Francisco Mercado
Citizen Lab, instituto canadiense que ha formulado el informe a la carta del independentismo catalán sobre el espionaje presuntamente sufrido del CNI, tiene entre sus donantes a la fundación Open Society de George Soros, financiadora en paralelo de entes vinculados con el secesionismo catalán y con el letrado de Carles Puigdemont.
El magnate húngaro llega a invertir en un año nada menos que 1,2 millones de euros en subvencionar actuaciones en España que en ocasiones erosionan la imagen democrática del país. Esto no cuestiona la veracidad o falsedad del espionaje, algo que sólo podría establecer la justicia, pero sí limita su supuesta independencia de las presuntas víctimas secesionistas del hackeo.
El senador popular Pedro Agramunt ya destapó en 2018 las conexiones de Soros con el independentismo: aportó 24.990 euros en 2015 y otros 52.968 euros en 2016 al Instituto de los Derechos Humanos de Cataluña, que organizó un evento de apoyo al independentismo en la sede de la ONU en Ginebra con la presencia de Puigdemont .
Y abonó 2,8 millones de euros (600.000 euros anuales entre 2012 y 2015 y otros 400.000 euros en 2016) a Independent Diplomat Inc, lobby internacional con sede en Nueva York utilizado por el president Artur Mas para sostener el llamado Consejo de la Diplomacia catalán (Diplocat).
Juan Antonio de Castro de Arespacochaga, coautor del libro “Soros, rompiendo España”, lo corroboraba en entrevista a Confilegal: “Esto, de Cataluña, comienza en 2012. Ese año la Open Society Initiative for Europe, OSIFE, de Soros, se implanta en Barcelona.
Al mismo tiempo, el Barcelona Center for International Affairs, CIDOB, comienza también a ser financiado por Soros. Ese mismo año, el Centro de Cultura de Barcelona organiza una famosa conferencia en la que participan Soros y Jordi Vaquer, director de la OSIFE.
Fue el año en el que el presidente de la Generalidad, Artur Mas, le pide ayuda a Independent Diplomat, y crea Diplocat y empieza a crear una imagen de leyenda negra de dictadura contra España en el mundo y de Cataluña como pueblo oprimido”.
El escritor abundaba en esta línea: “Desde Independent Diplomat viene todo lo demás, incluyendo el Atlantic Council y la SGL, Government Relations Lobbying. Existe asimismo una página web desde agosto de 2017, del Catalonia America Council (CAC), en la que a Torra le llaman “presidente de Cataluña”, hablando de comunidad catalana y norteamericana y donde Trump y Torra están como iguales, y donde nos ponen verdes.
Eso está pagado por la Generalitat en un periodo ilegal porque está la aplicación del 155. ¿Por qué hemos dejado que esto ocurra y hemos permitido que la imagen de España se haya deteriorado, permitiendo que se construya una leyenda negra? Porque lo que los separatistas catalanes, con ayuda exterior, han contribuir a crear es una nueva leyenda negra a nivel internacional en la que España aparece como una dictadura fascista”.
De Castro ofrecía más perlas del largo brazo de Soros sobre el independentismo: “Si a la New American Foundation no le hubiera inyectado Soros 250.000 dólares no tendríamos a la señora ésta, María Slaughter, diciendo que Cataluña se va a convertir en una nueva Dinamarca y que sería un perfecto socio del Atlantismo.
Y la demonización internacional de la represión policial del 1-O. Y en eso interviene el húngaro pagando 100.000 dólares al Atlantic Council para que digan que ha habido una brutal actuación de las Fuerzas de Seguridad del Estado. Si no hubiera pasado eso, tal vez no habría habido esta nueva leyenda negra”.
Uno de los presuntos espiados identificados por Citizen Lab es Gonzalo Boye, defensor de Puigdemont, también supuestamente hackeado. Casualmente, Boye es uno de los letrados del observatorio Desc. Este ente es financiado por Soros.
Recibió 40.000 dólares en 2020, por ejemplo. Y apoyos en colaboraciones en denuncias jurídicas y mediáticas sobre violencia policial española como Tarajal: desmontando la impunidad en la frontera sur. “Un trabajo de investigación realizado por la productora Metromuster, por encargo del Observatori DESC, con quien ha colaborado estrechamente en las tareas de investigación.
El documental, con el apoyo de Open Society Foundations, muestra el testimonio de expertos en el fenómeno migratorio, periodistas, juristas, portavoces policiales, activistas y declaraciones de los responsables del Ministerio de Interior, que se contraponen para construir un relato que evidencia las contradicciones y, sobre todo, la sospecha de que no se trata de un simple caso de negligencia policial, sino que responde a una estrategia planificada en la aplicación de las políticas de control migratorio”.
¿Quién hay detrás de Citizen Lab, la entidad que ha destapado el 'Catalangate'?
El
‘Catalangate’ ha vuelto las miradas sobre
Citizen Lab, un “laboratorio interdisciplinar” basado en la Escuela Munk para Asuntos Globales y Política Pública de la
Universidad de Toronto, en Canadá. Con el foco puesto en denunciar y combatir los
abusos de la alta tecnología contra los derechos humanos que realizan tanto el sector privado como actores estatales, su trabajo ha sido fundamental en los últimos años para revelar casos de ciberespionaje, censura, uso de spyware comercial y otros abusos.
Citizen Lab fue
fundado en 2001 por el profesor de ciencias políticas y filósofo
Ronald Deibert. Entonces profesor de relaciones internacionales en el campus canadiense, fue contactado por la Fundación Ford para ver si estaría interesado en un proyecto de tecnología de la información y la
seguridad global. Ofreció como proyecto el Lab, planteándolo como “
contraespionaje a favor de la sociedad civil global”, y lo puso en marcha dentro de la Universidad con la beca inicial de la Fundación Ford de 250.000 dólares.
El laboratorio se declara “independiente de intereses gubernamentales o corporativos” y ha recibido también fondos de, entre otros, las fundaciones Open Society de George Soros, la Fundación Hewlett, el Consejo de Investigación de Ciencias Sociales y Humanidades de Canadá y el Centro de Investigación para el Desarrollo Internacional canadiense.
Actualmente el Lab tiene 25 investigadores a tiempo completo, expertos que, como recordaba Deibert en una entrevista en enero con AP, “podrían ganar cinco o seis veces más en el sector privado”. También cuenta con cerca de media docena de asociados y “fellows”. Entre estos últimos se cuenta Elies Campo Cid, que redactó el informe del ‘Catalangate’.
EVOLUCIÓN E HITOS
El primer gran proyecto de Citizen Lab nació en 2003, estudiando cómo los resultados de búsquedas online variaban según países. Aquello alumbró una alianza con Harvard y se volvió
OpenNet Initiative, que publicaba informes anuales sobre censura en más de 30 países. Con el tiempo, el trabajo del laboratorio fue virando para concentrarse más en la sociedad civil y en la exposición de corporaciones que
venden software a regímenes represivos.
Sus pormenorizadas investigaciones y detallados análisis han producido un goteo constante de revelaciones. En 2008, por ejemplo, Citizen Lab denunció que China estaba espiando a usuarios de Skype, buscando en las conversaciones asuntos conflictivos para el régimen de Pekín como Taiwán o Falun Gong. En 2009 sacó a la luz GhostNet, una operación de ciberespionaje chino que se desarrolló en 103 países para seguir al Dalai Lama y al exilio tibetano. En 2015 revelaron ataques sistemáticos que llevaban produciéndose desde 2008 en países de la Alianza Bolivariana para América a opositores y medios de comunicación independientes. Y en 2016 también expusieron la censura china en WeChat.
En 2016 Citizen Lab reveló que Pegasus, el programa desarrollado por la empresa israelí NSO Group que está en el centro del escándalo del ‘Catalangate’, se estaba aprovechando de vulnerabilidades en productos de Apple. Un año después expuso también el espionaje con Pegasus de periodistas, abogados y miembros de la sociedad civil en México. Y en 2018 presentó “con alta confianza” conclusiones de que el polémico programa infectó el teléfono de un disidente saudí en Canadá, una operación que se atribuyó a Arabia Saudí y que se cree que pudo servir para espiar a Jamal Kashoggi, el periodista cuyo asesinato se cree que autorizó el príncipe Mohamed Bin Salman. En diciembre del año pasado denunciaron que representantes de Emiratos Árabes Unidos instalaron el programa en el teléfono de la esposa de Khashoggi meses antes del asesinato.
El trabajo del laboratorio, que también explora vulnerabilidades en herramientas tecnológicas y recientemente expuso las de algunas aplicaciones relacionadas con Covid, ha sido influyente y también aplaudido.
Citizen Lab, por ejemplo, colaboró con Facebook (ahora Meta) para investigar el
espionaje con Pegasus de 1.400 usuarios de Whatsapp que se detectó en 2019. En aquella investigación aparecieron entre los afectados políticos catalanes de partidos independentistas. Facebook (ahora Meta) demandó a NSO. También
ha demandado al fabricante de Pegasus Apple, y en su anuncio de la demanda, en diciembre del año pasado, la compañía de Cupertino elogió a Citizen Lab.
Fuente: Es Diario