Mohammad Homaeefar
Desde que se retiró unilateralmente del acuerdo nuclear en mayo de 2018, sucesivas administraciones en Washington han recurrido de manera intensiva a sanciones draconianas como eje central de la política estadounidense de “máxima presión” contra Irán, a pesar del pleno cumplimiento de Teherán con el acuerdo multilateral.
El 8 de mayo de 2018, el entonces presidente estadounidense Donald Trump retiró a Estados Unidos del acuerdo nuclear, conocido oficialmente como Plan Integral de Acción Conjunta (PIAC), y emprendió una política de confrontación contra Irán.
En virtud del PIAC, alcanzado en julio de 2015 y en vigor desde enero de 2016, Irán había aceptado, de buena fe, ciertas limitaciones a su programa nuclear a cambio de un grado de levantamiento de sanciones.
Al asumir el cargo, Trump calificó infamemente el acuerdo nuclear alcanzado por su predecesor como “el peor de la historia” y prometió conseguir un “mejor acuerdo” que también abordara otras cuestiones, como el programa de misiles balísticos de Irán y sus actividades regionales, temas que en Teherán se consideran líneas rojas.
Al retirarse de forma unilateral e ilegal del acuerdo, el presidente estadounidense puso en marcha lo que denominó una campaña de “máxima presión” destinada a forzar a Irán a renegociar un nuevo pacto.
Todos los demás firmantes del acuerdo —Rusia, China, Reino Unido, Francia y Alemania— expresaron su pesar por la decisión estadounidense y se comprometieron a mantener el pacto.
El 6 de agosto de 2018, la administración Trump emitió la Orden Ejecutiva 13846 para restablecer las sanciones levantadas en el marco del PIAC. Las sanciones entraron en vigor al día siguiente.
El Departamento del Tesoro de Estados Unidos también incorporó a su lista de sanciones de “máxima presión” a 700 entidades, incluidas personas, bancos, buques, aeronaves y el sector energético de Irán.
El entonces secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, amenazó abiertamente con matar de hambre a la población iraní mediante sanciones, declarando infamemente que Teherán debía escuchar a Washington si “quería que su pueblo comiera”.
Washington también advirtió que cualquier país que hiciera negocios con Irán no podría comerciar con Estados Unidos.
Como resultado de las sanciones unilaterales estadounidenses, la empresa francesa Total se retiró del campo de gas iraní Pars del Sur, dejando que la china CNPC asumiera el 50 % de su participación en ese yacimiento de gas natural, del cual ya poseía el 30 %.
La CNPC mantuvo ese 80 % de participación hasta octubre de 2019, cuando volvió a retirarse debido a la presión de las sanciones de EE.UU.
Carácter ilegal de las sanciones estadounidenses
Entre 2015 y 2018, cuando el PIAC estaba en pleno vigor, quince informes de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) confirmaron el pleno cumplimiento de Irán con el acuerdo, demostrando que el país cumplía —y a menudo superaba— sus obligaciones nucleares.
La AIEA confirmó que las reservas de uranio enriquecido y de agua pesada de Irán se mantenían dentro de los límites establecidos, señalando que Irán no había superado las restricciones acordadas en actividades nucleares clave y que había proporcionado a los inspectores acceso a todos los sitios necesarios.
La ilegal retirada de EE.UU. y la reimposición de sanciones llegaron tras esos informes, lo que llevó a Irán a enriquecer uranio al 4,5 %, luego al 20 % y, finalmente, al 60 % de pureza, como parte de sus medidas “compensatorias” destinadas a lograr que Washington regresara al acuerdo.
Aun así, Estados Unidos continuó con su política incendiaria y acumuló sanciones ilegales, mientras prometía reducir las exportaciones petroleras de Irán a cero.
Irán, por su parte, decidió llevar su caso contra Estados Unidos ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), basándose en el Tratado de Amistad de 1955.
En consecuencia, el 3 de octubre de 2018, la CIJ ordenó a Estados Unidos levantar las sanciones impuestas a los bienes humanitarios destinados a Irán. De forma unánime, dictaminó que Washington “deberá eliminar, por los medios que elija, cualquier impedimento derivado de las medidas anunciadas el 8 de mayo para la libre exportación a Irán de medicamentos y dispositivos médicos, alimentos y productos agrícolas”.
También ordenó levantar las sanciones estadounidenses sobre repuestos para aeronaves debido a su “potencial para poner en peligro la seguridad de la aviación civil en Irán y la vida de sus usuarios”.
“Otro fracaso para el gobierno estadounidense adicto a las sanciones y una victoria para el Estado de derecho. Es imperativo que la comunidad internacional contrarreste colectivamente el pernicioso unilateralismo de EE.UU.”, tuiteó tras el fallo el entonces ministro de Asuntos Exteriores iraní, Mohamad Yavad Zarif.
Mientras Irán celebró la decisión del tribunal como una victoria que demostraba una vez más la ilegalidad y la crueldad de las sanciones estadounidenses, Pompeo, como era de esperar, rechazó el fallo alegando que el tribunal no tenía ninguna jurisdicción.
La “máxima presión” revive
Irán se mantuvo firme a lo largo de los años a pesar de los innumerables problemas que enfrentó debido a estas sanciones, las cuales no fueron suavizadas durante la presidencia de Joe Biden, entre 2021 y 2025.
El año 2025 marcó el regreso de Trump a la Casa Blanca, tras lo cual reactivó de inmediato su campaña de “máxima presión” contra Irán, aunque con una forma y un enfoque diferentes.
El 4 de febrero firmó un Memorando Presidencial de Seguridad Nacional instruyendo a los Departamentos del Tesoro y de Estado a intensificar las sanciones, con el objetivo, una vez más, de reducir a cero las exportaciones de petróleo iraní y desmantelar sus capacidades misilísticas y su influencia regional.
En un gesto que subrayó las contradicciones del enfoque de Washington, Trump envió una carta al Líder de la Revolución Islámica, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, expresando su disposición a alcanzar un acuerdo, al tiempo que amenazaba a Irán con una acción militar si no se lograba un entendimiento.
En un discurso pronunciado el 7 de febrero, el ayatolá Jamenei recordó que el PIAC, fruto de dos años de intensas negociaciones, fue destruido durante el primer mandato de Trump, y afirmó que negociar con una administración así “no es prudente, inteligente ni honorable”.
La República Islámica, sin embargo, decidió darle otra oportunidad a la diplomacia y entabló negociaciones indirectas con Estados Unidos, mediadas por Omán.
No obstante, en una nueva traición a la vía diplomática, Washington dio luz verde a la agresión militar no provocada e injustificada del régimen israelí contra Irán el 13 de junio, y, después de que Israel quedara acorralado y humillado por la contundente represalia iraní, acudió en su auxilio llevando a cabo sus propios bombardeos contra instalaciones nucleares iraníes.
Al ver la diplomacia como una tapadera para la ofensiva militar —que se produjo dos días antes de la sexta ronda de conversaciones indirectas en Mascate—, Teherán suspendió indefinidamente las negociaciones y detuvo su cooperación con la AIEA, al que acusó de colaborar con Tel Aviv.
La guerra de agresión no provocada entre Israel y Estados Unidos contra Irán demostró que, pese a señales diplomáticas meramente cosméticas, el enfoque de Washington hacia Teherán sigue siendo el mismo.
Más recientemente, en julio de 2025, Estados Unidos impuso su mayor paquete de sanciones desde 2018, dirigido contra más de 50 personas, entidades y buques vinculados a una amplia red naviera que respalda las exportaciones de petróleo de Teherán.
Según observadores, estos acontecimientos dejan claro que la política estadounidense continúa priorizando las medidas punitivas sobre la diplomacia, restringiendo el acceso de Irán a los mercados globales, a los sistemas financieros y a sus ingresos petroleros.
“Yeish al-Adl” como un proxy de la CIA y el Mossad para desestabilizar Irán
Yousef Ramazani
El jefe del Poder Judicial de Irán, Qholamhosein Mohseni Eyei, condenó el lunes el atentado terrorista ocurrido en un tribunal del sureste de Irán, perpetrado por el grupo terrorista Yeish al-Adl, afirmando que tales actos de violencia son “sin lugar a dudas orquestados por Estados Unidos”.
“El criminal Estados Unidos es la causa principal de estos crímenes terroristas, al igual que patrocina las atrocidades sionistas en Gaza y la inestabilidad global”, dijo Eyei mientras expresaba sus condolencias a las familias de las seis víctimas.
El más reciente ataque terrorista en Zahedan, la capital de la provincia de Sistán y Baluchistán, resultó en importantes bajas, con al menos seis muertos y 22 heridos.
Las fuerzas de seguridad iraníes respondieron rápidamente al ataque que ocurrió el sábado por la tarde, neutralizando a tres terroristas fuertemente armados vinculados al grupo terrorista Yeish al-Adl.
La provincia de Sistán y Baluchistán, un frecuente objetivo del terrorismo, limita con Pakistán y ha sufrido repetidos asaltos a civiles y personal de seguridad.
El ataque terrorista más reciente ocurrió semanas después de la agresión israelí-estadounidense contra la República Islámica, la cual fracasó en sus objetivos, ya que la nación iraní se levantó con valentía y unidad.
Los expertos creen que el ataque terrorista del sábado es una continuación de esa misma agresión a través de un grupo terrorista que actúa como proxy de Washington y Tel Aviv.
Orígenes y liderazgo de Yeish al-Adl
El denominado Yeish al-Adl surgió en 2012 de los remanentes de Yundaolá, un grupo terrorista con sede en Pakistán que fue desmantelado por las fuerzas de seguridad iraníes tras la captura y ejecución de su notorio líder, Abdolmalek Rigui, en junio de 2010.
Rigui, el arquitecto de numerosos ataques terroristas mortales en Irán, fue capturado en febrero de 2010 durante un vuelo de Dubái a Kirguistán y posteriormente ejecutado en la prisión de Evin.
Las autoridades judiciales iraníes indicaron que era responsable de la muerte de al menos 154 oficiales de seguridad y civiles desde 2003, y mantenía vínculos con servicios de inteligencia extranjeros.
El grupo terrorista se reestructuró para distanciarse de Yundalá mientras continuaba con su insurgencia. Su ideología mezcla el nacionalismo baluchi con el takfirismo salafista.
Yeish al-Adl afirma buscar “independencia” para la provincia de Sistán y Baluchistán, aunque sus operaciones reales apuntan principalmente a civiles y estaciones de policía para crear caos e inestabilidad.
El grupo terrorista emplea emboscadas, dispositivos explosivos improvisados (IED) y asaltos transfronterizos, aprovechando el terreno accidentado. Está clasificado como organización terrorista por Irán, EE.UU., China, Pakistán, Japón, Nueva Zelanda y Rusia.
El ethos violento del grupo está simbolizado por su insignia verde con un rifle de asalto. Aunque gran parte del liderazgo de Yeish al-Adl sigue siendo oscuro, se han identificado dos figuras clave.
La primera es Salahuddin Faruqui, el líder operativo del grupo, con fuertes vínculos tribales con los militantes baluches de la provincia de Baluchistán, Pakistán. Ha abogado públicamente por la fragmentación de Irán y apoyado la participación militar israelí-estadounidense en Siria y otros estados de la región.
El segundo es Mulla Omar Darajshan, el adjunto de Faruqui y hermano del fallecido Mulla Mauluk Darajshan, fundador de la milicia anti-chií Sipah-e Rasul Allah en la década de 1990, que colaboraba con grupos extremistas con sede en Pakistán.
Faruqui lideró el grupo hasta su muerte en una operación conjunta Pakistán-Irán el 5 de noviembre de 2024. El liderazgo actual sigue sin estar claro, ya que el segundo y tercer al mando también fueron abatidos en esa incursión.
Campaña de terror de Yeish al-Adl en Irán
El grupo terrorista Yeish al-Adl, con sede en Pakistán, ha llevado a cabo numerosos ataques en la provincia iraní de Sistán y Baluchistán, asumiendo la responsabilidad de forma constante a través de sus canales en redes sociales.
La violenta campaña del grupo incluye:
- Agosto de 2012: 10 miembros del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) muertos.
- Octubre de 2013: 14 guardias fronterizos martirizados en Saravan.
- Noviembre de 2013: Fiscal asesinado en Zabol + 14 policías fronterizos muertos.
- Febrero de 2014: 5 policías secuestrados.
- Abril de 2015: 8 guardias fronterizos muertos en ataque transfronterizo.
- Abril de 2017: 9 guardias fronterizos emboscados.
- Octubre de 2018: 12 oficiales de seguridad secuestrados (9 liberados luego).
- Diciembre de 2019: Atentado suicida en Chabahar (2 policías muertos, 40 heridos).
- Febrero de 2019: Bombardeo de autobús que mata a 27 oficiales del CGRI.
- Octubre de 2023: 10 oficiales de la policía iraní muertos en el condado de Taftan.
- Diciembre de 2023: Ataque a una estación de policía que martiriza a 11 oficiales.
- Septiembre de 2024: Emboscada en Miryaveh, matando a tres soldados de la Guardia Fronteriza de Irán.
- Noviembre de 2024: Ataque con dispositivo explosivo que hiere a cuatro oficiales en Qasre Qand.
Irán ha instado repetidamente a Pakistán a tomar medidas contra el grupo terrorista que opera desde su territorio, especialmente después de una serie de ataques transfronterizos y secuestros.
El atentado con bomba en autobús de febrero de 2019, uno de los más mortales, provocó una condena particularmente fuerte por parte de las autoridades iraníes.
Una herramienta de las agencias de inteligencia occidentales
Fuentes de inteligencia iraníes confirman que el grupo terrorista Yeish al-Adl recibe un sustancial apoyo financiero y militar por parte del régimen israelí, Estados Unidos y otras naciones occidentales para llevar a cabo actos de agresión en suelo iraní con el fin de fomentar la inestabilidad e inseguridad.
Irónicamente, a pesar de ser respaldado por estos estados, Yeish al-Adl sigue siendo designado como una organización terrorista por Estados Unidos y algunos de sus aliados, como Japón y Nueva Zelanda.
Su relación con actores extranjeros revela una clara alineación con los intereses occidentales y sionistas. Los objetivos declarados del grupo incluyen derrocar al gobierno de Irán y desestabilizar la región.
El grupo apoya consistentemente las agendas sionistas, incluida la fragmentación de Sudán, mientras evita criticar al régimen israelí o a Estados Unidos. Su financiación proviene del apoyo de la CIA (Agencia Central de Inteligencia de EE.UU.) y el Mossad (servicio de espionaje del régimen israelí), así como del narcotráfico.
Las principales potencias, particularmente Estados Unidos, apoyan instrumentalmente a tales grupos extremistas mientras mantienen estándares dobles, según fuentes informadas. Los sitios web takfiríes alojados en servidores estadounidenses promueven la violencia contra musulmanes, pero se cierran si atacan a occidentales.
“Esto refleja una estrategia colonial de intervención indirecta: avivar los conflictos musulmanes mientras se evita la participación directa. La condena occidental al terrorismo nunca llega a prohibir los medios de comunicación takfiríess que incitan a la violencia”, indicó una fuente que ha investigado el fenómeno del takfirismo.
Yeish al-Adl representa una facción extremista salafista-wahabí, que apoya activamente a los terroristas sirios. Para Estados Unidos, tales grupos sirven a múltiples propósitos: mantener su influencia, promover la islamofobia a través de los medios, distraer de los problemas internos y explotar las capacidades militantes.
Estos terroristas convenientemente promueven los intereses americano-sionistas en varios frentes —desde Kirguistán hasta Siria— mediante violencia, masacres y creación de inestabilidad bajo la fachada de la yihad.
El futuro del grupo, según analistas de seguridad, depende del continuo apoyo externo y el valor estratégico que los extremistas proporcionan a las potencias occidentales que buscan desestabilizar la región.
Sus actividades se alinean perfectamente con los objetivos de debilitar a Irán y mantener el control a través de conflictos manufacturados entre sectas musulmanas.
En 2008, el exjefe del ejército paquistaní, Mirza Aslam Baig, expuso el apoyo estadounidense a Yundolá (el predecesor de Yeish al-Adl), incluyendo entrenamiento militar para los insurgentes, apoyo financiero para desestabilizar Irán e intentos deliberados de tensar las relaciones Irán-Pakistán.
El grupo mantiene vínculos bien documentados con Daesh y Al-Qaeda, compartiendo características como la ideología extremista takfirí, la orientación antiraní y métodos operativos comunes.
Durante una entrevista en noviembre de 2023, el portavoz de Yeish al-Adl, Hosein Baloch, evitó de manera conspicua condenar el ataque de Daesh de octubre de 2023 contra el santuario Shah Cheraq en Shiraz, diciendo: “No queremos responder a esta pregunta en este momento”.
Esta respuesta evasiva sugiere fuertemente una colaboración continua con Daesh, una posible complicidad en el ataque al santuario y objetivos estratégicos compartidos contra Irán.
Conexión con agencias de inteligencia sionistas
Fuentes de seguridad iraníes informan que el grupo terrorista Yeish al-Adl había estado preparando durante semanas un ataque coordinado contra el puerto de Chabahar, en el sureste de Irán.
Tras conocer los planes de ataque del régimen en junio de 2025 a través de contactos con el Mossad, los militantes intentaron explotar la distracción de las fuerzas militares iraníes durante la agresión israelí para atacar la ciudad portuaria estratégica.
Sus objetivos incluían apoderarse de puntos de control policiales y militares para crear una grave crisis de seguridad, alineándose perfectamente con el objetivo más amplio de Israel de desestabilizar la República Islámica.
Sin embargo, el servicio de inteligencia de Pakistán intervino días antes de la operación planeada, alertando a las autoridades iraníes tanto sobre el inminente ataque israelí como sobre el plan de Yeish al-Adl en Chabahar.
En una respuesta rápida, las fuerzas iraníes llevaron a cabo ataques preventivos utilizando misiles y drones contra las posiciones fronterizas del grupo entre Irán y Pakistán, frustrando con éxito el ataque planeado.
La reciente escalada en las actividades del grupo parece estar directamente vinculada a esta operación fallida.
Tras los 12 días de agresión contra Irán, el grupo llevó a cabo dos ataques: uno contra un vehículo policial en Chabahar que mató a tres oficiales, y el ataque del sábado en Zahedan, que resultó en seis muertes.
El domingo, un comandante de la fuerza Basich del Cuerpo de Guardianes de Irán fue asesinado en un ataque terrorista en la capital provincial, según informó el CGRI en un comunicado.
Las fuentes indican que las huellas de los sionistas y los estadounidenses están presentes en todos estos atroces ataques.
¿Cómo la ciencia y la tecnología impulsan la resiliencia económica de Irán?
A la sombra de las sanciones y los vientos económicos en contra, Irán está construyendo uno de los ecosistemas nacionales de innovación más estructurados de Asia occidental, apoyándose en una economía basada en la ciencia y la tecnología para impulsar la resiliencia y la autosuficiencia a largo plazo.
En el corazón de este ecosistema se encuentran las empresas iraníes basadas en el conocimiento, cuyo objetivo es reducir la dependencia del país del petróleo y la tecnología importada. Con más de 4500 registradas oficialmente, estas entidades funcionan como herramientas de política estratégica.
Su objetivo es cerrar la brecha persistente entre la impresionante producción académica de Irán —clasificada entre las 15 mejores del mundo en publicaciones científicas— y la innovación comercial en el mundo real.
Estas empresas se centran en tecnologías críticas y estratégicas, desde productos farmacéuticos y nanotecnología hasta tecnología aeroespacial y de la información y la comunicación (TIC), y a menudo desarrollan alternativas autóctonas a tecnología extranjera.
Junto a estas empresas hay más de 6000 nuevas empresas de diversos sectores, que van desde servicios financieros hasta tecnología agrícola.
Con una resiliencia notable, el ecosistema de startups del país floreció a principios de la década de 2010 a pesar de las estrictas sanciones occidentales. Plataformas locales como Digikala (a menudo llamada el Amazon iraní) y Snapp, comparable a Uber, se han convertido en casos de éxito locales.
La Vicepresidencia de Ciencia y Tecnología de Irán ha liderado este cambio brindando apoyo financiero, legal y de investigación para construir una economía tecnológica local. Durante la última década, ha implementado políticas como exenciones fiscales, capital de riesgo, protección de la propiedad intelectual y apoyo a la exportación para impulsar el crecimiento de los emprendedores.
El país alberga más de 45 parques científicos y tecnológicos, 600 centros de innovación y crecimiento y numerosas fábricas de innovación: centros dinámicos donde empresas emergentes, inversores, aceleradores y laboratorios de I+D se reúnen para impulsar la innovación y el crecimiento.
El Parque Tecnológico Pardis, al este de Teherán, es la joya de la corona, y se autoproclama el “Silicon Valley del mundo islámico”. Estos parques ofrecen infraestructura, apoyo legal y tributación preferencial para empresas de alta tecnología, a menudo ubicadas junto a universidades.
La emblemática fábrica de innovación Azadi en Teherán ya es la más grande de su tipo en Asia Occidental.
Estas instalaciones buscan resolver uno de los desafíos fundamentales de Irán: la comercialización de la investigación académica. Si bien Irán se encuentra entre los 15 países con mayor número de publicaciones científicas a nivel mundial, convertir esa producción en productos listos para el mercado ha sido históricamente un punto débil.
El capital sigue siendo un importante obstáculo; si bien el sector nacional de capital riesgo iraní está en expansión, la financiación internacional sigue siendo en gran medida inaccesible. Para abordar esta deficiencia, el Fondo de Innovación y Prosperidad, respaldado por el gobierno, se ha convertido en la principal fuente de inversión de riesgo del país.
Un pequeño número de fondos de capital riesgo privados emergentes han comenzado a respaldar nuevas empresas en sus etapas iniciales, particularmente en innovaciones de tecnología financiera, comercio en línea y soluciones de energía limpia sostenible, aunque los volúmenes generales de acuerdos siguen siendo relativamente modestos.
Las limitaciones en la infraestructura financiera, en particular la falta de acceso de Irán a la red de comunicación bancaria global SWIFT, restringen significativamente la expansión regional o internacional de las nuevas empresas iraníes.
Uno de los activos más valiosos del impulso innovador de Irán es su reserva de talento en STEM (el acrónimo de los términos en inglés de Ciencia, Tecnología, Ingeniería, y Matemáticas). Cada año, miles de ingenieros y científicos se gradúan de las mejores universidades.
Para retenerlos, el estado ha incrementado el apoyo a través de organismos como la National Elites Foundation y la Scientific Elites Federation, ofreciendo alojamiento, subvenciones y estipendios para investigación.
Para superar los desafíos de infraestructura, la Red de Laboratorios de Tecnologías Estratégicas permite a los investigadores y a las empresas emergentes compartir el acceso a equipos de laboratorio avanzados, un recurso esencial en una economía afectada por sanciones donde la importación de maquinaria sofisticada está frecuentemente restringida.
Sin embargo, la fuga de cerebros sigue siendo preocupante. Muchos graduados de alto nivel se marchan a Canadá, Alemania o Australia en busca de mercados estables, salarios más altos y colaboración global. Las autoridades reconocen el problema, pero insisten en que la madurez del ecosistema revertirá la tendencia con el tiempo.
Si bien los sectores tecnológicos tradicionales siguen siendo una prioridad, Irán apoya cada vez más a las industrias creativas y culturales. Bajo la Iniciativa de Empresas Creativas, las startups de videojuegos, moda, música y medios de comunicación ahora pueden acceder a los mismos beneficios que las empresas de biotecnología o software.
Los funcionarios describen esto como una medida para combinar el crecimiento económico con la diplomacia cultural, alineando el poder blando de Irán con su estrategia industrial.
El gobierno también impulsa la internacionalización de las exportaciones tecnológicas. A través del Corredor de Desarrollo de Exportaciones de Productos Basados en el Conocimiento, ha ofrecido más de 3000 servicios de exportación, desde logística hasta cumplimiento normativo y ferias comerciales.
A pesar de sus limitaciones, la arquitectura de políticas en torno a la economía del conocimiento de Irán es amplia y sorprendentemente coherente. En una región marcada por la volatilidad y la dependencia de los recursos, pocos países cuentan con un enfoque tan elaborado e institucionalizado para el crecimiento impulsado por la tecnología.
En resumen, el sector tecnológico de Irán posee un potencial apasionante para convertirse en una piedra angular de la fortaleza y la independencia económica, con un ecosistema vibrante y prometedor que es resiliente y en constante crecimiento.