El propio Departamento de Estado de EEUU reconoció haber financiado a los periodistas que llevaron a cabo la investigación a través de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). También hicieron su aporte en metálico el magnate estadounidense Geoges Soros y la Fundación Ford.
Y aunque el nombre del presidente de Rusia, Vladímir Putin, no aparece en ninguno de los más de 11 millones de documentos revisados, los serios periodistas del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, implicados en la 'investigación', vendieron su labor con el nombre del mandatario ruso en decenas de sus titulares y portadas.
En cambio, hay otras personalidades que sí aparecen en los supuestos movimientos offshore, pero no es los titulares de los periódicos y las cadenas de radio y televisión: el presidente ucraniano Petró Poroshenko, el presidente azerbaiyano Ilham Aliyev, el rey marroquí Mohamed VI, el monarca saudí Abdalá bin Abdulaziz, y el difunto padre del primer ministro británico David Cameron.
Pero Petró Poroshenko no sólo fue protagonista de los Papeles de Panamá, sino también por sus declaraciones tras el referéndum realizado en Holanda, en el que los ciudadanos dijeron 'no' al acuerdo de asociación entre la UE y Ucrania.
Un resultado que fue como un jarro de agua fría para los ucranianos que se imaginaban cada día más cerca de una asociación con Bruselas. Pero en vez de considerarlo como una señal de que algo va mal en su país a los ojos de los europeos, Kiev se apresuró a declarar que se trata de un complot contra la unidad de la Unión Europea.
Así, las palabras del presidente ucraniano son una muestra abierta de falta de respeto hacia la opinión de los ciudadanos de una nación europea. Una opinión que debería tener en cuenta si pretende ser parte de Europa.
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