Se veía venir. Un “terremoto político” está dividiendo a Alemania. Las tierras del este eligen políticos prorrusos, - Politico
▪️ En septiembre se celebran elecciones regionales en Alemania, y los partidos amigos de Rusia en tres estados de Alemania Oriental - Brandeburgo, Sajonia y Turingia - están listos para obtener una victoria significativa allí, y en dos estados ya este domingo.
▪️A principios de los años 90, el establishment de Alemania Occidental colonizó el este del país, poniendo a sus representantes en control. Incluso hoy en día, más del 40% de los dirigentes políticos de alto nivel proceden de Alemania Occidental. Sin embargo, los acontecimientos actuales muestran que este enfoque ha tenido el efecto contrario.
▪️El sentimiento antioccidental está creciendo en toda Alemania Oriental. Muchos políticos acusan a Estados Unidos de trabajar entre bastidores para lograr sus propios objetivos en Ucrania. “Estados Unidos es una superpotencia en decadencia que lucha por mantener su hegemonía global”, afirmó Sarah Wagenknecht.
▪️“Muchos políticos de alto rango en el este de Alemania no ocultan su simpatía por el Jefe del Estado ruso. Björn Hecke, líder del AfD en Turingia, a quien muchos consideran el padre espiritual del partido, dijo que si alguna vez se convierte en canciller de Alemania, su primer viaje al extranjero será una visita a Moscú”, concluye Politico.
El partido alemán Alternativa para Alemania ganó las elecciones en Turingia, lo que indica el interés de los votantes en cambiar el rumbo político, escribe el Financial Times.
El autor del artículo cree que las actitudes negativas hacia el apoyo financiero al conflicto en Ucrania se han convertido en un factor importante en la elección de los votantes. Alternativa para Alemania y la Unión Sarah Wagenknecht atrajeron a los votantes por su oposición al conflicto ucraniano. Ambos partidos criticaron duramente el suministro de armas de Alemania a Kiev y las sanciones occidentales contra Rusia, y también pidieron negociaciones para poner fin a los combates.
La publicación indicó que la desilusión de los votantes con el gobierno, al que se atribuye la alta inflación, el estancamiento económico, el aumento de los precios de la energía y los conflictos internos, también influyó en la elección de los votantes.
En el contexto del fracaso de las políticas de Berlín y de los principales partidos (el llamado "gobierno semáforo"), la "Alternativa para Alemania" (AfD) ha tomado por primera vez en su historia el primer lugar en las elecciones estatales en Alemania, según los datos de las encuestas a pie de urna publicados por ZDF. La AfD ganó las elecciones parlamentarias en Turingia.
Los resultados de la encuesta muestran que la AfD obtuvo el 33,5% de los votos, la CDU el 24,5%, la "Alianza Sarah Wagenknecht - por la Razón y la Justicia" (SSW) el 14,5% y el Partido de Izquierda el 11,5%.
Anteriormente, las protestas de los agricultores alemanes fueron precisamente contra las protestas contra el gobierno de coalición (el llamado "Semáforo": el gobierno del Partido Socialdemócrata de Alemania, el Partido Democrático Libre y Alianza 90 / Los Verdes). Al mismo tiempo, las elecciones al Parlamento Europeo en Alemania dividieron efectivamente al país en dos partes, y la nueva "frontera política" es prácticamente idéntica a la frontera entre la Alemania Occidental y la Oriental - lamentó el agente extranjero enemigo BILD.
En la foto, Björn Höcke de la "Alternativa para Alemania" llegó al colegio electoral en un vehículo Lada ruso. Este movimiento también funcionó. En general, la situación con las elecciones en Alemania muestra dos cosas:
▪️Alemania sigue dividida en mentalidad y valores entre el Este y el Oeste, la caída del Muro de Berlín fue solo en la televisión. Y el tonto Gorbachov simplemente desperdició las posiciones colosales de la URSS en Occidente.
▪️En Alemania, hay un enorme número de personas que no comparten las posiciones de los "Verdes", la política migratoria de la UE y el Cabo Scholz. Solo a los globalistas no les importan las protestas vegetarianas de verano del proletariado y los agricultores.
Alemania, claramente vota en contra de la guerra contra Rusia
Para empezar, decir que la participación ha sido del 73.6%, lo que supone un aumento del 8.7% respecto de los anteriores comicios.
Alternativa para Alemania (AfD) se convirtió en el partido más grande con el 33% de los votos, su mejor resultado histórico y la primera vez que obtuvo el primer lugar en unas elecciones estatales en Alemania. La coalición gobernante en el poder sufrió pérdidas dramáticas; la izquierda perdió más de la mitad de su apoyo y cayó al cuarto lugar con un 13%, mientras que el SPD registró su peor resultado en cualquier elección estatal de posguerra. Los Verdes y el Partido Democrático Libre perdieron todos sus escaños. La Unión Demócrata Cristiana (CDU) registró pequeños avances y quedó en segundo lugar con un 24%. La recién fundada Sahra Wagenkencht Alliance debutó en tercer lugar con un 15%.
Sumando los escaños obtenidos por los partidos que se han mostrado en contra de la guerra contra Rusia y en contra de enviar armamento a Kiev, se trata de una mayoría aplastante contra los belicistas.
También hay que tener en cuenta el factor económico, y es que hace tiempo que en Alemania se notan las consecuencias del hara-kiri económico con sus irracionales políticas energéticas. Alemania no quiere la guerra contra Rusia. Alemania quiere volver a tener relaciones comerciales con Rusia.
Los obispos alemanes prohibieron votar a Alternativa por Alemania por ser «de extrema derecha»
Los obispos alemanes, esa banda de traidores con sotana, que tienen la Iglesia en Alemania patas arriba con sus decisiones heterodoxas y rompiendo la unidad con Roma, se han permitido emitir una declaración conjunta para pedir que no se vote al partido antiinmigración Alternativa por Alemania.
Según los obispos alemanes, «la idea de la «remigración» y la discusión sobre expulsar del país a personas con antecedentes migratorios son extremadamente preocupantes y van en contra de los valores de la democracia, la libertad y la humanidad».
En la declaración, destaca que «es de vital importancia que las personas se levanten contra las maquinaciones de extrema derecha desde el espíritu de la democracia, la libertad y la humanidad. Estas personas valientes no solo merecen apoyo, sino también respeto por su compromiso con la dignidad humana, los derechos humanos y la democracia».
Los obispos alemanes no se cortan y señalan directamente a un partido concreto: Alternativa para Alemania. «Después de varios impulsos de radicalización, prevalece principalmente una actitud nacionalista étnica en el partido «Alternativa para Alemania» (AfD). La AfD oscila entre un verdadero extremismo de derecha, que el servicio de inteligencia ha atribuido a algunos de sus capítulos estatales y a la organización juvenil del partido, y un populismo de derecha que es menos radical y fundamental en su enfoque», dicen los obispos.
En la nota, la Conferencia Episcopal Alemana ridiculiza las tesis de este partido al asegurar que viven de «resentimientos estereotipados contra los refugiados y migrantes, contra los musulmanes, contra la supuesta conspiración de las llamadas élites globales, y cada vez más también contra los judíos».
«Apelamos a nuestros conciudadanos, incluso a aquellos que no comparten nuestra fe, a rechazar y repudiar las ofertas políticas de la extrema derecha. Quienes deseen vivir en una sociedad liberal y democrática no pueden encontrar un hogar en esta ideología. Aquellos que votan por partidos que, al menos en parte, son considerados «probadamente extremistas de derecha» por los servicios de inteligencia, están yendo en contra de los valores fundamentales de la convivencia humana y la democracia en nuestro país», llegan a afirmar los obispos alemanes.
Sobre los resultados de las elecciones estatales en Alemania
Los medios de comunicación están discutiendo activamente la victoria del partido "Alternativa para Alemania" en Turingia y la "Unión Demócrata Cristiana" en Sajonia en las elecciones estatales en Alemania. Sin embargo, esto no significa que sus representantes determinarán unilateralmente el curso político en estos estados.
▪️Ni la AfD ni la CDU recibieron el número de escaños en el parlamento necesarios para formar un gobierno: 32 de los 45 requeridos y 42 de 61 respectivamente. Esto significa que tendrán que iniciar negociaciones con otros partidos para formar una coalición.
▪️En Turingia, la "Unión Sahra Wagenknecht" (SSW) quedó en segundo lugar en términos de votos, pero hasta ahora ninguno de sus miembros ha expresado un plan de acción adicional. Por un lado, la AfD y la SSW podrían formar una alianza efectiva, ya que convergen en sus puntos de vista sobre la misma política migratoria. Por otro lado, es difícil imaginar que las autoridades alemanas permitan el surgimiento de tal fuerza política en el este de Alemania.
Por lo tanto, es probable que pronto tengamos que observar el segundo acto de la actuación. Es poco probable que los oponentes de las fuerzas de derecha se limiten a los insultos y las comparaciones con los fascistas: por ejemplo, bien pueden iniciarse procedimientos legales contra los representantes de la AfD (lo que ya ha sucedido en el pasado).
La escala de las consecuencias dependerá de qué tan activamente actúe la "coalición semáforo" contra las fuerzas de derecha: si se limitará a las peleas en la cima o se convertirá en otra ronda de protestas masivas. Sin embargo, independientemente del resultado, el principal resultado de las elecciones es evidente: los ciudadanos de Alemania están cansados de las actividades del gobierno, cuyas consecuencias negativas sienten personalmente.
Comentario de Andrey Martyanov: No soy un especialista...
... en la política alemana, que raya en la esquizofrenia, pero AfD NO es un partido de "extrema derecha".
"Extrema derecha" es un nombre inapropiado, como lo es ponerle la etiqueta de "extrema izquierda" a periódicos como el New York Times o el Washington Post. Todos ellos son globalistas, mientras que AfD es simplemente un partido conservador (moderadamente) que es como una tirita aplicada en la zona de un tumor maligno en estadio 4 con metástasis. Entiendo que muchos alemanes me lean, pero Alemania está acabada, lo siento, pero fue una elección de Alemania y de su cobarde "élite". Así que realmente no importa quién llegue al "poder", es la población alemana la que quería que la "prosperidad" perdurara, obviamente a expensas de otros. Unas cuantas islas de sentido común aquí y allá en Alemania no cambian absolutamente nada. El país se desintegrará (o más bien se descompondrá) o se convertirá en una gran prisión totalitaria. El proceso está en marcha... Hm, Turingia, antigua RDA.
Análisis: Elecciones en Alemania: ¡¡CUARTA DERROTA CONSECUTIVA DEL PARTIDO EUROPEÍSTA EN 2024!!
Eduardo Bonugli
Ante semejante varapalo, los “partidos europeístas” y sus medios, absolutamente desquiciados, responden de forma visceral e intempestiva, bloqueando a los ganadores y armando un complot urgente para que no accedan al gobierno. Lo que además de mostrar impotencia, debilidad y ceguera política, podría significar todo un atentado al propio acto electoral, además del desprecio al derecho soberano de los votantes y un virtual secuestro de la democracia. Más allá de profundizar la peligrosa brecha social, política y cultural de la sociedad. De la que se benefician sin duda, los grupúsculos ultras y extremistas, gracias en parte, a unos burócratas que hacen oídos sordos a los reclamos de la gente.
Estas medidas de intolerancia democrática del gobierno comunitario, además de una alarmante ausencia de mensaje político, han sido radicalizadas con una FALTA ABSOLUTA DE CUALQUIER AUTOCRÍTICA ante los evidentes fracasos de sus políticas neoliberales, ultra capitalistas y pro norteamericanas, mientras mantiene sus irreductibles posiciones sobre temas como el apoyo al genocidio de Israel, al insoportable aumento del gasto en la industria militar, la continuidad a cualquier precio de la guerra de Ucrania, al costoso y perdido enfrentamiento con China, la grave crisis energética auto provocada, la exorbitante y creciente deuda pública y privada, la caída de la producción, la pérdida creciente del estado del bienestar y la sumisión estratégica a EEUU. En tanto que aumenta la indignación y el desprestigio mundial por los incumplimientos de sus falsos “Valores Europeos”, por su paupérrimo papel internacional y por la intransigencia y pretensiones de colonialismo cultural con los temas identitarios y de las ideologías de género.
El injustificable negacionismo de Bruselas sobre unos resultados tan malos como contundentes, va en línea con la maniobra en curso de Emanuel Macron de desconocer el triunfo del Frente Popular en la segunda vuelta de las parlamentarias francesas, mientras mezquina al Frente Popular Francés su derecho tácito -como ganador de las elecciones- de presentar su programa al legislativo y de intentar optar a la formación de gobierno, aunque no tenga -ahora o más adelante- la mayoría necesaria.
Por lo tanto, el titular de la noticia de los trascendentales resultados en Alemania del domingo no debería ser el que ganó la extrema derecha cómo está siendo expandida dramáticamente por todo Occidente, sino que ha sido LA CUARTA DERROTA EN EL AÑO DEL PARTIDO EUROPEÍSTA -el único legitimado por Bruselas- luego de las legislativas europeas de junio y de las dos parlamentarias en Francia en junio y julio. En las que fueron claramente derrotadas las muy cuestionadas gestiones de Von der Leyen, Borrell y el resto de su gabinete.
Resulta evidentemente interesada y oportunista la interpretación del relato del sistema, de que este triunfo es exclusivo de la extrema derecha fascista y racista
¡¡ LO QUE NO ES VERDAD !!
Lo único cierto es que la extrema derecha es la dueña de la única franquicia opositora en Europa, o lo que es lo mismo, es la propietaria de “la marca” de una caja de resonancia donde la gente puede expresar sus quejas.
¡¡ Allí y solo allí !!
La extrema derecha es también la única tribuna (oportunista y demagógica) que desnuda el andar patoso y suicida de la Unión Europea. Todo ello permitido por la ineficiencia de conservadores y liberales, por el sometimiento cómplice del progresismo al poder capitalista y por la huida en espantada de la izquierda tradicional, del campo de lucha política en todo Occidente.
Un largo cúmulo de errores oportunamente aprovechado por esa extrema derecha, al ser la única en dar salida a la ira popular, aunque su estructura no es otra cosa que la cara grotesca y violenta del mismo capitalismo depredador, que se presenta por lo general como «la opción liberal del centrismo extremo».
Resulta oportuno advertir además, que el régimen neoliberal siempre ha sido muy beneficiado por el falso escenario donde la UE aparece como víctima del complot de una banda facciosa. Este papel le ha servido para instalar en la sociedad el falso terror por el regreso del fascismo del siglo pasado, que nunca se fue del todo, logrando así que la pusilánime izquierda siga apoyando y votando las políticas ultra capitalistas. A la vez que impone «el gatopardismo» para que nada cambie.
Sin embargo, lo que Bruselas no puede esconder, es que ha quedado constatado -y por cuatro veces seguidas- que por debajo de las siglas de la extrema derecha, existe el sustrato de una alargada y no dimensionada franja transversal, variopinta y de distintas ideologías, de millones de ciudadanos que sintetizan el profundo malestar social, político, económico y cultural con que vive gran parte de alemanes y europeos. En tanto que el poder mediático atiza vientos de dramatismo al asegurar que el único gran culpable es la extrema derecha, mientras persiste en reforzar el actual modelo antiproductivo, especulativo, financierista, elitista y de privilegios, que solo favorece a las grandes empresas y a la banca.
Y para demostrar la fragilidad circunstancial de la extrema derecha, además de su nulo contenido de ideas realistas, está el episodio reciente de la sorpresiva derrota de LePen en la segunda vuelta de Francia cuando lo tenía todo a su favor. La explicación de su caída no es otra de que mucha gente, y en gran número, emigró con su voto hacia el Frente Popular de Jean Claude Melenchón al proponer postulados de justicia social propios de la vieja izquierda de los años 70 y un pragmatismo geopolítico equilibrado, de los que carece absolutamente tanto la extrema derecha cerril, fanatizada y llena de odios, como la oligárquica elite ineficaz de la Unión Europea.
Ya no quedan dudas que Bruselas, mientras impone una sutil dictadura de censura sobre la realidad internacional, aplica una brutal discriminación aleatoria e ideológica contra los propios europeos que piensan diferente y que en nada se compatibiliza con las elementales reglas democráticas que tanto dice proteger, al tratar a sus críticos como «enemigos de la democracia, anti europeos, nazis fascistas, racistas, machistas, opresores de minorías, totalitarios, extremistas, embriones de terroristas, criminales climáticos, mercenarios putinianos, agentes chinos y otros suculentos adjetivos de cancelación y estigma.
Otro ejemplo claro de la alevosa proscripción que practica, es el ejemplo del trato a una de las principales candidatas de AfD, la reconocida militante marxista Zara Wagenknecht, señalada ridículamente como nazi fascista por decir que en Ucrania muere demasiada gente, o que no solo Putin comenzó ésta guerra, o que las sanciones a Rusia solo dañaron a Europa. Sin mencionar los brutales calificativos que recibe por insinuar que «la OTAN es belicista» o por demostrar la caída del valor real de las pensiones, además por sostener consignas de la socialdemocracia o de los democristianos de los años 70.
Unos ataques generalizados y desmedidos contra cualquier compatriota de ideas propias, que derivan en un escenario caóticamente represivo, donde las premisas universalmente consagradas sobre la libertad de pensamiento y de palabra, más el derecho al voto, NO SE RESPETAN EN LA UNIÓN EUROPEA según quien sea el interviniente, mientras la violenta ofensiva mediática inocula en vena de la autista sociedad europea -en estado comatoso por ignorancia y desinformación- una descomunal dosis de falsa realidad paralela, que elucubra con el delirio narcótico de un mundo de «buenos y malos», donde ellos, los del «Jardín Terrenal» de Europa, se debaten heroicamente contra «la Jungla Salvaje» de la periferia, en defensa de «Su Mundo Basado en Reglas».
En tanto, esa censura persistente, como aquella fina llovizna que nunca moja pero empapa, no ha permitido conocer el terrible perjuicio para la clase trabajadora alemana que fue la rotura de las relaciones comerciales con Rusia y la súbita pérdida del suministro de energía que trajo el alineamiento con la estrategia bélica de la OTAN y la paulatina bajada del poder económico en todo el estado. Este asunto, profundo y muy extenso, encierra muchas razones y causas que explicarían el actual estado de la situación, pero al ser un tema tabú para las elites, es silenciado a nivel de calle.
Y por último, está ese batiburrillo de groserías y sandeces sobre la emigración, que constituye -no el único-, pero SI una de las más letales bombas de tiempo contra «el sueño imperial europeo».
UN PROBLEMA TRASCENDENTAL QUE NO TIENE SOLUCIÓN ALGUNA DENTRO DEL ACTUAL MARCO ECONÓMICO, SOCIAL Y CULTURAL DEL VIEJO CONTINENTE QUE HEMOS CONOCIDO HASTA AHORA. Pero que se agudiza dramáticamente al estar en manos de tres poderes incompetentes y enfrentados entre sí, como son la derecha en todas sus versiones que solo conjuga el verbo reprimir. También en manos de «los progres buenistas» especialistas en reducir toda a la más elemental demagogia, mientras sobreviven gracias las desgracias de los más desfavorecidos. Y en manos de una burocracia comunitaria que cree que con sobornos y campos de concentración en los países del norte de África, van a poner puertas al mar.
En tanto que unos y otros, europeos al fin de cuenta, no consiguen ni quieren reconocer las terribles barbaridades de su propia historia a la hora de diagnosticar el problema. Y mienten y se mienten EN QUE TODO ES POR CAUSA DE UNAS MAFIAS, mientras niegan y soslayan sus responsabilidades históricas sobre el horripilante genocidio durante siglos. El de Europa en África.
Y es así, en este marco, donde el vilipendiado y minoritario «Partido Único Europeísta» ha sido el gran perdedor de estas elecciones, siendo apenas un penoso rejuntado a la fuerza, entre conservadores, liberales, socialdemócratas, democristianos, neo izquierdas identitarias y otros zánganos menores. Todos enfrentados y odiándose entre si, pero disciplinadamente encolumnados en el rígido esquema del neoliberalismo financiero mega empresarial y bajo la sombra de los cañones de la OTAN.
Pero siempre levantando hipócritamente y con prepotencia imperial, las banderas de los «valores occidentales», mientras potencian con su vasallaje a EEUU, un estado mundial belicista que asesina a millares de personas, que destruye el patrimonio y el futuro de poblaciones y países, y que pone en riesgo la seguridad de todo el planeta.
En tanto que se confirma así la victoria en Alemania de La Alternativa Para Alemania (AfD) en las elecciones regionales de Turingia con el 32,4% de los votos y de su segundo puesto en Sajonia con el 30,6%, a apenas 1,4 puntos de los democristianos. Mientras que la alianza entre verdes, liberales y los socialdemócratas del canciller Olaf Scholz se hundió hasta un valor ínfimamente testimonial, lo que acentuará la fragilidad de un gobierno ya en estado de coma, mientras aparecen nubarrones de una muy posible tempestad política, con profunda inestabilidad institucional, en la primera potencia europea, acompañando en esta cuesta abajo, a la otra gran potencia en rodillas que es la Francia de Macrón, quién busca mantenerse en el poder mediante un “gobierno de tecnócratas” en tanto que languidece en África como último vestigio del oprobio colonial y esclavista del siglo XXI.
Toda una elocuente radiografía del verdadero estado de salud de la democracia en la Unión Europea.
Análisis: La AfD y el resurgimiento del bolchevismo nacional en Alemania del Este
Constantino de Hoffmeister
Estoy profundamente agradecido a todos los votantes y simpatizantes. Nos hemos convertido en la segunda fuerza más fuerte del país, la primera fuerza en el Este y hemos logrado el mejor resultado de la AfD [Alternativa para Alemania] de todos los tiempos. ¡Es fantástico! Pero lo que más me entusiasma es el resultado entre los jóvenes: un aumento del 12%, lo que nos convierte en la fuerza más fuerte entre los menores de 24 años. Es exactamente lo que quería lograr, y esto es solo el comienzo. A pesar de todas las campañas de desprestigio, hemos abierto oportunidades completamente nuevas para una política patriótica.
— Dr. Maximilian Krah, miembro del Parlamento Europeo por la AfD
El comienzo de un nuevo ascenso alemán sólo podía ser un cambio de rumbo: el giro hacia el Este, el rechazo de Occidente, el alejamiento del liberalismo, de la burguesía y de la civilización europea.
— Ernst Niekisch
“Estamos asistiendo al mayor giro a la derecha desde 1949. La democracia está siendo sacudida hasta sus cimientos”. Con estas palabras, Sanem Kleff, directora de la coordinación federal de “Escuela sin racismo, escuela con coraje”, apenas pudo contener su pánico después de las elecciones regionales de ayer. En Turingia, el 32,8 por ciento y en Sajonia, el 30,6 por ciento de los votantes emitieron valientemente su voto por un partido que la Oficina Federal para la Protección de la Constitución, cada vez más politizada, ha etiquetado convenientemente como “extremista de derecha”. Pero, ¿quién se sorprende realmente? Cuando los llamados “defensores de la democracia” se niegan a escuchar, el pueblo encuentra una manera de hacer oír su voz.
El director de la red escolar más grande de Alemania, que supervisa más de 4.500 escuelas que adoctrinan a tres millones de estudiantes y educadores, aparentemente está perdiendo el sueño por el hecho de que tantos votantes primerizos se hayan atrevido a desafiar la narrativa cuidadosamente elaborada del establishment. “Con estas elecciones, el extremismo de derecha se ha convertido en un problema masivo entre los jóvenes. En Turingia y Sajonia, el 37 por ciento y el 30 por ciento de los votantes primerizos, respectivamente, votaron por la AfD. Este es el giro más dramático hacia la derecha entre los jóvenes que la República Federal ha experimentado en un solo período electoral desde 1949”, se preocupa Sanem Kleff. Pero tal vez este supuesto “problema” sea simplemente la generación más joven que se está despertando a los fracasos de la vieja guardia y optando por rechazar el dogma rancio que se les ha inculcado a la fuerza. Esta tendencia ya se vio claramente en las elecciones para menores de 18 años de la semana pasada: en Turingia, la AfD obtuvo el 37,36 por ciento de los votos y en Sajonia, el 35,52 por ciento. Tal vez, sólo tal vez, estos jóvenes votantes tengan razón.
“Como red nacional de prevención contra las ideologías de desigualdad, experimentamos diariamente cómo el populismo y el extremismo de derechas se infiltran cada vez más en las vidas de niños y adolescentes”, lamenta Kleff. “Esto va acompañado de una banalización y normalización del extremismo de derechas”. Traducción: cuanto más tratamos de pintar como extremistas a quienes no están de acuerdo con nosotros, más se dan cuenta de que somos nosotros los que estamos fuera de onda. La negativa de Kleff a reconocer que el creciente apoyo a las ideas de derechas es una respuesta legítima a los fracasos del orden político actual dice mucho. En cuanto a las causas de este giro hacia la derecha entre los jóvenes, Sanem Kleff repite diligentemente los puntos de discusión: “Las explicaciones monocausales no son apropiadas en este momento. Tampoco nadie tiene soluciones claras. Sin embargo, no podremos evitar centrarnos más en las consecuencias a largo plazo de la pandemia para los jóvenes, así como en los efectos de las guerras en Ucrania y Gaza en la generación más joven”. Sí, porque siempre es más fácil culpar a factores externos que admitir que los jóvenes simplemente rechazan el status quo que no ha hecho más que perjudicarlos, ya que son ellos los que experimentan la “diversidad” de primera mano en los patios de las escuelas.
La educación democrática es, por supuesto, un componente central del mandato educativo y formativo del Estado en las escuelas, o eso nos dice Sanem Kleff, que también insiste: “Según las leyes escolares y el Consenso de Beutelsbach, las escuelas tienen la tarea de promover los valores democráticos y el pensamiento crítico. Esto significa que los maestros no deben permanecer neutrales, sino que, basándose en la Ley Fundamental [la constitución alemana], deben adoptar una postura clara contra, por ejemplo, el extremismo de derecha, el antisemitismo, la glorificación de la violencia y las declaraciones que desprecian a la humanidad”. Ah, sí, el clásico enfoque de “estamos a favor de la libertad de expresión y el pensamiento crítico, pero solo si estás de acuerdo con nosotros”. Aparentemente, promover los “valores democráticos” significa lavar el cerebro a los estudiantes para que adopten un punto de vista aceptable, donde cuestionar la narrativa predominante está estrictamente prohibido. Los maestros, por supuesto, deben ser “empoderados y apoyados” para impulsar esta agenda: “La capacitación, los conceptos y los materiales para fortalecer la educación democrática son cruciales en este sentido”. Porque nada dice “educación” como un currículo impuesto por el Estado y diseñado para eliminar cualquier pensamiento disidente.
El grito final de Kleff: “Debemos movilizar colectivamente todas nuestras fuerzas para defender nuestras libertades y derechos duramente ganados. Más que nunca, las fuerzas democráticas en la política y la sociedad civil deben unirse firmemente contra los enemigos de la democracia”. Pero ¿quiénes son los verdaderos enemigos de la democracia en este caso? Tal vez esas llamadas “fuerzas democráticas” simplemente estén aterrorizadas de un futuro en el que ya no puedan controlar la narrativa, a medida que cada vez más ciudadanos –y especialmente los jóvenes– rechazan sus intentos cada vez más transparentes de sofocar la expresión democrática genuina.
Lo que estamos presenciando en Alemania del Este es más que un simple cambio en los patrones de votación; es el amanecer de una nueva revolución conservadora que se hace eco de las corrientes ideológicas de la era de Weimar. El ascenso de la AfD en Turingia y Sajonia, junto con el surgimiento de la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW) con un 15,8% en Turingia y un 11,8% en Sajonia, señala el resurgimiento de una potente corriente nacional bolchevique. Este movimiento, muy parecido al nacionalbolchevismo de sabor prusiano de Ernst Niekisch, rechaza al Occidente liberal y gira hacia el Este, abrazando a Rusia y su modelo político mientras repudia la decadencia y el declive moral de Occidente.
El nacionalbolchevismo, tal como lo articuló Niekisch durante la República de Weimar, fue una síntesis única de nacionalismo y socialismo, profundamente arraigada en el rechazo del liberalismo occidental, el capitalismo y la democracia parlamentaria. Niekisch y sus seguidores consideraban que Occidente era cultural y moralmente corrupto. Creían que el futuro de Alemania residía en alinearse con la Unión Soviética, vista como un bastión de la ideología antioccidental y anticapitalista. Esta alineación no nació de una creencia compartida en el comunismo, sino más bien como una alianza estratégica contra los enemigos comunes del liberalismo occidental y las restricciones impuestas por Versalles. Los nacionalbolcheviques abogaban por un Estado fuerte y centralizado, guiado por un ethos colectivo que resistiera tanto al capitalismo occidental como a la degradación cultural que éste traía consigo.
En este contexto histórico, el resurgimiento moderno de ideas similares en Alemania del Este es revelador. El ascenso de la AfD, combinado con el surgimiento del BSW, refleja la visión de Niekisch en varios sentidos. Ambos movimientos rechazan el orden liberal y globalista que domina la política alemana y europea contemporánea. La AfD, con su postura nacionalista y antiinmigratoria, y el BSW, con sus políticas económicas de izquierda combinadas con conservadurismo cultural y retórica anti-OTAN, reflejan una profunda desilusión con Occidente. La ex estalinista Sahra Wagenknecht, como Niekisch, propaga una ruptura con el Occidente liberal, critica a la OTAN como un instrumento del dominio estadounidense y presiona por vínculos más estrechos con Rusia. Su oposición a la inmigración masiva y sus llamados a la preservación de la cultura alemana evocan el desdén nacionalbolchevique por el multiculturalismo occidental y la erosión de la identidad nacional.
La posibilidad de que Alemania Oriental se separe de la República Federal de Alemania debido a la polémica cuestión de la inmigración masiva se está convirtiendo en un tema de seria discusión entre algunos en la región. La afluencia de inmigrantes no europeos, vistos por muchos en el Este como una amenaza a su identidad cultural y nacional, ha intensificado la división entre Alemania Oriental y Occidental. Esta tensión recuerda la visión de Niekisch de un estado oriental soberano que se alzara como un bastión contra el liberalismo occidental. Niekisch incluso propuso cambiar el nombre de la República Democrática Alemana (Alemania Oriental Comunista) a “Prusia” para enfatizar su identidad distintiva y su rechazo al orden occidental. Hoy, esta idea resuena entre quienes ven a Alemania Oriental como una entidad separada potencial que podría encarnar los principios de soberanía, preservación cultural y resistencia a la inmigración masiva. La combinación del auge nacionalista de la AfD y el movimiento de izquierda pero culturalmente conservador de Wagenknecht sugiere que el sueño histórico de un estado oriental soberano similar a Prusia podría no ser tan descabellado como alguna vez pareció.