E.J.G.Dorao
Que España “somos un país de patriotas y patrioteros” es una frase que yo repetía antes casi a diario en mi entorno de confianza. Hoy, en el contexto de la guerra cognitiva que sufrimos, todo disidente del consenso fabricado por los medios estamos condenados en España y en vida a la proscripción, atrapados en lo que llamo en términos propios una bifurcación obligatoria.
La manipulación de las emociones se basa en obligar al individuo a optar constantemente entre dos opciones entre irreales y absurdas. Detrás de estas creaciones globales hoy día se encuentran los mismos servicios de inteligencia. Un buen ejemplo de ello es la pasada pandemia, tras la cual la sociedad se ha dividido entre provacunas frente a antivacunas. O bien sumisamente el individuo acepta consignas manifiestamente absurdas o bien el individuo se revela, niega la existencia incluso de todo virus y bacteria y microbio y acepta como revolucionario antisistema una pócima concreta como cura y prevención de todas las enfermedades, el sueño de la antiguamente conocida panacea universal. Insisto en que detrás de la construcción de estas falacias y por igual se encuentran idénticos servicios de inteligencia extranjeros, y sus redes de injerencia, aunque no es el fin del artículo profundizar más en ello.
Hoy toda percepción mínimamente aproximada de la realidad es descartada machaconamente por los medios atlantistas y todo el aparato único que les controla, que no son sino los grandes capos del capitalismo financiero y que transforma la sociedad en una secta. En una secta no ha lugar el razonamiento y no cabe el concepto de ciudadano sino el de adepto. Así una realidad, siempre compleja e inaccesible por definición, para un adepto es imperceptible. Dado que quienes en su obra de ingeniería social nos inducen cotidianamente la percepción alterada de la realidad son exactamente los mismos cuyo brazo armado es la OTAN y la UE, en definitiva, La City-Wall Street, trataré del concepto de Patria (con mayúsculas), que no puede ser confundido con el de la UE, la OTAN, ni siquiera tampoco con el de Europa, perversamente confundido con el de UE.
En la guerra global que vivimos desde la SOV de Rusia ya desde hace tres largos años en 2022 - llamemos de forma neutra «la intervención rusa en Ucrania»- es de vital importancia conocer quién es el enemigo y al respecto disparo -entiéndase metafóricamente- contra los militares españoles, que por definición y obligación son los primeros a quienes se les supone conocer el concepto de Patria. En una guerra el no defender a la Patria y defender otros intereses opuestos, repito, opuestos, es la mayor traición. Un juramento es algo sagrado, y la traición al mismo es causa y justifica la mayor condena penal y reprobación moral. Somos todos los ciudadanos de a pie los responsables máximos de que se haga justicia, también los de responsables de defender a la Patria. Hablo de militares en relación con el concepto de la perversión y la mentira, en el Imperio de la Mentira, pero igualmente podría referirme a médicos, virólogos, microbiólogos biólogos y demás en relación con su posición ajena a la realidad en la pandemia y sin que escapen mis colegas los de químicos, ni los climatólogos, con respecto a su lucha por la descarbonización del planeta. Intentaré aclarar sin extenderme en exceso que todo esté párrafo que puede parecer un revoltijo no es sino un ovillo de un mismo hilo. Si hubiese de ser resumido todo en una sola palabra, sería VANGUARD, veremos más adelante. El capitalismo financiero es así.
«Todo por la Patria»
Este es el lema que luce en la entrada de todo gran acuartelamiento hasta en el cuartelillo más modesto de la Guardia Civil, recordemos, ante todo es una institución militar.
«¿Que es la Patria?». La RAE la define como «Tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos.». Esta definición en lengua española es aplicable en otros idiomas, aunque no es la cuestión central, solamente quiero señalar que el concepto de patria es uno de los conceptos universales más sólidos y que debieran de estar menos sometidos a debate, aunque en España quizá sea el más incomprendido.
Un aspecto de la definición de Patria es el que incluye a los no nacidos en la misma y que la sienten como tales, es decir, a quienes la aman, y por extensión podría incluirse en ella a mi criterio a todo emigrante que la ame y se sienta parte de ella, con independencia de su origen e incluso de la nacionalidad que figure o no figure en su DNI. Con respecto al término de neolengua globalista llamado migrante, muy reciente y trasvasado de las aves a las personas -como algunos virus- que cada cual reflexione. Patria es «amor», afecto y vinculo.
Patria incluye el concepto de orden jurídico, lo que podríamos resumir en la aceptación de un orden, lo contrario al desorden y al caos. A nadie puede escapar el que una de las fuentes del derecho, ya existente en el Derecho Romano es la costumbre, que da lugar al llamado derecho consuetudinario. Simplificando y resumiendo, patria implica la asunción de unas normas de convivencia elementales. Patria es «convivencia».
Patria es nación, porque la patria no es el planeta. Patria es consustancial por definición al concepto de frontera, de límite físico y cultural, aunque puedan formar parte de ella diferentes naciones y tradiciones culturales variadas, pero unidas por un mismo vínculo. En el caso del mayor país del mundo, la Federación Rusa, una nación de naciones, en la misma patria coexisten cerca de 200 etnias, unos 300 dialectos, más de 50 lenguas oficiales, y hoy los rusos, todos rusos y hermanos, unidos por una misma lengua luchan en una lamentable guerra contra un enemigo común aunando a patriotas del origen más diverso, vinculados por unos valores esenciales y por supuesto por una lengua común, que es el ruso.
El ejemplo de Rusia es intencional pues es el país que hoy sostiene una lucha existencia a sangre y fuego contra el globalismo, contra la élite globalista, representada por la OTAN y la UE y ajena a todo interés ciudadano, aunque ese globalismo nos hable de «un mundo sin fronteras» sin patriotas. El contexto es el de una guerra global, desatada por las élites globalistas, las élites corporativas, principalmente y explícitamente contra China (Doctrina OTAN 2022).
Para concluir, los vínculos o su identificación con los mismos por asimilación, son históricos. Sin pasado no existe ni siquiera la persona, el individuo, sin una aceptación de la Historia -con sus luces y sus sombras- no existe ni siquiera el concepto de sociedad, menos el de Patria. Añadiré que una persona no existe en el sentido amplio de la existencia sin ser consciente de su pasado, sin la transmisión de unos valores por parte de la familia, en definitiva, sin ser consciente de su tradición y origen, de adonde viene y por qué destino opta. La persona no existe sin conocer. Por ello el globalismo se ha cuidado mucho de destruir el concepto de familia y de Historia, de tradición. El globalismo ha destruido desde la persona hasta el Estado vaciándolo de contenido. España ya desde un poco antes de este siglo ha sido designado como su laboratorio social. Aunque este es otro largo tema, el de las redes de injerencia filantrópica angloamericana, las fundaciones y las ONGs, las que fijaron a Rusia como su objetivo previo en los 90, con un tal Gorbachov y el Manifiesto de la Tierra. Es solo un inciso, importante, pero inciso. No somos hijos de la Madre Tierra como las cebollas, ni del Planeta, porque entonces sobra hablar de Patria y de vínculo. Para algunos somos en todo caso hijos de Dios, con certeza lo somos de nuestros padres, hombre y mujer, pero con absoluta certeza «no somos hijos del Planeta».
Antipatriotas y patrioteros
Llegado este punto en el cual he partido de la obligada definición de Patria, si bien matizada por algunas opiniones personales, es el momento de abordar el objeto del escrito.
El lector deducirá a partir de la definición de Patria que es y que no es un antipatriota, pero como mera opinión. formulare la mía.
En primer lugar hemos de ser conscientes de que vivimos en un país, España, en el que llegado a un punto un hombre puede ser civilmente de sexo mujer y viceversa (o no binario) en no más de 5 minutos de comparecencia en el Registro Civil en función de una manifestación de su sentimiento, con tal solo aportar una Partida de Nacimiento suministrada un situ por la misma institución, identificarse con su DNI y rellenar un sencillo formulario, donde podrá optar por mantener o modificar su nombre, es rápido y gratuito. Todo esto está contemplado en el actual ordenamiento jurídico español y no es ninguna broma, vaya esto dirigido al lector hispanohablante de nuestros países hermanos, para que reflexionen acerca del concepto de Madre Patria y de la España a la que ellos pertenecieron como españoles de pleno derecho. En todo caso a donde quiero llegar es a sostener que sin identidad individual no hay Patria, comenzando por la identidad biológica que nos marca ya desde nuestro nacimiento como hombres o mujeres al margen de nuestra autopercepción. En Rusia biológica y civilmente tan solo hay hombres y mujeres, al igual que en la inmensa mayoría del planeta, incluida la India o China por citar los dos países más poblados. En EE.UU. ahora, en el segundo mandato de Donald Trump, también, ha vuelto a haber solo hombres y mujeres, por imperativo y por raro que nos parezca. Donald Trump ha liquidado las políticas de género que creó la CIA en 1969 y que son en concreto obra de Mc George Bundy como Ex Consejero de Seguridad Nacional, estrenadas en 1969 y desde su puesto de presidente de la Fundación Ford, el mismo creador de la USAID, hoy desarticulada por el gobierno Trump, que incluye al sobrino de Kennedy, paradójicamente aquel presidente asesinado por la CIA (se dice). Trump ha definido a la USAID como la mayor organización criminal y corrupta de la historia, y es que, en efecto, el tema va de patriotismo, aunque su patriotismo y el mío sean más que diferentes, sinceramente casi opuestos, ateniéndonos a la Historia.
En efecto, desde 2004, España se convirtió por deseo de la elite angloamericana en el referente universal de las políticas de género y faro de Europa y de la Iberosfera. Es decir, España se alzó a mi juicio con ello en el referente de los antipatriotas y patrioteros, a los que seguiré atacando por partes con permiso del lector. Como dijo JR Zapatero, presidente de gobierno en ese fatídico 2004: “somos hijos del viento”.
Los antipatrioteros en mi opinión, y con la imprecisión de simplificar en un estereotipo atienden más o menos al concepto hoy extendido de izquierda woke. En el contexto de borrado de la Historia, y al amparo de la llamada Ley de Memoria Histórica, la historia se ha intentado liquidar hasta el punto de casi conseguirlo. De esta forma los antipatriotas defienden la Leyenda Negra, y piden perdón por ser hombres y por ser españoles, colonialistas y machistas y alardean de la defensa de las mujeres y que no hay derecho a que mueran tantas (unas 50 al año) a costa de la llamada violencia machista. En resumen, piden perdón al mundo por existir ellos mismos y por ser la principal plaga del planeta. En esto quizá haya de darles la razón. No entraré en las decenas de miles de millones de euros que alimentan directa o indirectamente este discurso y bocas y estómagos parasitarios, derrochados en chiringuitos para luchar contra el machismo sin poder probar el haber evitado ni siquiera la muerte de una sola mujer desde 2004. Incluso si en su familia existen antecedentes franquistas, piden algunos perdón por ello (otros no) a pesar de que en el caso de los políticos y altos funcionarios, hayan alcanzado sus puestos en la España democrática precisamente por su procedencia de antecedentes de sagas franquistas y de alta cuna y nula ética. La bandera o mejor dicho símbolo de los antipatriotas acostumbra a ser la bandera que fué republicana en la Guerra Civil Española, y es ye la palabra guerra, hoy es clave y el centro de mi artículo. La OTAN nos lleva a la guerra.
Entre otras características de los antipatriotas españoles se encuentra el empeño en meterse con la Cruz del Valle de los Caídos, más allá de cambiar nombres de calles y de fastidiar a los actualizadores de los navegadores GPS. Eso sí, ignoran y no quieren saber cuál fue la agencia de relaciones públicas estadounidense que desató la polémica del Valle de los Caídos y el guerracivilismo. Dudo que muchos sepan siquiera lo que es una agencia de relaciones públicas y menos una agencia de relaciones estratégicas. No se trata de optar o no por derribar una cruz, sino de hacernos retroceder a un pasado sangriento y enfrentarnos. Que nos matemos entre nosotros por ello. En este mismo sentido el fondo de la cuestión es la eliminación de todo símbolo. La Cruz del Valle de los Caídos y la macabra ceremonia del desentierro de Franco tiene el mismo sentido que «la substitución de la cruz por la T» en “Un Mundo Feliz» de Aldoux Huxkey, en un mundo fordoriano. La T es el símbolo del Tavistock Institute, curiosa anécdota. Las estatuas de Sadam Hussein, la de los Dos Budas de Afganistán, las de Lenin y la Cruz del Valle de los Caídos representan simbólicamente exactamente lo mismo y forman parte de la destrucción de la Historia y de la identidad nacional, de la Patria. Todo esto trasciende toda ideología y creencia.
Como ejemplo de la lucha existencial contra el globalismo pensemos en Rusia. Rusia persigue en su legislación duramente la destrucción de símbolo del pasado incluidos los de pasado soviético y en concreto los sagrados de la lucha contra el nazismo. Recientemente y como ejemplo, la Sra. Kallas ha sido puesta en busca y captura por parte de Rusia al ordenar la destrucción de símbolos de la lucha contra el nazismo en Estonia. Al ser informada de ello en pleno discurso en la sede de la UE, manifiestamente nerviosa lloró por ello. Está postura de Rusia no puede ser tomada a la ligera, Rusia siempre va en serio, y en concreto la Rusia de Vladimir Putin, por supuesto, tanto más en la mayor guerra que ha sacudido Europa tras la IIGM y que ganó Rusia con 27 millones de muertos, la sucesora políticamente de la extinta URSS. Y la cuestión va de Historia y de identidad, de patriotismo. Putin se ha manifestado como el mayor de los detractores del bolchevismo y sin embargo como un ruso más, cargo aparte, es el mayor defensor de los símbolos del pasado ruso, desde las estatuas de Lenin, de los héroes que lucharon contra el nazismo y del monumento a los fundadores de Odesa, con el almirante español José de Ribas a las órdenes de la emperatriz Catalina la Grande, monumento este destruido por el régimen terrorista y criminal neonazi apoyado por la OTAN, la UE y por el gobierno de España. Si, ha sido destruido por la Ucrania nazi un monumento en honor también a un insigne español de la historia de Rusia y de España, de un José de Ribas al cual quizá ni siquiera conozcan estos malvados gobernantes españoles, por demás indigentes intelectuales, y orgullosos de serlo. Los antipatriotas gozan de ser llamados social-comunistas, tal y como desean los globalistas en su neolengua, de igual forma la gozan llamando fachas o fascistas a aquellos que acuden a rezar rosarios delante de La Cruz pidiendo al Señor que la conserve. Están en su perfecto derecho, aunque esto más que cruces y de religión va de patriotismo, que no es en absoluto ni mínimamente parecido.
Entre algunos de los que rezan el rosario delante de La Cruz, lo hacen contra el comunismo. Y se alegran a la par que las estatuas de Lenin sean destruidas como el comunismo, por la intercesión de la Virgen María. Y esto lo digo, insisto, con el absoluto respeto a la religión católica y a la cultura católica, que es la mía. Estos defensores de que La Cruz sea respetada y se mantenga, como lo soy yo, lo hacen por diferente motivo y además rezan algunos como indigentes intelectuales para que Rusia se convierta al cristianismo apelando a profecías. Desconocen por desgracia e ignorancia que el cristianismo ortodoxo es un ejemplo existencial, espiritual de Rusia, aceptado hoy como tal por el Partido Comunista de la Federación Rusa, sucesor del PCUS soviético. También desconocen que en la guerra actual frente a la OTAN en una Rusia de cristianos, musulmanes, budistas, etc. luchan en un bloque como patriotas contra un régimen criminal ucraniano satánico y terrorista apoyado indirectamente por El Vaticano. Aunque este tema sea espinoso, solo citaré como ejemplo que la Iglesia Católica Ucraniana Uniata del Rito Oriental organiza actos públicos de recaudación de fondos en EEUU, desde sus templos en Washington y otras ciudades, para la Legión Georgiana. Así lo hace incluso con la presencia física de su líder Mamuka Mutacashvilli está organización criminal que protagonizó los sangrientos sucesos de Euromaidan en febrero de 2014 y cuyos francotiradores dispararon a la multitud en el golpe de estado indiscriminadamente, a los primeros a los Berkut (cuerpo de élite de la policía antidisturbios ucraniana). Que los policías españoles vayan tomando nota por si en nuestro país se repiten desórdenes causados por las mismas fuerzas oscuras. Más vale prevenir que curar.
Ahora me centraré en perfilar al patriotero, que siendo el último refugio de la ignominia es igual o hasta peor, y es que a diferencia del antipatriota a veces al patriotero no se le ve venir de frente y confunde. El patriotero, con frecuencia con su cabello esculpido en gomina no se despeina y envuelto en banderas históricas, sea la antigua bandera española de Franco, sea la bandera española, es decir mi bandera, la nuestra, con frecuencia se recrea en proferir bromas soeces a las camareras de los bares e incluso alardear de taurino frente al animalismo (constructo de la elite globalista). Y lo digo con respeto absoluto a la tauromaquia, la cual forma parte de nuestra cultura, y no, no es un genocidio como lo son hoy el de Gaza, el de Siria y el cometido por los ukronazis en Ucrania, no ya contra los nacionales rusos, “los moscovitas” presentados como “enemigos”, sino contra su propia población con independencia de posicionamientos. Me refiero a los chicos y mayores cazados día a día por los comisarios políticos en las calles de la Ucrania bajo control del régimen criminal y que son encerrados a palo limpio y golpiza para morir en el frente casi con certeza a causa del ruso o del mercenario o batallón neonazi que le dispara por la espalda. Eso es diferente a la tauromaquia, y espero que se me entienda la comparación. Personalmente confesaré que no soy taurino y no soporto ir a una corrida de toros, pero menos debo soportar el neonazismo. El patriotero nos roba nuestra bandera y la monopoliza. Patrioteros y antipatriotas en cuanto a neonazis son lo mismo, incluso si ambos son inconscientes de ellos. En el mejor de los casos se creen ambos superiores a los demás y en posesión de una verdad etérea e indefinida, pero siempre y ante todo estética, vacía y exhibida.
El patriotero, como diría El Fari, es un hombre blandengue tan blandengue como lo es el antipatriota, es un hombre sumiso al poder, y así lo es su estética. Mientras el antipatriota va de revolucionario, el patriotero va de respetuoso a la autoridad. Así se le suele distinguir por llevar todo tipo de símbolos incluso militares, pulseritas de la Guardia Civil, insignias del CNP, y todo tipo de gadget, incluso prendas ostentosas. No se me malentienda como un ataque a las FOP y al Ejército, me considero un humilde patriota, recuerdo, y es mi obligación defenderlas.
Subrayo que tras muchos años de corrupción ideológica sistémica (económica aparte) somos muchísimos los ciudadanos que hemos perdido el respeto y el miedo a la «autoridad» precisamente por ser ciudadanos sencillos de a pie y por considerarnos patriotas. En efecto, hay grandes patriotas hoy también entre la Guardia Civil, CNP y demás autoridades, el problema es que en un lodazal es difícil sobrevivir, salvo que se sea algún tipo de pez del fango o un héroe. A los patriotas de las FOP les va realmente mal y son quienes merecen el mayor de mis respetos. A los patrioteros que se desempeñan en las FOP les va fenomenal, de momento, trepan e incluso realizan análisis de ADN de excrementos de perros para sancionar a ciudadanos corrientes maleducados que no las han recogido o dejado algún resto con multas que pueden superar un mes o varios de su salario. O a ciudadanos con perro con la vacuna de la rabia caducada por algún día, aunque la rabia en España este declarada extinguida hasta en el principal vector: la rata. Aunque la inmunidad de la vacuna (está sí es vacuna) dure por 5 años, según el fabricante. Eso ocurre en una España en la que ser padre es ser progenitor, en la que no se realiza análisis genético rutinario a ningún recién nacido para conocer su paternidad, lo cual no sólo es contrario a un derecho consustancial del padre, sino por mera cuestión del conocimiento de su herencia genética, prevención de enfermedades hereditarias. Ni unos pocos euros merecemos los presuntos padres y españoles para verificar la paternidad de nuestros hijos y saber qué son nuestros (incluso para prevenir infrecuentes intercambios o fallos de asignación hospitalarios), en un país donde todo varón por el hecho de serlo podemos ser detenido y encerrado en un calabozo -aunque yo nunca lo he sido- gracias a la Ley de Violencia de Género LVG de 2004. Infinidad de policías y guardias han detenido y encarcelado en el calabozo a muchos cientos de miles de varones, siendo conscientes los agentes de su inocencia en millones de falsas denuncias desde 2004 principalmente. Todo al amparo de la «obediencia debida». Por ello lo de llevar pulseritas en cantidad brutal de las autoridades no lo considero una práctica sana en un contexto en el que la autoridad ha perdido ya exponencialmente el respeto de los patriotas. Y añado «por desgracia ha perdido».
En resumen, antipatriotas y patrioteros son cara y cruz de una misma moneda, y ellos sin saberlo quizá sirven a una oscura trama globalista de la que sería largo y extenso hablar.
Un símbolo sagrado del patriotismo, aunque esté mal visto el decirlo en un «Mundo sin Fronteras» tapadera de ONGs belicosas y agencias de inteligencia concretas, es la bandera. Todos los deportistas de Rusia y de Bielorrusia han sido así privados tanto de su bandera como de su himno en competiciones deportivas. Todo bajo el pretexto de delirantes y estrafalarias mentiras y trapacerías basadas en relatos indignos creados desde Hollywood desde despachos de los globalistas. Eso sí, se tolera a la par que la tenista ucraniana n⁰ 179 del tanking WTA (aunque el puesto es lo de menos) niegue el saludo a una brillante rival rusa que la tiende la mano deportivamente tras la derrota, y la WTA comprende que la tal escoria ucraniana además espete que en esos momentos «le hubiese gustado tener una pistola». Además, la 179 salta a las portadas de todos los medios atlantistas como víctima y no como victimaria. Israel no ha sido privado de su bandera en competiciones deportivas y “hasta es Europa” aunque esté cometiendo un genocidio en Gaza (y más allá) mientras los palestinos defendidos como fieras por los hutíes yemeníes luchen por su sola existencia. Es el permanente doble rasero.
Tomar partido.
Como españoles estamos obligados a tomar partido, porque nos enfrentamos a una guerra existencial en una sociedad anestesiada. Nunca un país tuvo una guerra tan cerca y la lidera por voluntad de sus políticos marioneta frente a una sociedad que no se entera, pero en la que por suerte hay cada vez más ciudadanos que sospechan y no se fían del relato oficial obligatorio, impuesto. Cada vez hay más que no son ni antipatriotas ni patrioteros.
En una guerra nunca se puede estar en medio, porque el tonto o el que se hace el tonto por una u otra causa es el primero que muere. Algo decía al respecto el Evangelio acerca de los tibios, acerca del desprecio a los que no son ni fríos ni calientes, y les calificaba de vomitivos.
Al respecto, y siempre a vueltas con la religión y sus símbolos presentes, los militares españoles deberán pronunciarse acerca de si sirven a España o a la OTAN, porque el servicio a ambas es absolutamente incompatible. O se sirve a España, que es nuestra patria o se sirve a la OTAN cual adepto. María Zahárova, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de la Federación Rusa dijo de la OTAN: «La OTAN es una secta». Es a mí juicio una definición perfecta en la que muchos hemos coincidido igualmente con ella. Recordemos que la OTAN es una asociación terrorista que apoya a Al Qaeda, quienes cometieron (en teoría) el 11S y el 11M y quienes apoyan explícitamente a los terroristas cambiados de nombre, iAl Qaeda, luego Frente Al Nusra hoy HTS de Al Julani presidente de gobierno de Siria e «islamista inclusivo». Reto a cualquiera a que niegue cualquiera de estos datos. Los muertos y víctimas del 11S, 11M, los sirios masacrados en el presente por su gobierno por ser alauitas, cristianos, chiitas o sunnitas «cómplices» son asesinados por la misma mano que meció y mece la cuna en el Donbass, y la misma que puede asesinarnos a nosotros, en especial a cualquier patriota. Si no ponemos remedio urgente y somos conscientes de ello, será demasiado tarde.
Rusia es para mí y cada vez para más conciudadanos españoles y de la civilización hispana, ante todo un ejemplo vivo de defensa de unos valores esenciales, de convivencia, de una lucha existencial a la que no podemos ser ajenos. Rusia es el último bastión de los valores de una Europa totalmente destruida desde adentro. Y que el principal enemigo de Europa está dentro y no fuera son palabras que más allá de Rusia provienen hoy desde el mismísimo actual gobierno de EEUU, y pronunciadas ante un criminal e irrelevante payaso satánico llamado Zelensky. Y es que todo este tema va de patriotismo más allá de impostores y de circos.
Que nadie nos robe nuestra alma, nuestro espíritu, nuestra bandera, ni la rusa ni la bielorrusa ni la española. Nuestro enemigo es la elite globalista y sus antipatriotas y patrioteros acompañados de una muchedumbre de zombies que ya no pueden ser recuperados.
Incierto es nuestro destino y si no nos salvamos patriotismo en mano, será imposible salvar nosotros, la especie humana, el planeta.