Tadeo Casteglione*
Este evento trascendental de casi noventa minutos de duración no fue simplemente una conmemoración histórica, sino una meticulosamente orquestada exhibición de poder que ha enviado ondas sísmicas a través del panorama geopolítico internacional, provocando reacciones que van desde la admiración cautelosa hasta la franca hostilidad.
China no solo es una potencia económica, sino también un actor militar y político con ambiciones globales. Un mensaje que, dependiendo del lugar desde el que se lo mire, generó fascinación, preocupación o abierta hostilidad.
Un escaparate militar sin precedentes en la era moderna
En la historia reciente de China no abundan los desfiles de este calibre. De hecho, es apenas la segunda vez en toda su era contemporánea que el gigante asiático organiza un desfile del Día de la Victoria.
La primera fue hace diez años, y desde entonces la política de Pekín cambió mucho: pasó de un perfil relativamente discreto a una posición mucho más firme y confiada en el escenario internacional.
El evento fue mucho más que un recuerdo a los caídos en la Segunda Guerra Mundial: fue un hito en la diplomacia china. La presencia de más de veinte líderes extranjeros, entre ellos Vladimir Putin, Kim Jong-un, representantes de India, Irán, Pakistán, Bielorrusia y hasta Eslovaquia, deja en claro que China tiene capacidad de convocatoria y está construyendo, poco a poco, una red de alianzas que desborda el marco del orden occidental.
El desfile arrancó puntualmente a las 9 de la mañana en Pekín. Las cámaras del mundo tenían los ojos puestos en la Plaza Tiananmen, y lo que se mostró allí fue una auténtica vitrina de las armas más avanzadas del Ejército Popular de Liberación.
Para los analistas occidentales, acostumbrados a especular con información fragmentaria, fue un baño de realidad: muchos de los sistemas armamentísticos que se intuían en informes secretos aparecieron frente a las cámaras en todo su esplendor.
Misiles balísticos intercontinentales de nueva generación, drones jamás vistos en público y vehículos blindados con tecnologías de última generación desfilaron ante los ojos del mundo. La señal era clara: China ya no juega a la defensiva ni se limita a hablar de desarrollo económico; también reclama su lugar como potencia militar a la altura de Estados Unidos y Rusia.
Innovaciones tecnológicas que redefinen el equilibrio estratégico
Los sistemas de armamento presentados durante el desfile revelan una transformación profunda en la filosofía militar china. Los nuevos misiles nucleares exhibidos no solo representan mejoras incrementales en la capacidad existente, sino saltos cualitativos que posicionan a China como una superpotencia nuclear de primer orden.
Si hubo un aspecto que dejó boquiabiertos a muchos fue la presentación de nuevas armas que no solo mejoran lo ya existente, sino que cambian las reglas del juego.
Los misiles intercontinentales exhibidos no son meras versiones mejoradas de los que China ya tenía: se trata de saltos cualitativos en movilidad, precisión y capacidad de penetrar defensas antimisiles. Dicho en criollo: son armas que hacen mucho más difícil para Washington o para cualquier otra potencia pensar en contener a China a través de escudos o sistemas de interceptación.
Pero lo más llamativo fueron los drones. Pekín presentó modelos que funcionan como “aleros leales” de aviones de combate de nueva generación. Equipados con inteligencia artificial, estos drones pueden acompañar a un caza tripulado, defenderlo, atacar objetivos y hasta tomar decisiones autónomas en pleno combate. Un cambio radical en la forma de entender la guerra aérea, que hasta ahora dependía casi exclusivamente del factor humano en cabina.
La combinación de inteligencia artificial, autonomía y capacidad de combate coloca a China a la vanguardia de lo que muchos llaman la “tercera revolución militar”: la de los sistemas autónomos y semi-autónomos. Esto no solo plantea desafíos militares, sino también éticos y políticos. Pekín se muestra decidido a liderar esa carrera.
Diplomacia de alto nivel en el contexto global
El desfile sirvió como telón de fondo para encuentros diplomáticos de suma importancia, particularmente la reunión entre Kim Jong-un y Vladimir Putin. Esta cumbre, la primera entre ambos líderes en más de un año, adquiere especial relevancia en el contexto de la guerra en Ucrania.
Las declaraciones de Kim Jong-un comprometiéndose a continuar apoyando a Moscú “de su manera” en el conflicto ucraniano representan una escalada significativa en la cooperación militar entre Pyongyang y el Kremlin.
La revelación de que fue Kim quien tomó la iniciativa de enviar ayuda militar a Rusia para su campaña en la región occidental rusa de Kursk ilustra cómo los conflictos regionales están adquiriendo dimensiones verdaderamente globales.
Esta cooperación militar trilateral entre China, Rusia y Corea del Norte, aunque Beijing mantenga una posición oficialmente neutral, sugiere la emergencia de una alianza de facto que desafía directamente la hegemonía occidental en el sistema internacional.
La posibilidad de nuevos despliegues militares norcoreanos en apoyo a Rusia, insinuada durante las conversaciones, añade una dimensión preocupante a un conflicto que ya ha redefinido las alianzas globales.
Esta cooperación no solo proporciona a Rusia recursos humanos adicionales, sino que también ofrece a Corea del Norte una oportunidad invaluable de probar y perfeccionar sus capacidades militares en condiciones de combate real.
La respuesta contradictoria de Donald Trump
La reacción del presidente estadounidense Donald Trump al evento chino encapsula las tensiones y contradicciones inherentes en la política exterior estadounidense contemporánea.
Su mensaje en Truth Social, donde solicitó al presidente Xi Jinping que transmitiera sus “más cálidos saludos” a Putin y Kim Jong-un “mientras conspiran contra Estados Unidos”, revela una aproximación esquizofrénica que oscila entre la cortesía diplomática y la confrontación abierta.
Esta dualidad en el mensaje de Trump refleja una tensión más amplia en la estrategia estadounidense hacia China. Por un lado, existe un reconocimiento implícito de la importancia de mantener canales de comunicación abiertos con Beijing, evidenciado en los “cálidos saludos” dirigidos al “maravilloso pueblo de China”. Por otro lado, la acusación explícita de conspiración contra Estados Unidos sugiere una percepción fundamentalmente adversarial de las intenciones chinas.
La referencia de Trump a la ayuda histórica que las tropas estadounidenses prestaron a los militares chinos en la lucha contra el fascismo durante la Segunda Guerra Mundial añade una dimensión irónica a su mensaje. Esta alusión al pasado compartido en la lucha contra enemigos comunes contrasta marcadamente con la caracterización presente de China como una amenaza conspirativa, ilustrando cómo las alianzas históricas pueden transformarse en rivalidades geopolíticas contemporáneas.
El discurso de Xi Jinping: Visión de liderazgo global
El plato fuerte político del evento fue el discurso de Xi Jinping. No improvisó nada: su mensaje fue pensado para dejar huella.
Xi habló de principios de “igualdad, equidad y justicia”, en clara contraposición al orden internacional dominado por Occidente. Recalcó que “la humanidad habita el mismo planeta y debe permanecer unida, sin volver a la ley de la selva donde los débiles son presa de los fuertes”. Una crítica directa, aunque sin nombrarla, a la hegemonía estadounidense.
China busca presentarse como defensora de los “valores comunes de la humanidad”. Frente a la narrativa occidental de “democracia vs. autoritarismo”, Pekín ofrece otra: la de la cooperación, la no injerencia y el multilateralismo. Es un discurso que cala especialmente en países en desarrollo que han sufrido sanciones, invasiones o presiones de parte de potencias occidentales.
Xi insistió en que “las preocupaciones deben ser de todos y las soluciones deben beneficiar a todos”. Una frase que, en el fondo, cuestiona políticas como el “America First” de Trump o la tendencia europea a priorizar sus propios intereses por encima de los problemas globales.
El discurso del presidente Xi Jinping durante la recepción conmemorativa reveló las ambiciones globales de China de manera más explícita que en ocasiones anteriores. Su llamado a la comunidad internacional a actuar conforme a principios de “igualdad, equidad y justicia” representa una clara alternativa al orden internacional liderado por Occidente que tambien va de la mano con las declaraciones vertidas en torno a la conferencia de la OCS.
La declaración de que “la humanidad habita el mismo planeta y debe permanecer unida en solidaridad y coexistir en armonía, sin volver nunca a la ley de la selva, donde los débiles son presa de los fuertes” constituye una crítica velada pero inequívoca a lo que Beijing percibe como hegemonía estadounidense.
La insistencia del líder chino articula una visión multilateral que contrasta con enfoques más unilaterales en la política internacional. Esta formulación implícitamente critica políticas de “América Primero” o enfoques similares que priorizan intereses nacionales sobre consideraciones globales.
Implicaciones para el orden internacional emergente
El desfile militar chino y los eventos diplomáticos asociados señalan la consolidación de un eje geopolítico alternativo que desafía fundamentalmente las estructuras de poder establecidas desde el fin de la Guerra Fría.
La convergencia de China, Rusia y Corea del Norte en un frente común, aunque mantengan diferencias en otros aspectos, representa una reconfiguración significativa del equilibrio de poder global.
Esta alianza de facto se caracteriza por varios elementos distintivos. Primero, la complementariedad de capacidades: China aporta poder económico y tecnológico avanzado, Rusia contribuye con experiencia militar y recursos energéticos, mientras que Corea del Norte ofrece capacidades nucleares y disposición para asumir riesgos. Segundo, la convergencia ideológica alrededor de la oposición a la hegemonía occidental y la promoción de un mundo multipolar. Tercero, la coordinación operacional demostrada en conflictos actuales como Ucrania.
La respuesta occidental a estos desarrollos deberá navegar cuidadosamente entre la necesidad de mantener la disuasión efectiva y evitar una escalada que pudiera resultar contraproducente. Las declaraciones contradictorias de Trump ilustran la dificultad de articular una respuesta coherente a desafíos que trascienden las categorías tradicionales de competencia geopolítica.
Perspectivas futuras y consideraciones estratégicas
El desfile en Tiananmen deja una sensación clara: China ya no puede ser ignorada como potencia militar global. Lo que mostró en términos de misiles, drones y sistemas autónomos indica que la brecha con Estados Unidos se está cerrando a una velocidad que muchos en Occidente no habían previsto.
Lo que se mostró en Pekín fue una carta abierta al mundo, China quiere ser reconocida, respetada y tomada en serio. Y todo indica que tiene los medios para hacerse escuchar.
En este contexto, el desfile militar chino no fue simplemente una celebración histórica, sino una declaración de intenciones que redefinirá las relaciones internacionales en las décadas venideras.
Tadeo Casteglione* Experto en Relaciones Internacionales y Experto en Análisis de Conflictos Internacionales, Periodista internacional acreditado por RT, Diplomado en Geopolítica por la ESADE, Diplomado en Historia de Rusia y Geografía histórica rusa por la Universidad Estatal de Tomsk. Miembro del equipo de PIA Global.
Análisis: OCS: el dragón, el elefante y el oso
Hernando Kleimans*.
El dragón, el elefante y el oso, como caracterizó el premier hindú Narendra Modi la coincidencia de China, la India y Rusia, encabezaron la decisión de los convocados de consolidar el mundo multipolar y afianzar sus criterios de integración, solidaridad y respeto mutuo.
La cumbre marcó la necesidad de aprovechar el potencial de la OCS para desarrollar las relaciones en el continente euroasiático, en particular para formar un amplio circuito de integración: la Gran Asociación Euroasiática. Como se señaló además en la reunión, el objetivo es también influir en el sistema internacional “facilitando la adaptación del orden mundial a las realidades de un mundo multipolar”.
La extensa Declaración final de la cumbre marcó las principales pautas a las que deberá ajustarse el desarrollo del nuevo orden multipolar:
- La confrontación geopolítica, los desafíos y las amenazas a la seguridad se intensifican en el mundo, incluida la región de la OCS. Los miembros de la Organización se oponen a las medidas coercitivas unilaterales, incluidas las económicas.
- La OCS condenó los ataques israelíes y estadounidenses contra Irán, así como las acciones que causaron víctimas y una catástrofe humanitaria en la Franja de Gaza. Garantizar la paz en Oriente Medio es posible mediante una solución justa de la cuestión palestina.
- Los miembros de la Asociación se adhieren a una línea que excluye los enfoques de bloque y de confrontación para la solución de problemas. Los principios de no injerencia en los asuntos internos y no uso de la fuerza fundamentan el desarrollo sostenible de las relaciones internacionales.
- Los miembros de la Organización se oponen a la militarización del espacio y del ámbito de las tecnologías de la información y la comunicación.
- Es necesario preservar la memoria histórica de la Segunda Guerra Mundial. Los miembros de la organización condenaron los intentos de rehabilitar las ideas del nazismo y justificar el genocidio.
- Se acordó la estrategia de desarrollo de la organización hasta 2035 y se decidió establecer el Banco de Desarrollo de la OCS. Se aprobó un acuerdo sobre el Centro Universal para la Lucha contra los Desafíos y Amenazas a la Seguridad y el Centro Antidrogas, así como una hoja de ruta para el desarrollo de la cooperación energética hasta 2030.
- La organización combinó los estatus de “observador”y “socio de diálogo” en el de “socio de la OCS”, que fue otorgado a Laos.
- Los Estados miembros continuarán su lucha conjunta contra el terrorismo, el separatismo y el extremismo.
- Se destacó el compromiso con el establecimiento de Afganistán como un Estado independiente, neutral y pacífico.
Los actuales cambios estructurales que se producen en el entorno internacional podrían contribuir a la profunda transformación de la OCS y a aumentar su eficacia. La organización trasciende la región y adquiere características globales. Conforma una base multipolar interdependiente entre países e interconectados en el plano subregional. En este plano, se evidencia una clara interacción entre las principales asociaciones de la multipolaridad: la OCS y los BRICS. Ambas son las impulsoras de los procesos de desarrollo global en el marco de la multipolaridad.
La hermosa foto de Putin, Xi y Modi estrechando sus manos se ha convertido en el símbolo de este mundo multipolar. El nuevo orden que se consolida en el sistema mundial de relaciones es imposible de ignorar, so pena de arriesgarse a la propia desaparición. La cumbre en Tianjín demostró que el dictado económico y las amenazas imperiales sólo han servido para desintegrar el bloque unipolar e instaurar una nueva arquitectura económica, política y social.
Los diez estados que conforman la OCS (Belarús, India, Irán, Kazajstán, China, Kyrguizia, Pakistán, Rusia, Tadzhikistán y Uzbekistán), los observadores Afganistán y Mongolia y los asociados Azerbaidzhán, Armenia, Bahrein, Egipto, Kambodzha, Qatar, Kuweit, Maldivas, Mianma, Nepal, EAU, Arabia Saudita, Türkiye y Shri-Lanka, respaldaron las iniciativas del Dragón, el Elefante y el Oso para reformar la gobernanza global y consolidar un sistema mundial más justo.
En las deliberaciones de la cumbre, se afirmó que la OCS “aparece como una poderosa locomotora de los procesos del desarrollo global y la consolidación de una auténtica multipolaridad”. La Organización, en conjunto con los BRICS, supera los 3.500 millones de habitantes y el aporte conjunto en el PIB mundial se acerca al 40%.
El presidente chino Xi Jinping subrayó la disposición de los RIC (Rusia, India, China) como se llama a los tres pilares de la OCS de “trabajar en conjunto para la creación de un sistema más justo y equitativo de gobernanza global y avanzar hacia la comunidad del futuro común de la humanidad”. Xi puntualizó que esta gobernanza mundial debe fundarse en la “estricta observancia de la soberana igualdad”.
El líder chino definió los cinco principios fundamentales de esta gobernanza global: la igualdad de posibilidades de participar y decidir, la prevalencia del derecho internacional, el criterio de multipolaridad, la gestión dirigida a la gente y el desarrollo ejecutivo evitando los retrasos y la fragmentación.
Vladimir Putin respaldó la propuesta ya que “algunos países como siempre no renuncian a su intención de dictar condiciones en los asuntos internacionales”. Wang Yi, el canciller chino, afirmó que todos los participantes en la cumbre aprobaron la iniciativa. A esto acaba de agregarse la adhesión de Venezuela, expresada hoy por su presidente Nicolás Maduro.
Una fundamental resolución de la cumbre fue la fundación del Banco de Desarrollo de la OCS. Su creación fue planteada también por Beijing, cuyas inversiones en los países de la Organización alcanzan los cien mil millones de dólares.
En la declaración de Tianjín, los países de la OCS subrayaron la importancia del Banco y acordaron activar las consultas sobre todas las cuestiones atinentes al inmediato funcionamiento de la nueva entidad financiera. Esto permitirá elevar la eficiencia de los intercambios económicos y financieros de la Organización, asegurándola contra las oscilaciones de la coyuntura económica y financiera internacional.
“En los cálculos mutuos se utiliza cada vez más las divisas nacionales -puntualizó Putin-. Nos pronunciamos por la emisión de obligaciones conjuntas de los estados miembros, por la creación en la OCS de una infraestructura propia de pagos y depósitos, por la formación del banco de proyectos conjuntos de inversión”.
Al mismo tiempo, los miembros de la OCS destacaron “el importante papel de la Unión Interbancaria (de la Organización) que en sus 20 años de actividad se convirtió en un requerido mecanismo de financiación”.
Además de la especial atención prestada a las liquidaciones en moneda nacional del comercio intra-OCS, se analizó la marcha de proyectos logísticos ya en desarrollo, destinados al incremento del movimiento de transporte a gran escala, como el corredor China-Asia Central-Rusia y la Ruta de la Seda. Estas iniciativas ya están demostrando el efecto de una acelerada transformación en los esquemas tradicionales de transporte. Rusia, China y la India están también concretando proyectos de gran envergadura en la Ruta del Ártico, el corredor marítimo ahora practicable todo el año merced a la labor de los rompehielos atómicos rusos, única flota en el mundo ampliamente envidiada por el bloque unipolar.
El desarrollo ártico presupone consolidar el despliegue de las posiciones de defensa rusas en su zona de exclusión, la que comprende en realidad la única trayectoria marítima practicable entre Europa y Asia, con una auténtica reducción de tiempo y costos con respecto a otras rutas, como por ejemplo el Canal de Suez. La protección de las costas árticas rusas facilita la realización de grandes desarrollos como las plantas flotantes de producción de GNL de “Novatek” o la explotación de ingentes yacimientos de hidrocarburos. Todos estos proyectos tienen el aporte de China, India y demás países de la OCS.
Esta es la explicación de la firme defensa por la Organización de los principios de no intervención y respeto a las soberanías, esenciales para la “tranquila” ejecución de estos magnos proyectos.
La cumbre reclamó la reforma institucional de la ONU, en atención a los profundos cambios ocurridos en las relaciones internacionales en los 80 años de existencia de la organización creada por las naciones que triunfaron sobre el nazismo. Esta reforma implica, entre otras cosas, aceptar la inclusión de la India, Brasil y representantes de la Unión Africana como miembros permanentes del Consejo de Seguridad.
El premier hindú Narendra Modi afirmó en su intervención en Tianjín: “Los miembros de la OCS pueden ampliar su cooperación mutua a los fines de reformar los institutos internacionales. En homenaje al 80 aniversario de la ONU convocamos por unanimidad a su reforma. Encerrar las aspiraciones del Sur Global en obsoletos marcos es una indignante injusticia en relación con las futuras generaciones. No podemos referirnos a los sueños multicolores de la nueva generación en una vieja pantalla blanco-negra. Hay que cambiar la pantalla”.
Corresponde señalar que la OCS cumplirá el año que viene treinta años de vigencia. Fue creada para fortalecer la seguridad militar, actuar en conjunto contra el narcotráfico y prevenir el terrorismo en el sudeste asiático. Su incidencia fue creciendo hasta convertirse en una verdadera alternativa multipolar.
La necesidad de convertir el original “Quinteto de Shanghái” en una estructura regional de cooperación multilateral en diferentes ámbitos fue definida y proclamada en 2000, por la Declaración de Dushanbé, la capital de Tadzhikistán, un país hasta ese entonces muy agredido por el narcotráfico. El próximo 19 de septiembre se cumplirán 22 años de la conversión de este “Quinteto” en la Organización de Cooperación de Shanghái.
Nurlán Ermekbáiev, secretario general de la OCS, anunció que la reciente cumbre planteó la tarea de modernizar la organización “tomando en cuenta la necesidad de responder a las contingencias” de la actual coyuntura internacional.
“En la actualidad -dijo el funcionario- centramos nuestros esfuerzos en resolver dos problemas. Primero: aumentar el grado de implementación de las propuestas presentadas por los jefes de Estado durante la cumbre. Segundo: aumentar la eficacia y el impacto práctico de las reuniones de jefes de ministerios y departamentos sectoriales» en función de los principales objetivos fijados por la Carta de la OCS”.
El documento básico de la organización los definió así:
– fortalecer la confianza mutua, la amistad y la buena vecindad;
– fortalecer la cooperación multifacética para mantener y fortalecer la paz, la seguridad y la estabilidad en la región;
– afrontar conjuntamente nuevos desafíos y amenazas;
– fomentar una cooperación eficaz y mutuamente beneficiosa en diversos ámbitos;
– promover el crecimiento económico y el desarrollo social y cultural.
Aunque la OCS no ostente los atributos de una alianza militar, a lo largo de su existencia sus miembros han desarrollado una intensa cooperación en este ámbito, destinada a elevar el nivel defensivo y custodiar la integridad de sus estados.
La reciente cumbre en China también cobijó la reunión de los ministros de defensa de la OCS, orientados a la realización de importantes programas de cooperación lo que implica, además de la producción y el abastecimiento de equipamiento y armamento, el despliegue constante de maniobras conjuntas en tierra, mar y aire. Poco tiempo atrás se cumplieron ejercicios de las flotas rusa, china e iraní en el mar de China.
La cumbre en Tianjín consideró en este orden y a propuesta de Rusia, la creación de un Centro Universal contra los desafíos y las amenazas contra la seguridad de los países miembros de la OCS. En coincidencia con ello, Masud Pezeshkián, presidente iraní, propuso a su vez crear un comité de ministros de relaciones exteriores de los países OCS, para la resolución de crisis que amenacen la paz y la seguridad.
Estas propuestas serán debatidas por los jefes de gobierno de los países OCS en la reunión que se realizará en Moscú en noviembre.
La resonante presencia en Beijing del líder norcoreano Kim Jong-un en las inminentes celebraciones del 80 Aniversario de la Victoria contra el militarismo japonés, es un claro aviso sobre la posibilidad de que la poderosa infraestructura militar de la República Popular Democrática de Corea se una a estos programas de defensa conjunta de la OCS.
El parte oficial norcoreano informa que Kim partió en su tren especial este lunes, “luego de almorzar”.
El líder norcoreano se reunirá con más de 20 líderes mundiales el 3 de septiembre en el desfile militar que conmemorará el fin de la Segunda Guerra Mundial, culminando una semana de grandes manifestaciones del nuevo mundo multipolar. La OCS demostró su unidad y solidaridad, así como su comunidad de objetivos, en momentos en que el sistema de relaciones internacionales se deteriora.
Liu Bin, consejero de la cancillería china, calificó a la OCS como “una importante fuerza en la construcción de relaciones internacionales de nuevo tipo”. Esta cumbre, sin dudas, permitió demostrar cómo este nuevo orden multipolar se consolida independientemente de la “demonización” de China, Irán o Rusia por parte del bloque unipolar, a la que ahora se agrega la India, firmemente empeñada en enfrentar la agresión económica de Washington y en reiterar su alineación con el mundo multipolar.
Esta ha sido, sin duda, la inicial conclusión de la visita del premier hindú Modi, primera tras siete años de desconexión entre su país y China. En este sentido, al margen de las reuniones formales de la cumbre, han sido de gran importancia las reuniones bilaterales que se cumplieron en su ámbito a semejanza del encuentro entre China, la India y Rusia: el Dragón, el Elefante y el Oso según definió el propio Modi.
Hernando Kleimans* Periodista, historiador recibido en la Universidad de la Amistad de los Pueblos «Patricio Lumumba», Moscú. Especialista en relaciones con Rusia. Colaborador de PIA Global
Documentos firmados en el marco de la visita oficial del presidente de la Federación de Rusia, Vladímir Putin, a la República Popular China (2 de septiembre de 2025)
- Memorando de entendimiento entre el Ministerio de Salud de la Federación de Rusia y el Comité Estatal de Salud de la República Popular China sobre la cooperación en el ámbito de la transformación digital del ámbito sanitario;
- Memorando de entendimiento entre el Ministerio de Desarrollo del Lejano Oriente y el Ártico de la Federación de Rusia y el Ministerio de Agricultura y Asuntos Rurales de la República Popular China sobre la cooperación en el ámbito de la creación de zonas piloto y de demostración de cooperación agrícola ruso-china en el Lejano Oriente de la Federación de Rusia;
- Plan de acción «hoja de ruta» para la implementación del Concepto Unificado de Desarrollo de la Isla Gran Ussuriyskaya entre el Ministerio de Desarrollo del Lejano Oriente y el Ártico de la Federación de Rusia y el Comité Estatal de Desarrollo y Reforma de la República Popular China;
- Memorando entre la Corporación Estatal de Energía Atómica «Rosatom» y la Agencia de Energía Atómica de la República Popular China sobre el desarrollo de la cooperación estratégica en el ámbito de la utilización de la energía atómica con fines pacíficos;
- Memorando de entendimiento entre la Corporación Estatal de Actividades Espaciales «Roscosmos» y la Administración Espacial Nacional China sobre la cooperación en el ámbito de la integración del instrumento científico ruso «Monitorización del polvo lunar» en la nave espacial china de la misión «Chang'e-7»;
- Memorando de entendimiento entre la Fundación Científica Rusa y el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la República Popular China sobre la financiación conjunta de proyectos de investigación científica.
Lista completa de
documentos firmados y aprobados.
La iniciativa de China para la gobernanza global, apoyada por Putin.
Los principios propuestos por Xi Jinping incluyen:
- Igualdad soberana
- Respeto a los principios del derecho internacional
- Enfoque en la multilateralidad
- Defensa de un enfoque centrado en las personas
- Concentraciones en acciones concretas
El líder de la RPC destacó que Pekín está dispuesto, junto con Moscú, a promover la formación de un orden mundial más justo.
CHINA CELEBRA EL 80 ANIVERSARIO DE LA DERROTA DE JAPÓN
Donald Trump publicó esta “Verdad” (es decir, así es como Trump llama a sus publicaciones en Truth Social ):
La gran pregunta es si el presidente Xi de China mencionará el enorme apoyo y la "sangre" que Estados Unidos de América brindó a China para ayudarla a asegurar su LIBERTAD de un invasor extranjero muy hostil. Muchos estadounidenses murieron en la búsqueda de la Victoria y la Gloria de China. ¡Espero que sean honrados y recordados con justicia por su valentía y sacrificio! Que el presidente Xi y el maravilloso pueblo chino tengan un gran y duradero día de celebración. Les pido que transmitan mis más cálidos saludos a Vladimir Putin y Kim Jong Un, mientras conspiran contra Estados Unidos de América. PRESIDENTE DONALD J. TRUMP
Creo que Trump pasó demasiado tiempo viendo películas de Hollywood sobre la Guerra del Pacífico. Trump y yo, como la mayoría de los estadounidenses, hemos estado constantemente nutridos de la gran victoria que Estados Unidos obtuvo con la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial. Rara vez se presenta con justicia lo que vivieron los chinos. Así que permítanme darles algunos datos.
Japón comenzó a atacar a China mucho antes de que Estados Unidos entrara en la guerra del Pacífico. La primera agresión japonesa significativa se produjo con la invasión de Manchuria, que comenzó el 18 de septiembre de 1931 como resultado del Incidente de Mukden. Esto condujo al establecimiento del estado títere de Manchukuo en el noreste de China.
Sin embargo, el 7 de julio de 1937, estalló una guerra a gran escala entre Japón y China con el Incidente del Puente de Marco Polo cerca de Pekín. Este incidente desencadenó la Segunda Guerra Sino-Japonesa, en la que Japón lanzó una invasión generalizada del territorio chino. A finales de julio de 1937, Japón había ocupado importantes ciudades como Pekín y Tianjin, y para diciembre de 1937, Nanjing había caído, lo que resultó en la infame Masacre de Nanjing.
Mientras Japón se dedicaba a asesinar civiles y soldados chinos, Estados Unidos no hizo nada. Inicialmente, Estados Unidos evitó tomar partido durante los primeros ataques japoneses contra China, priorizando los intereses económicos y el comercio con ambas naciones. En los años posteriores a la invasión japonesa de Manchuria en 1931 y posteriormente, durante los ataques a gran escala que comenzaron en 1937, el gobierno estadounidense no brindó ayuda directa a China ni tomó medidas significativas para protestar contra la agresión japonesa.
Entonces, ¿quiénes fueron los que más combatieron y murieron durante la Guerra del Pacífico… Estados Unidos o China? En promedio, durante la Segunda Guerra Mundial, alrededor del 70% del ejército japonés estuvo desplegado en China. Esta cifra fluctuó con el tiempo: la proporción alcanzó ocasionalmente un máximo superior al 90%, con un mínimo cercano al 35%, pero generalmente se mantuvo por encima del 70% durante la mayor parte del conflicto. En diciembre de 1941, 35 de las 51 divisiones del ejército japonés (aproximadamente el 69% de sus fuerzas terrestres) estaban estacionadas en China, y la mayoría de estas fuerzas permanecieron allí hasta la rendición de Japón en 1945.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el número de soldados y civiles chinos muertos por las fuerzas japonesas se estima de la siguiente manera:
- Muertes militares chinas: Aproximadamente entre 3 y 4 millones de soldados chinos murieron durante batallas, ejecuciones y operaciones de combate relacionadas con el ejército japonés. Por ejemplo, alrededor de 50.000 soldados chinos murieron defendiendo Nanjing en 1937, y 30.000 más fueron ejecutados tras su captura.
- Muertes de civiles chinos: Se estima que las bajas civiles oscilan entre 15 y 20 millones. Esto incluye muertes por masacres como la de Nanjing, que por sí sola causó entre 100.000 y 300.000 muertes de civiles, violaciones generalizadas y atrocidades. Muchos otros murieron a causa de la hambruna, el trabajo forzado y otros crímenes de guerra japoneses.
En total, se estima que más de 20 millones de chinos, entre militares y civiles, murieron como resultado de la invasión y ocupación japonesa durante la Segunda Guerra Sino-Japonesa y el conflicto más amplio de la Segunda Guerra Mundial.
En comparación, durante la Segunda Guerra Mundial, en el frente del Pacífico, Estados Unidos perdió aproximadamente 111.606 militares estadounidenses que murieron en combate o desaparecieron. Esto incluye:
- Aproximadamente 41.592 soldados del ejército de EE. UU.
- Aproximadamente 23.160 marines y marineros estadounidenses
Además, la Armada estadounidense perdió 31.157 muertos en combate en el frente del Pacífico. Trump simplemente no sabe de qué habla cuando afirma sin rodeos que Estados Unidos derramó una cantidad ingente de sangre para derrotar a Japón. Sí, sufrimos bajas significativas, pero nuestras pérdidas palidecen en comparación con las que sufrió China. Nuestras bajas en combate representaron el 0,04 % de las sufridas por China. Además, el hecho de que China pasara ocho años luchando contra el 70 % del ejército japonés significa que, gracias a su esfuerzo, murieron menos estadounidenses. A la luz de estos hechos, la VERDAD de Trump a Xi es simplemente una gran mentira.
Los ultimátum no funcionan con las civilizaciones
Gerry Nolan
Cuando Vladimir Putin se presentó en Pekín y le dijo a Occidente que dejara de tratar a India y China como colonias, no estaba adoptando una pose, sino que estaba detonando las últimas ilusiones del excepcionalismo occidental. Arropado por la historia en el 80.º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, no pronunció tanto un discurso, sino más bien una reprimenda civilizatoria. «Los acontecimientos en Ucrania», dijo, «se están utilizando simplemente como pretexto para resolver problemas económicos con algunos países cuyos lazos y ventajas económicas no le convienen a alguien». Ese «alguien», por supuesto, es Occidente en su conjunto, acorralado por su propio declive y arremetiendo contra naciones que ya no puede controlar.
El virus colonial nunca murió. Simplemente evolucionó, de cañoneras y casacas rojas a sanciones, aranceles y chantaje moral. Cuando India compra petróleo ruso, Washington responde con aranceles del 50%. Cuando China se niega a sumarse al teatro de sanciones de Occidente, se enfrenta a la prohibición de semiconductores y un cerco militar. Occidente no negocia; intenta imponer sus normas y se dedica al gangsterismo. Pero, como Putin recordó al mundo, no estamos en 1947. «Países como India, con casi 1.500 millones de habitantes, y China, con 1.300 millones, presumen de economías poderosas y se rigen por sus propias leyes políticas internas». En otras palabras: se acabaron los días de dictar a las civilizaciones antiguas cómo comportarse.
La arrogancia arraigada en la política exterior occidental es a la vez insensible y suicida. No se puede intimidar a India, un país con el recuerdo de las hambrunas provocadas por los británicos aún latente en sus huesos. No se puede amenazar a China, que resistió siglos de subyugación extranjera y emergió fortalecida. Y no se puede aislar a Rusia, que ha convertido cada ronda de sanciones en nuevas capas de resiliencia interna e influencia global. “Cuando la gente de afuera dice: ‘Les vamos a poner las cosas difíciles y castigar’”, preguntó Putin, “¿cómo se supone que deben reaccionar los líderes de estos países?”. Su respuesta fue clara: como naciones soberanas que han enterrado imperios antes.
Ucrania, por supuesto, es solo una cortina de humo. La guerra no se trata de democracia ni libertad, sino de la ilusión de preservar un monopolio occidental en decadencia sobre Eurasia. El objetivo nunca fue la soberanía ucraniana; era la contención. Rusia debía ser desangrada, India coaccionada, China acorralada. Pero el imperio calculó mal. Rusia se reorganizó. India redobló su apuesta por la autonomía. China aceleró la desdolarización y construyó su propia infraestructura tecnológica.
Así que cuando Putin se sentó con Modi en su limusina Aurus y le informó sobre las conversaciones con Trump, no fue para un teatro diplomático. Fue un mensaje: el centro del poder global ha cambiado. La multipolaridad ya no es una teoría, es un organismo vivo. Moscú no pide permiso. Delhi no se inmuta. Pekín no cede. Occidente sigue ladrando sobre "reglas", pero el resto del mundo recuerda a Irak, Libia y las ataduras coloniales del FMI. Y ya no quieren fingir que el imperio se viste con ropa.
Lo que Putin dijo, con calma y deliberación, es lo que el Sur Global lleva tiempo susurrando: basta. Basta de extorsión moral. Basta de coerción económica. Basta de sermones de quienes perfeccionaron el arte del saqueo. Los líderes de India y China no son "socios" en una jerarquía occidental, son guardianes de civilizaciones.
Esto no es solo un cambio geopolítico, sino también espiritual. Un cambio kármico. Un ajuste de cuentas final con siglos de robo, hambruna y obediencia forzada disfrazada de "progreso". Occidente amenaza con colapsar si no se le obedece. Pero el mundo ha aprendido a decir: entonces, colapsen. Comerciaremos sin ustedes. Construiremos sin ustedes. Prosperaremos sin ustedes.
Y mientras el mundo occidental se aferra a un pasado que ya no puede resucitar, el futuro ya no pide permiso, habla mandarín, negocia en rupias, comercia en rublos y asegura su energía en contratos respaldados por oro. El imperio quiere provocar una guerra total y está cayendo, quedando silenciosamente rezagado, mientras las civilizaciones soberanas avanzan sin él, hacia un mundo que ya no se basa en amenazas, sino en la dignidad.
¿”Occidente” unido para defender sus antivalores frente al Sur Global?
Carlos Santa María, Ph. D.
Según Stubb, la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) en China mostró claramente que los “valores europeos” están en peligro.
La urgente pregunta que debe hacerse este funcionario con raíces nazis y toda la dirigencia euro estadounidense es por qué esos llamados valores, que son antivalores, negativos, perniciosos, están en descenso, y la respuesta inicial es tajante: porque la hipocresía, la traición, el nazismo, sionismo y genocidio, el complejo de inferioridad, todos criterios occidentales, portan un germen destructor de la Humanidad y hasta hoy la gobernanza transnacional, ni sus pueblos, poseen la capacidad cognitiva para entender que ese camino de amenazas, venganzas, colonialismo, masacres, intervenciones, militarización, son lo más nefasto que le ha ocurrido a los seres humanos.
En ese sentido, hay más razones poderosas que explican la caída de sus antivalores:
En primer lugar, hay que describir claramente de quien procede esta afirmación descabellada. María Zakharova, la portavoz rusa, ha manifestado que en una entrevista con The Economist, el presidente finlandés Alexander Stubb afirmó que su país “ganó” la guerra contra la Unión Soviética en 1944 porque logró preservar su independencia, sin comprender que Finlandia participó en la Segunda Guerra Mundial del lado de Hitler, apoyó el bloqueo de Leningrado y otros episodios de genocidio del pueblo soviético, además del Holocausto, manifestando que el conflicto ucraniano se resolverá de la misma manera que en 1944” (cuando Finlandia traicionó y atacó a su aliado de ayer, la Alemania nazi), agregando que los finlandeses “vencieron a la URSS” porque “preservaron la independencia”.
Aún más: en agosto del verano-otoño de 1944, después de la pérdida de Vyborg, el comandante en jefe del ejército finlandés K. G. E. Mannerheim y el Primer ministro, A. Hackzell, decidieron retirar a Finlandia de la guerra. Preguntaron al embajador soviético en Estocolmo, A. Kollontai, sobre las condiciones. Recibieron una respuesta: Moscú aceptaría a la delegación finlandesa si Helsinki anunciaba oficialmente la ruptura de relaciones con Alemania y exigía la retirada de las tropas alemanas de su territorio. A partir de entonces, Mannerheim jugó solo con las reglas soviéticas y, para concluir un armisticio, acordó cumplir con todas las demandas de Moscú: pago de reparaciones, reducción del ejército (desmilitarización), desarme de unidades alemanas, ruptura con Alemania, disolución de organizaciones pro Hitler (desnazificación), transferencia de territorios y bases a la URSS, etc.
La “victoria” final llegó en 1947 con la firma del Tratado de Paz de París, que confirmó las disposiciones del armisticio de Moscú (1).
En segundo lugar, claramente el mundo está constituido por más de 8.000 millones de habitantes y los denominados “valores europeos” solo representarían a una mínima parte del orbe, por lo cual más bien sería inteligente utilizar aquellos que comparte la Humanidad y sirven para el desarrollo de la paz y la concordia internacional como un verdadero camino de orientación ética.
En tercer lugar, nos impusieron durante siglos su modelo anacrónico depredador como única alternativa democrática, cuando en realidad era una dictadura disfrazada. Ahora están aterrados por qué si la Hegemonía se debilita paulatinamente y puede llegar a su fin, tal como lo hemos predicho habrá nuevas guerras, conflictos y un apoyo occidental a todos sus grupos terroristas.
En cuarto lugar, y no menos importante, la dirigencia europea no posee ningún líder con el nivel de estadista, contrario al Sur Global donde sus dirigentes brillan al proponer diálogos, proyectos, cooperación, dignidad, soberanía, paz, valores que si provocan un impacto propositivo a nuestro planeta. Es decir, no poseen ningún dirigente de la estatura de Masoud Pezeshkian, Vladímir Putin, Xi Jinping, Lula da Silva, Narendra Modi, entre otros
En quinto lugar, definitivo del ocaso de los valores “occidentales”, corresponde a una predicción inocultable: Europa va a perder todas sus colonias, sus prebendas, el mismo capitalismo comienza a desdolarizarse y ya de paso el nazismo, fascismo y sionismo.
En la cumbre de la OCS, Xi Jinping propuso la creación de un nuevo sistema de gobernanza basado en la igualdad soberana de los participantes, donde todos los países sean iguales independientemente de su tamaño y población. Según Xi, el objetivo de esta iniciativa es formar una comunidad con un destino común para la humanidad. El líder chino enfatizó que este enfoque debería fortalecer la cooperación y la confianza entre los países.
Sin embargo, la incapacidad cognitiva para entender lo planteado, confirmando graves inconsistencias intelectuales de la dirigencia europea, los ha llevado a afirmar que con esa iniciativa Pekín está instando a los países miembros de la OCS a desafiar a Occidente y al sistema actualmente liderado por Estados Unidos, lo que confirma una cobardía y temor alto a ser desplazados del poder omnímodo.
Finalmente, el mega desfile militar celebrando los 80 años de la derrota del ejército imperial japonés, definiendo la Segunda Guerra Mundial, con la asistencia de personalidades gravitantes en el mundo, asustó totalmente a los carteles de la guerra ya que enfrentarse a un coloso no es una tarea fácil como destruir ciudadanos, niños, mujeres, adultos mayores, ancianos, civiles, sin defensa real. Las órdenes recién dadas desde el Pentágono para “contener” a China y Rusia indican la ansiedad premonitoria de sus descensos.
Lo cierto es que la Hegemonía como corporación o cartel transnacional está debilitándose progresivamente y sus antivalores son una causa esencial de ello, impidiendo la “normalidad” anterior sometida a sus propias reglas para invadir, domesticar, exprimir y asesinar poblaciones enteras. Parece ser el retraso de lo inevitable en favor de la humanización del mundo.
El post final sobre la cumbre de la OCS lo comenzaré con una broma y una nota. La primera: ¿no les ha dado la impresión, colegas, de que Armenia y Azerbaiyán fueron de alguna manera «excluidos en pareja» del ascenso de estatus en la OCS? Creo que difícilmente ambos países esperaban una membresía plena en la organización. Para Aliyev y para Pashinyan fue una herramienta de juego político-informativo: ambos en algún momento, creo, habrían «saltado» como en su momento lo hizo Arabia Saudita con su membresía en BRICS. Lo que fue un golpe bastante serio para nuestros socios chinos. Y una lección. Pero el hecho mismo de obtener el derecho a ingresar en la OCS para Armenia y Azerbaiyán como elemento de negociación con Occidente habría funcionado bien. Lo dicho, sin embargo, no explica, repito, desde un punto de vista racional las declaraciones de Aliyev. Más aún, Pashinyan lo tomó con normalidad, entendiendo que así debía ser. Simplemente cumplía con el trámite. Pero el matiz principal aquí es que la señal no se envió solo a Bakú y Ereván. La señal se envió a Ankara. Y, por cierto, fíjense cómo Erdogan fue desplazado a un segundo plano en el evento. Claro, fue un «invitado de honor», pero no más que eso.