Mohamad Hasan Sweidan
El Eje de la Resistencia se enfrenta a su prueba más crítica en su lucha por mantener la unidad en todos los frentes de batalla de Asia Occidental y demostrar su fuerza frente al ejército israelí respaldado por Estados Unidos, allanando el camino para un cambio regional que podría redefinir su futuro.
En su obra fundamental Strategy: A History, Lawrence Freedman explora el papel fundamental que desempeñan las alianzas en la guerra, afirmando:
En tiempos de guerra, a menudo se pone a prueba la fortaleza de una alianza, y su durabilidad puede ser crucial para la supervivencia de una nación. Las alianzas proporcionan no sólo apoyo material, sino también respaldo diplomático, inteligencia compartida y capacidad para coordinar estrategias, todo lo cual aumenta las posibilidades de victoria. No mantener las alianzas puede conducir al aislamiento y la debilidad, debilitando el esfuerzo bélico global.
Esta observación refleja los acontecimientos que se desarrollan en Asia Occidental como una prueba directa de la durabilidad y fortaleza del Eje de Resistencia.
Unidad de Cuadrillas
El 7 de octubre no sólo marcó el primer aniversario de la Operación Inundación de Al-Aqsa, sino también un punto de inflexión en el que la teoría de la «Unidad de Frentes» pasó de ser una idea abstracta a una estrategia concreta. En el último año, este concepto ha tomado forma a través de los «frentes de apoyo», y el conflicto en curso ha servido como campo de pruebas de su eficacia.
Con la cadena de asesinatos de alto perfil en todo el espectro del Eje de Resistencia, la alianza se ha enfrentado al grave desafío de demostrar su cohesión y capacidad para operar en múltiples frentes de batalla en un esfuerzo coordinado, y la unificación de estos escenarios se ha convertido en crucial para su visión regional más amplia.
Unificar los frentes
Desde el 8 de octubre de 2023, cuando Hezbolá del Líbano inició las operaciones de apoyo a Gaza, el Eje de la Resistencia trató de transmitir un mensaje claro: que cualquier ataque a un frente es un ataque a todos los frentes.
Este principio, central en la Unidad de Frentes, significa que el Estado de ocupación no puede manejar cada campo de batalla de forma aislada. La estrategia israelí de fragmentar el conflicto y tratar cada frente como una entidad separada se vuelve ineficaz cuando el Eje coordina sus respuestas a través de múltiples teatros de guerra.
El Eje de la Resistencia se enfrenta a una de las entidades militares más poderosas del mundo, apoyada por una superpotencia. Israel, con sus avanzadas capacidades tecnológicas y militares, cuenta con el respaldo de una coalición de poderosos Estados occidentales, entre ellos algunos con armamento nuclear que durante mucho tiempo han dominado el orden político mundial.
A la luz de este abrumador poderío militar, el Eje de Resistencia sabe que debe responder con una alianza que, aunque dispar en sus componentes, pueda plantear colectivamente una seria amenaza. Sólo a través de un frente unificado puede el Eje esperar desafiar eficazmente a un adversario tan formidable.
La Unidad de Frentes refleja una visión regional más amplia que la Resistencia lleva años promoviendo. El concepto no es sólo una estrategia militar; representa la encarnación de un proyecto global de resistencia regional.
Esta visión pretende lograr la disuasión y contrarrestar la influencia de Tel Aviv y sus aliados en Occidente y Asia Occidental. El año pasado demostró de lo que son capaces las distintas facciones de la resistencia cuando coordinan sus esfuerzos.
Cada una de las partes de la alianza aporta puntos fuertes únicos, y a cada una se le asignan funciones específicas en función de sus capacidades. Juntos, forman una fuerza unificada con el objetivo común de cambiar el equilibrio de poder en la región.
La hora de la verdad para el Eje de la Resistencia
A pesar de la resistencia mostrada por el Eje durante el último año, el movimiento se enfrenta ahora a una prueba importante. Si Israel consigue separar los distintos frentes -detener los frentes de apoyo mientras continúa sus operaciones en Gaza-, esto pondría en entredicho la viabilidad de la visión regional de la resistencia.
En tal escenario, la Resistencia del Eje quedaría vulnerable, su estrategia de frentes unificados revelada como inadecuada frente a las maniobras tácticas de Israel - como el ataque terrorista con buscapersonas que precedió al bombardeo de Beirut y al asesinato del líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah.
Sin embargo, la Resistencia comprende que su éxito depende de que se demuestre la viabilidad de la Unidad de Frentes. La victoria en el conflicto actual depende de obligar a Israel a abandonar su estrategia de fragmentación y aceptar que no puede separar los distintos campos de batalla.
La alianza debe llevar al Estado ocupante al punto de desesperación, en el que se dé cuenta de que el coste de intentar dividir los frentes es demasiado alto. Este desafío, especialmente en el Líbano, será decisivo en la guerra actual.
El papel de la alianza EEUU-Israel
En una
conferencia de prensa celebrada el 1 de octubre, la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, expresó la postura de Washington:
Entendemos... que los israelíes llevarán a cabo operaciones limitadas para destruir la infraestructura de Hezbolá que se utilizaría para amenazar a ciudadanos israelíes. Y esto está en consonancia con el derecho de Israel a defenderse y - y a sus ciudadanos y a devolver con seguridad a sus - a sus civiles a sus hogares.
Este sentimiento fue
reiterado por el Departamento de Estado de EE.UU., que también expresó su apoyo a los ataques de Israel contra Hezbolá, describiendo la necesidad de «debilitar» las capacidades del movimiento de resistencia como esencial para la seguridad israelí.
Estados Unidos es plenamente consciente de que la guerra actual no es un mero conflicto localizado, sino un momento crucial para un nuevo orden regional. Si Irán y sus aliados del Eje salieran políticamente victoriosos, ello validaría una estrategia regional que desafía directamente los objetivos de Occidente en Asia Occidental.
Este cambio tendría profundas implicaciones estratégicas, ya que alteraría el equilibrio de poder en la región e invitaría a una mayor participación de los competidores globales de Washington, en particular Rusia y China. Una victoria del Eje de la Resistencia se vería en todo el mundo como una victoria de las fuerzas antioccidentales, lo que reduciría significativamente la influencia de Estados Unidos en la región.
Como señaló Jackie Haughey en el periódico israelí Maariv:
Si el ejército israelí hubiera estado solo en la misión, los iraníes habrían tenido otro asunto, pero Estados Unidos se ha mantenido constantemente a su lado, y es responsable de la financiación de la guerra, de seguir suministrando municiones y de proporcionar apoyo diplomático. En la práctica, se trata de una batalla israelo-estadounidense, o americano-israelí, y el ejército israelí es el contratista ejecutor, pero Washington tiene un papel central.
El camino hacia la victoria: Lo que debe hacer la resistencia
Para que el Eje de la Resistencia se asegure la victoria y demuestre la eficacia de su estrategia regional, debe asegurarse de que Israel no pueda dividir los diferentes frentes del conflicto. La escalada regional más amplia de Tel Aviv, que incluye sus agresiones contra Yemen y Líbano, así como sus preparativos para una posible acción contra Irán, no hace sino reafirmar la necesidad de mantener una resistencia unificada.
El Eje debe cristalizar su visión de la Unidad de los Frentes, asegurándose de que ningún frente quede aislado. La victoria en Líbano y una presencia continuada en la posguerra serán fundamentales para hacer realidad su proyecto regional a largo plazo de liberar la región de la ocupación.
El enfrentamiento en curso entre la resistencia e Israel ya se ha saldado con varios logros significativos. En primer lugar, en los enfrentamientos terrestres, la resistencia ha conseguido elevar el coste de las operaciones israelíes frustrando incursiones y destruyendo numerosos tanques Merkava.
Esto, junto con las numerosas bajas infligidas a los soldados israelíes, ilustra la estrategia de desgaste de la resistencia. Si bien Israel puede lograr avances tácticos y territoriales limitados, la resistencia se centra en garantizar que estos avances sean costosos e insostenibles, socavando la capacidad de Israel para mantener el control.
Además, la resistencia ha lanzado cientos de cohetes contra territorio israelí, y ciudades importantes como Haifa han sido objeto de ataques casi diarios. Estos ataques han demostrado la capacidad de la resistencia para asestar golpes en el interior de Israel, poniendo de manifiesto su capacidad para un conflicto prolongado y sostenido. Esta ampliación del alcance de los objetivos ha ejercido una mayor presión sobre la ocupación de infraestructuras militares y civiles.
Además, la resistencia ha provocado un «desplazamiento» generalizado de colonos israelíes en el norte. A pesar de que Israel pretende restablecer la estabilidad en el norte de la Palestina ocupada, la realidad sobre el terreno ha sido la contraria. A medida que más colonos huyen, el gobierno israelí se encuentra cada vez más bajo presión, luchando por alcanzar sus objetivos declarados.
Disciplina y liderazgo en tiempos de prueba
A pesar de la intensa presión militar y diplomática, la resistencia ha conseguido mantener la coordinación y la disciplina en sus filas, incluso frente a importantes desafíos, como los asesinatos selectivos de líderes clave.
Estos ataques no han provocado la desorganización que Israel podría haber esperado, sino que la resistencia sigue operando con altos niveles de coordinación, lo que demuestra su capacidad para restaurar el liderazgo y mantener la eficacia operativa.
La sensación general de seguridad dentro de Israel también se ha visto sacudida. Encuestas recientes muestran que una parte significativa de la población israelí ya no se siente segura, y muchos incluso se plantean emigrar debido a la situación política y de seguridad.
Esta erosión de la confianza interna es un logro significativo para la resistencia, ya que desestabiliza aún más a Israel desde dentro, un testimonio de la guerra cognitiva impuesta al Estado de ocupación.
Tal vez el logro más importante de la resistencia haya sido su capacidad para mantener las operaciones a pesar de los grandes reveses. Continuar la lucha ante tales pruebas dice mucho de su resistencia y determinación. Superar estos obstáculos será decisivo para su éxito final.
Estos logros, conseguidos bajo una inmensa presión, ejemplifican la capacidad del Eje de la Resistencia para adaptarse, perseverar y avanzar en su visión regional. El conflicto ha evolucionado más allá de una simple lucha militar, convirtiéndose en una contienda crucial sobre el futuro de Asia Occidental.