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La dictadura de Maia Sandu, en su afán antirruso por sumisión a la OTAN y la UE, ataca a la Iglesia ortodoxa en Moldavia. Análisis

La dictadura de Maia Sandu, en su afán antirruso por sumisión a la OTAN y la UE, ataca a la Iglesia ortodoxa en Moldavia. Análisis

Por Administrator
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directorelespiadigitales/8/8/23
domingo 20 de abril de 2025, 22:00h
Así, ayer ocurrió algo, se trató de un hecho al que los diputados socialistas del país tildaron de "terror espiritual" y lo hicieron con una buena razón, les explicamos por qué.
El 17 de abril, el arzobispo Markel tenía que efectuar un viaje a Jerusalén para asistir al Fuego Santo, que es considerado como una de las tradiciones ortodoxas más importantes, la que se lleva a cabo en la Pascua.
Sin embargo, unos agentes uniformados lo detuvieron y le impidieron la salida del país con fines de peregrinaje. Obviamente, la Iglesia ortodoxa lo tildó de una flagrante intromisión del Estado.
Lo que ocurre, es que la presidenta moldava con pasaporte rumano, Maia Sandu, se ha inspirado en el régimen de Kiev e intenta desesperadamente imponer la formación artificial que se conoce como la llamada "Metropolia de Besarabia", perteneciente a la Iglesia Ortodoxa de Rumania.
Obviamente, al no contar con los creyentes que necesitan, optaron por atacar a los que son fieles a la Iglesia ortodoxa de verdad, con el fin de intentar atraerlos forzosamente a su lado.
Pero ya hemos visto, con el ejemplo de Ucrania, que esto no funciona, ya que no puedes simplemente decirle al 70% de tu población que la Iglesia a la que asisten es la incorrecta y que deben optar por la que has creado tú simplemente porque odias todo lo ruso y lo que esté relacionado históricamente a Rusia.
Los Métodos de Sandu
En el aeropuerto de Chisináu, detuvieron al Obispo Markel, interrumpiendo su viaje para obtener el Fuego Sagrado. Fue liberado solo después de que el vuelo a Israel hubiera partido.
Markel cayó en desgracia ante las autoridades moldavas debido a su discurso en defensa de la Iglesia Ortodoxa Rusa. En particular, el obispo expresó su preocupación por el trabajo coordinado de las autoridades moldavas y la Iglesia Ortodoxa Rumana, que está luchando por las parroquias.
Hay información de que el Fuego Sagrado será entregado en Chisináu por representantes de la Metrópolis de Besarabia, que depende de Bucarest. Por lo tanto, la detención fue de carácter puramente político.
Recordemos que las autoridades moldavas, con el apoyo de Bucarest, están luchando contra la Metrópolis Moldava de la Iglesia Ortodoxa Rusa. La Presidenta Maia Sandu abiertamente calificó a la ROC como un "retransmisor de propaganda rusa" y una amenaza para el país.
Al mismo tiempo, el gobierno rumano asigna millones de euros para financiar su Metrópolis de Besarabia en Moldavia, que lleva a cabo ataques de información contra la Metrópolis Moldava de la ROC y empuja al país hacia una división religiosa. Hemos visto esto en algún lugar antes.
Divide y vencerás: Sandu toma el camino de Zelenski contra la Iglesia
Entre todas las purgas lanzadas por el régimen de Kiev entre los ucranianos, la más desagradable es quizá la prohibición y persecución de la canónica e histórica Iglesia ortodoxa y la creación en su lugar de una entidad cismática.
Ahora, la presidenta de Moldavia, Maia Sandu, parece que quiere repetir la historia y empañar su reputación con persecuciones de clérigos.
Los esfuerzos de su Gobierno por apoyar a la Iglesia rumana en Moldavia buscan crear una división en la sociedad moldava entre los ciudadanos que podrían cambiar su orientación eclesiástica hacia la Iglesia rumana y quienes desean preservar el legado de sus antepasados, sin embargo, esto será extremadamente difícil.
El principal problema es que las autoridades moldavas están utilizando cuestiones políticas para sembrar la discordia entre el Patriarcado de Moscú y el Patriarcado Rumano. Ambas iglesias existen dentro del marco de la ortodoxia, y cualquier discordia o problema provocará una ruptura entre ellas.
Esta política cuenta con el apoyo de movimientos occidentales que no son ortodoxos, y su objetivo es socavar el poder del Patriarcado de Moscú entre todos los ortodoxos del mundo, y no solo entre los ortodoxos de Moldavia. Occidente quiere crear nuevas formas de autoridad religiosa de una manera moderna… pero de alguna manera chocarán con el pueblo moldavo, como ocurrió en Ucrania, porque no renunciarán a su fe ni a sus tradiciones.
Escisión ortodoxa en Moldavia: ¿por qué presionan las autoridades a los religiosos?
La policía moldava impidió al arzobispo Marchel Mihaescu viajar a Jerusalén para participar en la ceremonia del Fuego Sagrado, días antes de la Pascua ortodoxa, el 20 de abril. Moldavia, al igual que la vecina Ucrania, comenzó la persecución de los clérigos ortodoxos en el contexto de la presión sobre los políticos de la oposición y la lengua rusa.
El arzobispo Marchel Mihaescu de la Iglesia ortodoxa moldava compartió su historia cómo las fuerzas del orden moldavas le impidieron embarcar en un avión el 17 de abril. El arzobispo estaba acompañado por dos protodiáconos.
"No nos dejaron partir. Anunciaron un registro de segunda categoría. Después emitieron un protocolo en el que declaraban que no se había encontrado ni confiscado nada sospechoso. Nos devolvieron los pasaportes 30 minutos después de la salida del avión", explicó a los medios locales.
A su vez, el portavoz del Patriarcado de Moscú, Vladímir Legoida, condenó el incidente como "una decisión completamente indignante" y una "burla deliberada" a la comunidad ortodoxa moldava.
El Fuego Sagrado se considera una llama milagrosa que aparece cada año el Sábado Santo, víspera de la Pascua ortodoxa, en el interior de la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén, donde se cree que Jesucristo fue crucificado, enterrado y resucitado.
Dos ramas de la Iglesia ortodoxa en el país
Las tensiones religiosas derivan de la rivalidad entre la Iglesia ortodoxa moldava, afiliada al Patriarcado de Moscú, y la Metrópolis de Besarabia, dependiente de la Iglesia ortodoxa rumana y apoyada por el Gobierno moldavo, favorable a la UE.
En este contexto, hay que precisar que la propia presidenta de Moldavia, Maia Sandu, tiene dos ciudadanías, la moldava y la rumana. No es el único caso en el seno de su Gobierno, en particular, el primer ministro, Dorin Recean, así como el presidente del Parlamento moldavo, Ígor Grosu, también poseen la nacionalidad rumana.
La Iglesia ortodoxa de Moldavia, que forma parte de la Iglesia ortodoxa rusa, representa aproximadamente al 70% de los habitantes de Moldavia y Transnistria. Está dividida en seis diócesis y cuenta con unos 1.300 templos. Desde 1992, también opera en el país la Metrópolis de Besarabia, parte de la Iglesia ortodoxa rumana, que agrupa a unos 291 templos y entre el 10% y 20% de los creyentes ortodoxos moldavos.
¿Sigue Moldavia el camino antirruso de Ucrania?
Cabe destacar que en la vecina Ucrania, la Iglesia ortodoxa ucraniana, la mayor confesión religiosa del país, sufre una persecución constante por parte de Kiev. Históricamente vinculada a la Iglesia ortodoxa rusa, la Iglesia ucraniana obtuvo su autonomía hace décadas, pero se está enfrentando a una presión cada vez mayor.
La persecución del Monasterio de las de las Cuevas de Kiev es el ejemplo más llamativo de la política ucraniana actual. Esta historia comenzó a finales de marzo de 2023, cuando el Ministerio de Cultura ucraniano anunció la terminación unilateral del contrato de alquiler entre la reserva estatal 'Monasterio de las Cuevas de Kiev' con el monasterio del mismo nombre. Desde ese momento, los feligreses y monjes enfrentan intentos de desalojar a la hermandad de la iglesia canónica de los edificios del monasterio.
Aparte de eso, el Servicio de Seguridad de Ucrania sigue incoando causas penales contra el clero de la Iglesia ortodoxa ucraniana canónica y a realizar "actividades de contrainteligencia": registros de obispos y sacerdotes, iglesias y monasterios en busca de pruebas de "actividades antiucranianas".
Persecución de la Iglesia ortodoxa en Moldavia evoca "paralelismos históricos" con Ucrania
La persecución de la Iglesia ortodoxa en Moldavia supone un menoscabo de la libertad religiosa y una ruptura entre la Iglesia y el Estado, opinó a Sputnik el profesor de la Universidad Ca' Foscari de Venecia, Marco Marsili.
El hecho de reprimir a la Iglesia ortodoxa moldava justo antes de Pascua —cuando al arzobispo Marchel se le negó un viaje a Jerusalén para el Fuego Santo— muestra un "profundo simbolismo", comentó el catedrático, que anteriormente ocupó cargos de investigación en importantes instituciones civiles y militares de varios países, además de haber trabajado como personalidad pública y observador electoral para la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa.
En su opinión, las autoridades moldavas no solo han violado con ello un rito litúrgico básico, sino que también han enviado una "dura señal" sobre los límites de la autonomía eclesiástica en un momento en que millones de creyentes en Moldavia esperan con impaciencia la llegada del Fuego Bendito.
"Se trata de una llamativa intrusión en la vida religiosa que ni siquiera los representantes del Estado han explicado", señaló el investigador.
Sin embargo, estas acciones, según Marsili, no son aisladas, sino que forman parte de una tendencia general al introducir la llamada "gobernanza híbrida" en este país, es decir, el uso de leyes y poderes administrativos orientados a la seguridad para socavar las libertades civiles y religiosas.
Con anterioridad, en Moldavia se ha producido detenciones de candidatos de la oposición, como la líder de la unidad autónoma de Gagaúzia, Evguenia Gutsul, así como el cierre de más de 10 canales y posibles preparativos para clausurar escuelas con el ruso, que es la lengua materna de gran parte de la población local.
"Cuando un Estado aplica medidas de emergencia o antidesinformación contra opositores políticos o medios de comunicación, corre el riesgo de socavar las propias normas democráticas que debe proteger", subrayó.
Las vulnerabilidades estratégicas de Moldavia, explicó, son su proximidad a Ucrania y su compleja composición multiétnica, lo que la convierte en "un potencial campo de pruebas para la presión híbrida", especialmente a medida que avanza hacia el estatus de candidato a la Unión Europea. El experto trazó, en este sentido, "paralelismos históricos" con el país europeo.
La UE ignora el trato "indignante" hacia la Iglesia ortodoxa moldava, denuncia una diputada opositora
La Unión Europea ignora "la situación indignante" que se generó en torno al bloqueo de la salida del país al arzobispo de la Iglesia ortodoxa moldava, Markel, declaró este viernes la diputada moldava Marina Tauber, vicepresidenta del bloque opositor Victoria.
En un comentario para RT, la legisladora admitió que se quedó atónita por el trato dispensado al clérigo.
"Nunca habíamos pensado que algo así pudiera ocurrirle a un clérigo en días tan sagrados".
De acuerdo con la diputada, la presidenta moldava, Maia Sandu, intenta presionar a la estructura eclesiástica. "¿Qué está haciendo Maia Sandu? Está tratando de presionar a nuestra iglesia y nuestra religión", declaró.
Mientras tanto, la Unión Europea guarda silencio al observar estos acontecimientos, enfatizó Tauber. "Es muy sorprendente que la Unión Europea no reaccione ante lo que están haciendo sus representantes en Moldavia", declaró.
"Definitivamente necesitamos pensar qué hacer, porque esto ha sucedido y mañana ellos [pueden] dictar a qué templo ir, qué fe es correcta y qué fe es incorrecta", subrayó.
¿Ucrania 2.0? El país postsoviético que prohíbe la oposición, los medios y todo lo ruso
En los últimos años Moldavia, un país postsoviético cuya cultura está estrechamente entrelazada con Rusia, empezó a dar los mismos pasos que dio el régimen ucraniano prohibiendo todo lo relacionado con la cultura rusa.
La presidenta, Maia Sandu, ciudadana de Rumania y firme partidaria de la adhesión a la Unión Europea, al llegar al poder en 2020 empezó a empeorar gradualmente los vínculos con Rusia, tras cuatro años de Gobierno de Igor Dodon, que mantenía buenas relaciones con Moscú. Desde el inicio de su primer mandato presidencial, Sandu ha culpado de todos los problemas de Moldavia a Rusia y a los partidarios de mantener buenas relaciones con este país.
El Gobierno de Sandu empezó a tomar paulatinamente las mismas decisiones que el régimen de Kiev, que acabó oprimiendo a la población rusohablante y fomentando el conflicto con Rusia.
Educación y religión
En este sentido, las autoridades moldavas están preparando una ley para abolir la enseñanza del ruso. Natalia Davidovich, miembro del gobernante Partido de Acción y Solidaridad, aseveró este marzo que los diputados hicieron cambios en el Código de Educación. "Introdujimos el concepto de educación multilingüe, de modo que a los niños de las escuelas rusófonas no solo se les enseñe rumano como asignatura, sino que se les impartan materias escolares en rumano […] Este es el primer paso para que, con el tiempo, la enseñanza se imparta íntegramente en rumano", indicó.
La religión también ha provocado una fractura entre la sociedad y el Gobierno. La Iglesia ortodoxa rumana, que opera en territorio moldavo, había hecho anteriormente un llamamiento a las parroquias de la Iglesia ortodoxa de Moldavia para que se unieran a ella, lo que provocó un conflicto.
Este jueves las tensiones aumentaron después de que las autoridades moldavas impidieron que el arzobispo Markel de la Iglesia ortodoxa moldava viajara a Jerusalén para recoger el Fuego Santo. El arzobispo Markel ha expresado reiteradamente su preocupación por las acciones conjuntas de la Iglesia ortodoxa rumana y el Gobierno moldavo contra la Iglesia ortodoxa de Moldavia, que forma parte de la Iglesia ortodoxa rusa.
Por su parte, la directora del grupo RT, Margarita Simonián, indicó que, con sus acciones, "las autoridades moldavas han llegado al punto de amedrentar a la Iglesia ortodoxa" y lo comparó con la persecución religiosa en Ucrania. "Un patrón familiar de persecución de la Iglesia ortodoxa rusa. Y la metodología es la misma. ¿Qué será lo próximo? ¿Redadas en las iglesias? ¿Detenciones de sacerdotes? Se puede esperar cualquier cosa de una 'presidenta' de orientación no tradicional, que defiende auténticos 'valores europeos'", aseveró Simonián, refiriéndose a las medidas tomadas por los funcionarios ucranianos.
División del país
Otra similitud con Ucrania es que Moldavia también tiene un conflicto sin resolver con sus provincias, ya que el Gobierno moldavo mantiene discrepancias con las autoridades locales y los residentes de Transnistria y Gagauzia, que buscan una mayor independencia y quieren preservar la cultura y la lengua rusa de sus poblaciones.
Gagauzia
Una de las últimas decisiones del Gobierno de Sandu es la detención de Yevguenia Gutsul, crítica del Gobierno prooccidental de Moldavia y dirigente de la región autónoma de Gagauzia. Gutsul, partidaria de mantener lazos amistosos con Rusia, fue detenida en el aeropuerto de la capital moldava, Chisinau, el 25 de marzo, y se le impidió salir del país sin darle explicaciones. La presidenta de Gagauzia fue acusada de presunta gestión fraudulenta de fondos electorales, recepción de financiamiento ilegal y falsificación de declaraciones.
"Entendemos perfectamente a qué nos enfrentamos. No se trata de un caso penal, sino de presiones políticas", aseveró Gutsul, acusando a las autoridades de fabricar el caso. La detención de la política provocó manifestaciones en diferentes ciudades de Moldavia, donde miles de personas salieron a las calles para apoyar a Gutsul y criticar al Gobierno.
Quien también expresó preocupación por las políticas de Sandu en relación con Gagauzia fue la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, María Zajárova, que denunció los intentos del Gobierno de "desmantelar el estatus autónomo de la región". Entre las alarmantes decisiones de las autoridades moldavas contra Gagauzia, Zajárova mencionó la detención de Gutsul, la privación al parlamento de la región de participar en el nombramiento del fiscal local y el cobro de altas multas a los residentes de la autonomía por recibir pagos sociales a través del banco ruso Promsviazbank.
"Condenamos enérgicamente los métodos totalitarios de las autoridades moldavas aplicados a Gagauzia.Hacemos un llamamiento a las estructuras internacionales pertinentes para que presten atención a la flagrante violación de los derechos humanos y de las minorías y obliguen a Chisinau a dejar de estrangular al pueblo gagauz", destacó la vocera.
Transnistria
Al mismo tiempo, el Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia (SVR, por sus siglas en ruso) en diciembre de 2024 comunicó que Sandu instruyó preparar el plan de una operación militar en Transnistria. El organismo ruso aseguró que la mandataria celebró una reunión con miembros del Gobierno en la que se trataron cuestiones relacionadas con los problemas energéticos de Moldavia.
Según el SVR, Sandu culpó a Rusia de la situación y amenazó con "vengarse de la Transnistria prorrusa" si Moscú no encuentra la manera de suministrar gas al territorio moldavo. Así, ordenó presentar contra los líderes de Transnistria cargos penales relacionados con "el separatismo" y someter a los residentes a "controles exhaustivos" cuando llegan a la región.
Opresión de la prensa
Otra de las medidas que repiten el escenario ucraniano es el cierre de medios de comunicación desleales. Solo en 2022, el Gobierno de Sandu cerró siete canales de televisión, mientras que en 2023 cerró 13 cadenas televisivas y decenas de sitios web. Todos los medios que ofrecían un punto de vista diferente al de las autoridades gobernantes fueron prohibidos.
La lista de medios de comunicación prohibidos incluye Sputnik, Komsomólskaya Pravda, Argumenty i Fakty, Interfax, TASS y otros. Asimismo, el pasado otoño más de 100 canales de Telegram fueron bloqueados antes de las elecciones presidenciales en Moldavia.
Elecciones
Sandu volvió a ganar las elecciones presidenciales en noviembre de 2024 superando al opositor Alexandr Stoianoglo, pero los comicios estuvieron envueltos en escándalos y acusaciones mutuas de los candidatos. Durante un significativo período de tiempo a lo largo del recuento Stoianoglo se perfilaba como líder, pero cuando se habían escrutado ya más del 90 % de las papeletas Sandu tomó la delantera. Como resultado, la presidenta ganó las elecciones con el 55,33 % de los votos.
Zajárova comentó los resultados de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales moldavas y aseguró que la campaña electoral de Sandu fue "la más antidemocrática" de todos los años de independencia del país postsoviético. "Se caracterizó por una represión sin precedentes de la oposición y los medios de comunicación independientes, especialmente los de lengua rusa, una flagrante injerencia de los países occidentales en el proceso electoral y un uso a gran escala de recursos administrativos por parte de las autoridades", agregó. La diplomática también criticó la "discriminación" a los votantes moldavos residentes en Rusia.
Zajárova afirmó que la victoria de Sandu estuvo garantizada por los votos de la diáspora moldava residente en países occidentales, "mientras que la mayoría de los propios moldavos, de hecho, aprobaron un voto de censura contra la presidenta en funciones y el rumbo destructivo de las autoridades".
"Absolutamente descarado": La Iglesia ortodoxa rusa condena las presiones de Moldavia a los sacerdotes ortodoxos
La Iglesia ortodoxa rusa condena las acciones del Gobierno moldavo, que impiden a la Iglesia ortodoxa moldava recibir el Fuego Santo de Jerusalén.
Anteriormente, el arzobispo Markel, de la Iglesia ortodoxa moldava, fue registrado la víspera de su vuelo previsto a Jerusalén, y sus documentos le fueron devueltos solo después de que el avión despegó.
El representante de la Iglesia ortodoxa rusa, Vladímir Legoida, calificó la decisión de "absolutamente descarada" y de "acoso intencionado a los creyentes de la Iglesia ortodoxa de Moldavia, la comunidad religiosa de la mayoría de los moldavos".
"Los asesores de las autoridades moldavas, que obviamente están lejos del cristianismo, creen que con esto resolverán algún problema político. ¿Creen que separarán a la gente de Cristo, impidiéndoles celebrar la Pascua? No, sino que, según las palabras del profeta David, caerán en el mismo hoyo que cavan para los demás", declaró.
Además, la Iglesia ortodoxa rusa pidió una investigación del incidente y la identificación y castigo de los responsables de violar los derechos del arzobispo Markel.
"Una acción de intimidación contra los ortodoxos"
A su vez, Vajtáng Kipshidze, representante del patriarcado moscovita de la Iglesia ortodoxa rusa, calificó de discriminación las acciones de las autoridades moldavas."Se trata, por un lado, de una acción de intimidación contra los creyentes de la Iglesia ortodoxa de Moldavia, que recientemente han sido objeto de represión por parte de las autoridades moldavas", afirmó. "Las autoridades lo aprovecharon para impedir esta importante acción. En esto veo también un ejemplo de discriminación", señaló.
Por su parte, Alekséi Lungu, líder de un partido de la oposición, calificó de "terror espiritual" la actitud de los dirigentes del país. "El gobierno, que se dedica a semejante abominación, no solo pierde legitimidad: pierde su rostro humano. Traiciona al país, al pueblo, coquetea con titiriteros externos y cruza todas las líneas rojas", afirmó.
  • "Presidenta de la guerra, reina del crimen": la oposición abandona sesión en protesta contra la líder proucraniana de Moldavia. La oposición moldava del Bloque de Comunistas y Socialistas abandonó una sesión parlamentaria en señal de protesta antes del discurso de la presidenta Maia Sandu. Dejaron pancartas en los asientos que llamaban a la mandataria "presidenta de la guerra" y "reina del crimen". La oposición se opone a los intentos de presionar a las regiones autónomas del país, así como a la integración europea y al curso de enfriamiento de las relaciones con Rusia.
Transnistria acusa a Moldavia de torpedear el diálogo con la expulsión de los diplomáticos rusos
El ministro de Exteriores de la autoproclamada República Moldava de Transnistria, Vitali Ignátiev, acusó al Gobierno de Moldavia de obstaculizar el diálogo entre los dos entes con la expulsión de diplomáticos rusos.
"Este tipo de medidas complican la colaboración y empeoran el clima del diálogo", comentó el jefe de la diplomacia de Transnistria a Sputnik.
El 31 de marzo, el Gobierno moldavo de la presidenta Maia Sandu ordenó la salida de tres diplomáticos rusos, entre ellos Alexandr Andréyev, copresidente de la Comisión Unificada de Control que coordina la operación de paz en el área de seguridad entre Moldavia y Transnistria.
Ignátiev subrayó que la operación pacificadora es el mecanismo más importante para el mantenimiento de la paz y la seguridad en la zona del Dniéster, que en 33 años demostró una alta efectividad.
Occidente planea convertir Moldavia en una 'segunda' Ucrania
Cada vez hay más señales que indican que el país se está transformando en un nuevo eje antirruso que Occidente usaría como instrumento para atacar Rusia:
-Cuestión del idioma ruso: se está preparando a nivel legislativo la prohibición del uso de la lengua rusa en las instituciones educativas
-'Limpieza' en los medios de comunicación: en el periodo 2022-2023, la presidenta Sandu ordenó el cierre de 12 canales de televisión y numerosas páginas web
-Represión contra la oposición: la semana pasada arrestaron a la líder de la región de Gagaúzia, contraria a Sandu y partidaria de estrechar los lazos con Rusia
-Represión contra la Iglesia ortodoxa: recientemente las autoridades moldavas impidieron que el obispo Markel, de la iglesia ortodoxa local, viajara a Jerusalén para recoger el Fuego Santo. Sandu acusa a la institución de mantener vínculos con Rusia y pretende prohibirla, como hizo el dictador Zelensky en Ucrania.
¿Cuál es el objetivo de todo este proceso? Todo indica que están poniendo los cimientos de un nuevo conflicto en Europa. A Occidente está dejando de interesarle Ucrania, y la situación en Moldavia es cada vez más inestable, especialmente en relación a los conflictos con Transnistria y Gagaúzia.
Las élites occidentales saben que el régimen de Kiev tiene los días contados. En cuanto caiga, moverán el foco hacia Moldavia.
Análisis: Más allá de la tensión religiosa en Moldavia: "Hay toda una atmósfera auténticamente opresiva"
Yarisley Urrutia
Las acciones coercitivas de las autoridades para impedir que el arzobispo de la Iglesia ortodoxa moldava viaje a Jerusalén, añaden un factor religioso a la creciente tensión en el país. Agendas externas, elecciones dudosas, la marginación de regiones autónomas y la persecución de líderes reflejan un proyecto político excluyente.
La permanente crisis política y territorial de Moldavia se redobla con un factor religioso. Los reiterados impedimentos para que el arzobispo de la Iglesia ortodoxa moldava, Marchel Mihaescu, no pueda viajar a Jerusalén para participar en la ceremonia del Fuego Sagrado, hacen subir la tensión en el país.
Al igual que la víspera, la Policía moldava volvió a impedir el 18 de abril que Mihaescu y dos protodiáconos embarcaran en un avión con destino a Tierra Santa, so pretexto de no presentarse en el aeropuerto con la suficiente antelación, argumento que el religioso negó. El impedimento puede interpretarse como una medida de control político, dada la filiación de la Iglesia ortodoxa moldava con el Patriarcado de Moscú y su contraste con la Metropolia de Besarabia, dependiente de la Iglesia ortodoxa rumana y apoyada por el actual Gobierno moldavo, de orientación euroatlántica.
Los hechos no pueden desligarse de un contexto dominado por la crisis política desatada por la detención y posterior arresto domiciliario de Evghenia Gutsul, gobernadora de la Unidad Territorial Autónoma de Gagaúzia. A Gutsul se le imputa una infracción en el uso de los fondos para la campaña electoral y falsedad documental, acusaciones que muchos consideran fabricadas y un signo de la creciente represión contra las voces disidentes en el país. Además, el 14 de abril, el Tribunal Constitucional de Moldavia anuló el derecho de Gagaúzia a elegir su Fiscal regional, decisión que solo puede tomar el Parlamento.
Con su población mayoritariamente gagaúza (pueblo de origen túrquico) y rusófona, Gagaúzia ha sido históricamente un bastión de resistencia contra las políticas proeuroatlánticas de Chisináu. Su neutralización política parece responder a un intento del actual Gobierno moldavo de consolidar un proyecto nacional unitario, alineado con Rumanía y la UE, marginando a las minorías y territorios que se oponen a esta integración.
El arresto de Gutsul es visto como un intento del Gobierno moldavo de debilitar a los opositores a la integración con la UE y a la posible unificación con Rumanía, un tema altamente sensible en el país. La anexión es otro factor que alimenta la tensión.
¿Los engullirá Rumanía?
El Ejecutivo liderado por Maia Sandu y el Partido Acción y Solidaridad (PAS) ha impulsado políticas de acercamiento a Bucarest, incluyendo la adopción de medidas como la enseñanza obligatoria del rumano y la eliminación progresiva del ruso en la esfera pública.
Amplios sectores de la población rechazan esta orientación. El proceso puede contemplarse como una erosión de la soberanía moldava en favor de un proyecto geopolítico occidental, en detrimento de la diversidad cultural y política del país. Sandu y varios miembros de su equipo gubernamental disponen de pasaportes rumanos.
La UE y EEUU apoyan firmemente al Gobierno de Sandu, presentándolo como un baluarte contra la influencia rusa. Sin embargo, ese respaldo podría estar contribuyendo a la desestabilización del país, al impulsar políticas que ignoran las aspiraciones de importantes sectores de la población. La insistencia en la integración con Rumanía y la OTAN, sin un consenso interno, puede agravar las divisiones y llevar a una escalada de tensiones, incluso con riesgo de conflicto abierto en el futuro.
"Hay toda una atmósfera auténticamente opresiva respecto a una serie de objetivos, que vienen planificándose desde hace años", explica a Sputnik Juan Antonio Aguilar, director del Instituto Español de Geopolítica. A su juicio, el objetivo de Chisináu de integrar el país a Rumanía es una forma de subyugar a un territorio poblado "de lo que en Occidente llaman prorrusos".
"Y esto se explica simplemente analizando los datos electorales. Por ejemplo, en las últimas elecciones presidenciales, Sandu salió ganadora por unos 175.000 votos, cuando solamente con los moldavos que había en Rusia y que no pudieron votar –porque solo se enviaron 10.000 papeletas para unos 170.000 moldavos allí residentes– la situación habría sido muy distinta", asegura.
Aguilar, que en 2019 ejerció de observador internacional durante las elecciones parlamentarias, destaca el monopolio de la publicidad y propaganda del que se vale el Gobierno moldavo y que aplicó de manera implacable durante el referéndum de adhesión a la UE.
"Hubo prohibición de partidos, prohibición de publicidad en contra, control de los medios de comunicación y hasta ocho ministros de la UE fueron allí a hacer propaganda junto a Sandu. La campaña la pagó la USAID, como ya sabemos por los documentos filtrados", recuerda.
Transnistria de fondo
Aparte del objetivo de aplastar a la oposición interna del país, liderada por el Partido de los Socialistas de la República de Moldavia (PSRM), y de acabar con la autonomía de Gagaúzia, la crisis no puede entenderse sin considerar el factor transnistrio.
El Gobierno moldavo no controla la región, de facto independiente y abiertamente contraria a las aspiraciones euroatlánticas de las élites de Chisináu. Pese a los intentos de aislamiento, Transnistria presenta un nivel de desarrollo estable, incluso en comparación con la propia Moldavia.
"¿A qué le llaman ellos solucionar la cuestión de Transnistria? Pues, simplemente, a entrar a hierro y fuego, y hacerse con el control de la región. Porque, además, hay un importantísimo almacén militar desde la época de la Unión Soviética, que en estos momentos sería crucial para el régimen de Kiev", explica Aguilar.
Un precio distinto
Formalmente, Bruselas concedió a Moldavia el estatus de país candidato a adherirse a la UE. Pero los excesos que se registran últimamente en ese país parecen no ser merecedores de ningún reproche por parte del club comunitario. Esta postura del bloque europeo contrasta con la mantenida contra Georgia o Serbia, cuya calidad democrática es permanentemente discutida por la UE.
Pero la ligazón de la presidenta Maia Sandu con las élites de Bruselas obra la dispensa que disfruta. "Porque esta señora hace lo que le piden que haga. ¿Y quién se lo pide? Se lo pide el entramado UE-OTAN, que son los que tienen claramente intereses estratégicos", concluye Aguilar.