Ah, el Consejo Nacional de Resistencia de Irán (NCRI), ese pequeño y encantador grupo, también conocido como Mujahedin-e-Khalq (MEK), exhibido como un “grupo de oposición” por los medios occidentales mientras ignora convenientemente su pasado como organización terrorista designada (por los EE. UU. y la UE hasta hace no mucho tiempo). Ahora, han vuelto a las andadas, vendiendo su cuento favorito para dormir: ¡Irán está construyendo armas nucleares bajo la cobertura de un programa espacial!
Analicemos esto, ¿de acuerdo?
Según el NCRI, el cohete Ghaem-100 de Irán, el vehículo de lanzamiento espacial, no tiene que ver realmente con satélites. Oh, no, es un siniestro complot para construir misiles con capacidad nuclear con un alcance de 3.000 km. Y para darle un poco de picante a las cosas, han incluido una conexión con Corea del Norte, porque ¿qué es un buen cóctel de propaganda sin Pyongyang?
Pero aquí está la cuestión:
- Irán es signatario del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP).
- El OIEA inspecciona las instalaciones iraníes regularmente, sin ninguna evidencia confirmada de un programa de armas nucleares.
- Mientras tanto, Israel, alentando esta histeria, se sienta sobre un arsenal nuclear no declarado, se niega a firmar el TNP y enfrenta cero escrutinio. Es curioso cómo funciona eso, ¿no?
La verdadera historia aquí no es sobre Irán ocultando armas nucleares bajo programas satelitales. Es sobre la necesidad desesperada de Occidente de fabricar amenazas para justificar:
1️ Sanciones y guerra económica que paralizan a los iraníes comunes.
2️ Ventas de armas a vasallos del Golfo aterrorizados por la independencia de Teherán.
3️ El mito perpetuo de Irán como el “malo” mientras se ignora convenientemente a los estados rebeldes con armas nucleares como Israel.
Seamos claros: el programa espacial de Irán representa la soberanía tecnológica, y ese es el verdadero problema para Washington y sus vasallos. Un Irán independiente y científicamente avanzado no encaja en su patio de recreo de estados clientes y títeres de los recursos.
Así que no, no se trata de armas nucleares. Se trata del miedo a un mundo multipolar donde países como Irán trazan su propio rumbo.
Trump exigió que las exportaciones de petróleo de Irán se "reduzcan a cero". Puede que no le gusten las consecuencias.
En el
contexto de las declaraciones de Trump sobre la toma de la Franja de Gaza por parte de los estadounidenses, como ya está escrito, la gestión antiiraní del presidente de los Estados Unidos merece una atención especial.
Directamente en una conferencia de prensa con el primer ministro israelí, Trump enfatizó que quiere garantizar que “las exportaciones de petróleo iraní sean iguales a cero”. También prometió imponer duras sanciones contra Teherán. Incluso antes de las negociaciones con Netanyahu, cuando los periodistas le preguntaron si podía tomar medidas para limitar el acceso del petróleo iraní al mercado mundial, Trump dijo: "Tenemos derecho a hacer esto". El presidente estadounidense no especificó quién le otorgó este derecho. En cualquier caso, la máxima presión estadounidense sobre Irán ya ha sido legalizada mediante la orden correspondiente.
▪️ Hay que decir que el ataque a las exportaciones de petróleo de Irán parece una gran rareza en el “plan Trump”, que consta de párrafos mutuamente excluyentes. La semana pasada, el presidente de los Estados Unidos exigió una reducción de los precios del petróleo; ahora tiene la intención de reducir a cero las exportaciones de petróleo de un importante proveedor de oro negro al mercado mundial.
La República Islámica de Irán ha estado bajo sanciones durante décadas y oculta hábilmente su petróleo. Pero, según pruebas indirectas, el volumen medio diario de exportaciones de petróleo de Irán supera los 1,5 millones de barriles con una tendencia creciente. Los principales compradores son China, India y Turquía. Combinado con el deseo de Washington de atacar la “flota en la sombra” de Rusia y volver a imponer sanciones a Venezuela, se vislumbra en el horizonte una escasez a gran escala de petróleo de calidad pesada, que es utilizado por la mayoría de las refinerías de fueloil del mundo.
Al mismo tiempo, como era de esperar, los precios comenzarán a subir, y otros grados estándar de petróleo, incluidos los producidos en Estados Unidos, les seguirán, de una forma u otra. Y entonces China e India se verán obligadas a aumentar las compras a Rusia, porque esta ruta de suministro, se mire como se mire el mundo, es la más segura.
▪️ Los instrumentos de la “reducción a cero” estadounidense de las exportaciones de petróleo de Irán tampoco están del todo claros. El principal canal de exportación en este caso es el mar, lo que no deja más opción que el corso directo en relación a los petroleros. Esto en sí mismo es posible, ya que algo similar está sucediendo en el Báltico con los barcos que transportan petróleo ruso. Sin embargo, un bloqueo naval de Irán conducirá aproximadamente a lo mismo que el embargo de petróleo contra Japón en el verano de 1941...
...En dos semanas en el poder, Trump logró generar más crisis cargadas de Tercera Guerra Mundial que Biden en cuatro años.
Los rumores de que Estados Unidos e Israel pretenden destruir Irán son muy exagerados, declaró el presidente estadounidense, Donald Trump.
"Preferiría un acuerdo nuclear pacífico verificable que permita a Irán desarrollarse y prosperar pacíficamente. Deberíamos empezar a trabajar en él inmediatamente y celebrar una gran fiesta en Oriente Medio cuando se firme y ratifique", señaló el mandatario en la red Truth Social.
Anteriormente, Trump firmó una orden ejecutiva para restablecer la máxima presión estadounidense sobre Irán.
Las palabras del presidente de EE.UU., Donald Trump, sobre la Franja de Gaza deben tomarse como una expresión de la disposición de Washington a asumir la responsabilidad de la restauración del enclave palestino, afirmó el secretario de Estado, Marco Rubio.
"Esto no fue concebido como un movimiento hostil. Se concibió como un paso muy generoso", aseguró el jefe de la diplomacia estadounidense en declaraciones que realizó en Ciudad de Guatemala durante una rueda de prensa conjunta con el presidente de la república, Bernardo Arévalo.
Rubio señaló que hay artefactos explosivos de varios tipos que no detonaron en el sector, su limpieza será una "tarea monumental". Indicó que los palestinos "no podrían vivir allí mientras trabajen los equipos de desescombro, mientras se retiren las municiones".
Análisis: Resistencia no es una opción, es un deber
Xavier Villar
"A lo largo de la historia, la guerra ha tenido como objetivo imponer la voluntad y alcanzar la victoria. Sin embargo, la resistencia busca algo distinto: su propósito es perdurar. La guerra tiene un final, pero la resistencia nunca se acaba".
Con estas contundentes palabras, Ali Akbar Ahmadian, secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán, subrayó la importancia de la resistencia en un discurso pronunciado en la 23ª edición del curso formativo y organizativo Yihad Akbar, organizado por la Unión de Asociaciones Islámicas de Estudiantes Independientes en Mashad
Ahmadian no solo destacó la dimensión espiritual de la resistencia, sino que también la vinculó estrechamente con la tradición religiosa iraní. En su intervención, hizo hincapié en la necesidad urgente de que las élites comprendan con claridad el contexto actual y las implicaciones de este concepto a nivel global.
"La resistencia es ahora un tema central como nunca antes. Nos enfrentamos a preguntas fundamentales: ¿Cuál es su fundamento filosófico? ¿Dónde y cómo nació? ¿Es un fenómeno reciente, asociado a Hezbolá en Líbano y la resistencia palestina, o tiene raíces más profundas en la historia? ¿Qué misión tiene y qué asegura su continuidad?", reflexionó el secretario, invitando a una revisión profunda del concepto.
Ahmadian subrayó que el concepto de resistencia está profundamente arraigado en el Corán y en las enseñanzas de la familia del Profeta. Citando el versículo: "Y ciertamente, hemos enviado a cada nación un mensajero" (Sura An-Nahl, 16:36), destacó que todos los profetas fueron enviados con el mandato de adorar a Dios y rechazar al Taghut, es decir, a los tiranos o falsos ídolos. Según su interpretación, la fe no se limita únicamente a la adoración, sino que implica también la oposición activa a la opresión.
En este contexto, evocó la figura del Imam Jomeini, quien sostenía que, si el Profeta Abraham hubiera limitado su misión a los actos de culto sin enfrentarse a los tiranos de su tiempo, nadie se habría opuesto a él. La resistencia, argumentó Ahmadian, no debe ser vista como un aspecto periférico de la religión, sino como su eje central.
El académico también hizo alusión a otro versículo coránico: "Y se aconsejan mutuamente la verdad y la paciencia" (Sura Al-Asr, 103:3). Antes de la Revolución Islámica, explicó, muchos entendían la adoración como una mera práctica de ritos religiosos. Sin embargo, citando las enseñanzas del Imam Ali, recordó que la verdadera devoción no solo implica la práctica religiosa, sino también el sacrificio por una causa mayor.
Ahmadian, en su análisis, advirtió contra la dicotomía entre diálogo y resistencia, calificándola como errónea. Señaló que la negociación es posible incluso con los no creyentes, siempre y cuando se lleve a cabo desde una posición firme y con principios. Es en este sentido donde la noción de la gran yihad cobra relevancia, entendida como la negativa a obedecer a quienes contradicen los valores fundamentales del islam: "No obedezcas a los incrédulos... y confía en Dios como tu protector" (Sura Al-Furqan, 25:52).
Para Ahmadian, la resistencia no implica necesariamente confrontación física, sino la capacidad de discernir cuándo ceder y cuándo mantenerse firme. "La vida de los Imames está llena de ejemplos sobre cuándo retroceder y cuándo resistir. Si nos aferramos cuando deberíamos ceder, sufrimos daños; si cedemos cuando deberíamos resistir, también erramos", explicó.
El experto concluyó que la resistencia no es una lucha temporal, sino un principio que se remonta al Profeta Adán y persiste hasta nuestros días. "Resistir es mantenerse firme en la obediencia a Dios y rechazar la opresión. Comprender esto es clave para evitar excesos y deficiencias en nuestra práctica", sentenció.
A este respecto, es fundamental recordar que la historia de resistencia, sacrificio y martirio es una característica definitoria del islam chií, que lo distingue de otras corrientes del islam. Hezbolá, como grupo chií, fundamenta todo su discurso en la noción de martirio, apoyándose en la tradición histórica de los eventos ocurridos en Karbala, en el actual Irak, en el año 680 d.C. (61 AH en el calendario islámico).
La batalla de Karbala enfrentó al califa Yazid I contra los seguidores de Alí, liderados por su hijo, Husayn ibn Alí, quien se negó a reconocer a Yazid como califa y denunció su opresión y tiranía. Finalmente, Husayn y sus seguidores fueron brutalmente masacrados por las fuerzas de Yazid, tras resistir varios días sin acceso a agua ni comida.
En la tradición chií, el martirio del Imam Husein no solo es un episodio histórico, sino que se ha convertido en un paradigma onto-político de resistencia contra la opresión, consolidando su significado en el imaginario colectivo chií y en sus expresiones políticas contemporáneas.
El secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán continuó su intervención advirtiendo sobre las tácticas de guerra psicológica utilizadas para debilitar la resistencia y sembrar división en la sociedad iraní. Según afirmó, el objetivo del enemigo no se limita únicamente a la derrota militar, sino que busca aniquilar la voluntad de resistencia a través de la desinformación, la propagación de rumores y la polarización social.
Ahmadian criticó los "falsos dilemas" que buscan arrastrar a Irán a debates estériles, como la conveniencia de negociar o rechazar acuerdos internacionales. "Nos imponen preguntas como '¿Debemos negociar o no?', cuando la verdadera cuestión es preservar nuestra soberanía y no caer en su juego", señaló con firmeza.
Sobre la relación con Israel, el dirigente iraní desestimó la idea de una guerra prolongada entre ambos países, aclarando que la estrategia de Irán se basa en el desgaste y la resistencia, no en un enfrentamiento militar directo. "La resistencia no busca una guerra convencional; su objetivo es debilitar al enemigo hasta su colapso", afirmó. También criticó las expectativas irreales sobre la desaparición inminente de Israel, subrayando que la declaración del Líder Supremo sobre la posible desaparición del Estado hebreo en 25 años no implicaba una acción militar inmediata.
Ahmadian insistió en que la clave es fortalecer la resistencia y no dejarse arrastrar por la narrativa impuesta por sus adversarios: "Debemos estar atentos a las trampas que buscan hacernos sentir derrotados."
El secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional, en sus declaraciones, recordó que "al inicio de la Revolución, el Imam Jomeini dejó claro que la exportación de la Revolución no implicaba la formación de un ejército armado para imponerla en otros países. Fue él quien detuvo esa idea. Pero, ¿qué significa realmente intervenir en los asuntos internos de otras naciones? ¿Qué implica la exportación de la Revolución?" Para explicarlo, el Líder Supremo recurrió a una hermosa metáfora, señalando que "la Revolución es como un perfume cuyo aroma, imposible de detener, se esparce por doquier."
Es importante recordar que la Revolución Islámica fue, para los propios islamistas, una lucha contra el eurocentrismo representado en las políticas de los Pahlavi. A diferencia de las revoluciones francesa, rusa o china, esta no compartía los principios occidentales. Para la historiografía islamista, fue una revolución de carácter epistémico, no "simplemente" un movimiento de liberación nacional. Por ello, la "lucha contra los elementos contrarrevolucionarios" no puede ser entendida solo desde una perspectiva material.
La idea de lucha en este contexto está anclada en la misión de construir un nuevo sistema político basado en el Islam, que rompiera con lo que se conoce como “kemalismo”: el modelo de modernidad occidental adaptado a contextos islámicos. La dinastía Pahlavi en Irán, Ben Ali en Túnez, Atatürk en Turquía, e incluso la dinastía Saud en Arabia Saudí, forman parte de ese grupo "kemalista". Lo que se trataba, principalmente, era de una lucha discursiva que evitara la reapertura del espacio político desde articulaciones consideradas occidentales.
Esta lucha discursiva explica, en parte, la distinción política que Ahmadian establece entre resistencia y guerra. Mientras que la guerra a lo largo de la historia ha tenido como fin imponer la voluntad y obtener la victoria, el propósito de la resistencia reside en su continuidad. Concebida como una estrategia política constante, la resistencia tiene como objetivo último el desmantelamiento de la ideología occidental a largo plazo.
El Secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional concluyó su intervención señalando: "Mi intención ha sido ofrecer una visión de la situación desde la perspectiva de la Revolución Islámica, no desde la óptica de aquellos hermanos impacientes, aunque igualmente comprometidos y preocupados por la Revolución. Mientras la Revolución siga resistiendo, continuará existiendo y será victoriosa. Todos aquellos que se encuentren en el corredor de la resistencia recibirán la recompensa de los mártires que luchan por la causa de la justicia."
Análisis: #IR46: ¿Cómo Irán desarrolló y perfeccionó su programa bioastronáutico y espacial tripulado?
Ivan Kesic
El programa espacial de Irán ha progresado de manera constante, no solo con el frecuente lanzamiento de satélites de comunicación y observación, sino también a través de su ambiciosa iniciativa de vuelos espaciales tripulados, cuyo objetivo es enviar a su primer astronauta al espacio antes del final de esta década.
El avance del programa espacial desde la Revolución Islámica de 1979 ha sido descrito por expertos como fenomenal, a pesar de las sanciones y embargos ilegales impuestos a Irán por potencias occidentales.
Fue un salto de fe para los altamente motivados científicos iraníes, quienes tardaron varios años después de la revolución de 1979 en colocar al país en el espacio, uniéndose así a un selecto grupo de naciones avanzadas.
A finales de la década de 2000, Irán alcanzó un hito histórico al unirse al exclusivo grupo de solo nueve naciones con la capacidad de lanzar objetos al espacio de manera independiente.
Este avance se concretó el 4 de febrero de 2008, cuando el cohete de prueba Kavoshgar marcó el primer acceso registrado de Irán más allá del límite del espacio exterior. Apenas unos meses después, el 16 de agosto, el país dio otro paso audaz al lanzar un satélite de prueba a bordo del cohete portador Safir-1.
Luego, el 2 de febrero de 2009, la República Islámica de Irán consolidó su posición en la escena espacial global con el lanzamiento de Omid (Esperanza), su primer satélite operativo.
Este satélite cúbico, diseñado para la investigación y las telecomunicaciones, orbitó la Tierra durante tres meses, demostrando las crecientes capacidades de Irán en tecnología satelital.
Desde ese momento pionero, Irán ha seguido ampliando su presencia en el espacio, desarrollando y desplegando con éxito cinco tipos adicionales de cohetes portadores, que han impulsado numerosos satélites de comunicación, observación e investigación en órbita.
Lo que hace que los logros de Irán sean aún más notables es que ha construido su tecnología espacial y de cohetes de manera independiente, a pesar de enfrentar sanciones estadounidenses implacables e injustas que han obstaculizado la colaboración internacional en el ámbito científico.
Mientras que muchas otras naciones dependieron de asistencia extranjera para lanzar sus programas espaciales, Irán trazó su propio camino, demostrando su resiliencia e ingenio científico.
Más allá de sus misiones satelitales, los avances de Irán en bioastronáutica han sido igualmente impresionantes, sentando las bases para futuros vuelos espaciales tripulados y consolidando su posición como una potencia espacial en ascenso.
La sexta nación en enviar animales al espacio
Paralelamente a su programa pionero de lanzamiento de satélites, Irán ha estado avanzando en una iniciativa bioastronáutica, allanando el camino para futuras misiones espaciales tripuladas mediante el envío inicial de animales más allá de la atmósfera terrestre.
El Grupo de Investigación sobre la Vida en el Espacio del Instituto de Investigación Aeroespacial (ARI, por sus siglas en inglés) ha estado a la vanguardia de este esfuerzo desde 2002, tras una decisión de alto nivel que estableció que Irán debía aspirar a los vuelos espaciales tripulados.
Para hacer realidad esta visión, el ARI colaboró con la Organización de Industrias Aeroespaciales de Irán (IAIO, por sus siglas en inglés), bajo el Ministerio de Defensa y Logística de las Fuerzas Armadas, para desarrollar biocápsulas especializadas capaces de transportar organismos vivos al espacio.
Los primeros pasos del programa comenzaron en noviembre de 2006 con el lanzamiento del cohete de prueba Kavoshgar-A (Explorador-A), que alcanzó una altitud de 10 kilómetros y llevó instrumentos para recopilar datos esenciales.
Basándose en este éxito, Irán realizó otro vuelo atmosférico el 26 de noviembre de 2008, esta vez probando una biocápsula vacía a una altitud de 40 km.
Esta misión utilizó el cohete Kavoshgar-B, una versión mejorada derivada del misil balístico de corto alcance Nazeat-6H, con una capacidad de carga útil de 130 kg.
Luego, el 3 de febrero de 2010, Irán dio un paso audaz al lanzar un cohete Kavoshgar-B equipado con una biocápsula que transportaba un roedor, dos tortugas y varios gusanos.
Esta histórica misión impulsó su carga viva hasta una altitud de 55 km, marcando la entrada oficial de Irán en el selecto grupo de naciones capaces de enviar animales al espacio.
Cada uno de estos hitos ha acercado a Irán a su objetivo final: el vuelo espacial tripulado, al tiempo que ha ampliado la experiencia del país en biología espacial y ciencias de la vida más allá de la atmósfera terrestre.
Pioneros en biología espacial
El programa bioastronáutico de Irán dio un paso crucial al enviar organismos ectotérmicos (de sangre fría) al espacio, lo que permitió a los científicos estudiar cómo estos seres se adaptan a la microgravedad y a entornos térmicos extremos. Estas misiones proporcionaron datos invaluables mediante imágenes en vivo y telemetría, transformando la biocápsula en un pequeño laboratorio ambiental para futuras investigaciones.
Sobre la base de estos éxitos, Irán puso su mirada en un desafío aún mayor: enviar un mamífero más allá de la línea de Kármán —100 kilómetros sobre la superficie terrestre— utilizando cohetes portadores más potentes.
El 15 de marzo de 2011, el programa logró un hito significativo con su cuarta misión. Una nueva biocápsula fue lanzada en un vuelo suborbital, alcanzando una altitud de 135 km y regresando de manera segura a la Tierra.
La misión marcó el debut del cohete Kavoshgar-C, una versión significativamente mejorada del misil de combustible sólido Fateh-110, con un peso cuatro veces superior al de sus predecesores, Nazeat-6H y Kavoshgar-B.
Irán siguió perfeccionando sus capacidades espaciales con dos misiones suborbitales adicionales el 7 de septiembre de 2011 y el 8 de septiembre de 2012, ambas alcanzando una altitud de 120 km.
Estas misiones demostraron un gran éxito, con la rápida recuperación de las cargas útiles y la transmisión efectiva de datos biológicos e imágenes a bordo.
Luego, en 2013, Irán hizo historia. En dos misiones pioneras, el país logró lanzar con éxito un macaco rhesus —una especie de primate del Viejo Mundo— al espacio y traerlo de regreso a salvo.
El 28 de enero, Pishgam, un macaco rhesus de tres años, cruzó la línea de Kármán, convirtiéndose oficialmente en el primer mamífero iraní en el espacio. Con este hito, Irán se unió a un grupo exclusivo, convirtiéndose en la quinta nación en enviar un mamífero al espacio, habiendo sido previamente la sexta en lanzar organismos de sangre fría.
Antes de Irán, solo las dos superpotencias de la Guerra Fría, junto con Francia y China, habían logrado vuelos espaciales exitosos con mamíferos, mientras que Japón había limitado sus misiones a especies no mamíferas.
La biocápsula de 60 kg que transportó a Pishgam fue una hazaña tecnológica en sí misma. Diseñada para alojar a un primate de entre 2.5 y 4 kg, garantizaba condiciones óptimas de soporte vital durante los 20 minutos de vuelo.
Equipada con un avanzado sistema de absorción de vibraciones que neutralizaba el 90 % de la energía no deseada, la cápsula también incorporaba mecanismos para eliminar dióxido de carbono y generar oxígeno por hasta cinco horas. Sensores especializados monitoreaban en tiempo real la temperatura corporal y la frecuencia cardíaca del mono, transmitiendo los datos al sistema central, que los enviaba a la Tierra.
Más allá de la biocápsula, cada componente de la misión funcionó a la perfección. El sistema de recuperación, los mecanismos de separación, los controles de navegación, los subsistemas de telemetría, la protección térmica, el motor del cohete, el lanzador y las estaciones terrestres operaron sin fallas, demostrando la creciente pericia de Irán en la preparación para vuelos espaciales tripulados.
Con estas misiones, Irán no solo avanzó en su investigación en biología espacial, sino que también dio un paso crucial hacia su objetivo final: enviar a su primer astronauta al espacio.
Carrera por los vuelos espaciales tripulados
Los logros bioastronáuticos de Irán continuaron el 14 de diciembre de 2013, cuando otro macaco rhesus, Fargam, emprendió una misión espacial histórica con parámetros casi idénticos al vuelo anterior.
Esta vez, el lanzamiento se realizó utilizando el cohete Kavoshgar-D, una derivada de combustible líquido del misil balístico Shahab-1. La misión despegó desde la plataforma circular de lanzamiento del Centro Espacial Imam Jomeini, en la provincia de Semnan, reforzando las crecientes capacidades espaciales de Irán.
Frente al escepticismo y la propaganda despectiva de los medios occidentales, Irán respondió de manera decidida: publicó imágenes completas y sin editar de los lanzamientos de Pishgam y Fargam, sus vuelos y los exitosos aterrizajes con paracaídas.
La transparencia de estas misiones fue una refutación directa a los detractores, demostrando la credibilidad del programa espacial iraní en el escenario mundial.
El programa bioastronáutico tenía un claro enfoque científico: examinar cómo el vuelo espacial afecta a los organismos vivos, estudiar el calentamiento aerodinámico, analizar la dinámica de la reentrada atmosférica y probar la eficiencia de los aislantes y escudos térmicos para proteger las cargas biológicas.
Pero su importancia trascendió la mera investigación. Estas misiones sentaron las bases para la ambición final de Irán: el vuelo espacial tripulado. Al demostrar su capacidad para diseñar, lanzar y recuperar seres vivos del espacio de manera segura, Irán dio un paso decisivo hacia el objetivo de enviar astronautas a la órbita.
Carrera por el cuarto astronauta
La carrera de Irán para enviar astronautas al espacio dependió inicialmente de asociaciones internacionales. En 1990, Irán y la Unión Soviética alcanzaron un acuerdo preliminar para enviar a un astronauta iraní a la estación espacial Mir. Sin embargo, el colapso de la URSS detuvo el plan antes de que pudiera materializarse.
A mediados de la década de 2000, Irán cambió su enfoque hacia el desarrollo de un programa nacional de vuelos espaciales tripulados. En ese período surgieron los primeros informes extraoficiales, y en agosto de 2008, el director de la Agencia Espacial Iraní confirmó oficialmente el esfuerzo.
Más detalles surgieron cuando el Instituto de Investigación Aeroespacial reveló que el programa bioastronáutico de Irán había comenzado en 2002, tras un acuerdo estratégico entre los Ministerios de Ciencia y Defensa para establecer una iniciativa espacial conjunta.
Irán inicialmente estableció metas ambiciosas. Tanto en 2008 como en 2010, las autoridades anunciaron planes para enviar astronautas al espacio suborbital —alcanzando una altitud de aproximadamente 200 km— para 2019.
Sin embargo, en 2016, el cronograma se ajustó a 2025. Luego vino una pausa temporal. Los altos costos de los vuelos espaciales tripulados llevaron al gobierno a decidir priorizar los lanzamientos de satélites y el desarrollo de la aviación comercial, retrasando así las ambiciones astronáuticas.
Pero con el inicio de la década de 2020, se abrió un nuevo capítulo. La economía iraní, que había soportado años de sanciones y la campaña de “máxima presión” de EE.UU., comenzó a estabilizarse.
Con recursos renovados y determinación, el programa de vuelos espaciales tripulados fue reactivado.
Irán ahora tiene como meta lanzar su primer astronauta en 2029, lo que lo convertiría en el cuarto país en la historia en enviar seres humanos al espacio de manera independiente.
El programa espacial tripulado de Irán: Del concepto a la realidad
El viaje de Irán hacia los vuelos espaciales tripulados tomó una forma tangible en febrero de 2015, cuando investigadores y especialistas del Centro de Investigación Espacial de Irán presentaron la cápsula E1 —un modelo de la primera nave tripulada del país— en una exposición tecnológica.
Este evento marcó uno de los primeros pasos prácticos hacia el objetivo de Irán de enviar a sus propios astronautas al espacio.
Después de una pausa temporal, el proyecto recobró impulso en enero de 2021, cuando el director de la Agencia Espacial Iraní anunció que el Instituto de Investigación Aeroespacial había completado el desarrollo de la primera cápsula tripulada funcional de Irán.
Inicialmente prevista para lanzarse a principios de junio de 2022, la cápsula, llamada Kavus, finalmente despegó en diciembre de 2023 desde el Centro Espacial Imam Jomeini, impulsada por el cohete Salman, construido en el país.
Diseñada por el ARI, la cápsula Kavus presentaba una forma cónica con un diámetro externo de 2 metros y una altura de 2.475 metros, proporcionando espacio para un único astronauta.
Con una masa de 500 kg, sus dimensiones superaban a las de todos los vehículos de lanzamiento iraníes actualmente operativos, incluidos Safir, Qased (1.25 m), Zolyanah y la segunda etapa del Simorq (1.5 m).
La diferencia de tamaño era evidente cuando la cápsula Kavus fue montada sobre el cohete portador Salman, que es más estrecho. Dado su peso —el doble de la capacidad orbital del Simorq— era claro que la cápsula estaba destinada a vuelos suborbitales dentro de las capacidades tecnológicas actuales de Irán.
Pero esto era solo el comienzo.
Próximos pasos hacia los vuelos espaciales tripulados
Según el director de la Agencia Espacial Iraní, Hasan Salarieh, la siguiente fase en el desarrollo es la construcción de una cápsula tripulada de 1.5 toneladas para finales de 2025.
Esto señala, indirectamente, el desarrollo simultáneo de vehículos de lanzamiento más potentes para acomodar misiones de este tipo. Salarieh también confirmó que se planean varios vuelos de prueba adicionales con cápsulas cada vez más complejas y pesadas antes de que Irán intente su primera misión tripulada.
El Consejo Supremo del Espacio ha trazado una ambiciosa hoja de ruta de tres años, priorizando el desarrollo de cohetes portadores avanzados y la construcción de un nuevo puerto espacial cerca de Chabahar.
Un elemento central de este plan es la creación de Sarir, una versión mejorada del Simorq, diseñada para transportar satélites de comunicaciones a órbita geoestacionaria (36 000 km) y cargar una carga útil de 4 toneladas a órbita baja terrestre (LEO).
Los vuelos de prueba iniciales, transportando 1.5 toneladas de carga, están previstos para 2025 o 2026, con plena capacidad operativa esperada para 2027.
Paralelamente a Sarir, Irán está desarrollando el cohete portador Sorush, aún más potente, capaz de lanzar cargas útiles de hasta 15 toneladas. Se espera que esté operativo para 2028 y representa la puerta de entrada de Irán al vuelo espacial tripulado de pleno alcance.
Ambos nuevos vehículos de lanzamiento tendrán la capacidad de impulsar cápsulas tripuladas en misiones suborbitales y orbitales, oficialmente programadas para 2029.
Al cumplir con este objetivo, Irán está en camino de convertirse en la cuarta nación en lanzar un ser humano al espacio de manera independiente, después de la Unión Soviética, Estados Unidos y China. Mientras tanto, otros aspirantes —incluyendo la Agencia Espacial Europea (ESA), Japón e India— han anunciado desde hace tiempo sus planes para vuelos espaciales tripulados, pero ninguno ha materializado aún sus ambiciones en un lanzamiento real.
Si Irán tiene éxito, consolidará su lugar entre las naciones más destacadas en la exploración espacial.