Sergio Pintado
Las posibilidades de cerrar un acuerdo entre el Mercosur y la UE son cada vez menores, a juzgar por declaraciones de los propios mandatarios. En un diálogo con Sputnik, los analistas Julieta Heduvan y Carlos Luján reflexionaron sobre las dificultades actuales de Europa y valoraron la creciente importancia del Sudeste Asiático como mercado.
La del líder paraguayo no fue la única muestra reciente de pesimismo en torno al acuerdo. Luego de un encuentro en Buenos Aires entre la canciller argentina, Diana Mondino, y el ministro para Europa y Asuntos Exteriores, Stéphane Séjourné,
ambos jerarcas dieron el acuerdo por caído. El representante francés dijo que su país mantiene discrepancias "en materia climática, medioambiental y sanitaria" con lo propuesto y defendió la idea de buscar otro tipo de acuerdos en el futuro.
"Lo que planteó Peña no fue un posicionamiento, sino un sinceramiento de la situación actual. Paraguay continúa firme en sus intenciones de llegar a un acuerdo con la Unión Europea, pero todos los indicios demuestran que no existe un escenario favorable para que eso suceda", comentó a Sputnik la experta en Relaciones Internacionales argentina Julieta Heduvan.
La analista, especializada en política exterior de Paraguay, señaló que Brasil "sigue siendo el principal interlocutor y negociador" por parte del Mercosur y "probablemente el país que tiene más por ganar" con el acuerdo, pero Asunción, desde la presidencia pro tempore del bloque, "ha tomado la decisión de priorizar recursos y esfuerzos para centrarse en otras negociaciones que le resultan más atractivas respecto a sus intereses actuales, y también más realizables".
También en un diálogo con Sputnik, el politólogo uruguayo y docente de Relaciones Internacionales Carlos Luján opinó que "es muy claro que en el corto plazo no va a salir este acuerdo y creo que ningún otro de la agenda externa del Mercosur", aunque enfatizó que este tipo de acuerdos "no son tema de un año a otro y que su avance se mide en décadas".
Luján defendió la importancia que tendría un acuerdo entre los bloques, aunque enfatizó que "en toda negociación, cerrar el acuerdo no puede volverse una obsesión", dado que "no hay nada peor que cerrar un mal acuerdo". El problema, subrayó, es qué alternativas tiene el Mercosur en caso de decidir retirarse de las conversaciones.
Para el especialista, antes de decidir "abandonar" el diálogo, el Mercosur debería analizar primero "cuál es la alternativa y si dejarlo trae más beneficios que continuar dialogando".
Heduvan no cree que las partes decidan retirarse de las negociaciones, pero puntualizó que "lo más probable es que pase a un ciclo de negociaciones diferente, se replanteen los términos, se limite el alcance y se concentren los esfuerzos en consensuar un acuerdo más aceptable para todos los interlocutores". De todas maneras, admitió que "no será pronto ni rápido".
"Mientras existan los bloques seguirá abierta la posibilidad de generar un acuerdo Mercosur-UE, pero no será este", sintetizó.
Europa en una situación más difícil
Más allá de las diferencias internas en el Mercosur, las últimas declaraciones del presidente paraguayo apuntaron hacia los problemas internos de la UE como uno de los factores que retrasó la firma del acuerdo, justo en un año en el que el organismo regional atravesará elecciones de autoridades.
"La situación en Europa es muy difícil: lo vemos con los agricultores en Francia y con el grano ucraniano entrando a Europa y tirando abajo los precios. Es un momento muy poco propicio y de difícil resolución en la propia Europa", analizó Luján.
En ese sentido, el experto repasó que las posturas en torno al conflicto en Ucrania, los ingresos a la OTAN y "la autonomía estratégica en este nuevo orden mundial" han generado algunos "tire y afloje" en el continente europeo, algo que complejiza las posturas dentro de la UE.
"Uno a veces tiene la idea de que la UE es un actor internacional similar a lo que puede ser EEUU, Brasil o China, pero no, son 27 países y no llegan al rango de confederación. Son confiables, pero tienen muchas tensiones internas que deben resolver y no siempre los astros están alineados", complementó.
Para Heduvan, las diferencias internas no se explican porque Europa sea "un socio menos confiable" sino porque "el mundo es un lugar más inestable y complejo que antes". "Sudamérica tiene la ventaja de la lejanía y la irrelevancia estratégica, pero el problema es el mismo para todos", explicó.
El foco en el Sudeste Asiático
Pero mientras las conversaciones con la UE se estancan, el bloque sudamericano puede mirar hacia otros horizontes, como las negociaciones con Emiratos Árabes Unidos (EAU), Singapur, India o Indonesia.
"El objetivo de esta presidencia protémpore es el de avanzar en los acuerdos más factibles, no necesariamente más redituables. El interés de Paraguay está puesto ahora en EAU, que está empezando a priorizar la región latinoamericana como un nuevo destino para su comercio y sus inversiones. El desafío, como siempre, es lograr que todos los países tengan el mismo objetivo, pero todos los acuerdos del Mercosur toman tiempo, lo vimos recientemente con el de Singapur. La principal característica del Mercosur es su heterogeneidad de intereses y prioridades, y esta es la base para entender todos sus procesos", sostuvo Heduvan.
Luján destacó que "el mundo ha girado desde el Atlántico hacia el Pacífico" y que el Mercosur puede encontrar socios rentables en el Sudeste Asiático. "No dejemos de mirar hacia el Viejo Mundo, pero miremos también hacia ese mundo emergente asiático que no es solo China", apuntó.
El politólogo no solo elogió la potencialidad del mercado indonesio, con sus más de 270 millones de habitantes, sino también la importancia de Singapur como plataforma de "testeo" del comercio en esa región. Además, consideró que el crecimiento de la influencia de India en el mundo también sería "una apuesta interesante a explorar".
Expectativa por Cumbre de la CELAC: "Es una instancia fundamental en el siglo del continentalismo"
Juan Lehmann
Con el multilateralismo, la integración regional y la lucha contra la pobreza como ejes inalienables, la VIII Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) congregará a los líderes de la región en la apuesta por el fortalecimiento del bloque y su inserción a nivel internacional.
La ciudad de Kingstown, capital de San Vicente y las Granadinas, será el escenario de la estratégica VIII Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) el 1 de marzo. Con la mira puesta en el fortalecimiento del diálogo regional, el bloque tendrá como ejes el combate contra la pobreza y la consolidación en el tablero global.
"La cumbre va a ser una instancia fundamental en el siglo del continentalismo", dijo a Sputnik el sociólogo y analista internacional Sebastián Schulz, quien ponderó que "la discusión consiste en si nos dirigimos hacia un mundo unipolar centrado en Estados Unidos o si vamos hacia un mundo multipolar, lo que abre una oportunidad enorme a Latinoamérica. En ese marco, la reconstitución de la CELAC es una muy buena noticia".
Lo urgente y lo importante
La relevancia de apostar por el bloque responde al escenario internacional en el que este se inscribe. En medio de una coyuntura marcada por la agudización de las pujas entre las potencias, Schulz destacó que "los Estados nacionales de la región ya no tienen el mismo peso para disputar el poder de manera independiente. Este tipo de instancias son las que permiten sentarse en las principales mesas de negociación a nivel global".
De acuerdo a los investigadores consultados, los ejes centrales en torno a los cuales orbitará el encuentro pueden clasificarse en dos órdenes. "Los temas estructurales en agenda son la consolidación de la democracia, la integración financiera y la lucha contra la pobreza: el plan de erradicación del hambre como metas previstas para 2030 siguen siendo primordiales", explicó a Sputnik el analista geopolítico Eduardo Martínez.
En otro plano emergen debates coyunturales relativos a la gobernanza sobre la inteligencia artificial, el crecimiento del narcotráfico y, centralmente, los principales conflictos librados a nivel mundial. Según Martínez, "probablemente veamos mayor énfasis en el posicionamiento ante la guerra entre Israel y Hamás, y quizás también en lo relativo a Rusia y Ucrania. Hasta ahora, parecieran haber sido periféricos en la región".
El peso de la cumbre
La trascendencia del encuentro se refleja en el interés de los principales líderes de los 33 países miembro. Según Schulz, "Lula Da Silva, Gustavo Petro, y Luis Arce, entre otros, están buscando poner de pie una instancia de integración muy importante por su autonomía. Son los principales referentes del bloque por el peso poblacional y económico de sus países, pero también por su búsqueda por revitalizar esta instancia de cooperación internacional".
En el caso de México, el presidente Andrés Manuel López Obrador no será de la partida. Quien acudirá en su lugar es la canciller Alicia Bárcena. La decisión, según dijeron fuentes oficiales a Sputnik, responde estrictamente a "cuestiones de agenda", dado que "estaba definido así desde el principio".
Por supuesto, al interior del continente existen matices: mientras que Uruguay confirmó —según pudo recabar Sputnik— que su representante será el vicecanciller Nicolás Albertoni en lugar del presidente Luis Lacalle Pou, la presencia del mandatario argentino Javier Milei todavía no fue confirmada, tal como informaron a este medio fuentes de Presidencia.
"La proyección internacional de Argentina va a estar muy influida por la Casa Blanca (...). Creo que va a intentar mantener la mayor cercanía posible con los países a los que llama 'liberales'", explicó el analista.
La unión al sur del Río Bravo
Bajo la idea de que la unión hace a la fuerza, Schulz afirmó que "si Latinoamérica y el Caribe quedan fragmentados, son presa de las potencias en disputa. Pero si puede recuperar las tendencias históricas de integracionismo, va a tener una fenomenal capacidad de resistir los embates externos en medio de un mundo multipolar".
"Reconstituir la CELAC es darle soberanía a sus países para el desarrollo de capacidades estratégicas en materia de industria, comercio y economía", apuntó el analista.
El timing de la cumbre está signado por lo que sucede en Washington, sumido en una ardua carrera entre Joe Biden y Donald Trump por un nuevo mandato. "Ante el potencial regreso de Trump a la presidencia es urgente el fortalecimiento de la CELAC para ganar peso en estas disputas. La Casa Blanca, a través de la OEA, puede mantener posturas injerencistas", sostuvo el sociólogo.
La paulatina consolidación del bloque estratégico ha surtido efectos concretos, de acuerdo a Martínez. Según el investigador, "la CELAC se ha vuelto indiscutida para la mayoría de los países de la región, por lo que la opinión de Washington ya no tiene el mismo peso que hace unas décadas".
Rusia y América Latina
Leonid Savin
En los últimos meses, Rusia ha intensificado significativamente los contactos con los países de América del Sur y Central. Con algunos de los Estados de la región, está unida por lazos de amistad de larga data que se originaron desde la época de la Unión Soviética.
Pero en los últimos tiempos, después de romper las relaciones con el Occidente colectivo y comprender que no es posible volver al viejo formato de las relaciones con la Unión Europea (UE), los Estados Unidos y otros países, Moscú decidió reorientar los vectores de sus relaciones exteriores y además de Asia y África, América Latina también se ha convertido en un destino prioritario en lugar de Europa y América del Norte.
En este sentido, el ministro de relaciones exteriores de Rusia, Serguei Lavróv, en vísperas de su participación en la conferencia ministerial del G20, que se celebró en Brasil, visitó la República de Cuba y la República Bolivariana de Venezuela, dos países que se encuentran entre los más cercanos a Moscú en América Latina.
La posición estratégica de estos dos estados del Caribe es muy importante: de hecho, están en la parte más vulnerable de los Estados Unidos, lo que genera preocupación en Washington.
Los expertos militares estadounidenses, al evaluar las posibles estrategias militares, señalaron que al desplegar misiles y aviones estratégicos en Cuba y Venezuela, Rusia podría bloquear el Golfo de México, paralizando casi por completo los suministros comerciales y la economía estadounidense, ya que más del 60 por ciento de los abastecimientos del país pasa a través por esa área.
Sin embargo, esto no es más que una absoluta fantasía de los creadores de narrativas de ese tipo en Estados Unidos. En realidad, Rusia no necesita usar el territorio de estos países amigos y exponerlos a un ataque de represalia, ya que posee armas hípersónicas que, en caso de conflicto directo con los EEUU., pueden lanzarse desde distintos portadores como aviones, barcos y submarinos.
Aunque, por supuesto, Rusia está interesada en fortalecer la seguridad tanto de Cuba como de Venezuela, así como de Nicaragua, los tres países que más irritan a los Estados Unidos por la desobediencia y el rumbo soberano de la política exterior y doméstica de cada uno.
En este sentido, la cooperación técnico-militar se está fortaleciendo activamente, como lo confirman las visitas de representantes del sector de defensa de estos países a Rusia en los últimos dos años. Nicaragua fue uno de los primeros países de América Latina que le dio facilidades a Rusia en su territorio para colocar elementos del sistema satelital GLONASS, que es una alternativa al GPS occidental.
Al mismo tiempo, la parte rusa está desarrollando otros mecanismos que reemplazan los de Occidente en los sectores financiero y bancario, entre otros. Para ello, se han promovido alianzas bancarias y desde el año pasado, en Cuba y Venezuela son operativas las tarjetas de pago rusas del sistema MIR y en este año 2024 los bancos rusos deben comenzar a operar en Cuba, lo que permitirá un uso más amplio de los pagos en rublos.
Aunque anteriormente había una conexión directa entre los bancos centrales de los dos países, la introducción de redes bancarias adicionales mejorará significativamente el funcionamiento de las diversas instituciones dentro del país caribeño. Además, un proyecto piloto de este tipo podría servir como prototipo para expandirse a otros países.
Teniendo en cuenta el hecho de que Cuba ha estado bajo sanciones económicas de Estados Unidos durante muchas décadas, tal reorientación del sistema bancario le brindará posibilidades reales de lanzar un modelo alternativo con el apoyo de Rusia, al que otros países podrían incorporarse. Agregamos también, que Rusia regularmente proporciona préstamos preferenciales a este país para el desarrollo de varios sectores de la economía.
Con Venezuela, el énfasis en la cooperación bilateral también está en superar las sanciones de Estados Unidos, pero también en la agricultura y la producción de petróleo y productos farmacéuticos. La interacción en la exploración espacial y la energía nuclear es bien prometedora. La red de energía del país podría mejorarse significativamente con la aparición de plantas nucleares. Además, en Venezuela se puede aprovechar la experiencia de Bolivia, donde se creó el primer centro nuclear multifuncional científico en el continente con la asistencia de la Corporación Rosatom.
Este centro fue inaugurado en octubre de 2023 en la ciudad de El Alto. El trabajo del mismo ayudará a mejorar la producción de productos rurales, productos farmacéuticos, industrias de litio (Bolivia es uno de los líderes en la extracción de este metal de tierras raras) y también servirá para capacitar al personal en el campo de la industria nuclear.
En general, hay algunos paradigmas comunes en las relaciones de los países de América Latina con Rusia, en los que se superponen las características específicas de cada estado, dependiendo de su perfil geopolítico.
Lo que falta en este momento es la presencia del cuerpo diplomático ruso en varios estados de la región, especialmente en los pequeños estados del Caribe. Moscú tendrá que ajustar su política para incrementar la presencia de personal diplomático allí. Aunque en este momento, la diplomacia pública desempeña una función auxiliar para el Estado Ruso en América Latina.
El caso de lo ocurrido con Ecuador demuestra como Rusia puede responder ágilmente a las amenazas a sus intereses y tomar las contramedidas adecuadas, después de que el liderazgo de Quito anunció que transferiría equipo militar soviético y ruso a los Estados Unidos, Rusia envió una señal de que ya no compraría plátanos a este país latinoamericano debido a la detección de un parásito peligroso allí. Las exportaciones fueron suspendidas.
El banano representa el 25 por ciento de las ventas totales de Ecuador y dado que el propio presidente Daniel Noboa es un hombre de negocios en el campo de la producción de plátanos, esto presupuso un daño a sus intereses económicos personales. Después de eso, la decisión de transferir el equipo militar a Washington fue cancelada.
Es significativo también, que el nuevo liderazgo de Argentina, que está abiertamente orientado a favor de los Estados Unidos, y que Javier Miley apoya al régimen de Zelenski en Ucrania, declaró recientemente que no va a pelear contra Rusia y que se mantendrían todos los nexos comerciales y económicos entre Buenos Aíres y Moscú.
El hecho es que Argentina, así como el gigante brasileño y varios otros países de América Latina, dependen en gran medida del suministro de fertilizantes minerales rusos. Estos países simplemente no tienen otras opciones y el factor racional, simplemente supera cualquier esfuerzo de cabildeo de los Estados Unidos para socavar los lazos con Rusia.
Sin embargo, en la relación entre los países de América Latina con Rusia hay un factor curioso y significativo: algo que es común en el carácter de los habitantes de Rusia y de los nativos de los países de América Latina. Las características étnicas y culturales en ambos casos son bastante diversas, y esto es algo que acerca a Rusia y a América Latina, a Eurasia e Iberoamérica. Aquí y allá, hay pueblos autóctonos que han conservado sus tradiciones más antiguas. Ambos conglomerados de pueblos pueden atribuirse a civilizaciones que incluyen grupos enteros de identidades, desde el lenguaje hasta la religiosidad, interconectadas.
De la misma manera, tanto Rusia como América Latina se esfuerzan por construir un orden mundial multipolar y pluricéntrico y tienen sus propios proyectos de integración. En Rusia es la Unión Económica Euroasiática, y en América Latina es la Unión del Mercosur y el bloque CELAC, aunque también hay otras alianzas locales, como el ALBA-TCP (que tal vez se pueda comparar con el Estado aliado de Rusia y Bielorrusia; es significativo que Bielorrusia, como Rusia, coopera activamente con los países del bloque ALBA: Cuba, Nicaragua, Venezuela y Bolivia).
Además, Rusia nunca ha llevado a cabo ninguna política colonial o acciones ofensivas en contra de los países de América Latina. Estos fueron colonias de Gran Bretaña, Francia, España y Portugal, y también experimentaron la ocupación militar directa, la anexión y el neocolonialismo y continúan experimentando ciertos inconvenientes por las acciones de los Estados Unidos en la región.
Todo esto sienta una base sólida para una asociación estratégica a largo plazo entre los estados de América Latina y la Federación de Rusia. Y además, para participar en proyectos multilaterales como BRICS+. Aunque Argentina se negó (probablemente de manera temporal) a unirse a este Club internacional y es también un hecho de que Venezuela se unirá pronto. Probablemente, la decisión final se tomará en la Cumbre de este año en Rusia.
El respeto por los intereses de los demás y el principio de no intervención en los asuntos internos de los estados en el marco de la cooperación entre los países de América Latina y Rusia se yergue como un buen ejemplo para otros países.
(Traducción del ruso: Oscar Julián Villar Barroso. Doctor en Ciencias Históricas y Profesor Titular de la Universidad de La Habana)