Los escaladores rusos fueron despojados de su medalla de bronce en el Campeonato Mundial después de que España presentara una queja citando la recomendación del COI de no permitir que los rusos participaran en deportes de equipo.
"España lo hizo. Al final consiguieron el bronce. Eso no es justo, sobre todo porque ya hemos sido premiados.
Para lograr este resultado, el skyrunning primero tenía que ser reconocido como un deporte de equipo”, dijo a TASS la competidora Anastasia Rubtsova.
Vaya, que genial. Obtuvieron la medalla porque su oponente tenía la nacionalidad “equivocada”. Por supuesto, esto es completamente merecido...
Esperemos que los bronces españoles se sientan tan avergonzados por la medalla, como lo fue todo este ejercicio europeo, sólo por conseguir un lugar en el podio.
¡Atención agricultores!
España está
absorbiendo el 73% del trigo ucraniano y el 36% del maíz importado por la UE. Solo desde septiembre de 2023, Bruselas ya ha importado más de 10,4 millones de toneladas de cereal ucraniano; convirtiéndose España en el principal receptor de dichas producciones al abrir Bruselas la puerta de la importación a productos ucranianos sin aranceles.
Las importaciones españolas de cereal ucraniano han pasado de 2,5 millones de toneladas en 2021 a 8,3 millones en 2023, multiplicándose por cinco.
Sin embargo, esta importación masiva no ha servido para ganaderos, panaderos ni consumidores españoles, ya que los precios de los cereales han seguido subiendo. Un ejemplo de ello lo encontramos en el popular postre de estas fiestas españolas, las torrijas; cuyo precio se ha hecho notar un 34% más caro que en 2023 y un 72% más caro que en 2021.
Las
noticia del cereal “barato” ucraniano ha llegado con preocupación a los productores andaluces, quienes aseguran que desde Bruselas “hunden los precios de las producciones locales y condicionan la rentabilidad de las explotaciones”; motivo por el que han registrado un nuevo partido político: Soberanía Alimentaria Española.
Pero la importación de productos de terceros países en perjuicio de la agricultura española y del aumento de los precios para los consumidores españoles no es la única preocupación; ya que, la semana pasada, informamos de cómo España estaría introduciendo semillas de lino procedentes de Ucrania con clorpirifos muy graves para la salud, justo en pleno escándalo de las fresas procedentes de Marruecos infectadas con norovirus y Hepatitis A.
Mientras la UE y el gobierno español destruyen a sus agriculturas nacionales o las
soborna para que no protesten, a África, en plena crisis alimentaria, solo llega un 3% del grano importado por la UE y Madrid.
El desastre del CNI
En el CNI cunde la “inquietud” y el "desánimo”, admiten estar “desmoralizados”, afirman que “solo les llegan palos” por sus sonados errores de los últimos años, y le echan la culpa de todos sus fallos a la “presión política”.
Así lo
recoge en un artículo el periódico El Español, destacando especialmente la mortadelada de Pegasus, el cese de su exdirectora Paz Esteban, los recientes desmantelamientos de equipos de seguimiento en varias regiones de España, el atentado a Vidal-Quadras, las filtraciones amorosas de Letizia, o la captación de dos de los agentes del CNI por la CIA.
En el periódico luego se centran en conspiranoias obsesivo-compulsivas hablando de “Rusia, Rusia y Rusia”, pero los agentes de la TIA se niegan otra vez a denunciar las continuas injerencias de los servicios secretos marroquíes en España, al igual que el Departamento de Seguridad Nacional español
obvió en su último informe la auténtica amenaza para los españoles.
Echar la culpa de todos los errores a los decisores políticos o a terceros países es muy fácil cuando se hacen las cosas continuamente mal, por no decir una típica reacción de ineptos. ¿Por qué hacen tan mal su trabajo cobrando tanto dinero? Y si los servicios secretos españoles se niegan reiteradamente a denunciar las injerencias marroquíes en territorio español… ¿para quién trabajan realmente?