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La caída del régimen de Zelenski y de los regímenes de sus aliados. Análisis
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La caída del régimen de Zelenski y de los regímenes de sus aliados. Análisis

Por Administrator
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directorelespiadigitales/8/8/23
jueves 27 de noviembre de 2025, 22:00h
Thierry Meyssan
El plan ruso-estadounidense de paz para Ucrania ciertamente pondría fin al conflicto. Pero lo más importante es que allanaría el camino para que la verdad se abra paso. No, la operación rusa no es la “agresión militar ilegal, no provocada e injustificada” que nos han descrito hasta ahora sino la aplicación de la resolución 2202 del Consejo de Seguridad de la ONU, o sea es un acto totalmente conforme al derecho internacional. Si son capaces de reconocer el engaño, los pueblos europeos podrían cambiar sus regímenes, de la misma manera que Ucrania cambiará el suyo.
El conflicto en Ucrania parece estar llegando a su fin. Los presidentes de Rusia y Estados Unidos se pusieron de acuerdo sobre la aplicación de un plan de 28 puntos, siguiendo el modelo del que el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó para poner fin al conflicto entre Israel y el mundo árabe.
Los principios directores de ese plan para Ucrania fueron aprobados personalmente por los presidentes Donald Trump y Vladimir Putin, el 15 de agosto en Anchorage (Alaska). Los detalles se negociaron en Miami, del 24 al 26 de octubre, entre el estadounidense Steve Wikoff y el ruso Kiril Dimitriev, pero el plan no fue revelado oficialmente hasta el principio de la semana pasada, al secretario del Consejo de Seguridad y Defensa de Ucrania, Rustem Umerov, antes de que ese individuo huyera a Qatar. El cabecilla del régimen de Kiev, Volodimir Zelenski –cuyo mandato presidencial ya está ampliamente expirado– no tuvo conocimiento de ese plan hasta el 20 de noviembre, cuando el secretario de las fuerzas terrestres de Estados Unidos, Dan Driscoll, y los generales Randy George, jefe del estado mayor de las fuerzas terrestres estadounidenses, y Chris Donahue, jefe de las fuerzas militares de Estados Unidos en Europa y África, viajaron a Kiev para presentárselo.
Durante los 3 últimos meses, las fuerzas rusas han bombardeado a las unidades de los nacionalistas integristas (que el Kremlin designa como “banderistas” o “neonazis”) que operan bajo las órdenes de Andriy Biletsky, quien se hace llamar el “fuhrer blanco” y que ya ha perdido una tras otra la batalla de Mariupol (en mayo de 2022), la de Bakmout/Artiomovsk (en diciembre de 2023) y ahora la de Pokrovsk (en noviembre de 2025).
El 11 de noviembre, el Departamento de Estado estadounidense dio la luz verde para se revelara al público la Operación Midas, una gran investigación del Buró de Lucha Anticorrupción de Ucrania (NABU), en la que colaboran 80 inspectores estadounidenses. La Operación Midas ya ha dado lugar a las dimisiones de 2 ministros –el ministro de Justicia Herman Halushchenko y la ministro de Energía Svetlana Grynchuk–, a la huida del ya mencionado Rustem Umerov, actualmente en Qatar, y parece inminente la renuncia del director de la administración presidencial Andriy Yermak. O sea, Volodimir Zelenski va quedándose solo y se ve obligado a aceptar el plan de paz que le envió Donald Trump o huir el también.
Aunque se ha tratado de hacer creer lo contrario, Zelenski no se atrevió a tratar de modificar las condiciones del plan de paz que los estadounidenses le entregaron el 20 de noviembre. Sólo ha intentado agregarle una amnistía, pero no para los crímenes de guerra sino para los casos de corrupción.
Los ucranianos que quedan en Ucrania –un tercio de la población ucraniana ha huido del país, una mitad de esos emigrados ucranianos se ha ido a Rusia y la otra mitad está en la Unión Europea– se han volteado contra Zelenski, ya que lo habían elegido porque prometía poner fin a la corrupción y ahora descubren que la ha incrementado a un nivel nunca visto. En noviembre, se registraron en toda Ucrania verdaderos motines contra los reclutadores del ejército. Hasta los nacionalistas integristas han llegado a la conclusión de que Zelenski ya no puede ayudarlos a hacer realidad el apocalíptico proyecto de acabar con los eslavos –los nacionalistas integristas ucranianos se creen descendientes de los vikingos– y están buscando la manera de derrocarlo.
Los Estados miembros de la Unión Europea, entidad empeñada en mantener la guerra contra Rusia, no pueden aceptar ahora el plan de paz que plantea Washington y que no es otra cosa que una capitulación. Esos Estados de la UE se dan cuenta súbitamente de que su sueño de debilitar a Rusia no está llamado a convertirse en realidad. Ya se hace evidente que el fin del régimen de Kiev será probablemente el preludio de la caída de los responsables europeos que lo han respaldado.
En efecto, ha llegado el momento de revisar las cuentas. La Unión Europea desembolsó inicialmente 1 000 millones de euros en dinero contante y sonante. Su Comité Militar creó después una Cámara de Compensación que permitía al régimen de Kiev escoger el armamento que quería en los arsenales de los países miembros de la Unión Europea. Y finalmente la UE puso a la disposición de Ucrania sus propios medios, como sus satélites. A medida que iba pasando el tiempo, la Unión Europea desembolsaba más y más fondos, hasta llegar a los 3 000 millones de euros que asignó a Kiev este verano.
Y no hay que creer que todo ese gasto es imputable sólo a los funcionarios de la Comisión Europea. El 1º de marzo de 2022, el Parlamento Europeo, cuyos miembros se eligen por sufragio universal, organizó una sesión en la que Volodimir Zelenski habló a los eurodiputados por video conferencia. Y Zelenski les recitó el punto de vista de la OTAN, que ignora los acuerdos de Minsk y cataloga la operación militar especial rusa contra los nacionalistas integristas ucranianos, iniciada en aplicación de la resolución 2202 del Consejo de Seguridad de la ONU, como una «agresión militar ilegal, no provocada e injustificada». Fue el Parlamento Europeo el que adoptó una resolución (P9_TA(2022)0052) que abrió el camino al apoyo total de la UE al régimen de Zelenski.
Cuando el presidente Trump y el vicepresidente Vance zarandearon a Zelenski en la Oficina Oval, el 28 de febrero de 2025, varios gobiernos europeos se concertaron sobre la cuestión de Ucrania. Se multiplicaron las idas y venidas entre París y Londres, que competían entre sí por la dirección de una “coalición de voluntarios”. En definitiva, los británicos ganaron la carrera. El gobierno del Reino Unido formó una alianza militar con los países del Báltico (Dinamarca, Estonia, Finlandia, Islandia, Letonia, Lituania, Noruega, Países Bajos y Suecia) y asoció Ucrania a ese grupo de países, el 5 de noviembre. En realidad se trata de una especie de “OTAN dentro de la OTAN”, bajo la dirección del Reino Unido.
Francia, aunque no participa en esa alianza alrededor del Reino Unido, se mantiene muy presente en el tema de Ucrania. Pero esa presencia francesa se limita al plano de las “posturas” sin llegar al ámbito de la acción. El 17 de noviembre, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y Volodimir Zelenski firmaron en París una “declaración de intención” según la cual Francia fabricará –cuando sea posible– y venderá a Kiev 100 aviones de combate Rafale. Al día siguiente, el 18 de noviembre, el jefe del estado mayor de los ejércitos de Francia, el general Fabien Mandon, dijo ante un congreso de alcaldes que los franceses tienen que aceptar «perder sus hijos» en una guerra contra Rusia, que él considera inminente.
El 21 de noviembre, un Volodimir Zelenski presa del pánico se comunicó por teléfono con sus “padrinos”: el presidente francés Emmanuel Macron, el canciller alemán Friedrich Merz y el primer ministro británico Keir Starmer. Según la presidencia de Francia, estos dirigentes europeos subrayaron, una vez más, que «todas las decisiones con implicaciones para los intereses de Europa y de la OTAN tiene que contar con el apoyo conjunto y el consenso de los socios europeos y de los aliados de la OTAN respectivamente».
Todos se reunieron, el 22 de noviembre, en Johannesburgo (Sudáfrica), al margen de la cumbre del G20, sin la presencia de… Donald Trump y Vladimir Putin. La Declaración Final sólo evocaba la cuestión ucraniana en una frase evasiva: «Guiados por los objetivos y principios de la Carta de la ONU en su totalidad, trabajaremos por una paz justa, completa y duradera en Sudán, en la República Democrática del Congo, en los territorios palestinos ocupados, en Ucrania, al igual que por poner fin a otros conflictos y guerras a través del planeta». Esta afirmación banal no justificaba ese tipo de reunión. Al mismo tiempo, los europeos se concertaron entre bambalinas para elaborar una contrapropuesta.
La prensa europea se limita a presentar el plan ruso-estadounidense como «favorable a Moscú». Pero eso no es cierto ni es el centro de la cuestión. El plan, para quienes se han tomado el trabajo de leerlo [1], prevé que la península de Crimea y las dos Repúblicas de la región de Donbass (Donetsk y Lugansk) sean reconocidas como territorios rusos. ¡Pero ya era así ANTES de la guerra! También prevé que el resto de la Novorossiya se comparta siguiendo la línea del frente. En otras palabras, quedarán en manos de Ucrania la mayor parte de los territorios de Jerson y de Zaporijia, así como el puerto de Odesa, cuya posesión habría permitido a Rusia establecer una continuidad territorial con Transnistria, otro territorio cuya población también ha expresado su voluntad de unirse a la Federación Rusa.
Por otra parte, el plan impone que el ejército ucraniano, que hoy cuenta 800 000 efectivos, se reduzca a 600 000 y que renuncie a la posesión de los misiles de largo alcance, capaces de llegar hasta Moscú –misiles que Ucrania supuestamente no tiene actualmente. En eso consistía el debate sobre los misiles Tomahawk estadounidenses y los misiles Taurus alemanes. Ucrania también renunciaría a ser miembro de la OTAN, pero las potencias europeas de la OTAN podrían estacionar aviones de combate en Polonia.
Desde el punto de Rusia, lo más importante es otra cosa: la desnazificación del régimen de Kiev. Ese es para Rusia un objetivo fundamental que los países de la OTAN siempre han preferido ignorar. La desnazificación supone la aplicación en cada país de un programa educativo sobre la cultura del otro país, como el que se aplicó en Francia y en Alemania después de la Segunda Guerra Mundial.
Por consiguiente, Moscú alcanza los objetivos por los cuales luchó, aunque sin lograr lo que desde hace mucho tiempo ha venido reclamando: el regreso de la OTAN a sus “fronteras” de 1991. Eso seguirá siendo una fuente de conflicto. La Unión Europea debería estar consciente de ello, y no sorprenderse si el enfrentamiento se mantiene en ese aspecto.
Por el lado estadounidense, Washington se compromete a levantar las “sanciones” contra Rusia y reintegrar esa potencia al G8, hoy convertido en “G7”.
Ciertamente, el presidente Donald Trump está a punto de lograr, finalmente, sacar su país del avispero. Pero lo hace para poner a la Unión Europea ante sus propias responsabilidades.
La reconstrucción de Ucrania, evaluada en 200 000 millones de dólares, sería financiada, en un 50% por la Unión Europea, quedando el otro 50% a cargo de Rusia: cada una de esos dos partes desembolsaría 100 000 millones de dólares. La parte de Rusia saldría de los fondos rusos congelados durante el conflicto. Habría una supervisión por parte de Estados Unidos, que obtendría la mitad de los ingresos generados por esas inversiones.
Como punto final, Ucrania tendría que renovar su compromiso de no fabricar armas nucleares y la electricidad generada en la central nuclear de Zaporijia se compatiría a la mitad entre Ucrania y Rusia.
Pero nadie ha mencionado lo más duro: la Unión Europea (y por consiguiente la OTAN) tendrá que reconocer que la intervención de Rusia en Ucrania no fue una «agresión militar ilegal, no provocada e injustificada»… sino la aplicación legítima de la resolución 2202 del Consejo de Seguridad de la ONU, un acto conforme a la Carta de las Naciones Unidas y al derecho internacional.
Ahora cada cual tendría que proceder a un examen de conciencia. En la Unión Europea, todos alimentaron esta guerra, cuyo número de víctimas ni siquiera se conoce con precisión. Los altos funcionarios de la UE actuaron dejándose llevar por la arrogancia, la altanería, la soberbia y la desmesura; los gobiernos de los países miembros de la UE actuaron como un rebaño de corderos y los pueblos europeos creen ser la encarnación de la paz.
Lo más importante ahora será tomar conciencia de estas verdades y, si eso sucede, esa toma de conciencia podría provocar la caída de los regímenes que quisieron «poner a Rusia de rodillas» y que se obstinaron en tratar de alcanzar ese objetivo espurio.
NOTAS
[1] «El plan de paz de Trump para Ucrania», Red Voltaire, 20 de noviembre de 2025,
Análisis: La administración Trump permite que Europa desista de su propuesta de plan de paz entre Rusia y Ucrania
Larry C. Johnson
Según se informa, las negociaciones entre EE. UU., Ucrania y Europa sobre el marco propuesto de 28 puntos han dado como resultado un acuerdo sobre 19 puntos, que se presentará próximamente a Rusia. Sin embargo, a pesar de la gran cantidad de información positiva proveniente de Ginebra (donde se celebraron las conversaciones), el contenido real del supuesto acuerdo es un desastre .
El primer punto de confusión es la autoría del plan de 28 puntos. El Washington Post informó el lunes que:
Rubio “nos dejó muy claro que somos los destinatarios de una propuesta entregada a uno de nuestros representantes”, declaró el senador Mike Rounds (republicano por Dakota del Sur) durante el Foro de Seguridad Internacional de Halifax. “No es nuestra recomendación. No es nuestro plan de paz”.
Rubio negó las declaraciones de los senadores horas después, escribiendo en X: “La propuesta de paz fue redactada por Estados Unidos. Se ofrece como un marco sólido para las negociaciones en curso”.
El portavoz del Departamento de Estado, Tommy Pigott, calificó los comentarios de los senadores de "descaradamente falsos". En declaraciones separadas, Pigott y la Casa Blanca afirmaron que el plan "fue elaborado por Estados Unidos, con la participación de rusos y ucranianos".
Aquí hay un problema: la "contribución rusa" no provino de ningún funcionario ruso... Según se informa, fue proporcionada por Kiril Dimitriev, asesor informal de Vladimir Putin, pero sin peso en el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso ni en el Consejo de Seguridad Nacional ruso. Además, como informé en mi análisis anterior del documento de 28 puntos, hay muy poco en ese supuesto plan de paz que refleje realmente las posturas declaradas de Rusia sobre diversos temas.
Yuri Ushakov, alto asesor del presidente ruso Vladimir Putin y asesor de política exterior del Kremlin, comentó sobre el plan de paz propuesto por Estados Unidos para Ucrania durante una entrevista con la agencia estatal de noticias TASS hoy (lunes 24 de noviembre). Ushakov, quien coordina las relaciones internacionales de Rusia y ha participado en iniciativas diplomáticas clave (incluidas las conversaciones de Estambul de 2022), describió el plan como parcialmente alineado con los intereses de Moscú, pero enfatizó que no se han llevado a cabo negociaciones formales. Hasta el momento, el único documento que Rusia ha revisado fue el presentado en la reunión de agosto entre Trump y Putin en Anchorage, Alaska.
Según Ushakov, Rusia conoce una versión original del plan de paz estadounidense (derivada de la cumbre de Alaska de agosto de 2025 entre Putin y el presidente Trump), pero no se han llevado a cabo negociaciones específicas al respecto. Señaló que circulan múltiples versiones, pero sus comentarios se centraron en la revisada por el Kremlin. Ushakov añadió que el Kremlin considera el marco de paz alternativo de la UE completamente poco constructivo e inadecuado, ya que no satisface los intereses fundamentales de Rusia, como debilitar la posición de la OTAN en Europa del Este.
Donald Trump es demasiado débil políticamente para lograr un acuerdo aceptable para Rusia sin desatar una polémica entre legisladores republicanos y demócratas, por no mencionar la fuerte oposición de los funcionarios europeos y ucranianos. He aquí solo una muestra de la resistencia :
Los legisladores estadounidenses estaban preocupados por la propuesta inicial que podría desestabilizar aún más la seguridad global al recompensar a Rusia después de su invasión de Ucrania en 2022, lo que plantea interrogantes sobre por qué Trump necesita que el acuerdo se firme con tanta urgencia, incluso si es a expensas de los intereses estadounidenses y ucranianos.
“Más vale que despidan a algunos el lunes por las groseras payasadas que hemos presenciado en los últimos cuatro días”, publicó el representante Don Bacon (republicano por Nebraska) en X el sábado. “Esto lastimó a nuestro país, socavó nuestras alianzas y alentó a nuestros adversarios”.
El senador Mitch McConnell (republicano por Kentucky), exlíder de la mayoría, advirtió el domingo contra la administración Trump de "presionar a la víctima y apaciguar al agresor" como forma de lograr la paz. Cuestionó las difíciles concesiones que Estados Unidos le había pedido a Rusia.
“Aliados y adversarios están observando: ¿Estados Unidos se mantendrá firme ante la agresión o la recompensaremos?”, escribió McConnell en X.
El senador Mark R. Warner (demócrata de Virginia) criticó duramente el plan inicial y dijo a ABC el domingo por la mañana que "la rendición de Neville Chamberlain ante Hitler [antes de] la Segunda Guerra Mundial parece fuerte en comparación" y que el plan se asemeja a un conjunto de "puntos de conversación rusos".
Una abrumadora mayoría de políticos de Washington y líderes europeos aún niegan la grave situación que enfrenta Ucrania... Creen sinceramente que Rusia se encuentra bajo una gran presión debido a una economía supuestamente en crisis y a pérdidas abrumadoras en el campo de batalla. Ambas son mentiras. Rusia no pierde tiempo en continuar atacando y destruyendo las fortificaciones y la infraestructura eléctrica ucranianas a lo largo de la línea de contacto. Putin, junto con el portavoz del Kremlin, Peskov, y Ushakov, siguen fingiendo interés en una solución diplomática, pero comprenden que Trump no logrará un acuerdo que Rusia considere aceptable.
Si Ucrania estuviera ganando en el campo de batalla y Rusia estuviera fracasando económica y militarmente, no estaríamos viendo el esfuerzo desesperado de Estados Unidos y Europa por asegurar un acuerdo con Moscú que pusiera fin a los combates... Diablos, Occidente, junto con Zelensky, estaría descorchando botellas de champán y celebrando.
Una vez que Rubia presente una propuesta que satisfaga a Ucrania y aplaque a Europa, la presentará al Ministerio de Asuntos Exteriores de Putin, quien realizará todos los gestos diplomáticos pertinentes, leerá atentamente el documento y luego lo rechazará cortésmente o convocará una reunión entre Trump y Putin. Todo esto llevará tiempo, y Rusia no tiene prisa por alcanzar un acuerdo debido a su creciente éxito en el campo de batalla.
Occidente sigue en negación… negándose a comprender el significado de desmilitarizar y desnazificar
Desde el inicio de la Operación Militar Especial (OME) en febrero de 2022, Rusia ha sido inequívoca en sus objetivos: desmilitarizar y desnazificar Ucrania. Sin embargo, Estados Unidos y sus aliados de la OTAN aparentemente no creen que Rusia se tome esto en serio. Si los informes sobre el plan de paz de Trump son ciertos, Putin lo rechazará. No hay margen de negociación en estos dos puntos.
Los medios de comunicación occidentales, citando a altos funcionarios tras las conversaciones en Ginebra, afirman que Ucrania acepta limitar el número de sus fuerzas armadas a 800.000 soldados... Eso no es una opción para Rusia porque requeriría que Rusia aceptara que Ucrania tuviera un ejército más grande que el que tenía al comienzo de la SMO.
El 22 de febrero de 2022, un día antes de la invasión a gran escala de Rusia, el ejército ucraniano se encontraba en proceso de reformas para modernizar y ampliar sus fuerzas, pero seguía siendo más pequeño y menos equipado que el ruso. Datos de fuentes fidedignas como el Balance Militar 2022 del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) e informes contemporáneos estimaron que el núcleo del ejército permanente de Ucrania, incluyendo unidades terrestres, aéreas, navales y de apoyo, era de 196.000 hombres en febrero de 2022; el ministro de Defensa ucraniano posteriormente mencionó 261.000 hombres como base al inicio de la Operación Militar Especial (SMO ). Ucrania también contaba con 900.000 reservistas, entre ellos exreclutas y voluntarios de defensa territorial.
Como señalé en un artículo anterior sobre el plan de paz de Trump, Rusia y Ucrania acordaron durante sus negociaciones en Estambul en marzo de 2022 limitar el ejército ucraniano a 85.000 efectivos. Dado que Rusia ahora ataca con éxito posiciones ucranianas a lo largo de ocho ejes distintos (es decir, el plural de eje ), Moscú no tiene ningún incentivo para aceptar un plan que, en la práctica, dejaría a Ucrania con el mismo tamaño de fuerza militar que tenía al inicio de la SMO .
La cuestión del tamaño del ejército ucraniano no es el único obstáculo para una solución diplomática de la guerra… Los puntos relativos a los territorios y las garantías de seguridad para Ucrania siguen sin resolverse. El ministro de Asuntos Exteriores, Lavrov, fue muy claro sobre la postura de Rusia en declaraciones a la prensa el martes en Moscú :
El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, afirmó que esperaba que los estadounidenses presentaran pronto a Rusia su versión provisional del acuerdo, tras recibir las aportaciones de los ucranianos y los europeos. Sin embargo, advirtió que si esta se desviaba de lo que Putin exigió en agosto, cuando se reunió con Trump en Alaska, surgiría un problema.
“Porque si se borran el espíritu y la letra del acuerdo de Anchorage, basándose en los entendimientos clave que contiene, entonces, por supuesto, estaremos en una situación fundamentalmente diferente”, dijo.
Uno de esos elementos clave se refiere al estatus de Crimea, Zaporiyia, Jersón, Donetsk y Luhansk. Según la Constitución rusa, enmendada y actualizada tras el proceso de anexión de 2022, Donetsk, Luhansk, Zaporiyia y Jersón están formalmente reconocidos como sujetos federales (constituyentes) de la Federación Rusa. Este estatus se estableció mediante una serie de trámites legales entre septiembre y octubre de 2022, integrando estos territorios (denominados República Popular de Donetsk, República Popular de Luhansk, Óblast de Zaporiyia y Óblast de Jersón) en el marco constitucional ruso. Sus residentes son considerados ciudadanos rusos a partir del 30 de septiembre de 2022. Vladímir Putin no tiene la autoridad legal para revocar unilateralmente esa decisión. El presidente Putin dejó claro a Donald Trump que esos territorios deben ser reconocidos como parte permanente de la Federación Rusa.
Luego está la cuestión de la desnazificación . Esto significa la eliminación del "régimen neonazi" que tomó el poder en Kiev en 2014, que persigue a los rusoparlantes y que amenaza a Rusia. El Kremlin señala a grupos de extrema derecha (Batallón Azov, Sector Derecho, partido Svoboda), incidentes de negación del Holocausto y la glorificación de los colaboradores de la Segunda Guerra Mundial (Stepan Bandera, Roman Shukhevych, UPA) como prueba de que Ucrania está gobernada o fuertemente influenciada por nazis. Si camina como un pato y grazna como un pato, es razonable asumir que el pájaro es un pato. La misma lógica se aplica al término nazi . En otras palabras, la desnazificación significa la eliminación de aquellos que defienden las opiniones nazis y la prohibición de la ideología nazi en el territorio de Ucrania. Zelenski y su equipo se negarán a aceptar esta condición, pero Rusia no cederá… El recuerdo de la Gran Guerra Patria y el asesinato de 27 millones de rusos a manos de las fuerzas nazis ha dejado una cicatriz permanente en el alma rusa. Para el presidente Putin, esto no es un eslogan político vano.
Lograr esto por la vía diplomática significa que Ucrania debe celebrar nuevas elecciones con supervisión internacional, y los participantes en dichas elecciones no deben tener afiliación alguna con grupos o ideologías neonazis. Si bien Rusia desearía lograrlo mediante medidas diplomáticas y negociación, creo que el presidente Putin y el Estado Mayor ruso comprenden que la única forma práctica de alcanzar este objetivo será mediante el uso de la fuerza militar y la derrota total del gobierno de Zelenski.
Los líderes ucranianos y europeos aún creen que pueden obligar a Donald Trump a rechazar las condiciones de Rusia respecto al ejército ucraniano y la necesidad de desnazificar Ucrania. Zelenski declaró estar dispuesto a reunirse con Trump, pero solo en presencia de europeos. El martes declaró a la prensa:
Estoy listo para reunirme con el presidente Trump; hay temas delicados que tratar. Pero los socios europeos deben estar presentes conmigo en las negociaciones.
Tomaré eso como punto de referencia para juzgar si el presidente Trump se toma en serio la idea de lograr un acuerdo de paz aceptable para Rusia... Si cede ante Zelenski y permite que los europeos participen en las negociaciones, el plan de paz estará muerto. Personalmente, creo que todo el Sturm und Drang en torno al plan de paz es solo una distracción urdida por una Casa Blanca desesperada por evitar la derrota militar de Ucrania y, por extensión, de la OTAN. Es un ejercicio inútil e ineficaz... Mientras continúan las conversaciones, las fuerzas rusas siguen avanzando a lo largo de la línea de contacto. La derrota de Ucrania es inevitable... es solo cuestión de cuántos soldados ucranianos más morirán antes de que Trump y sus aliados de la OTAN comprendan la realidad de esa derrota.
Por qué Europa ya no importa
Si bien es innegable que Europa, durante los últimos 500 años, fue la base de la civilización occidental y lideró la revolución industrial y los avances científicos, también dejó un legado colonial sangriento que causó un sufrimiento humano incalculable en todo el mundo. Europa, junto con Estados Unidos, ha dominado el mundo financieramente durante los últimos tres siglos. Pero el sol se está poniendo para Europa. Ya no es relevante en el nuevo orden financiero y político que se está formando en el Sur Global, con China y Rusia desempeñando papeles cruciales en el nacimiento de este nuevo mundo.
Europa, que en su día fue una potencia militar, no es en gran medida impotente… Sí, las principales naciones europeas, como Alemania, Francia y el Reino Unido, aún conservan cierto poder militar, pero han perdido su estatus de grandes potencias industriales. Europa carece en gran medida de recursos naturales esenciales y depende del suministro extranjero de petróleo y gas.
Europa, en particular la Unión Europea (UE-27 más países asociados como el Reino Unido, Noruega y Suiza en los datos comerciales), es un importante productor mundial de cereales, pero depende de las importaciones para cubrir las deficiencias en la producción nacional, especialmente de cereales forrajeros como el maíz y alimentos básicos específicos como el arroz. El sector de cereales de la UE es resiliente en general, con un superávit neto de exportación en el comercio agroalimentario más amplio (70 100 millones de euros en 2023), pero las importaciones desempeñan un papel clave en la estabilización de la oferta en medio de la variabilidad climática, la alta demanda de piensos para el ganado y las crisis geopolíticas (por ejemplo, la guerra de Rusia en Ucrania que interrumpió las exportaciones del Mar Negro). La dependencia varía según el tipo de grano: la UE es un exportador neto de trigo y cebada, pero un importador neto de maíz y arroz. En resumen, Europa es moderadamente dependiente (entre un 10 % y un 15 % en general), actuando como exportador neto, pero vulnerable a la escasez de maíz/piensos y a las crisis externas.
En términos de poder militar, Europa es un tigre de papel impotente. Las tres grandes potencias europeas de la OTAN (Reino Unido, Francia y Alemania) solo pueden reunir una fuerza combinada en servicio activo de 506.000 hombres. Si añadimos a Turquía, que no forma parte de Europa políticamente, pero cuenta con el segundo ejército más grande de la OTAN, con 355.000 efectivos en servicio activo, obtenemos un total de 861.000. Ahora bien, considere la ironía de que los europeos exijan que Rusia acepte permitir que Ucrania tenga un ejército de 800.000 hombres. Aunque Ucrania no es miembro de iure de la OTAN, lo ha sido de facto desde 1997. Si Rusia accediera a la demanda europea (y Moscú no lo hará), Ucrania tendría la segunda fuerza militar más grande de la OTAN, superando a Turquía y situándose en segundo lugar, después de Estados Unidos.
Hay varios factores que están relegando a Europa a la categoría de irrelevancia: economías estancadas y desindustrializadas; gobiernos fracturados y agobiados por una grave deuda financiera; balcanización política, con gobiernos en los principales países gobernados por partidos minoritarios que carecen de apoyo popular; y el declive del cristianismo en muchos de los países clave. Consideremos la transformación que se está produciendo en el Reino Unido... En 1950, aproximadamente el 85-90% de la población del Reino Unido se consideraba cristiana, según los mejores datos históricos disponibles y las métricas de afiliación religiosa de la época. En 2025, aproximadamente el 46% de la población del Reino Unido se identifica como cristiana, según los datos completos más recientes de los censos de 2021 (Inglaterra y Gales, Irlanda del Norte) y el censo escocés de 2022, sin que se haya realizado un censo importante a nivel de todo el Reino Unido en 2025. Esta cifra refleja un descenso continuo desde el 59,5% en 2011, impulsado por el aumento del secularismo (ahora no religiosos ~38%) y la diversidad relacionada con la inmigración. Tanto por luchar por Dios y por la patria.
El plan de paz propuesto por Donald Trump para poner fin a la guerra entre Rusia y Ucrania ha puesto de manifiesto la impotencia de Europa. Si bien muchos estados europeos aún son capaces de sembrar el caos, se encuentran en la triste situación de rogarle a Trump un lugar en la mesa de negociaciones y que se les permita el equivalente a un veto sobre cualquier acuerdo que se considere demasiado favorable a Rusia. Hasta ahora, Trump ha dicho "No", lo que ha enfurecido a muchos jefes de la OTAN, pero ¿qué pueden hacer sino enfurruñarse como adolescentes enfadados?
Europa es una potencia industrial, financiera, cultural y militar en decadencia. Creo que la principal razón por la que Francia, Alemania y el Reino Unido están tan aterrorizados por la inminente derrota de Ucrania a manos de Rusia es que les obligará a aceptar que ya no son relevantes. La afirmación más risible de los belicistas europeos es que Rusia quiere conquistar y ocupar Europa… ¿Por qué? Europa ya no tiene nada que Rusia necesite o desee.