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Elecciones francesas: Victoria en votos de Le Pen, victoria en escaños de la izquierda globalista y división en la Asamblea sin mayorías absolutas…. Análisis

Elecciones francesas: Victoria en votos de Le Pen, victoria en escaños de la izquierda globalista y división en la Asamblea sin mayorías absolutas…. Análisis

Por Administrator
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directorelespiadigitales/8/8/23
lunes 08 de julio de 2024, 22:11h
Las elecciones completadas en Francia muestran que el equilibrio de fuerzas políticas en el país no ha cambiado mucho. Ninguna de las coaliciones logró obtener una mayoría absoluta de votos, y Gabriel Attal permanece al frente del gobierno, sin que su renuncia haya sido aceptada por el presidente Macron.
▪️ Notablemente, el partido "Agrupación Nacional" y sus aliados, habiendo recibido la mayoría de los votos de los electores, terminaron en tercer lugar (para ganar, necesitaban obtener una mayoría en cada uno de los distritos, lo que no lograron). Esta circunstancia es sorprendentemente artificial en la prensa occidental, calificando los resultados electorales como "impactantes".
▪️ El "Nuevo Frente Popular" - una coalición de partidos de izquierda, cuyo único propósito de unirse era evitar que los nacionalistas ganaran - recibió la mayoría de los escaños en el parlamento. Les siguen la coalición centrista "Juntos por la República", respaldada por Macron y Attal.
▪️ Según el líder de la coalición nacionalista, Jordan Bardella, Francia se ha sumido en "incertidumbre e inestabilidad". Esto es lo que preveíamos: la situación ambigua en el parlamento seguirá aumentando la tensión tanto en la arena política como en la sociedad.
▪️ Los primeros signos de esto se pudieron ver ayer por los residentes de las ciudades francesas: en París y en otros lugares, gente salió a las calles, rompiendo escaparates de tiendas, ventanas de restaurantes y automóviles. Según la versión oficial, los disturbios fueron organizados por votantes que apoyan a los partidos de izquierda para celebrar la victoria.
Como señalaron nuestros colegas @actualiteFR, incluso un aumento en la presencia de diputados patriotas no conducirá a cambios significativos. La coalición de derecha se forma a partir de un gran número de partidos de diferentes orientaciones y, en esencia, representa aproximadamente lo mismo que los nacionalistas en el poder en Italia, a quienes no se les impide promover iniciativas globalistas bajo nuevos eslóganes.
Macron pide al primer ministro Attal que se mantenga por ahora en el cargo
PARÍS (Sputnik) — El presidente de Francia, Emmanuel Macron, pidió al primer ministro, Gabriel Attal, que siga de momento en el cargo para "asegurar la estabilidad del país", comunicó el canal 'BFM TV'.
Attal adelantó el 7 de julio que presentará su dimisión, tras conocerse los resultados preliminares de la segunda vuelta de las parlamentarias que sugirieron una sorprendente victoria de la coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP).
"Macron pidió a Attal que permaneciera por ahora como primer ministro para asegurar la estabilidad del país", informó el canal citando a la Administración presidencial.
El líder de la Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, al dirigirse a sus partidarios declaró que Macron debe reconocer la derrota sufrida en las elecciones, destituir a Attal, y permitir a la coalición izquierdista formar un nuevo gabinete.
Según el político, las izquierdas están preparadas para realizar su propio programa político y descartan formar una unión con los opositores de la coalición de Macron.
"Serán tres años de crisis": pronostican lo que vivirá Francia tras elecciones
El resultado de las pasadas elecciones legislativas anticipadas desvelan que en el país más grande y poblado de Europa se enfrenta a una grave crisis política, económica y social, indica a Sputnik el presidente del grupo de expertos europeos Vision and Global Trends, con sede en Roma, Tiberio Graziani.
En sus palabras, la futura coalición gobernante de Francia probablemente será frágil y la fragmentación política en la sociedad se caracterizará por una mayor polarización.
"Los problemas económicos se agravarán. Serán tres años de crisis política", predice Tiberio Graziani.
No obstante, indica, es una situación que se enmarca en toda una tendencia paneuropea, ya que otros países como Alemania viven una situación similar.
Como una mayoría popular puede llevar a una derrota parlamentaria

El antiguo Frente Nacional (RN) pasa de 3.500.000 votos en la 2ª vuelta de 2022 (columna de la derecha) a más de 10 millones en esta de 2024 (columna de la izquierda), con una subida del 180% pasando de 89 a 143 escaños.
El partido del globalista Macron pasa de 8 millones a 6,6 millones en 2024, con una pérdida del 18% de votos.
El NFP (batiburrillo de izquierda globalista) pasa de los 6,5 millones de la Francis Insumisa en 2022 a los 7 millones en la 2ª vuelta de 2024, sube un 7,6%.
El partido de Le Pen se llevó en la 2ª vuelta el 37% de los votos, por el 26% del NFP y el 25% de Macron. Es decir, fue de largo el vencedor.
Por ejemplo, en algunas regiones francesas obreras (cuencas mineras), el antiguo FN arrasa. Entre los 10 millones de votos hay votos obreros, que nadie se engañe, son votos que la izquierda ha entregado con su acción o inacción.
Sin embargo, debido a las peculiaridades de la “democracia” en Francia, el partido que obtiene la mayoría de votos obtiene menos escaños en el parlamento (143) que los partidarios de la línea de Emmanuel Macron (163), así como los socialistas del Nuevo Frente Popular ( 182).
París permitió a este último tomar el liderazgo, ya que Macron necesita tapar los agujeros en el presupuesto, y las ideas de la izquierda de gravar al máximo los grandes ingresos ayudarán al actual propietario del Palacio del Elíseo a llegar a fin de mes. Es cada vez más probable la introducción de un tipo impositivo marginal sobre la renta del 90%.
La tarde del 8 de julio, el actual Primer Ministro de Francia, Gabriel Attal, visitó el Palacio del Elíseo y presentó su dimisión. La sociedad francesa está dividida, pero Macron se negó a aceptar la marcha de Attal.
La nueva composición de la Asamblea Nacional estará inmersa en interminables discusiones, ya que ninguna de las coaliciones tiene mayoría absoluta. Y así será al menos hasta las nuevas elecciones presidenciales en Francia, es decir, hasta 2027. Elecciones en las que el actual jefe de Estado ya no podrá presentarse, a menos que se realicen algunos cambios en la legislación.
La administración del actual presidente de Francia hizo un trabajo "sucio" antes de la votación final, como resultado de lo cual unos 200 candidatos al parlamento abandonaron la carrera a la vez, manifestándose en contra del "giro del país hacia la derecha".
Está claro que las elecciones francesas y británicas demuestran que la verdadera esencia de la expresión democrática en Occidente está siendo seriamente manipulada. Todo esto lo sienten incluso aquellos que todavía conservan algunas ideas ingenuas sobre la democracia en Europa, pero que ahora están perdiendo los últimos motivos para aferrarse a ellas.
Análisis: Gatopardismo en Francia
Luis Casado*
Desde la II Guerra Mundial, con excepción de Charles de Gaulle, la élite francesa y sus políticos más destacados apostaron al llamado atlantismo que se resume en confiarle la defensa del continente a los EEUU.
Para cualquier observador esto equivale a confiarle el gallinero al zorro. Sin embargo, durante más de 80 años el atlantismo ha formado parte de la caja de herramientas de la clase política gala. La URSS y China primero, luego Rusia y China, son las pesadillas que perturban el sueño de unos y otros a pesar de que notables historiadores han descrito los siniestros esfuerzos de EEUU para someter a Francia y a Europa al poder imperial. Hoy por hoy, Francia y la UE son un Protectorado de EEUU: no tienen una política exterior soberana e independiente de lo que decide Washington. Los Comisarios europeos, comenzando por Ursula Von der Layen y Josep Borrell, son obedientes ejecutores de los designios de la Casa Blanca. Las elecciones legislativas francesas no dieron lugar a ningún cuestionamiento de esta dependencia. Peor aún, el simple hecho de manifestar el horror que provocan las masacres de palestinos en Gaza por parte de Israel te gana la acusación de “antisemitismo”.
Criticar al peón de la OTAN llamado Zelensky, que lleva adelante una guerra por poderes, te transforma en “Putinófilo” y por consiguiente en enemigo de tu propio país. Las pocas voces que se han alzado contra la política belicista y agresiva de Macron provienen, curiosamente, del gaullismo residual. Personalidades como Dominique de Villepin o Nicolas Sarkozy, o algún general en retiro, han alertado de lo demencial de una política que dividiendo a Europa hace el juego de EEUU y de sus intereses.
Francia Insumisa se ha limitado a proclamar que hay que retomar el camino de la diplomacia, y facilitar un cese al fuego tanto en Gaza como en Ucrania, sin exponer los linamientos de una política exterior global. Otros sectores, como el PSF, no hacen sino abundar en la rusofobia, el apoyo incondicional a Israel, y el atlantismo más ingenuo y patético.
Lo cierto es que la redistribución de la fuerza parlamentaria hará más difícil continuar entregándole ayuda militar y financiera a Zelensky, pero la redefinición de la política exterior francesa es una obra que aún está por hacer. Los intereses de la industria militar y de los poderes financieros que controlan el país apuestan a proseguir el esfuerzo de rearmar a Francia y a Europa, con su promesa de cientos de miles de millones de euros de lucro. La única duda reside en saber si ese dinero irá a parar al complejo militaro-industrial yanqui, o a la poderosa industria bélica francesa.
* periodista chileno francés
Análsis: El islamo-izquierdismo vence al pueblo francés
Javier Ruiz Portella
O lo que es lo mismo: el pueblo francés da la victoria al islamo-izquierdismo y se complace en ser dominado por él.
Los resultados de las elecciones francesas son claros, contundentes. Cuando, según todos los sondeos, la derecha patriótica de Rassemblement National (RN) iba a obtener como mínimo una mayoría simple de diputados, todas las previsiones se han ido al traste y el Frente Popular (coalición de partidos izquierdistas defensores de la inmigración islámica) se ha hecho con la mayoría simple. De tal modo, el RN ha quedado relegado a la tercera posición, detrás de los afines a la oligarquía liberal de Emmanuel Macron.
¿Por qué? ¿Qué ha pasado? ¿Cómo entenderlo cuando los vencedores de la primera vuelta habían sido los patriotas del RN?
Veamos primero las razones inmediatas. El juego de alianzas y renuncias de la segunda vuelta ha hecho que en un gran número de circunscripciones los electores han tenido que elegir entre un candidato RN y otro izquierdista o macronista. Eso ha hecho que, ante el temor (sic) de votar a un candidato de “la ultraderecha racista y fascista”, votantes que en la primera vuelta habían votado por un izquierdista se han tapado la nariz y han dado su voto al candidato del Macron al que hasta ahora tanto odiaban. Y al revés: orondos y respetables burgueses que habían votado por el candidato de Macron, han votado (por igual "temor") por el candidato de un Frente Popular que, entre otras cosas, ya ha anunciado que los va a crujir a impuestos en un grado hasta ahora no visto. Burgueses votando a comunistas... Ya lo decía Lenin: “Acabaremos vendiéndoles la soga con la que serán ahorcados”.
¡¿Cómo es posible?! ¿Hasta tal punto son necios, hasta tal punto son masoquistas? Sí, son necios, son masoquistas, no cabe duda —así puede ser y actuar el pueblo: ése mismo al que solemos ponerle una rimbombante mayúscula. Y esa necedad no la salva (sólo la atenúa) el hecho de que millones de inmigrantes con DNI francés —éstos, desde luego, no han sido ni necios ni masoquistas— han votado masivamente por quienes toman su partido contra los blancos “franceses de origen”. Así los llamaba, para vituperarlos, el muy blanco Jean-Luc Mélenchon, jefe de un Frente Popular que nada tiene de popular cuando se sabe que los obreros industriales y los campesinos de la Francia profunda son la primera clase social que da su apoyo al Rassemblement National.
¿Hasta tal punto se odian a sí mismos los urbanitas blancos de las grandes ciudades, los profesionales, intelectuales, estudiantes y clases medias empobrecidas de por doquier, toda esa multitud de blancos que ha preferido los “Otros” a sí mismos? Sí, se odian, por supuesto. Pero aún odian más lo que consideran ser el monstruo ultraderechista y fascista en el que Marine Le Pen y Jordan Bardella son lo mismo que Hitler y Mussolini. La ideología (llamémoslo así) con que la oligarquía liberal lleva adoctrinando al mundo desde hace ochenta años no se vence, en efecto, de la noche a la mañana.
Dicho lo cual, es una batalla perdida, desde luego, pero no la guerra. Y ésta continúa. Con victorias importantes, como la creación en el Parlamento Europeo del grupo Patriotas por Europa, comandado por el húngaro Viktor Orbán y al que se unía, el mismo día en que Orban visitaba a Putin en Moscú, el español Vox, y del que forman ya parte (exceptuando a Fratelli d’Italia, empeñado en desertar del campo nacional) muchos otros partidos identitarios, como el mismo Rassemblement National francés.