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Cómo Francia allanó el camino al apagón en España. Una alerta sobre la transición energética que cuestiona el modelo energético europeo

Cómo Francia allanó el camino al apagón en España. Una alerta sobre la transición energética que cuestiona el modelo energético europeo

Por Administrator
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directorelespiadigitales/8/8/23
jueves 01 de mayo de 2025, 22:00h
La Península Ibérica ha recuperado la electricidad tras su apagón histórico. El suministro eléctrico se ha restablecido en una tarea nada sencilla.
Realmente deberíamos culpar a los franceses.
“La Península Ibérica es una isla energética más grande que Irlanda”, afirmó el secretario de Energía español la semana anterior al apagón, señalando con previsión las “muy pocas interconexiones con el resto de Europa”.
No es de sorprender, dado que Francia lleva mucho tiempo bloqueando la construcción de cables gigantescos, ya sea a través de los Pirineos, el Mediterráneo o el Golfo de Vizcaya.
En 2014, España solo podía cubrir el 3% de su demanda horaria importando energía del extranjero. Reconociendo esta debilidad, los líderes de la UE se comprometieron ese año a alcanzar el 10% para todos los países en 2020.
Sin embargo, hoy el operador de red español REE dice que su capacidad hacia la Europa continental es de sólo el 2%, una regresión que se debe a las políticas francesas para proteger su industria nuclear de la energía verde barata del sur.
Es una postura que no ha sido sancionada por Bruselas, ya que pocos burócratas desean pelearse con sus colegas de París, a pesar de los mejores esfuerzos de políticos como la socialista española Teresa Ribera.
Es fundamental contar con interconectores en caso de apagones, y su ausencia puede incluso provocarlos. Reuters ha informado que una caída en la generación eléctrica que posteriormente interrumpió un cable hispano-francés es, al menos en parte, la causa.
Aunque la causa exacta no se conocerá hasta dentro de unos meses, la precaria situación de la Península Ibérica como isla energética es bien conocida. «La capacidad de interconexión entre Francia y España es muy limitada», declaró Leonhard Probst, ingeniero de sistemas energéticos del Instituto Fraunhofer alemán.
El desastre de 2016 en el sur de Australia tuvo lugar en circunstancias similares: la falta de interconexiones provocó una sobrecarga de la red en una parte del país. 1,7 millones de personas se quedaron sin acceso a la electricidad durante seis horas.
Más cables entre países “habrían mejorado significativamente el proceso de restauración” o incluso “prevenido el corte de energía”, agregó Probst, destacando la capacidad de los interconectores para proporcionar capacidad inmediata y control “activo y reactivo” sobre las oscilaciones.
El año pasado, Ribera, ministra de Energía de España, destacó que Madrid estaba teniendo “enormes dificultades” para lograr que París aceptara nuevos interconectores.
“Más interconectores entre España y Francia habrían hecho que este apagón fuera menos desastroso”, dijo Kristian Ruby, secretario general de la asociación del sector eléctrico Eurelectric.
Más allá de Madrid, pocos han desafiado a los franceses por su continuo bloqueo. Y algunos expertos argumentan que los españoles no están alzando la voz lo suficiente.
Pero soplan vientos de cambio. «Su argumento es perfectamente válido», declaró el portavoz jefe de la Comisión Europea a un periodista español, quien señaló la falta de interconexiones con la Península Ibérica y preguntó al ejecutivo si las respaldaría con mayor vehemencia.
“Una Unión Europea más integrada e interconectada es claramente algo que serviría para fortalecer nuestra seguridad de suministro energético”, explicó.
  • “Gran Bretaña, golpeada por una actividad eléctrica inusual horas antes del apagón en España”. El operador de la red del Reino Unido está investigando cambios inexplicables en la frecuencia de la electricidad el domingo, coherentes con un posible ciberataque malicioso. Con éste serían ya 6 los países del continente afectados por graves e inexplicables anomalías en el sistema eléctrico nacional.

Apagones en España y Portugal: una alerta sobre los excesos de la transición energética
Metros paralizados, ascensores bloqueados, hospitales funcionando con generadores, vuelos cancelados: este acontecimiento, calificado de "histórico" por las autoridades, puso de relieve la fragilidad de las redes eléctricas modernas. Aunque la narrativa oficial, apoyada por los gobiernos y los grandes medios de comunicación, elude las causas profundas para proteger las opciones energéticas impuestas por Bruselas, expertos como Fabien Bouglé y Loïk Le Floch-Prigent ofrecen un análisis crítico y sin concesiones. Basado en la intervención de Bouglé y la de Le Floch-Prigent ( vídeo de Télé Finance ), este artículo denuncia los fallos de una transición energética mal gestionada y aboga por una energía abundante, barata y soberana.
Un apagón que revela los límites de las redes interconectadas
A las 12:33 hora local de España, la red eléctrica ibérica colapsó , con una pérdida repentina de 15 GW en cinco segundos, o alrededor del 60% de la demanda española. Según Red Eléctrica, dos incidentes de "desconexión de generación", probablemente en plantas solares, desencadenaron una inestabilidad en cascada, agravada por la limitada interconexión con el resto de Europa. En Francia, 6.800 habitantes de las Landas y de los Pirineos Atlánticos se quedaron temporalmente sin electricidad.
Las consecuencias fueron dramáticas: en Madrid, fueron necesarios 300 bomberos para liberar a personas atrapadas en los ascensores. Las gasolineras, los cajeros automáticos y las terminales de pago han dejado de funcionar, lo que ha obligado a los residentes a acudir corriendo a las pocas tiendas equipadas con generadores o que aceptan efectivo. En Terrassa (Cataluña) las existencias de generadores se agotaron en cuestión de horas. El tráfico ferroviario se paralizó, con 35.000 pasajeros evacuados, y más de 300 vuelos cancelados en los aeropuertos españoles.
La narrativa oficial: cautela sospechosa
El primer ministro español, Pedro Sánchez, dijo que no había información concluyente disponible sobre la causa del apagón, pero descartó un ciberataque y negó cualquier vínculo con la falta de energía nuclear. Esta cautela, difundida por los grandes medios de comunicación, parece destinada a proteger el modelo energético español, a menudo elogiado como un ejemplo de transición exitosa, con un 52% de su electricidad procedente de fuentes renovables (la mitad de las cuales eólica) y solo un 20% de nuclear.
Sin embargo, la Audiencia Nacional, tribunal especializado en casos graves, ha abierto una investigación que explora la posibilidad de un ciberataque o un acto de cibersabotaje contra infraestructuras críticas españolas (que algunos se apresuran a atribuir ipso facto a Rusia o China, los culpables ideales de su propia vileza), contradiciendo las declaraciones oficiales. Además, el operador portugués REN se refirió inicialmente a un "fenómeno atmosférico raro" antes de retractarse, revelando una comunicación confusa que alimenta sospechas. Esta opacidad contrasta con la urgencia de comprender un acontecimiento que ha paralizado a dos países.
Fabien Bouglé: Las energías renovables en el corazón del problema
Fabien Bouglé, experto en política energética, ofrece un análisis incisivo en su presentación. Califica el apagón como un "ejemplo dramático" de las consecuencias de la dependencia excesiva de fuentes de energía intermitentes como la solar y la eólica. Según él, España ilustra a escala nacional lo que amenaza a Francia, Alemania y toda Europa debido a la interconexión de las redes eléctricas.
En el momento del apagón, el 70% del mix eléctrico de España provenía de fuentes renovables, principalmente solar y eólica. Bouglé recuerda que su intermitencia genera variaciones de carga impredecibles, lo que limita las instalaciones y aumenta el riesgo de apagones. Un informe de RTE (febrero de 2025) ya había advertido de la "peligrosa mezcla" entre nuclear y renovables, señalando que la integración masiva de energías intermitentes compromete la seguridad del sistema. Bouglé critica la política de "al mismo tiempo", que intenta conciliar la energía nuclear estable con las renovables inestables, y llama a una reflexión urgente: "¡Alto! ¿O continuamos con esta política?". Para él, este apagón es una "señal extremadamente fuerte" para las autoridades francesas, justo antes de un debate en la Asamblea Nacional sobre el plan energético plurianual. Otro artículo de Bouglé en X recoge las declaraciones de André Merlin, exdirector de RTE, que acusó a los aerogeneradores y a los paneles solares de desestabilizar la red francesa y provocar "una explosión de las facturas de electricidad".
Loïk Le Floch-Prigent: no hay industria sin energía abundante y barata
Loïk Le Floch-Prigent, ex director de Elf Aquitaine, Gaz de France y SNCF, aporta información adicional en su charla en Télé Finance. Ingeniero e industrial, defiende una visión clara: “No hay industria sin energía abundante, barata y soberana”. Según él, la humanidad se ha desarrollado gracias a los bajos precios de la energía y su disponibilidad constante, condiciones esenciales para una industria competitiva. Sin embargo, la actual transición energética, con su mercado eléctrico artificial y su dependencia de la energía intermitente, compromete gravemente este equilibrio.
Le Floch-Prigent denuncia tres "mentiras" que subyacen a la actual crisis energética, aplicables al apagón ibérico:
  • Un mercado artificial de electricidad: a diferencia de un producto almacenable, la electricidad debe consumirse tan pronto como se produce. Crear un mercado basado en la oferta y la demanda es, por tanto, una ficción. El precio se fija para la “central marginal” (a menudo de gas), lo que implica unos costes exorbitantes que no tienen relación con los costes reales de producción (30 €/MWh para la nuclear, frente a 1.000 €/MWh en tiempos de tensión). Este sistema, establecido en la década de 2000, distorsionaba los precios y penalizaba a los consumidores, en particular a los industriales.
  • La ilusión de las energías renovables baratas: la solar y la eólica, debido a su intermitencia, requieren duplicar la energía de las plantas de gas o carbón, lo que aumenta los costos. Le Floch-Prigent afirma que «la energía eólica es una central de gas» porque solo funciona el 25% del tiempo, mientras que el gas ocupa el 75%. Esta dependencia se vio agravada por la guerra en Ucrania, que puso de manifiesto la fragilidad del suministro de gas.
  • Incompatibilidad con la energía nuclear: La energía nuclear, diseñada para una producción continua, se ve debilitada por las fluctuaciones impuestas por las energías renovables. El uso de centrales nucleares como sistema yo-yo es costoso y técnicamente arriesgado, a diferencia de las turbinas de gas o la energía hidroeléctrica, que son más flexibles.
Aplicado al apagón español, este marco explica por qué una red dominada por renovables (70% del mix) pudo colapsar ante un fallo repentino, sin la estabilidad que ofrece una base nuclear o fósil. Le Floch-Prigent insiste: «Si se basa el precio en una central eléctrica de gas que funciona tres horas al año, el coste es, por supuesto, enorme. En España, la pérdida de producción solar probablemente requirió una rápida compensación con centrales eléctricas de gas, pero la infraestructura no dio abasto, lo que puso de manifiesto las limitaciones del sistema».
Una transición energética impuesta por Bruselas
Los análisis de Bouglé y Le Floch-Prigent convergen en denunciar las directivas europeas que imponen objetivos climáticos ambiciosos sin garantizar la estabilidad de las redes. España, líder en energía solar y eólica, es un caso de libro. En sus publicaciones en X, Bouglé critica la intermitencia de los aerogeneradores, que "hace que el precio de la electricidad se dispare" y desestabiliza las redes. Floch-Prigent va más allá y acusa a los delegados franceses en Bruselas de haber aceptado un acuerdo artificial para "matar a EDF y Gaz de France" en nombre de una ideología liberal. Según él, la competencia, que se supone debe proteger a los consumidores, ha llevado a unos precios desconectados de los costes reales, en detrimento de la industria.
En España, las dos "desconexiones de generación" comunicadas por Red Eléctrica apuntan a centrales solares, cuya producción puede caer drásticamente en caso de condiciones meteorológicas adversas o averías. Esta inestabilidad, amplificada por la insuficiente interconexión con Europa, ha provocado una reacción en cadena. Le Floch-Prigent subraya que la ausencia de regulación de precios, sustituida por un mercado especulativo, agrava estas vulnerabilidades.
Los defectos de un sistema interconectado
La interconexión de las redes europeas, presentada como una fortaleza, ha resultado ser una debilidad. España y Portugal, geográficamente aislados, dependen de unas pocas conexiones con Francia, insuficientes para compensar una pérdida repentina de producción. Bouglé advierte: «El ejemplo español es, a escala nacional, lo que podría ocurrir en Francia y en toda Europa». Le Floch-Prigent añade que la intermitencia de las renovables, sumada a un mercado artificial, debilita todo el sistema europeo, aumentando la probabilidad de fallos en cascada.
En Francia, donde la energía nuclear aún domina, los riesgos aumentan con el aumento de las renovables sin inversiones masivas en redes. Un artículo de Bouglé en X cita a André Merlin, exdirector de RTE, acusando a los aerogeneradores y a los paneles solares de desestabilizar la red francesa y provocar "una explosión de las facturas de electricidad".
Comunicación oficial bajo influencia
La narrativa oficial, que minimiza el papel de las energías renovables, parece estar impulsada por consideraciones políticas. Los gobiernos español y portugués, alineados con los objetivos climáticos de la UE, evitan cuestionar sus modelos energéticos. En Francia, el debate sobre el plan energético plurianual reveló tensiones similares. Bouglé critica a los dirigentes políticos, como la diputada Maud Bregeon, que defienden las energías renovables a pesar de las advertencias científicas, en particular un informe de la Academia de Ciencias. Le Floch-Prigent lamenta la ignorancia de los responsables políticos, afirmando que "muchos no han estudiado ciencias físicas", lo que les lleva a subestimar las limitaciones técnicas de la electricidad.
Los testimonios de los vecinos afectados por el apagón contrastan con esta opacidad. En Madrid, un cliente dijo: “Como no tenemos electricidad, la tarjeta bancaria no funciona y no sé cómo voy a comprar comida”. Estas situaciones recuerdan la dependencia de las sociedades modernas de una electricidad fiable, una cuestión que Le Floch-Prigent sitúa en el centro de la soberanía nacional.
Hacia una energía soberana: las soluciones propuestas
Floch-Prigent propone una revisión radical del sistema energético. Él pide:
  • Eliminar el mercado artificial: volver a una tarificación basada en los costes reales, como propugna Marcel Boiteux, ex director de EDF, en lugar del precio marginal de una central de gas.
  • Reducir la dependencia de las energías renovables: limitar la energía eólica y solar a usos locales y favorecer la energía nuclear para la industria, evitando una sobrerregulación que triplica los costes en Francia.
  • Renacionalizar el sector energético: el Estado debe recuperar el control para garantizar una energía asequible, como lo ha hecho históricamente. El coste de renacionalizar EDF (9.000 millones de euros) es inferior al del escudo arancelario (15.000 millones y más).
  • Revisión de la política industrial: Sin energía barata, la industria está condenada. Floch-Prigent insiste en la necesidad de equidad, criticando la dependencia de la deuda y la ineficacia de las ayudas públicas, como los PGE (préstamos garantizados por el Estado).
Bouglé, por su parte, exige una pausa en la carrera por las renovables y el regreso a una política energética racional, combinando la nuclear y otras fuentes estables para evitar nuevos apagones.
Una advertencia que no debe ignorarse
El apagón del 28 de abril de 2025 no es un simple accidente, sino un síntoma de las fallas de una transición energética dogmática. Fabien Bouglé y Loïk Le Floch-Prigent denuncian la ilusión de un mix energético dominado por las renovables, cuya intermitencia y dependencia del gas debilitan las redes. El mercado artificial impuesto por Bruselas, lejos de proteger a los consumidores, penaliza a la industria y expone a Europa a grandes crisis.
Este apagón debería servir de advertencia para Francia y Europa. Como señala Le Floch-Prigent, «no hay industria sin energía abundante, barata y soberana». En lugar de persistir con una política dictada por imperativos climáticos mal implementados, es urgente volver a un sistema de precios basado en costos, fortalecer la energía nuclear e invertir en redes resilientes. Si no se hace caso de esta advertencia se corre el riesgo de que se produzcan crisis aún más graves, que amenacen la competitividad industrial y la estabilidad social.
La unidad II de Almaraz es requerida a conectarse a la red de forma “urgente”
Uno de los dos reactores de la Central Nuclear de Almaraz volvió a acoplarse al sistema a partir de la medianoche del miércoles. «La unidad II ha sido requerida por Red Eléctrica Española para arrancar de manera urgente y está prevista su conexión a la red eléctrica nacional en las próximas horas», se confirmó desde la planta extremeña en un comunicado. La otra unidad, que estaba ya detenida antes del apagón masivo de este lunes, «se encuentra parada y en situación segura».
Como consecuencia de la caída masiva del sistema eléctrico, la titular de la central notificó ese mismo día al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), siguiendo los procedimientos establecidos, la declaración de situación de prealerta de emergencia –según su Plan de Emergencia Interior (PEI)-, debido a la pérdida de suministro eléctrico exterior, un suceso que «no tuvo impacto en los trabajadores, el público o el medioambiente», se incidió en la mencionada nota, en la que se destacó asimismo que durante este episodio se ha funcionado de manera «segura y según los procedimientos establecidos».
La unidad I permanece parada desde hace casi dos semanas, igual que Cofrentes (Valencia), ya que según argumentan las eléctricas propietarias no les resulta rentable funcionar por la elevada «fiscalidad» que soportan y el descenso de los precios. En el caso de este grupo, los generadores diésel arrancaron según diseño «manteniéndose en todo momento el reactor en situación segura». En cuanto a la II, que había parado también el día 16, pero que volvió a la actividad una semana después, tras el apagón se produjo la parada automática del reactor ante la pérdida del suministro eléctrico exterior, arrancando sus equipos diésel.
La Central de Almaraz cuenta con cinco generadores diésel de salvaguardia, dos por grupo y un quinto de apoyo para cubrir cualquier posible eventualidad en los anteriores, de los que cuatro entraron este lunes en operación. Están pensados para incidentes como el ocurrido ahora, en los que la instalación deja de recibir temporalmente suministro eléctrico desde fuera. Su autonomía de funcionamiento es de una semana.
Análisis: El 'apagón ibérico' cuestiona el modelo energético europeo: "Esto tenía que pasar tarde o temprano"
Yarisley Urrutia
El Gobierno español no está satisfecho con las explicaciones del operador nacional de energía eléctrica y abre una investigación pública. Pedro Sánchez apunta a la responsabilidad de las compañías privadas. En conversación con Sputnik, el científico Antonio Turiel señala la "inestabilidad" del sistema energético y una mala praxis.
Apenas 48 horas después de suceder el mayor apagón de la historia en España y Portugal, las únicas certezas atañen al qué, pero no al porqué. Red Eléctrica, el operador nacional, niega que la causa obedezca a un fallo en su propia gestión y descarta la posibilidad de un sabotaje o ataque cibernético.
El director de Operaciones de Red Eléctrica, Eduardo Prieto, describió lo ocurrido como el resultado de "dos desconexiones separadas por un segundo y medio en la región suroeste peninsular que provocaron una caída brusca de la frecuencia". El sistema pudo reabsorber la primera de ellas, no así la segunda, que fue la que produjo su colapso. ¿Qué provocó esas dos desconexiones? Es precisamente lo que se está investigando.
Recordamos que sobre las 12:30 horas del mediodía del 28 de abril, el fluido eléctrico se cortó totalmente durante varias horas en toda la península ibérica y algunas zonas del sur de Francia, producto de la desaparición súbita de 15 GW de la red eléctrica, aproximadamente el 60% de la energía que se estaba consumiendo en esos momentos.
Un día después y luego de concluir una investigación apoyada en datos proporcionados por el Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) y del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Red Eléctrica descartó la versión de un ataque externo como causa de las desconexiones. El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, declaró haberse enterado de tales conclusiones "por la prensa". Visiblemente enojado, el alto funcionario ordenó la puesta en marcha de una "comisión técnica e independiente para cerciorarnos o descartar cualquier posibilidad de que haya contribuido un ciberataque a esta situación".
Casi en paralelo, un juez de la Audiencia Nacional, tribunal encargado de investigar los delitos de terrorismo y de crimen organizado en España, ordenó instruir una pesquisa para determinar si el apagón pudo deberse a un acto de sabotaje informático. Según el artículo 573 del Código Penal, tales delitos pueden ser calificados como terrorismo si el fin es atentar contra el funcionamiento de infraestructuras críticas y servicios esenciales, así como desestabilizar el orden constitucional.
Se da la circunstancia de que el juez que ha abierto las diligencias previas, José Luis Calama, es el mismo que está investigando el caso del espionaje a Pedro Sánchez y varios de sus ministros con el programa Pegasus. Este juez ha ordenado al Centro Criptológico Nacional, a Red Eléctrica y a la Policía Nacional informar por escrito de las causas del apagón en un plazo de 10 días.
Sánchez apunta al sector privado
La tensión es palpable entre el Gobierno, Red Eléctrica y las compañías eléctricas privadas. De hecho, Pedro Sánchez sostuvo con ellos una reunión en el Palacio de La Moncloa, su residencia oficial, en la tarde del día 29. Antes, al mediodía, durante una comparecencia ante los medios, Sánchez subrayó su firme intención de "exigir las responsabilidades pertinentes a todos los operadores privados". Es decir, intuye su implicación en el origen de las causas del apagón.
Los principales operadores privados son compañías como Naturgy, Iberdrola o Endesa. Red Eléctrica cuenta con un 20% de participación accionaria del Estado. Entre el resto de sus accionistas, destacan Amancio Ortega (el dueño de Inditex) con un 5% y el fondo de inversiones estadounidense BlackRock, con un 3%. Red Eléctrica está presidida por Beatriz Corredor, ministra de Vivienda del PSOE entre 2008 y 2010, durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, ahora siendo cuestionada.
Un sistema inestable
El sistema eléctrico español se caracteriza por la elevada contribución de las fuentes renovables en la generación de energía eléctrica. Se trata de la energía fotovoltaica, hidroeléctrica y eólica.
En épocas de condiciones atmosféricas propicias, el precio del MWh verde resulta incluso negativo, por lo que las centrales nucleares y especialmente las de ciclo combinado (que funcionan con gas) prefieren parar antes que quemar energía a un precio más caro. Así ahorran gastos.
"Esto hace que estas centrales se mantuvieran en parada fría. Pero es una temeridad, porque así no tienen capacidad de responder [ante un apagón]", explica a Sputnik el físico Antonio Turiel, investigador del Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona (ICM-CSIC) y especialista en cuestiones energéticas y de hidrocarburos, que recuerda que el modelo energético español adolece de integración, lo cual crea problemas de "inestabilidad".
"La producción fotovoltaica es inherentemente inestable por el modelo de integración en la red existente. El problema es que cuando se integra energía renovable a la red, necesitas poner sistemas de estabilización. Y no se han puesto, seguramente porque son caros", sentencia.
En una explicación más detallada, Turiel recuerda que los sistemas de generación eléctrica clásicos, "que son rotatorios y llevan turbinas de decenas de toneladas de peso", mantienen la inercia y se adaptan con facilidad a los cambios de demanda en la red.
Pero en el caso de los sistemas de generación de energía fotovoltaica y, en menor medida, los de generación eólica, la característica es su poca flexibilidad. "No son capaces de adaptarse a los cambios que se producen en la demanda de la red. Y eso causa fluctuaciones, y la inestabilidad crece con el tiempo", resume.
¿Qué pudo ocurrir?
Turiel asegura que media hora antes del apagón "ya se detectaba inestabilidad en frecuencia" dentro del sistema.
"Eso tendría que haber servido para activar rápidamente la respuesta de centrales de gas, de ciclo combinado e hidroeléctricas y, al mismo tiempo, ir apagando las centrales fotovoltaicas para evitar que la inestabilidad fuera creciendo", argumenta. Pero las centrales de gas de ciclo combinado y cinco de las siete centrales nucleares estaban apagadas, lo cual significó privarse de una solución.
"Si los sistemas de respaldo hubieran estado preparados, particularmente las centrales de gas de ciclo combinado en parada caliente, se habrían podido encender rápidamente", afirma este científico, seguro de que la media hora transcurrida entre la detección de inestabilidad hasta el apagón, "era un tiempo suficiente para poder reaccionar".
"Lo más probable es que se haya estado operando de manera incorrecta la red eléctrica por un modelo mal pensado de integración de las energías renovables. Porque cuando éstas solo representaban un porcentaje pequeño, el resto de sistemas daban estabilidad a la red. Pero en el momento actual, es una barbaridad tener una producción del 60% al 80% de toda la electricidad basándote en sistemas renovables sin estabilización. Esto tenía que pasar tarde o temprano", lamenta.
Por eso se necesitan unos dispositivos que aseguren la estabilidad del sistema, para establecer una referencia de la tensión y la frecuencia, especialmente cuando el aporte de la energía verde domina la generación eléctrica y hay que integrarla en el sistema.
"Cuando tú instalas energía fotovoltaica para una red de alta tensión, tienes necesariamente que ponerle sistemas de estabilización. Y si no lo haces, pues estás haciendo mal el trabajo. Es como si alguien te vendiera un coche sin frenos", ejemplifica Turiel.
La normativa vigente al respecto data de 2022, pero no se termina de cumplir. Tal vez quepa interpretar en este sentido el señalamiento de Sánchez a las compañías eléctricas privadas. "Creo que las va a obligar a que se adapten a la normativa actual", estima.
Un problema también europeo
Pese a la elevada contribución de la energía renovable en el sistema, España cubre hasta el 40% de sus necesidades de consumo eléctrico mediante las plantas de gas de ciclo combinado. Con matices, es una situación análoga a la que se da en la UE.
Aunque el predominio en la UE de la energía eólica hace que esa inestabilidad no sea tan grande como en España, no obstante, también experimenta problemas de estabilidad en sus sistemas y necesitan del gas. Tanto es así que Turiel avisó hace unos años en su blog personal de la posibilidad de un "gran apagón" en la UE. Y en enero, anticipó el de España.
En esta situación, es paradójica la desconexión de la red eléctrica rusa y bielorrusa, tras años de preparación, completada en febrero por los países bálticos en aras de "mayor fiabilidad" e "independencia energética". Aparte de un mayor precio, ahora afrontarán el problema de la estabilidad del sistema. "Es un tema diferente", indica Turiel. El modelo energético de la UE se caracteriza también por la inestabilidad, tras su gran apuesta por la energía fotovoltaica y eólica sin una regulación que atienda los sistemas de estabilización. Y el gas como factor de estabilización es caro.
Las voces en favor de la energía nuclear en estas circunstancias quedaron atenuadas, también bajo la crítica del propio Pedro Sánchez, al referirse a ella como "parte del problema y no de la solución". Durante la recuperación del fluido eléctrico, una parte importante tuvo que derivarse a las centrales para mantener la estabilidad de sus núcleos atómicos y evitar un desastre nuclear.
"La energía nuclear es inflexible", afirma Turiel. "Cuando empieza a caer todo el flujo de energía fotovoltaica, cae también la nuclear, porque no se adapta. De hecho, tenemos todos los reactores nucleares en parada de emergencia y no están pudiendo volver a la red. Ahora mismo no se está generando nada de energía nuclear", concluye.