Francisco Carrión
Desde hace semanas
decenas de saharauis aterrizan en el aeropuerto de Barajas en busca de protección internacional. Proceden de los territorios del
Sáhara Occidental ocupados desde 1976 por
Marruecos. La suya es una mudanza precaria y agitada, con lo más básico reunido en una maleta. Una marcha silenciosa que, en
España, se enfrenta a las negativas despachadas por el ministerio del Interior y los tribunales. La marejada de fondo resulta aún más alarmante: la calculada estrategia de Marruecos para asfixiar a la población nativa y aumentar el censo de colonos en una tierra que desempeña un papel clave en el narcotráfico y la migración hacia España.
Una operación que ejecuta el ministerio del Interior marroquí y que deja al descubierto un funcionario del departamento destinado en el Sáhara Occidental. Por primera vez una fuente en el interior del ministerio que firma la represión denuncia públicamente sus métodos. “El ministerio del Interior marroquí en el Sáhara Occidental hace de guardián; es el organismo civil encargado de aplicar la estrategia de Marruecos en el Sáhara Occidental”, desliza en conversación con El Independiente este funcionario, de origen saharaui y afincado en El Aaiún, que por miedo a represalias exige anonimato. Este diario ha podido comprobar la identidad y ocupación del empleado así como su cargo en el organigrama del ministerio del Interior marroquí, al que lleva vinculado décadas con diversas responsabilidades.
Palacio real y agencias de inteligencia
El departamento es uno de los vértices de la operación de Marruecos en la ex provincia española. “Forma parte del comité de supervisión integrado por los servicios de seguridad, tanto la inteligencia civil como la militar, el Palacio real y el ejército que supervisa la gestión del Sáhara Occidental. Todos los gobernadores del Sáhara Occidental son nombrados por el departamento de Inteligencia. En el ejército, la mayoría de los gobernadores tienen el rango de coronel, especialmente en las ciudades de El Aaiún y Dajla, y luego oficiales en Smara, Bojador y Auserd”, desliza esta fuente, que por su cargo y sus responsabilidades tiene conocimiento de cómo opera esta red a cargo de mantener la ocupación en el último territorio por descolonizar de África. La actual política en el Sáhara tiene su origen en el Real Decreto dictado por Hasán II en 1982, que consideraba la región del Sáhara Occidental como una región sujeta a un régimen militar en términos de gestión.
“La estrategia en el aspecto económico está dirigida a marginar y excluir al saharaui y confinarlo a espacios económicos que tienen un impacto limitado y de corto plazo, porque la mentalidad en Marruecos que dirige el Sáhara Occidental considera que la liberación económica de los saharauis equivaldría a la liberación de sus posiciones políticas en el expediente saharaui, y también contribuiría al crecimiento demográfico a través de la reproducción, y esto afecta a la estrategia de Marruecos de eliminar el elemento saharaui a través de asentamientos, el fomento de la migración desde las ciudades de Marruecos hacia el Sáhara Occidental y la promoción de la natalidad”, explica este responsable.
El régimen alauí ha bloqueado desde 1991 la celebración de un referéndum de autodeterminación para dirimir el estatus del que es considerado por la ONU un territorio no autónomo. En 2007 presentó un plan de autonomía que ha tratado de imponer desde entonces pese al rechazo del Frente Polisario. Un movimiento que ha estado acompañado de las llamadas a potenciales colonos marroquíes a emigrar al Sáhara. “En los últimos años el Estado marroquí ha comenzado a alentar a los ciudadanos marroquíes que residen en Italia, Francia y España a establecerse en el Sáhara Occidental como ciudades alternativas para ellos, especialmente a la luz de los indicios de que Europa sufrirá económicamente en el futuro, con la misma estrategia que adopta Israel”, esboza.
Clasificación de la población saharaui en colores
La vida diaria en la que fuera la provincia número 53 de España está regida por la máxima de la seguridad. “Marruecos observa a los saharauis en el Sáhara Occidental ocupado a través de una lente de seguridad”, señala este funcionario. Uno de los métodos empleados es la extrema vigilancia de la población autóctona y la estricta catalogación de los habitantes de origen saharaui. “En los documentos internos se usan colores -amarillo, verde, blanco o rojo, por ejemplo- para determinar la seriedad, el compromiso, la actividad, la acción y la interacción de una persona”, desliza. “Se manejan informes sobre cada individuo, los grupos y su naturaleza cultural y social”, agrega tras aportar documentos oficiales que prueban esta política de catalogación y discriminación. En uno de los informes, relativos a una asociación de discapacitados de Dajla, uno de los nombres del listado va acompañado del comentario “Pro Polisario”.
“Cada color determina su diagnóstico de seguridad. Así, por ejemplo, cuando un policía en los puestos fronterizos ve el color rojo, por ejemplo, debe informar a la inteligencia civil. Emplean los colores como medio para identificar a una persona: si es peligrosa o activa políticamente. Se busca todo. Una persona del Sáhara Occidental está determinada por su identidad política”.
“Cada día se escriben informes sobre los saharauis, sobre sus discusiones y diálogos, sobre sus ambiciones, sobre su interacción con los acontecimientos relacionados con la cuestión saharaui. Y el Estado, a través de muchas herramientas, reúne datos e información diaria, semanal y mensual a través de complejos métodos para controlar los márgenes de movimiento e interacción, por lo que cuenta con información precisa sobre los saharauis, y a través de ellos se crean programas y políticas cuyo objetivo final es neutralizarlos del conflicto político e incitarles a abandonar la identidad saharaui e integrarse en la cultura y sociedad marroquí. Quieren que la integración llegue a una etapa de cambio en el idioma, la vestimenta, la moral, la cultura o el estilo de vida cotidiano…”.
Un objetivo que esta fuente califica de “complejo bien definido”, que “progresa lentamente dentro de múltiples espacios y etapas para no provocar shock”. El resultado es desactivar cualquier reclamación política que, basada en la historia del territorio, exija la independencia y tratar de sofocar así las protestas que se producen. “Un buen saharaui en la estrategia marroquí sería aquella persona inactiva e ineficaz a nivel político, económico y cultural para influir en el futuro del conflicto; aquel individuo que no reacciona a los acontecimientos, no aprende, no trabaja, duerme la mayor parte del tiempo y tiene una zona de confort en la que vive con un espacio muy reducido. No produce ningún efecto a corto, medio o largo plazo”.
Un "saharaui domesticado", el objetivo
Esta búsqueda de un “saharaui domésticado” se completa con el crecimiento a “velocidad rampante” de la población de colonos. “Está presente en las instituciones y administraciones, en los comercios, en los transportes, en actividades extractivas como la pesca y el fosfato, y en todos los proyectos económicos, así como en la educación y la sanidad”.
La exclusión de los saharauis también se produce en los pasillos del ministerio del Interior. “Las tareas de un saharaui en este departamento son limitadas en términos de influencia y capacidad de movimiento. Su misión es el dosier saharaui, el control de crisis, la influencia en el bando saharaui y la creación de problemas en el Frente Polisario a través de redes sociales”. “Los altos funcionarios de origen saharaui que ocupan puestos de responsabilidad en las instituciones marroquíes sufren censura y espionaje permanente sobre ellos y sus familias. El Consejo Real Consultivo para Asuntos del Sahara (Corcas) se halla en coma porque están intentando crear un nuevo modelo”.
Discriminación económica
El funcionario que ha aceptado romper el silencio que rodea a la gestión de la ocupación marroquí en el Sáhara reconoce haber sido testigo de cómo en las reuniones ministeriales se discrimina abiertamente a los residentes saharauis. “En las reuniones semanales o urgentes de seguridad las órdenes son impedir que los saharauis se beneficien del comercio, la agricultura, la pesca y las pequeñas y medianas empresas y que sólo se beneficien aquellos que colaboran con Marruecos o contribuyan a defender públicamente la posición marroquí en diversos puestos”. “Personalmente, en los trámites económicos que pasan a través de mí como funcionario de autoridad, recibo instrucciones en este sentido”.
El objetivo más inmediato es impulsar las inversiones económicas en los territorios ocupados. “Existe un plan para confiscar todas las tierras del Sáhara Occidental en zonas urbanas para inversiones de empresas de Europa del Este, Oriente Próximo y Asia. Por ejemplo, compañías de Europa oriental trabajan en la extracción de oro mediante métodos tradicionales en beneficio de las empresas del rey y de países de Oriente Próximo”.
Además de la continuada explotación de los recursos naturales, el Sáhara Occidental bajo yugo marroquí es un territorio propicio para el tráfico de seres humanos -operan las mafias que lanzan a los migrantes hacia Canarias- y el narcotráfico. “La cuestión del narcotráfico está considerada como uno de los expedientes más complejos y su gestión está supervisada por la inteligencia militar, por lo que sus ganancias se consideran una de las cajas negras al servicio de las políticas del Estado marroquí en el Sáhara Occidental, así como en sus disputas regionales y cálculos políticos internacionales”, advierte este funcionario.
Una paraíso para los narcos
“El Sáhara Occidental es una zona de tránsito en el mercado de la droga y la cocaína, hacia Mauritania y la parte del Sáhara Occidental controlada por el Frente Polisario, Argelia, Mali, Libia y Egipto, pasando a Europa a través de España”, indica esta fuente, que denuncia la connivencia de la clase gobernante y la inteligencia militar. “En el Sáhara Occidental, Marruecos implica a los representantes del poder legislativo de primer rango en el tráfico de drogas al crear pequeños grupos que transportan drogas a través del mar o por tierra en automóviles y a pie, incluidos parlamentarios saharauis, la mayoría de los cuales poseen apartamentos, casas y dinero en España, que tiene su origen en el narcotráfico y el lavado de dinero. Además, a los puertos ocupados del Sáhara Occidental llegan barcos procedentes de América Latina que transportan cocaína, desde donde es trasladada hacia Europa”.
Su testimonio tiene como antecedente cercano el caso de 'El Escobar del Sáhara', una red de narcotráfico liderada por el maliense Haj Ahmed ben Brahim, alias 'Escobar del Sáhara', y el ex parlamentario marroquí Abdenabi Bioui, alias 'El Maltés' que salpica a miembros de la élite política y deportiva, empresarios, notarios y policías de Marruecos por mover cientos de toneladas de hachís de Marruecos al norte de África y el Sahel. Las traiciones internas los dejó al descubierto y los llevaron al banquillo. Un tribunal de Casablanca lleva la causa. “En esta trama resulta importante conocer la relación social entre Ali el Hemma, consejero del rey, y Haj Ibrahim. Son de la misma tribu que existe en el norte de Malí y en el centro de Marruecos y fue esa relación la que otorgó autoridad e influencia en Marruecos al ahora detenido, que posee información sobre sus conexiones con grandes figuras del régimen marroquí”.
“La mayoría de los rostros de la política marroquí en el Sáhara Occidental se financian gracias a la venta y el comercio de drogas mediante su relación con la Inteligencia Militar”, denuncia. “El dinero de la droga sirve para sobornar a instituciones y políticos en Europa, África y América Latina para servir a las tesis de Marruecos en la cuestión del Sáhara Occidental, así como para servir a la agenda de Marruecos en sus relaciones internacionales”, agrega. Entre las tácticas empleadas, este funcionario cita la introducción de droga en las remesas de pulpo de la costa saharaui que llegan a España. “A Mauritania la droga pasa a través del comercio de hortalizas y frutas, así como de materiales industriales y ropa, para ser transportada al puerto de Nouakchott, desde donde se transporta a Europa y otras partes del mundo”. La complejidad de la red, admite, complica su detección por Interpol o Estados Unidos.
Para esta fuente, la inteligencia marroquí también se financia a través de la controlada industria pesquera. “Lois funcionarios de la inteligencia son empresarios y poseen empresas pesqueras en Dajla, una de las zonas más destacadas a las que Rabat recurre para blanquear dinero a través de algunas empresas pesqueras. El dinero de la droga regresa a Casablanca vía París-Bélgica-Nouakchott y el mercado de automóviles”. El régimen, denuncia esta fuente, ha tejido una red en los países vecinos con la implicación de “mportantes figuras de Mauritania, Malí y Níger en la cuestión de las drogas y la cocaína”.
Territorio comanche
El flujo migratorio y la permisividad para que sus redes operen en la militarizada costa del Sáhara depende de “la relación política entre España y Marruecos, con sus altibajos”. “Marruecos considera que la cuestión de la inmigración es una cuestión importante que sirve a sus intereses estratégicos en las relaciones con Europa, especialmente con España, como medio de chantaje político y como medio económico y de seguridad”, alega. “Marruecos intenta imponer una realidad en la que considera que los intereses de Europa son tan fuertes como el régimen marroquí y que sus intereses comunes requieren la asistencia política a Marruecos en la cuestión del Sáhara Occidental para servir a los intereses de Europa en materia de seguridad y migración”, añade.
Rabat facilita el movimiento de personas procedentes del África subsahariana y los usa más tarde como medio de presión en las relaciones españolas
“Rabat facilita el movimiento de personas procedentes del África subsahariana hacia Marruecos y los utiliza más tarde como medio de presión en las relaciones españolas y europeas. Es el Estado quien crea estas mafias de trata de personas. Algunas operaciones se llevan a cabo directamente bajo la dirección de las autoridades a través de muchos puntos y ubicaciones en el mar, y luego indirectamente a través de intermediarios entre el traficante y los oficiales de alto rango se pagan alrededor de 150.000 dirhams (15.000 euros por cada viaje). Marruecos es un régimen que tiene una mentalidad de gangsters cuando se trata de relaciones internacionales, por lo que practica todas las actividades y métodos para satisfacer sus intereses”.
El funcionario que accede a hablar en una conversación que se ha prolongado durante los últimos meses reconoce que lo hace después de recibir el consejo de sus compañeros de no trasladar las quejas internamente. “Quise protestar contra las políticas y estrategias que destruyen y atacan al pueblo saharaui, especialmente en los aspectos económicos y sociales, y muchas otras medidas a través de la explotación del poder por parte de los funcionarios marroquíes en el Sáhara Occidental. Estas estrategias no cambian, sino que se refuerzan o modifican cada diez años. Me hubiera gustado salir con franqueza y expresar estas posiciones, pero por consejo de algunos compañeros dejé el asunto por un tiempo, y por eso concedo esta entrevista”.
En un contexto marcado por el incremento de las llegadas de solicitantes de asilo y apatridia saharauis en España, este funcionario dice alarmado que “la presión económica es ahora enorme sobre los saharauis en el territorio ocupado”. “No tienen futuro en su tierra. Marruecos les ha cerrado todos los caminos, incluida la prospección de oro, la agricultura, el trabajo en la pesca o el comercio”. Y vaticina nuevas oleadas de migración: “Hay una lucha de poder abierta entre las alas del palacio real y algunas agencias de seguridad del país. A ella se debe el intento de migración masiva en el norte de Marruecos con destino a Ceuta”.
Fuente: El Independiente