El Ministerio de Defensa no renovará su flota aérea con aviones estadounidenses de quinta generación. A la falta de encaje presupuestario y la decisión de invertir más en armamentos europeos, se añade la necesidad de limar dependencias tecnológicas. ¿Se resienten las necesidades estratégicas del país sin ala embarcada en su único portaeronaves?
El Gobierno español ha descartado la adquisición de aviones de combate de fabricación estadounidense F-35B para renovar la flota aérea de la Armada, confirmaron a varios medios españoles desde el Ministerio de Defensa. No alcanza el dinero y se prefiere apostar por opciones europeas.
El país ibérico había presupuestado en 2023 hasta 6.250 millones para su adquisición, pese al halo de dudas que rodea desde hace años a este sistema de armas, el proyecto de desarrollo más caro en la historia de la industria militar de EEUU.
La inversión extra en defensa de 10.471 millones de euros anunciada por Pedro Sánchez en abril, no deja espacio a una compra que engulliría el gasto militar en un momento en que, además, el plan de rearme de la UE exhorta a favorecer las inversiones en armamentos de fabricación europea.
Por otro lado, en un contexto dominado por la tensión en las actuales relaciones entre la UE y EEUU con motivo de los acuerdos arancelarios, la dependencia de la tecnología que caracteriza a estos cazas fabricados por Lockheed Martin crea recelos. Si lo considerara conveniente, EEUU podría "apagar" los aviones a su antojo, dada la exclusividad del software de su aviónica.
El Ministerio de Defensa inició los primeros contactos hace varios años con el fin de buscar un sustituto a la flota de cazas Harrier AV8B de la Armada que operan en el portaaeronaves anfibio Juan Carlos I y cuya vida útil terminará en 2030.
Al igual que los F-18 del Ejército del Aire, se trata de aparatos con cuatro décadas de explotación.
Pero la idea del Gobierno español de invertir el 85% del incremento extra del gasto militar en 2025 en material fabricado en la UE, desbarata la posibilidad de instaurar un sistema de armas estadounidense como elemento clave de la aviación de combate española. Además, la decisión contrasta con el
propósito suscrito por Bruselas de invertir 600.000 millones de euros en EEUU, sobre todo en la adquisición de armamentos, tal y como lo anunció Donald Trump.
¿Responde a las necesidades estratégicas?
España necesita urgentemente renovar su parque aéreo de combate. Sus cazas F-18 desplegados en las bases aéreas de Zaragoza y Gando (Gran Canaria) están operativos desde 1987. Los Harrier AV8B de la aviación naval son aún más antiguos. Se pensó precisamente en los F-35B, de despegue en corto y aterrizaje vertical (STOVL) como sustitutos de estos últimos.
"España necesita aviones de quinta generación porque
Marruecos y Argelia ya los tienen (F-35 y Su-57). España tiene los F-18 de cuarta generación, anticuados. Y en aviación embarcada, los Harrier ya no se fabrican. El único avión capaz de efectuar un despegue vertical es el F-35B. Si no se compra, España quedará muchos años sin aviación embarcada o con unos Harrier de muy difícil mantenimiento operativo, casi imposible", explica a Sputnik el historiador José Manjón, analista del Instituto Español de Geopolítica.
"Dados los riesgos que supone Marruecos para la seguridad española, es necesario tener cazas de quinta generación. Ahora bien, al ser EEUU y Francia aliados de Marruecos, España posiblemente no podría utilizar los F-35 ni los Rafale, lo que evidencia la nula utilidad para España de su presencia en la OTAN, a la que, sin embargo, tiene que sacrificar proporciones cada vez mayores de su presupuesto", subraya.
¿Un portaviones sin aviones?
En apenas unos años, España podría atravesar por una situación paradójica en la que su único portaeronaves, el Juan Carlos I, carecería de aviones capaces de operar a bordo y se quedaría solo con helicópteros, una vez retirados los Harrier AV8B.
"España no tiene portaviones, sino
un buque anfibio de asalto con aviación embarcada que no permite albergar aviones que no sean de despegue vertical", señala Manjón, que denota los riesgos estratégicos para Madrid de operar tanto el F-35 como un hipotético sustituto francés (el Rafale), en caso de que finalmente cristalice el proyecto de construir un portaviones convencional, aspecto que la compañía Navantia ya está estudiando.
En opinión de Juan Antonio Aguilar, director del Instituto Español de Geopolítica, la construcción de un portaviones sería un "derroche absoluto". "¿Para qué?", se plantea, en un diálogo con Sputnik. "Desde el punto de vista estratégico,
el enemigo potencial lo tenemos a tiro de piedra: Marruecos. No nos hace falta un despliegue de fuerza o una proyección de fuerza como para necesitar portaviones, salvo que, como ocurre con el Juan Carlos I, esto simplemente signifique poner otra arma más al servicio de la OTAN".
Los riesgos del F-35
El coste por unidad del F-35 se disparó tras la previsión inicial de unos 50 millones de dólares en la versión más barata. "Los que interesan a España, el F-35B de despegue vertical, se va a 110 millones, según datos de 2023. Posiblemente, ahora sea más caro", afirma.
"Se proyectó que el coste por hora de vuelo iba a ser de 25.000 dólares y ha pasado a ser de 36.000. Y a eso hay que unirle el monopolio tecnológico, porque la dependencia sería completa de Lockheed Martin. Si lo que se quiere es eliminar una dependencia tecnológica total de EEUU con un software que es muy exclusivo y que, además, podría ser desconectado a capricho por Washington, tienes que buscar otro tipo de proveedores", sostiene Aguilar, que destaca que la maniobrabilidad del F-35 no es mucho mejor que la del F-16.
Los posibles sustitutos
En espera hasta 2040 de que finalice el desarrollo del nuevo avión de combate europeo (FCAS), España apostará por el caza europeo Eurofighter Typhoon y, tal vez, por el francés Dassault Rafale. Los suecos Saab JAS 39 Gripen no se contemplan.
"Se habla de los Rafale, serían una opción más barata, pero son de aviones de cuarta generación y han fracasado en la India en combate frente a los J-10 chinos de Pakistán", recuerda Manjón.
"El coste de hora de vuelo y mantenimiento de los Rafale es de 16.500 euros, por 18.000 del Eurofighter, 12.000 del ruso Su-57 o los 25.000 del J-20 chino", apunta Aguilar, que lamenta que el excluyente marco euroatlántico imposibilite habilitar opciones externas. El problema subyacente es
la desatención de las necesidades reales de España. "Se debería hacer un estudio adecuado a las necesidades estratégicas de España. No a las de la OTAN, a las de España".
"No hay dinero para un programa tan caro, que no garantiza ningún tipo de soberanía tecnológica y que no apoya a la industria europea. Así que creo que es muy positivo y ha sido una muy buena decisión que no se implemente este proyecto. Desde el punto de vista económico, ha sido una estafa; desde el punto de vista operativo, no hay garantía de nada; y desde el punto de vista geoestratégico, es una dependencia absoluta de una empresa norteamericana", concluye Aguilar.
Tras España y la India, Suiza también rechaza los F-35
Suiza podría cancelar el acuerdo con EEUU para la entrega de los cazas de quinta generación por valor de 9.100 millones de dólares, después de que los aranceles del 39% impuestos por Trump afectaran gravemente a las exportaciones suizas.
El plan de adquirir 36 cazas F-35A se enfrenta ahora a una creciente reacción política: los críticos lo califican de demasiado caro en un contexto de tensiones comerciales. Los políticos suizos se oponen rotundamente al acuerdo después de que Washington impusiera a las exportaciones suizas uno de los aranceles más altos del mundo y el más alto entre los países europeos.
El contrato para el suministro de las aeronaves se firmó en septiembre de 2022.
Anteriormente, la presidenta de Suiza, Karin Keller-Sutter, abandonó Washington sin haber logrado convencer a Donald Trump de que redujera los aranceles. Suiza esperaba suavizar la retórica de Trump, usando la compra de cazas F-35A como un argumento.
Según las encuestas realizadas en marzo y abril de 2025, se descubrió que alrededor del 81% de los suizos se oponían a la compra de los F-35. El nivel de rechazo es especialmente alto en la parte francófona del país, donde alcanza el 87%.
Anteriormente, la India rechazó, según informes que por ahora no son oficiales, la oferta de compra de los cazas, optando por ofertas que acarreen un desarrollo y producción conjuntos.
Mientras tanto, España optó por alternativas nacionales y europeas para invertir sus fondos en la industria armamentística propia en lugar de financiar la estadounidense.
Análisis: ¿Están los países frenando las órdenes de F-35 tras el fiasco militar de Israel en Irán?
Ivan Kesic
Tras el vergonzoso fracaso de los aclamados aviones sigilosos F-35 en la agresión israelí contra Irán, España ha decidido oficialmente abandonar sus planes de adquirir la aeronave.
Varios otros países también están reevaluando sus opciones, según los informes.
España ha optado por renunciar al caza sigiloso F-35 fabricado en EE.UU., y ha decidido centrar su atención en alternativas construidas en Europa. Esta decisión llega solo un mes después de la agresión militar no provocada de Israel contra Irán, durante la cual se reportó que varios F-35 fueron derribados.
Aunque no se habían anunciado rechazos formales del F-35 previamente, el movimiento de España representa un giro significativo y concreto, revelando las debilidades de la aeronave estadounidense.
“Esto hace que esas preocupaciones sean concretas”, dijo Mark Cancian, asesor senior del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS, por sus siglas en inglés). “Muestra a un país modificando sus planes de adquisición basándose en consideraciones geopolíticas”.
Un portavoz del Ministerio de Defensa español confirmó la exclusión del F-35 de futuras adquisiciones, informando a la revista de noticias Politico que el país ahora priorizaría el Eurofighter Typhoon (literalmente: “eurocaza tifón”) y el Sistema Aéreo de Combate del Futuro (FCAS, por sus siglas en inglés) franco-germano-español.
El ministerio derivó las consultas a la Fuerza Aérea española, eligiendo no hacer comentarios al respecto.
El anuncio coincide con un informe de El Pais, que cita fuentes gubernamentales que indicaron que las discusiones preliminares sobre el F-35 han sido suspendidas indefinidamente.
Lockheed Martin se negó a comentar directamente, señalando que las ventas militares extranjeras son gestionadas por los gobiernos. El gobierno de EE.UU. aún no ha emitido una respuesta oficial a la decisión de España.
Desafíos en la adquisición del F-35 por parte de España
España había asignado inicialmente 6.25 mil millones de euros (7.24 mil millones de dólares) en su presupuesto de 2023 para adquirir nuevos cazas, con el F-35 considerado como una opción potencial junto con competidores europeos como el Eurofighter Typhoon y el FCAS.
Como miembro de la la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), España tenía como objetivo modernizar su fuerza aérea reemplazando sus envejecidos F/A-18 Hornet.
La decisión fue impulsada no solo por necesidades operacionales, sino también por la interoperabilidad dentro de la alianza y las preocupaciones de seguridad regional, incluidas las tensiones con Rusia y la inestabilidad en el norte de África.
A lo largo de más de dos años, la creciente presión política interna favoreció el apoyo a los trabajos e industrias europeas. Reflejando este cambio, un portavoz del Ministerio de Defensa español confirmó el 6 de agosto que el F-35 ya no estaba bajo consideración.
España optó por priorizar aeronaves fabricadas en Europa, evaluando opciones entre el Eurofighter Typhoon —coproducido con Alemania, Italia y el Reino Unido— y el FCAS, un programa colaborativo franco-germano-español.
Este movimiento subraya el compromiso de España con el proyecto FCAS, en el cual posee una participación del 33 % junto a Francia y Alemania, promoviendo la colaboración en defensa europea y la soberanía tecnológica.
La decisión también se alinea con el impulso más amplio de la Unión Europea por la autonomía estratégica, con el objetivo de reducir la dependencia de la tecnología estadounidense, un imperativo agudizado por las vulnerabilidades de la cadena de suministro expuestas por la guerra Rusia-Ucrania.
Mirando hacia el futuro, el gobierno español planea aumentar el gasto en defensa en 10.5 mil millones de euros adicionales en 2025, con un enfoque claro en fortalecer las industrias de defensa europeas.
Desde una perspectiva financiera, adquirir el F-35, cuyo costo se estima entre 80 y 100 millones de dólares por unidad, además de los elevados costos de mantenimiento, fue considerado menos viable en comparación con aprovechar las líneas de producción existentes del Eurocaza o invertir en el desarrollo del FCAS, lo cual promete beneficios económicos sostenidos para empresas aeroespaciales españolas como Airbus.
La elección de España también esquiva posibles fricciones diplomáticas con EE.UU. por la política del “Ventaja Militar Cualitativa” (QME, por sus siglas en inglés) de Israel, un factor que ha retrasado las ventas del F-35 a otros aliados regionales de EE.UU., incluidos los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Arabia Saudí. Al optar por sistemas europeos, España evita estas complejas sensibilidades geopolíticas.
Dentro de España, los debates públicos y parlamentarios han planteado preocupaciones sobre el control estadounidense sobre el software y los datos del F-35, destacando problemas de soberanía similares a los experimentados por Turquía y otros países.
Además, las tensas relaciones entre Europa y el expresidente estadounidense Donald Trump han impulsado el impulso hacia aviones fabricados en Europa. La retórica divisiva de Trump, que incluyó excluir a los aliados europeos de las negociaciones de paz en Ucrania, cuestionar repetidamente la relevancia de OTAN e incluso sugerir la toma de territorio europeo, ha alienado a los socios tradicionales de EE.UU.
Lo más alarmante fue la reciente declaración de Trump “alentando” la confrontación rusa contra los miembros de la OTAN que no cumplieran con los objetivos de gasto en defensa, lo que ha profundizado las dudas europeas sobre la fiabilidad de EE.UU. como socio de seguridad. Estas provocaciones, sumadas a los aranceles comerciales, han intensificado los llamados dentro de Europa para reforzar las capacidades de defensa autóctonas.
Otros retrocesos concurrentes en la adquisición del F-35
España no está sola en enfrentar dificultades con las adquisiciones de cazas F-35. En las últimas semanas, ha surgido una serie de desafíos y debates sobre la adquisición global de estos aviones, poniendo en duda su atractivo.
El 23 de julio, Turquía dio pasos significativos hacia la adquisición de 40 aviones Eurofighter Typhoon, firmando acuerdos preliminares con el Reino Unido y Alemania.
El secretario de Defensa británico, John Healey, describió estos desarrollos como “un acercamiento de Turquía a un acuerdo integral”, señalando lo que podría ser el golpe final a las ambiciones de Ankara sobre el F-35.
Turquía fue expulsada del programa F-35 en 2019 tras la controvertida compra del sistema de defensa antimisiles ruso S-400, a pesar de las advertencias repetidas de Washington.
Aunque Ankara continúa las negociaciones para su readmisión al programa, muchos analistas consideran que su giro hacia el Eurocasa es una estrategia de respaldo ante la probable falla con EE.UU.
Mientras tanto, el 31 de julio, Bloomberg informó que funcionarios indios habían informado formalmente a sus homólogos estadounidenses de su decisión de abandonar la adquisición del F-35.
Según fuentes anónimas estadounidenses, Nueva Delhi parece renuente a comprometerse con nuevas compras importantes de defensa de EE.UU., a pesar del persistente cabildeo de Washington para aumentar las exportaciones de armas.
Un funcionario familiarizado con la postura de la India señaló: “El gobierno indio prefiere asociaciones centradas en el co-desarrollo y la fabricación local de sistemas de defensa”. Esta preferencia entra en conflicto con las opciones limitadas de personalización del F-35, que no se alinean con el impulso de la India hacia la autosuficiencia.
Este rechazo pone fin a casi una década de esfuerzos de EE.UU. para comercializar el F-35 en la India, incluyendo un llamado personal de Trump en febrero, en el que presentaba el jet como parte de una alianza estratégica expandida.
En agosto, los legisladores suizos instaron a su gobierno a cancelar un acuerdo de 9.1 mil millones de dólares para adquirir 36 F-35 de Lockheed Martin, citando como motivo clave la imposición de aranceles de Trump a las exportaciones suizas.
A lo largo del verano, fuentes militares canadienses también han reiterado que están revisando alternativas para adquirir 76 F-35 adicionales, lo que ha provocado una revisión más amplia de la defensa.
Razón oculta detrás de las dudas sobre la adquisición del F-35
Curiosamente, el escepticismo creciente y los retrocesos en las adquisiciones que enfrentan España, Turquía, India, Suiza y Canadá se intensificaron tras el fracaso de la agresión israelí contra Irán.
Durante esta guerra injustificada y no provocada, el régimen israelí afirmó falsamente haber logrado “superioridad aérea” sobre el espacio aéreo iraní, insistiendo en que sus aviones sigilosos F-35 operaban sin obstáculos.
Esta narrativa coincidía estrechamente con el mensaje de marketing de larga data de Lockheed Martin, que presentaba al F-35 como el caza más sigiloso, prácticamente invisible para las defensas enemigas.
Sin embargo, los analistas militares han desmentido estas afirmaciones, señalando que la propaganda israelí confundió los ataques de drones de corto alcance dentro de Irán con bombardeos a gran escala.
Más críticamente, la verdadera supremacía aérea habría favorecido de manera decisiva a Israel, pero ocurrió lo contrario: los ataques con misiles balísticos de Irán se intensificaron, y finalmente, Israel se vio obligado a cesar su agresión.
Las relaciones públicas militares de Irán también hicieron una sorprendente revelación sobre el derribo de varios F-35 israelíes durante la guerra, informes que sacudieron la confianza en la supuesta invulnerabilidad del jet.
Según fuentes, las fuerzas armadas iraníes ejecutaron una estrategia de engaño sofisticada durante los ataques iniciales de Israel: retiraron los sistemas de radar operacionales del servicio activo, los ocultaron y desplegaron instalaciones falsas como señuelos. Los drones israelíes atacaron con éxito estos sitios falsos, lo que llevó a los comandantes israelíes a creer erróneamente que habían desmantelado las defensas aéreas de Irán.
Este error crítico llevó a los pilotos israelíes a penetrar más profundamente en el espacio aéreo iraní, sin saber que Irán había reactivado de manera sigilosa sus redes de radar ocultas.
El resultado fue devastador. Las defensas aéreas iraníes lograron derribar varios avanzados cazas F-35 sigilosos, infligiendo pérdidas inesperadas a la fuerza aérea israelí, según fuentes militares.
El elemento sorpresa fue decisivo: sin esa ventaja táctica, los intentos previos de intercepción probablemente habrían fracasado.
El retrasado contraataque de Irán también brindó ventajas significativas en términos de inteligencia. A diferencia de los escombros que cayeron en el vecino Irak, los restos de los aviones derribados aterrizaron dentro del territorio iraní, lo que permitió a Teherán realizar análisis técnicos detallados de la tecnología de sigilo capturada.
Aunque imágenes no oficiales de los restos de los aviones circularon ampliamente en las redes sociales, el Ejército iraní ha retenido deliberadamente la evidencia fotográfica oficial, según indicaron fuentes.
Este silencio estratégico cumple dos propósitos: mantener la ambigüedad sobre qué capacidades de sigilo fueron recuperadas y evitar que la inteligencia occidental identifique qué tecnologías Irán podría estar revirtiendo o compartiendo con países aliados.
No es sorprendente que tanto los funcionarios israelíes como estadounidenses hayan continuado negando cualquier pérdida de F-35, ya que admitirlo pondría en peligro miles de millones de dólares en contratos de adquisición actuales y futuros.
Sin embargo, eso ya está sucediendo, ya que los posibles clientes se están distanciando del F-35.