El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció una suspensión de aranceles por 90 días para todos los países. Durante este período, todos los países estarán sujetos a una tasa del 10%, con excepción de China, cuyos aranceles aumentarán al 125%.
Más de 3,5 billones de dólares ingresaron al mercado de valores de Estados Unidos tras la noticia de la suspensión arancelaria de 90 días.
Trump reconoció que había ordenado una pausa de 90 días en los aranceles debido a la caída en las bolsas de valores y describió cómo había estado monitoreando la situación, calificándola de "muy difícil" y "repugnante".
También dijo que algunas empresas estadounidenses estarían exentas de aranceles durante el mismo lapso y que él mismo elegiría "por instinto" cuáles serán.
- En un momento épico, la comentarista de Fox News, Jessica Tarlov, echa un jarro de agua fría a las celebraciones de la pausa arancelaria de Trump, explicando que el mercado de bonos lo obligó a ceder. "No solo se inmutó, sino que se agachó. Aún quedan billones perdidos".
“La gente está entrando en pánico, debemos ser más flexibles”. Trump explica la suspensión de aranceles. El presidente de Estados Unidos dijo que el público había reaccionado exageradamente a la política arancelaria. “Me pareció que la gente empezó a sobrepasar un poco los límites. Empezaron a entrar en pánico, a preocuparse un poco, a asustarse un poco, porque tenemos mucho trabajo por delante”, dijo el político.
El periodista luego le preguntó a Trump cómo la gente podía creerle cuando decía que no suspendería los aranceles y ahora decía que haría una pausa de 90 días.
“Tienen que ser flexibles. Puedo decir: aquí está el muro. Lo atravesaré pase lo que pase, pero ustedes no podrán atravesarlo. A veces tienen que pasar por debajo, alrededor o por encima de un muro. A veces hay que rodearlos”, respondió el líder estadounidense.
Trump también expresó su confianza en que China quiere firmar el acuerdo, pero aún no entiende cómo hacerlo.
“Son personas muy orgullosas, y el presidente Xi es un hombre orgulloso. Lo conozco bien y simplemente no saben cómo abordar el asunto, pero con el tiempo lo resolverán. Actualmente están buscando una solución, pero quieren llegar a un acuerdo”, aseguró el político
Fascinante entrevista con el fundador de Alibaba: "Durante los últimos 30 años, las corporaciones estadounidenses han amasado enormes ganancias externalizando la fabricación, más que los cuatro bancos más grandes de China juntos.
¿Y adónde fue a parar esa montaña de dinero?
14,2 billones de dólares quemados en 13 guerras inútiles, el dinero se les fue allí y el resto entregado a Wall Street. ¿Que tal si usamos ese dinero invirtiendo en infraestructura?
Mientras tanto, la infraestructura estadounidense se desmorona y los trabajadores reciben miserias.
Cuando era joven se oía hablar de Ford, Boeing y esas empresas de manufacturas pero durante los últimos 20 o 10 años sólo se habla de Silicón Valley y Wall Street. El dinero se va a Wall Street y qué sucedió? Con la crisis financiera del 2008 eliminaron 19 billones solo de EEUU y destruyeron 32 millones de empleos en todo el mundo.
¿Por qué no invierten ese dinero en el medio de su país?
No es que los demás les roben sus empleos, es que les falta estrategias".
SATURACIÓN DEL MERCADO DE BONOS MAS QUE LA DEMANDA
"Esto es lo que se llama una situación de pesadilla:
El rendimiento de los bonos del Tesoro ha subido un 10 % desde el 3 de abril, mientras que el S&P 500 ha bajado un 10 %.
El rendimiento de los bonos a 10 años ha subido 55 puntos básicos en 48 horas.
En otras palabras, ahora tenemos tipos de interés MÁS ALTOS y las acciones están descontando una recesión.
Algo se rompió esta semana.
El rendimiento de los bonos a 10 años está ahora por encima de los niveles anteriores a los recortes de tipos de interés en septiembre de 2024.
Abismal, la
subasta de bonos de 3 años tiene la tercera cola más grande de la historia, solo Covid y el colapso de SVB fueron peores.
Para quien no está familiarizado con el tópico, EEUU ha mantenido un déficit presupuestario, el cual solo logra financiar pidiendo prestado.
Para ello, emite pagarés o bonos del estado a corto, mediano y largo plazo ofreciendo pagar intereses. Estos son ofrecidos en subastas internacionales a países que tengan dólares y quieran recibir un interés en un documento de deuda de EEUU.
En los últimos 6 meses, EEUU no ha logrado adquirir compradores para sus subastas de bonos con vencimiento de 10 años o más ni siquiera con altos intereses. Sin embargo las subastas de bonos de menos de 5 años todavía lograban inversionistas, prestamistas o acreedores interesados.
Esta última subasta de bonos de 3 años no fue muy exitosa aunque logró finalmente vender pero a un interés más alto del ofrecido inicialmente.
En resumen: esta fue una subasta muy fea, con solo Covid y la subasta SVB 3Y más fea, aunque el lado positivo es que mientras la demanda directa colapsó, al menos la oferta extranjera estaba en su lugar por ahora.
La cuestión de cuánto tiempo más los extranjeros seguirán financiando el déficit presupuestario de los Estados Unidos no desaparecerá pronto.
The Oil Crash: Crónicas de La Caída
El objetivo para nada disimulado de estos aranceles es conseguir la relocalización en tierras estadounidenses de las fábricas que marcharon hacia la China. Lo cual es un poco absurdo, no solo por el tema de la competitividad económica, sino porque los EE.UU. pretenden ser una potencia exportadora y al mismo tiempo mantener al dólar como divisa de reserva. Obviamente, hacer las dos cosas a la vez es claramente contradictorio: si los EE.UU. tuvieran superávit comercial, eso querría decir que sus compradores tendrían que gastar sus dólares para comprar los bienes americanos y por tanto no lo tendrían para la adquisición de materias primas que se denominan en dólares. Para los EE.UU., que el dólar sea moneda de reserva les beneficia porque les permite financiar sus déficits (simplemente imprimiendo más) y exportar la inflación. Pero el coste de esos privilegios es la desindustrialización y un déficit constante en la balanza comercial.
Una introducción de lo que está pasando en el fondo, lo que la gente no ve.
"…Una tormenta puede agitar un estanque, pero no sacudir el océano. La economía china es un océano, no un estanque. Las tempestades pueden destruir un estanque, pero nunca un océano…".
Xi Jinping, Pte. República Popular China
El rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años acaba de aumentar otros +10 puntos básicos y ahora cotiza por encima del 4,50%.
Eso representa +75 puntos básicos desde que comenzó el “pivote de la Fed” en septiembre de 2024.
Ya no es la Reserva Federal la que impulsa esto.
Es disfunción fiscal, más agresión geopolítica, más disrupción en la cadena de suministro global.
Y ahora… los aranceles han entrado en vigor. Más de 185 países afectados.
China enfrenta un arancel del 104%. Los mercados están descontando represalias, inflación y aislamiento.
El escenario es claro: algo está a punto de romperse. El mercado de bonos ya no es un refugio seguro: es un campo de batalla. El dólar está fuerte, pero la confianza es frágil. Las tasas reales se disparan mientras la productividad está estancada.
Las tasas hipotecarias se están acercando al 8,5%+, lo que está acabando con el sector inmobiliario.
La emisión de deuda estadounidense está inundando los mercados a un ritmo más rápido de lo que la demanda puede absorber. Esto no es un pivote. Es un pánico a punto de estallar.
La Reserva Federal podría verse obligada pronto a dar un giro radical a su postura, no para recortar las tasas, sino para detener la hemorragia.
- Inyecciones de liquidez.
- Gestión de la curva de rendimiento.
- Diplomacia monetaria.
- Y tal vez un acuerdo de Mar-a-Lago.
Porque si las tasas siguen subiendo de esta manera, el punto de quiebre llegará rápido y con fuerza.
El asunto es claro, Trump espera que la FED baje los tipos de interés, aunque quiera hacerlo, no podrá, que las tasas inmobiliarias estén en los 8.5%, un préstamos de 300.000 u$d para una casita media baja, deberá reembolsar, sin seguro, que es otro gasto, a 20 años, 324.833 u$d, no es que pague, 24.833 más, no, pagará de más, 324.833 u$d, un 108% de lo que pidió prestado, con cómodas cuotas de 2.603 u$d mensuales, suma el seguro, combustible, teléfono, internet, comida, educación, ropa, etc.
Aquí tienen un aviso, en Miami, 350.000 pedidos, cuotas mensuales de 3.037 u$d, más los otros gastos, 240 meses, total, 378.971, más los 350.000 = 728.971..., 90 m2 la casa. Los ingresos de ese hogar, deben ser de 10.000 u$d, se calcula en un tercio de los ingresos, las capacidades de endeudamiento para que entreguen un préstamos, se acabaron los activos tóxico de las sub primes ¿o no?.
Supimos de la suspensión de los aranceles por 90 días del cagón de Donald Trump, las bolsas lo rindieron, él sigue su guerra con China, y los chinos le hicieron saltar las hemorroides con varias acciones, que nada tienen que ver con los aranceles propiamente tal, sino que le golpearon en los nervios, que es lo explicado precedentemente.
No es China que le debe a los EEUU, son los bonos yankis que están en manos de los chinos, es China la que va en alza, no los EEUU. Rusia tiene una alianza estratégica con la República Popular China, no existe ninguna posibilidad que los EEUU vuelva a reindustrializarse, eso no es posible, por varias razones, entre otras cosas, porque sencillamente no es posible.
Lo que ha hecho es peor de lo que puede suceder, porque en el peor de los casos, siguen en lo tuyo hasta el final, pero en el mismo día de aplicar los aranceles los suspenden, nadie te tomará por serio, y creo, que los chinos no van a soltar la sartén por el mango, y no serán la docena de alfajores argentinos que van a sustituir a los chinos. El 62% de los productos de Walmart vienen de China, yo les hago un sóla pregunta, ¿cuál es la empresa más grande del planeta?, ¿Apple, Microsoft, Amazon?, no..., Walmart (EEUU.) La cadena minorista estadounidense Walmart sigue siendo la mayor empresa del mundo por ingresos, con más de 648.000 millones de dólares generados en 2024 ¿y qué vende Walmart?:
"...Si bien Walmart no revela de dónde proviene qué porcentaje de lo que importa, China es por lejos su mayor proveedor; algunas estimaciones indican que alrededor del 60% de los productos que importa a Estados Unidos provienen de allí...".
Resumiendo, Donald Trump es un cagón...es un desquiciado, como China lo ha puesto donde corresponde, el tipo acaba de subir a 125% los aranceles con China.
Mientras más tiempo siga con esa perreta, más claro quedará que es una psicosis, una obsesión de ver a la República Popular de China, Trump comió pescado y le tuvo miedo a los ojos.
Gurú financiero explica por qué Trump "capituló" en su plan de aranceles
El periodista de Fox Business especializado en temas financieros, Charles Gasparino, asegura que la Casa Blanca dio marcha atrás en su ambicioso plan de aranceles debido a las fuertes presiones del mercado de bonos.
"Dejemos claro lo que pasó, quién capituló aquí y por qué. Y, sabes, no quiero decir esto, porque soy un patriota, soy estadounidense, pero
es la Casa Blanca quien capituló, según todo lo que oigo y todas mis fuentes",
declaró Gasparino este miércoles, explicando la situación en directo a la presentadora y los televidentes.
"Y la razón es por el mercado de bonos y lo que pasó anoche", agregó. Según sus fuentes, en el Gobierno se percataron de que alguien comenzó a vender en masa sus bonos del Tesoro estadounidense, lo que elevó el rendimiento del bono a 10 años cerca del 5 %, una señal de alarma para la economía.
A pesar de las primeras sospechas de que fue China, uno de los mayores tenedores de bonos de EE.UU., el secretario del Tesoro, Scott Bessent, dio a entender que fue Japón, que empezó a deshacerse de los bonos por considerar que ya no eran un buen ámbito para hacer negocios.
"Alguien le preguntó si fue China, ¿verdad? No lo fue, fue Japón. Mientras [Bessent] estaba negociando con Japón, Japón, según mis fuentes, estaba dirigiendo grandes empresas de administración financiera que están involucradas en el mercado de bonos, sin revelar los nombres", dijo Gasparino.
El periodista explicó que la venta de bonos por parte de Japón habría forzado a la Administración de Donald Trump a moderar su postura, ya que un colapso en el mercado de deuda podría paralizar el sistema crediticio. Aunque el presidente decidió "tomar la victoria" al aprovechar la situación para negociar acuerdos con varios países, el cambio de rumbo habría sido una respuesta directa a la presión financiera, y no una concesión política.
Gasparino también puntualizó que el acuerdo con China sobre TikTok está descartado, según le confirmaron fuentes de la Casa Blanca. Asimismo, mientras el Gobierno de Trump buscaba flexibilizar tensiones con aliados como Japón, el conflicto comercial con Pekín sigue en pie.
"No es lo que hemos votado": Multimillonarios que apoyan a Trump cuestionan sus aranceles
Entre los multimillonarios que apoyaron al presidente estadounidense, Donald Trump, durante su campaña electoral y los primeros meses de su segundo mandato, ha comenzado a surgir una
prudente preocupación por las
restricciones arancelarias impuestas, que podrían socavar la estabilidad de empresas del país y conducir a una
recesión económica.
De acuerdo con medios, entre los empresarios que han cuestionado la necesidad de introducir tarifas adicionales contra varios países, se encuentra el jefe del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE),
Elon Musk, quien, según
reportó The Washington Post, se habría dirigido
personalmente a Trump con la petición de que reconsiderara su implementación.
Asimismo, Musk
calificó al principal asesor comercial de Trump, Peter Navarro, de "más tonto que un saco de ladrillos", al responder a sus comentarios sobre la fabricación de automóviles Tesla. "Navarro es un
auténtico imbécil. Lo que dice aquí es manifiestamente falso", escribió Musk en su cuenta de X, en respuesta a la afirmación del asesor de que el magnate tecnológico no es un fabricante de automóviles, sino un "ensamblador" de automóviles.
Anteriormente, Musk ya había arremetido contra Navarro, figura clave en el desarrollo de los planes arancelarios de la Administración Trump, criticando sus credenciales.
"Un doctorado en Economía de Harvard es algo malo, no algo bueno. El resultado está en el ego/cerebro = un problema", publicó en redes, junto con un video en el que Navarro argumenta el propósito de los aranceles impuestos.
En la misma línea se pronunció en su discurso ante el congreso del partido político italiano Liga, dirigido por el vicepresidente de Italia, Matteo Salvini. Allí Musk manifestó que le gustaría que se estableciera una "zona de libre comercio" entre el país norteamericano y la Unión Europea.
"Invierno nuclear económico autoinfligido"
No obstante, Musk no es el único que pone en tela de juicio las restricciones arancelarias de Trump.
Así, el multimillonario Bill Ackman, que también respaldó la campaña de Trump,
expresó que, imponer aranceles "
masivos y desproporcionados" tanto a los "amigos" como a "enemigos" significa lanzar una guerra económica global "contra todo el mundo a la vez".
"Estamos en el proceso de destruir la confianza en nuestro país como socio comercial, como lugar para hacer negocios y como mercado para invertir capital", declaró, añadiendo que las perspectivas de tales acciones por el propio país norteamericano van a ser "muy negativas". "Esto no es lo que hemos votado", sentenció, al explicar que si no se aplica una pausa, el mundo se dirigirá hacia "un invierno nuclear económico autoinfligido".
Luego, sin embargo,
aseguró que algunos
han malinterpretado sus pensamientos y reiteró que es "partidario de que el presidente Trump utilice los aranceles" para eliminar "las prácticas comerciales desleales" y para "inducir más inversión y fabricación" en EE.UU.
Por otra parte, el presidente y director ejecutivo del banco estadounidense JP Morgan Chase, Jamie Dimon,
prevé que la
guerra arancelaria del presidente Donald Trump
aumente la inflación y ralentice el crecimiento económico de EE.UU.
Además, advirtió que la situación podría repercutir en los
tipos de interés a 10 años, que se basan "en la inflación, la fortaleza de la economía estadounidense y las expectativas del valor futuro del dólar", así como de la oferta y demanda mundial de
bonos del Tesoro a largo plazo.
"Patético caos arancelario": medios analizan la pausa arancelaria de Trump
El presidente de EE.UU., Donald Trump,
anunció este miércoles una pausa de 90 días y un arancel recíproco sustancialmente reducido durante este periodo del 10 % para
más de 75 países que se habían dirigido a los representantes estadounidenses para abordar las tarifas y no habían tomado ninguna medida de represalia.
Tras esta noticia, varios medios de comunicación internacionales han tratado de analizar cuán forzada fue la decisión y si esta podría conducir a un cambio a largo plazo en la política comercial de Trump.
Expertos de
The New York Times, con referencia a personas al tanto del asunto,
indican que la principal razón por la que Trump decidió cambiar de postura fue
la agitación económica, en particular, el rápido aumento de los rendimientos de los bonos del Gobierno. Además, apuntan que miembros de alto rango del equipo del presidente temían que el pánico financiero pudiera salirse del control y devastar la economía.
No obstante, después del anuncio de la pausa, los funcionarios intentaron demostrar que se trataba de una estrategia planeada previamente y abordada en un libro del propio mandatario, aunque, según NYT, hasta el último minuto, incluso muchos de los asesores y cargos más importantes de Trump no sabían nada de sus planes.
Analistas de
The Wall Street Journal también
se centraron en el estado de la economía estadounidense, los mercados, los bonos y las acciones, que en los últimos días han experimentado choques, afirmando que eso fue exactamente lo que hizo que Trump cambiara de posición.
"Las imprudentes políticas comerciales del Sr. Trump corren el riesgo de encarecer los préstamos, lo que inevitablemente genera inquietud sobre la liquidez y la posibilidad de sorpresas desagradables en los mercados de capitales por parte de empresas afectadas por fluctuaciones bruscas en las divisas o los bonos", explican.
Por otra parte, sugieren que el presidente estadounidense busca desvincularse de China al tiempo que expandir el comercio con sus aliados.
De igual modo,
Sky News resalta que solo al enfrentarse a un posible aumento de los costes de los préstamos para millones de propietarios de viviendas, consumidores y empresas estadounidenses, el inquilino de la Casa Blanca decidió frenar su política arancelaria, "y
con razón".
No obstante, subrayan, esto ha afectado a su reputación. "Este presidente, que por su agresivo uso de los poderes ejecutivos de emergencia había parecido más poderoso que cualquiera de sus predecesores, nunca volverá a parecer tan poderoso", valora el medio.
"Dolor completamente innecesario"
Mientras, desde
Handelsblatt señalan que, aunque la pausa de 90 días es una buena noticia, ya que da a más de 75 países la oportunidad de tomarse un respiro y de abordar un eventual acuerdo favorable para todas las partes, plantea varias cuestiones y pone en duda
la coherencia de las acciones de la Administración Trump.
Así, opinan que el mandatario "ha infligido a su propio país y al resto del mundo un dolor que era y es completamente innecesario" y se preguntan quién puede garantizar que no cambiará de opinión en un futuro próximo. En la misma línea, consideran que "el patético caos arancelario de Trump es puro abuso de poder" y demuestra "de una vez por todas que ya no se le puede creer".
Mientras, desde China
advierten que si EE.UU. insiste en iniciar una guerra arancelaria o comercial, el país asiático "luchará hasta el final". Por su parte, el diario francés
Le Figaro acentúa que Trump fue "
el primero en ceder". Al anunciar una pausa de 90 días, el presidente "dio marcha atrás ante las críticas" de las comunidades empresarial y financiera, que alertaban que las tarifas arancelarias podían provocar una recesión.
Señal alarmante
La introducción de masivos aranceles por parte del Gobierno de Trump a varios actores internacionales, incluida China con una tasa ahora
elevada al 125 %, sacudió a los mercados globales y causó pérdidas millonarias en las bolsas.
En EE.UU., una de las repercusiones más notables y preocupantes ha sido el
desplome de los bonos del Departamento del Tesoro, que evidenció que la deuda pública estadounidense ya no es un "refugio seguro" para los inversores.
En condiciones normales, los tipos de interés de la deuda pública bajan cuando caen las bolsas. Esto se debe a que si los inversores venden acciones, suelen querer trasladar su dinero a activos refugio, lo que impulsa la demanda de estos. No obstante, esta vez ocurrió lo contrario. En lugar de comprar bonos, los inversores se embarcaron en una venta increíblemente agresiva. Cuando los inversores venden bonos, la demanda disminuye, lo que hace que los compradores exijan tipos de interés más altos, por lo que los rendimientos aumentan.
Desde el anuncio de los nuevos aranceles, la demanda se desplomó tanto que, en solo dos días, los rendimientos de los bonos del Tesoro a 30 años aumentaron al ritmo más rápido registrado durante cualquier caída importante del mercado de valores
desde 1982,
recoge The Telegraph.
¿Podría la “apuesta” arancelaria de Trump conducir a otra Gran Depresión?
Los mercados mundiales están en crisis tras el anuncio del presidente Trump de imponer nuevos aranceles contra la mayoría de los países del mundo. Combinadas con una deuda masiva y tensiones geopolíticas crecientes, las guerras arancelarias han llevado a muchos observadores a establecer paralelos históricos preocupantes.
"Estamos en el punto álgido de una enorme burbuja de deuda y crédito. Y esto es muy, muy similar a la situación de finales de la década de 1920", declaró a Sputnik el economista independiente Alasdair Macleod.
En 1930, el presidente Hoover firmó la Ley Arancelaria Smoot-Hawley. Fue la combinación del estallido de la burbuja crediticia, sumado al efecto de los aranceles, que impusieron un arancel mínimo del 20 % a todas las importaciones estadounidenses, lo que condujo al desplome de la bolsa y a la Depresión, recordó Macleod.
En cierto modo, la situación actual es "aún peor", según el observador, "porque la burbuja es mucho más grande que la que vimos en 1929. Y no solo eso, sino que los aranceles de Trump son mucho peores que los de Smoot-Hawley porque se suman a los aranceles anteriores".
Juego de gallina de alto riesgo
“Cada repunte, por muy pronunciado que sea —y los repuntes en los mercados bajistas suelen ser muy agresivos— se encuentra con otra ola de ventas, lo que nos indica que la comunidad apalancada y, de hecho, otros actores a más largo plazo, todavía están tratando de salir de sus posiciones”, dijo Marc Ostwald, economista jefe de ADM Investor Services, al comentar sobre la
montaña rusa en los mercados tras el anuncio de los aranceles.
La situación se caracteriza por la esperanza de que uno de tres actores influyentes: los grandes bancos, la Fed o la administración intervengan para restablecer la estabilidad, según Ostwald, con una inyección de capital bancario movilizado, un recorte de tipos de emergencia por parte de la Fed o una decisión de Trump de ceder, necesaria para frenar la volatilidad.
El problema, dice Ostwald, es que Trump no muestra señales de dar marcha atrás, mientras que la Fed "no está segura de dónde está la mayor amenaza... ¿la inflación o el cierre de empresas, el cese de contrataciones, el inicio de los despidos, la suspensión de pedidos o algo más?"
¿Acelerar la desdolarización?
“Podemos esperar que la turbulencia continúe incluso mientras los mercados se ajustan a esta turbulencia y se convierten en la nueva normalidad”, dice el analista financiero Paul Goncharoff, al comentar sobre los aranceles de Trump.
"Seguiremos teniendo inflación, la recesión nos afectará a todos, los activos reales sustituirán al dinero blando, la desdolarización podría acelerarse, y la creciente tensión militar que observamos a nuestro alrededor no desaparecerá por completo hasta que se alcance un entendimiento entre los contingentes chino y estadounidense", según el director de Goncharoff LCC.
Hay dos actores principales: China y Estados Unidos. El ruidoso grupo de países vecinos son actores importantes, pero en realidad secundarios. Estamos observando cómo el mundo geopolítico y económico tal como lo conocemos se reorienta en plazos muy cortos, en días y no en décadas», explicó Goncharoff.
Cuando la UE finalmente se dé cuenta o acepte su nueva relevancia o irrelevancia en el panorama general, se disipará mucha incertidumbre, y los dos actores clave, China y Estados Unidos, cada uno con su propio elenco global de apoyo y extras, volverán a tener que llegar a un acuerdo y compartir de nuevo.
En cuanto a los aranceles, Goncharoff cree que la definición de "medicina" de Trump es probablemente la más apropiada.
Si realmente ayuda a la “enfermedad” es “todavía una pregunta abierta”, concluyó el analista financiero.
"Ruptura clásica": Alertan de un posible colapso mundial del orden monetario y político
Se presta demasiada atención a los aranceles y sus posibles repercusiones en la economía y los mercados, pero no se tienen en cuenta los cambios de mayor envergadura que se producen en los principales sistemas monetarios, políticos y geopolíticos, manifestó este lunes el multimillonario estadounidense Ray Dalio.
En un
artículo publicado en su cuenta de X, Dalio afirmó que, si bien la introducción de los aranceles es un tema importante, mucha gente pasa por alto
las circunstancias que los causaron y las mayores perturbaciones que probablemente se avecinan.
"Lo más importante a tener en cuenta es que estamos viendo una ruptura clásica de los principales órdenes monetarios, políticos y geopolíticos. Este tipo de colapso se produce solo una vez en la vida, pero ha ocurrido muchas veces en la historia cuando se dieron condiciones insostenibles similares", continuó.
De acuerdo con el fundador de Bridgewater Associates, el mayor fondo de cobertura del mundo, el orden monetario se está desmoronando porque existe demasiada deuda, que aumenta rápidamente, y los mercados de capitales y las economías existentes se sustentan en esta deuda. Esto es insostenible debido al desequilibrio entre los deudores-prestatarios (por ejemplo, EE.UU.) y los prestamistas-acreedores (como China). Los primeros tienen una deuda excesiva y contraen más obligaciones para financiar su gasto, mientras que los segundos, que también tienen exceso de deuda, venden bienes a los prestatarios-deudores para sostener sus economías, explicó Dalio.
"Está claro que el orden monetario tendrá que cambiar de forma muy disruptiva para reducir todos estos desequilibrios y excesos, y estamos en la primera parte del proceso de cambio", añadió.
El orden geopolítico internacional también se está desmoronando, asegura el multimillonario, para quien eso se debe a que la era de una potencia dominante (Estados Unidos) que dicta el orden a los demás "ha terminado".
"En este nuevo orden, EE.UU. [...] está adoptando un enfoque unilateral de 'Estados Unidos primero'. Lo estamos viendo plasmarse en la guerra comercial, la guerra geopolítica, la guerra tecnológica y, en algunos casos, las guerras militares lideradas por Estados Unidos", aclaró.
Por último, Dalio insta a no dejar que los cambios "dramáticos", como los aranceles, desvíen la atención de las "grandes fuerzas" que son los verdaderos motores de las cambios globales. "Es útil tener presente que lo que está ocurriendo ahora no es más que una versión contemporánea de lo que ha sucedido innumerables veces a lo largo de la historia", concluyó el multimillonario.
“Primera Guerra Mundial Comercial” y “Guerra Civil bursátil” en Wall Street
Alfredo Jalife-Rahme
La política de aranceles del presidente estadounidense Donald Trump no debería sorprender a nadie –Trump ya venía reclamándola desde 1985. Pero su impacto resulta difícil de evaluar. Algunos estiman que esa política marca “el fin de la globalización”, en el sentido de lo que podríamos llamar la “globalización estadounidense”, pero no en cuanto a la circulación mundial de las riquezas. Para nosotros, en Red Voltaire, se trata más bien de la “Primera Guerra Mundial comercial”, en el sentido en que esos aranceles son negociables y no deben llevar a un conflicto militar. Otros piensan que con esa política arancelaria Estados Unidos abre una “guerra civil bursátil en Wall Street” ya que saca a la luz los intereses divergentes de los súper multimillonarios. Lejos de ser opuestas entre sí, esas tres interpretaciones probablemente se complementan.
En medio del tornado provocado por Trump 2.0 con la primera guerra comercial mundial (
Red Voltaire dixit [
1]) –que oficializa el fin de la nefaria globalización neoliberal– se insinúa el reordenamiento simultáneo de un G2 geoestratégico entre Estados Unidos y Rusia [
2].
Una luz al final de la oscuridad del túnel bursátil la emitió nada menos que Kirill Dimitriev –prominente asesor económico del Kremlin e íntimo de una hija del zar Vlady Putin– quien arribó a Washington el mismo “Día de la Liberación” de Trump a negociar durante dos días y quien enalteció en forma impactante las bondades de la soberanía económica: «
La estrategia de las tarifas del presidente Trump refleja un giro mayour hacia la soberanía económica y el interés nacional… Al jerarquizar la industria doméstica y al corregir los desequilibrios comerciales estructurales, Estados Unidos sienta un precedente para el crecimiento autosuficiente y la creación sostenible del empleo.» [
3]
Dimitriev, relevante bisagra del acercamiento entre Putin y Trump, justipreció el progreso en las negociaciones de paz cuando «
la administración Trump previno la tercera guerra mundial» [
4] para finalmente alabar: «
Putin es un líder histórico… Trump es un líder histórico… Ambos pueden colaborar para hacer que suceda la historia.»
Ya habrá tiempo para analizar la adopción de la “soberanía económica” –no se diga el concomitante reparto del mapamundi y sus condominios regionales–, en la que convergen Trump y Putin, a lo que abona un juicioso ensayo del británico Alastair Crook, quien asienta la resurrección de las exitosas políticas económicas del primer ruso Serguei Witte y del alemán Friedrich List [
5].
La máxima dificultad de Trump 2.0 es su frente doméstico, donde los cuatro jinetes jázaros (en inglés khazar) –BlackRock, Banca Rothschild, George Soros y Bloomberg–, sumados al agónico Foro Económico Mundial de Davos –cuyo presidente eterno Klaus Schwab anunció su retiro y recorte de personal– han pasado a una feroz contraofensiva mediante el eje globalista Unión Europea/Gran Bretaña/Canadá.
¿Cuánto habrán perdido en las bolsas de valores globales los cuatro jinetes jázaros, cuando BlackRock ostenta la mitad de las acciones de Wall Street, entre otras linduras?
Aquí lo más ilustrativo será contemplar a los nuevos multimillonarios aliados de Trump, que es altamente probable hagan su agosto con la compra de acciones a la baja. La guerra global es también bursátil y propagandística cuando Elon Musk, gran aliado de Trump, ha sido golpeado con la estrepitosa caída de Tesla –a la que contribuyó mayormente el éxito del vehículo eléctrico chino BYD.
En la noche del primer día de la caída bursátil global –en especial en Wall Street– se escenificó una verdadera carnicería con el despido fulminante del general Timothy Haugh, director general de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) –¡a cargo del cibercomando! [
6] No es un asunto menor dado que el general Haugh estaba a cargo del ciberespionaje.
En medio de la nebulosidad (des)informativa se maneja que fueron defenestrados 6 altos funcionarios del Consejo de Seguridad Nacional, entre ellos la vicedirectora Wendy Noble. Han acontecido sucesos muy extraños en las inmediaciones de la Casa Blanca que han permeado mínimamente, como consecuencia de los hallazgos impublicables, desde el punto de vista de la seguridad nacional, de Elon Musk, cuya cabeza piden los globalistas [
7].
JewishInsider, vinculado a los “cuatro jinetes jázaros”, se lamenta de «
la batalla entre los otrora dominantes halcones y la creciente facción de aislacionistas (…) uno de los mayores escenarios tras bambalinas de las batallas en la segunda administración Trump» [
8].
Falta mucho por ver, pero más adentro de Estados Unidos que afuera.
NOTAS
Análisis: Trump y la demolición (¿controlada?) de la globalización
Giuseppe Masala
Tronó tanto que llovió. Donald Trump, en lo que él mismo llamó el “Día de la Liberación”, hizo el gran anuncio de la imposición de aranceles a los bienes importados a Estados Unidos desde todo el mundo. Los únicos países excluidos de la medida son Rusia, Corea del Norte y Bielorrusia porque ya están sujetos a sanciones y han reducido sustancialmente el comercio con EE.UU., y Canadá y México ya se han visto afectados anteriormente. Los demás países, incluidas las islas más remotas y deshabitadas del Pacífico o del Atlántico, fueron afectados no tanto por su miserable comercio con los EE.UU. sino para desalentar cualquier deseo de crear "paraísos exportadores" desde los cuales emprender la triangulación. Creo que esto puede tomarse como una señal de que la Casa Blanca tiene la intención de llegar hasta el final. Es decir, pretenden continuar con estas políticas hasta que se resuelva definitivamente el viejo problema del desequilibrio de la balanza comercial (y también financiera) con el resto del mundo.
El propio Peter Navarro
, asesor de Trump para el comercio internacional, ha declarado que la administración americana pretende obtener unos ingresos de 250.000 millones de dólares por los aranceles a los automóviles y unos 600.000 millones al año por el conjunto de los bienes importados. Es una suma monstruosa, pero es absolutamente necesaria con la esperanza de restaurar las cuentas nacionales de Estados Unidos al borde de un colapso al estilo argentino. Lo único que en mi opinión salvó a los EE.UU. de un destino argentino por lo demás seguro es la enorme influencia diplomática y cultural que ejerce ese país, y sobre todo su enorme capacidad de disuasión militar, que incluye 6.000 ojivas nucleares que actúan como garantía de último recurso sobre su enorme deuda externa.
Es muy interesante observar cómo se calcularon los aranceles para cada nación individual. Los expertos de la Casa Blanca tomaron el déficit comercial de Estados Unidos con el país X, luego lo dividieron por las importaciones del país X. Finalmente, dividieron el coeficiente obtenido de la fracción anterior por dos. Muchos comentaristas salieron inmediatamente al aire y declararon que consideraban que el método de cálculo utilizado era un disparate lógico.
Personalmente encuentro este método de cálculo muy interesante. El supuesto de partida, según el autor, es que los estadounidenses estiman que los productos estadounidenses en cualquier sector de bienes existentes en el mundo están al menos a la par del mejor producto producido en cualquier otra nación del mundo. Si esta suposición es verdadera (y Estados Unidos en su método de cálculo la considera verdadera) la balanza comercial estadounidense debe ser al menos igual a la de cualquier otra nación del mundo. Si en la realidad no es así, depende de los derechos explícitos e implícitos que otras naciones imponen a los productos estadounidenses: éste es el razonamiento de la administración norteamericana.
Como no es así, en la lógica del gobierno norteamericano, la relación entre la proporción entre
(déficit comercial norteamericano vs X) / (Importaciones X a los EEUU) es exactamente el coeficiente que representa la estimación del conjunto de barreras directas (aranceles reales) e indirectas que cortan las alas a los productos Made in USA, donde por barreras indirectas entendemos todo, desde el IVA a las importaciones (de hecho el europeo es mucho más alto que el norteamericano) hasta las barreras administrativas dadas por todos esos bloqueos y prohibiciones como, por ejemplo, las normas más estrictas en Europa sobre los OGM o
las normas administrativas muy gravosas como las impuestas por la UE , hasta la
famosísima medida europea de la circunferencia de las almejas que tiene como objetivo frenar con una norma vejatoria que raya en lo cómico la importación de ese producto procedente de países no europeos. Al dividir aún más por dos el coeficiente obtenido, los estadounidenses han impuesto lo que el autor define sarcásticamente como
el “factor John Wayne” : los estadounidenses parecen decir a sus competidores mundiales que, en realidad, los productos estadounidenses no están a la par con otros, pero son en promedio un 50% más competitivos, por lo tanto, ¡pueden permitirse reducir a la mitad el
“coeficiente de comercio justo ” obtenido a partir de la fracción ilustrada anteriormente!
¿Pero qué sentido tiene tener una balanza comercial positiva como la que desearía Trump?
Disponer de un superávit comercial permite a los interesados (accionistas, trabajadores pero también proveedores) de las empresas exportadoras acumular ahorro y por tanto riqueza que a su vez será reinvertida y que a largo plazo conducirá también a un superávit en la Balanza por Cuenta Corriente y finalmente a una Posición Financiera Neta positiva. Que este es el punto también lo confirmó el secretario de Comercio de Estados Unidos,
Howard Lutnick, quien, durante una entrevista en el programa "Face the Nation" de la CBS, declaró abiertamente que
«Creo que el punto es que necesitamos restablecer el poder de los Estados Unidos de América y luego restaurar ese poder tanto hacia nuestros aliados como hacia nuestros enemigos. La idea de que todos los países del mundo pueden generar superávits comerciales con Estados Unidos y luego usar ese dinero para comprar nuestros activos (empresas, acciones, bonos, etc., N.
del T.) no es correcta. Recuerdo que ahora estamos hablando de 1,2 billones de dólares al año. En 1980 éramos inversores netos, lo que significa que poseíamos más activos del resto del mundo que el resto del mundo poseía de los nuestros […] Y ahora ellos poseen 18 billones de dólares más que nosotros; son acreedores netos. Esto significa que el resto del mundo, al adquirir ahora un superávit comercial de 1,2 billones de dólares, comprará otros 1,2 billones de dólares en activos estadounidenses… ¡y la cosa empeora cada vez más! Al final, ya no seremos dueños de Estados Unidos; ¡El dueño será el resto del mundo! » .
Hay que notar también que -quizás por modestia- el desconsolado Howard Lutnick habló de un déficit neto de posición financiera de -18 billones de dólares, cuando en realidad ¡se ha superado ampliamente el umbral sideral de -26 billones de dólares!
Desde el punto de vista del autor, incluso si los aranceles estadounidenses se demostraran plenamente efectivos y ya el 1 de enero de 2026 asistiéramos al milagro de la balanza comercial estadounidense (recuerdo que el último año en que esto sucedió fue 1971), quizás también gracias a la contribución de los recortes del gasto público realizados por el DOGE de Musk que en cualquier caso se traducirán en una demolición de la demanda agregada y, en consecuencia, en menos importaciones, todavía hay que decir que antes de que se recupere el déficit de posición financiera neta de -26.000 billones, se necesitarán décadas y que Estados Unidos difícilmente tendrá tanto tiempo para mantener su hegemonía mundial frente a potencias emergentes como Rusia y China, que también están unidas por una alianza rentable.
No podemos, por tanto, excluir que, en realidad, la estrategia arancelaria anunciada por Trump el 2 de abril, día rebautizado como “Día de la Liberación”, sea sólo la primera fase de una estrategia más compleja y agresiva que tiene como piedra angular la inflación. De hecho, si bien los críticos de Trump consideran que esto último es un efecto secundario muy grave de la estrategia arancelaria, podría ser, por el contrario, que la inflación sea un efecto deseado para empobrecer al pueblo estadounidense en el corto y mediano plazo específicamente para obligarlo a consumir menos sin imponer impuestos explícitamente. Hablaremos de esto en breve.