José Negrón Valera
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, revocó la licencia otorgada a Chevron para operar en Venezuela, una medida que pone fin al acuerdo alcanzado en 2022 durante la Administración Biden. Esta decisión vuelve a endurecer las restricciones sobre el sector petrolero venezolano.
La vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, calificó la medida como
"lesiva e inexplicable" y sostuvo que el Gobierno estadounidense está perjudicando a su propia economía.
"Pretendiendo hacerle un daño al pueblo venezolano, en realidad se está infligiendo un daño a Estados Unidos, su población y a sus empresas, poniendo además en entredicho la seguridad jurídica de Estados Unidos en su régimen de inversiones internacionales", expresó Rodríguez.
Por su parte, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA-TCP) rechazó categóricamente la acción de Washington y calificó la medida como "injerencista con fines extorsivos" y advirtió que decisiones similares en el pasado han provocado flujos migratorios significativos hacia Estados Unidos.
El ALBA-TCP también demandó respeto a la soberanía y al derecho al desarrollo de Venezuela, además del levantamiento inmediato de todas las medidas coercitivas unilaterales.
"Una agresión más dentro de una larga lista"
El ingeniero y especialista en el sector petrolero venezolano, Jonny Hidalgo, explica a Sputnik que la licencia a Chevron "estaba limitada a vender la producción [petrolera] solo a Estados Unidos y prohibía cuestiones como la expansión de las actividades de Chevron a campos petroleros distintos a los que tenía establecidos antes del 2019".
En cuanto al impacto de la medida, Hidalgo advierte que esta decisión representa "una agresión más de una larga lista" y podría afectar a los inversionistas interesados en la
industria petrolera venezolana, lo que impactaría en el crecimiento de la producción.
"Se ha colocado en la opinión pública la idea de que Chevron ha mejorado la economía del país, por lo que sacarlos del negocio impactaría a la opinión pública ante los diez procesos electorales que se realizarán en el país durante el 2025", explicó.
"En realidad, el peso de las actividades de Chevron en la economía venezolana no es tan alto como se afirma en los medios de comunicación. Sin embargo, la salida de Chevron representa un importante revés en un proceso de flexibilización de las sanciones contra Venezuela", agregó.
Analistas petroleros declararon a Sputnik hace algunos días que, gracias al acuerdo alcanzado entre Venezuela y Chevron, la nación suramericana “exportó unos 236.000 barriles diarios de crudo a EEUU en noviembre de 2024, situándose como séptimo mayor proveedor de petróleo para el país norteamericano”, lo que atestiguaba una señal positiva en la relación entre Washington y Caracas.
Confiar en las propias fuerzas
En cuanto al futuro de la relación entre Estados Unidos y Venezuela, Hidalgo advierte que la medida "no se limita a Venezuela, sino que forma parte de una política sobre la región latino-caribeña".
Además, sostiene que la industria petrolera venezolana debe reestructurarse para hacer frente a las sanciones.
"El mercado internacional de hidrocarburos cambió totalmente; además, no creo que se elimine, en el corto o mediano plazo, la política de sanciones que EEUU ejecuta contra Venezuela y otros países. En este contexto, la industria petrolera en Venezuela debe reestructurarse, reorganizar sus fuerzas productivas y aprovechar las que existen en el país", argumentó.
El especialista destacó que Venezuela cuenta con una experiencia de más de 100 años en la producción petrolera y que existen especialistas y empresas nacionales con equipos necesarios para la extracción de crudo. "Tendemos a creer que no están en el país. Podríamos hablar sobre los objetivos de la industria o sus factores de producción; pero, en realidad, el gran reto es cambiar el paradigma desde el cual se fundó la industria petrolera para poder diseñarla desde un lugar diferente y obtener así resultados diferentes", concluyó Hidalgo.
Imágenes de María Corina Machado sumamente emocionada durante la entrevista con Donald Jr. por la culminación de la licencia a Chevron para negociar petróleo venezolano.
Más que al gobierno de Maduro, la leve recuperación económica en Venezuela fue gracias al poder ubicar una vez más petróleo internacionalmente debido a dicha licencia, y por ende en beneficio al venezolano. El hambre de poder de los opositores es mayor al deseo de la estabilidad de los venezolanos. Oportuno señalar, que dichas sanciones del primer mandato de Trump fueron una de las causante de la inmigración masiva de venezolanos durante los últimos años.
La decisión de Trump se vio por la presión de congresistas del estado de la Florida quienes hicieron lobby para levantar la licencia. Y a su paso estos congresistas a manera de populismo complacen a votantes latinos de dicho estado incluyendo venezolanos opositores a quienes no les importa la vida de los que estén en Venezuela, son los mismos que luego señalan a sus propios compatriotas de "inmigrantes ilegales".
Por su parte en Venezuela suena el rumor que el petróleo comprado por Chevron tiene ya un sustituto, el cual es Turquía y otros países aún no divulgados; no obstante sólo es un rumor que aún no ha sido confirmado.
Para finalizar, otro dato curioso es que en las cláusulas de la licencia está estipulado que al finalizar la misma, 01 de marzo, puede operar hasta 6 meses después.
La postura actual de EEUU sobre Venezuela es "convenientemente ambigua"
En un sorpresivo cambio de dirección en las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela, Richard Grenell, enviado especial del presidente Donald Trump para este país sudamericano, afirmó que Washington no busca un cambio de régimen en Caracas.
Estas declaraciones se producen a poco de que se cumpla un mes de su visita a Caracas, donde sostuvo un encuentro directo con el presidente
Nicolás Maduro. "Me reuní con él cara a cara, traté de tener una conversación en la que tuviéramos una relación diferente. (…) Estamos muy claros sobre el Gobierno venezolano y Maduro, pero Donald Trump es alguien que no quiere hacer cambios de régimen", expresó Grenell en una entrevista con The Epoch Times.
El enviado especial destacó que el enfoque principal de Trump es fortalecer y prosperar a los estadounidenses, dejando de lado las intervenciones en otros gobiernos.
¿Normalización o pragmatismo?
Aunque las declaraciones de Grenell podrían sugerir una posible normalización de relaciones, este escenario aún parece lejano, considera en entrevista con Sputnik Franco Vielma, sociólogo y analista del medio digital Misión Verdad.
"No es preciso hablar en el presente de normalización de relaciones. Esa situación parece muy distante todavía", afirma.
El analista destaca que la postura actual de Estados Unidos es "convenientemente ambigua", reconociendo de facto al presidente Maduro sin formalizar este reconocimiento.
Un reconocimiento formal, según Vielma, podría tener repercusiones significativas en la política interna estadounidense. "Llevar las relaciones a una normalización en el presente podría trastocar seriamente la política, no de Gobierno, sino de Estado, de EEUU para con Venezuela", advierte.
"Esto se debe, en parte, a que tal reconocimiento invalidaría automáticamente los juicios y el plan de desmembrar CITGO, ya que actualmente la República y el Gobierno bolivariano no han sido reconocidos oficialmente para contratar una defensa legal adecuada en ese caso", puntualiza el experto.
Además, para Vielma, un cambio en la postura hacia Venezuela podría generar tensiones con el Congreso estadounidense, que aprobó la llamada ley Bolívar, la cual califica al Gobierno de Maduro como "ilegítimo". "Seguramente Trump, tal como Biden, no quieren colisionar en la política de Estado, bipartidista, sobre Venezuela. Así que preferiría una relación fáctica, transaccional y pragmática con Caracas".
La oposición venezolana a la deriva
En cuanto al impacto de estas negociaciones en la oposición venezolana, especialmente en figuras como María Corina Machado, Vielma observa una disminución en el respaldo estadounidense hacia estos sectores.
"El
Gobierno estadounidense está regido ahora por el sector MAGA (Make America Great Again). La influencia de los republicanos tradicionales es mucho menor hoy que la que hubo en el primer Gobierno de Trump", explica. Esta división interna en el poder estadounidense se refleja en la relación con los opositores venezolanos.
Para el analista, mientras algunos líderes opositores reciben apoyo de figuras como Marco Rubio y Rick Scott, el sector MAGA, incluyendo a Grenell, parece mantener distancia, prefiriendo una relación práctica con Maduro.
"Al menos por ahora, en el plano de las declaraciones y de los hechos, Trump no ha puesto el apoyo a los opositores venezolanos como una de sus prioridades", señala Vielma. Esta percepción se debe, en parte, a la visión de Trump sobre la oposición venezolana, a quienes considera "incapaces".
Frente a este escenario, es poco probable que sectores opositores radicales opten por dialogar con el chavismo para evitar quedar marginados. "Para estos opositores, cualquier diálogo en este momento implica capitulación. Creo que ese momento aún no está cerca", sostiene Vielma. En su opinión, estos sectores preferirán mantener su estrategia actual, aunque esto pueda aumentar el escepticismo entre sus seguidores.
La posible aproximación entre Trump y Maduro también podría influir en la postura de otros actores internacionales, como la Unión Europea o la Organización de Estados Americanos (OEA).
Vielma anticipa que, aunque las
relaciones entre Caracas y Washington seguirán siendo complejas y frías, este marco de relaciones fácticas y transaccionales enviará un mensaje claro a otros países: es posible relacionarse con Venezuela. "Así que otros gobiernos seguirán la tendencia, volviendo al estatus que había antes del desconocimiento a Maduro, de manera posterior a las últimas elecciones", predice.
"Es poco probable que se repita un escenario similar al de Juan Guaidó, pero esta vez con Edmundo González. Varios gobiernos retomarán la relación con Caracas basándose en el principio práctico de que Maduro es ‘quien atiende el teléfono en Miraflores’. Esta es la manera más elegante de salir de la trampa de la ruptura de relaciones y el desconocimiento de Maduro, ya que es un marco insostenible”, concluye.