geoestrategia.eu
Magufadas de la ideología dominante: ¿Cuánto se ha calentado el planeta?: lo que queramos…

Magufadas de la ideología dominante: ¿Cuánto se ha calentado el planeta?: lo que queramos…

Por Administrator
x
directorelespiadigitales/8/8/23
viernes 18 de julio de 2025, 22:00h
La MetOffice (UK) elabora uno de los registros oficiales de la temperatura del planeta desde 1994, la base de datos HadCRUT. En 2006-12 se utilizó la versión 3. En 2012 se introdujo la 4 y en 2020 la 5. Todas ellas utilizan los mismos datos porque no hay otros. Se diferencian en cuales de los datos utilizan, en los algoritmos que emplean para producir el resultado, y en lo que hacen donde no hay datos (grandes zonas del océano y los polos).
Comparando estas tres versiones entre 1997 y 2014, podemos ver el resultado de la manipulación estadística y algorítmica de los datos. Cada versión muestra mayor calentamiento para los mismos datos. La 4 muestra 0,15°C más que la 3, y la 5 muestra 0,4°C más. Ello equivale a añadir 2,4°C por siglo y así se puede decir que el mundo se calienta demasiado. Pero lo cierto es que no sabemos cuánto se está calentando porque depende de cómo se calcule, y los que lo hacen tienen un gran interés en decir que se calienta mucho.
El Ártico se ha enfriado a pesar de que la concentración de CO2 ha aumentado
La doctrina del calentamiento del planeta predica que el aumento del CO2 está impulsando la subida de las temperaturas atmosféricas. Sin embargo, un reciente estudio publicado en la revista científica Nature indica todo lo contrario (*).
Durante el Holoceno, es decir, hace unos diez mil años, las temperaturas del Ártico eran hasta 9ºC más altas que las actuales, a pesar de que en aquella época la concentración atmosférica de CO2 rondaba las 260 partes por millón.
El año pasado la concentración fue notablemente más alta: 420 partes por millón, es decir, que ha subido un 160 por cien.
Durante los siguientes diez mil años se ha producido el fenómeno opuesto al que pregona la doctrina: la concentración de CO2 ha aumentado, mientras que el Ártico se ha enfriado.
El estudio, que se llevó a cabo en el archipiélago de Svalbard, al noroeste de Noruega, también afirma que -posiblemente- la pérdida de hielo debido a la temperatura fue compensada por el aumento de las nevadas, ya que los glaciares y los casquetes polares de la región no sólo responden a las variaciones de temperatura, sino también a las precipitaciones.
Ambos fenómenos, tanto la temperatura como la humedad, cambian muy rápidamente en el Ártico, mucho más que en cualquier otro rincón de la Tierra. El estudio no se atreve a hacer predicciones sobre el balance de masa de los glaciares porque “los datos de las estaciones meteorológicas árticas son escasos, y las nevadas a menudo se miden incorrectamente”.
“Las simulaciones subestiman los aumentos observados de las precipitaciones y discrepan sobre la distribución estacional del cambio futuro”, añaden los autores. En el pasado algunos glaciares del Ártico ya sobrevivieron a temperaturas bastante más cálidas que las actuales.
MUERTOS POR CALOR O MUERTOS CON CALOR
Lo de usar a los muertos con fines propagandísticos es muy antiguo. Pero la propaganda climática le ha dado un nuevo giro, porque ahora los muertos por el cambio climático son hipotéticos. No se ha podido demostrar que el cambio climático aumente los fenómenos extremos como huracanes, sequías, inundaciones y demás, lo que no impide que se diga. Pero lo que sí se ha podido demostrar es que han aumentado las olas de calor y ello es evidente porque al haber aumentado las temperaturas y al ser la definición de ola de calor arbitraria y basada en medias de temperatura anteriores al aumento, se pueden tener tantas olas de calor como se quiera. Si no se tienen datos de cuanta gente ha muerto no importa, se usan modelos. Es lo que se ha hecho en el estudio del Gratham Institute, donde sin saber cuanta gente ha muerto los autores «estiman el número de muertes atribuibles al cambio climático antropogénico durante un periodo de diez días, del 23 de junio al 2 de julio, integrando series temporales de temperaturas observadas (reales) y contrafactuales (hipotéticas)». Es decir, se inventan la temperatura que hubiera habido sin la ola de calor y un modelo les dice cuanta gente podría haber muerto por la diferencia. Y con eso ya se tienen los titulares.
Pero son muertos virtuales. La estadística de mortalidad excesiva utiliza muertos reales, pero que nadie sabe de qué han muerto. No hay autopsias y las muertes ‟por” exceso de calor muy a menudo son ‟con” exceso de calor y debidas a otras causas y patologías. La atribución de esas muertes al exceso de calor es problemática como demuestra el siguiente ejemplo:
Cuatro científicos españoles han publicado un artículo en la revista Eurosurveillance en el que exploran el pico de mortalidad que se produjo tras el apagón en España del 28 de abril, con un exceso de 147 muertes. Los autores afirman que «la coincidencia temporal del exceso de mortalidad con el corte del suministro eléctrico podría reflejar posibles efectos a corto plazo sobre la salud relacionados con la interrupción de la atención sanitaria, la sobrecarga del sistema o la reducción de la resiliencia de las poblaciones vulnerables».
¿Aceptamos que el apagón causó 147 muertos de los que Red eléctrica es responsable? Deberíamos hacerlo si aceptamos los muertos de la ola de calor porque el razonamiento es el mismo. Los muertos con el apagón no son los muertos por el apagón de la misma forma que los muertos por calor no son los mismos que los muertos con calor y los muertos por COVID no son los mismos que los muertos con COVID.
En las guerras de la propaganda climática cuando la munición proporcionada por los muertos reales no basta, se hace uso de muertos virtuales. Hay cien maneras de engañar y solo una de decir la verdad. Mientras tanto, las muertes relacionadas por el exceso de frío continúan siendo diez veces superiores a las relacionadas con el exceso de calor, por lo que el calentamiento sigue salvando vidas.
Las señales climáticas regionales plantean nuevos desafíos para la ciencia del clima
La climatología ha predicho correctamente muchos aspectos del sistema climático y su respuesta al aumento de las concentraciones atmosféricas de dióxido de carbono. Recientemente, han surgido discrepancias entre la realidad y las expectativas científicas sobre los cambios climáticos regionales, así como nuevos enfoques computacionales disruptivos. Los investigadores ofrecen una interpretación de la situación que sugiere que el campo está evolucionando y que abordar las discrepancias es un camino clave para el futuro.

Ilustración del enfoque estándar en la ciencia del clima, donde las leyes de la física se aplican a través de una jerarquía de dimensionalidad. Crédito: Y. Schrader, T. Shaw, B. Stevens, publicado por primera vez en: Shaw, TA, Stevens, B. The other climate crisis. Nature 639, 877–887 (2025). DOI: 10.1038/s41586-025-08680-1
A medida que los campos científicos evolucionan, surgen paradigmas dominantes. También surgen discrepancias o anomalías. Estas a menudo pueden explicarse, pero si comienzan a acumularse, el paradigma dominante puede cuestionarse, lo que lleva a lo que los filósofos de la ciencia llaman una crisis. Por ejemplo, a principios del siglo XX, la física clásica atravesó una crisis de este tipo, tras la cual se desarrolló la física cuántica. Un ejemplo reciente podría ser el estado actual de la física de partículas, donde la incapacidad de encontrar nuevas partículas elementales está obligando a los físicos a revisar los supuestos de su modelo estándar. Y ha habido indicios de que la ciencia del clima está madurando y podría estar en una situación análoga, según un análisis de Tiffany Shaw de la Universidad de Chicago, anteriormente científica visitante en el Instituto Max Planck de Meteorología (MPI-M), y el director del MPI-M, Bjorn Stevens.
Lo que los autores describen como el paradigma dominante o "enfoque estándar" de la ciencia del clima se ha desarrollado durante los últimos 60 años mediante la aplicación de las leyes fundamentales de la física al sistema climático, partiendo del supuesto de que los procesos a pequeña escala están determinados por promedios estadísticos que dependen de las grandes escalas (parametrización). Esto ha permitido a los investigadores descubrir la física relativamente simple que rige el comportamiento del complejo sistema climático y ha propiciado la concesión del Premio Nobel de Física 2021 al director fundador del MPI-M, Klaus Hasselmann, y al climatólogo estadounidense Syukuro Manabe. "El enfoque estándar ha tenido un gran éxito a la hora de explicar las características generales del sistema climático y ciertos aspectos de su respuesta al aumento de las concentraciones de dióxido de carbono", afirma Tiffany Shaw. Por ejemplo, describe y explica de forma excelente la estructura vertical de la atmósfera y algunos aspectos del patrón espacial del calentamiento de la Tierra debido al aumento del dióxido de carbono atmosférico.
El cambio climático regional expone discrepancias
Al igual que con la evolución de otros campos científicos, han surgido discrepancias en la climatología respecto a la evolución del cambio climático regional. Por ejemplo, el Pacífico tropical oriental se ha enfriado, contrariamente a las predicciones de todos los modelos. Tampoco se anticipó el aumento de la frecuencia de condiciones climáticas bloqueantes en Groenlandia durante el verano. E incluso donde se esperaban cambios, los científicos siguen sorprendiéndose por su intensidad: por ejemplo, aunque se predijo correctamente que el Ártico se calentaría más rápido que el resto del planeta, la amplificación observada en el Ártico es mayor de lo esperado.

Crédito: Y. Schrader, T. Shaw, B. Stevens, adaptado de CC BY 4.0. Shaw, TA et al. (2024), Front. Clim. 6:1391634. DOI: 10.3389/fclim.2024.1391634, publicado por primera vez en este formato en: Shaw, TA, Stevens, B. La otra crisis climática. Nature 639, 877–887 (2025). DOI: 10.1038/s41586-025-08680-1
Gran parte de lo que inicialmente resulta sorprendente bien podría explicarse en retrospectiva utilizando el enfoque estándar. Sin embargo, Shaw y Stevens argumentan que las discrepancias también están exponiendo lagunas de conocimiento relacionadas con los supuestos sobre cómo se acoplan entre sí los procesos a gran y pequeña escala y los componentes del sistema climático. En particular, las discrepancias se acumulan en los trópicos, donde se sabe que los cambios en la circulación tropical a gran escala se originan en inestabilidades que ocurren a escalas pequeñas e intermedias. Estos mecanismos de acoplamiento de escala no funcionan en la generación actual de modelos climáticos.
Una oportunidad para avanzar, no una justificación para la inacción
Aún no está claro si las discrepancias regionales persistirán, pero si persisten y se acumulan, los climatólogos podrían verse obligados a revisar el paradigma dominante. Shaw y Stevens argumentan que aceptar las discrepancias, a medida que surgen inevitablemente a través de un registro observacional cada vez más exhaustivo, es un camino a seguir. Ofrecen una manera de avanzar en la comprensión del cambio climático regional y probar nuevos enfoques computacionales disruptivos. Será necesario un renovado énfasis en el método probado de formulación y comprobación de hipótesis para desarrollar teorías a fin de anticipar los cambios en un mundo más cálido.
"El reto del trabajo conceptual será identificar qué física, ausente en el enfoque estándar, es más importante para los cambios regionales y cómo incorporarla", afirma Bjorn Stevens. Nuevos enfoques computacionales disruptivos podrían desempeñar un papel importante en este sentido. Por ejemplo, los nuevos tipos de modelos climáticos que se ejecutan en ordenadores de alto rendimiento permiten mecanismos de acoplamiento de escala que actualmente no existen. Como alternativa, el aprendizaje automático podría proporcionar información sobre el acoplamiento entre escalas espaciales y componentes del sistema climático mediante observaciones.
Los autores señalan que, con o sin crisis, la ciencia que estudia cómo responderán las temperaturas globales al aumento de las concentraciones de gases de efecto invernadero se basa en conocimientos físicos fundamentales. El calentamiento global también se predijo con éxito. Por lo tanto, la acumulación de discrepancias no cuestiona la necesidad de políticas de reducción de emisiones. Al mismo tiempo, abordar las discrepancias a escala regional ofrece a la investigación climática la oportunidad de profundizar su comprensión del sistema climático y, sobre todo, de las manifestaciones locales del calentamiento global, lo cual es necesario para orientar los esfuerzos regionales de adaptación y evaluar mejor el riesgo de cambios catastróficos.