Cualquier persona decente repudia el fenómeno de la esclavitud, hecho que, lamentablemente, aún pervive en sus formas clásicas y se mantiene muy vivo a día de hoy a través de algunos regímenes totalitarios. Este libro incide en la necesidad de eliminar la losa de culpabilidad que se ha arrojado de forma genérica sobre la raza blanca en relación con la esclavitud africana, tan difundida a través de la novela y la cinematografía, olvidando la expansión del islam, que no se ha basado en el proselitismo amable, sino sobre la guerra a muerte y la esclavitud a golpe de cimitarra que desde la Edad Media asoló las costas mediterráneas y atlánticas, desde España al mar Negro y hasta la India.
Occidente en general y Europa en particular, nacida de una tradición romana y judeo-cristiana, sobre valores como la Libertad y la Igualdad, se enfrenta a un grave problema frente a la creencia de la sumisión, olvidando que nuestras tradiciones y modos de vida se alcanzan y perfeccionan mediante la lucha diaria y se deben al esfuerzo, sacrificio y muchas veces la sangre de generaciones anteriores a la nuestra para que cada mañana, como barómetro de la salud de nuestra sociedad, puedan florecer mil y una ideas diferentes en los quioscos de prensa y demás medios de comunicación y en el sentir de cada individuo.
Pero sobre Europa y la civilización occidental cae una losa de culpabilidad fruto de la esclavitud del gentes africanas cuando no es ni la mínima parte de lo que sufrió Europa desde la Edad Media hasta el siglo XIX.
Exceptuando los esclavos conseguidos como botín de guerra, el Imperio Otomano no se caracterizó por capturar gente libre para convertirla en esclava, sino que actuaba como comprador de esclavos capturados por los berberiscos y tártaros que estaban bajo control político del imperio otomano.
En gran medida los esclavos capturados en Europa eran enviados al norte de África y Crimea y acababan en los mercados de esclavos de Estambul y otras ciudades otomanas de importancia. Otra característica de la esclavitud otomana es que en gran medida era sexual, empleando fundamentalmente mujeres de origen europeo, circasiano, nubio y sirio. Además del sultán, que tenía un harén con esclavas principalmente cristianas, cuidado por eunucos, normalmente esclavos africanos castrados, la gente de la élite también tenía.
Muchos chicos si eran imberbes y tenían buen aspecto físico acababan como köçek, esclavos vestidos de mujer usados como entretenimiento o esclavos sexuales, algo que se ha mantenido hasta la actualidad, al sur de la gran Rusia, con niños y adolescentes secuestrados en el Cáucaso. La esclavitud otomana entró en decadencia a partir del XIX debido a la intervención europea, principalmente gracias a la presión que ejerció Rusia en el Cáucaso para acabar con el tráfico de esclavos que aún se daba allí.
En 1830 se liberó a todos los esclavos blancos, en 1857 se prohibió esclavizar más africanos, aunque no se liberó a los que ya eran esclavos, y finalmente se abolió del todo en la Conferencia de Bruselas de 1890, en la que otros dieciséis países hicieron lo mismo.
Sin embargo, la esclavitud ilegal persistió hasta principios del XX.
Perfil del autor
JOSÉ ANTONIO CRESPO-FRANCÉS Y VALERO, Doctor en Artes y Humanidades por la Universidad de Navarra, Carrera Superior Militar, Coronel de Infantería, Escala Superior del Cuerpo General de las Armas, nacido en Madrid el 11 de mayo de 1957. Se inició en el mundo de la Historia a través de sus Ciencias Auxiliares como la Heráldica, la Vexilología, la Uniformología, la Genealogía y la Paleografía o el mundo de las Órdenes Militares. Tras realizar trabajos sobre esas materias, se adentró en el ámbito de las grandes exploraciones y de la expansión española en América y el Pacífico, centrándose en los personajes olvidados de la Historia. Sus últimos libros se han centrado en materias como la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén, el tan traído tema de permanente actualidad de la Leyenda Negra, en personajes como Blas de Lezo y la defensa de Cartagena de Indias (Editorial Actas, 5 ediciones), Juan de Oñate, Pedro Menéndez de Avilés o su última obra de gran éxito Españoles olvidados de Norteamérica (Editorial Actas, dos ediciones). Durante 2019 presentó en el Museo Naval de Madrid, con enorme aceptación, el libro de su tesis doctoral Estudio histórico y edición crítica del Memorial de Solís de Merás: La Florida de Pedro Menéndez de Avilés, por la que recibió la calificación de Sobresaliente Cum Laude. Ha participado en obras colectivas con la Biblioteca do Exército de Portugal, tratando la figura del maestre de campo general de los Países Bajos Carlos Coloma de Sáa, con el Ministerio de Defensa en el libro Rojo, Amarillo, Rojo en el 175º aniversario de la Bandera Nacional, en los tomos de la Historia Militar de España con su trabajo dedicado a la Batalla de Nördlingen, y de una forma más extensa en el libro George Washington y España: El legado del Ejército Español en los Estados Unidos de América. Adherido al Manifiesto por la Historia y la Libertad, en respuesta al partidista proyecto de ley presentado en el Congreso para reformar la mal llamada Ley de Memoria Histórica de diciembre de 2007. En 2019 recibe el Premio Nacional Cultura Viva en el apartado Historia. Concedidas diversas condecoraciones y reconocimientos nacionales, militares y estatales, internacionales y de la Santa Sede. Mérito Militar, Naval, Aeronáutico, así como las Encomiendas de la Orden del Mérito Civil, de la Orden de Isabel la Católica y de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio.