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La ciencia como amenaza: ¿por qué Israel asesinó a dos brillantes pioneros iraníes en IA?

La ciencia como amenaza: ¿por qué Israel asesinó a dos brillantes pioneros iraníes en IA?

Por Administrator
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directorelespiadigitales/8/8/23
viernes 15 de agosto de 2025, 22:00h
Humaira Ahad
Ese día, en una descarada muestra de agresión, aviones de combate del régimen bombardearon un complejo residencial, matando a decenas de civiles. Entre los mártires se encontraban dos de las mentes jóvenes más brillantes de Irán.
El Dr. Majid Tajenjari, experto de renombre mundial en inteligencia artificial, y el Dr. Mohmmad Reza Zakarian, prometedor pionero en la misma disciplina, fueron los blancos principales del ataque, que también se cobró la vida de mujeres y niños que permanecieron bajo los escombros durante días.
Ambos representaban a una nueva generación de científicos iraníes comprometidos con el progreso de su país a través del conocimiento y la innovación.
Pese a las atractivas oportunidades en el extranjero, eligieron permanecer en Irán y poner su talento al servicio de la nación. Murieron en sus propios hogares, junto a sus familias.
Una vida con propósito
Un día después del bombardeo que redujo a escombros uno de los lados del edificio, el padre de Zakarian buscaba entre los restos alguna señal de sus nietas. Fateme, quien solía aferrarse a su abuelo, tenía cinco años; Zahra, apenas siete meses.
“¿Tan vil eres que mi hijo fue una espina en tu ojo? Qué vergüenza. ¿Qué querías de su esposa e hijas? ¿Qué culpa tenían sus vecinos?”, atónito y desolado, murmuraba entre las ruinas.
Mohammad Reza Zakarian, nacido en una familia profundamente arraigada en valores de integridad y patriotismo, mostró desde joven una inteligencia excepcional. Se destacó tanto en lo académico como en su integridad moral.
Se graduó con honores en la Universidad Tecnológica de Isfahán y obtuvo su maestría en la Universidad Malek Ashtar, dos instituciones reconocidas por formar élites científicas.
Su padre relató que, pese a recibir ofertas de becas y empleo en el extranjero, su hijo decidió conscientemente quedarse en Irán y contribuir al desarrollo nacional.
“Los mártires de la élite científica, como mi hijo, cumplieron con su deber: permanecer en Irán para promover su progreso y dedicarse al trabajo científico”, expresó.
Su martirio no fue —según su padre— un accidente de guerra, sino una ejecución selectiva, deliberada y brutal.
“Es un honor haber criado y entregado a la nación y al nizām (Sistema de la República Islámica) a un hijo cuyo conocimiento científico contribuyó significativamente al desarrollo del país”.
“Este régimen no tuvo piedad, ni siquiera con los niños: también martirizó a mis nietas Fateme y Zahra. Un régimen responsable de tales atrocidades está cavando su propia tumba.”
El funeral se celebró en Amirkola (Babol), en la provincia de Mazandaran, donde una multitud se congregó, no solo en señal de duelo, sino como testimonio de una pérdida colectiva.
Muchos de los presentes jamás conocieron a Zakarian, pero lo consideraban símbolo de la resistencia de un pueblo que se niega a entregar su intelecto, dignidad y futuro.
El impulsor del renacimiento en inteligencia artificial
El Dr. Majid Tajenjari, de 35 años, era originario de la aldea de Tajen Jar, también en Mazandaran. Polímata y visionario tecnológico, su vocación combinaba invención y educación.
Como presidente de la Comisión de Inteligencia Artificial en la Cámara Juvenil de Comercio de Irán, se encontraba en la vanguardia de la revolución tecnológica del país.
Su trayectoria académica fue notable: tras una tesis de maestría sobre reconocimiento de huellas dactilares mediante redes neuronales, desarrolló una tesis doctoral sobre un robot humanoide bilingüe —capaz de comunicarse en persa e inglés— que integraba ingeniería de software con sensibilidad cultural.
Recibió medallas de oro en las competiciones mundiales de invención en 2012 y 2015, registró una patente internacional en Rusia (2009) y fue premiado en Suiza, Croacia, Alemania, Serbia y Moscú.
Pero más allá de los galardones, lo que definía a Tajenjari era su compromiso con la educación.
“Su visión era clara”, explicó el Dr. Mohamad Hadi Zahedi, director general del Centro de Estadísticas y Tecnologías de la Información del Ministerio de Ciencia.
“Creía que el progreso comienza a los siete años. Por eso cofundó un centro educativo pionero para formar a niños y adolescentes en inteligencia artificial y programación en Python”.
En pocos años, ese centro despertó una ola de creatividad entre la juventud iraní.
“No creía en la ciencia encerrada en torres de marfil”, añadió Zahedi. “Para él, la investigación solo tenía sentido si resolvía problemas reales”.
Tajenjari trasladó su trabajo a aplicaciones concretas: sistemas de reconocimiento facial, escáneres de contenedores de carga, análisis de calidad del acero, todos ellos en proceso de implementación industrial.
“El mártir aplicó su conocimiento de forma tangible. Una de sus prioridades era que la formación no se quedara en lo teórico, sino que produjera soluciones prácticas para los desafíos de la sociedad”.
El martirio como catalizador del compromiso nacional
Lo que unía a ambos científicos no era solo su excelencia, sino su papel dentro de un proyecto nacional de soberanía tecnológica. Desde hace años, la estrategia del régimen sionista ha consistido en obstaculizar el progreso científico y defensivo de los países independientes.
En Irán, esto se traduce en ataques a la infraestructura del conocimiento autónomo. Los asesinatos selectivos de científicos iraníes forman parte de una estrategia encubierta que incluye sabotajes, ciberataques y bombardeos.
Zakarian y Tajenjari encarnaban la imagen de un Irán tecnológicamente avanzado y soberano, forjado desde dentro.
Para sus familias, la pérdida es profunda, pero también lo es la convicción de que su legado no se detendrá.
“Piensan que matando a nuestros científicos detendrán nuestro avance”, dijo el padre de Zakarian. “Pero otros se levantarán. Este camino no termina aquí”.
Sus palabras reflejan un sentir extendido en la sociedad iraní, donde actos de terrorismo como este generan una renovada determinación. En círculos intelectuales y en familias que han pagado el precio de la resistencia, crece el compromiso de transmitir y ampliar el conocimiento para fortalecer la soberanía científica.
Mientras tanto, en Babol, Fateme y la pequeña Zahra fueron sepultadas junto a sus padres, víctimas inocentes de un ataque brutal contra civiles.
Esta agresión, parte de una estrategia destinada a obstaculizar el avance científico y tecnológico de la República Islámica, ha expuesto una vez más la bancarrota moral del régimen israelí al atacar deliberadamente a académicos, ciudadanos y niños.
Irán ha dejado claro que su trayectoria científica no será frenada por asesinatos cobardes. Al contrario: el sacrificio de estos mártires solo ha intensificado el compromiso nacional de avanzar.
Los “medios” en persa como instrumentos de guerra psicológica israelí contra Irán
Hoda Yaq *
Una creciente cantidad de evidencias confirma que varios medios de comunicación en lengua persa que operan fuera de Irán —incluidos Iran International, BBC Persian, Radio Farda, Deutsche Welle Persian e Independent Persian— funcionan como instrumentos estratégicos de la guerra psicológica emprendida por Israel contra el pueblo iraní.
Estas redes de propaganda, financiadas directa o indirectamente por gobiernos occidentales y algunos actores regionales hostiles, han promovido de forma sistemática narrativas alineadas con los objetivos militares y políticos de Israel contra la República Islámica y el conjunto de la región.
Su papel en la configuración de percepciones públicas, en la erosión de la cohesión nacional y en la promoción de discursos subordinados a intereses foráneos ya no es una hipótesis, sino una campaña documentada y deliberada de guerra blanda.
Aunque misiles y drones acaparen los titulares, la guerra más insidiosa se libra a través de pantallas y titulares. Estos medios en persa se han convertido en actores centrales del frente mediático, con el objetivo de desestabilizar a Irán desde adentro.
Sus tácticas —sofisticadas, coordinadas y profundamente integradas en la estrategia de guerra híbrida— van desde la manipulación emocional hasta la selección interesada de hechos, todo cuidadosamente diseñado para erosionar la confianza pública, amplificar las divisiones internas y presentar figuras apoyadas desde el exterior como alternativas legítimas al liderazgo nacional elegido democráticamente.
Un ejemplo paradigmático de esta campaña es Iran International. Durante la reciente guerra de agresión de 12 días contra Irán, impuesta por el régimen israelí con respaldo estadounidense, esta cadena minimizó sistemáticamente las pérdidas militares de Israel mientras retrataba a Irán como un país inestable, al borde del colapso.
No se trató simplemente de un sesgo o distorsión: la cobertura buscaba desequilibrar psicológicamente al público, proyectando falsamente una imagen de fortaleza israelí frente a una supuesta vulnerabilidad iraní. BBC Persian siguió un patrón similar durante las conmemoraciones de Ashura, cuando el Líder de la Revolución Islámica, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, apareció entre los dolientes tras 12 días de ausencia.
En lugar de informar objetivamente sobre la presencia del Líder pese a amenazas, el medio optó por enmarcar el acontecimiento mediante narrativas engañosas para influir en la opinión pública.
Uno de los episodios más escandalosos de esta guerra mediática ocurrió tras el bombardeo israelí sobre la concurrida plaza Tajrish, en el norte de Teherán, que dejó varios civiles muertos mientras esperaban en un semáforo.
Pese a la condena internacional por esta violación del derecho humanitario, Iran International emitió una entrevista con un analista que, invocando el Artículo 52 de los Convenios de Ginebra, afirmó que no se trataba de un crimen de guerra, sino de un “error de puntería”. Esta justificación, transmitida sin réplica, buscaba normalizar la violencia ilegal contra civiles iraníes, exonerando a Israel de toda responsabilidad.
Estos medios recurren sistemáticamente a la desinformación: fuentes anónimas, supuestos “expertos” poco identificables y afirmaciones sin verificación se presentan como hechos. Declaraciones oficiales iraníes son sacadas de contexto para distorsionar su significado, mientras expresiones emocionales como “Irán se derrumba” se repiten sin cesar, generando un clima artificial de desesperanza, especialmente entre los jóvenes conectados a plataformas digitales.
La manipulación visual es otra táctica recurrente: protestas menores se muestran como levantamientos nacionales, imágenes de otros países se presentan como si fueran de Irán, e incluso se fabrican escenas con neumáticos ardiendo o humo artificial para simular caos generalizado. Estas imágenes buscan generar una percepción de colapso inminente entre los iraníes digitalmente conectados.
Uno de los aspectos más reveladores de esta campaña mediática es la plataforma constante que se le otorga a Reza Pahlavi, hijo exiliado del último monarca iraní, quien ha estrechado lazos con Israel desde su visita a Tel Aviv en 2023 y su encuentro con Netanyahu.
Pahlavi no solo ha respaldado el cambio de régimen, sino que ha instado a aprovechar la agresión israelí como oportunidad para una insurrección. Sus seguidores, sobre todo en círculos monárquicos en el exilio, han sido criticados por ondear banderas israelíes en manifestaciones, hostigar a defensores de Palestina y justificar ataques israelíes contra Irán.
Quizá lo más perturbador sea el silencio de estos medios ante las víctimas civiles iraníes de los bombardeos israelíes. A pesar de las pruebas documentadas por Naciones Unidas y organizaciones de derechos humanos sobre ataques a hospitales, ambulancias y zonas residenciales, su cobertura ha sido mínima o inexistente. Este silencio busca deshumanizar a las víctimas iraníes y presentar la agresión israelí como precisa, legítima y moralmente superior.
La alineación de estos medios con agendas extranjeras ya no es una conjetura. Un documento filtrado por el grupo cibernético Gonameman reveló que Iran International recibió un certificado de agradecimiento de la oficina del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.
Este documento, obtenido a través de una filtración de comunicaciones internas, confirma que este canal no es un medio independiente, sino una extensión deliberada de la maquinaria propagandística israelí.
No se trata de sesgo editorial: es una operación psicológica coordinada, orientada a fracturar la sociedad iraní desde adentro. A través de la desinformación, la manipulación emocional y el silencio selectivo, estos medios actúan como brazos del poder blando israelí, buscando deslegitimar al liderazgo iraní, desmoralizar a la población y normalizar la agresión extranjera.
En una guerra donde el campo de batalla es la mente y el arma es la información, el pueblo iraní enfrenta una nueva forma de invasión: una que no entra por las fronteras, sino por las pantallas.
La única defensa eficaz es la conciencia, el pensamiento crítico y el rechazo a medios que, bajo la apariencia de periodismo, sirven a los intereses de una potencia hostil.
Y como quedó demostrado durante la reciente guerra, la nación iraní es lo suficientemente consciente y vigilante como para atravesar el humo de esta despiadada guerra de propaganda orquestada por Israel.
* escritora y activista de derechos humanos radicada en Teherán.

Más allá del alto el fuego, la guerra cibernética entre Irán e Israel continúa

Alicia Gower*

El ciberespacio ha perdido fuerza, con actores israelíes e iraníes atacando cada vez más las vulnerabilidades de sus adversarios desde la Guerra de los 12 Días del mes pasado. Esto obliga a replantear la defensa digital.

El 1 de julio de 2025, un grupo de hackers vinculado a Irán amenazó con liberar 100 gigabytes de correos electrónicos presuntamente robados a colaboradores del presidente estadounidense Donald Trump, entre ellos la jefa de gabinete de la Casa Blanca, Susie Wiles, y su asesor de larga trayectoria, Roger Stone. Funcionarios estadounidenses condenaron la filtración como una campaña de desprestigio con motivaciones políticas, pero el momento y los objetivos del ataque apuntan a una escalada calculada.

La operación parece ser parte de la respuesta de Teherán al apoyo estadounidense a Israel durante la guerra de 12 días del mes pasado, en la que comandantes, científicos nucleares e instalaciones nucleares iraníes fueron blanco de ataques aéreos, mientras que la infraestructura digital iraní fue blanco de ciberataques.

El 17 de junio, el grupo hacktivista “Gorrión Depredador”, vinculado a Israel, atacó al banco estatal iraní Sepah, ampliamente asociado con el CGRI. Posteriormente, atacó a Nobitex, la mayor plataforma de intercambio de criptomonedas del país, causando una pérdida de 90 millones de dólares en activos, en un intento por exponer el presunto papel de la plataforma en la evasión de sanciones y la financiación ilícita.

Bombas digitales

Aunque las bombas y los misiles han cesado por ahora, las ofensivas digitales continúan, como lo han hecho durante años. Tanto Israel como Irán consideran ahora el ámbito digital como un elemento central de sus estrategias de seguridad, integrando las campañas cibernéticas con las operaciones militares y el posicionamiento diplomático.

Israel ha desarrollado una sofisticada estrategia de ciberdisuasión, que combina ciberataques de precisión con sólidas defensas nacionales, coordinada por la Dirección Nacional de Ciberseguridad de Israel (DNI) y la Unidad 8200, la división de inteligencia de señales de élite de las Fuerzas de Defensa de Israel. Conocida por su papel en el virus Stuxnet que dañó las centrifugadoras nucleares iraníes en 2010, la Unidad 8200 es la fuerza cibernética más potente de Israel.

Se complementan con grupos hacktivistas proisraelíes con afiliación débil. La firma de inteligencia Cyfirma ha identificado más de 20 de estos colectivos, entre ellos UCC Team, Anonymous Israel y Red Evils. Suelen realizar ataques de denegación de servicio distribuido (DDoS) y desfiguraciones de sitios web diseñados para reforzar el mensaje israelí y atacar los intereses iraníes en el ámbito digital.

Irán también ha ampliado sus capacidades cibernéticas. Tras la Guerra de los Doce Días en junio, la firma de ciberseguridad Radware reportó un aumento del 700% en la actividad cibernética iraní dirigida a Israel. Esto incluye ataques DDoS, intentos de intrusión en sistemas de infraestructura e incluso el secuestro de cámaras inteligentes israelíes para facilitar la localización de objetivos en tiempo real durante ataques con misiles. Esto representa una clara evolución de la cibervigilancia pasiva a la disrupción activa y la guerra psicológica.

Derrame digital

Las capacidades cibernéticas de Teherán están lideradas por el Ministerio de Inteligencia y Seguridad (MOIS) y el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI), con el apoyo de un conjunto de grupos de amenazas persistentes avanzadas (APT), como APT34 (OilRig), APT35 (Charming Kitten) y APT33 (Elfin), conocidos por sus operaciones de malware, campañas de phishing y sabotaje de infraestructura. Actores de desinformación, como Void Manticore, amplían la influencia de Irán, amplificando las narrativas de Teherán.

Esta amenaza se agrava por la creciente alianza digital de Irán con Rusia, China y Corea del Norte. Estas alianzas han dotado a Irán de tecnologías de vigilancia, tácticas de ransomware y herramientas de influencia basadas en IA, lo que permite campañas más complejas y de mayor alcance global. El contagio digital es ahora claramente visible en Estados Unidos. Tras los ataques estadounidenses contra objetivos iraníes el 22 de junio, grupos proiraníes han intensificado los ciberataques contra infraestructura y objetivos políticos estadounidenses.

Además de la filtración de correos electrónicos de Trump perpetrada por un grupo autodenominado “Robert”, hacktivistas proiraníes se atribuyeron la responsabilidad de un ataque de ransomware el 1 de julio contra KVE Metals, con sede en EE. UU., y de una interrupción del servicio en Truth Social (la plataforma de redes sociales de Trump) a finales de junio. Las instituciones financieras, las empresas de servicios públicos y los contratistas de defensa son objetivos prioritarios, y el uso de tecnologías de origen israelí en algunas infraestructuras críticas estadounidenses podría atraer o facilitar la ciberactividad iraní en represalia.

Preocupa especialmente la atención de Irán a los proveedores de software y sistemas de tecnología operativa (OT), vulnerabilidades que pueden proporcionar acceso inadvertido a largo plazo en múltiples sectores. Las vulnerabilidades que enfrentan las entidades estadounidenses se ven agravadas por los recientes reveses en la cibergobernanza, como la destitución del general Timothy Haugh y los recortes a los presupuestos federales de ciberseguridad.

Defensa digital

Si bien agencias como el Departamento de Seguridad Nacional y la Agencia de Seguridad de Infraestructura y Ciberseguridad (CISA) han pedido una mayor vigilancia en sectores como el agua, la energía y el transporte, el sector privado sigue siendo vulnerable. Con las defensas estadounidenses bajo presión, los sistemas críticos podrían quedar expuestos a ataques cada vez más sofisticados, bien financiados y con motivaciones ideológicas.

Las implicaciones estratégicas más amplias de esta escalada cibernética son alarmantes, sobre todo por la difusa frontera entre objetivos militares y civiles. Hospitales, bancos y servicios públicos se consideran ahora presa fácil en la guerra asimétrica. La proliferación de unidades cibernéticas semiautónomas en ambos bandos aumenta la probabilidad de una escalada accidental o un error de cálculo en un conflicto cada vez más internacional, que involucra a actores mucho más allá de Oriente Medio.

Gestionar esta nueva era de ciberconflictos requiere no solo mejores defensas técnicas, sino también coordinación internacional y un replanteamiento fundamental de la disuasión. Para Israel, las ciberoperaciones ofrecen una forma de ejercer presión sin una guerra terrestre a gran escala. Para Irán, proporcionan una herramienta rentable para contraatacar y poner a prueba el umbral del adversario. Pero para ambos, el riesgo de un error de cálculo estratégico es cada vez mayor.

El frente digital ya no es un escenario secundario de conflicto. Las herramientas cibernéticas se han vuelto fundamentales para que los Estados lleven a cabo campañas de presión, desbaraten a sus adversarios y defiendan sus activos estratégicos. A medida que los ámbitos digital y físico se vinculan cada vez más, la ciberresiliencia debe considerarse un componente crucial de la defensa nacional, no solo en Tel Aviv y Teherán, sino también en Washington, Riad, Bruselas y otros lugares.

*Alice Gower cofundadora de Azure Strategy, una empresa de investigación y asesoramiento estratégico centrada en MENA con sede en Londres.