Valdir da Silva Bezerra. Estos 17 y 18 de julio se celebró en Bruselas la tercera cumbre entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Unión Europea (UE). El encuentro, que sirve para acercar a las cúpulas de ambos bloques, también pone de manifiesto importantes diferencias políticas sobre temas de actualidad de la agenda global.
Primeramente, cabe recordar que la CELAC fue creada en 2010 con el objetivo de fortalecer las iniciativas de integración regional en América Latina, sin la participación de EEUU y Canadá, promoviendo a sus países miembros y sus enlaces como un polo político independiente y como uno de los centros de influencia en el mundo multipolar en construcción.
La idea era desvincular a América Latina de la tristemente célebre Doctrina Monroe, según la cual Estados Unidos estimaba que el continente estaba fuera del alcance de la influencia europea, convirtiéndolo esencialmente en parte de una indiscutible esfera de presencia estadounidense.
En cierto modo, la organización de la cumbre UE-CELAC indica que el Viejo Mundo sigue mostrando cierto interés por América Latina, sobre todo en vista del debilitamiento de la presencia estadounidense en la región en términos de inversión y comercio.
Por otra parte, además de fomentar el crecimiento del comercio regional, el desarrollo económico y una mayor cooperación política entre sus miembros, la CELAC también pretende incrementar los contactos políticos entre América Latina y el Caribe, junto con otros bloques regionales, como la propia Bruselas.
En este contexto, el pasado 17 de julio, por ejemplo, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, prometió a la delegación latinoamericana que la UE pretende invertir en la región unos 45.000 millones de euros hasta 2027, haciendo hincapié en segmentos como las energías limpias y las materias primas.
También hay interés de los europeos en minerales considerados estratégicos, como el litio de Chile y Argentina, y ambos países están en planes para recibir financiación en este sector.
En este sentido, la UE está subrayando su intención de rivalizar en cierta medida con la influencia política de China en América Latina. Sin embargo, Pekín seguirá estando muy por delante de los europeos en cuanto a importancia económica para el continente, especialmente en términos comerciales, dado que es el principal importador de productos y materias primas de varios países latinoamericanos.
El Estado asiático también se convirtió en una referencia en el proceso de transferencia de tecnologías a América Latina, un papel que en el pasado desempeñaron EEUU y Europa (especialmente Alemania y Francia).
Por otra parte, la importancia de la presencia de los líderes de la CELAC en Bruselas pasa también por la promoción de una posición común de América Latina y el Caribe en la discusión de los grandes temas de la agenda internacional. Una de las cuestiones que diferencia a Europa de los países latinoamericanos, y del sur global en su conjunto, es su aproximación al conflicto en torno a Ucrania.
En su propio discurso en la jornada inaugural de la cumbre, el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, resaltó que la carrera armamentística que se vive actualmente en el continente europeo dificulta el abordaje de las cuestiones climáticas a nivel mundial. Además, según el mandatario sudamericano, la canalización de recursos hacia el conflicto acaba desviando inversiones necesarias en otras áreas esenciales para la economía, como la expansión de programas sociales.
Hoy en día, cabe recordar, Europa vive un escenario de alta inflación y constante agitación popular (como en caso de las constantes protestas recientes en Francia), en gran parte como resultado de sus políticas de ayuda militar y financiera a Kiev, con el fin de prolongar el conflicto de su aliado europeo con Rusia.
Mientras tanto, los intentos del sur global de proponer una solución para poner fin a las hostilidades se topan con la resistencia de los líderes europeos, que se niegan a escuchar los deseos de la mayoría de la comunidad internacional.
Tampoco olvidemos que contribuir a la consolidación de un mundo multipolar y democrático es uno de los principales objetivos de los países de la CELAC.
Pero ¿qué podemos esperar de la Unión Europea, cuyos dirigentes comparan al resto del mundo con una jungla mientras se consideran a sí mismos un jardín? La respuesta es sencilla: el mantenimiento de un statu quo injusto.
Es que la visión de un mundo unipolar liderado por Occidente cuenta con el pleno consentimiento de los países europeos. Así, la CELAC (como cuarta economía mundial y primer productor mundial de alimentos) no podría estar más lejos de la UE en términos de aspiración política, dada su defensa de una redistribución del poder global hacia nuevos polos de poder emergentes.
En este contexto, los debates sobre cuestiones como la protección del medio ambiente, la seguridad alimentaria y la promoción de los derechos humanos pierden fuerza, mientras los europeos siguen defendiendo sus privilegios sistémicos en instituciones de gobernanza mundial como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
Como mencionó Lula da Silva, urge reformar los principales mecanismos internacionales de toma de decisiones, ya que "deben atenderse las legítimas preocupaciones de los países en desarrollo", empezando por su adecuada representación en los más altos foros políticos multilaterales.
Europa, a su vez, está retrasando cualquier tipo de reforma en la gobernanza internacional, impidiendo la redistribución del poder de voto hacia las economías emergentes, muchas de ellas presentes en la propia América Latina.
No es casualidad, por tanto, que el Grupo de los Siete (G7, conformado por Japón, Italia, Francia, Canadá, Estados Unidos, Alemania y Estados Unidos) haya perdido su papel de principal gestor de la agenda financiera mundial en favor del Grupo de los Veinte (G20) y los BRICS (Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica).
En cualquier caso, aunque la UE se resista a aceptar las transformaciones sin precedentes que hoy tienen lugar en el sistema mundial, nada podrá impedir que foros como la CELAC adquieran una importancia creciente en los debates en torno a la democratización de las relaciones internacionales.
La gobernanza global ya no está restringida a un selecto grupo de países pertenecientes al Viejo Mundo.
Por otro lado, a su regreso de Bruselas, los líderes latinoamericanos tendrán que seguir luchando por mejorar su posición en este mundo multipolar en ciernes. Al fin y al cabo, los europeos no renunciarán tan fácilmente a sus privilegios, y por mucho que se escuden en discursos de cooperación y amistad en el fondo Europa sigue representando una especie de jardín, pero un jardín de los soberbios.
Ortega: en la cumbre con la UE, los países de CELAC "no aceptaron al presidente de Ucrania"
Durante el acto conmemorativo del 44 aniversario de la Revolución Sandinista, que tuvo lugar en la Plaza Parque Dignidad Augusto César Sandino, de Managua, Daniel Ortega pronunció un discurso en el que criticó la declaración final de la cumbre UE-CELAC, que culpa a Rusia. "Lógicamente, nosotros no podíamos aceptar esto".
En su discurso, el mandatario nicaragüense habló de que la reciente cumbre entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Unión Europea fue la primera en muños años a la que asistió Nicaragua.
"Independientemente de que la UE truene contra nosotros, continuamente, el Parlamento Europeo habla barbaridades contra Nicaragua. Y pide más sanciones contra Nicaragua el Parlamento de la UE, y salen voces de allí que violentan contra Nicaragua, igualmente contra Venezuela", señaló Ortega.
"Entonces fuimos a la reunión lógicamente porque no estamos por cortar comunicación con países con los cuales no compartimos sus políticas, en las que no respetan las leyes internacionales, en las que cometen crímenes abominables. Ellos quieren estar dirigiendo Nicaragua de acuerdo con los EEUU", acusó.
Después de la III Cumbre de la CELAC con la UE, se dio a conocer que el Gobierno de reconciliación y unidad nacional de Nicaragua apuntó que "no firmó, aprobó ni acompañó lo que fue anunciado, pomposa y mentirosamente, como Declaración de Consenso de la III Cumbre CELAC-Unión Europea".
"En la reunión de la comunidad europea con la CELAC, donde querían meter al fascista, al nazi presidente de Ucrania que estuviera allí en la reunión. Los europeos presionando duro, pero la mayoría de los países de la CELAC no aceptaron y no pudieron sentar allí al fascista presidente de Ucrania. Entonces luego ellos empeñaron europeos en tratar de introducir unos párrafos donde inculpan a la Federación de Rusia de todo lo que está aconteciendo en Ucrania. Lógicamente, nosotros no podíamos aceptar esto", defendió el ejecutivo centroamericano.
"Pero además no tenía sentido en la agenda de la UE y la CELAC meter esos temas", reiteró.
"Algunos presidentes les decían: 'ustedes se sacan rápidamente miles de millones para meterlo en Ucrania, y no puede sacar la plata para la lucha contra la pobreza, para proteger el medioambiente aquí en esta región latinoamericana y caribeña'", describió.
"Nosotros presentamos allí un primer punto, que tiene que ver con las bombas estas de racimo que están prohibidas, los mismos gobernantes norteamericanos han dicho que estas bombas son terribles porque matan niños, matan a la gente, porque quedan regadas esas bombas por todos los lados... Una bomba cuando explota suelta bombitas y ellas caen regadas allá. Y está prohibido. La UE las ha prohibido también. Punto que presentamos: que se hizo llamado de no entregar ese tipo de bombas a Ucrania. Lo vetaron el punto", criticó.