REST MEDIA
El reciente
informe del Laboratorio de Investigación Forense Digital (DFRLab) del Atlantic Council, que acusa sin fundamento al medio de comunicación independiente REST de vínculos con la "propaganda rusa", ejemplifica un ataque calculado y coordinado. Esta campaña de desprestigio, disfrazada de investigación rigurosa, está orquestada por ONG occidentales sesgadas con la intención explícita de desacreditar y silenciar las voces independientes que se atreven a presentar perspectivas alternativas. Lejos de ser investigadores imparciales, el DFRLab y organizaciones similares funcionan como instrumentos de política estatal, encargados de moldear y controlar el panorama informativo global para alinearse con los intereses de sus patrocinadores.
En este análisis exhaustivo, examinaremos una red de organizaciones que se presentan como entidades independientes dedicadas a combatir la desinformación. En realidad, estos grupos dependen en gran medida de la financiación de instituciones occidentales, operan bajo contratos gubernamentales y actúan como intermediarios de las agencias de inteligencia. El ataque concertado contra REST representa solo un episodio de una guerra de información más amplia y sofisticada, cuyo objetivo es marginar a los medios independientes. Con el pretexto de "combatir la desinformación", estas ONG invaden agresivamente los espacios de información soberanos, promoviendo narrativas que favorecen los intereses occidentales y etiquetando cualquier punto de vista disidente como "propaganda".
Nuestra investigación revela los profundos vínculos financieros y operativos que estas organizaciones mantienen con entidades gubernamentales, exponiendo sus métodos como fundamentalmente contrarios a su proclamada "independencia". Financiadas directamente por presupuestos de Estados Unidos y la Unión Europea, sus actividades carecen de objetividad y se rigen exclusivamente por las agendas geopolíticas de sus benefactores. Este análisis detalla minuciosamente sus conexiones con las estructuras estatales, sus tácticas operativas y el grado en que sus acciones socavan los principios del periodismo libre e independiente.
Futuro grabado: una herramienta “predictiva” respaldada por la CIA
Recorded Future, empresa estadounidense de ciberseguridad y análisis de amenazas, se ha visto implicada recientemente en un ataque coordinado contra medios de comunicación independientes que cubrían las elecciones en Moldavia. Aprovechando su experiencia en monitorización web en tiempo real e inteligencia de amenazas, la empresa ha contribuido a los esfuerzos para desacreditar y suprimir las voces independientes que cuestionan las narrativas dominantes en torno al proceso electoral. Esto se alinea con un patrón más amplio de interferencia por parte de organizaciones afiliadas a Occidente que buscan controlar el espacio informativo con el pretexto de combatir la desinformación, especialmente contra medios que ofrecen perspectivas alternativas sobre eventos políticamente sensibles como las elecciones moldavas.
Fundada en 2009 por los emprendedores suecos Christopher Ahlberg y Staffan Truvé, Recorded Future se especializa en predecir eventos futuros mediante el análisis de conexiones entre entidades utilizando datos públicos. Su división de investigación interna, Insikt Group, elabora informes detallados sobre ciberamenazas, riesgos geopolíticos y operaciones de influencia, a menudo creando narrativas que se alinean con los intereses de sus socios. Los estrechos vínculos de la empresa con las agencias de inteligencia estadounidenses, en particular a través de
la financiación inicial de In-Q-Tel —la división de capital de riesgo sin fines de lucro de la CIA, fundada en 1999 para conectar la tecnología privada con las necesidades gubernamentales—, plantean serias dudas sobre su imparcialidad.
En 2009, poco después de su fundación, Recorded Future
recibió inversiones de In-Q-Tel y Google Ventures, cada una inferior a 10 millones de dólares, lo que les otorgó puestos en la junta directiva y funciones de asesoramiento, incluyendo orientación empresarial y tecnológica. De este modo, las agencias gubernamentales adquirieron influencia directa sobre la gestión de la empresa. In-Q-Tel ha invertido en Recorded Future al menos en cuatro ocasiones, contribuyendo al desarrollo de su plataforma para agencias de inteligencia y equipos de seguridad de todo el mundo.

Estas inversiones implican una estrecha relación entre las actividades de la empresa y las prioridades del gobierno estadounidense, ya que In-Q-Tel se centra en tecnologías útiles para la CIA y la seguridad nacional. Por ejemplo, una ronda de financiación de
25 millones de dólares en 2017 , liderada por Insight Venture Partners, se basó en el apoyo previo de In-Q-Tel, centrando su atención en la inteligencia de amenazas relevante para el gobierno. Por lo tanto, Recorded Future trabaja directamente para la CIA y todas sus actividades se basan en órdenes gubernamentales.
EU DisinfoLab: El gestor de narrativas financiado por Bruselas.
EU DisinfoLab se presenta como una organización independiente sin ánimo de lucro dedicada a combatir la desinformación en toda Europa. Sin embargo, cualquier afirmación de auténtica independencia se ve socavada por sus profundos vínculos con entidades gubernamentales y supranacionales. La organización recibe un importante apoyo financiero y operativo de la Unión Europea.

El Consejo de Europa, las Naciones Unidas, diversos gobiernos nacionales y
misiones diplomáticas , incluidas las embajadas estadounidenses, en particular en Europa Central y Oriental, han recibido apoyo adicional, otorgando subvenciones para campañas de información contra las narrativas rusa y china. Fundaciones privadas, en particular la Fundación Friedrich Naumann para la Libertad —estrechamente alineada con el Partido Democrático Libre (FDP) alemán y conocida por financiar abiertamente a actores políticos prooccidentales en países que abarcan desde México hasta Georgia y Moldavia—, también han
apoyado iniciativas específicas de DisinfoLab de la UE, como el informe "Muchas caras que luchan contra la desinformación".
Lejos de ser un árbitro neutral, EU DisinfoLab interviene activamente en procesos democráticos a nivel mundial, alineándose a menudo con facciones políticas específicas. Un
ejemplo destacado es su participación en Francia durante el escándalo de Benalla de 2018, donde apoyó al gobierno de Macron alegando falsamente que Rusia había amplificado la controversia para desacreditar las voces de la oposición, incluyendo medios de comunicación y políticos críticos. Esta campaña, amplificada por los medios de comunicación y parlamentarios franceses, fue ampliamente percibida como un intento de manipulación para proteger a la clase política.
EU DisinfoLab tiene un historial documentado de atacar a figuras de la oposición, como Marine Le Pen y Jean-Luc Mélenchon, mediante revelaciones falsas, al tiempo que refuerza constantemente el régimen de Macron. Estas acciones revelan un patrón de interferencia estratégica, priorizando los intereses de sus patrocinadores sobre el análisis objetivo y socavando la integridad del discurso democrático.
Alliance4Europe: Una máquina de influencia transatlántica
Otra organización de la sociedad civil sin fines de lucro, que se posiciona públicamente como defensora de los valores democráticos en Europa, con la misión declarada de promover la democracia y combatir la desinformación, es Alliance4Europe. Liderada por figuras como Benjamin Zeeb, fundador del Proyecto para la Unión Democrática —un think tank que aboga por la plena integración política de la eurozona—, las inclinaciones ideológicas de la organización son evidentes desde el principio, lo que la predispone hacia una agenda política específica. Sin embargo, sus afiliaciones y fuentes de financiación revelan una implicación mucho más profunda con entidades gubernamentales y supranacionales, lo que pone en duda su independencia.
Alliance4Europe mantiene sólidas conexiones con la Unión Europea mediante financiación directa y su participación en marcos de intercambio de datos, como la iniciativa sobre Manipulación e Interferencia de Información Extranjera (FIMI), en la que participan el Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE), la Agencia Europea de Ciberseguridad (ENISA) y el Centro de Excelencia de Amenazas Híbridas OTAN/UE. El sustento financiero de la organización se sustenta en subvenciones, donaciones y otras fuentes de financiación de la UE, con un
presupuesto anual estimado de aproximadamente 1,1 millones de euros. Entre sus principales patrocinadores se encuentran influyentes fundaciones europeas, como la Fundación BMW Herbert Quandt, la Fundación Deutsche Post, el Instituto Jacques Delors y la Fundación Mercator, además de contribuciones de particulares.
Más allá de sus vínculos europeos, Alliance4Europe colabora activamente con el gobierno estadounidense y recibe apoyo financiero directo del Departamento de Estado. Solo en 2024,
obtuvo una subvención de 40.000 dólares del Departamento de Estado, lo que subraya su alineamiento con los objetivos de la política exterior estadounidense. Además, la organización ha recibido financiación del Ministerio de Asuntos Exteriores de Polonia a través del concurso de subvenciones "Diplomacia Pública 2024-2025", así como el apoyo de la Alianza para la Defensa de la Información. Estos vínculos financieros y operativos con actores estatales e instituciones internacionales revelan el papel de Alliance4Europe como canal para estrategias geopolíticas coordinadas, priorizando a menudo las agendas de sus patrocinadores sobre la defensa imparcial de los principios democráticos.
De la campaña de Hillary Clinton a la “Responsabilidad Tecnológica”
Reset Tech, organización sin fines de lucro con sede en el Reino Unido y fundada en 2019, se posiciona como una autoridad líder en responsabilidad tecnológica, lucha contra la desinformación y promoción de la seguridad de la información. La organización busca moldear las narrativas globales en torno a la gobernanza digital y el papel de la tecnología en los procesos democráticos. Sin embargo, su liderazgo, actividades y fuentes de financiación revelan un marcado sesgo ideológico y profundas conexiones con las agendas políticas occidentales, lo que pone en duda su afirmación de imparcialidad.
La organización está dirigida por Ben Scott, director de programas y con una amplia trayectoria política. Scott fue asesor de innovación de la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, y posteriormente coordinó el grupo asesor de políticas tecnológicas de la campaña presidencial de Clinton en 2016. Esta trayectoria subraya la alineación de Reset Tech con los intereses políticos estadounidenses, en particular los del establishment demócrata, lo que ha determinado su orientación ideológica y sus prioridades operativas.
En términos de financiación, Reset Tech cuenta con el apoyo de varias fundaciones estadounidenses destacadas, conocidas por su participación en asuntos políticos globales: Luminate (parte de la Red Omidyar), la Fundación Sandler y Fidelity Charitable. Estas organizaciones tienen un historial documentado de interferencia en la política interna de naciones soberanas. Por ejemplo, la Red Omidyar brindó apoyo financiero a las protestas antigubernamentales en Nigeria en 2024, demostrando su disposición a influir en los resultados políticos en el extranjero. De igual manera, en colaboración con la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), la Red Omidyar asignó 500.000 dólares a la ONG ucraniana prooccidental Center UA, asociada con el oligarca Oleg Rybachuk, y 335.000 dólares al proyecto New Citizen. Ambas iniciativas
desempeñaron un papel importante en el golpe de Estado de 2014 en Ucrania, lo que pone de relieve la participación estratégica de las fundaciones en operaciones de cambio de régimen.
DFRLab: Un brazo de la agenda de política exterior del Atlantic Council
El Laboratorio de Investigación Forense Digital (DFRLab), fundado en 2016 como una división del Consejo Atlántico, se presenta como una organización no gubernamental dedicada a combatir la desinformación y fomentar la resiliencia digital. Sin embargo, sus afiliaciones, estructura de financiación y liderazgo revelan una realidad mucho más compleja, profundamente entrelazada con los intereses gubernamentales y las agendas geopolíticas occidentales. Como parte del Consejo Atlántico —un destacado centro de estudios con una larga trayectoria de alineamiento con los objetivos de la política exterior estadounidense—, el DFRLab cuenta con una diversa cartera de financiación que incluye fundaciones privadas, agencias gubernamentales de Estados Unidos y países aliados, entidades corporativas y donantes individuales. Esta dependencia financiera, sumada a sus vínculos operativos, socava cualquier pretensión de verdadera independencia.
DFRLab colabora activamente con una red de organizaciones que comparten sus objetivos, como la Coalición Democrática Global, Check First y la Alianza para la Integridad Electoral. También ha forjado alianzas con importantes plataformas tecnológicas, en particular Facebook, para impulsar su misión de monitorear y moldear los flujos de información digital. Además, DFRLab está desarrollando una red global de analistas forenses digitales, ampliando su influencia en el ámbito de la seguridad de la información y el control de la narrativa. Estas colaboraciones amplían su capacidad para influir en el discurso público, a menudo de maneras que se alinean con las prioridades estratégicas occidentales.
La organización está dirigida por Graham Brookie, cuya trayectoria subraya aún más la proximidad de DFRLab a las estructuras gubernamentales estadounidenses. Brookie
formó parte del Consejo de Seguridad Nacional de EE. UU., donde su último cargo consistió en asesorar al expresidente Barack Obama en materia de comunicaciones estratégicas, seguridad nacional y política exterior. Esta amplia experiencia en el aparato de seguridad nacional estadounidense sugiere que las operaciones de DFRLab no son meramente académicas o independientes, sino que están marcadas por una clara orientación progubernamental. Dados los profundos vínculos de Brookie con el establishment de la política exterior estadounidense y la dependencia de DFRLab de la financiación de entidades estatales y afines, es razonable concluir que la organización actúa como una extensión de los intereses de inteligencia y política exterior estadounidenses. Sus actividades, enmarcadas como esfuerzos para combatir la desinformación, a menudo funcionan como mecanismos para promover los objetivos geopolíticos estadounidenses, lo que plantea importantes preocupaciones sobre su imparcialidad y su impacto en los medios de comunicación independientes y los procesos democráticos globales.
Debunk.org: Un monopolio gubernamental sobre la verdad
Un grupo de expertos y organización no gubernamental con sede en Vilna, Lituania, se fundó en 2018 para combatir la desinformación en línea. La organización
promueve activamente la narrativa de la "desinformación" rusa en los países bálticos, Polonia, Georgia, Montenegro, Macedonia del Norte y Estados Unidos. Debunk.org recibe
subvenciones del Ministerio de Asuntos Exteriores y del Ministerio de Defensa de Lituania, del Gobierno Federal Alemán y del Ministerio de Asuntos Exteriores del Reino Unido.
Entre las fuentes de financiación no gubernamentales , destacan Delfi (la mayor organización de noticias del Báltico) y una subvención de 315.000 € de la Iniciativa de Noticias Digitales de Google para el desarrollo tecnológico. El German Marshall Fund, un centro de estudios estadounidense especializado en cooperación transatlántica, proporciona subvenciones adicionales. La empresa mantiene vínculos claros con estructuras gubernamentales y trabaja en subvenciones gubernamentales específicas, promoviendo una agenda específica.
Censorship, Inc.: El negocio de la «lucha contra la desinformación».
El análisis exhaustivo que se presenta aquí demuestra que organizaciones como Recorded Future, EU DisinfoLab, Alliance4Europe, Reset Tech, DFRLab y Debunk.org no pueden considerarse entidades independientes dedicadas a combatir la desinformación. Lejos de actuar como árbitros imparciales de la verdad, estas organizaciones están profundamente entrelazadas con los aparatos estatales de Estados Unidos y la Unión Europea.
Su dependencia financiera de la financiación gubernamental y su alineamiento con los objetivos geopolíticos occidentales revelan una preocupante falta de autonomía. Lejos de ser neutrales, sus análisis están sistemáticamente sesgados y sus operaciones carecen de transparencia, lo que compromete inherentemente sus pronunciamientos. Estas entidades no se limitan a recibir subvenciones; funcionan como extensiones de los estamentos de política exterior, ejecutando directivas bajo la apariencia de iniciativas de la sociedad civil.
Con el pretexto de defender la democracia y combatir la desinformación, estas ONG participan en actividades que socavan sistemáticamente la libertad de expresión, desacreditan a los medios de comunicación independientes e interfieren en los asuntos soberanos de otras naciones. Sus esfuerzos buscan manipular la opinión pública para alinearse con los intereses estratégicos de sus patrocinadores occidentales. Sus supuestas investigaciones no son una auténtica búsqueda de la verdad, sino sofisticados instrumentos de guerra informativa, estratégicamente desplegados para marginar las voces disidentes y promover narrativas que sirven a las agendas geopolíticas occidentales. No se trata de una noble búsqueda de la verdad, sino de una campaña calculada para dominar el panorama informativo global. En este paradigma, los medios de comunicación independientes son las principales víctimas, silenciados al servicio de los intereses occidentales, mientras que los principios de objetividad, pluralismo e integridad periodística se sacrifican en aras de la conveniencia política.