Larry C. Johnson
Dudo en usar la frase " problema de relaciones públicas " con respecto a la reciente y patética ofensiva de encanto de Bibi Netanyahu en redes sociales porque implica algo trivial y sin importancia. Es todo lo contrario. La gira de propaganda de Netanyahu en redes sociales es una señal de miedo y debilidad. Cuando las Fuerzas de Ocupación Israelíes ( FOI ) asesinaron a los cinco periodistas la semana pasada, ese crimen de guerra desató una fuerte dosis de indignación y protesta internacional. Netanyahu está tan acostumbrado a mentir y confía tanto en su capacidad para convencer a otros de que crean sus mentiras que decidió contactar a podcasters afines al sionismo y obtuvo una plataforma que esperaba detuviera la hemorragia de apoyo público a su campaña de genocidio.
La semana pasada, Benjamin Netanyahu apareció en los siguientes podcasts populares:
- Valuetainmentcon Patrick Bet-David (25 de agosto de 2025): Netanyahu discutió los conflictos de Israel, acusó a los críticos de desinformación, compartió ideas sobre la batalla con los representantes de Irán y abordó las relaciones internacionales, incluidas las reacciones a las acusaciones de genocidio.
- TRIGGERnometry Podcast(20 de agosto de 2025): Concedió una entrevista detallada que abordó diversos temas, como la seguridad regional, la estrategia política y la situación actual en Gaza.
Además, a principios de agosto, Netanyahu apareció en el podcast británico The News Agents (4 de agosto de 2025) para hablar sobre los planes y la postura del gobierno israelí respecto a Gaza.
Esta es una clara señal de que el apoyo al genocidio sionista en el llamado mundo civilizado está disminuyendo; de lo contrario, Netanyahu se habría conformado con pontificar desde su púlpito gubernamental en Tel Aviv. No creo que la manipulación en redes sociales salve la bien ganada reputación de Israel como un estado terrorista que asesina alegremente a mujeres y niños.
Durante la guerra de Gaza, las FDI afirmaron que el batallón Zeitoun fue derrotado, pero ahora admiten que quizá se precipitaron. La misión: arrasar el barrio, tanto en la superficie como bajo tierra. «Supongo que nos volveremos a encontrar», dijo un comandante, «quizás por octava vez en Zeitoun».
Pero, ¿qué pudieron lograr las Fuerzas de Defensa de Israel esta vez que no lograron en las seis ocasiones anteriores, cuando las divisiones 36, 99, 252, 126 y 98 lucharon aquí? De hecho, parece que todas las unidades que sirvieron en Gaza en los últimos dos años han participado en la derrota del Batallón Zeitoun de Hamás...
A lo largo de la guerra, altos funcionarios de defensa y del gobierno han declarado a la prensa que el Batallón Zeitoun había sido derrotado y había dejado de funcionar como unidad militar. Pero ahora, afirman que podrían haberse apresurado al hacer esa afirmación. Actualmente, según el ejército, el batallón está listo para el combate y cuenta con unos 400 combatientes, pero muestra una "autoconfianza exagerada" ante el inminente combate con las FDI.
¿Adivinen qué? Según el Middle East Spectator , las Fuerzas de Defensa de Israel (FOI) recibieron hoy (viernes) una paliza a manos del Batallón Zeitoun :
Las Fuerzas de Defensa de Israel se están retirando del barrio de Al-Zaytoun, después de que las fuerzas de rescate fueran emboscadas por combatientes de Hamas, lo que provocó una muerte y 11 heridos.
ÚLTIMA HORA: No se ha logrado contactar con los cuatro soldados israelíes desaparecidos en Ayn Al-Zaytoun, en la Franja de Gaza; ahora hay cada vez más especulaciones de que todos ellos podrían haber sido capturados por Hamás.
Los medios de comunicación hebreos informan ahora que el equipo de búsqueda y rescate de las FDI se ha "dado por vencido" en la búsqueda de los cuatro soldados desaparecidos, y el gobierno israelí está preparando un importante comunicado de prensa.
Este desastre puede reforzar la posición del jefe de las FDI, quien, según se informa, se opone firmemente a realizar más operaciones militares terrestres en la ciudad de Gaza.
La valentía demostrada por los combatientes de Hamás está creando una leyenda entre el pueblo palestino que perdurará e inspirará a otros a resistir. A pesar de los esfuerzos occidentales por presentar a Hamás como terrorista , no están matando civiles... se enfrentan al ejército mejor equipado de la región. Estos guerreros palestinos luchan por la libertad y para vengar el asesinato de sus familiares y amigos... No tiene nada que ver con la cortina de humo occidental que pretende imponer la sharia a los musulmanes .
Esta victoria táctica del Batallón Zeitoun no elimina las ventajas estratégicas sionistas, pero es un duro recordatorio de que después de 23 meses de brutales ataques por parte de los sionistas, los palestinos todavía están dispuestos y son capaces de luchar.
Antisemitismo, el eterno comodín de los falsos semitas
Alberto García Watson
Se pronuncia, y de inmediato la sala se queda en silencio, como si alguien hubiera invocado un conjuro medieval. ¿Quién necesita argumentos, pruebas o historia, cuando tienes un término blindado por más de un siglo de cansina repetición?
El historiador Felix Morgenstern nos recuerda lo que parecería demasiado evidente para necesitar explicación, existen judíos semitas, sí. Pero también lo son los árabes, los asirios, los etíopes y otros pueblos que llevan siglos hablando lenguas semíticas y viviendo en la región. Es decir, el club de los semitas tiene muchos socios. O, mejor dicho, los tenía. Porque cuando llegó el neolenguaje político, alguien decidió cerrar el registro de miembros y dejar un solo invitado en la lista.
De este modo, antisemitismo no significa lo que suena, odio hacia los pueblos semitas, sino algo mucho más selectivo, odio hacia un solo pueblo, dejando fuera a todos los demás. ¿Los árabes? Excluidos. ¿Los palestinos? Invisibles. ¿Los etíopes? Mejor ni mencionarlos. Es como si te venden una entrada para “el concierto de todos los artistas de jazz”… y solo toca un clarinete desafinado.
¿Por qué esta extraña amputación semántica? Porque la palabra nunca nació para ser precisa. Según la enciclopedia Britannica, el término fue inventado en 1879 por un alemán, Wilhelm Marr, agitador profesional y creativo del marketing del odio que consideró que “odio a los judíos” sonaba demasiado vulgar. Entonces la envolvió en celofán pseudocientífico y la bautizó con el tono serio de un tratado filológico. Y así, un acto de propaganda se convirtió en categoría moral. El truco fue tan bueno, que seguimos usándolo siglo y medio después.
Pero aquí es donde la historia se vuelve aún más irónica, la mayoría de los israelíes actuales no son descendientes directos de los antiguos hebreos de la tierra santa, sino ashkenazíes, descendientes de comunidades judías de Europa del Este, muchas de las cuales tienen su origen en los jázaros, un pueblo túrquico que se convirtió al judaísmo en la Edad Media. Dicho de otro modo, gran parte del Israel moderno está compuesto por conversos medievales caucásicos que hoy reparten carnés de “semitismo auténtico”.
Mientras tanto, los palestinos, esos a quienes rara vez se incluye en la ecuación, poseen, según múltiples estudios genéticos, una continuidad biológica mucho mayor con los antiguos hebreos de la región. Es decir, los que hoy son tachados de “antisemitas” conservan en su ADN la memoria de los semitas bíblicos, mientras que quienes los acusan, en la mayoría de casos, no tienen conexión genética significativa con la tierra santa. Un chiste histórico tan cruel que ni Aristófanes se atrevería a escribirlo.
Morgenstern lo resume con bisturí académico y sarcasmo contenido:
“Lo único que me niego a tolerar más que los prejuicios, la intolerancia y el racismo…es la ignorancia deliberada y la bastardización del lenguaje. Si no sabes lo que significa algo, no lo repitas.”
Y, sin embargo, se repite. Y se repite. Y se repite. La palabra antisemitismo se despliega en discursos políticos, titulares de prensa y declaraciones institucionales como un comodín intocable. Y cada vez que se usa, vuelve a suceder lo mismo, se refuerza una definición tramposa que borra a millones de legítimos semitas del mapa.
La ironía es demasiado grande para pasarla por alto:
- Una palabra que debería incluir a todos los pueblos semitas los excluye casi a todos.
- Una narrativa que presume defender la memoria histórica, la retuerce para borrar genealogías enteras.
- Y un término que nació como un disfraz de odio, hoy se utiliza como arma moral para acallar cualquier crítica.
Así que la próxima vez que escuches antisemitismo en boca de un político, un periodista o un tertuliano, pregúntate, ¿de qué estamos hablando realmente? ¿De odio a los semitas…o de un monopolio lingüístico que sirve para blindar un relato?
Porque si hay algo más discriminatorio que el odio abierto, es el odio disfrazado de lenguaje respetable. Y antisemitismo es precisamente eso, un término que, bajo la máscara de combatir la intolerancia, perpetúa la mayor de las ironías históricas, darle la espalda a los auténticos semitas.
En definitiva, un error semántico del siglo XIX se convirtió en dogma del siglo XXI. Es por ello que si la palabra se utilizara con honestidad, hoy el mayor acto de antisemitismo de nuestra era sería el genocidio del pueblo palestino, semitas de pura cepa, a manos de quienes monopolizan el término para sí mismos.