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El uso del fentanilo en España, al alza: ¿podrá irrumpir una pandemia de zombies como la de EEUU?

El uso del fentanilo en España, al alza: ¿podrá irrumpir una pandemia de zombies como la de EEUU?

Por Administrator
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directorelespiadigitales/8/8/23
martes 10 de octubre de 2023, 21:00h
Yarisley Urrutia
El consumo clínico de analgésicos opioides ha aumentado notoriamente en los últimos años. Las autoridades sanitarias tratan de evitar su prescripción más allá de los casos estrictamente necesarios, como los pacientes oncológicos. Aunque el riesgo existe, los especialistas consultados por Sputnik no ven factible un consumo adictivo descontrolado.
Hablar de fentanilo remite casi automáticamente a la epidemia de adicción que asola a EEUU, donde de las más de 100.000 muertes anuales que se registran por sobredosis de drogas, la mayor parte corresponde a este opiáceo. Aunque a años luz de estas cifras, España es el tercer país de la OCDE —tras EEUU y Alemania— en el consumo clínico de esta sustancia, la cual es también el tercer analgésico opioide más consumido en el país.
De acuerdo a la encuesta EDADES 2022 sobre consumo de alcohol y otras drogas difundida por el Ministerio de Sanidad, el consumo prevalente (prescrito por un médico) de fentanilo en España se cifra en un 14%, solo superado por la codeína y el tramadol, en un contexto de ligero incremento del uso de opiáceos (+0,6%) durante el último año. Utilizado como analgésico para aliviar dolores severos, el fentanilo es una sustancia opiácea sintética 50 veces más potente que la heroína y hasta 100 veces más que la morfina.
Aunque los fármacos que lo contienen se expiden en España mediante receta médica, su capacidad de generar dependencia y adicción hizo que la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS) alertara ya en 2018 sobre "el aumento del uso de estos medicamentos" y del "riesgo de abuso y dependencia para los pacientes".
En 2021, el Ministerio de Sanidad puso en marcha el Plan de optimización del uso de analgésicos opioides para los dolores crónicos no oncológicos, donde daba cuenta de "un crecimiento exponencial" en la prescripción de estos fármacos en Europa y en España para tratar dolores no asociados al cáncer. El plan hacía constar "el aumento creciente de este consumo, particularmente de fentanilo de liberación inmediata por vía transmucosa, transdérmica y de tapentadol, y una preocupación importante respecto al uso fuera de las indicaciones autorizadas incluidas en las fichas técnicas de esos medicamentos por su riesgo de adicción".
Es decir, en una situación en la que, aunque cautas, la Policía Nacional y la Guardia Civil no detectan de momento tráfico ilegal de fentanilo ni de redes que lo produzcan de manera fraudulenta en España, el riesgo de un potencial aumento de personas que desarrollen una dependencia y luego una adicción a esta sustancia emana del alza de su prescripción mediante recetas médicas, en particular si tal prescripción no es pertinente.
¿Puede surgir en España un problema como el de EEUU?
Es harto improbable, al menos todavía. Hay signos intrigantes, pero bajo control. Aunque España es el tercer mayor importador del mundo de fentanilo y su consumo se adscribe a pacientes clínicos, según datos del Ministerio de Sanidad, este se multiplicó por ocho entre 2018 (1,8%) y 2022 (14%), año en que se expidió con receta médica a un total de 695.000 personas.
No obstante, los profesionales sanitarios afirman que el control en la administración de fármacos con fentanilo como principio activo se establece en primer lugar con su correcta indicación.
"Si la indicación es adecuada y sin salirse de la ficha técnica, el fentanilo es un excelente analgésico para el dolor oncológico y el dolor irruptivo oncológico, es 100 veces más potente que la morfina", explica a Sputnik el doctor P. Llorens, jefe del servicio de Urgencias del Hospital General de Alicante, quien señala que, si bien para este tipo de dolores oncológicos la administración habitual se realiza por vía oral o con spray intranasal, para pacientes en urgencias con dolor de "gran intensidad y refractario a otros analgésicos" se recurre a la vía intravenosa.
El Dr. Llorens subraya que el problema del fentanilo en España es su utilización para "cuadros de dolor leve o moderado" frente a lo cuales cabe antes recetar otro tipo de analgésicos. "Cualquier especialista, incluidos traumatólogos y médicos de cabecera, puede recetarlo", admite este urgenciólogo. A su juicio, el abuso y riesgo de dependencia cabe atribuirlos "a cualquiera que lo indique de forma incorrecta".
En España, se estima que un 32% de la población adulta sufre algún tipo de dolor. La incidencia de dolor crónico se estima entre un 11% y un 17%, según los datos más recientes del Ministerio de Sanidad. Según la Encuesta Europea de Salud 2020, las patologías más prevalentes (diagnosticadas por un médico) que cursan con dolor crónico en la población española de 15 o más años son: artrosis (56,17%), dolor lumbar (31,16%), dolor cervical (27,38%) y migraña (5%).
"El fenómeno del fentanilo en España por el momento está controlado, dado que las prescripciones con receta médica oficial se han reducido un poco en los últimos tres años", asegura a Sputnik el psicoanalista doctor Carlos Ledesma Lara, coordinador de la Asociación Española de Acompañamiento Terapéutico y docente universitario en toxicomanías y salud mental, que ve en el "descontrol" de EEUU y partes de Canadá el referente a evitar.
"En España hay un estricto control y registro por cada centro de salud del Estado de aquellos pacientes que lo reciben [pacientes oncológicos, principalmente]", afirma.
Tolerancia, dependencia, abuso, adicción
Diversos factores psicológicos, como el estrés, la angustia o la frustración, pueden generar tolerancia y dependencia en quien toma analgésicos opioides de forma crónica. La adicción a ellos cabe entenderla como "una búsqueda compulsiva de estos fármacos y una pérdida de control sobre su uso", según el Ministerio de Sanidad. Y el inicio de la adicción es el abuso.
El abuso es la situación a la que se llega cuando una persona toma opioides "de forma intencional, sin una prescripción médica o de una forma distinta a la prescrita [en cuanto a dosis o vía de administración] con el fin de lograr efectos gratificantes", se afirma en el Plan de optimización del uso de analgésicos opioides, donde se subraya que la adicción puede desarrollarse "después de meses de tratamiento y es difícilmente predecible, y complicada de tratar".
"Todas las adicciones actuales con sustancias se deben a sustancias que en el origen de su comercialización fueron legales", explica C. Ledesma, que advierte del error en el que se suele incurrir al "equiparar términos como drogodependencia, adicción y toxicomanía. Ledesma explica que el fentanilo se sintetizó por primera vez en los años 50, se legalizó como analgésico en 1968 y que se busca sustituirlo por otros analgésicos con "menor riesgo de adicción".
En este proceso de sustitución, a su juicio, el panorama "es oscuro", dada la potencia de las sustancias precursoras y "lo sencillo" de su introducción ilegal en cualquier país. "Por los mismos circuitos que la cocaína y el hachís se pueden importar las pastillas en polvo", asegura.
Otros opioides: el caso de la oxicodona
En España, la codeína y el tramadol son los analgésicos opioides con mayor prevalencia de consumo entre personas de 15 a 64 años. Aunque la primera alcanza casi el 60% y el segundo un 46%, el fentanilo les ha recortado terreno (14%). Y también la oxicodona, que junto con la hidromorfona, la petidina, el tapentadol, la metadona y la buprenorfina, también alcanza una prevalencia del 14%.
La oxicodona, comercializada con el nombre de OxyContin, también ha estado rodeada de polémica en EEUU. Su fabricante, Purdue Pharma, ha sido demandado y multada decenas de veces por presentar graves riesgos para la salud. "Allí ocultaron que la oxicodona eran adictiva, y la prescribían para dolores leves y banales, por ejemplo, artrosis, lumbalgias, etcétera", señala P. Llorens, que recuerda los "intereses comerciales" y bonificación "bajo manga" a los facultativos para promocionar su prescripción.
"La oxicodona es el doble de potente que la morfina y con ella sucede lo mismo que con el fentanilo", explica Llorens, que afirma que, al igual que el fentanilo, en España tampoco suele verse en el "comercio ilegal o en consumos fuera de ficha".
Dado el control que ejerce la AEMPS sobre los diversos medicamentos y las instrucciones que en consecuencia dicta el Ministerio de Sanidad, el riesgo en España de caer progresivamente en una situación como la que vive EEUU es más bien bajo. No es fácil que el consumo de analgésicos opioides trascienda más allá de lo pautado por los facultativos.
"En general, muchas formulaciones necesitan visado de inspección para que se ajusten a indicaciones marcadas por la AEMPS, con lo que su mercado negro [en España] es complejo. Yo, el problema del fentanilo lo veo en su fabricación ilegal, pues es muy barato, más potente y, por tanto, más adictivo. Este es el problema; desplazaría a la heroína", declara P. Llorens.
¿Hacia un tráfico ilegal?
En EEUU, el consumo descontrolado lo propiciaron en primera instancia no las redes delictivas y los profesionales del menudeo de narcóticos, sino la regulación escasa de su sistema sanitario y las prácticas de dudosa ética, o directamente corruptas, de sus profesionales.
"Sintetizarlo no es tan fácil, pero un 'breakingbad' lo puede hacer en un garaje", resume P. Llorens, en alusión al protagonista de la célebre serie de TV, que se dedica a sintetizar y comerciar con metanfetamina de modo casero. "Fíjate que los mexicanos son los productores de los estadounidenses", recuerda.
"Pero no es el cartel de Sinaloa, por ejemplo, el que produce fentanilo", apunta C. Ledesma. "Ellos solo lo diluyen y lo mezclan en laboratorios clandestinos con sustancias mortíferas que incrementan su efecto y daño. Hay que reducir la presión de las farmacéuticas, que son el origen del problema", detalla.
En cualquier caso, este especialista avisa del riesgo que suponen los "precursores químicos", fármacos que, al provenir de laboratorios legales, disponen de licencia oficial y sirven de base para la producción clandestina de fentanilo. Según un informe de la Junta Internacional para la Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) adscrita a la ONU, en la actualidad "están sometidos a fiscalización internacional cinco precursores del fentanilo y sustancias relacionadas".
"En España ya hay casos en Madrid, Canarias y Baleares de pacientes que utilizan preparados clandestinos con fentalino. Las cifras son pequeñas, imagino que no se quiere alarmar a la población. Pero no hay más que caminar por las calles del barrio de Lavapiés [en Madrid] para ver a los zombies", concluye Carlos Ledesma.