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Mucho antes que Epstein: La desagradable historia de las agencias de inteligencia que protegen a grupos que trafican con niños para fines sexuales

Por Victoria
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vicky_8598hotmailcom/10/10/18
domingo 15 de septiembre de 2019, 21:00h

El supuesto uso del chantaje sexual por parte de las agencias de espionaje no es exclusivo del caso de Jeffrey Epstein. Aunque las agencias involucradas, así como sus supuestas motivaciones y métodos, difieren en cada caso, el delito de trata de niños, niñas y adolescentes vinculada a las agencias de inteligencia o protegidos por ellas ha existido durante décadas.

Elizabeth Vos

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Elizabeth Vos

El supuesto uso del chantaje sexual por parte de las agencias de espionaje no es exclusivo del caso de Jeffrey Epstein. Aunque las agencias involucradas, así como sus supuestas motivaciones y métodos, difieren en cada caso, el delito de trata de niños, niñas y adolescentes vinculada a las agencias de inteligencia o protegidos por ellas ha existido durante décadas.

Algunos casos incluyen el escándalo de Kincora en los años 50 y 70 y el caso de Peter Hayman en 1981, ambos en el Reino Unido; la secta de los Finders y el escándalo de Franklin en los Estados Unidos a finales de los 80. Así como estos casos no terminaron en condenas, el acusado pedófilo y traficante de niños Jeffrey Epstein campaba a sus anchas durante años.

"Durante casi dos décadas, por alguna razón nada clara, ya sea que tenga que ver con lazos con inteligencia extranjera, sus miles de millones de dólares o sus conexiones sociales, Epstein, cuya supuesta enfermedad sexual y horribles asaltos a mujeres sin recursos y sin la capacidad de protegerse a sí mismas... permaneció intocable", escribió la periodista Vicky Ward en el diario The Daily Beast, en julio.

La protección de los traficantes sexuales por parte de las agencias de inteligencia es especialmente interesante tras la muerte de Epstein. Al igual que otros, durante mucho tiempo se ha dicho que Epstein tenía vínculos con agencias de espionaje. Tales acusaciones documentadas por Whitney Webb en su serie de varias partes fueron publicadas recientemente en Mintpress News.

Traducción de los tuits: En la década de 1980, Jeffrey Epstein solía decir a la gente que era una especie de cazarrecompensas financiero cuyo trabajo era "encontrar" dinero perdido o robado para el gobierno o para gente muy rica.

Un antiguo amigo de Epstein informó en @Salon la semana pasada que Epstein afirmaba que "trabajaba para los gobiernos para recuperar el dinero saqueado por los dictadores africanos. Otras veces esos dictadores lo contrataron para ayudarlos a esconder su dinero robado".

Webb afirma que Epstein era la cara actual de un extenso sistema de abuso con vínculos tanto con el crimen organizado como con los intereses de inteligencia. Ella le dijo a CNLive! esto: "Según Nigel Rosser, un periodista británico que escribió en el Evening Standard en 2001, Epstein, al parecer, durante gran parte de la década de 1990 afirmó que solía trabajar para la CIA."

Vicky Ward, que escribió sobre Epstein para Vanity Fair antes de su primer arresto, y afirmó que la revista eliminó uno de sus artículos después de que Epstein interviniera con el editor Graydon Carter, dijo en un tuit que uno de los clientes de Epstein era Adnan Khashoggi, un traficante de armas que fue fundamental en el escándalo de Irán-Contra, y que figuraba en la nómina del Mossad (Agencia de Inteligencia israelí). Esto también fue anotado en un libro By Way of Deception ["Por el camino de la decepción"] por el exagente del Mossad Victor Ostrovsky.

El Times of Israel informó que Epstein fue un "socio activo de negocios con el ex primer ministro Ehud Barak" hasta 2015, y añadió: "Barak formó una sociedad limitada en Israel en 2015, llamada Sum (E.B.) para invertir en una nueva empresa de alta tecnología [...] Gran parte del dinero utilizado por Sum para comprar las acciones iniciales fue suministrado por Epstein."

Webb escribió que él "era un viejo amigo de Barak, quien tiene lazos profundos y de larga data con la comunidad de inteligencia de Israel". En la junta directiva de su compañía estaba sentado Pinchas Bukhris, un excomandante de la unidad cibernética 8200 de las FDI.

El supuesto estado de protección de Epstein fue revelado por Alexander Acosta, el exfiscal de los EE.UU. en Miami, quien le dio a Epstein un trato notoriamente indulgente con la declaración de culpabilidad en el 2007. Acosta, quien fue forzado a renunciar como Secretario de Trabajo del presidente Donald Trump debido a ese acuerdo, supuestamente dijo sobre el caso: "Me dijeron que Epstein pertenecía a la inteligencia y que lo dejara en paz."

El hogar para niños de Kincora

Varios casos en la desagradable historia que vincula a las agencias de inteligencia con los escándalos sexuales sitúan las acusaciones contra Epstein en su contexto. Entre ellos se encontraba el hogar para niños de Kincora, en el Reino Unido, donde se informó de que al menos 29 niños habían sido agredidos en las instalaciones de Belfast, Irlanda del Norte, desde mediados de la década de 1950 hasta finales de la década de 1970, hasta que fue clausurado en 1980. También incluía la supuesta protección de los abusadores sexuales de niños en el hogar y entre sus clientes.

El Irish Times escribió que "niños en exclusión social eran sistemáticamente sodomizados por miembros del personal de Kincora y eran entregados a figuras prominentes de la política sindicalista para que abusaran de ellos. Los abusadores -entre ellos, parlamentarios, concejales, líderes orangistas y otras personas influyentes- se convirtieron en activos de inteligencia potencialmente importantes".

El Telegraph de Belfast también citó al exdiputado del Partido Laborista Ken Livingstone, quien dijo: "El MI5 no sólo estaba al tanto del abuso infantil en el Hogar de Niños de Kincora, sino que lo estaba vigilando. Estaban tomando fotos de un juez en un caso, de políticos y muchos de los dirigentes de Irlanda del Norte entrando y abusando de estos chicos".

Tres miembros del personal fueron finalmente condenados por abusar sexualmente de menores, entre los que se encontraba el director William McGrath, un "orangista" lealista y presuntamente un agente del MI5, según el Telegraph de Belfast de julio de 2014.

Aunque la investigación sobre el Abuso Institucional Histórico del Reino Unido finalmente no encontró "ninguna evidencia creíble" que apoyara las acusaciones, dos exoficiales de inteligencia del Reino Unido mantuvieron su afirmación de la participación del MI5: Brian Gemmell dice que alertó al MI5 sobre el abuso en Kincora y se le ordenó que detuviera su investigación; y un exoficial de inteligencia del ejército, Colin Wallace, "afirmó consistentemente que el MI5, la rama especial del RUC y la inteligencia militar sabían del abuso en Kincora y lo usaron para chantajear a la red de pedófilos y espiar a los partidarios de la línea dura", según The Guardian.

La emisora irlandesa An Phoblacht escribió: "El abuso sistemático de niños en Kincora y el papel desempeñado por las organizaciones de inteligencia británicas para mantener el escándalo en secreto aseguraron que un lado del turbio mundo del paramilitarismo unionista y sus vínculos con las Fuerzas de la Corona se mantuviera fuera del dominio público durante años".

En los Estados Unidos, el Comité Especial sobre Delitos del Estado de Nueva York investigó en 1982 las redes nacionales de traficantes de trabajadoras sexuales menores de edad y la producción de pornografía infantil. Dale Smith, un investigador del comité, señaló que los servicios de llamadas con menores también se beneficiaban de "estar al margen de la ley", además de los ingresos de la venta de prostitución. Smith dijo que vendieron información "sobre las tendencias sexuales de los clientes a agentes de inteligencia extranjera". Presumiblemente, esta información podría ser utilizada para chantajear a los que están en posiciones de poder. Smith agregó que un servicio de llamadas vendió información a la "inteligencia británica e israelí".

El caso Hayman

Otro escándalo en el Reino Unido incluyó acusaciones de que Sir Peter Hayman, un diplomático británico y subdirector del MI6, era miembro del Pedophile Information Exchange (PIE).

La policía descubrió que dos de los aproximadamente doce pedófilos de su círculo se habían estado escribiendo sobre su interés en "la tortura sexual extrema y el asesinato de niños", según The Daily Mail.

En 2015, The Guardian informó que la ex primera ministra Margaret Thatcher había sido "inflexible en cuanto a que los funcionarios no deberían nombrar públicamente" a Hayman, "incluso después de haber sido completamente informada sobre sus actividades [...] anteriormente en documentos secretos publicados en los archivos nacionales".

Aún así, Hayman fue desenmascarado como suscriptor del PIE en 1981 por el diputado Geoffrey Dickens, quien también supuestamente planteó el riesgo para la seguridad nacional de las tendencias de Hayman, lo que implica que eran una fuente potencial de chantaje buscado por las agencias de inteligencia.

El periódico sensacionalista británico The Mirror informó que las agencias de inteligencia, incluyendo la KGB y la CIA, mantenían sus propios expedientes sobre las figuras del establishment británico involucradas con el PIE y el abuso de menores, para chantajear a los objetivos a cambio de información.

Hayman nunca fue acusado por su asociación con PIE: el entonces fiscal general del Reino Unido, Sir Michael Havers,defendió la decisión para luego negar que Hayman recibiera un trato especial.

La diputada del Partido Laborista Barbara Castle supuestamente entregó al periodista británico Don Hale un expediente que compiló sobre pedófilos en puestos de poder en 1984, cuando era editor del Brury Messenger. Hale alegó que poco después, la policía de la "División Especial, la división responsable de asuntos de seguridad nacional", allanó su oficina y retiró el expediente de Castle. Luego lo amenazaron con una "notificación D", lo que le impidió publicar la historia bajo amenaza de hasta 10 años de prisión.

La secta The Finders

Otro grupo acusado de traficar con niños, que tenía vínculos con agencias de inteligencia, era la secta "The Finders". En 1987, The Washington Post informó que dos miembros fueron arrestados en relación con el supuesto abuso de seis niños. Los investigadores encontraron materiales en el condado de Madison, Virginia, que dijeron que estaban relacionados con una "comuna llamada The Finders".

Además de fotografías de niños desnudos, un memorándum del Servicio de Aduanas escrito por el agente especial Ramón Martínez se refiere a archivos "relacionados con las actividades de la organización en diferentes partes del mundo, incluyendo Londres, Alemania, las Bahamas, Japón, Hong Kong, Malasia, África, Costa Rica y Europa".

El memorándum de Martínez señala que un télex de The Finders ordenó la compra de dos niños en Hong Kong. Otro expresó interés en "situaciones de secreto bancario". El memorándum también documenta las transferencias de alta tecnología al Reino Unido, numerosas propiedades bajo el control de The Finders, el interés del grupo en el terrorismo, los explosivos y la evasión de las fuerzas de seguridad.

Martínez describe el rápido final de su investigación. Escribió que el 2 de abril de 1987 llegó al Departamento de Policía Metropolitana y le dijeron que todos los datos se entregaban al Departamento de Estado, el cual, a su vez, le informó al MPD que "todo viaje y uso de pasaportes por parte de los titulares estaba dentro de la ley y que no se tomaría ninguna medida". Luego le dijeron que la investigación de The Finders se había convertido en un asunto interno de la CIA. El informe del Departamento de Policía fue clasificado, "no disponible para revisión" y "no se tomarán más medidas".

Martínez no era la única persona con preguntas sin respuesta. El U.S.News & World Report escribió que N. Carolina Rep. Charlie Rose (Dem.), presidente del Comité de Administración de la Cámara de Representantes, y el Rep. Tom Lewis (Rep.) de Florida preguntaron: "¿Podría nuestro propio gobierno tener algo que ver con esta organización The Finders y darle la espalda a estos niños? Eso es a lo que apuntan las pruebas", dice Lewis, añadiendo que "puedo decirles que tenemos a mucha gente luchando, y que eso no estaría sucediendo si no hubiera nada aquí".

La indulgencia mostrada por el Departamento de Estado y el hecho de que la CIA designe la investigación del grupo The Finders como "un asunto interno" plantea serias dudas. ¿Qué motivo podría haber llevado a la CIA a asociarse con proteger una red de abuso infantil?

El escándalo Franklin

El escándalo Franklin estalló en 1988, centrado en una red de tráfico de niños que operaba en Omaha, Nebraska, por medio de Jr, exvicepresidente del Consejo Nacional Republicano Negro: Se alegó que se proporcionaban niños a políticos en Washington, D.C., y en otros lugares, entre otras actividades ilegales.

El difunto exsenador estatal John Decamp alegó en su libro "The Franklin Coverup" que un comité especial de la Legislatura de Nebraska lanzó una investigación para investigar el asunto, que implicaba que King fuera acusado de malversar dinero de la Cooperativa de Crédito Franklin. El comité contrató al expolicía de Lincoln, Nebraska, Jerry Lowe, cuyos informes sugerían que King estaba involucrado en "transferencias de armas y dinero a Nicaragua", y que estaba vinculado con la CIA.

James Flanery, un reportero de investigación de The World Herald que informó sobre el escándalo, dijo a sus asociados que King estaba "vendiendo armas y dinero a Nicaragua", y que la CIA estaba "muy involucrada".

Como muchos escándalos anteriores y posteriores, el caso Franklin terminó sin enjuiciar a los autores. Sin embargo, Paul Bonacci, una de las presuntas víctimas, fue acusado de perjurio. Había alegado que había sido abusado sexualmente cuando era menor de edad en Nebraska y en todos los lugares del país donde Lawrence King lo transportó en avión.

En 1999, el Omaha World Herald informó que Bonacci recibió 1 millón de dólares en daños y perjuicios debido a su demanda contra King y otros presuntos autores. Decamp, que era el abogado de Bonacci, dijo al periódico "Obviamente, no se concede un millón de dólares si no se creyera que él (Bonacci) estaba diciendo la verdad".

Dada la historia de las redes de trata de niños y niñas que supuestamente estaban relacionadas con los servicios de inteligencia o gozaban de su protección, es posible que las autoridades deban investigar denuncias similares contra Jeffrey Epstein, aunque es poco probable que lo hagan.