La UE hizo un cálculo de las pérdidas ocasionadas por sus propias restricciones, y resultó que pagaron 185.000 millones de euros de más solo por el gas. Sin embargo, el bloque planea aprobar el nuevo 12.º paquete de sanciones, mientras que Rusia duplicó sus suministros a Asia y superó con éxito el techo del petróleo, restableciendo sus ingresos.
La idea de rechazar los combustibles rusos y cambiar a proveedores de gas alternativos resultó demasiado costosa para Europa. Así, según Eurostat, el valor de las importaciones ha subido a una media de 15.200 millones de euros al mes: 7.700 millones para el gas natural licuado (GNL) y 7.500 millones para el gas de gasoducto, mientras que antes eran 3.600 y 2.300 millones de euros, respectivamente.
Antes de introducir las restricciones contra las fuentes de energía rusas, la UE recibía alrededor del 40% del gas desde Rusia. Aunque el suministro ha caído cuatro veces, Moscú ha ganado 14.000 millones de euros más en el mismo mercado europeo gracias al aumento de los precios. Además, hasta el 70% de las exportaciones de petróleo se han reorientado a Asia.
En el verano de 2022, la cuota de Rusia en las importaciones europeas de petróleo y derivados cayó al 2%, y la de gas, al 13%. Sin embargo, luego Bruselas
aumentó considerablemente las compras de GNL ruso hasta llegar a la cifra de 6.100 millones de euros en 2023.
"Se ha invertido tanto esfuerzo en deshacerse del gas por gasoducto procedente de Rusia, solo para sustituirlo por GNL", señala Jonathan Noronha-Gant, especialista en combustibles fósiles de Global Witness, una organización no gubernamental internacional.
Las sanciones provocaron interrupciones en la cadena de suministro y un aumento de los precios de la energía en todo el mundo, y el propio Occidente se enfrentó a una crisis energética. Las consecuencias de la misma no se hicieron esperar, con la aceleración de la inflación y la perspectiva de la desindustrialización. La mayor economía de la UE —Alemania— fue la que más sufrió, experimentando
el descenso de la producción y la recesión.
Aunque, conforme con el Centro de Estudios Europeos Wilfried Martens, la UE destinó en 2022 más de 600.000 millones de euros a la energía —solo para subvenciones a los consumidores—esas medidas no impidieron que la producción de acero de la UE, por ejemplo, se redujera en un 11% en 2022 y otro tanto en 2023, siendo Alemania el país más afectado. Por ello, algunos economistas prevén la quiebra del modelo industrial alemán arrastrará consigo a toda Europa Central y Oriental.
A comienzos de diciembre, el canciller alemán, Olaf Scholz, acusó a Moscú de cortar el abastecimiento de gas al continente europeo. En respuesta, el presidente ruso, Vladímir Putin, afirmó que Rusia, a pesar de las actuales circunstancias geopolíticas, sigue suministrando gas a Europa porque es "un socio fiable".
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El hecho de que Europa no reciba suficiente gas es su problema; curiosamente, intentan echarnos la culpa a nosotros, de que no vendemos algo (...) No fuimos nosotros quienes cerramos el gasoducto Yamal-Europa, no fuimos nosotros quienes cerramos el segundo ramal del gasoducto a través de Ucrania, no fuimos nosotros quienes volamos Nord Stream y parcialmente Nord Stream 2, lo más probable es que lo haya hecho EEUU", subrayó Putin.
En este contexto y en el marco de la crisis energética que vive el continente europeo, con la inflación galopante y
la recesión económica, la UE planea aprobar el duodécimo paquete de sanciones contra Rusia. Así, los 26 países de la Unión han firmado ya el proyecto, y "queda una formalidad"
informa Financial Times, citando a un diplomático europeo.
Rusia ha declarado en repetidas ocasiones que el país hará frente a la presión de las sanciones que Occidente empezó a imponer a Rusia hace varios años y sigue intensificando, y señaló que los países occidentales carecen de valor para reconocer el fracaso de tales medidas punitivas.
A pesar de las sanciones, el Producto Interno Bruto (PIB) del país euroasiático
creció un 4,9% en el segundo trimestre de 2023 respecto al mismo periodo del año pasado, según los datos del Servicio de Estadísticas de Rusia (Rosstat).
El Kremlin: a la UE se le está agotando el repertorio de sanciones contra Rusia
MOSCÚ (Sputnik) — A la Unión Europea (UE) se le están agotando las opciones para ejercer presión a Rusia, afirmó el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, al comentar la más reciente batería de sanciones aprobada por el bloque comunitario.
"El duodécimo paquete es un claro testimonio de que el repertorio de áreas para imponer sanciones se está agotando", dijo Peskov a los periodistas.
Según la base de datos Castellum.AI, Rusia es el país más castigado por las sanciones, por delante de Irán, Siria, Corea del Norte, Bielorrusia y Venezuela, pues desde febrero de 2022 se activaron más 16.000 nuevas medidas restrictivas contra el país, en adición a las 2.695 que ya estaban en vigor.
Empresas occidentales declaran pérdidas de más de 100.000 millones de dólares por abandonar Rusia
Las compañías que anunciaron su retirada de Rusia tras el inicio de la operación militar especial en Ucrania, a comienzos del 2022, sufrieron pérdidas de más de 103.000 millones de dólares, informó este domingo 17 de diciembre el 'New York Times'.
El informe del diario estadounidense, titulado "Cómo Putin convirtió un boicot en una bonanza", señala que Rusia ha logrado beneficiarse de la salida de empresas occidentales, incluso dictando las condiciones para que retiren sus negocios del país.
Muchas fueron motivadas por solicitudes del líder ucraniano, VolodímirZelenski, quien vio esto como una forma de dañar la economía rusa, señala el artículo. "Cientos de empresas respondieron al llamado. Políticos y activistas predijeron que ayudaría a estrangular la economía rusa y socavar el esfuerzo bélico del Kremlin", apuntó el informe.
Las reservas de oro de Rusia alcanzaron un nuevo récord.
Las reservas de oro de Rusia, gracias al aumento de los precios mundiales de este metal, alcanzaron la cifra récord de 151,9 mil millones de dólares, el nivel más alto de la historia moderna. El máximo anterior fue de 148.700 millones de dólares en octubre.
"China se está desvinculando de Occidente y apuntalando a amigos, no Estados Unidos. Es mucho, mucho peor de lo que pensamos". David P. Goldman
"Los analistas occidentales afirman que la disminución de las importaciones chinas es un signo de debilidad. No es tan simple: S&P Global informa que China ha sustituido insumos nacionales por insumos extranjeros en la industria de alta tecnología, por ejemplo, vehículos eléctricos. Además: China importa mucho más de la ASEAN y América Latina, menos de los mercados desarrollados. China está consolidando una zona económica en Asia y en otras partes del Sur Global".
Occidente usa como arma la inmoralidad de las sanciones económicas
Valdir da Silva Bezerra
La relación entre poder económico y coerción se ha convertido en una de las principales características de la política de sanciones de Estados Unidos y sus aliados. Partiendo de su posición hegemónica en el escenario global, Washington y Occidente han utilizado las sanciones como principal herramienta geopolítica contra sus actuales adversarios.
Ciertamente, la influencia de estas sanciones tiene un impacto no despreciable en la situación interna de los países afectados. Actualmente, cuando las economías nacionales se encuentran en un alto nivel de integración con las cadenas comerciales globales, el uso de la guerra económica empleada por Estados Unidos y sus aliados se convierte en un elemento importante en su confrontación con los Estados insumisos.
A su vez, desde la Guerra Fría, el uso de sanciones por parte de Occidente ha tenido como objetivo desempeñar un papel limitante en las políticas internas y exteriores de países seleccionados, imponiendo altos costos económicos y sociales a su desarrollo.
Las sanciones van desde la cancelación de acuerdos comerciales y la congelación de activos (como ocurrió con Rusia en 2022), hasta prohibiciones de viaje y muchas otras restricciones financieras. En cualquier caso, independientemente de la forma que adopten, el uso de sanciones unilaterales como forma de coerción es una decisión ilegal desde el punto de vista del derecho internacional.
Además de los propios estadounidenses, las democracias occidentales de la Unión Europea y Japón (en resumen: los países del G7) son los principales ejecutores de las sanciones en todo el mundo. Motivados sobre todo por el deseo de obligar a las naciones objetivo a actuar de acuerdo con sus dictados, los países occidentales se convierten en los principales responsables de desestabilizar la situación interna de varios gobiernos locales. Esto sucede porque esta política de sanciones suele afectar a toda la población del país, en lugar de estar dirigida exclusivamente a sus élites. Por tanto, de ello se deriva su carácter altamente antidemocrático e inmoral.
Además, la eficacia de las sanciones económicas a la hora de modificar el comportamiento de los Estados objetivo es muy discutible. Tampoco es raro que los gobiernos que las imponen acaben sufriendo el efecto búmeran de su uso, como ocurrió con las naciones europeas a partir del año pasado tras sancionar a Rusia, al presenciar escenarios de alta inflación y cambios en los precios de la energía en el continente.
Sin embargo, la relativa degradación de las condiciones de vida de las poblaciones afectadas por las sanciones socava el falso discurso occidental en defensa de los derechos humanos. Después de todo, está más que claro que aplicar sanciones económicas unilaterales contra un país es una de las violaciones a los derechos humanos más graves jamás conocidas.
En cualquier caso, el objetivo político de Washington y sus aliados sigue siendo ejercer presión sobre los gobiernos que llevan una política exterior independiente, obligándolos a actuar según sus dictados y preferencias. Un ejemplo de ello son las sanciones que llevaron a Irán a firmar el Plan de Acción Integral Conjunto en 2015, en virtud del que Teherán terminó aceptando regulaciones estrictas sobre su programa nuclear. Además de Irán, las economías de América Latina también formaron parte de este círculo vicioso.
Aunque las circunstancias y los resultados específicos variaron, el denominador común fue que tales sanciones causaron sufrimiento a la población civil de los países latinoamericanos, provocando estancamiento económico e inestabilidad política.
Tenemos el caso de Cuba, por ejemplo, que se encuentra bloqueada por Estados Unidos desde los años 60. Esta situación tuvo un impacto desastroso en la economía de la isla, limitando su acceso al mercado internacional y crediticio, obstaculizando así su desarrollo económico en posteriores décadas. Aunque el Gobierno cubano modificó algunas de sus posiciones más radicales después del final de la Guerra Fría, las sanciones estadounidenses contra el país siguen vigentes, lo que provoca que los ciudadanos cubanos experimenten privaciones significativas.
Venezuela, otra nación latinoamericana, también se vio afectada negativamente por las sanciones económicas aplicadas por Washington. En particular, Estados Unidos impuso sanciones a Venezuela con el pretexto de que Caracas estaba provocando violaciones de los derechos humanos del pueblo venezolano. Sin embargo, parte de la razón detrás de estas sanciones es que Venezuela ha optado por llevar a cabo una política exterior que no responde y es indiferente a los intereses estadounidenses. En cualquier caso, las medidas adoptadas por el país norteamericano tuvieron un impacto muy negativo en la economía venezolana, provocando crisis de hiperinflación, escasez de alimentos y emigración masiva de sus ciudadanos a los países vecinos.
En resumen, una cosa que está clara es que, a pesar de estar dirigidas retóricamente contra los gobiernos, las sanciones impactan mucho más a las poblaciones y a los ciudadanos comunes, exacerbando los problemas locales en lugar de resolverlos. Después de todo, el aislamiento casi total de un país de los mercados internacionales, especialmente en el contexto actual de integración global en el que vivimos, no puede tener otro resultado que un desequilibrio sustancial en la economía local, afectando así el futuro de sus residentes.
Actualmente, las sanciones draconianas impuestas a Rusia como resultado de su operación militar especial que comenzó en 2022, restringiendo el acceso de Moscú a sus activos en instituciones financieras controladas por Occidente, no han hecho más que acelerar el movimiento global hacia la desdolarización y la implementación de transacciones comerciales en monedas locales.
A medida que otras naciones se sumen a este proceso, liderado por los BRICS, tendremos una situación en la que las sanciones aplicadas por las naciones centrales del sistema perderán peso, incapacitando al G7 para continuar con su chantaje a nivel internacional. Bien merecido, porque al violar durante años el derecho internacional y las normas de buena conducta, fue el propio Occidente el que contribuyó a la pérdida de legitimidad de su falso orden (que nunca lo fue) basado en reglas.