Carlos X. Blanco
Luis de Guindos es el perfecto ejemplo de “gestor del desastre”. Después de haber ocupado importantes cargos en Lehman Brothers y otras entidades depredadoras y criminales, es lógico que el paso al Banco Central Europeo, una entidad no menos depredadora y criminal, fuera para él un paso con alfombra roja. No hay interrupción esencial entre los negocios privados y la política en este mundo neoliberal.
En calidad de vicepresidente de ese engendro llamado BCE, y en la misma estela de otros piratas, como Draghi o Lagarde, Guindos es uno de los que más alto se han encumbrado en el sistema globalista a la hora de ejercer la “gobernanza”. La UE, una verdadera farsa como entidad política, no posee auténticos gobiernos, sino circunscripciones administrativas que se llaman Estados, entes sin cabeza que obedecen, ovejunamente, a la gobernanza de instituciones financieras como la que dirige Guindos en su alto puesto. El espacio público de poder, el Gobierno, ha sido colonizado y apropiado por las finanzas privadas de forma progresiva desde 1989. Estas finanzas no se limitan ya a nombrar presidentes de gobierno, imponer ministros, judicializar políticas de opositores molestos, engordar escuadrones de ONGs y amañar elecciones. Estas finanzas privadas han ido, más y más, creando sus propias instituciones autocráticas para así ejercer un verdadero poder al que llaman “gobernanza” para distinguirlo del antiguo gobierno nacional soberano, ejercido con control popular en el marco del Estado de Derecho.
Pues bien, Guindos, después de su paso por las moradas de buitres “bancos de inversión”, los mismos que empobrecieron el mundo para provecho de unos pocos, léase Lehman Brothers, así como su paso por otras entidades mundiales del “sector privado” con derecho de pernada en el Estado, hace carrera en el PP y en allí, bajo siglas “conservadoras” hace carrera ese búnker ultraneoliberal llamado FAES. Las carteras ministeriales que ocupó, dentro del Reino de España, así como otros altos cargos del Estado, siempre en el ámbito de lo económico, son jalones en un currículum político-privado en el que ya no hay puertas, todo es un continuo: jalones que reflejan el perfil perfecto de quien sirve a unos intereses, primero a escala doméstica y después a escala mundial. Esos intereses no son los del Pueblo Español. No son los del Estado Español. Son los intereses privados y crematísticos de un reducido grupo de carroñeros que especulan con fondos de inversión a nivel internacional, fondos los cuales, a su vez, están diseñados diabólicamente para vampirizar la productividad de los pueblos y las naciones.
El ex alto ejecutivo de los fondos financieros carroñeros, Lehman Brothers, causantes de un gran caos económico, hoy es vicepresidente de una institución, el BCE, y en calidad de tal nos dice que hay que gastar más en armas y hacer recortes presupuestarios. A pan y agua para apoyar a Zelensky. El BCE, como todo lo que emana de la Unión Europea, se autoerige sin venir a cuento en forma depoder soberano e inapelable, siendo el BCE, como fue en sus inicios, un tingladillo informal, una entidad especulativa y controladora guisada a partir de las aportaciones de los distintos bancos nacionales europeos. En 2009, por arte de birlibirloque, la Unión Europea, que, como recordó recientemente el filósofo Agamben, no es un Estado ni una verdadera Federación, pues existe y ordena carente de Constitución común y de legitimidad democrática, tiene a bien crear el BCE travestido de máxima institución monetaria, el superbanco del euro, con poder sobre los Estados, los únicos depositarios legítimos de soberanía (vide:
https://www.elviejotopo.com/topoexpress/europa-o-la-impostura/)
Agamben ha recordado a sus lectores, que esta Unión Europea no puede ni debe decidir en materias graves, como es la materia de la guerra. Ir a la guerra contra Rusia, mandar armas al dictador ucraniano y apretarnos el cinturón...¿Pueden obligarnos? No hay (todavía) “pueblo europeo”. No hay Pueblo constituyente que se reúna políticamente en torno a un Poder común, un poder legítimo dotado de una Constitución común europea. Lo que hay, como recuerda Agamben, es una especie de tinglado informal que se ha ido montando –por impostura- a espaldas de los ciudadanos por medio de una creciente autolegitimación parasitaria y negadora de la verdadera soberanía nacional de los Estados miembros. La UE, de manera análoga a la ONU y su enjambre (OMS, FAO, UNESCO…) es, en este sentido, una mera asociación, un “club” que, en ausencia de Constitución (y el Tratado de Lisboa no lo es), no debería apretar las tuercas a los pueblos de esa manera, y menos aún, meternos en guerras. El BCE quiere ser, algo así, como el “Banco de Europa” y forma parte del mismo tingladillo de instituciones autoerigidas, desnudas de legitimidad, carentes de control democrático, que en modo alguno representan a los pueblos de Europa.
Y viene Luis de Guindos y dice que nos debemos preparar para una guerra. Cito textualmente a partir de un medio de información español:
“Riesgo de una guerra en Europa contra Rusia
“A diferencia de España, en países como Alemania, Estonia o Letonia, entre otros, existe la percepción de que la guerra entre Rusia y Europa puede llegar a ocurrir próximamente. En estos años de guerra, se ha puesto de manifiesto que Ucrania está haciendo una gran labor de contención, pero "la agresión rusa puede avanzar en el futuro", advierte.
Por ello, De Guindos pide "dar prioridad al gasto en defensa" y que los países de la Unión Europea se mantengan unidos ante un enemigo común como es Vladimir Putin. "Tenemos que estar más unidos porque si estuviésemos separados, y teniendo en cuenta lo que puede venir de Estados Unidos, la posición de Europa sería mucho más débil", sentencia el vicepresidente del Banco Central Europeo.”
Resulta evidente que las élites del sistema neoliberal y atlantista temen por la continuidad de su sistema general, cual es el sistema de saqueo del mundo. Las palabras del vicepresidente del BCE son las voces de un capitán pirata que observa cómo las balas de cañón de su adversario ya han hecho mella en el casco de su siniestro buque. Y antes de hundirse, el buque dispara para sumergirse haciendo más daño todavía.
El BCE, como todo el tingladillo de la Unión Europea ha demostrado ser lo que muchos ya sospechábamos desde el principio: un montaje antidemocrático al servicio de las fuerzas de ocupación de Europa occidental, instaladas en 1945, fuerzas de ocupación que son las fuerzas angloamericanas. Esas fuerzas temen a Rusia, pero más temen un abrazo de Europa a Rusia. El Pentágono y la Casa Blanca han dado orden a sus cipayos: “¡Europeos! ¡Mataos entre vosotros! Y, sin pestañear, uno de los cipayos mayores del territorio OTAN, Guindos, prepara las balas y saca los cañones por las troneras. Se ve que la “artillería” de sanciones, robos de oro ruso, etc. no fueron eficaces, ni tampoco las armas “made in OTAN”, a menudo cuatro veces más caras que las rusas. Al lado de nuevos “ajustes estructurales”, esto es, lo que Fusaro llama “la masacre de clases” y al lado de la demolición absoluta del Estado del Bienestar, ahora corresponde activar la fase “movilización militar”, que incluye alimentar la industria armamentística, reducir costes en sanidad y educación, implantar cibervigilancia y censura, digitalizar (esto es privatizar y ponerse al servicio de las GAFAM), etc.
Han utilizado a Ucrania como juguete de su imperialismo feroz e ilegal (El “mundo basado en reglas”), hasta convertir ese país en un cementerio. Pero este imperialismo de la especulación no piensa, sinceramente, en su evidente derrota militar. Pierden guerras desde Vietnam, pero siguen ganando dinero. Piensan sólo en beneficios económicos. El capitalismo neoliberal atlantista es un endemoniado sistema ciego que, aun siendo derrotado en el tablero bélico clásico, cuando luchan contra pueblos cuya existencia misma está en riesgo, sigue almacenando beneficios, plusvalías que se cuentan en proporción a los cadáveres apilados en montañas. Las declaraciones del ex directivo de Lehman Brothers, Guindos, son tambores y clarines de guerra. Igual que Borrell, otro cipayo del Tío Sam, como Úrsula y todos los demás, son unas declaraciones que equivalen a ponerse el casco de guerra y el uniforme de camuflaje. Neoliberalismo de guerra. Hará falta que se lleven un susto estos piratas cuando descubran que no son soldados, que no saben combatir en campo abierto; cuando la realidad se les caiga encima en forma de lluvia radiactiva, sabrán que sus “activos financieros” no sirven para nada. En realidad, si sobrevivimos, los “de abajo” lo descubriremos también. Y será demasiado tarde.