Rodolfo Pablo Treber*
Estados Unidos se encuentra en un momento de total declinación y sinceramiento de su derrumbe hegemónico. La intención de volver a esquemas ultra proteccionistas, repatriar capitales y fortalecer el mercado interno, es un hecho elocuente sobre su derrota en el marco de la competencia en los mercados globales a mano de China y el entramado comercial emergente en los BRICS.
La política de aranceles debe ser entendida como una medida defensiva de los Estados Unidos, ante el avance del multipolarismo global. Quien lea esta maniobra táctica como una ofensiva hacia el nuevo mundo económico en formación, se equivoca rotundamente. Al contrario, significará una aceleración, inesperada, por cierto, del derrumbe de la hegemonía yanqui, el debilitamiento de su moneda y la desdolarización global.
El día de la liberación (de parte del mundo con EEUU)
El gobierno de Trump decidió aplicar aranceles “recíprocos” como medida de proteccionismo a su industria luego de tres décadas, donde su posición dominante de mercado y el nivel de desindustrialización de la periferia, le permitió expandirse globalmente, dominar mercados extranjeros, valiéndose del liberalismo comercial y la política de aranceles bajos o nulos. Este suceso es una muestra clara de que ha encontrado, en el crecimiento de nuevos polos de poder y en sus propios errores geopolíticos, un techo para la aspiración de dominio global en base al imperialismo de mercado y la dependencia financiera generada por inyección de capitales en modo de falsas “inversiones”.
En consecuencia, la única manera para los Estados Unidos de volver a tener un mercado interno fuerte, en crecimiento, y poseer niveles aceptables de empleo dentro de sus fronteras, es desandar sus pasos y volver al proteccionismo. No es una medida alocada, no tiene otra opción.
Así, la política arancelaria buscará repatriar capitales y reforzar la industria local mediante sustitución de importaciones. Es por este motivo que los impuestos más abultados recaen sobre las economías industriales (China 34% y Europa 20%) mientras que para Nuestra América se encuentra en torno al 10% y enfocado en productos puntuales. Para nuestra región, se profundizará el saqueo de materias primas y energía mientras se lleve a cabo el fortalecimiento de la industria yanqui. A pesar de lo que cualquiera podría ver como un beneficio, tener los aranceles más bajos, Nuestra América será la más perjudicada (los países que conserven la subordinación a los designios norteamericanos) en este momento histórico de la economía global.
Otra de las consecuencias inmediatas, y la más importante a nivel geopolítico, será el debilitamiento del dólar entendido como moneda de reserva global. Su pérdida de peso específico para las transacciones comerciales (por los aranceles) provocará una aceleración de la desdolarización global y la profundización de los esquemas de pagos en otras monedas. De igual manera, las reservas de los bancos centrales de los países de todo el mundo buscarán diversificar más su cartera aumentando la misma inercia decadente de la moneda norteamericana.
En cuanto al impacto económico en EEUU de las medidas adoptadas, durante estos días en los medios principales se augura recesión y caída de la actividad generalizada. Estas “noticias” nacen promovidas del esquema de poder financiero que será un afectado central en esta vuelta a la producción real. Contrario a esas opiniones, y análisis comprados, es muy probable que, por consecuencia del proteccionismo, en los próximos años la gestión de Trump ostente índices de mejoría en los segmentos de trabajo e ingresos. En otras palabras, Estados Unidos verá que la aceleración de su declive hegemónico global transitará en paralelo a la mejora de su economía interna.
Entre los riesgos asumidos por los Estados Unidos, este nuevo escenario comercial puede resultar una gran oportunidad para el avance del frente chino ruso en sectores del comercio global en los cuales todavía no había penetrado mayoritariamente. Para aquellos países que comercian con los EEUU, la suba de aranceles se traduce en un encarecimiento de los productos exportables, una presión devaluatoria para su moneda y, por lo tanto, un crecimiento de la inflación en su economía doméstica. Esto, sumado a la pérdida de credibilidad, en los Estados Unidos, por tomar medidas bruscas que modifican el mercado global, habilita una posibilidad de reconfiguración del comercio, donde China y los BRICS pueden sumar preponderancia, y abona a la idea fuertemente promovida por Rusia de negociar en monedas distintas al dólar estadounidense (para evitar los conflictos de las fluctuaciones de las políticas arancelarias).
En cuanto al caso argentino, y teniendo en cuenta que el gobierno local mantiene un lazo de subordinación extrema con la geopolítica norteamericana en una suerte de administración neocolonial, la política arancelaria no afecta directamente a la industria local dado que no le vendemos ningún bien industrial que ellos puedan sustituir. Es este, y no otro, el motivo del bajo arancel para la Argentina y la posibilidad de un pacto de libre comercio.
Aunque desde el gobierno argentino intenten vender como una conquista que no se le cobren aranceles altos, o la idea de alcanzar un tratado de libre comercio, lo estrictamente cierto es que a los Estados Unidos no le interesa cobrárselos. Al contrario, en caso de nulos impuestos, la Argentina se vería altamente perjudicada porque la industria yanqui podría vender cualquier producto, sin pagar impuestos, aniquilando el flaco entramado productivo que nos queda y destruyendo más puestos de trabajo en una suerte de suicidio económico y social.
Finalmente, el esquema de proteccionismo y repatriación de capitales iniciado por Trump, profundiza la decadencia hegemónica norteamericana, abriendo paso a la consolidación de la multipolaridad y el eje Euroasiático como un polo de poder emergente con gran posibilidad de aumentar su incursión en territorios aun dominados por los Estados Unidos. Es un nuevo mundo de oportunidades, pero solo para aquellos que se atrevan a romper las cadenas con el imperio yanqui.
* Analista económico que trabaja para el Banco Central de Argentina.
- La UE se prepara para tomar medidas contra China para que no se vea afectada por los productos chinos baratos tras los aranceles de Trump, — FT. Según la publicación, tras perder el mercado estadounidense, los fabricantes chinos intentarán vender más de sus productos en la UE. Bruselas tendrá que tomar medidas defensivas, sobre todo porque ya ha impuesto aranceles a los coches eléctricos chinos.
¿Advertencia de recesión del 60% de JPMorgan? Traducción: El imperio en la encrucijada.
Cuando los sumos sacerdotes de Wall Street como JPMorgan gritan "¡Recesión!", uno pensaría que les importa la clase trabajadora. No es así. Lo que sí temen es el desmoronamiento de su casino amañado: un imperio financiero endeudado, dominado por el dólar y vaciado, que ahora se convulsiona bajo sus propias contradicciones.
La ofensiva arancelaria de Trump puede ser caótica, pero llamémosla por su nombre: una demolición controlada de la ortodoxia globalista. Y los clérigos neoliberales están desconcertados.
Estados Unidos externalizó su poderío manufacturero hace décadas a favor de las ganancias trimestrales de Wall Street. Ahora, está lanzando aranceles como granadas sin antes reconstruir las fábricas, la mano de obra cualificada ni la columna vertebral industrial para que coincida. Eso no es estrategia, es una apuesta arriesgada. Una que podría dar origen a una política industrial soberana… o acelerar el colapso.
Mientras tanto, China acaba de contraatacar con aranceles de represalia del 34%, incluyó a 11 empresas estadounidenses en una lista negra y endureció los controles de exportación de tierras raras, recordándole a Washington quién posee realmente los ingredientes de la tecnología moderna. ¿Quiere chips, drones, imanes, tecnología energética? Mejor tenga a Pekín en su lista de contactos.
JPMorgan no se equivoca al entrar en pánico. Pero no lo hacen por usted. Lo hacen porque la pirámide del petrodólar se tambalea, Eurasia se está liberando y los BRICS+ ya no piden permiso. Esto no es solo una recesión. Es el preludio de una dislocación imperial.
Sin alivio de la deuda, inversión pública y una verdadera política industrial, los aranceles por sí solos solo impulsan los precios al alza y los salarios a la baja. Este es un momento multipolar que está desmoronando el viejo orden, y Washington no tiene una Franja y una Ruta, ni un alcance euroasiático, ni un plan B. ¿Cambiará eso?
El imperio exportó inflación, caos y guerra durante décadas. Ahora importa consecuencias.
¿A corto plazo? Inflación dolorosa.
¿A mediano plazo? Un realineamiento global.
¿A largo plazo? Un renacimiento nacional o un declive enorme.
"China, Japón y Corea del Sur dan señales de tener la intención de establecer su propio rumbo"
Las tres naciones asiáticas acordaron acelerar las negociaciones sobre un acuerdo de libre comercio, el cual ha permanecido en suspenso durante años. De acuerdo con el diario oficialista chino 'Global Times', esto demuestra un "interés compartido por estabilizar las cadenas de suministro en medio de la incertidumbre global actual".
La reactivación del diálogo trilateral se ha hecho discretamente y sin alcanzar acuerdos trascendentales, pero "es profunda y tiene importantes implicaciones para la estabilidad regional y global".
De acuerdo con un editorial publicada en el medio chino, el momento en el que resurge este diálogo no es casualidad, pues responde a que el Indo Pacífico se ha vuelto un foco de tensión por la
política de rivalidad impulsada desde Washington contra Pekín. Ante esto, Japón, Corea del Sur y China han reconocido que es hora de asumir un papel activo en su destino regional.
"El impulso de Estados Unidos para 'eliminar el riesgo' de las cadenas de suministro globales y reducir la dependencia de China ha puesto a aliados como Japón y Corea del Sur ante un dilema: apoyarse más en la seguridad liderada por Estados Unidos o priorizar la integración económica con China, su principal socio comercial. Por lo tanto, el diálogo trilateral es un factor clave en esta compleja dinámica", asegura el texto.
"China, Japón y Corea del Sur dan señales de tener la intención de establecer su propio rumbo", agrega Global Times.
"Estas decisiones reflejan un enfoque pragmático para una región sometida a una enorme presión. La estabilidad asiática no puede reducirse a opciones binarias; requiere un delicado equilibrio en el que
la cooperación regional desempeña un papel central", abunda el editorial.
Recuperar la cooperación regional, apunta el medio, no implica necesariamente desvincularse de Washington. Y es que, por ejemplo, Japón y Corea del Sur siguen estando profundamente vinculados a Washington en cuanto a garantías de seguridad. "Sin embargo, existe una creciente percepción de que las estrategias estadounidenses priorizan la lucha contra China sobre la construcción de una estabilidad adecuada en Asia".
"La reunión de China, Japón y Corea del Sur nos recuerda que la diplomacia del siglo XXI a menudo se asemeja menos a avances dramáticos y más a un progreso gradual. Como dice el proverbio chino, un viaje de 1.000 millas comienza con un solo paso. Este paso puede iluminar el camino hacia una Asia más autodeterminada", concluye Global Times.
Análisis: Trump 2.0: Entre el resbalón y la caída
Pájaro Cuántico
La mayoría de las personas han visto a alguien resbalar y caer mientras intentaba bajar por una pendiente resbaladiza y mojada. Las acciones de la persona en los momentos entre el resbalón inicial y la inevitable caída son cruciales para la gravedad final del episodio. Lógicamente lo mejor sería evitar bajar por dicha pendiente, pero si esto resulta imposible, la actitud adecuada sería bajar despacio y con cautela, teniendo en cuenta que es muy probable un resbalón, seguido de una caída. En cualquier caso, una vez perdido el contacto con el suelo, intentar desesperadamente evitar la caída con una sucesión de movimientos desordenados tiende a provocar lesiones desproporcionadamente graves. Éste es el caso en Estados Unidos en este momento.
Ayer, 2 de abril de 2024, un día tarde –el 1 de abril, Día Internacional de los Inocentes, sería una fecha más apropiada–, Estados Unidos anunció su paquete de aranceles a las importaciones. Utilizando poderes de emergencia nacional, Trump anunció aranceles del 10% sobre todas las importaciones a Estados Unidos y aranceles aún más altos sobre bienes de unos 60 países o bloques comerciales que tienen un alto déficit comercial con Estados Unidos. La fecha fue bautizada como “Día de la Liberación” y constituye una declaración efectiva de guerra comercial contra el resto del mundo. Según Trump, los ajustes arancelarios adicionales se discutirán bilateralmente.
La retórica utilizada por Trump y su equipo para justificar el paquete arancelario es un ejercicio histórico de demagogia, ignorancia y engaño. Y también, desesperación. Los principales objetivos declarados de la medida son promover la reindustrialización y liberar a Estados Unidos de la explotación por parte de países que son el blanco de la actividad económica estadounidense. El primer objetivo es inalcanzable en los cortos dos años antes de que Trump se convierta en un pato cojo en la presidencia debido a las elecciones legislativas de mitad de período, y el segundo es una falsificación flagrante de la historia económica reciente del mundo.
De hecho, leyendo la lista de países “penalizados”, incluso teniendo en cuenta que no está claro cómo se calculó el supuesto déficit comercial, saltan a la vista dos características. En primer lugar, todos los países enumerados son objetivos prioritarios de la presión geopolítica, militar y económica de Estados Unidos, lo que significa que los aranceles constituyen un instrumento adicional para aprovechar los intereses estadounidenses en esos lugares.
Barra lateral: Hay mucha confusión en las noticias entre sanciones y aranceles. Las diferencias son significativas y abarcan varios aspectos. Cubriremos esto en un artículo aparte. Aquí es importante señalar que si bien las sanciones implican la prohibición de relaciones comerciales, la confiscación de activos y, con frecuencia, restricciones a las relaciones diplomáticas que imposibilitan a personas físicas, jurídicas y países enteros acceder a recursos esenciales y participar en entidades multilaterales, los aranceles aduaneros son un instrumento legítimo y soberano de la política comercial. Además, según la Carta de las Naciones Unidas, las sanciones establecidas fuera del sistema de las Naciones Unidas son ilegales.
La segunda característica, llena de matices, se hace evidente al observar que la abrumadora mayoría de los países de la lista están infestados de multinacionales estadounidenses. Estas industrias fueron transferidas masiva y deliberadamente desde Estados Unidos —promoviendo su desindustrialización acelerada— durante los últimos 25 años del siglo pasado para promover una arquitectura económica conocida popularmente como globalización, que preveía la explotación de mano de obra barata en los países en desarrollo, el uso de la fuerza militar y el abuso del dólar como moneda de reserva internacional para transformar a Estados Unidos en un centro hacia el cual convergiera toda la riqueza generada globalmente. Ya sea por las contradicciones inherentes al propio esquema –financiarización, pérdida de control gubernamental sobre la economía, cadenas de suministro largas e inestables, degradación del mercado laboral local, trivialización de las sanciones económicas unilaterales, etc.–, el ascenso de China y Rusia como competidores económicos iguales y el florecimiento de la multipolaridad como paradigma de interacción geopolítica y económica entre los países del Sur Global, el esquema de globalización no ha funcionado muy bien. El propio vicepresidente estadounidense,
J. D. Vance, resumió las conclusiones de las élites estadounidenses sobre los problemas de la globalización en los siguientes términos :
Lo primero es asumir que podemos separar la fabricación de las cosas del diseño de las cosas. La idea de la globalización era que los países ricos ascendieran en la cadena de valor, mientras que los países pobres simplificarían las cosas.
[…]
Ahora, asumimos que otras naciones siempre nos seguirían en la cadena de valor, pero resulta que a medida que mejoraron en el extremo inferior de la cadena de valor, también comenzaron a desarrollarse en el extremo superior. Nos apretaron por ambos extremos. Ahora bien, ese fue el primer concepto de globalización.
En otras palabras, la administración Trump es plenamente consciente del inexorable declive del imperio estadounidense. De hecho, las élites estadounidenses están desesperadas ante la perspectiva de un colapso. Y es esta desesperación, sumada a una manifestación sin precedentes de analfabetismo económico y geopolítico, lo que está en el corazón del Día de la Liberación. Desde que G. W. Bush fue elegido todos los presidentes que prometieron recuperar las industrias, pero ninguno de ellos ha podido hacerlo. Tampoco será Trump. La reindustrialización de Estados Unidos, como la de cualquier otro país, requiere una planificación estratégica a largo plazo que ningún imperio en decadencia puede ejecutar. Éste es el componente sistémico de la ecuación.
El componente circunstancial tiene que ver con la imprevisibilidad y el analfabetismo geopolítico y económico de Trump y su equipo. La reubicación de industrias es una tarea compleja, de largo plazo y extremadamente costosa que requiere inversiones masivas de capital privado y público para la capacitación de la fuerza laboral, la infraestructura y la remodelación de las cadenas de suministro. Nada de esto cae del cielo de la noche a la mañana y Estados Unidos tiene serios problemas en todos estos aspectos. Entonces, ¿cómo podrían los inversionistas reubicar sus industrias en EE.UU., para evitar perder competitividad en el mercado norteamericano, si no hay un plan a largo plazo y el propio presidente declaró que los aranceles establecidos el Día de la Liberación estarán sujetos a revisión y negociación bilateral?
Además, las represalias serán inevitables. Y devastador, porque ya no estamos en 1950, inmediatamente después de la guerra, cuando el resto del mundo estaba en ruinas y Estados Unidos era la única superpotencia industrial operativa. En otras palabras, los países necesitaban exportar a Estados Unidos para adquirir dólares para importar productos manufacturados. Ese tiempo ya pasó. Estados Unidos ya no es el principal socio comercial de la mayoría de los países del mundo. China ha estado ocupando ese lugar. En cuanto a Estados Unidos, el resultado será una inflación descontrolada en el país y una pérdida acelerada de competitividad de su industria nacional restante en los mercados globales.
Ahora consideremos por un momento una perspectiva diferente: que tal vez el Día de la Liberación de Trump no tenga nada que ver con “Hacer a Estados Unidos grande otra vez” (MAGA, por sus siglas en inglés), sino que sea parte de un desarrollo más amplio que consiste en el saqueo final de la riqueza restante del imperio antes de su colapso definitivo. Eso parece tener más sentido. ¿Te acuerdas del día de la inauguración, todos esos multimillonarios en la primera fila? Sí, Trump está efectivamente gestionando la retirada y el declive de Estados Unidos de tal manera que garantice el saqueo final de la riqueza del imperio por parte de estos oligarcas y la transferencia de la carga al pueblo de Estados Unidos y, si es posible, al resto del mundo también. Por ejemplo, los despidos masivos de empleados federales y la cancelación de programas gubernamentales promovidos por Elon Musk, el hombre más rico del mundo, bajo el pretexto de promover la “eficiencia”, han ahorrado al gobierno federal una suma equivalente a, como máximo, un tercio de su fortuna personal. Y sólo estamos hablando de uno de estos oligarcas. Por otra parte, ¿qué pasa con la reducción masiva de los impuestos que gravan sus grandes fortunas?
Y finalmente, volvamos a la retórica demagógica que rodea estos acontecimientos. Respecto a las declaraciones de Trump de que sus medidas económicas están encaminadas a liberar a EEUU de la opresión que ejerce el resto del mundo, imaginemos lo siguiente: un dueño de una plantación de azúcar que, después de arrojar a sus esclavos a la calle sin ningún medio de supervivencia, a vivir bajo un régimen de apartheid , declara que se ha liberado de la enorme carga de esclavizarlos.
Análisis: La opinión del economista Michael Hudson
MICHAEL HUDSON: Al observar las estadísticas y la explicación de Trump, uno se da cuenta de lo absurdo que es todo esto. Y esta absurdidad es algo nuevo que ni Richard, ni yo, ni nadie más podríamos haber imaginado. Los comentaristas se han estado preguntando cómo Trump creó estos gráficos que explican cómo otros países nos explotaban con políticas arancelarias y comerciales de enorme magnitud, muy por encima de sus aranceles reales. ¿Cómo es posible que impongamos aranceles del 50% o del 40% si nos castigan con aranceles del 100% y del 80%? Son cifras absurdas.
Anoche recibí llamadas de excandidatos presidenciales y fundaciones de investigación preguntándome qué significaban estas cifras. Me llevó horas darme cuenta de lo absurdas que eran. Así que vale la pena dedicar un minuto. De hecho, me llevará unos 10 o 15 minutos explicar cómo Trump calculó estos aranceles.
A primera vista, parece que solo quiere atacar a los países más pobres y débiles como Myanmar, Birmania y Bangladesh. Eso es lo que hacen los abusadores. Y quiere eliminar las fábricas chinas en Vietnam. Pero al analizar sus cifras, se aprecia la falsedad de su trabajo. Explicó que los aranceles atribuidos a otros países contra Estados Unidos no eran simplemente los aranceles oficiales que todos observamos, sino que algunos países nos atacan de dos maneras. Algunos compran dólares estadounidenses manteniendo sus reservas en dólares. Lo hacen para reciclar sus dólares en Estados Unidos y evitar la apreciación de sus monedas. Esto es lo que permitió a Estados Unidos obtener beneficios económicos al impedir que otros países compren oro, agotando sus reservas de oro y obligándolos a usar su superávit económico y comercial para prestar al Tesoro estadounidense. Trump dice que, en lugar de reconocer que esa ha sido la clave del imperialismo financiero estadounidense, ha sido un ataque contra nosotros.
Y el otro problema por el que nos han estado atacando es que somos demasiado pobres para comprar tantas exportaciones nuestras como nosotros les hemos estado comprando a ellos. Así que a Taiwán se le acusa de un arancel del 60% y el 64%. China, del 67%. India, del 52%. Vietnam, del 90%. Y además de Vietnam, están Laos y Camboya con aranceles del 49%. Tailandia e Indonesia tienen aranceles del 36% y el 32%, respectivamente. ¿Quién hubiera pensado que estos son los países que están librando una guerra económica contra Estados Unidos para aprovecharse de nosotros? Esto parece extraño a primera vista. Como señaló Richard, se señala a Corea del Sur y Japón. Muchas de sus importaciones provienen de filiales de multinacionales estadounidenses o de sus aliados. Bueno, Trump afirma que otros países están reciclando sus ingresos de exportación para comprar dólares. Eso es artificial. Eso es manipulación monetaria.
Y si no hubieran comprado bonos del Tesoro estadounidense ni acciones estadounidenses, sus monedas habrían subido, lo que presumiblemente habría hecho que las exportaciones industriales estadounidenses fueran más competitivas si tuviéramos alguna industria que las produjera, algo que ya no tenemos. Así que, creo que lo que está al revés aquí no es que otros países hayan luchado por manipular su moneda, sino que el dólar estadounidense se ha apreciado frente a todas las demás monedas del mundo en la última década. Y esto comenzó con la resolución de Obama del fraude de las hipotecas basura en 2008. La solución de la administración Obama fue que la Reserva Federal interviniera e implementara una política de tipos de interés cero que generó enormes ganancias para el mercado bursátil. Y el mayor repunte de bonos de la historia se ha debido a la reducción del precio de los bonos, ya saben, del 5%, el 6% hasta el 0,1%. Bueno, si observamos la distribución de la riqueza en Estados Unidos, el 50% más pobre no ha aumentado su riqueza en absoluto. Es una pequeña parte de sus tenencias bursátiles y riqueza desde 2008. Todo este aumento de riqueza ha ido a parar al 10% más rico, casi en su totalidad en acciones, bonos y precios inmobiliarios. Así que el dólar estadounidense se ha disparado frente a otros países. No se debe a que estemos exportando más, ni a que nos estemos desindustrializando. No se debe a que nuestro presupuesto esté entrando en superávit, sino a que hemos estado acumulando un déficit presupuestario de enormes proporciones. Y hemos estado gastando dinero militar en todo el mundo. ¿Cómo es posible que Estados Unidos, desindustrializando un enorme gasto militar con un enorme déficit presupuestario, haya estado elevando el tipo de cambio del dólar, lo que ha atraído capital especulativo de todos los demás países? La razón de estas fluctuaciones del tipo de cambio no tiene nada que ver con el comercio. Se trata del sector financiero. Y ni una palabra al respecto de Trump. Y resulta que…
RICHARD WOLFF: Michael, déjame añadir algo. Permíteme interrumpir y añadir algo muy rápido.
MICHAEL HUDSON: Por favor. Las cifras falsas o disparatadas que se están publicando aquí.
RICHARD WOLFF: Si se tienen en cuenta estos aranceles desorbitados que se han impuesto a Estados Unidos, considerando, de esta forma tan extraña, los déficits, quiero recordarles que el déficit comercial, el hecho de que enviemos dólares para comprar toneladas de cosas, es lo que pone los dólares en manos de los países a los que les compramos. ¿Y por qué lo hacemos? Porque las empresas estadounidenses se han mudado allí. También hay empresas locales, francesas, alemanas y británicas. Pero las empresas estadounidenses son una parte muy importante de por qué enviamos todos esos dólares. Ahora bien, ¿qué hacen con los dólares? Seamos claros. Se los prestan a Estados Unidos. Compran bonos del Tesoro. Y seamos claros qué significa eso. ¿Es eso una opresión de Estados Unidos? Por supuesto que no. Esto es lo que ha hecho posible: Estados Unidos ha podido librar la guerra de Vietnam, la de Afganistán, la de Irak y la de Ucrania. La semana pasada, el New York Times publicó la influencia de Estados Unidos en esa guerra desde el principio. Y pudimos hacerlo sin gravar al pueblo estadounidense. ¿Saben por qué? Porque todos esos tenedores de dólares prestaron el dinero al gobierno de Estados Unidos para financiar la guerra. Los estadounidenses patriotas deberían estar agradecidos. Logramos que pagaran por esos países, muchos de los cuales, permítanme aclararlo, están del lado de Rusia, como China, que prestaron dinero a Estados Unidos para librar una guerra contra Rusia. Y ahora queremos afirmar que nos oprimieron. Esos extranjeros nos oprimieron.
Créanme, si el pueblo estadounidense hubiera pagado impuestos para pagar esas guerras, si hoy pagaran impuestos para pagar la guerra en Ucrania, la guerra en Gaza y todas las demás cosas por las que están pagando, estas guerras se habrían detenido. Así que este recálculo para encajar en la disparatada narrativa que el Sr. Trump quiere presentar es realmente extraño. Y el último punto, el resto del mundo no nos ha estado haciendo dumping. Tenemos aranceles que han estado vigentes durante 50 años. Y sigo queriendo recordarles a los estadounidenses que hace más de 50 años, impusimos un arancel a los fabricantes europeos de camionetas. Un arancel enorme del 25 por ciento. Ha estado vigente durante los últimos 50 años. A los estadounidenses no les encantan las camionetas porque hagan que los hombres se sientan masculinos.
Análisis: Algunas observaciones sobre la histeria arancelaria
Larry C. Johnson
No teman. No los voy a someter a un análisis detallado de las consecuencias económicas y políticas de los aranceles recientemente implementados por Donald Trump. Si bien tengo un doctorado en economía internacional, no soy un experto en finanzas ni en operaciones con bonos. Y no pretendo justificar la implementación de esta política por parte de Trump. Simplemente quiero que consideren otra explicación para la política arancelaria de Trump, que no tiene nada que ver con la importación y exportación de bienes y servicios, sino con la reestructuración del balance general de Estados Unidos, en particular en lo que respecta a la deuda a corto plazo.
Según los datos más recientes disponibles, la deuda externa a corto plazo del gobierno de Estados Unidos ascendía aproximadamente a 8,66 billones de dólares en septiembre de 2024.Esta cifra representa las obligaciones que vencen dentro de un año e incluye la deuda en poder del gobierno general, el banco central, las sociedades de depósito y otros sectores.
El tipo de interés actual de la deuda a corto plazo de Estados Unidos varía en función del vencimiento de las letras del Tesoro:
- Letra del Tesoro a 1 mes: 4,30 % al 4 de abril de 2025.
- Letra del Tesoro a 3 meses: 4,28 % al 4 de abril de 2025.
- Letra del Tesoro a 6 meses: 4,16 % al 4 de abril de 2025.
- Letra del Tesoro a 1 año: 3,89 % al 4 de abril de 2025.
Estas tasas reflejan el rendimiento de las obligaciones negociables con vencimientos de un año o menos. La tasa federal a corto plazo para abril de 2025 es ligeramente inferior, del 4,16 % anual , según cálculos del IRS. En pocas palabras, se trata de mucho dinero en intereses que Estados Unidos está pagando para pagar la deuda.
Hoy, 4 de abril de 2025, los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense a largo plazo experimentaron una disminución significativa como resultado de los aranceles:
- Rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años: cayó por debajo del 4%, cerrando en 3,97%, marcando su nivel más bajo desde octubre de 2024
- Esta caída fue impulsada por mayores temores de recesión tras el anuncio del presidente Donald Trump de aranceles agresivos a las importaciones, lo que llevó a los inversores a buscar seguridad en los bonos del gobierno.
- La caída refleja las preocupaciones sobre posibles crisis económicas mundiales y una mayor demanda de activos refugio como los bonos del Tesoro estadounidense.
En otras palabras, el gobierno estadounidense recibió más dinero por un bono hoy que ayer, y su obligación de pagar intereses se ha reducido. Hoy almorcé con un buen amigo, quien tiene acceso a los funcionarios financieros de Trump, y me dijo que este es el verdadero propósito de los aranceles: reestructurar el balance general de Estados Unidos, reducir el déficit y la deuda a corto plazo del gobierno estadounidense.
Me dijeron que si el ciudadano estadounidense promedio comprendiera la fragilidad del sistema financiero estadounidense, especialmente por la carga de la deuda a corto plazo, esto podría causar pánico, seguido de una crisis económica. Trump se está comportando como un mago: pide a la gente que se centre en los posibles beneficios comerciales y el aumento del empleo, mientras hace prestidigitación financiera.
James Surowiecki publicó en X un excelente resumen que expone que las tasas arancelarias son falsas:
Aunque el plan arancelario está siendo atacado —correctamente, en mi opinión— como una política comercial equivocada, he llegado a creer que ese no es el verdadero objetivo de Trump.
Permítanme usar un ejemplo simple y simplificado para explicar lo que creo que Trump intenta hacer. Imaginen que están comprando una casa y tienen un préstamo de $500,000 a 10 años con un interés único del 4.5%. A esta tasa, su pago mensual es de $1,875. Ahora bien, ¿qué sucede si esa tasa baja al 2.5%? Su nuevo pago sería de $1,041.67. Habrían ganado casi $10,000 para fin de año (suponiendo que no gastaran los ahorros). En otras palabras, Trump está usando aranceles para refinanciar la deuda estadounidense a una tasa más baja. Queda por ver si esto funciona.
¿Qué pasa si pagas un interés del 4,5% sobre 8 billones de dólares en un año? Pagarías 360.000 millones de dólares en intereses. Reduzcamos la tasa al 2,5% durante un año. Ahora pagas 200.000 millones de dólares en intereses. ¡Rayos!, con esos ahorros, Trump podría comprar una flota de portaaviones nuevos (es broma). Eso es lo que Trump pretende. [Nota: si me equivoco con los cálculos, confiaré en ustedes, los genios financieros, para que me lo aclaren].
Refinanciar deudas onerosas es algo que Trump ha hecho varias veces a lo largo de su carrera empresarial, y en el proceso logró convertirse en multimillonario. Independientemente de sus objeciones sobre otras políticas de Trump, en particular sobre Ucrania y la guerra entre Israel y Palestina, no cometan el error de asumir que es un necio en este caso y que no sabe lo que hace. Aun así, es una apuesta arriesgada. Tendremos que esperar un par de meses para ver si fue una maniobra desesperada o un acuerdo financiero astuto, aunque arriesgado.
Análisis: Jeffrey Sachs: “Los aranceles van a reducir el nivel de vida”
Van a destruir la economía estadounidense y están siendo puestas en práctica por razones increíblemente extrañas y equivocadas que son completamente falaces.
Déjame explicarte.
Estados Unidos tiene un gran déficit en su comercio de bienes y servicios —lo que se denomina la cuenta corriente de los EE. UU— y ese déficit asciende a alrededor de un billón de dólares.
Trump dice: «Oh, eso es porque otros países están estafando a Estados Unidos».
Ni siquiera puedo empezar a decir lo absurda que es esa frase.
[La palabra es infantil.]
Tener un déficit en cuenta corriente significa, y precisamente, que Estados Unidos gasta más de lo que produce. Eso es lo que conduce a un déficit: se gasta más de lo que se produce.
Y gastamos más de lo que producimos porque en este país tenemos un ahorro muy bajo. Tenemos un enorme déficit presupuestario.
Así que el gobierno es como la tarjeta de crédito nacional: funciona a crédito.
Transfiere dinero, paga guerras, paga las guerras de Israel, paga bases militares en 80 países de todo el mundo, paga ese establecimiento militar de más de un billón de dólares al año y cientos de miles de millones más de gastos asociados al complejo militar-industrial.
Y ofrece recortes de impuestos para los estadounidenses más ricos.
Permite la evasión fiscal por parte de los estadounidenses más ricos —y digo evasión porque no realiza auditorías y destripa la aplicación de las leyes fiscales.
Así que sufrimos una hemorragia de déficit y la deuda pública aumenta.
Y debido a todo eso, el gasto de nuestro país es mucho mayor que nuestro ingreso nacional.
Es un billón de dólares más que el ingreso nacional.
Es exactamente el desequilibrio entre nuestras importaciones de bienes y servicios y nuestras exportaciones de bienes y servicios.
Todo esto viene a decir que lo que Trump llama una “estafa” es simplemente la absoluta irresponsabilidad de la clase política en Washington.
Se trata de un gangsterismo corrupto y plutocrático que regala impuestos y recortes fiscales a los más ricos y emprende una guerra tras otra… a crédito.
Y eso conduce a estos grandes déficits que luego Trump atribuye a otros países.
Ahora va a corregir esos déficits, piensa, aumentando los aranceles.
Y por supuesto, no va a hacer nada por el estilo.
Los déficits continuarán porque son resultado del despilfarro de Washington.
No vienen del hecho de que otros países nos están estafando.
Así que subirá los aranceles. Los estadounidenses cambiarán su gasto, por ejemplo, de un automóvil importado a uno nacional. Es cierto. Pagarán precios más altos por esos automóviles nacionales. Y nuestra industria automotriz exportará menos.
Así que sí, habrá menos importaciones y menos exportaciones, y el equilibrio no se moverá.
Y nada de esto va a cambiar la imprudencia fiscal.
¿Cuál es la mayor aspiración de Trump? Continuar con los recortes de impuestos para los estadounidenses más ricos, lo que costará otros 4 billones de dólares en el presupuesto de los próximos 10 años.
Porque se supone que estos recortes de impuestos van a terminar, pero él dice: «No, no, no. Son impuestos para mis donantes ricos, así que van a continuar».
Así que no va a resolver la crisis presupuestaria.
No va a resolver el déficit comercial, porque eso es consecuencia de la crisis presupuestaria.
Pero lo que va a hacer es reducir el nivel de vida de nuestro país y del mundo.
Porque el comercio es beneficioso para el nivel de vida (se llama ganancias del comercio).
Compramos más barato. Vendemos bienes en los que tenemos ventaja comparativa. Y ambas partes se benefician del comercio.
Por supuesto que nos excedemos, porque gastamos demasiado, pero eso es algo completamente diferente.
Nadie está estafando a Estados Unidos con estas cifras.
No sé si es sólo retórica, ignorancia o confusión, pero es una política económica increíblemente mala.
No llegará a nada bueno.
Y, por cierto, mencionaste con razón que los aranceles son, por supuesto, un impuesto. Entonces, ¿quién se supone que tiene autoridad sobre los impuestos?
Y el Congreso no tiene nada que decir al respecto. Es un espectáculo unipersonal.
¿En qué nos hemos convertido en este país? Ni siquiera el rey Jorge habría recaudado impuestos sin el Parlamento británico en el siglo XVIII.
¿Y qué le pasó a este país? Trump simplemente dice: «Oh, es una emergencia», y ahora tenemos un gobierno unipersonal, basado en premisas completamente falaces que no pasan el primer día de estudio sobre qué es un déficit comercial.
Enseñé eso durante más de 20 años en la Universidad de Harvard: ¿qué es un déficit comercial, cómo se relaciona con el exceso de gasto sobre la producción, cómo se relaciona con el exceso de inversión en un país sobre una tasa de ahorro baja?
Bueno, nada de esto parece tener sentido.
Nadie hace preguntas
No hay día de audiencias.
No hay ningún análisis.
Es un espectáculo unipersonal basado en falacias económicas que destruirán nuestra economía y el sistema de comercio mundial.
Y puedo decirles, en todo el mundo, porque estoy hablando con líderes de todo el mundo, y recientemente en Asia, que las palabras para describir esto no se pueden encontrar en una compañía educada».
Análisis: Vamos a atender a Donald Trump en su pensamiento de fondo.
Wofnon
Vamos a atender a Donald Trump en su pensamiento de fondo. Es decir, lo tomaremos seriamente, para poder comprender en qué anda, lo que ha hecho es una locura, pero hay que saber porqué lo es. Debo reconocer, que el cabeza de pipi, me ha dado trabajo, leyendo mucho, pero…, siempre sirve.
Trump declara una revolución económica: "El resultado será histórico". El presidente estadounidense, Donald Trump, anunció "una revolución económica" en EE.UU., afirmando que ya se han invertido más de cinco billones de dólares. En un reciente 'post' en Truth Social, Trump lanzó una crítica contundente hacia China y otras naciones, afirmando que Estados Unidos ha sido tratado "insosteniblemente mal". "Hemos sido el 'palo tonto e indefenso al que se azota', pero ya no es así", afirmó. Además, aseguró que "China ha estado mucho más afectada que EE.UU., 'ni de cerca'".
En este sentido, destacó que EE.UU. está "recuperando empleos y empresas como nunca antes". "Esta es una revolución económica y ganaremos. Resistan, no será fácil, pero el resultado final será histórico", escribió dirigiéndose a sus ciudadanos.
El miércoles, el mandatario estadounidense introdujo aranceles recíprocos, con China entre los países más afectados por el aumento de los gravámenes. Las tasas al gigante asiático aumentaron al 54 % debido a una tasa ya existente del 20 %. En medio de la incertidumbre generada por estos megaranceles y el contrataque comercial de China, Wall Street cerró este viernes experimentando su peor jornada desde la crisis provocada por la pandemia de covid-19 en 2020.
El día que su "liberación" económica o la revolución que pretende, que confieso, la está haciendo, salvo que no está saliendo como la pretende, como a escondidas, el tipo hizo esto. Que pocos le dieron seguimiento:
"...Las acciones de Trump Media & Technology Group, la matriz de Truth Social, caen este miércoles más de un 5% después de que haya trascendido que Donald Trump pretende desprenderse de todo el capital social que posee, el cual estaría valorado en unos 2,300 millones de dólares (2,118 millones de euros).
De esta forma, sus títulos en el Nasdaq se dejan un 5.43% sobre las 17:40 hora peninsular española y se negocian en los 19.16 dólares (17.65 euros) justo el día en que Trump anunciará su nuevo paquete de aranceles "recíprocos" en lo que ha bautizado como el 'Día de la Liberación'...".
Es decir, perdió ese día, 115 millones de dólares, hoy se cotiza a 17 dólares, menos 2.16 dólares, un 11,30%, es decir, perdió 240 millones más, total, 355 millones, se esfumaron.
¿Qué busca Trump con su juego de aranceles?, una sola cosa, llevar la producción de todo lo que sea posible producir, a los EEUU. Ese es su objetivo y ningún otro, en el fondo, pretende ser la China del siglo XXI, nadie le explicó que el puesto ya está ocupado, y no sólo eso, se está generando otro, a través de los BRICS.
Desde el comienzo de la Operación Militar Especial, explicamos que lo había detrás de ese conflicto, no era "Ucrania", se trata de acabar con el viejo orden imperial del capitalismo, encabezado por los EEUU y seguido por todos los atlantistas de la tierra.
Lo resumimos con un pensamiento que tiene que ver con una ecuación no resuelta, y en la embriaguez a que los indujo -ideológicamente-, Francis Fukuyama, con "El fin de la historia y el último hombre".
Es allí, paradojalmente, donde comienza en declive del imperio, cuando precisamente festejaba la desaparición de la URSS, olvidaron un elemento esencial, "resolvieron" el conflicto este-oeste, pero cometieron un error estratégico, en 1972, decidieron, aprovechando contradicciones del movimiento comunista internacional, separaron la República Popular de China, de la Unión Soviética. Divide y vencerás, lo lograron, pero, todos pensaron que incluyendo a China a la OMC, todo está listo y ya es de los nuestros. Se equivocaron.
Dos cables sueltos quedaron al garete, el sur pobre, y una China que comienza a echarse a andar ¿y cómo lo hacen?, fácil, como dijo Fidel, "estudiando el capitalismo me hice comunista", los chinos lo estudiaron bien, le ofrecieron fuerza de trabajo barata, y para un capitalista, es como ofrecerle a Drácula un banco de sangre. Es por ello, que lo que pretende Trump es un imposible.
Hay que esforzarse para estudiar elementos estadísticos que nos permite descifrar los problemas. Voy a dejar unos conceptos básicos.
- - Según el Banco Mundial (2021), el 80% de los empleos globales provienen de sectores de la economía real, mientras que la economía financiera representa un pequeño porcentaje de los empleos totales.
- - En la década de 1930, J. M. Keynes (1936) advertía sobre los peligros de una "economía de casino", donde los mercados financieros se volvían especulativos, en lugar de servir como un motor de inversión para la economía real. Esta preocupación se ha mantenido vigente, especialmente con la globalización y la liberalización de los mercados financieros en las últimas décadas.
- - El modelo económico de más mercado y menos Estado, ha generado un desequilibrio estructural, en el cual la economía real se ve subyugada por los capitales financieros. En tiempos de crisis, el impacto se multiplica: cuando estallan las burbujas especulativas, las consecuencias recaen principalmente en la economía real, afectando los empleos, el consumo y los ingresos de la población general. A largo plazo, este sistema basado en la especulación crea un crecimiento económico insostenible y una desigualdad que erosiona la cohesión social y la estabilidad política.
- - La economía real y la economía financiera son dos conceptos interrelacionados, pero a su vez, antagónicamente opuestos. Mientras que la economía real está basada en la producción, la distribución y la comercialización de bienes y servicios, la economía financiera se centra en los activos y mercados financieros.
- - Algunos de estos bienes de primera necesidad también se encuentran sometidos a las presiones especulativas derivadas de su cotización en los mercados de futuros. En la actualidad, se estima que sólo el 1% del dinero circulante es papel moneda el 11% restante sería dinero bancario (depósitos, tarjetas…) y el 82% restante sería financiero. Se ha generado un “sistema bancario a la sombra” de grandes proporciones que es el principal responsable de los productos titulizados y derivados a través de mercados Over the Counter (no regulados). En 2007 el valor nominal de los derivados directos “over-the-counter” fue de alrededor de 596 billones de dólares, casi diez veces más que el valor del PIB mundial. Se trata de una enorme proporción no regulada del sector financiero, que ha producido un aumento de los riesgos sistémicos y cuyo papel en la generación de la crisis financiera ha sido clave. Por otro lado, algunos bancos han desarrollado operadores, como los denominados vehículos de inversión estructurados, para evadir normas como las exigencias en materia de adecuación del capital.
Explico este último punto, estamos hablando de la crisis 2008, que dicho sea de paso, jamás se salió de ella, que es una característica nueva, puesto que siempre el capitalismo salió de sus crisis periódicas, en 1929 (crash de la bolsa), 1945 (segunda guerra mundial), 1975 (shock petrolero), 1992 (Argentina, efecto Tango), 1994 (México, efecto Tequila), 1997 (crisis del sudeste asiático), 2008, (crisis mundial, "SubPrimes), solamente de esta última, jamás se salió.
596 billones en el 2007, de economía especulativa, contra 58.39 billones de PIB de la economía real, 10 veces es "la economía financiera que se centra en los activos y mercados financieros", o un 10% de esa economía especulativa, es la economía real, la que está basada en la producción, la distribución y la comercialización de bienes y servicios.
Hoy esa economía real es de 110 billones en el 2024, mientras que la especulativa ronda los 1.000 billones. la gente se dice asombrada por lo que pasa, bueno, este es un "paper" del 26 de noviembre, ya conocido el resultado de las elecciones.
26 Nov 2024. El resultado electoral en EE. UU. provoca cambios en los mercados. Aumento de la volatilidad en las materias primas. Las políticas económicas de Trump 2024 traerán consecuencias significativas para el comercio global y las materias primas agroalimentarias, destacando un cambio en los precios y la fortaleza del dólar.
La reciente victoria de Donald Trump en las elecciones de EE. UU. ha generado un gran revuelo en el ámbito internacional. Este triunfo no solo representa un cambio en la política estadounidense, sino que también amenaza con alterar los frágiles equilibrios que rigen el mundo globalizado actual.
La promesa «Make America Great Again» ha resonado entre muchos estadounidenses, quienes anhelan recuperar un pasado que consideran más seguro y próspero. Sin embargo, este deseo puede llevar a consecuencias inesperadas y perjudiciales tanto para Estados Unidos como para el resto del mundo.
La victoria de Trump le da un nuevo y duro giro a la economía mundial. Muchas de sus ideas económicas son similares a las de su primer mandato. Sin embargo, esta vez son más refinadas y el presidente electo tiene más experiencia y determinación para llevarlas a la práctica. Ha prometido aranceles del 10 por ciento o del 20 por ciento sobre todos los bienes importados a Estados Unidos y aranceles aún más altos, del 60 por ciento, sobre los productos chinos.
Asimismo, ha prometido traer la manufactura a casa, recortar los impuestos y deportar a millones de inmigrantes irregulares. Pese al extremismo de algunas de sus propuestas, Trump logró convencer a muchos votantes, que luchan contra la subida de los precios de los alimentos y de la vivienda, de que con él les irá mejor económicamente.
Todo estaba dicho de antes, que nadie se llame a sorpresas. Pero soy un convencido que aquello no va y no puede resultar, si bien es cierto "resolvieron" el conflicto este-oeste, nunca le pusieron atención al conflicto norte-sur, entre los países ricos y pobres, y vinieron los abanderados del sur, China y Rusia, y plantearon algo simple, vamos a cambiar el paradigma, "el sur global, ahora ya sabe hacer las cosas (valor agregado) y tiene con qué hacerlas (materias primas), el norte, sabe hacer las cosas (valor agregado), pero no tiene con qué hacerlas (materias primas)".
Si los europeos piensan que con castillos, museos y estadios de fútbol van avanzar en la producción real de las cosas, esas que se consumen a diario, pan, leche, tomates, azúcar, etc. buena suerte ¿por qué cree usted que Trump no quiere saber nada de ese continente, pero sí de América latina?, el mayor error de esta administración neo nacionalista, es haber golpeado racistamente, clasistamente, a los pueblos latinoamericanos. No sr. Trump, jamás a los capitalistas les ha importado el patriotismo, si es necesario ir a países comunistas (China y Vietnam), lo harán, de hecho, lo hicieron. Le daré un solo ejemplo de su estupidez.
Un par de zapatillas Nike. Se fueron a Vietnam, Tailandia, Laos, etc. costo de ese par, 50 u$d, salario y materia primas, ganancias, 100%, lo venden a 100 u$d, precio del arancel anterior, 5%, 5 u$d, total, 105 u$d, el comerciante yanki en precio FOB, lo obtiene a ese precio, paga el transporte, 5 u$d, total de su costo, 110 u$d, lo vende con 15% de ganancias, 126 u$d. Perfecto.
Ahora Trump le dice al Sr. Smith (obvio), o pagas un 46% de arancel, o vuelves aquí e inviertes en el país...
Variante uno, se queda en Vietnam o en todo el este asiático, sigue produciendo a 50 u$d el par de tenis, 100% de ganancia (50 u$d), 100 u$d, en vez de 5 u$d, 46 u$d de arancel, 146 u$d, el comerciante lo compra, el transporte y la ganancia, 146 + 5 = 151, + 15% ganancia, 173 u$d el par de zapatillas, el consumidor paga el arancel, si no te gusta, entonces no compras.
Variante dos, el tipo regresa con su fábrica, millones en montarla de nuevo en los EEUU, costo de producción del mismo par de tenis, 250 u$d, materias primas importadas, y salario yanki, que no es el mismo que el que pagan en el sudeste asiático, quizás Trump no sepa, porqué se fueron para allá. Ganancia, ya no de 100%, sino de 20%, al final, son 50 u$d (20% de 250 u$d), total, 300 u$d el par de zapatillas Nike.
El yanki medio, compraba sus tenis Nike por 126 u$d, el empresario se ganaba sus 50 u$d, por cada par, ahora se va ganar 50 u$d por cada par que venda, solo que el consumidor va a pagar 300 u$d por su par de tenis, entonces, deberá ganar bastante dinero, y si gana dinero para comprarse esas zapatillas, entonces, donde trabaje, deberán cobrar mucho más por sus productos... y así comienza la rueda del capitalismo.
Donald, estudia "la división internacional del trabajo".
Entonces, la gente va a montar su carrito, y se va a ir a Canadá a comprar sus cosas, y los de la frontera mexicana se irán a México a comprar sus cosas... y "nuestros" gusanos, como el gobernador De Santis pretende prohibir los productos chinos, irán a Cuba a comprar los productos chinos que no les pondremos aranceles e inundaremos el sur de la Florida, con productos chinos...
Un éxito, Donald.