Pablo Jofré leal
Alemania, tras 79 años del fin de la Segunda Guerra Mundial y la derrota del régimen nacionalsocialista que la gobernó por 12 años, vuelve a estar bajo el marco de acusaciones relacionadas con crímenes contra la humanidad.
Esta vez, no como acusado directo, como victimario, pero sí por una serie de violaciones al derecho internacional con relación a los crímenes cometidos por uno de sus aliados más estrechos y con el cual tiene una especial relación. Me refiero a la entidad nacionalsionista israelí, frente a la cual los gobiernos alemanes desde Konrad Adenauer hasta la actualidad con Olaf Scholz actúan otorgándole total impunidad a sus crímenes contra el pueblo palestino.
Efectivamente, la República Federal Alemana, bajo el gobierno del sucesor de Angela Merkel, el poco carismático canciller socialdemócrata Olaf Scholz, en virtud de ese actuar internacional inaceptable, ha sido denunciado por el gobierno de Nicaragua ante la Corte internacional de Justicia por una larga serie de contravenciones a su deber internacional, en el plano además de su estrecha alianza con el régimen nacionalsionista israelí. Las acusaciones de Nicaragua contra Alemania se resumen en: violaciones a la Convención para la prevención y la sanción del delito de Genocidio. Los convenios de Ginebra del año 1949 y sus protocolos adicionales. Los principios intransgredibles del derecho internacional humanitario y otras normas imperativas del derecho internacional general en relación con el Territorio Palestino Ocupado (TPO) en particular la Franja de Gaza.
La acusación del gobierno centroamericano ha generado las alarmas de aquellos, que como el gobierno alemán, apoyan política, diplomática, financiera y militarmente al régimen nacionalsionista israelí, acusado de crímenes de guerra y lesa humanidad. Sin duda, la joya de la Unión Europea (UE) el país más dinámico, el que ejerce un importante liderazgo en el seno de la UE, pero también en su brazo político como es la organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) no ve con buenos ojos el aparecer ante los ojos del mundo avalando una entidad que ha ido calificada como un régimen símil del nazismo que dominó Alemania entre el año 1033 y 1948. Un Tercer Reich que condujo a Europa y a amplias zonas del planeta, directa e indirectamente a una carnicería, que significó la muerte de al menos 60 millones de personas, entre ellos 40 millones de civiles, principalmente en la parte europea donde el 33 % de esas muertes fueron ciudadanos soviéticos. Otra parte importante lo constituyeron prisioneros de guerra, europeos de creencia judía, gitanos, cautivos políticos y discapacitados mentales, entre otros.
Fue el componente de exterminio contra los europeos de creencia judía lo que generó, posterior al término de la SGM que la dirigencia alemana, encabezada por el ex canciller Konrad Adenauer se decidiera a encabezar un proceso de estrecha relación con el sionismo, en especial con el líder de esa ideología el polaco David Green – conocido posteriormente por el nombre de David Ben Gurion —con quien desarrollo una alianza principalmente política y tecnológica— que permitió al recién nacido ente israelí, el año 1948 comenzar a acceder a tecnología nuclear, al mismo tiempo que a cuantiosas indemnizaciones. Dinero, que al cabo de los años significaron, al erario alemán, al menos 140 mil millones de dólares, que afianzaron la construcción del régimen sionista en territorio palestino constituyéndose en una verdadera industria del holocausto como lo describe magistralmente en su libro el analista estadounidense – hijo de madre y padre de creencia judía prisioneros en campos de concentración nazis (Norman Finkelstein)1. Una relación que ya había tenido su correlato surrealista el año 1933 cuando la federación sionista alemana y el naciente gobierno del tercer Reich mediante el llamado Acuerdo de Ha´avara (acuerdo de transferencia) firmado el 25 de agosto 1933, facilitaron la emigración de los alemanes de creencia judía más pudientes a palestina en una cantidad de 60 mil personas – los otros 240 mil del acuerdo partieron rumbo a Estados unidos y Gran Bretaña – Decisión tomada en virtud que ambas partes tenían el deseo de hacer emigrar a la población europea creyente en el judaísmo y asimismo para detener el boicot anti alemán de 1933.2
Por tanto, para Alemania con una crisis de conciencia que no se apaga y que ha significado ceder continuamente frente a la dirigencia sionista y a complacer cada exigencia, por más brutal que sea con el fin de tratar de sacudirse esa etapa de la historia que creían apagada y que, sin embargo, hoy se levanta nuevamente con el dedo acusador respecto al papel cómplice de Alemania en el exterminio del pueblo palestino. Difícil será sacudirse la denominación de nazi a aquella conducta que segrega, racista, usurpadora, ratera, que coloniza y ha trazado un plan de solución final, al estilo de la Conferencia nazi de Wannsee del año 19423 peor ahora 83 años después el plan de solución final diseñado para los europeos de creencia judía se expresa contra un pueblo indefenso, sujeto a década de ocupación, colonización y exterminio por una ideología nacionalsionista, con enormes similitudes a aquella ideología que los propios familiares y aquellos que conmemoran lo que llaman la Shoá, víctimas del terror del Tercer Reich, ejecutan con perversidad infinita contra hombres, mujeres y niños palestinos. En solo cinco meses, el régimen infanticida israelí ha asesinado a 31 mil palestinos, el 70% de ellos mujeres y niños. 90 mil heridos. La destrucción del 75 % de las casas, edificios, hospitales y escuelas de la Franja de Gaza. La expulsión de sus tierras de 1,5 millones de gazetíes. ¿Cómo no llamarlo un régimen nacionalsionista o como prefieren algunos más directos: un régimen nazisionista?
Es este marco histórico y sobre todo el proceso de exterminio catalizado en forma brutal por el régimen sionista a partir del 7 de octubre del año 2023 es el que permite entender el porqué los gobiernos del mundo, poco a poco, y sus sociedades han levantado la voz y comienzan a denunciar, no sólo al genocida, sino también a sus cómplices. Es por ello que el gobierno de Nicaragua sostiene que frente a todas las atrocidades conocidas, de público conocimiento, evidentes, la república federal Alemana no puede negar su conocimiento de la grave ilegalidad de la conducta del nacionalsionismo, ni puede negar que “su conocimiento generó obligaciones en virtud del derecho internacional de prevenir el genocidio, no ayudar ni asistir ni ser cómplice de genocidio, y garantizar el respeto de las normas de derecho humanitario internacional y otras normas imperativas del derecho internacional, como no prestar ayuda o asistencia y prevenir el régimen ilegal del apartheid y la negación del derecho de autodeterminación del pueblo palestino”.
Ha sido evidente, no sólo para Nicaragua que presenta estas acusaciones contra Alemania en el CIJ sino para el conjunto del planeta, que Alemania brinda apoyo político, financiero y militar a la entidad israelí, sabiendo claramente, expone el gobierno de Managua que “el equipo militar entregado se utilizaría para cometer violaciones graves del derecho internacional” Recordemos, y se encuentra también en el documento presentado a la CIJ que Alemania cortó la ayuda a la Agencia de Obras Públicas y Socorro de las naciones unidas para los refugiados de palestina (UNRWA por sus siglas en inglés) a pesar que la ONU ha señalado que esta agencia no puede ser reemplazada por ninguna otra entidad sin que ello signifique graves perjuicios a la población refugiada palestina. El gobierno de Scholtz ha sido plenamente consciente que esta conduta es criminal, que equivale al castigo colectivo de millones de palestinos que hoy están privados de alimentos y mueren por centenares bajo las balas del ejército ocupante y sus tropas SS (soldados sionistas) cuando acuden a buscar unas míseras raciones tiras por aviones o llevadas por algunos camiones que logran sortear el bloqueo del nacionalsionismo. Alemania es responsable de condenar a la muerte por hambruna a hombres, mujeres y niños a ampliar el número de afectados por enfermedades contagiosas.
El Gobierno de Nicaragua informó públicamente que el día 2 de febrero pasado envio una nota verbal al gobierno de Berlín instando a la administración de Scholz a detener el suministro de armas, municiones, tecnología y/o componentes a Israel, recordándole además sus compromisos al amparo del derecho internacional, como también el dejar sin efecto el recorte de fondos a la UNRWA, Sin embargo, ese apoyo político, financiero, tecnológico y militar, que permite a Israel actuar con impunidad y alevosía continua, cuestión que convierte a Alemania cómplice de crímenes de guerra y lesa humanidad. Tal como en Nuremberg, Alemania debe responder de esos crímenes como aquel delincuente que recibe como vulgar receptor los bienes robados por el ladrón. Berlín no puede desatenderse de sus responsabilidades y es su pueblo el que debe exigir que salga de ese círculo de apoyo criminal mandatado por un sionismo enquistado en su propio país, como también en sus aliados estadounidenses, franceses y británicos, principalmente.
Es fundamental que el pueblo alemán no olvide que el nacionalsocialismo significó décadas de oprobio y vergüenza. Es una cuestión de moral, de humanidad que los alemanes exijan alejarse de ese papel de criminales que ha sumido su gobierno, hoy convertido en cómplices del victimario llamado régimen nacionalsionismo israelí. Alemania no pueda argumentar y calificar de injustificadas las acusaciones de Nicaragua en su demanda ante la CIJ y quedarse con esa vulgar declaración de viceportavoz 8del ejecutivo alemán Wolfgang Büchner quien señaló “el gobierno ha tomado nota de la demanda de Nicaragua contra la república federal de Alemania ante la CIJ y presentaremos nuestra postura en el proceso... Consideramos que las acusaciones son infundadas”.
Alemania debe dejar atrás los acuerdos de Luxemburgo4 que dieron paso al pago de compensaciones los familiares de víctimas de creencia judía del nazismo. Recordemos en septiembre del año 2022 Alemania transfirió a Israel bienes por valor de 3.000 millones de marcos alemanes - 1.530 millones de euros al cambio- mientras que otros 450 millones fueron destinados a judíos asentados fuera de Israel y representados por la Jewish Claims Conference (JCC). Hoy los inmolados son palestinos, y Alemania en lugar de apoyar restringe todo tipo de financiamiento que apoye al pueblo palestino. Niega ese apoyo a pesar de que Israel ejecuta políticas y acciones similares a las llevadas a efecto por el Tercer Reich: exterminio, campos de concentración, expulsión, segregación, ejecuciones selectivas, asesinato de niños, robo de órganos de presos, destrucción de la cultura e invisibilización de la historia palestina y falsificación mediante mitos fundacionales de una entidad que cree poder expandirse en lo que considera su espacio vital como otros creían gobernar por mil años. Hoy Hitler encuentra su símil en Benjamín Netanyahu, en Itamar ben Gvir, en Bezalel Smotrich, Avigdor Lieberman entre otros criminales.
Se suele argumentar en los círculos políticos alemanes que la estrecha relación con el sionismo se debe, fundamentalmente a “razones de estado”. “El gobierno de la República Federal de Alemania siempre ha dado una alta prioridad a la reparación moral y financiera de las atrocidades cometidas por el régimen nazi. Esto significa que Alemania reconoce su responsabilidad histórica en los crímenes del pasado y busca enmendarlos tanto en términos morales como financieros” (5) Han pasado ocho décadas de los hechos que siguen marcando la crisis de conciencia alemana, pero…el otrora “pueblo” víctima en el marco de la ideología sustentada por sus herederos sigue profitando de ella peor hoy devenido en victimario de un pueblo al que ocupa, coloniza y extermina. ¿es posible seguir apoyando a un régimen que a todas luces representa la continuación del nazismo en versión sionista? Nicaragua con su acusación a Alemania, de no cumplir sus obligaciones internacionales en los territorios palestinos ocupados, especialmente en la Franja de Gaza ha puesto el dedo en la llaga que, en este proceso de exterminio contra el pueblo palestino, los cómplices y avales también deben pagar sus crímenes.
Artículo para HispanTV
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En esta obra fundamental, el eminente politólogo Norman G. Finkelstein expone la tesis de que la memoria del Holocausto no comenzó a adquirir la importancia de la que goza hoy día hasta después de la guerra árabe-israelí de 1967. Esta guerra demostró la fuerza militar de Israel y consiguió que Estados Unidos lo considerara un importante aliado en Oriente Próximo. Esta nueva situación estratégica de Israel sirvió a los líderes de la comunidad judía estadounidense para explotar el Holocausto con el fin de promover su nueva situación privilegiada, y para inmunizar a la política de Israel contra toda crítica. Así, Finkelstein sostiene que uno de los mayores peligros para la memoria de las víctimas del nazismo procede precisamente de aquellos que se erigen en sus guardianes. Basándose en una gran cantidad de fuentes hasta ahora no estudiadas, Finkelstein descubre la doble extorsión a la que los grupos de presión judíos han sometido a Suiza y Alemania y a los legítimos reclamantes judíos del Holocausto, y denuncia que los fondos de indemnización no han sido utilizados en su mayor parte para ayudar a los supervivientes del Holocausto, sino para mantener en funcionamiento «la industria del Holocausto”
https://www.akal.com/libro/
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El 20 de enero de 1942 tuvo lugar la Conferencia de Wannsee que reunió a 15 altos cargos nazis en la villa Marlier, en el lago de Wannsee, cerca de Berlín, para planificar la «solución final» al «problema judío». Bajo la dirección de Reinhard Heydrich, conocido como «el carnicero de Praga». Los participantes de la conferencia acordaron las funciones de cada uno en este crimen y aseguraron su colaboración en la deportación de todos los judíos europeos.
https://www.eldebate.com/historia/
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Primer tratado bilateral firmado por Alemania Occidental, con Israel, a tan sólo siete años de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz.
https://www.dw.com/es/scholz-elogia-
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Desde Konrad Adenauer hasta Olaf Scholz, los líderes alemanes han reafirmado el compromiso de Alemania con su responsabilidad histórica y la necesidad de enfrentar y reconocer los crímenes cometidos durante el período nazi. Esto implica una reflexión sobre la gravedad de los crímenes y la determinación de aprender de la historia para construir un futuro mejor. El compromiso de Alemania con Israel se ha materializado en los aportes significativos de reparación realizados a lo largo de los años. Hasta 2021, estos pagos ascendieron a más de 80.000 millones de euros, de los cuales aproximadamente 29.000 millones de euros se destinaron a víctimas de la persecución nazi que residían en Israel – la cifra que se baraja en forma más realista es de 120 mil millones de euros - Además de los pagos directos, Alemania se comprometió a proporcionar ayuda económica y técnica a Israel para ayudar en su desarrollo económico y fortalecer su infraestructura.
https://dialogopolitico.org/