La Comisión Europea ha propuesto este domingo al Consejo de la Unión Europea recortar en 7.500 millones de euros la financiación a Hungría por supuestas "violaciones de los principios del Estado de Derecho".
En abril pasado, el brazo ejecutivo de la Unión Europea inició de manera inédita un mecanismo de condicionalidad del Estado de Derecho contra Budapest. El procedimiento permite a Bruselas congelar los fondos a un país miembro de la UE que viole los valores del bloque, y en el caso de Hungría sería por "corrupción generalizada".
"La decisión de hoy es una clara demostración de la determinación de la Comisión de proteger el presupuesto de la UE y de utilizar todas las herramientas que hay a nuestra disposición para garantizar este importante objetivo", dijo el comisario de Presupuestos y Administración, Johannes Hahn.
El organismo inició dicho procedimiento dos días después de la contundente victoria del partido Fidesz del primer ministro Viktor Orbán en las elecciones parlamentarias celebradas en abril. Desde Budapest acusaron a Bruselas de "cometer un error", e instaron a la cúpula dirigente del bloque comunitario a aceptar la decisión del pueblo húngaro y abstenerse de castigarlo por no votar como Bruselas deseaba.
La conclusión de la Comisión Europea
En el marco de las negociaciones con Bruselas llevadas a cabo en los últimos meses, Budapest propuso una serie de medidas correctoras para abordar las preocupaciones de la UE sobre presunta corrupción. La Comisión Europea ha evaluado "minuciosamente" esas medidas, y ha concluido que podrían ser adecuadas si se reflejaran "correctamente en las leyes y normas pertinentes y se implementaran en consecuencia".
A la espera del cumplimiento de los requisitos, Bruselas considera que aún "existe riesgo para el presupuesto" de la UE, por lo que ha decidido proponer la suspensión del 65 % de los compromisos de tres programas operativos y la prohibición de contraer compromisos jurídicos con los fideicomisos de interés de público.
El Consejo de la Unión Europea tiene ahora un mes para decidir si adopta por mayoría cualificada dichas sugerencias. El plazo podría prolongarse un máximo de dos meses más por "circunstancias excepcionales". Entre tanto, Hungría se ha comprometido a informar sobre el cumplimiento de los requisitos del bloque comunitario antes del 19 de noviembre.
Disputa entre Budapest y Bruselas
Budapest espera obtener más de 40.000 millones de euros (unos 40.000 millones de dólares) en financiación de la UE hasta 2027, y parte de esos fondos, correspondiente al 2021, están bloqueados. Hungría y la UE están involucrados en una disputa desde hace varios años por cuestiones como los estándares democráticos, la migración o los derechos LGBTQ.
Las relaciones se han vuelto incluso más tensas debido a la postura húngara respecto al conflicto en Ucrania. Budapest se ha negado a suministrar armas a Kiev y ha criticado en reiteradas ocasiones las sanciones de la UE contra Rusia. Hungría, que depende en gran medida de los suministros energéticos rusos, negoció una exención para sí mismo en cuanto a la aplicación del embargo parcial contra el petróleo ruso.
En una reciente reunión a puerta cerrada del partido Fidesz, Orbán dijo que el conflicto puede durar hasta el año 2030 y que Ucrania podría perder un tercio o la mitad de su territorio, según la prensa local.
El primer ministro cree que, si bien inicialmente las hostilidades fueron de carácter local,
Muchos húngaros están cansados de los valores occidentales y se inclinan por el lado de Rusia
Muchos húngaros están cansados de los valores occidentales y en esta cuestión se inclinan por el lado de Rusia, afirmó Attila Demkó, analista y director del Centro de Geopolítica del Colegio Mathias Corvinus de Budapest, en una entrevista con Politico publicada este jueves.
"Después de 12 años de presión de la UE y de Occidente, muchos húngaros se están dando cuenta de que si Occidente es malo, debe haber algo de verdad en lo que hace Rusia", indicó el experto.
En este contexto, Politico señala que "dado que [el primer ministro húngaro Viktor] Orbán presenta el progresismo occidental como algo peligroso para los húngaros, no es de extrañar que los valores culturales rusos más tradicionales les provoquen atracción".
El líder de Hungría indicó el mes pasado que el conflicto en Ucrania podría "poner fin a la supremacía occidental" por varias razones. Primero, destacó que Occidente no puede ganar el conflicto en Ucrania por medios militares. Otro punto clave, según Orbán, es que las sanciones "no han desestabilizado a Rusia", pero el daño causado a Europa "es inmenso".
Además, una gran parte del mundo, como China, India, Brasil, la región árabe, y los países de África, "demostrativamente no está a favor" de EE.UU. y Ucrania, explicó Orbán.
Hungría se ha negado a suministrar armas a Ucrania y ha criticado en reiteradas ocasiones las sanciones de la UE contra Moscú. Budapest, que depende en gran medida de los suministros energéticos rusos, negoció una exención para sí mismo en cuanto a la aplicación del embargo parcial contra el petróleo ruso.
luego se globalizaron debido a la intervención de Occidente. Además, considera que la UE se está pegando un tiro en el pie con las sanciones antirrusas y prevé que hasta un 40 % de la industria del bloque comunitario podría cerrar en invierno a causa de la crisis energética.
La Unión Europea califica a Hungría como una autocracia y amenaza con reducir su financiación: ¿cuáles son las verdaderas razones?
El Parlamento Europeo aprobó una resolución que cataloga a Hungría como un "régimen híbrido de autocracia electoral", donde se realizan elecciones pero no se cumplen las garantías democráticas en varios ámbitos, como en materia de derechos civiles. El documento fue aprobado con 433 votos a favor, 123 en contra y 28 abstenciones.
En el texto, la UE reconoce que, debido a su falta de acción, el país se ha transformado en una autocracia que no comparte sus 'valores europeos'. Según la resolución, la UE estaría preocupada sobre los derechos de los migrantes y personas LGBT+ en Hungría, así como sobre la corrupción y la separación de poderes en el país, entre otras cuestiones.
Además, se espera que este mismo domingo la UE utilice con Hungría un nuevo mecanismo que permite congelar el envío de fondos europeos a aquellos miembros que no respeten esos 'valores europeos' con los que tanto les gusta llenarse la boca.
Esos 'valores europeos', dicho sea de paso, tampoco los comparte el Gobierno de Polonia, el cual, al igual que el de Hungría, se ha mostrado abiertamente contrario al colectivo LGBT y ha sido señalado por su trato inhumano a refugiados y migrantes. Ambos Estados, además, han sido condenados por ello por la UE y la ONU.
Sin embargo, la UE no ha declarado a Varsovia como autocracia y sí a Budapest. Los motivos parecen claros: el presidente polaco, Andrzej Duda, se ha mostrado siempre favorable a cualquier paquete de sanciones contra Moscú. La actitud del Gobierno húngaro hacia las sanciones a Rusia, sin embargo, ha sido muy diferente.
La postura de Hungría se podría resumir en una reciente frase pronunciada por su ministro de Exteriores: "Condenamos la guerra, pero nuestro pueblo no va a pagar las consecuencias de ella". Hungría no está dispuesta a romper sus relaciones comerciales con Moscú, lo que afectaría sobremanera a la economía del país y, por ende, a sus ciudadanos.
Hasta ahora, la Unión Europea, tomase la decisión que tomase, era una democracia. O, al menos, lo era bajo sus propios estándares. Si ahora el criterio para diferenciar una democracia de una autocracia ya no está basado en la celebración de elecciones libres, la UE abre la puerta a que también se la tache oficialmente a ella misma de autocracia. Desde luego, motivos para ello no faltan: solo con mirar a los sucesos recientes, la UE ha censurado la libertad de expresión, la libertad de prensa y están armando a un Ejército como el de Ucrania, que lleva desde 2014 bombardeando a la población civil en Donbass y que tiene entre sus filas a batallones formados íntegramente por neonazis.
Por cierto, en la democratísima Polonia lleva encarcelado desde el 28 de febrero 'en prisión preventiva' el periodista Pablo González, acusado de ser un espía ruso. Sin poder siquiera ver a su familia, a González solo le permiten salir de la celda una hora al día y le someten a humillantes cacheos desnudo diariamente. Su abogado ya ha denunciado ante el TEDH la flagrante violación de sus derechos humanos que está sufriendo.
Pero, claro... González, además de ser ciudadano español, posee la nacionalidad rusa. Y en la democratrísima Polonia, al igual que en la democratísima Unión Europea, vulnerar los derechos de ciertos colectivos encaja perfectamente en aquellos 'valores europeos'.
A la Unión Europea no le importa lo más mínimo el respeto a la democracia o los derechos humanos. Pero eso no es algo nuevo. Lo que sí es nuevo es que use su presupuesto como herramienta de presión para que un país cambie su posicionamiento. "¿No quieres sancionar a Rusia? ¿No piensas igual que nosotros? Pues te cortamos la financiación". Chantaje puro y duro, y claro aviso a navegantes para el resto de países del bloque.
Y nosotros pensando que la democracia era otra cosa... ¡Qué engañados estábamos!
Franceses salen a las calles para exigir renuncia de Macron
Miles de franceses se manifestaron el sábado en París tras un llamado del partido Patriots, para exigir renuncia del presidente Emmanuel Macron.
Tras la primera manifestación del 3 de septiembre, Patriots convocó el sábado una manifestación en la plaza Palais-Royal en París, capital francesa. Los activistas piden la dimisión de Macron y la salida del país de la Unión Europea (UE) y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
La última encuesta del instituto Elabe mostró que el apoyo a las sanciones contra Rusia está disminuyendo entre la población francesa, y solo el 40 % dice estar a favor de medidas restrictivas contra Moscú.
Al mismo tiempo, el 32 % de los encuestados cree que las sanciones deberían limitarse para reducir su impacto en la vida cotidiana de los franceses, mientras que el 27 % de los encuestados dice que está en contra de las sanciones económicas.
El Parlamento francés adoptó en agosto dos paquetes de medidas de emergencia para proteger el poder adquisitivo de la población que entraron en vigor el 1 de septiembre. Incluyen la indexación de las prestaciones sociales. la estabilización de los precios de la electricidad y el gas, un aumento de los pagos adicionales a los funcionarios, un descuento de combustible de 30 céntimos de euro de septiembre a octubre.