), hecho público en 1992, el año posterior a la caída de la Unión Soviética. Fue el secretario de Defensa, Dick Cheney, quien promovió su realización con la idea de disponer de una guía para el desarrollo del ejército estadounidense en la época de la Posguerra Fría. Esta guía exponía de manera muy clara el objetivo predominante de mantener a cualquier precio el papel de Estados Unidos como única superpotencia mundial. El texto señalaba que la principal prioridad del ejército estadounidense era evitar la emergencia de un rival en el territorio de la antigua Unión Soviética, o en cualquier otro lugar, que supusiera una amenaza al orden estadounidense. Este documento tenía que funcionar como una guía de estrategia militar para el establecimiento de su superioridad sin ningún rival y contra cualquier posible potencia para dominar la zona atlántica y la región del Golfo. https://centredelas.org/actualitat/continuidad...
  2. La «Doctrina Wolfowitz» tenía como primer y principal objetivo evitar la reaparición de un nuevo rival, ya fuese en el territorio de la antigua Unión Soviética o en cualquier otro lugarhttps://www.eldebate.com/internacional/20230320/doctrina-wolfowitz-vision-hegemonia-estadounidense_101945.html
  3. https://cnnespanol.cnn.com/2024/02/15/cultura-armas-estados-unidos-mundo...
  4. https://archivo.prensa-latina.cu/2023/12/02/...
  5. La idea central de este organismo nos muestra que el 11 de septiembre del 2001 no es más que el catalizador de una Gran Estrategia cuyo desarrollo conceptual se inició en la era Reagan. Los neoconservadores, en ese marco, aportan esencialmente el sustrato ideológico y una retórica preñada de nacionalismo y religiosidad. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=1312405
BBC y Fox News, en el foco de polémica por colaborar con el ejército israelí en Líbano
Maryam Qarehgozlou
BBC ha incrustado a su reportera Lucy Williamson en el ejército israelí en el sur de Líbano, donde ha estado promoviendo descaradamente mentiras evidentes y amplificando narrativas sesgadas en nombre del periodismo.
Williamson informó que “la invasión terrestre de Israel a lo largo de esta frontera la semana pasada fue lanzada, dijo, para destruir las armas e infraestructura de Hezbolá (Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano) en ‘incursiones limitadas, localizadas y específicas’”, justificando así la agresión de Israel contra un pueblo libanés devastado por sus ataques implacables.
La cobertura de Williamson como periodista incrustada en el ejército israelí ha suscitado nuevamente dudas sobre la imparcialidad y objetividad de medios occidentales convencionales, como la cadena británica BBC.
Activistas afirman que su cobertura de la guerra genocida israelí en Líbano en las últimas semanas ignora la difícil situación de los libaneses y las violaciones constantes del derecho internacional por parte del ejército israelí, centrándose en cambio en retratar a Israel como víctima.
Sus informes, que resuenan con la narrativa israelí, han sido descritos como un intento deliberado de engañar al público y moldear la opinión internacional a favor del régimen israelí y su guerra genocida.
En un comunicado emitido el lunes, el grupo de Resistencia libanés Hezbolá condenó enérgicamente a la BBC por su “sesgo descarado” a favor del régimen israelí y por la violación de la soberanía libanesa.
BBC, con todas sus plataformas y en diferentes idiomas, no solo se alineó ciegamente con los asesinos y criminales y justificó la barbarie sionista contra los pueblos palestino y libanés, sino que envió descaradamente un equipo que ingresó a un pueblo del sur acompañado por el ejército ocupante, violando así la santidad del territorio, la soberanía y las leyes libanesas aplicables, como lo demuestran los informes publicados por esta institución”, decía el comunicado.
El Departamento de Relaciones con los Medios de Hezbolá condenó la “medida injustificada y absolutamente inaceptable” e instó al Ministerio de Información, al Consejo Nacional de Medios y a las agencias judiciales y de seguridad pertinentes en el país árabe a “tomar las medidas legales necesarias contra la BBC y sus equipos en Líbano y protestar ante la BBC y los cuerpos legales que la representan”.
También instó a los sindicatos de periodistas, editores y medios de comunicación libres del mundo a condenar la incorporación de periodistas de BBC y otros a las fuerzas de ocupación israelíes en Líbano.
La Secretaría de Medios del Conferencia Popular Libanesa también llamó al Ministerio de Información y al Consejo Nacional de Medios a “detener las operaciones del equipo de la BBC en Líbano debido a su cooperación con las fuerzas enemigas sionistas y su violación de las leyes libanesas y la soberanía nacional”.
Es pertinente señalar que, mientras el ejército de ocupación ha enfrentado duros golpes en su denominada “operación terrestre” en el sur de Líbano, los periodistas incrustados han intentado pintar una imagen optimista de la situación.
Violación de la soberanía y las leyes libanesas
En un comunicado, se manifestó que la decisión de la BBC de enviar un equipo periodístico para ingresar a una de las aldeas del sur del Líbano, acompañado por el ejército de ocupación sionista, constituye “una violación flagrante y absolutamente inaceptable de la tierra, la soberanía y las leyes aplicables de Líbano”.
Asimismo, se exhortó a las autoridades judiciales y de seguridad pertinentes a “tomar las medidas legales necesarias contra esta emisora y sus equipos en Líbano, prohibirle llevar a cabo actividades mediáticas en el país, y enviar una protesta enérgica a la administración de la BBC para prevenir la recurrencia de tal acción abominable”.
El lunes, siete empleados de BBC Arabic, entre ellos Sanaa al-Khoury, Mohammad Hamdar, Marie-Josee Azzi y Joy Slim, junto con tres miembros del equipo de BBC Extra, detuvieron su trabajo en protesta por la cobertura de la BBC desde el sur del Líbano, donde los reporteros estaban integrados con el ejército israelí.
Los empleados exigieron una disculpa o responsabilidades para el equipo involucrado en el informe y manifestaron que no regresarían al trabajo hasta que se abordaran sus preocupaciones.
“El corresponsal de la BBC, Lucy Williamson, se integra con el ejército israelí mientras este invade ilegalmente el sur del Líbano: ‘Esta es la razón por la que el ejército [israelí] dice que está aquí, no por ocupación,’ entona Williamson desde dentro de una aldea libanesa destruida y ocupada por el ejército israelí,” escribió Max Blumenthal, un periodista, autor y cineasta radicado en EE.UU., en X, anteriormente Twitter.
“Lucy Williamson, corresponsal de la BBC, no solo realizó un periodismo de integración superficial en su última historia sobre el sur del Líbano publicada hace 2 días, sino que también expuso a sus ‘colegas’ en otras oficinas de la BBC a peligros y posibles acciones legales,” escribió el novelista y escritor libanés Hilal Chouman en un post en X.
Aproximadamente 1,5 millones de personas en Líbano han sido desplazadas tras la agresión israelí contra el país, la cual se intensificó el 23 de septiembre.
La ofensiva israelí en Líbano, que se ha prolongado por un año y ha escalado en las últimas semanas, ha causado la muerte de cerca de 2200 personas y ha dejado aproximadamente 10 099 heridos, según el Ministerio de Salud libanés.
Circo mediático en Líbano y restricciones en Gaza
Williamson formó parte de un grupo de periodistas que participaron en una “gira promocional” organizada por el ejército israelí, cruzando la frontera desde los territorios palestinos ocupados hacia el sur del Líbano el domingo.
Otras redes de medios como The Washington Post, The Wall Street Journal, The Telegraph, Fox News, Reuters, The New York Times, The Financial Times y The Associated Press también participaron en esta gira.
Israel ha impuesto restricciones absolutas a los periodistas que intentan ingresar a Gaza para documentar los horrendos crímenes de guerra que el régimen ha cometido en el territorio sitiado desde octubre del año pasado.
Tanto los reporteros internacionales como los israelíes tienen prohibido acceder a la región a menos que sean acompañados por el ejército israelí, una decisión que ha suscitado condenas de organizaciones de noticias globales debido a sus implicaciones negativas para la cobertura independiente de la guerra.
En Gaza, el régimen israelí ha asesinado al menos a 175 periodistas palestinos en el último año, según el ministerio de salud palestino. Otros grupos de monitoreo han compilado cifras mucho más altas.
Las organizaciones de derechos informan que el patrón de violencia contra los trabajadores de los medios va más allá de las bajas incidentales de la guerra, indicando un esfuerzo calculado por parte del ejército israelí para suprimir e intimidar a los periodistas que buscan informar sobre sus acciones genocidas.
Los analistas señalan que el fenómeno del periodismo integrado, como contramedida, ha sido utilizado por el régimen israelí para propagar desinformación y estigmatizar a los movimientos de Resistencia.
Numerosos casos de periodistas occidentales no israelíes integrándose con las fuerzas militares israelíes en Líbano y Gaza han surgido en los últimos días, además de Williamson de la BBC.
Trey Yingst, un periodista de Fox News, también ha sido objeto de escrutinio por su decisión de integrarse con el ejército israelí durante la guerra del régimen en Líbano, promoviendo falacias.
En una de sus historias para Fox News, afirmó: “A medida que las fuerzas israelíes iniciaron su operación terrestre en Líbano, estábamos integrados con una unidad de comandos que despejó una posición de Hezbolá”.
Rol de los periodistas en zonas de guerra
Sus acciones han planteado serias cuestiones éticas sobre el papel de los periodistas en zonas de guerra y su posible complicidad en la promoción de narrativas patrocinadas por Israel.
“Hemos visto a este particular periodista de Fox News, Trey Yingst, amplificar las mentiras de la ocupación en Gaza. Esto va más allá de la hipocresía o la mala praxis periodística; es una herramienta dispuesta del imperialismo estadounidense y del sionismo,” escribió Cedar Salvo, un activista pro-Resistencia, en X.
CNN acordó someter todas las imágenes a las FDI [fuerzas militares de Israel] para su revisión. Fox News se integra con las FDI y sus directores generales se reúnen con líderes ‘israelíes’. El NYT contrata a exmiembros de las FDI como escritores. Las empresas de medios convencionales de EE.UU. actúan colectivamente como medios estatales para el régimen sionista,” escribió Salvo en otro post.
“Ingresar con fuerzas militares compromete inherentemente la capacidad de un periodista para mantenerse imparcial y reportar objetivamente sobre un conflicto. En el caso de Trey Yingst, su decisión de acompañar a las tropas israelíes no solo socava su credibilidad como reportero independiente, sino que también empaña la integridad del periodismo en su conjunto,” escribió otro usuario de redes sociales.
El escritor Jorge Martín también señaló que al integrar a los periodistas en medio de la invasión israelí de Líbano, los medios occidentales actúan más como herramientas de propaganda del imperialismo estadounidense que como entes de periodismo objetivo.
Fox News se integró en la invasión israelí de Líbano. CNN vuela con aviones israelíes que atacan Yemen. ¿Periodismo o voceros de propaganda imperialista estadounidense?” escribió.
La periodista y podcaster libanesa Rania Khalek afirmó que al repetir la narrativa militar israelí y enmarcar las medidas defensivas de Hezbolá como “malignas”, estos periodistas contribuyen a una narrativa que favorece la perspectiva israelí.
“Todos los corresponsales occidentales que se integran con soldados israelíes que invaden Líbano, ayudándoles a enmarcar las armas defensivas de la Resistencia libanesa, destinadas a ser utilizadas contra un estado colonizador lunático, como algo ilógico y maligno, es interesante, por decir lo menos,” escribió en X.
Khalek cuestionó la ética de los reporteros que participan en esta práctica, preguntando cómo pueden reconciliar su integridad periodística con el acto de ayudar a una fuerza invasora en la promoción de propaganda y en la justificación de acciones genocidas.
“¿Cómo se siente integrarse y hacer propaganda para un ejército invasor genocida?”, preguntó.