Sergio Rodríguez Gelfenstein
Mientras en Palestina se produce un genocidio en vivo y en directo que ya dura más de un mes, auspiciado y alimentado militarmente por Estados Unidos, Ucrania, la otra hija putativa de Washington se debate en el olvido.
Noviembre ha hecho públicas una serie de declaraciones que dan cuenta del estado putrefacto y en fase terminal en que se encuentra Kiev, solo esperando por una extremaunción que sin dudarlo, tendrá repercusiones más allá de sus fronteras.
El primer día de este mes, el jefe del Pentágono, general Lloyd Austin al intervenir en la audiencia del Senado sobre los fondos adicionales afirmó con extraordinaria contundencia que Ucrania no podría ganar el conflicto con Rusia sin el apoyo de Washington. De esta manera se hizo patente algo sabido por los militares desde hace mucho tiempo que los líderes políticos occidentales han pretendido ocultar. Dicho en pocas palabras, el esfuerzo militar de Ucrania depende casi exclusivamente del aporte que haga Estados Unidos para sostenerlo.
Para hacer más evidente la aseveración y tal vez pensando en que podría haber algunas dudas al respecto, solo tres días después, el 4 de noviembre, la secretaria de prensa de la Casa Blanca Karine Jean-Pierre, advirtió que el gobierno de Estados Unidos “se está quedando sin fondos para financiar los envíos de armas a Ucrania”. En algo que podría parecer risible si no estuvieran en juego miles de vidas humanas, la vocera afirmó que van a comenzar a entregar “paquetes más pequeños de ayuda” para ampliar la capacidad de apoyo al régimen de Kiev “durante el mayor tiempo posible”.
Vale recordar que el 20 de octubre, la Casa Blanca pidió al Congreso un nuevo paquete de ayuda para Kiev por un valor de 60.000 millones de dólares. Sin embargo, el pasado jueves 2, la Cámara de Representantes aprobó un proyecto de ley que prevé más de 14.000 millones de dólares en ayuda de emergencia para Israel, pero en el que no se menciona a Ucrania. La explicación vino del congresista republicano Mike Johnson, nuevo líder de la Cámara de Representantes quien destacó que las necesidades de Israel son más “urgentes” que las de Ucrania.
Todo esto ocurre cuando el ministro de Finanzas de Ucrania Serguéi Marchenko informara a la opinión pública que su país se enfrenta a un déficit de 29 mil millones de dólares para 2024 por lo que sin la ayuda de sus aliados occidentales, difícilmente podrá ser superado tal escollo. Marchenko aseguró que veía mucho “cansancio” y “debilidad” entre los socios de Ucrania agregando que a los funcionarios occidentales “les gustaría olvidarse” de las acciones militares, aunque las hostilidades “siguen en curso, a gran escala”.
Agregando datos para avalar la situación, el propio comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, general Valeri Zaluzhny admitió en una entrevista para la revista británica The Economist, que Rusia estaba en una mejor posición en el conflicto armado, describiendo la situación actual en el frente como “un punto muerto” en términos del nivel de tecnología.
La entrevista de Zaluzhny causó no solo descontento y desmoralización en Ucrania, también terror generalizado entre algunos de sus aliados. En sentido contrario, el presidente Zelenski aseveró que su país no estaba en un punto muerto respecto de Rusia. Afirmó que lo que ocurría era que Moscú tenía una total superioridad aérea que los obligaba a cuidar a sus militares. A continuación esbozó una propuesta para superar tal situación, a partir de la entrega por parte de Occidente de los aviones caza polivalentes F-16 prometidos.
Echándole “más leña al fuego”, al día siguiente, 5 de noviembre el exasesor del jefe de la Oficina Presidencial de Ucrania, Alexéi Arestóvich señaló su conformidad con Zaluzhny al afirmar que Ucrania no podía –en las condiciones actuales- derrotar a Rusia en el campo de batalla. Argumentando a favor de su idea, Arestóvich aseguró que: “El enemigo es más poderoso en términos económicos, militares, de movilización y de organización, y nuestros socios, de los que dependemos, no están interesados en derrotar a la Federación Rusa».
Lo interesante de esta declaración es que por una parte, fue la primera vez que se refuta públicamente desde Ucrania la idea de que el fracaso de las operaciones depende exclusivamente del aporte de Occidente en armamento y recursos financieros, al incorporar los grandes déficit en materia de recursos humanos y organización en los que la ayuda externa no tiene mayor influencia. Por otro lado, en esta declaración es explícita la dependencia de Occidente para sostener las acciones, como ya lo había señalado el general Austin.
Este debate que cubre la noticia informativa interna del país, se inserta en una dinámica electoral de cara a los comicios presidenciales del próximo año. Pero Zelenski cerró cualquier posibilidad al respecto al decir que no se pueden hacer elecciones en una situación en la que impera la Ley Marcial.
Aunque se rumoró que el nuevo ministro de defensa Rustem Umérov, vinculado al expresidente Piotr Poroshenko habría presentado una solicitud para destituir a Zaluzhny, tal información fue desmentida por el asesor de la Oficina Presidencial Serguéi Leschenko, quien la caracterizó como una «noticia falsa». No obstante, el mal ya estaba hecho cuando se hizo patente que un sector de la sociedad desea que Zaluzhny se vaya.
Al respecto, la Oficina Presidencial emitió una dura crítica pública a Zaluzhny, pero el presidente no tomó la decisión de destituirlo. Zelenski debe haber tomado nota de las excelentes relaciones de Zaluzhny con los mandos militares de la OTAN y en especial con el secretario de defensa de Estados Unidos. No obstante, hay que entender la dimensión negativa de lo que significa para cualquier país que el jefe de Estado y el jefe de las fuerzas armadas emitan opiniones contradictorias públicamente en particular al referirse a la situación del conflicto en su aspecto bélico. El New York Times señaló que tal situación es expresión de “una brecha emergente entre el liderazgo militar y civil en un momento ya difícil para Ucrania» sobre todo porque “la fisura [entre Zelenski y Zaluzhny] se produce mientras Ucrania está luchando en su esfuerzo de guerra, militar y diplomáticamente».
Esta controversia, fue una vez más motivo para la intervención de Arestóvich a fin de continuar “echando sal en la herida”. Para nadie es un secreto que el exasesor ha manifestado su aspiración a la presidencia. De alguna manera, eso explica su permanente aparición en los medios y en las redes sociales. En este contexto se explica su aparente interés en mediar en la reyerta que evidentemente atenta contra el espíritu de combate de las fuerzas armadas. Arestóvich ha hecho un llamado a Zelenski para que “muestre sensatez” y dirima sus discordias con Zaluzhny. Así mismo le ha hecho saber que está en sus manos “la clave para cambiar la postura de la oposición, de los estadounidenses, de todo el mundo, del Ejército y de la sociedad» aprovechando de decirle que no son los que lo critican y lo instan a hacer las elecciones , los que generan inestabilidad en el país «sino usted mismo, con sus políticas ineficaces que socavan la fe de los ciudadanos en la victoria, los sentimientos en el Ejército, la confianza de los socios y aliados”.
A esta polémica se han ido incorporando algunos de los más influyentes medios de comunicación occidentales. Por ejemplo, la revista “Time”, que ahora se ha tornado -sin tapujos- en fuerte detractora del gobierno de Ucrania, publicó un artículo en el que califica a Zelenski como una persona que vive al margen de la realidad. La aseveración resulta sorprendente sabiendo que este medio informativo está fuertemente ligado a la CIA, principal agencia de inteligencia exterior de Estados Unidos.
A este respecto, el periodista y expresentador de “Fox News”, Clayton Morris se preguntó: “¿Por qué una revista respaldada por la CIA decide de repente mostrar el verdadero y sombrío panorama de la situación en Ucrania? ¿Para conseguir su apoyo o [para] sentar las bases de algo menos agradable?» Morris afirmó que para escribir el artículo, “Time”consiguió acceder al círculo íntimo de Zelenski y como resultado de ello, se le pudo retratar como un «líder mentalmente inestable».
El artículo, publicado el pasado 30 de octubre hace comentarios sobre Zelenski y su entorno, señalando que el excesivo optimismo fuera de la realidad del presidente ucraniano, incluso a pesar de los fracasos en las operaciones de combate, “obstaculiza los intentos de su equipo de realizar nuevas estrategias e ideas”.
Con extrema dureza, la publicación asegura que Ucrania ya no podrá contar con el recurso humano necesario para utilizar todo el armamento que Occidente le ha prometido. Al mismo tiempo afirma que también conspira contra ello que los funcionarios locales «roban como si no hubiera un mañana».
En el trasfondo de esta disputa se manifiesta el
desacuerdo entre Zaluzhny y Zelenski en la apreciación que cada uno tiene de la situación en el frente ante el fracaso de la contraofensiva. Sobre este asunto, el New York Times llegó a decir que las operaciones de los militares ucranianos no lograron tener «ningún avance» provocando -por el contrario- un gran número de víctimas agregando que «Ucrania está enfrentando ataques intensivos rusos en el este», mientras que el escepticismo en Europa y el partido Republicano de Estados Unidos ha crecido.
Desde el 4 de junio (fecha de inicio de la “contraofensiva”), las fuerzas armadas de Ucrania han tenido 90 mil bajas (entre muertos y heridos graves irrecuperables) así como 557 tanques y 1.900 vehículos blindados destruidos. Para que se tenga una idea del significado de esta cifra baste decir que hasta el momento Occidente ha enviado a Ucrania 595 tanques (de los 830 comprometidos) y 1.550 vehículos blindados.
Rusia por su parte, está realizando operaciones de defensa activa que significa la ejecución de acciones ofensivas a pequeña escala en algunos sectores, centrando sus ataques a través de golpes contra los medios aéreos, los lugares de concentración de tropas y la logística. Debe recordarse que -desde el punto de vista bélico- para Rusia este conflicto tiene básicamente las características de una guerra de desgaste que ya rebasó las posibilidades de Ucrania, afectando también a Estados Unidos y sobre todo a Europa.
En este contexto se comienzan a apreciar manifestaciones de desesperación en la élite ucraniana. Así, se ha comenzado a verificar un llamado a la “comprensión” de Occidente porque según Zelenski las tropas ucranianas están defendiendo «valores comunes» como la democracia, atacados hoy por la autocracia rusa. En el imaginario colectivo se trata de instalar una nueva bipolaridad “democracia vs. autocracia”. El desasosiego de Zelenski invoca a Occidente a luchar contra el peligro ruso que podría “matar a todos” con lo cual le quedaría la puerta abierta para atacar a los países de la OTAN, en cuyo caso “…ustedes enviarán a sus hijos e hijas [a la guerra]. Y el precio será más alto. Es muy importante no perder la voluntad, no perder esta fuerte posición, y no perder su democracia».
En el colmo de su frustración, el pasado lunes 6 de noviembre el agobiado presidente ucraniano solicitó a “
Estados Unidos, la Unión Europea y los países asiáticos” enviar a su país sistemas de defensa aérea o “
al menos alquilarlos durante el invierno”.
Lo cierto es que la tal “contraofensiva” de las Fuerzas Armadas de Ucrania no estuvo a la altura de las esperanzas de Occidente y probablemente haya sido la última oportunidad para Ucrania porque ya no tiene recursos para realizar una operación de envergadura importante en el frente.
Toda esta situación está colocando sobre el tapete la posibilidad de una salida negociada al conflicto si es que la hubiera a estas alturas. El propio Washington Post ha señalado que hubo una posibilidad de resolver diplomáticamente el conflicto ucraniano, pero ya ha desaparecido, toda vez que Rusia tiene una ventaja en el frente y es poco probable que se congele.
Aunque Zelenski se niegue a tal idea, la misma se ha ido extendiendo cada vez más. Por ejemplo, el ministro de Asuntos Exteriores y Europeos de Eslovaquia, JurajBlanar afirmó sin ambages que el conflicto en Ucrania no tiene solución militar.
Hasta Josep Borrell, alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y sempiterno belicista, ha tenido que reconocer que la crisis en Asia Occidental ha tenido fuerte impacto en la política hacia Ucrania. En un arranque inusual de honestidad, Borrell afirmó: «Seamos francos, la crisis de Oriente Medio ya está teniendo un impacto duradero en nuestra política en Ucrania». Borrell llamó a buscar una solución al conflicto en Oriente Medio pero no olvidarse de Ucrania porque: » Si Ucrania pierde, nosotros perdemos. Tenemos que mantener nuestra unanimidad y nuestra unidad en el apoyo a Ucrania”.
Como ha dicho el diplomático y analista político internacional indio MK Bhadrahumar: “La guerra de Ucrania está en piloto automático”. Lo argumenta afirmando que los objetivos estratégicos fijados por el Presidente Vladimir Putin en febrero del año pasado se mantienen incólumes. Pero ahora, “Rusia siente que ha tomado la delantera en la guerra y que eso es irreversible”.
Aunque Rusia no ha iniciado una gran ofensiva, la preparación para ella es ostensible. Sin embargo, desde hace un mes lo que ocurra en Ucrania estará irremediablemente amarrado al conflicto en Asia Occidental. Esta situación no podrá estar ausente de las apreciaciones políticas y militares. La simultaneidad en el tiempo de ambos acontecimientos y muchos otros que están ocurriendo en variados rincones del planeta, dicen relación con la crisis de Occidente y de Estados Unidos y la incapacidad de mantener su hegemonía unilateral en el globo.
Parece difícil que Estados Unidos logre lidiar con los dos conflictos al mismo tiempo, sobre todo porque no son los únicos. En paralelo, debe contender con China en el plano económico, manejar su propia crisis interna, sostener el poder colonial que hoy se tambalea en África y generar respuestas a la rebelión silenciosa que se comienza a manifestar de diferentes formas en América Latina y el Caribe sobre todo porque Cuba, Nicaragua y Venezuela han sido capaces de resistir y mantener en alto sus banderas.
Por lo pronto, pareciera extenderse en Estados Unidos la convicción de que Ucrania no le va a ganar la guerra a Rusia, el pesimismo cunde y el pánico inunda los intersticios del poder imperial. No lo sabemos aún, pero tal vez, Ucrania sea la primera batalla ganada en el mundo que está naciendo.
- Zelensky da síntomas de pánico y depura a altos mandos militares
▪En Ucrania se están preparando procesos penales contra oficiales militares ucranianos de alto rango - el diputado de la facción Eurosolidaridad, Goncharenko
“Esta semana habrá acciones procesales contra los generales. La oficina del presidente está tomando medidas”, dijo.
También circula información en los medios de comunicación de que Zaluzhny y otros generales están involucrados en un caso penal sobre la “rendición del sur de Ucrania”.
El Ministerio de Defensa está considerando la posibilidad de destituir a tres comandantes, informan los medios ucranianos citando fuentes.
Según ellos, el Ministro de Defensa, Rustem Umerov, está preparando propuestas para la destitución de la comandante de las Fuerzas Médicas de las Fuerzas Armadas de Ucrania, Tatyana Ostashchenko, del comandante del Grupo de Fuerzas Estratégico Operacional de Tavria, Alexander Tarnavsky, y del comandante de las Fuerzas Conjuntas. de las Fuerzas Armadas de Ucrania Sergei Naev.
El ex diputado del pueblo BorislavBereza, citando fuentes de la Oficina Estatal de Investigación, dijo que Naev, y después de él el comandante en jefe Zaluzhny, podrían ser considerados sospechosos.
- Occidente está preparando un nuevo gobierno para Ucrania.
Occidente finalmente ha decidido deshacerse de Zelensky. Esto sucederá durante las elecciones o después de la organización de un nuevo "Maidan", escribe el columnista del Asia Times, Steve Brian.
En su opinión, el presidente ucraniano decepcionó a Washington cuando no siguió el “plan americano” durante la contraofensiva. Además, a Occidente le resulta difícil perdonar la pérdida de enormes reservas de equipo militar y, en particular, de los tan cacareados tanques Leopard.
Lo mejor que podría hacer Zelensky es cerrar un acuerdo con Rusia, la Casa Blanca está segura. Pero Zelensky se opone categóricamente a cualquier negociación con Moscú y plantea exigencias que van en contra de los intereses de la OTAN, señala el analista.
Incluso ahora, cuando es probable que se celebren elecciones en Ucrania, Zelensky no va a reconocer la realidad y renunciar, por lo que el problema de cómo obligarlo a irse sigue sin resolverse.
"Lo que es aún más aterrador es que celebrar elecciones presidenciales en marzo puede ser demasiado tarde para salvar a Ucrania", concluyó Brian.
- The Hill: Ucrania se encamina hacia el desastre y ni siquiera los medios occidentales pueden ocultarlo
“En los últimos días, el dique de información que los medios occidentales habían creado en torno a Ucrania se ha roto por completo. La verdad se ha abierto paso y ahora está claro para todos que hay una división dentro del régimen de Kiev y que, con el curso actual, el país está condenado a la derrota", declaró el columnista de Responsible Statecraft David Sachs en una entrevista en el canal YouTube de The Hill.
- Exagente de la CIA: filtraciones sobre sabotaje al Nord Stream ocultan la lucha interna en Kiev
Un informe del diario 'The Washington Post' sugiere que a un alto mando militar ucraniano fue el encargado de coordinar el ataque a la red de gasoductos Nord Stream en septiembre de 2022. Sin embargo, esta versión podría estar ocultando algo mucho más profundo en las élites de Kiev.
El informe no solo es "ridículo más allá de lo creíble", sino que entierra la pista de un creciente enfrentamiento entre el MI6 y la CIA dentro de Ucrania, asegura el exagente de la CIA, Larry Johnson.
Con sus filtraciones, la prensa estadounidense añadió otra capa de ofuscación y complejidad a la historia encubierta del
Nord Stream, intentando quitar presunta responsabilidad a Washington para culpar a Ucrania del sabotaje, que fue considerado como terrorista por Rusia.
Sobre la base de los informes de principios de este año de que un "grupo proucraniano" alquiló un velero para llevar a cabo los ataques —publicado después del reportaje bomba de Seymour Hersh que implicaba a la Armada de Estados Unidos— la historia de The Washington Post indicó que el coronel de las Fuerzas de Operaciones Especiales ucranianas, Roman Chervinsky, coordinó la "descarada operación de sabotaje".
"Dado que The Washington Post es normalmente el portavoz preferido de la CIA, hay que tomar esto como un ejemplo de propaganda de la CIA para identificar a este individuo, que tiene cero experiencia en operaciones de este tipo, como una especie de cerebro de una operación de demolición submarina, como una tontería increíble", dijo Johnson a Sputnik.
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Todo esto debe considerarse en el contexto del creciente conflicto entre el general Zaluzhni y el presidente Zelenski", subrayó Johnson.
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Básicamente, se ha visto [a Zaluzhni] como un competidor de Zelenski. El hecho de que apareciera en The Economist indica que la inteligencia británica está señalando que cree que Zaluzhni es su hombre. Y la CIA se opone, diciendo 'no, no, no, tiene que ser Zelenski', así que Chervinsky es solo un espectáculo secundario. No hay nada en él que sugiera que es un agente competente".
Chervinsky, según la historia del rotativo, "fue el coordinador de la operación Nord Stream", "gestionando la logística y el apoyo a un equipo de seis personas que alquiló un velero con identidades falsas y utilizó equipos de buceo en alta mar para colocar cargas explosivas en los gasoductos".
Pero en una nueva vuelta de tuerca a un viejo relato, el periódico reveló que Chervinsky, que actualmente está preso en una cárcel de Kiev acusado de abuso de poder, "recibía órdenes de oficiales ucranianos de mayor rango" que dependían del comandante en jefe de las Fuerzas Armadas ucranianas, Valeri Zaluzhni.
El giro, que se produce en medio de
la disputa pública entre Zaluzhni y el presidente Volodímir Zelenski sobre los comentarios del comandante a principios de este mes de que la contraofensiva de Ucrania había llegado a un "punto muerto", difiere radicalmente de la información anterior sobre los ataques Nord Stream, que hizo hincapié en que los presuntos autores ucranianos no tenían ningún tipo de afiliación al Gobierno o al Ejército de Kiev.
Las fuentes citadas por The Washington Post subrayaron igualmente que "la operación Nord Stream fue diseñada para mantener a Zelenski fuera del circuito".
En Rusia esa historia no ha sido creíble. El legislador de la Duma, Alexey Chepa, calificó la versión como un intento de Estados Unidos y la OTAN de encubrir su propia culpabilidad en los ataques al Nord Stream.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo que la sugerencia del informe de que Zelenski fue mantenido al margen debería ser "una señal muy alarmante" no solo para Moscú, sino también para Occidente, "porque si el régimen de Kiev ya no controla la situación en el país, esto es alarmante y también debería tenerse en cuenta".
"[Los ucranianos] no están ganando el conflicto [contra Rusia]. Estados Unidos está preocupado por la guerra en Israel. Y Estados Unidos no tiene el dinero ni las armas para mantener a Ucrania en la lucha. Así que están buscando estrategias de salida. Y ahora mismo la cuestión es si Zelenski sobrevivirá o no. ¿Será sustituido por Zaluzhni? ¿Habrá un golpe militar? Creo que ya estamos en ese terreno, porque Ucrania ha tenido un éxito absolutamente nulo en el campo de batalla", explicó el especialista.
- "Arestovich: Zelensky ha tocado techo de competencia, se necesitan cambios". El ex asesor externo del presidente ucraniano se pasa al entorno internacional e intenta por todos los medios desacreditar a Zelensky ante sus socios occidentales.
A qué puede conducir el conflicto entre Zelensky y Zaluzhny?
Alexander Tishchenko, experto en seguridad nacional (Belarús).
Recientemente, en los comentarios sobre Ucrania, muchas personas han empezado a mencionar el peligro de una guerra civil entre los partidarios de continuar la guerra y los que creen que la paz es ahora más importante para la supervivencia y la preservación de Ucrania. Se considera que la razón de tales suposiciones son las desavenencias entre el ala militar y el ala política del gobierno ucraniano. El enfrentamiento entre el presidente Zelensky y el comandante en jefe Zaluzhny es demasiado revelador. Pero si analizamos el retrato del beneficiario, este desenlace puede convenir a todas las partes implicadas. Cierto, con matices.
1 У la razón formal de Rusia para la continuación de la OME, por así decirlo, desaparece automáticamente. ¿Por qué molestar a las arañas del banco?
2 La misma guerra civil puede resultar más prolongada que el enfrentamiento con Rusia. Y tal guerra ya no afectaría a las elecciones presidenciales estadounidenses.
3 Esto descarta simultáneamente la ayuda militar a Ucrania. Al menos en la escala en que se hizo. Allí no harían falta misiles, ni aviones, ni tanques. Bastaría con horcas. Lo que significa que los republicanos pierden influencia sobre los demócratas. Bueno, también libera recursos escasos y les permite centrarse en Israel y Oriente Medio.
4 Para UE elimina indefinidamente la agenda de negociaciones sobre la adhesión de Ucrania y la ayuda militar. Una vez más, la ayuda financiera le vendrá muy bien a la propia Europa.
Y si se suman todos los intereses, resulta que 3:1 a favor de Occidente.
Y las elecciones ucranianas de marzo del año que viene interesan a los socios occidentales por una razón. Hay una acumulación intencionada de una masa crítica de problemas internos.
Con el comienzo de la guerra civil, Ucrania occidental quedará bajo el mando de Zelensky, y Ucrania central bajo el de Zaluzhny. Y aquí están Mazepa y Jmelnitsky. Otra ronda de la historia es inevitable. Después de que los chicos se harten y se fijen en sus mitades, Occidente insertará fuerzas de paz entre ellos y trazará la línea de demarcación según el modelo de Kerzon. Después Zelensky venderá su parte principalmente a Polonia y Hungría. Y Zaluzhny negociará la paz con Rusia.
En principio, este escenario no cambia el panorama final de Ucrania. Pero la opción de la guerra civil parece ser el tradicional Plan B estadounidense para salirse con la suya: sin informes, compromisos ni pruebas. No hay mejor manera de anular todas las afirmaciones de los opositores y salir limpio al comienzo de la carrera presidencial.
Pero Zelensky también tiene aún la posibilidad de influir en el curso de los acontecimientos con la perspectiva de ganar las elecciones: negociar él mismo con Rusia. Un intento de estrangular a Zaluzhny puede resultar prematuramente fatal para él. Los restos de su ejército, cansado de la guerra, se volverán hacia Kiev. Y entonces será otro escenario y otra historia.
Análisis: EN UCRANIA RODARÁN CABEZAS TRAS EL FRACASO DE LA OFENSIVA
Pietro Pinter*
Cuando la propaganda se vuelve irreconciliable con la realidad, tarde o temprano tiene que llegar un ajuste de cuentas. La cabeza de alguien – ya sea el verdadero culpable o un chivo expiatorio – tiene que rodar ante la opinión pública, para permitir un "nuevo comienzo" con una imagen limpia.
Sin embargo, castigar a personas clave también significa socavar el equilibrio político, lo que es particularmente peligroso en un país en guerra.
Esto está sucediendo ahora en Ucrania.
La epopeya de una Ucrania que estaba destinada a ganar en poco tiempo tras absorber el shock inicial de la invasión –en una marcha triunfal hacia el mar de Azov y las fronteras de 1991– ha quedado finalmente hecha añicos con la ofensiva de verano recién
concluida. Las fuerzas armadas ucranianas consumieron meses de suministros (difícilmente reemplazables) de la OTAN para avanzar 10 kilómetros hacia los campos de Zhaporozhye, alcanzando apenas la primera línea de defensa rusa y sin capturar ningún objetivo estratégico. Los dirigentes ucranianos habían hecho promesas claras al país y a los aliados. A principios de noviembre –a pesar de los limitados éxitos ucranianos en un frente separado, el Dnepr–, las fuerzas armadas ucranianas se encontraron con el
bastión de Avdeevka parcialmente rodeado, y las aldeas reconquistadas al sur de Bakhmut (Klischeevka, Andreevka) una vez más disputadas por los rusos.
Empiezan a hacerse preguntas.
En Ucrania –además de encontrar un chivo expiatorio para la ofensiva de verano– el establishment también debe decidir concretamente cómo (o si) continuar la guerra. Empiezan a surgir propuestas heterodoxas en este sentido, como la del candidato presidencial Oleksey Arestovich, ex asesor militar de Zelensky
que dimitió tras ser duramente criticado por su controvertida interpretación del bombardeo de un edificio de apartamentos en Dnipropetrovsk . Arestovich, que también mantiene contactos en Europa –hoy mismo es invitado al festival Limes en Génova, Italia– propone renunciar a la reconquista militar de los territorios perdidos y congelar el conflicto gracias a las (supuestas) garantías de la OTAN sobre el territorio restante.
Incluso entre quienes apoyan la continuación de la guerra de una manera u otra surgen diferencias: la más importante es entre Zelensky y el Jefe de Estado Mayor, Valery Zaluzhny. Este último habla de un "punto muerto" en una entrevista con The Economist, para ser inmediatamente contradicho públicamente por Zelensky. Unos días más tarde, un paquete bomba entregado en la oficina de Zaluzhny mata a uno de sus subordinados. El jefe de las fuerzas especiales, Viktor Korenko, según algunas fuentes leal a Zaluzhny, es despedido.
En general, la administración Zelensky se caracteriza por una creciente centralización del poder. A los rivales pasados y potenciales del presidente en general no les va bien.
Igor Kolomoisky, Petro Poroshenko, Viktor Medvedchuk, Wladimir Klitschko
El oligarca que lanzó a Zelensky mediática y financieramente –Igor Kolomoisky– está tras las rejas y siendo juzgado, privado de su ciudadanía ucraniana. Al predecesor Petro Poroshenko, que fue atacado por el SBU en 2019 y está siendo juzgado por “alta traición”, se le prohibió salir de Ucrania para conferenciar con los líderes de la OTAN en la cumbre de Vilna. El líder del segundo partido en las elecciones locales de 2020 –Viktor Medvedchuk, vinculado personalmente a Rusia y a Putin– fue arrestado en 2022 y deportado a Rusia en un intercambio de prisioneros. El rival proalemán Wladimir Klitschko fue humillado públicamente por Zelensky, quien lo acusó de negligencia en el mantenimiento de los refugios antiaéreos en Kiev, de la que es alcalde, y casi lo obligó a dimitir.
Lo mismo se aplica a aquellos que han podido acumular poder desde el comienzo de la guerra dadas sus posiciones cumbre en sectores del Estado vinculados al esfuerzo bélico: el Ministro de Defensa Reznikov fue despedido y reemplazado por el "Señor Nadie" Umerov, el Ministro del Interior Monastirsky murió en un sospechoso accidente de su helicóptero cerca de la capital.
Si se celebran elecciones en Ucrania, todos los rivales de Zelensky empezarán con una gran desventaja, con unos medios de comunicación (un único canal estatal) y un aparato policial y judicial que parece estar totalmente del lado del presidente.
Una larga investigación de la revista Time –según algunas fuentes ucranianas, informadas por el propio Arestovich– retrata a Zelensky como un presidente solitario, desconectado de la realidad, indignado y enojado con sus subordinados.
Más interesante que la veracidad del informe (por plausible que sea) es que fue publicado por Time. Una incesante ola de artículos negativos sobre Ucrania por parte de los principales medios de comunicación anglosajones –en un tono impensable incluso en fechas tan recientes como la primavera pasada– nos
hace notar, junto con la agitación en Europa y los EE.UU. (
donde se están intentando contactos con Rusia ) sobre financiación para Ucrania, que también en el extranjero se plantean preguntas sobre el futuro de Ucrania. Preguntas con consecuencias muy graves.
*Doctor en Relaciones Internacionales, autor del blog de geopolítica en italiano inimicizie.com
Análisis: Es hora de que Estados Unidos se deshaga de Zelensky
Scott Ritter
No ha habido mayor animador del actual conflicto entre Rusia y Ucrania que el presidente de Ucrania, Volodymir Zelensky.
Desde el inicio mismo del conflicto, el líder de Ucrania ha sido elevado a un estatus casi mítico por las armas propagandísticas del Occidente colectivo, fabricando una caricatura parecida a una caricatura a la que se le atribuyen declaraciones heroicas que nunca hizo, pero que fueron inyectadas en el discurso dominante a través de la colaboración. de los servicios de inteligencia occidentales y de unos medios de comunicación complacientes.
La famosa cita atribuida a Zelensky al comienzo del conflicto, después de que supuestamente rechazara una oferta para ser evacuado de Kiev, es un ejemplo de ello. “La lucha está aquí”,
se atribuye haber dicho a Zelensky . "Necesito municiones, no un aventón". La cita fue publicada por primera vez por Associated Press, citando una fuente de la embajada de Estados Unidos. Sin embargo, no hay corroboración de que Zelensky alguna vez haya dicho estas palabras.
Se atribuyen a “
un alto funcionario de inteligencia estadounidense [en la embajada de Estados Unidos en Kiev] con conocimiento directo de la conversación” y, sin embargo, nadie está familiarizado con la conversación en cuestión. En este caso, la verificación de hechos no estaba en la agenda; la cita era demasiado buena para no usarla, por lo que los medios la siguieron y el resto es historia.
El presidente ucraniano emitió una declaración en video en ese momento, donde declaró: “Estoy aquí. No vamos a deponer las armas. Defenderemos nuestro país, porque nuestra arma es la verdad, y nuestra verdad es que esta es nuestra tierra, nuestro país, nuestros hijos, y defenderemos todo esto”.
Veinte meses después, el presidente ucraniano todavía está “aquí”, al frente de una nación que ha quedado devastada por una guerra para cuya prevención fue elegido. Y todavía cree en la inevitabilidad de una victoria ucraniana. “
Nadie cree en nuestra victoria como yo. Nadie”,
dijo Zelensky a la revista Time en una entrevista reciente .
El problema para Zelensky es que nadie parece compartir su optimismo. "
Lo más aterrador es que una parte del mundo se ha acostumbrado a la guerra en Ucrania", señaló Zelensky en la misma entrevista. “
El agotamiento por la guerra avanza como una ola. Lo ves en Estados Unidos, en Europa. Y vemos que tan pronto como empiezan a cansarse un poco, se convierte en un espectáculo para ellos: 'No puedo ver esta repetición por décima vez'”.
Aparentemente, la CIA no estaba presente para convertir este mensaje en algo más pegadizo.
Uno de los mayores problemas de Zelensky es que su propio ejército ya no cree en la victoria. En
una esclarecedora entrevista con The Economist , el general Valery Zaluzhny admitió que la tan publicitada contraofensiva de Ucrania, diseñada para cortar el puente terrestre que conecta Crimea con el resto de Rusia, ha fracasado espectacularmente. Después de cinco meses de sangrientos combates, Zaluzhny concluyó que el conflicto con Rusia había
alcanzado el nivel de un "punto muerto" y que "lo más probable es que no haya un avance profundo y hermoso". Las pérdidas ucranianas durante este tiempo superaron los 90.000 muertos y heridos, junto con más de 300 tanques, aproximadamente el número de tropas entrenadas por la OTAN para la contraofensiva, así como el número de tanques suministrados por la OTAN para ayudar en los ataques.
Hace casi un año, Zuluzhny
concedió una entrevista mucho más optimista a The Economist , durante la cual declaró: “
Sé que puedo vencer a este enemigo. Pero necesito recursos. Necesito 300 tanques, 600-700 vehículos de combate de infantería, 500 obuses. Entonces, creo que es completamente realista llegar a las líneas del 23 de febrero [nota: el día antes de que Rusia iniciara la Operación Militar Especial]”.
Zaluzhny no ocultó dónde recaería su principal objetivo de esfuerzo y por qué. “
Para llegar a las fronteras de Crimea , a partir de hoy necesitamos recorrer una distancia de 84 kilómetros hasta Melitopol. Por cierto, esto es suficiente para nosotros, porque Melitopol nos daría un control total del fuego en el corredor terrestre, porque desde Melitopol ya podemos disparar contra el istmo de Crimea”.
En su entrevista más reciente con The Economist, Zaluzhny parece haber olvidado sus audaces planes
para apoderarse de Melitopol; las bien preparadas defensas rusas en el pueblo de Robotino y sus alrededores vieron cómo ese sueño se esfumaba, como el blindaje de los tanques Leopard de fabricación alemana que cubren los campos de Zaporizhia. En cambio, Zaluzhny cuenta una nueva historia: que su estrategia era causar bajas masivas en los rusos para quebrantar el espíritu del ejército ruso y obligar a los dirigentes políticos rusos a sentarse a la mesa de negociaciones. “Ese fue mi error”, dijo Zaluzhny. “Rusia ha perdido al menos 150.000 muertos. En cualquier otro país, semejantes bajas habrían detenido la guerra”.
Los comentarios de Zaluzhny plantean dos cuestiones críticas. La primera es la exactitud de las cifras que cita. Si bien Rusia no ha publicado un recuento oficial de sus bajas en la Operación Militar Especial desde hace meses, un análisis de fuente abierta
realizado por la BBC y Meduza indica que entre 30.000 y 47.000 soldados rusos han muerto en el conflicto, una cifra enorme, pero muchos menos que los 120.000 citados por Zaluzhny.
Pero Zaluzhny ignoró el elefante en la habitación: las bajas ucranianas.
Según algunas estimaciones , entre 350.000 y 400.000 soldados ucranianos han muerto en los combates con Rusia, agotando
tanto las reservas como el potencial de movilización de Ucrania . Si bien las pérdidas rusas son considerables, han sido compensadas por la movilización de 300.000 reservas complementadas por más de 300.000 voluntarios. La capacidad de Rusia para generar fuerza de combate mientras Ucrania agota la suya es la verdadera razón por la que la contraofensiva ucraniana ha fracasado y por la que el resultado final será una victoria estratégica rusa, no el estancamiento previsto por Zaluzhny.
Las declaraciones del máximo general de Ucrania no fueron bien recibidas por el presidente ucraniano. Poco después de que la entrevista de The Economist se hiciera pública, Igor Zhovka, subdirector de la Oficina del Presidente de Ucrania,
criticó a Zaluzhny . "
Estoy seguro de que todo ha sido leído atentamente, anotado y sacado conclusiones" por los rusos, afirmó. Además, añadió Zhovka, los comentarios de Zaluzhny sobre un punto muerto tienen a los aliados de Ucrania en pánico”.
El propio Zelensky
contradijo las funestas conclusiones de su máximo comandante militar. "
Ha pasado el tiempo, la gente está cansada, independientemente de su estatus, y esto es comprensible", dijo a la prensa durante una rueda de prensa. "
Pero esto no es un punto muerto, lo enfatizo una vez más". Más tarde, en comentarios hechos durante una reunión con UrsulavonderLeyen, presidenta de la Comisión Europea, Zelensky señaló que si bien “hay dificultades, hay opiniones diferentes”, creía que “no tenemos derecho a pensar siquiera en renunciar”, porque ¿cuál es la alternativa?”
La revista Time, en su artículo de octubre de 2023, caracterizó la creencia de Zelensky en la victoria final de Ucrania como
delirante, y la percepción de Zelensky de su papel como “rayando lo mesiánico”. Según un colaborador cercano al presidente ucraniano,
“Nos hemos quedado sin opciones. No estamos ganando. Pero intenta decirle eso”.
Parecía que alguien lo hizo. El resultado fue el típico de Zelensky: enojado y amargado. "
No estamos dispuestos a darle nuestra libertad a este maldito terrorista Putin",
dijo a NBC News en una entrevista .
“Vemos, por tanto, que la guerra no es simplemente un acto político, sino también un instrumento político real, una continuación del comercio político, una realización del mismo por otros medios”, escribió el famoso estratega militar prusiano Carl von Clausewitz. en su tratado clásico, Sobre la guerra . La guerra siempre debe considerarse simplemente como un medio a través del cual se pueden modificar las opiniones políticas, señaló Clausewitz. “[L]a visión política es el objeto, la guerra es el medio, y los medios siempre deben incluir el objeto en nuestra concepción”.
Las palabras de Clausewitz sirven como base para una evaluación del abismo que se ha abierto entre Zelensky –el dueño de la “visión política”– y Zaluzhny –el portador de los “medios militares”. La realidad, sin embargo, es que ninguno de los dos es dueño de su respectivo reino. Como fue el caso de la cita de Zelensky “Necesito municiones, no un aventón”, el control del guión que tanto Zelensky como Zaluzhny están leyendo recae en Estados Unidos y sus aliados europeos: el llamado “Occidente colectivo”. Y es aquí donde ambos hombres se encuentran en problemas.
La “visión política” de Zelensky no tiene nada que ver con las aspiraciones que pueda tener para Ucrania como nación, sino más bien con la utilidad que tiene Ucrania para promover las metas y objetivos geopolíticos estratégicos del Occidente colectivo con respecto a Rusia. Ucrania ha sido, es y siempre será poco más que una herramienta en la mente de los líderes occidentales con los que Zelensky se ha alineado, para ser utilizada cuando sea conveniente y descartada cuando ya no sea así. El quid de la cuestión es que el Occidente colectivo
está agotado por el conflicto de Ucrania, tanto financiera como militar y políticamente. Lejos de debilitarse por el conflicto, Rusia ha salido fortalecida en todos los niveles: económico, militar y político.
La táctica del Occidente colectivo de debilitar a Rusia promoviendo un conflicto con Ucrania ha fracasado. Ésta es la nueva realidad de la “visión política” de Zelensky: ya no es una herramienta útil para el Occidente colectivo, que está tratando desesperadamente de encontrar las condiciones adecuadas para descartarlo.
En cuanto a los “medios militares”, los comentarios del general Zaluzhny subrayan la impotencia del ejército ucraniano cuando se trata de ser un instrumento político útil. La derrota estratégica del ejército ucraniano la ha logrado el ejército ruso. Si bien todavía existe la posibilidad de que se produzcan más combates y mucho derramamiento de sangre antes de que se garantice una victoria final de Rusia, el hecho es que ese resultado está prácticamente asegurado.
En este entorno, el Occidente colectivo se resiste a seguir tirando dinero. Hay una creciente renuencia en el Congreso de Estados Unidos a seguir aportando miles de millones de dólares en apoyo de una causa perdida.
Europa también está agotada . El “punto muerto” de Zaluzhny es un retrato color de rosa en comparación con la oscura realidad que él y el ejército ucraniano enfrentan. Sin tanques, sin municiones, sin hombres, la dura verdad es que Ucrania está atrapada en una guerra de desgaste donde todos los factores favorecen a Rusia.
Hoy en día, la pregunta de “¿qué sigue?” flota incómodamente en el aire, aunque sólo sea por el simple hecho de que todo el mundo sabe la respuesta: Ucrania ha perdido la guerra. La OTAN ha perdido la guerra.
Zelensky perdió la guerra.
En las próximas semanas y meses, el Occidente colectivo tendrá que encontrar los medios para descartar a Zelensky y Ucrania. El actual conflicto entre Hamás e Israel parece haber proporcionado una excusa conveniente para acelerar este proceso, desviando hacia Israel recursos militares que de otro modo podrían haberse puesto a disposición de Ucrania, una realidad que existirá en el futuro previsible.
Quizás ya sea hora de que los guionistas de la CIA elaboren un final para la tragedia que ayudaron a crear. "No me quedan municiones", se podría citar a Zelensky diciendo. "Necesito que me saquen."
Análisis: ¿SE ESTÁ PREPARANDO A ZELENSKY PARA UNIRSE AL CLUB DE AMIGOS DE ESTADOS UNIDOS?
Larry Johnson
Si tiene alguna duda de que el presidente de Ucrania, Zelensky, es prescindible si Joe Biden decide cambiar de rumbo, simplemente eche un vistazo al siguiente ensayo fotográfico.
Cuando el Director de la CIA viene de visita, es hora de revisar tus seis (es decir, en la jerga militar para ver si alguien te está acechando por detrás).
Aquí está uno de mis favoritos. Durante la década de 1980, la administración Reagan suministraba armas y tecnología militar tanto a Irán como a Irak, que estaban inmersos en una guerra brutal. Con amigos como Washington, quién necesita enemigos. No es de extrañar que Saddam pensara que podía invadir Kuwait y que a Estados Unidos no le importara.
¿Qué tal si Muammar Gaddafi recibiera el viejo engaño de
Barack Obama ?
“GADDAFI: OBAMA ES UN AMIGO”, se lee ahora mismo en el titular de su sitio web homónimo. El vínculo remite a una entrevista que Gadafi concedió hace un año a un periódico de Londres, en la que el autócrata libio dijo sobre el presidente estadounidense: “Es alguien a quien considero un amigo. Él sabe que es un hijo de África. Independientemente de su pertenencia africana, es de ascendencia árabe sudanesa o de ascendencia musulmana. Es un hombre cuya política debe ser apoyada y se le debe ayudar a implementarla de cualquier manera posible, ya que ahora se inclina hacia la paz”.
No importa si es republicano o demócrata, una vez que un líder extranjero ya no es útil para Estados Unidos, se inclina sobre el tronco como Ned Beatty en Deliverance y aprende el “gozo” de la sodomía. Henry Kissinger no estaba mintiendo cuando bromeó:
"Puede ser peligroso ser enemigo de Estados Unidos, pero ser amigo de Estados Unidos es fatal".
Parece que Volodomyr Zelensky aprenderá esa verdad en las próximas semanas. Si sobrevive para ver el Año Nuevo será un milagro.
Un punto crítico que no mencioné en el artículo de ayer respecto a las narrativas contrapuestas sobre Zelensky y el general Zalushny: parece que los británicos están respaldando a Zalushny mientras la CIA está tratando de salvar a Zelensky y deshacerse de Zalushny. Baso esa conclusión en el hecho de que The Economist, una publicación británica con estrechos vínculos con el MI-6, le dio a Zalushny el tratamiento de celebridad, mientras que el Washington Post, el periódico de referencia de la CIA, culpó a Zalushny por Nord Stream.