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El Medio Oriente, “centro del mundo”, según metanálisis de “Trump de Arabia” y su santa alianza con el CCG

El Medio Oriente, “centro del mundo”, según metanálisis de “Trump de Arabia” y su santa alianza con el CCG

Por Administrator
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directorelespiadigitales/8/8/23
miércoles 11 de junio de 2025, 22:00h
Alfredo Jalife-Rahme
El mexicano Alfredo Jalife, uno de los especialistas en geopolítica más importantes de nuestra época, asegura en el diario La Jornada que el presidente estadounidense Donald Trump acaba de modificar profundamente la política y las correlaciones de fuerzas en el Medio Oriente. Separando a Estados Unidos de Israel, Donald Trump declara incluso que el Medio Oriente es hoy el «centro del mundo». Alfredo Jalife estima que, al implementar la alianza entre las monarquías del Consejo de Cooperación del Golfo y las transnacionales estadounidenses, Trump garantiza la supervivencia económica de su propio país. En lo adelante, Washington ya no va a desplegarse alrededor del Estado hebreo sino en función de las monarquías petroleras.
El petrolero “Trump de Arabia” [1], quien desea ser émulo de “Lawrence de Arabia” [2], expuso 2 trascendentes ponencias cosmogónicas, repletas de claroscuros que ameritan un metanálisis: al Foro de Inversiones en Riad (capital de Arabia Saudita) [3] y ante las 6 petromonarquías árabes del CCG (Consejo de Cooperación del Golfo) [4], donde ataca a los aliados de Irán en Gaza y Líbano, y se pronuncia contra la fabricación de la bomba nuclear iraní, mientras favorece los controvertidos “Acuerdos Abraham” [5] de Israel con 4 países: Baréin, Emiratos Árabes Unidos, Marruecos y Sudán (o más bien lo que queda de ese país a causa de su guerra civil teledirigida).
De entre las miles de frases que profirió Trump me impactó que ante las 6 monarquías petroleras árabes del CCG emitiera una de gran profundidad mercadológica, frase que no se hubiera atrevido a pronunciar ni el excelso historiador árabe Ibn Khaldun –a quien Bertrand Russell definió como el padre de la sociología moderna–, autor de los maravillosos Prolegómenos.
El inconmensurable tunecino Ibn Khaldun se refirió al mundo árabe como «la geografía de en medio» del planeta, en sentido horizontal –a diferencia del “imperio de en medio”, en el sentido vertical de China, entre el cielo y la tierra–, pero Ibn Khaldun nunca llegó, menos en el momento de declive coyuntural de la portentosa civilización árabe, como lo hizo hiperbólicamente el petrolero “Trump de Arabia”, a definir el Medio Oriente como el «centro del mundo». Curiosamente, los 2 ultra-belicosos jázaros, el pésimo comediante Zelenski y el mejor actor Netanyahu, quien se ha quedado sin coreografía ni escenografía globales, cada día quedan más aislados.
El geopolítico galo Thierry Meyssan, de Réseau Voltaire, explaya el «desacoplamiento de Estados Unidos e Israel con Trump», quien «lo único que encontró en el primer ministro de Israel fue una ciega obstinación por masacrar a los palestinos, anexar Gaza y el sur de Siria y desatar una guerra contra Irán. Así que la administración Trump pasa ahora a otro registro. Hoy ya es evidente para él (…) que los sionistas revisionistas son enemigos de la paz… y que también son enemigos del propio Israel» [6].
Thierry Meyssan expone las «presiones de los sionistas revisionistas israelíes en favor de los nacionalistas integristas ucranianos», cuyas «presiones sólo se hicieron públicas el 3 de mayo, con los elogios del exministro israelí Natan Sharanski hacia Volodimir Zelenski». Aquí siempre abordé la santa alianza militarista jázara de Netanyahu/Zelenski/Milei (presidente argentino): los 3 adictos al esquema del inviable “Gran Israel” del rabino neoyorquino de origen ruso Menachem Mendel Schneerson, de la secta talmúdica escatológica Chabad-Lubavitch [7].
Se disipa el inviable “Gran Israel” por el “Gran Medio Oriente” de Trump de los magnos negocios tecno-petroleros por venir. Habría que elucidar el significado metanalítico y hermeneútico de “Trump de Arabia” cuando define al Medio Oriente como «el centro del mundo» que comporta múltiples definiciones de la región y su religión: desde la británica, francesa, israelí, persa, otomana o la real.
Ignoro si el Medio Oriente se ha repentinamente colocado como el «centro del mundo», pero es seguro que constituye una de las principales, sino la máxima, placa tectónica de la geopolítica global. Cuando China expande sus atractivas Rutas de la Seda en la geografía del islam centroasiático, Trump forja su Santa Alianza con el CCG y el zar Vlady Putin coquetea con el Islam: Cumbre Ruso-Islámica en Kazán [8]. Pareciera que la definición de “Trump de Arabia” se concentra en su Santa Alianza geoeconómica-petrolera con el CCG y sus 6 petromonarquías árabes.
NOTAS
[1] «¿Reconocerá “Trump de Arabia” al Estado palestino durante su visita a Riad?», Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada, 14 de mayo de 2025.
[2] «Nuevo Orden Geoeconómico Medio-Oriental de “Trump de Arabia”», Alfredo Jalife, Radar Geopolítico, 16 de mayo de 2025.
[3] “President Trump Participates in a U.S.-Saudi Investment Forum”, White House, YouTube, 13 de mayo de 2025.
[4] “US President Trump attends GCC summit in Riyadh, gives message to middle east to strengthen ties”, ANI News, 14 de mayo de 2025.
[5] “The Abraham Accords Declaration”, US State Department, 15 de septiembre de 2020.
[6] «Donald Trump desvincula a Estados Unidos de Israel», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 13 de mayo de 2025.
[7] Gaza: geopolítica de la barbarie de Israel, Alfredo Jalife-Rahme, Orfila Valentini, 2024.
[8] «Putin Coquetea con el Islam: Cumbre Ruso-Islámica en Kazán», Alfredo Jalife-Rahme, Substack, 17 de mayo de 2025.
El circo de Trump en Oriente Medio: la máscara de pacificador esconde una máquina de guerra
Johnee H
No se trataba de paz. No se trataba de estabilidad, diplomacia ni principios. Se trataba de una sola cosa: hacer que Trump volviera a ser grande. No Estados Unidos. No el mundo. Solo Trump.
Este hombre, que intenta presentarse como un pacificador global, firmó acuerdos militares por más de un billón de dólares. Quizás me estoy perdiendo algo, pero ¿cómo exactamente inundar el mundo con más armas —más instrumentos de muerte y destrucción— nos acerca a la paz?
En mi opinión, cuantas más armas creamos y distribuimos, más probable es que se utilicen. No es una ciencia compleja.
Al mismo tiempo, Israel continúa su brutal ataque contra una población palestina indefensa. En tan solo las últimas 72 horas, más de 500 personas han sido asesinadas, muchas de ellas mujeres y niños. Estas son atrocidades que ninguna sociedad civilizada debería tolerar jamás. Y, sin embargo, por alguna razón, las toleramos.
Seamos claros: este genocidio en curso no sería posible sin la bendición y el apoyo de Donald Trump.
Mientras tanto, la guerra en Ucrania continúa. Trump sigue apoyando el envío de armamento avanzado —mucho del cual inevitablemente dañará a la población civil— a una región ya ahogada en sangre. Y, una vez más, se presenta como un supuesto "pacificador".
Seamos sinceros: esta guerra nunca habría alcanzado este nivel sin la interferencia de Estados Unidos y la OTAN. No es una guerra entre Ucrania y Rusia. Es una guerra indirecta: un conflicto entre Occidente y Rusia, con Ucrania atrapada en el medio.
Ahora, mientras Rusia llama a las negociaciones y ofrece abordar las causas profundas del conflicto, ¿qué escuchamos de Kiev y sus aliados occidentales?
Pánico. Histeria. Desesperación.
La exigencia de un "alto el fuego de 30 días" por parte de Ucrania no es una iniciativa de paz sincera. Es una maniobra táctica: un intento desesperado de reagruparse, ya que Ucrania está a la defensiva.
Algunos partidarios de Trump argumentan que este caos forma parte de una estrategia maestra. Pero si esa estrategia implica un genocidio en Gaza, entonces no es brillantez, sino maldad.
Muchos afirman que Trump se ha distanciado de Israel, que se ha distanciado de Netanyahu y del proyecto sionista. Pero no me lo creo. Es pura farsa. El objetivo sigue siendo el mismo: limpiar Gaza y hacer realidad el sueño del Gran Israel.
Allá donde va la política exterior de Estados Unidos, la sigue la destrucción.
Libia, que en su día fue la joya de África, hoy está en ruinas.
Siria, que en su día fue la nación más secular y diversa de Medio Oriente, ha sido destrozada.
Y ahora, Trump elogia abiertamente a un supuesto líder sirio que alguna vez fue un comandante de Al Qaeda, tristemente célebre por sus decapitaciones y brutalidad, instalado con el respaldo de Estados Unidos.
No lo olvidemos: Al Qaeda e ISIS nunca han atacado a Israel. Pregúntese: ¿por qué?
Porque fueron creados y manipulados por el Mossad y la CIA.
Esto no es diplomacia. Son negocios. El "hombre" de Trump en Siria ahora venderá el petróleo del país y usará las ganancias para comprar armas a Estados Unidos, enriqueciendo así una vez más el complejo militar-industrial.
Ese es el verdadero juego. Ese es el verdadero caos.
Trump no es diferente de sus predecesores. De hecho, es más peligroso, porque se disfraza de paz.
Vende muerte y destrucción con una sonrisa: para él todo es una transacción comercial y lo llama hacer la paz…