Aleksandr Dugin
Hay que acabar con lo DEI, lo cual no va en contra de que existen una pluralidad de pueblos, de etnias, culturas, civilizaciones y religiones. Pero son identidades colectivas y no individuales.
Ser blanco es una característica sin importancia, exactamente igual que ser negro, amarillo o verde, a diferencia de lo que sucede con respecto a ser inglés, francés, ruso, chino, fulani, sioux o maorí. La identidad es antes que nada cultural, histórica, lingüística y espiritual.
Lo étnico es muy basto. La raza no, es una aproximación muy burda que no dice casi nada sobre el sentido o el significado de la identidad. Quienes han perdido gran parte de su identidad son los afroamericanos, pues los esclavistas blancos los privaron de su identidad yoruba, fon y bantú.
El concepto de raza negra tuvo en su origen un significado colonial, peyorativo y humillante. Era la negación de todo lo blanco, mientras que la raza blanca, a la inversa, es la negación de todo lo negro. Todas las formas de racismo son repugnantes y horribles, ya sea que se trata del racismo blanco o antiblanco.
El racismo fue creado por los liberales como un modo de negar la identidad étnica de los pueblos. Es un concepto artificial que hace parte de la teoría globalista. El pueblo y los pueblos de América son un concepto muy atractivo más allá del racismo liberal y del individualismo liberal.
No hay ninguna lengua blanca. Hay una plétora de lenguas indoeuropeas: inglés, latín, griego, ruso, celta, pero también persa, hindi, tayiko, pastún (afgano) y urdu (pakistaní). Los pueblos afganos o pakistaníes son indoeuropeas. ¿Blancos? Originalmente sí.
Ser racista es ser un individuo totalmente ignorante frente a la historia, la cultura y la lingüística. Las etnias, la tradición, la cultura y la identidad son realidades colectivas. Nuestros enemigos meten todo en el mismo cubo de la basura, es por eso que recazo toda forma de racismo.
Pero es natural para cualquier pueblo vivir en su propia tierra manteniendo sus raíces históricas. Occidente para los occidentales y el resto para los orientales. África para los africanos. China para los chinos. Eurasia para los euroasiáticos.
Todo tipo de universalidad está limitada geográficamente. No existe ninguna verdad universal. Todas las verdades están culturalmente precondicionadas y dependen de la civilización. Yo pertenezco a la civilización cristiana ortodoxa rusa, esa es mi verdad. Para mí Cristo es el Señor, el Hijo de Dios.
Si lo aceptas, eres ruso. Si no lo aceptas, eres otra cosa. India para los hindúes. Todo lo demás es colonialismo y globalismo. América para los americanos, para los que se consideran estadounidenses, que respiran, hablan y piensan como estadounidenses.
La inmigración, la confusión y la mezcla obligatoria es el arma de los globalistas que intentan destruir identidades, pueblos y culturas étnicas como un medio para crear especies posthumanas que serán fáciles de sustituir por robots. El ser sin ethnos es casi robot. El das Man.
La mejor solución para Ucrania es la de Trump: no es mi guerra. Esa es la cuestión. Es el problema de Moscú, Kiev o UE. Estados Unidos no tiene interés ahí.
Estoy en contra de toda forma de jerarquía entre los pueblos. No puede haber tal cosa.
Dejemos que compitan las ideas: un desafío al globalismo
Hoy en día nombres peyorativos como «extrema derecha», «fascista» y «seguidor de Putin» han perdido su sentido al ser sobreutilizados por los censores woke. Ya no producen ningún efecto o, en vez de eso, producen un efecto contrario. Después de la confesión de Zuckerberg sabemos todo sobre la estrategia globalista en contra de la libertad de expresión.
Lo realmente importante son las ideas, sean estas de izquierda, derecha, transversales, futuristas, viejas, nuevas, conservadoras o progresistas. Ha llegado la hora de dejar de intercambiar insultos y más bien debemos hablar de ideas.
Hago un ultimátum: dejemos de usar términos peyorativos con tal de practicar esa reducción ad Hitlerum o demonizar a los liberales y globalistas. Supongamos que los liberales y los globalistas tienen algunas ideas, entonces dejemos que las expongan y las defiendan. Nosotros estamos más que dispuestos a hacer lo mismo.
El siglo XX fue repugnante, degenerado, perverso, totalitario y estúpido en sus tres versiones principales: liberalismo, comunismo y fascismo. Los tres pretendían tener valores morales absolutos que no eran nada, únicamente sistemas modernos arbitrarios y construidos artificialmente.
Con Trump y Musk tenemos la oportunidad de pasar al siglo XXI. Cada ideología se reduce a partir de ahora a su núcleo y tiene que demostrar su validez en medio de una libre competencia. Yo prefiero trascender las tres ideologías del siglo XX y tengo argumentos para ellos. Otros pueden defender el liberalismo, el comunismo y el fascismo, pero nadie tiene la verdad absoluta. Lo mismo pasa con los judíos, después de Gaza y el timorato nazi de Zelensky la superioridad moral de los judíos se ha desvanecido. Ellos son un pueblo como otro que no puede pretender tener la verdad moral absoluta. Podemos estar de su lado o no. Ya nadie nos obliga a aceptar el orden basado en reglas, Trump es la libertad total. Sé lo que eres. Haz lo que quieras.
Creo que Cristo es el Rey, Dios, Hombre. Creo en la Iglesia Ortodoxa y sus enseñanzas. Creo en la santa Madre Rusia. Y creo que el Imperio cristiano es la única forma legítima de sistema político.
Seguro que otros tienen opiniones e ideas distintas. Eso es estupendo. Hablemos, no nos demonicemos, no nos matemos los unos a los otros. Hay diferentes religiones y sistemas políticos. Dejemos que compitan.
Soy partidario de la libertad de expresión, pero no sólo para los liberales, sino para todos.