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Por Elespiadigital
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infoelespiadigitales/4/4/19

Las fuerzas de seguridad alertan en informes internos sobre la posibilidad de un otoño caliente de movilizaciones y las encuestas señalan una creciente desafección de los ciudadanos hacia los políticos y partidos (la mitad de los encuestados por el CIS lo señalan como el principal problema del país). Las encuestas de consumo señalan también una creciente falta de expectativas por la crisis económica que se avecina. Es decir, se dan condiciones objetivas para una contestación social intensa, pero no hay suficientes certezas para poder discernir qué expresiones y qué alcance podría adoptar ese descontento o qué movimientos políticos podrían capitalizarlo.

Los analistas coinciden en señalar que todo dependerá de las medidas que ponga en marcha el actual Gobierno para aliviar los efectos de la crisis y de la repuesta de una Unión Europea cada vez más desestructurada. Volvemos a escuchar el mantra del "rescate". Nos avisan de nuevos rebrotes del virus y, por ende, nuevos confinamientos…  Si a este coctel se le suma una creciente desafección, sobre todo entre los jóvenes, no se puede descartar la aparición de fenómenos como unos "chalecos amarillos" a la española o salidas nihilistas al descontento.

La desafección no ha aparecido ahora, viene de atrás, pero como ocurre en las crisis, todo se acelera. Venimos ya de una crisis profunda prolongada en el tiempo, de un malestar hacia la política y los españoles son más pesimistas, pero los estallidos sociales no son fácilmente predecibles. Puede haber un malestar larvado que su explosión dependerá de si el poder logra canalizarlo. Lo que sí podemos asegurar que en estos momentos se están colocando las bases para la contestación de los próximos años.

Uno de los aspectos cruciales es el nivel de confianza de la sociedad en sus representantes políticos, que ahora está bajo mínimos, un factor que alimenta los estallidos sociales y que se ha acelerado mucho en los últimos tiempos. El bipartidismo en España parece muerto y los líderes políticos guardan su última bala y se lo juegan todo a una sola carta.

Pero cuidado, hay indicios de que el descontento, paradójicamente, puede trabajar en favor del sistema y propiciar una cierta vuelta a ese bipartidismo. Si la crisis económica anterior produjo a Podemos y la crisis catalana produjo a Vox, ahora podría producirse la nostalgia de una autoridad fuerte, institucional, con experiencia, capaz de gestionar la sanidad, el ejército, la seguridad social, el Estado de bienestar en su conjunto con todos sus resortes, y eso se concreta en los dos partidos de alternancia histórica en el poder, PSOE y PP, anulando, al menos por un tiempo, los partidos presuntamente alternativos.

Hay otro factor que no suele tomarse en consideración: la polarización. Las versiones digitales de los periódicos, antes de acceso gratuito, tenían columnistas muy influyentes, pero ahora ven reducida vertiginosamente su influencia social, sin webs y sin redes sociales que divulgan sus artículos a todo el mundo al convertirse sus medios en opciones de pago. Antes uno podía curiosear las opiniones ajenas en periódicos de ideario contrario, ahora no lo hará y buscará en los suyos la confirmación de sus posiciones y prejuicios, alimentados por los medios que son afines. Se pierde la pluralidad de fuentes en la formación de la opinión pública y esta se divide y polariza, lo que también podría favorecer el retorno del bipartidismo.

Múltiples teóricos escenarios

Con todo, es evidente que el dolor radicaliza las opiniones porque las hace vehementes y potencialmente violentas. Unas movilizaciones provocadas por una creciente conflictividad, que puede venir del desempleo o "de las colas del hambre” hacen que el escenario esté muy abierto. Dicha contestación podría adoptar tres expresiones diferentes. Una reacción tipo años 30, con una cierta fascistización de la sociedad; otra reivindicativa tipo años 60 y 70 o una forma nihilista, 'antiestablisment', incapaz de entroncar con un movimiento más amplio. Si predominara esta última, la protesta social se agotaría en sí misma sin mayores consecuencias.

Si se sigue una lógica socialdemócrata clásica, dando ayudas a la población abriendo una ventanilla para cada afectado, será difícil que se construya un movimiento de base. Las expresiones de descontento serían más radicales pero minoritarias, quizá nihilistas, ya sean de derechas o de izquierda. Pero la base social del Gobierno iría disminuyendo. Por el contrario, si se desarrollan medidas más universales, no segmentando en función de necesidades puntuales, el escenario sería distinto. Se producirá la polarización y desafección, pero sin capacidad de articularse y quizá con algunos episodios violentos.

Las nuevas generaciones son uno de los agentes políticos en los que más habría que poner el foco. Precariedad, inestabilidad y falta de expectativas forman un cóctel explosivo. La quiebra de expectativas y material van de la mano. Una propuesta política que capitalice parte del voto joven, que se siente más alejada del sistema, más damnificado y sin mecanismos de ayuda, puede aglutinar el malestar larvado. No puede descartarse, por tanto, la posibilidad de una especie de 15-M con rasgos más orientados hacia un nacionalpopulismo radical.

La crisis sanitaria ha preservado a los jóvenes. Pero es muy posible que en la crisis económica ocurra lo contrario: se preserven las pensiones de los mayores pero los jóvenes encuentren muchas dificultades para obtener un trabajo. Por eso es previsible que la voz de los jóvenes se mezclaría en el coro de voces de protesta de la casi totalidad de sectores económicos y profesionales, descartándose una salida tipo 15-M alentado desde la extrema izquierda, sobre todo tras la experiencia de un gobierno como el de ahora, compuesto por una coalición entre la izquierda y la extrema izquierda globalista.

Igualmente, estamos convencidos que las protestas de los denominados Cayetanos en los barrios acomodados y los toscos discursos derechistas como el de Vox, hablando de un “Gobierno criminal, de una dictadura comunista o de campos de exterminio” no funcionará porque es un relato que solo hace que se radicalicen los que ya están convencidos, perdiendo el contacto con la pluralidad de toda la sociedad española.

Para evitar este final, Vox debería dar un giro hacia el proteccionismo social, al estilo Le Pen. En esa línea, podría impulsar una movilización híbrida entre la surgida en Francia con los chalecos amarillos y las movilizaciones del campo en España. Pero mucho nos tememos que las dificultades estructurales de Vox para orientarse hacia una opción populista abandonando el espacio clásico de la extrema derecha española es casi imposible. Están anclados en la lógica ultraliberal y atlantista, y además la competición con el PP les dificulta este movimiento. No parece que sean capaces de lepenizarse y capitalizar el descontento, menos aún con lo que estamos viendo, el descrédito de los liderazgos populistas de derecha en esta crisis, desde Boris Johnson a Trump o Bolsonaro.

Subirse a la ola para enfrentar la “Nueva Normalidad”

Solo un planteamiento de ruptura puede evitar que la protesta social precipite de nuevo en el bipartidismo o en alternativas ya fracasadas y, menos aún, en un nihilismo autodestructivo que la llevaría a la esterilidad más absoluta. Con corona virus o sin él, el sistema dominante se caracteriza como una guerra del 1% contra el 99% de la población, una guerra de los de arriba contra los de abajo, una guerra que nos ha declarado la oligarquía a la que se suma una “izquierda" sistémica y financiada por la mafia globalista que está al servicio de la élite financiera internacional. Una crisis inducida desde arriba, como en el año 2008, que busca esquilmar riqueza desde las clases medias y trabajadoras endeudando a los Estados y a las familias.

Estamos en presencia de ese fenómeno que ha descrito el geógrafo teórico y marxista David Harvey que consiste en el uso de métodos de acumulación con el objetivo de mantener el sistema capitalista, mercantilizando ámbitos hasta entonces cerrados al mercado.? Mientras que la acumulación originaria supuso la implantación de un nuevo sistema, entramos en una fase donde sufriremos una acumulación por desposesión con el objetivo mantener el sistema actual, repercutiendo la crisis de sobreacumulación del capital en los sectores empobrecidos de la sociedad. ?El término, según David Harvey, ha determinado los cambios neoliberales producidos en los países occidentales desde los años 1970 hasta la actualidad y que estarían guiados por cuatro prácticas fundamentales: la privatización, la financiarización, la gestión y la manipulación de las crisis y redistribuciones estatales desde las rentas del trabajo hacia el capital. ?

La razón es que posiblemente nos encontremos en el denominado "invierno de Kondratiev", según el modelo de ondas largas del capitalismo descrito por el economista soviético Nikolai Kondratiev. Un punto crítico en el que el sistema necesita un cambio de paradigma económico que le permita salir de la depresión del ciclo, por eso la oligarquía necesita una voladura del tejido económico y mantener el sistema teniendo en cuenta que más del 70% de la economía es puramente especulativa. Históricamente, estas situaciones se han superado a través de guerras o provocando crisis como la del año 2008. Como la duración de cada onda de Kondratiev varía entre 47 y 60 años y la última comenzó sobre 1990, a estas alturas estaríamos de lleno en ese “invierno”. De ahí la necesidad de grandes inversiones que inicien una nueva revolución tecnológica (¿ahora en la “industria de la salud” o en la del clima?) que requiera bienes de capital que puedan ser rentabilizados durante largo tiempo en un nuevo ciclo. A ese nuevo ciclo lo llaman “Nueva Normalidad”. Es necesario pensar cómo darle la vuelta para que la normalidad pueda ser un Nuevo Sistema que acabe con las crisis cíclicas y su causa: el modelo liberal capitalista.

Juan A. Aguilar

Por Elespiadigital
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infoelespiadigitales/4/4/19

«El liberalismo, desde luego, murió de ántrax». ¿Morirá nuestra democracia de coronavirus? La frase inicial es de una de mis distopías favoritas: Un mundo feliz, del Aldous Huxley, una novela llevada como casi todas las de este tipo al cine, en donde una sociedad había llegado al máximo de su felicidad gracias a eliminar emociones, y darse a unas pastillas maravillosas llamadas Soma. Una especie del Imagine de John Lennon donde no es imaginación sino realidad un mundo sin religión ni guerras. Donde todo es nuevo. ¡Qué belleza eso de lo nuevo! El insulto Millennial por antonomasia es, y ustedes perdonen la ordinariez, no porque vaya a escandalizarles sino porque, simplemente, lo es: pollavieja. Una especie de señalamiento cipotudo a quienes parecen que quieren mantener no sé qué privilegios, según los mandatos del feminismo (?) de 4ª ola y sus aliades varones.

Pues lo viejo no está de moda ni entraría en los conceptos de la neocasta que se pregunta asombrado de que haya alguien que no quiera «ser una parte del cuerpo social», como se lee en dicha obra. Por eso hay concejales (lo siento, me resisto a poner aes donde no se pondrían oes al ser terminación en consonante neutra), que dicen que esto del COVID 19 es «un aviso de la naturaleza de que puede ser que estemos llenando la tierra de muchas personas mayores y no de jóvenes» (Elisabeth Merino, dixit). Y hasta el propio Fondo Monetario Internacional (FMI) llegó a denominar «riesgo de longevidad» lo que devendría en un grave problema fiduciario. Y lo que uno espera es que el destino no nos alcance a los que ya peinamos canas y, como en el libro ¡Hagan sitio!, ¡hagan sitio! de Harry Harrison, acabar siendo parte integrante (¡nunca mejor dicho!) del alimento Soylent green.

Las distopías, como ven, siempre se ponen en los escenarios posibles, que dirían los petimetres, más encantadores. Como Espía Mayor tendrán que imaginar que la que considero incluso libro de cabecera y de humor, es Pavana, de Keith Roberts, donde la Felicísima Armada de mi señor el secondo Filipo, tras el asesinato de la hereje Isabel Tudor, llega a desembarcar haciéndonos con la pérfida Albión. Por supuesto, en el más manido de los tópicazos negrolegendarios, el catolicismo meapilesco trentino ha impedido la Revolución Industrial y el progreso, y los inquisidores campan y mandan sobre Londinum (sic). Entrañable.

Pero las que ahora nos vienen a la cabeza son otras más acorde a las declaraciones acojonantes (literalmente, según el DRAE, «que acojona») del Gobierno. Pues oír hablar a la Ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno de España, María Jesús Montero, de que hemos de avanzar y posicionarnos «en este nuevo orden mundial»… ¡qué quieren que les diga! Me suena al neolenguaje orwelliano donde está a punto y nada de aparecer el Ministerio de la Verdad de la tantas veces citada 1984, de George Orwell. Hablar de desafección a las instituciones o de que se denuncien conductas insolidarias (ignoraba artículos al respecto en nuestros códigos sobre la insolidaridad). Pues que me suena a uno de los fines del Partido Ingsoc de la obra citada: «El partido instaba a negar la evidencia de tus ojos y oídos. Era su orden última y más esencial». Y el soniquete del legítimo presidente de la Nación de Naciones en Cogobernanza Asimétrica, don Pedro Sánchez, con lo de la Nueva Normalidad me suena a que nos quieren llevar al «mundo infinitamente benévolo del soma». O a no sé qué huerto, que dirían los castizos y no Huxley.

Cuando sale no sé cuántas veces el señor presidente, por la televisión, me vienen sin embargo a la cabeza aquellas palabras de otra distopía como para perdérsela, Fahrenheit 451, de Ray Bradbury«La televisión, esa bestia insidiosa, esa medusa que convierte en piedra a millones de personas todas las noches mirándola fijamente, esa sirena que llama y canta, que promete mucho y en realidad da muy poco». Cambien noches por la hora elegida por el prócer socialista, y añadan las comparecencias colegiadas del grupo de expertos grouchomarxianos, y no me digan que no le va la frase al pelo. Pero es que todo lo nuevo, lo nuevo a lo que nos acercamos, HA de ser bueno, en ese Plan de Transición hacia ella. De verdad que no sé porqué se empeñan en tal aserto, y no en recuperar la normalidad a secas. Tal vez porque lo viejo no vende y es momento de vendernos a saber qué a costa del brillo de esa novedad… que nos lleve a otras.

Por eso me vinieron a la cabeza las declaraciones de Carolina Bescansa siendo secretaria de Análisis Político, cuando dijo en su día dijo que «si en España sólo votase la gente menor de 45 años, [Pablo] Iglesias ya sería presidente del Gobierno», y por eso además, PODEMOS siempre ha abogado por adelantar al voto a los 16 años. Lo nuevo es vida. Lo viejo, pasado. Inútil. Esto hace que, inevitablemente, me venga a la cabeza La Fuga de Logan de William F. NolanGeorge Clayton Johnson, y ese tránsito al que tendremos que someternos los, no ya pollaviejas, ¡ni los de mediana edad siquiera!, cuando la flor que se nos impuso al nacer en la mano, se ponga negra, a no ser que nos fuguemos a ese Santuario que aparece como una leyenda. Porque tras el carrusel que vemos en su versión cinematográfica donde parece que nos vamos de este mundo entre palmas palmitas para reencarnarnos, resulta que de eso nada. Matarile del bueno. La efebocracia es así.

Yo no quiero que «las decisiones políticas determinen la vuelta a la nueva normalidad», como anunció Sánchez, sino que gestionen lo que queda de este caos de gestión sin que nadie se ponga medallas con decenas de miles de fallecidos. Ni empezar a echarse los muertos unos a otros. Me da miedo que como en 1984, «quien controla el presente controla el pasado y quien controla el pasado controlará el futuro». Y hacer crítica constructiva, y permitir hacerla. Pero si no lo es, ¡también! Pues la libertad es el mayor de los dones que las democracias se dan a sí mismas. Acabo con una cita de ese mundo feliz al que no espero llegar, pues de ser así me escaparé al Santuario o al Bosque de los Hombres Libro:

«—¿Por qué está prohibido? [las obras de Shakespeare]

—Porque es viejo

—¿Aun cuando son bellas?

—Sobre todo cuando son bellas. La belleza es atractiva, y no queremos que el pueblo se sienta atraído por las cosas viejas. Queremos que le gusten las nuevas».

Por Javier Santamarta del Pozo

Publicado en ABC

Por Elespiadigital
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infoelespiadigitales/4/4/19

No es culpa del Gobierno la catástrofe sanitaria del coronavirus ni lo es la repercusión de la pandemia en una economía tan relacionada con las exportaciones, los servicios y el turismo, pero sí es responsabilidad del Gobierno la gestión negligente de la crisis, más todavía cuando se compara el 'caso español' con los vecinos europeos y cuando se constata que el efecto de la pandemia ha sido aquí mucho más devastador, tanto en la cifra de muertos como en la de sanitarios infectados y en los datos relativos al desempleo, la caída del PIB (llamémosle el RIP) y el colapso económico. Sánchez ha escogido un modelo de gestión autoritario, arrogante y narcisista, razones por las cuales es el presidente del Gobierno quien nos lleva de la mano a ciegas hacia una especie de abismo que se identifica en 10 pasos, 10 metas volantes, 10 escalones.

1.- La subestimación. Las manifestaciones del 8-M representan el pecado original de la crisis, bien por los contagios masivos que se produjeron o bien porque la propia convocatoria ilustraba la subestimación del Gobierno respecto a una epidemia que había enseñado los colmillos en Italia.

Solo 24 horas después de haberse poblado las calles de Madrid de manifestantes, la presidenta de la comunidad, Isabel Díaz Ayuso, ordenaba el cierre de las aulas y se 'activaba' la psicosis nacional.

2.- La improvisación. El coronavirus no ha sido una erupción repentina, ni un terremoto inesperado. Se veía venir desde el este al oeste. Y había demostrado en Italia su ferocidad. El tiempo perdido que tardó en tomarse en serio se añade a la improvisación que se precipitó después y que sigue todavía presente. Sánchez, escudado o escondido en sus expertos, nos ha llevado siempre un paso detrás. Las mascarillas son obligatorias desde hoy en el transporte público, pero Fernando Simón las consideró innecesarias hace un mes. Es solo un ejemplo.

3.- El desabastecimiento. Puede que el episodio más vergonzante de la pandemia consista en la falta de medios elementales para combatirla. Vamos con retraso en los recursos tecnológicos (aplicaciones de móviles) y mucho más lejos de lo anunciado en los test. Se explica así también la criba brutal que ha sacudido a los profesionales sanitarios. Consta que se han contagiado más de 40.000, aunque pueden ser muchísimos más —puede que el doble-, fundamentalmente porque el periodo letal de la enfermedad se afrontó sin mascarillas, EPI ni respiradores. El material no solo ha llegado tarde. Lo ha hecho a veces en estado defectuoso. Y se ha demostrado la negligencia del Gobierno para abastecerse en los 'mercados'.

4.- La descoordinación. Tiene muy poco sentido centralizar la solución del problema y decretar el mando único para luego incurrir en un ejercicio angustioso de falta de coordinación. Es y ha sido esta una crisis caótica, respecto a la armonía logística y territorial que hubiera requerido el abastecimiento, la solidaridad autonómica en la amortiguación de los servicios sanitarios y los funerarios. Sánchez ni siquiera ha sido capaz de ordenar o coordinar su Gobierno. Las divergencias entre los ministros socialistas y los pablistas han conducido a toda suerte de rectificaciones, demoras y contradicciones. Podría entenderse la divergencia en el contexto de la política ordinaria, pero la lucha contra el coronavirus era y sigue siendo una carrera contrarreloj.

5.- El aislamiento político. La sesión parlamentaria del pasado miércoles demostraba por sí sola el aislamiento del Gobierno y explica las dudas con las que Sánchez encara la renovación del estado de alarma. Sería un error neutralizarlo ahora, pero un error enorme ha sido convertirlo en un instrumento de poder particular como defensa de la posición minoritaria. Sánchez no tiene de su lado siquiera a los socios de investidura. Tampoco cuenta entre sus filas a todos los presidentes autonómicos socialistas. Ha preferido un modelo cesarista, ideológico, en lugar de tratar la crisis como un problema de Estado en cuyas soluciones debía haberse involucrado a la oposición, independientemente de la hostilidad de Pablo Casado.

6.- La 'doctrina' económica. Tanto vale el aislamiento político para extrapolarlo al aislamiento en la gestión de la crisis económica. El enfoque ideológico-asistencialista ha creado enemigos insólitos entre los grandes y pequeños empresarios. Permanecen los autónomos desamparados. Y nunca se han establecido las condiciones de un diálogo social. Ha prevalecido un modelo paternalista, como si España tuviera el petróleo de Noruega. España sufre la crisis económica mucho más que sus vecinos. Por el modelo... y por la gestión del modelo. Con casi un 10% de caída del PIB y un 10% de paro —son las proyecciones oficiales del porvenir—, no hay presidente que resista en el poder, aunque Sánchez se jacte de sus siete vidas.

7.- El paternalismo-narcisismo. Paternalismo económico, decíamos. Y paternalismo conceptual. Sánchez ha convertido la crisis en una dramaturgia política que convierte al Gobierno en sabios adultos y a los adultos en niños. Se nos ha tratado infantilmente desde el principio, como si no pudiéramos entender la verdad. O como si debiéramos asimilarla en dosis homeopáticas. Las homilías sabatinas, el lenguaje militar y el egocentrismo han perfilado una perspectiva narcisista. Ya conocíamos la egolatría de Sánchez, pero esperábamos una versión más aseada durante la catástrofe.

8.-Confusión. Ocupa el octavo lugar de la lista, pero no por razones jerárquicas. Podría estar en cabeza. La opacidad del Gobierno en la manera de explicarse, la ambigüedad de las comparecencias, la improvisación, los desmentidos, las aclaraciones, las rectificaciones, han engendrado un estado confusional cuya expresión definitiva acaso sea el manual de supervivencia de las cuatro fases, no ya insatisfactorio y polémico, sino muchas veces indescifrable, y sometido a un código de comportamiento provincial que sirve de pretexto al control central de la crisis. No es fácil cumplir las normas cuando no se sabe cuáles son.

9.- La propaganda. Fue Tezanos quien lanzó el globo sonda y quien exploró la sensibilidad de la opinión pública a un estado de excepción informativo. Sánchez es consciente de la debilidad estructural y financiera de la prensa, como también sabe de la mansedumbre de la sociedad en un estado de sugestión y de 'shock'. Es la perspectiva de la que intenta crear —y a veces consigue— un régimen propagandístico-mediático que convierte los bulos ajenos en delito y los bulos propios en dogma. Se amañan las ruedas de prensa. Se okupan los medios públicos. Y se genera un estado de opinión que intenta convertir las mascarillas en mordazas, como si los reproches al Gobierno equivalieran a un ejercicio de traición a la patria.

10.- El autoritarismo. El estado de alarma obedece a las medidas excepcionales de una pandemia que requiere el control de los movimientos, pero Sánchez tanto lo ha convertido en un instrumento de supervivencia política como en la pantalla de un estado de excepción. Proliferan los juristas que rechazan los excesos sancionadores, las competencias asumidas y los derechos y libertades cuestionados. Ha quedado suspendida la plenitud de la democracia más lejos de lo necesario y más tiempo del tolerable (¿julio?). La excepcionalidad exigía más honestidad con los poderes y más sensibilidad con los contrapoderes —del Parlamento a la prensa, de los jueces a las instituciones—, pero nunca como ahora Sánchez ha sentido en su cabeza la corona de laureles. Le conviene, por la misma razón, evitar cualquier desplazamiento al Senado en los idus de mayo.

Rubén Amón

(Publicado en El Confidencial)

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infoelespiadigitales/4/4/19

Cuando la realidad se ha impuesto por la vía de los muertos, los contagiados y la ruina económica, el separatismo ha demostrado algo que muchos denunciábamos hace tiempo: más allá de la retórica vacía y su odio visceral, es incapaz de gestionar nada ni de ofrecer soluciones a la gente. Venía tocado por el abismo que separa a los dos socios de gobierno en Cataluña, JxCat y Esquerra; venía con una batalla cainita librada en la sombra y, en ocasiones, a plena luz del día, entre los que defendían al comodón fugado de Bélgica y al preso de Lledoners; venía del ansia con que Esquerra quiere ocupar el lugar que antaño detentase Convergencia y de la resistencia de esta como gato panza arriba a ceder un palmo de lo que considera su cortijo particular. Pero en eso llegó el coronavirus y los dejó a todos inermes, paralizados, estupefactos. Había que gobernar, ahora sí, en serio, con rigor, con eficacia y con rapidez. Y les pasó lo mismo que a Sánchez y su gobierno de folleto de propaganda. No supieron qué carajo hacer.

Tras los primeros momentos de duda, con un Torra confinado enviándose mensajitos con Puigdemont acerca de literatura, decidieron hacer lo único que saben, es decir, nada, y aprovechar que el Pisuerga pasa por Valladolid para echar mierda encima a España. Que los ancianos residentes en esos lugares llamados residencias, meros aparcamientos para viejos, fueran cayendo como moscas daba igual. Que no hubieran tests ni equipos de protección para sanitarios ni medias acerca de la economía –estos son los que decían ante la fuga masiva de empresas por culpa del procés que no pasaba nada, que ya volverían y que si no volvían, tanto mejor– les daba lo mismo. Con una consellera de Sanidad perfectamente descriptible por su espectacular ignorancia y una portavoz rechinante y áspera, ya estaba todo resuelto. Garrote y prensa, garrote para los fallecidos por la desidia gubernamental y prensa para edulcorar a base de subvenciones la tragedia brutal que padecíamos y padecemos todos los de a pie. Insistimos, igual que el Gobierno central, que la culpa de uno no exime la del otro, puesto que de gobiernos populistas se trata.

La diferencia estriba en que ni al orate de Sánchez se le habría pasado por la cabeza decir que si habían muertos en Cataluña era porque el separatismo mataba. En cambio, a los de aquí no les han dolido prendas en asegurar que con una Cataluña independiente las cosas habrían sido muy, pero que muy distintas. Incluso en lo miserable existen grados de bajeza. Solo que esta vez no ha colado.

Es por eso por lo que todas las luces de alarma se han encendido en Palau. La gente, incluso los acérrimos partidarios de la independencia, a excepción hecha de los bots convenientemente pagados y adoctrinados, empiezan a renegar de unos dirigentes que ni los llevaron a esa república tantas veces proclamada como inminente ni tan solo han sabido ofrecerles unas mínimas garantías sanitarias. Que si millones de mascarillas, que si no, que sí estarán tal día, que si ahora no llegan hasta dentro de dos semanas, que sí estarán en las farmacias, que a lo mejor todavía no podrán estar, que se colapsa el sistema informático de Salut el primer día en la que se distribuyen. Todo para que, al final, su actuación haya sido lenta, torpe, insegura y costosa, porque aun tienen que explicar que pasó con aquella presunta estafa de la que no se ha vuelto a decir ni pío.

Ni siquiera el gigantesco aparato propagandístico que tiene la Generalitat – el otro día vimos a Puigdemont entrevistado por la señora García Melero, compi suya de paellas en casa de Rahola y asidua de Waterloo – ha conseguido calmar las aguas del agitado océano separata. Uno de los budas mediáticos lazis, Vicent Partal, director del portal Vilaweb, expresaba el malestar del sector de manera contundente: “Nuestros políticos – en referencia a los separatistas -están absolutamente perdidos”, añadiendo que “Todo esto tiene un precio especialmente grave en estos días de muerte y de pandemia”.

Si España nos robaba, en frase acuñada por López-Tena y falsamente atribuida a otros, ahora es responsable de los muertos por el virus. Siempre con mentiras como emblema, porque si tenemos que llorar a los casi veinticuatro mil fallecidos es, en primera instancia, por culpa de un virus del que nadie sabe casi nada. Para empezar, ni de donde salió. Y, en segundo lugar y no menos importante, por la irresponsabilidad de unos políticos, de aquí y de allá, que si a duras penas sabían entender un presupuesto más allá de instrumentalizarlo según sus propios intereses partidistas, mucho menos iban a saber coordinarse dejando a un lado sus diferencias en aras del bien común.

No nos mata ni España ni Cataluña. Nos mata una enfermedad y los pésimos gestores que elegimos para ocupar unos cargos que les venían excesivamente anchos.

Miquel Giménez

Publicado en Vozpopuli

Por Elespiadigital
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infoelespiadigitales/4/4/19

Es difícil encontrar un muestrario de semejante incompetencia, y frente a eso nos piden cada día un ejercicio de fe. O fieles o enemigos, no hay vuelta de hoja. Reconozcamos, porque no es para menos, que el estatuto de enemigo tiene un costo personal que, sumado al peligro de coronavirus, la soledad y los achaques, acaba resultando casi insoportable. El pijerío natural, por clase social y querencia a la seguridad laboral, se atribuye el derecho a perpetuarse al precio de dejarte el cuerpo y la moral hechas una alfombra.

Desde que los funcionarios del Estado, en sus diferentes formas, han descubierto que son el estamento más seguro del establecimiento, al que no afectan crisis políticas ni económicas mientras sepan mantenerse fieles al mando, desde ese momento se convirtieron en portavoces del presente. Ellos deciden quiénes son derechas moderadas y derechas antidemocráticas, quiénes crispan y quiénes son idóneos. Tienen el monopolio de la verdad. Pertenecen a una generación a la que ni les suena aquella virulenta polémica de Rosa Luxemburgo frente a Lenin sobre la libertad de información. La libertad es el derecho a expresarse de quienes piensan lo contrario que nosotros. Lo escribió ella, una radical, poco antes de que la asesinaran los patriotas socialdemócratas.

No nos gobiernan las izquierdas sino unos pijos de novela de Marsé, cuyo primer objeto del deseo es convertirse en propietarios. La modelna Calvo o el adiposo Ábalos cabrían perfectamente en la derecha montaraz si la lucha por el salario seguro no les hubiera arrastrado por otros derroteros; llevan la marca de esa clase política “a lo Rufián”, que saltó del anonimato, cuando no del arroyo, a la tribuna tertuliana. Una vida sin otra preocupación que la fidelidad al mando.

Y entonces les saltó en su culo y en nuestra cara el coronavirus. Éramos electores, carne de urna, y nos volvimos personas y ciudadanos sufrientes. No estaban preparados para esta mutación. Hartos de mentir hasta en el espejo, la realidad les fue dejando a ellos desnudos y a nosotros en los hospitales. Recuerdo aquel grito del actor Nanni Moretti en un mitin multitudinario de Achille Occhetto, al que interrumpió con un intempestivo: “¡Te lo ruego, di algo de izquierdas!”. Como ahora ya no hay mítines nadie podrá gritarle a Pedro Sánchez: “¡Una verdad, por favor!”.

De dónde habrá salido esa comisión científica sobre el coronavirus que sirve para tapar la boca y dejarnos perplejos. ¿De verdad existirá la desquiciada comisión científica o se la habrá inventado el clan de los mentirosos donde aposentan Iván Redondo, Tezanos, Ábalos… bajo la varita mágica del brujo evangélico del Séptimo Día que bien podría abrir y cerrar las reuniones exclamando “Dios está con vosotros mientras yo esté con vosotros”?

¿Desde cuándo una comisión científica se hace secreto de Estado, a menos que sea todo tan falso como los test que se compran, se pagan y no llegan, o están defectuosos? Por mucho esfuerzo que hagan los tertulianos ejerciendo de cruzados de la fe, son demasiadas mentiras para tragarlas de una sentada, se necesita que los adversarios ayuden. Mientras la culpa de las improvisaciones y las estupideces la tenga el PP y se personalice en un tal Casado estaremos en la buena vía. Pueden hacer lo que quieren y más con Podemos ejerciendo de palanganero, para evitar la bulla, a un precio de ganga, pero son tan torpes que ni contando con los dedos les salen las cuentas. Acabarán echándole la culpa al PP del coronavirus igual que hacía Zapatero con Rajoy, el culpable del independentismo catalán que ellos acariciaban.

Decidámonos de una vez a abrir en canal el estómago de nuestra pedestre ideología y admitamos que defender a Casado es conservadurismo, pero hacer lo mismo con Sánchez es reaccionario. Tenemos a una derecha disfrazada que nos gobierna y que ha conseguido algo similar a aquel Vivan-las-caenas que tan orgulloso ponía al macizo de la raza y el toril. Sigamos todos la senda que nos marcan los templados señores de la sensatez. Oírles decir “ahora toca seguir al Gobierno, por España y la ciudadanía” es más de lo que yo había escuchado en mi larga vida de oyente celtibérico. “Sánchez necesita toda nuestra ayuda”. Y por qué, pregunto yo, y para hacer qué, añado. El póker entre novatos tramposos acaba pagándolo el que mira, pero no apuesta. De ahí que la suma del PSOE y el PP, de consumarse en el gobierno, representaría una amenaza mortal para la ciudadanía.

Estamos encerrados en una jaula de locos donde el fuerte sólo se distingue por el grado de mediocridad. No se trata de que paren y vayan achicando la epidemia, sería demasiado pedir, pero nos bastaría que pusieran los medios para contenerla, que compraran material decente, que no se engolfaran con lo que saben hacer mejor desde hace décadas: asociarse a los traficantes de oportunidades y estafas. Cubrir sanitarios muertos con aplausos es una humilde compensación que debería parecerles una obscenidad a quienes forman el anónimo ejército de Pancho Villa, conocido como comité científico, porque nada evita dejar a ese personal sanitario en el desamparo y a nosotros, los pacientes, en el desolador papel de víctimas propiciatorias.

¿Hacia dónde se desvían los beneficios de los buitres de la sanidad? A la ciudadanía no la conmueven las multas y detenciones de algunos descerebrados que se saltan el confinamiento para hacerse una barbacoa. Lo que nos gustaría saber es qué pasa con los estafadores. ¿Quiénes son y dónde los contrataron? Eso es más importante que conocer las intenciones de Pablo Casado o el PP, que me preocupan menos aún que los bulos institucionales de Pedro Sánchez, ese fabricante que aspira a controlar el variopinto mercado de las mentiras. Ni cuando quiere dar una noticia animadora logra evitar la maldición del falaz compulsivo: que salgan los niños a la calle, no, que no salgan, sí a los bancos del dinero, no a los bancos del parque. Ni Cantinflas “avanzando, pero retrocediendo”. Frivolizan con las vidas de los demás.

Estamos en el principio de una catástrofe anunciada. Apenas si ha aparecido en toda su virulencia la verruga de la perversidad. Alcanzaremos, algunos al menos, cierto grado de frágil salud, pero una economía quebrada está a punto de arrasar con el sistema que fabricaron. Enfermos y pobres, la conjunción que temían nuestros padres antes de echarnos a la vida. ¿Se han fijado que en estos tiempos de estupidez de género compartida nadie dice “los muertos y las muertas”? Con la muerte no caben frivolidades.

Gregorio Morán

Publicado en Vozpopuli

Por Elespiadigital
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infoelespiadigitales/4/4/19

Cuando pase la peste vendrán cuervos.

Alimañas de Usura y de vileza

a enriquecerse con desolaciones,

a esclavizar a pueblos endeudados

y a exhibir su cinismo aspaventero

vestido de limosna farisea.

 

Cuando pase la peste habrá grilletes.

Serán obligatorias las mordazas

y un sanedrín de cínicos y putas

dictará las mentiras oficiales

y embustes de obligado cumplimiento

en un mundo de abrazos ilegales.

 

Cuando pase la peste, los culpables

de omisión criminal y necedades

que han llenado las fosas y las morgues

seguirán repitiendo sus excusas

atrincherados en impunidades

y culpando a los muertos. Como siempre.

 

J. L. Antonaya

Por Elespiadigital
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infoelespiadigitales/4/4/19

La pandemia que asola al mundo supone el mayor golpe a la que en su día algunos celebraron como la "globalización feliz". Un virus ha hecho revivir el concepto de nación como refugio y como marco de respuesta a la crisis.

El COVID-19 ha destrozado el sueño de un gobierno mundial. A la hora de responder a la batalla contra la enfermedad, las organizaciones como la ONU, la OMC, el G-7, el G-20, la UE o cualquier otro acrónimo que designe a organismos internacionales han sido dejadas de lado para dar paso a las banderas nacionales y a la búsqueda de remedios desempolvando pasaportes y llamadas a la soberanía.

La guerra de las máscaras es la evidencia gráfica de la mascarada que ha puesto de manifiesto la fragilidad de la "sociedad abierta" que con el ánimo de convertir al planeta en un único e inmenso mercado, donde las diferencias nacionales se iban a diluir como una herencia apestosa del pasado.

"Dejar nuestra alimentación, nuestra protección, nuestra capacidad sanitaria, nuestro modo de vida, en suma, en manos de otros, es una locura". Quien así se expresa es el presidente francés, Emmanuel Macron, uno de los principales adalides del mundo abierto y globalizado, del movimiento permanente y sin fronteras, de las sociedades sin cultura propia. Nadie puede ahora estar en contra de sus palabras, pero han sido necesarios miles de muertos para repensar la vía que parecía inexorable hasta hace solo dos meses.

Producir en la nación

"Reducir la dependencia y producir en suelo nacional". "Sin soberanía tecnológica no existe la soberanía política". Son algunos de los lemas que se pueden escuchar ahora de labios de líderes de algunos países europeos, que un día decidieron que la industrialización formaba ya parte de la historia del siglo XX.

Deslocalizar fue la política a la moda durante más de una década. Cerrar industrias y trasladar la producción a países con mano de obra más barata y —en la mayoría de los casos, sin las exigencias sindicales y sociales requeridas en los países de origen dan como resultado que en la Europa, que se considera potencia mundial, los medicamentos, los respiradores, los tapabocas o el gel desinfectante están fabricados a miles de kilómetros y hay que recurrir al atraco, a la requisición, o a las mafias para frenar el número de muertos nacionales.

Desglobalizar y relocalizar

La fiesta del librecambismo, haciendo abstracción de las diferentes normas de producción, sanitarias o higiénicas, ha recibido un severo choque que implica el retorno a la nación, a valorar lo local y a la importancia de la soberanía.

Desglobalizar y relocalizar se convierten en objetivos de políticos que hasta ahora han aplicado reformas en sentido contrario. La hecatombe de muertos dispara las declaraciones compungidas, pero está por ver si una vez pasada la crisis, con el verano europeo entre medias, el mea culpa coyuntural se transformará en hechos.

El consumidor europeo deberá también darse cuenta de que, si quiere volver a consumir productos "made in su país", deberá pagar más por ello. Mantener el Estado Providencia es caro y la responsabilidad no es solo de políticos y empresarios.

"El nacionalismo es la guerra", manifestó en su día el expresidente francés François Mitterrand.

Algunos siguen interpretando esas palabras, pronunciadas en pleno acercamiento francoalemán y, por lo tanto, aplicadas a un contexto concreto, como una vacuna contra los sentimientos de orgullo y defensa de la historia, de la cultura y las raíces que consolidan una nación.

"Nacionalismo no es tribalismo", responde por su parte, el intelectual francés, Regis Debray, autor entre muchos libros de "Elogio de las fronteras". El "sinfronterismo" es la ideología que se incluye en el paquete de la globalización feliz, un elemento indispensable para permitir el paso de personas y, especialmente, de mercancías en un mundo uniforme y sin pasado.

El nacionalismo farmacéutico y sanitario es solo una de las consecuencias de la renuncia a la soberanía. La victoria de Donald Trump, el Brexit, los llamados populismos de izquierda o derecha que se instalan en el poder en Europa eran ya advertencias para una doctrina de apertura de mercados que no quería imaginar las consecuencias.

La multiplicación de desempleados se justificaba como paso inevitable de la transformación hacia un mundo nuevo, donde los trabajos que se perdían en la industria serían compensados por los creados por las nuevas tecnologías. Pero la cifra de desaparecidos por a causa del COVID-19 es más difícil de aceptar. Y los muertos no son reemplazables por robots.

Luis Rivas

Por Elespiadigital
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infoelespiadigitales/4/4/19

Este país tiene memoria de pez y debe ser gracias a esa característica por lo que Sánchez y sus socios de gobierno son tan impúdicamente mendaces. Ahora exigen unidad. ¿En qué consistiría? Simple y llanamente, en que nadie les lleve la contraria, ni la oposición, ni las fuerzas sociales, ni los medios de comunicación. Unidad de silencios cómplices, unidad para enterrar el cúmulo de despropósitos cometidos, unidad en la mentira, en el encubrimiento, en la falta de respeto a nuestros muertos. Esa es la unidad que reclaman y mal harían quienes, por patriotismo, cayeran en esa trampa.

Mientras Iceta reclama que los presos separatistas se vayan a sus casas a pasar el confinamiento, Ábalos exige a la oposición que se entregue con armas y bagajes; mientras los separatistas ponen palos en las ruedas a las fuerzas armadas, Sánchez nos regala unas lacrimógenas sesiones televisivas, interminables como si se tratase de un discurso de Fidel Castro, en las que no dice nada salvo que han de remar todos en la dirección que marquen él y Pablo Iglesias; mientras ellos se consideran excepción a la regla, exigen a quienes discrepamos que nos resignemos a ser manada; mientras los periodistas del régimen los adulan en una orgía de despropósitos que deja chico al No-Do, quienes creemos tener la obligación de ejercer la crítica estamos estigmatizados.

Quieren unidad para intentar diluir en ella su condición sectaria e intentar salir de este trance limpios de polvo y paja. La suya no es la unidad entre iguales. Su unidad es la de los que se someten al yugo de unos, perdiendo para siempre la libertad. Eso no puede ser más que rechazado por la gente de bien, hartos de tanto político hecho de pura gaseosa, sin nada más que espuma verbal.

Vienen a decirnos que quien no apoye al gobierno es poco menos que un fascista, un insolidario, un elemento asocial, cuando ellos son los primeros que rompieron no pocas unidades a lo largo de su triste ejecutoria. Rompieron la unidad existente en torno a la Constitución de 1978, promovieron el odio entre españoles felizmente superado hasta su llegada al poder, se cargaron la unidad alrededor de las instituciones promoviendo caceroladas contra el jefe del Estado, se apoyaron en aquellos que han roto la unidad proclamando golpes de estado separatistas o apoyando a los etarras. Esos son los que ahora se presentan ante el pueblo español con aires de virtuosas doncellas salidas de una novela de Pedro de Répide diciendo que debemos uncirnos a su carro como bueyes para sacarlos del barro.

No quieren unidad, quieren humillación, nos quieren vencidos e inanes. Bajo ese falaz pretexto existe su auténtica condición totalitaria. Si los separatistas han hablado siempre de la unitat del poble como manta protectora de su sectarismo, ahora son los socialcomunistas quienes empuñan esa antorcha incendiaria para mejor zafarse de su actuación. Agrupémonos todos alrededor del líder, que responde ante la historia, y dejémonos de controles democráticos y pareceres discordantes. Todos unidos en la misma carroza fúnebre que nos ha de llevar a la fosa común de la historia.

Ese llamamiento a la mentirosa unidad es la mejor prueba de su fracaso. No quieren morir políticamente solos porque el terror los atenaza. Desearían que el mundo futuro continuase igual que siempre, con sus privilegios y traiciones aseguradas bajo un paraguas que no merecen. No hay unidad posible, señor Ábalos, señor Sánchez, señor Iglesias, señor Iceta, mientras ustedes sigan en esa torre de marfil que comparten con los enemigos de la nación. Sería mejor que se dejasen de llamamientos estériles y empleasen los gramos de inteligencia que les quedan en gobernar para todos los españoles que sí están unidos, al menos en la enfermedad y la miseria a los que su falta de escrúpulos ha condenado.

Una sugerencia, levanten el confinamiento el Primero de Mayo, apoyando que vayamos todos a contaminarnos en las manifestaciones. Ya lo hicieron el pasado 8 de marzo. Habían alertado a sus ministros, pero callaron ante la opinión pública, ocultando la gravedad de la pandemia. Pueden argumentar que los trabajadores hemos de estar unidos. Siempre habrá cretinos y cretinas que les crean. Eso es lo que les une a todos ustedes, la estupidez. Y la soberbia malvada.

Miquel Giménez

Por Elespiadigital
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infoelespiadigitales/4/4/19

 

La peor derrota del Ejército británico en la Primera Guerra Mundial se publicó en la prensa inglesa como una victoria. La batalla de Somme (Francia) en 1916 dejó un saldo de 600.000 víctimas aliadas, que la opinión pública pudo conocer poco después gracias a la determinación de un puñado de medios que desafiaron la censura impuesta por el Gobierno británico.

La ley de Defensa del Reino fue promulgada tras el estallido de la guerra. La norma prohibió cualquier información que pudiera alarmar y desmoralizar a las tropas en el frente o socavara la moral de la sociedad británica. El primero en desafiar la censura fue el corresponsal de guerra del Times, Charles à Court Repington, que reveló graves problemas de abastecimiento de munición para los soldados. El escándalo fue de tal magnitud que obligó al primer ministro a dar entrada a la oposición en el Gobierno para evitar su dimisión.

La libertad de la prensa en tiempos de guerra o de esta pandemia moderna del coronavirus que sacude España es tan importante que da vergüenza tener que recordarlo. La información del Times tuvo consecuencias. El diario perdió miles de lectores y centenares de anunciantes, que consideraban su línea editorial crítica como una deslealtad a la patria en sus horas más difíciles. Lord Northcliffe, editor del Times y el Daily Mail, dijo entonces: "Pretendo contarle la verdad a la gente, y no me importa el coste que tenga".

Coronavirus: atlas de Geografía

El Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias ha concentrado un poder extraordinario en el estado de alarma que vivimos para luchar contra el avance del Covid-19. Y los periodistas tenemos el deber y la responsabilidad de no comprar, sin cuestionarlo al menos, la mercancía que pretende vender La Moncloa.

Nuestra primera obligación es sacar de las portadas el atlas de Geografía en el que se ha convertido la información sobre el brote. Los muertos no son un pico, ni una meseta. Y los centenares de miles de contagiados tampoco son una curva. Todos ellos son víctimas, casi 12.000 de ellas mortales. Las cifras son catastróficas. Las expresiones doblar el pico o aplanar la curva son pura propaganda, porque se pueden utilizar en cualquier contexto. Se puede doblar el pico del paro, de derrotas (si hablamos de deporte), de ventas y de casi cualquier cosa que queramos.

Si dentro de 200 años, un historiador accede a las redes sociales de los ministros del Gobierno y los partidos que lo sustentan podrá intuir que algo grave estaba pasando en España en el año 2020. Pero tendrá que buscar otras fuentes para enterarse bien. Hay mensajes, como los del ministro Salvador Illa, que aislados no significan nada.

El Gobierno opera de la misma manera desde que empezó esta crisis. Cada jueves o viernes, el PSOE publica un vídeo de tintes épicos, buena edición y música ad hoc estilo Gladiator. Las ideas fuerza son unidad, esfuerzo, sacrificio y victoria. Todo ello aderezado con extractos de los discursos del presidente, las imágenes de entrega de nuestros sanitarios, Ejército y fuerzas de seguridad y finalmente los aplausos de reconocimiento emocionados que cada tarde rompen el silencio de nuestras ciudades y pueblos.

El vídeo prepara al terreno para la alocución sabatina de Sánchez. El presidente trata de insuflar moral a sus tropas, que somos toda la sociedad. Por lo general, sus discursos acaban en una nueva prórroga del confinamiento, que va camino de los dos meses. Sánchez repite que es un problema global, que lo es. Pero sí entiende de fronteras. No todos los países acumulan la cifra de muertos de España.

Los intereses ideológicos y empresariales

Los medios de comunicación no estamos para contar lo que quiere el Gobierno que contemos. Hacemos un flaco favor a la sociedad si convertimos nuestras portadas e informativos en una sucesión edulcorada de imágenes vacías, curvas impersonales y música del Dúo Dinámico. Queremos saber qué pasa con el material que no llega, por qué compramos pruebas que no funcionan, por qué hemos fallado, por qué nuestra sanidad ha colapsado, por qué está muriendo tanta gente, por qué no actuamos antes cuando pudimos...

Los periodistas y los medios de comunicación vivimos momentos tan difíciles como todos. Somos conscientes de que el daño económico de esta pandemia para el sector será en muchos casos irreparable por el hundimiento de la publicidad. Nos preocupa, como a todos, el presente y el futuro. Vivimos encerrados, tenemos amigos y familiares golpeados por la enfermedad; tenemos alquileres, hipotecas, hijos y personas mayores a nuestro cargo como cualquiera.

Nos podemos incluir en el grupo de los primeros interesados en que la crisis acabe cuanto antes. Queremos que las cosas vayan bien. Y al mismo tiempo, tenemos el deber y la obligación de informar sobre lo que está pasando. El coronavirus es la historia periodística de nuestras vidas, y la que va a marcar a toda una generación. La gente, recluida forzosamente en sus casas, nos está mirando más que nunca. No sirvamos a los intereses ideológicos y empresariales de esta trinchera infinita en la que se han convertido algunos medios de comunicación.

Es muy grave que el Gobierno no deje a los medios preguntar de forma directa. Es preocupante la falta de libertad para poner a los ministros frente al espejo de sus propias contradicciones. La verdad no está en las moralinas del presidente. Y tiene todo el derecho a hacerlas. La reivindicación de centenares de periodistas que firmaron un manifiesto para algo tan simple como poder preguntar sin que nadie del Gobierno filtre y seleccione las preguntas ha chocado con la negativa de La Moncloa a tomar las medidas que se reclaman.

No les hagamos el favor de comprar su propaganda.

Por Jorge Sainz

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infoelespiadigitales/4/4/19

Nunca como ahora la palabra futuro tuvo tanta potencia y tantas esperanzas. Pero no el futuro lejano, el que imaginamos de pequeños repleto de coches voladores, robots, viajes interplanetarios, ciudades flotando en el aire e intercambio de pareceres con razas, por lo general, mucho más avanzadas que la nuestra, lo que tampoco es decir mucho. Me refiero a ese futuro que expresamos a diario infinitas veces cuando decimos, “bueno, cuando esto acabe...”, añadiendo algo que hasta hace solo dos semanas nos parecía insignificante. Porque cuando esto acabe lo que nos gustaría sería pasear, abrazar, tomar el aperitivo en una terraza, ir al cine, fisgonear en nuestras librerías preferidas o, simplemente, levantarnos con la certidumbre de siempre, la que nos permite creer que la vida tiene sentido.

Hablo del horizonte próximo en el que hemos cifrado nuestros sueños que, insisto, parecían modestísimos y la crisis del Covid-19 ha revelado como los más importantes. Porque hablamos de vivir. De vivir en la cotidianidad, en esa adorable y acogedora rutina sin la que no sabemos qué hacer, de esos miles de gestos y cosas que hacemos a diario sin reparar en lo benéficos que son para nosotros, para los demás, para la sociedad. Nos dicen los que gobiernan que recuperaremos la normalidad en este o aquel plazo de tiempo. Qué craso error cometeríamos si obrásemos de tal manera. No deberíamos volver a la falsa normalidad en la que estábamos instalados como si nunca tuviera que pasar nada, como si vivir fuese un juego en el que se pueden hacer trampas sin consecuencias.

Deberíamos aprender a construir una normalidad nueva que fuese más allá de los aplausos, los tutoriales y las canciones, cosas que, si bien pueden ser muy útiles ahora, no tendrían que ser un freno para superar junto a la pandemia la enorme crisis de banalidad con la que nos ha pillado. Hemos de madurar como individuos, como país, y para ello estaría bien que encontrásemos el camino ético, intelectual y moral que precisa ese nuevo paradigma. No podemos permitirnos que otro virus nos encuentre con el músculo social atrofiado por la telebasura, el deporte convertido en un escándalo de masas y esa pornografía de las ideas que denominamos políticos. Si no hemos aprendido nada cuando esto acabe, y eso significa cuestionarnos a quienes nos gobiernan junto a aquellos que nos dicen qué debemos pensar, comprar o calificar de bueno y malo, siento decir que nos mereceremos todo lo que nos pase.

Cuando se nos insta desde la oficialidad a que ocupemos nuestro tiempo de forzosa reclusión siempre encuentro en falta el exhorto a la meditación, a la reflexión, a la autocrítica. Esa sería una vacuna al alcance de todos que, administrada con severidad por nosotros mismos, nos permitiría ver en manos de quienes hemos depositado algo tan sagrado e importante como es la buena gobernanza de nuestra tierra. Si no aprendemos que no podemos entregar las riendas del estado a unos aficionados que solo piensan en su propio bienestar, mal iremos.

Porque ese es el asunto. Para regresar al punto de partida sanitario, y ya no digamos económico, hará falta mucho tiempo y serán no pocos los que caerán en el camino. Pero me parece infinitamente peor si lo único a lo que aspiramos es a que las cosas sigan donde estaban, que es justamente lo que preferirían los que mandan. Aquí paz, después gloria, y a seguir con la perpetua pancarta que oculta nuestra incapacidad para hacer nada que no sea llenarnos los bolsillos. No. De ningún modo. La salida de la pandemia ha de suponer un regreso a la salud, pero también a la higiene democrática, al saneamiento de esos establos de Augias en los que hemos convertido a nuestras instituciones, llenándolas de inútiles, vagos, pícaros y malintencionados.

Si les volviésemos a confiar nuestros destinos, no habríamos aprendido nada. Ni acerca de ellos ni acerca de nosotros mismos. Y no sé cual de las dos cosas me produce mayor inquietud.

Miquel Giménez

Publicado en Vozpopuli

Por Elespiadigital
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infoelespiadigitales/4/4/19

España está enferma. No es un tópico noventayochista. Desgraciadamente es literal. Y cientos de vidas están muriendo en una lucha contra un maldito virus. Confinándonos en nuestras casas a la mayoría, mientras que en el día a día, otros siguen en sus puestos de manera profesional arriesgándose a convertirse en estadística de esta pandemia del Siglo XXI que se ha llevado de un plumazo el tópico de estar viviendo los felices veinte. Tampoco los del siglo pasado fueron tales. Pero ya nadie olvidará este 2020.

Por eso hoy quiero recordar, como Espía Mayor, lo que se me quedara en el tintero cuando escribí un libro llamado Siempre tuvimos héroes. Ya ya. Imagino que estarán algunos pensando, joer con el plumilla, que nos quiere meter de matute publi de su libro. ¡No osara yo tal, por vida de…! Bueno, algo sí. Pero también por una razón. La de que puedan estar orgullosos de nuestra Historia. De tanto bueno que hicimos y todo lo que aportamos al humanitarismo nada menos. Pues esa fue y no otra, la razón por la que lo escribí. Que si andan ustedes creyendo que con los maravedises que da el escribir me estoy haciendo un Creso, ya les digo que craso error. Y me permitan el fácil y pedante juego de palabras.

Cuando leí con grata sorpresa que el Ministerio de Defensa nominaba a su operativo en el apoyo contra el coronavirus como Operación Balmis, no pude menos que recordar ese capítulo dedicado a quien llevara por todo el mundo, y es literal, la vacuna contra la viruela. El alicantino Javier de Balmis, junto con el catalán José Salvany y la gallega Isabel Cendal, la primera enfermera considerada como tal, de la Historia. ¿Cómo no sentirme muy orgulloso de nuestro pasado? Porque no lean de manera literal al coñón de don Miguel de Unamuno cuando dijo eso de «¡que inventen ellos!». O mejor, lean entera la cita y su contexto. Pero sobre todo, sepan que no es verdad.

Pues entre descubridores, precursores e inventores, tenemos sólo en ciencia, para sentirnos toda una potencia. ¿Ciencia en España? A usté se le ha ido la pinza rosalegendaria, señor Espía. Sepa que no, amable y desconfiado lector. Ciencia. En España. Y mucha. Pero como siempre, se nos ha olvidado.

Se nos ha olvidado que fue en 1582 cuando Felipe II instituye en Madrid la Academia de Matemáticas, con un tal Juan de Herrera como director, con ingenieros civiles y militares, arquitectos y cosmo?grafos trabajando juntos, antecedente directo de la Academia de Ciencias, Exactas, Fi?sicas y Naturales. Que fue en tiempos de este denostado Filipo cuando se llevaría a cabo en 1571 la primera expedicio?n cienti?fica de la Historia Moderna en los territorios americanos. De la misma, saldría una descomunal obra de 38 tomos, base de muchos aspectos de la medicina y la farmacopea moderna. ¡Ahí es nada!

Por cierto, un reconocido y venerado científico italiano dijo no estar de acuerdo con su contenido porque no podía creer que tales descubrimientos pudieran ser reales. Lo eran. Y eso que el científico negacionista se llamaba… Galileo Galilei.

Pero es que en 1618, un madrileño de Fuentes de Olmeda llamado Juan Páez de Jaramillo, descubre las fuentes del Nilo (aunque fuera un escocés quien quisera reivindicar tal hecho, y eso que llegó en 1768). Pero lo importante fue su obra Historia de Etiopía que, citando al escritor Javier Reverte: «Los ingleses la valoran como un antecedente de Darwin porque es un libro de alto contenido científico». Y eso que Sir Charles ya fue a su periplo conociendo, además, la obra del militar y científico oscense Félix de Azara, cuya obra era de cabecera del inglés, entre otras cosas porque la escribiría un siglo antes, anticipándose en sus estudios a lo que luego Darwin desarrollaría.

No quiero ser moroso refiriéndome a quienes merecen libros propios. Pero al menos queden citados, como la Expedición Malaspina –  Bustamante, mandada por el tercero Carolo en 1789, navegando por todo el mundo, llevando naturalistas, bota?nicos, astro?nomos, hidro?grafos, y dibujantes que plasmaran todo aquello. O al médico tarraconense Jaume Ferran i Clua, un precursor a finales del XIX de una serie de vacunas, entre ellas las que permitiri?an luchar contra el co?lera, el tifus y la tuberculosis. La labor de nuestro Premio Nobel, Ramón y Cajal, que hizo la neurociencia posible hasta nuestros días, estando al mismo nivel que Einstein para la física. Y hasta, para que vean lo que son las cosas, ¡cómo no citar al logron?e?s Manuel Jalo?n! El inventor de la fregona, esa de la que tanto nos enorgullecemos pacatamente, y no de otro de sus inventos que revoluciono? la sanidad en todo el mundo: ¡las jeringuillas y agujas desechables!

En suma, lugares como la Biblioteca Sanlorentina nos recuerdan que dentro guarda España, como dicen que quedara dentro de la Caja de Pandora, la esperanza. O más bien, el ejemplo de que si fuimos algo muy grande, ese reflejo está aquí. Entre nosotros. Hoy mismo. Ahora y en el presente. Y en ese aplauso que se da cada día a las ocho de la noche, a quienes están en primera línea defendiéndonos. Con batas o uniformes verdes. Civiles y militares. Pero también los que desde retaguardia siguen en sus puestos  alimentándonos, trabajando, y no permitiendo que nos vayamos al garete como sociedad. Como nación. Pese a los traidores, irresponsables y cobardes que siempre y en cada momento de la Historia nos vamos a encontrar. No les demos una línea más de mención. Se irán por el retrete como las toneladas de papel higiénico que hemos acaparado.

Pero no olvidemos nunca, pero nunca, que siempre tuvimos héroes. Y hoy siguen entre nosotros.

Por Javier Santamarta

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infoelespiadigitales/4/4/19

Se puede ser torpe, tonto, mezquino, insensible, mediocre, fatuo o inútil. Se puede ser embustero, charlatán, estafador, cínico, embaucador, sectario o fanático. Pero serlo todo a la vez tiene un mérito extraordinario. Son pocas las ocasiones en las que la historia condensa en tan poca materia gris tamaña retahíla de defectos. Y la cúpula separatista los acumula todos, como estamos viendo estos días a propósito del terrible coronavirus. Lo que según ellos hasta hace solo cinco días era un virus diferente en Cataluña del del resto del mundo –el hecho diferencial, suponemos– y estaba perfectamente controlado, ahora se ha convertido en un llanto y crujir de dientes constante. La culpa, naturalmente, la tiene España que no sabe hacer las cosas bien ni les permite a ellos, tan estupendos, que salven al mundo entero con su reconocido buen hacer y sabiduría.

Menos solventar el problema de la falta de camas hospitalarias –en Madrid se han ofrecido hoteleros de renombre, ¿en Cataluña no hay quien haga lo propio?–, la falta de personal sanitario – los recortes de Mas en sanidad fueron los más salvajes en la UE -, o tomar medidas que a su alcance dentro de la ley, se han dedicado a criticar. Es lo suyo. Que si el gobierno ha hecho un 155 encubierto, que si ellos gestionarían mejor la crisis, que si desplegar a los militares es un pretexto para enviarlos a Cataluña, que por qué los Mossos han de estar bajo las órdenes del ministro del interior, que como no dejan a Torra cerrar el territorio catalán, en fin, lo de siempre pero corregido y aumentado. Por el momento, solo han sabido confinar Igualada. ¿Ustedes han escuchado algo acerca de como piensan movilizar a los millones de amantes de la independencia en tareas de ayuda a los más perjudicados? ¿Dónde están la ANC, Ómnium, los CDR y demás hierbas?¿Conocen alguna medida económica para ayudar a autónomos o pequeños empresarios? ¿Piensan eliminar impuestos propios de la Generalitat que son los más altos en el tramo autonómico de toda España? No. Incluso ante el apocalipsis, están en lo suyo.

Si el coronavirus se ha extendido se debe a que España es como es, porque si de ellos dependiera, en Cataluña no habría un solo caso. Ah, sí nos dejaran a nosotros, exclaman en las redes sociales, jaleándose los unos a los otros totalmente desmadrados en su insania. Ahora, el nuevo mantra es el ejército. Que la UME se haya desplegado les pone en todos sus estados. Ya ven llegar a los tanques por la Diagonal, expresión que evoca el miedo que produjo la entrada de las tropas de Franco en Barcelona. Un miedo que, sin desdecirlo, también supuso alivio porque significaba el fin de la Cheka y, al menos al inicio, del hambre, porque entraban repartiendo chuscos de pan a una ciudad que carecía de todo alimento, mientras los víveres se pudrían en enormes almacenes que causaron estupor cuando la gente los descubrió y vieron lo que allí se guardaba. Hubo quien se ahogó en los depósitos de aceite. Alguien tan poco sospechoso como Paco Candel lo dejó escrito, igual que Díaz Plaja.

Pero la cosa es meter miedo –como si no tuviéramos bastante con el virus– y decir que todo lo que se está haciendo desde el gobierno es para laminar la autonomía catalana. Ojalá, porque si de algo sirve esta crisis es para comprobar que, cuando vienen mal dadas, esto de las autonomías es una completa inutilidad y no hay como un mando centralizado. Que sea mejor o peor son otros Garcías.

Uno le diría a la ministra Robles –menudo zasca le arreó a Torra el otro día– que si ha de encargarle al JEMAD, el general y tocayo don Miguel Villarroya, que envíe a la UME a mi tierra, lo haga. No le tiemble el pulso, ministra. Usted conoce bien a mis paisanos. Estoy convencido que, al igual que en París o Roma, ver a nuestros militares patrullando por las calles, auxiliando en la logística, en materia sanitaria o vigilando estaciones y lugares estratégicos no turbaría ni un ápice a la gente normal. Además, los catalanes tenemos el mismo derecho que el resto de españoles a que nuestro ejército nos ayude.

Que no son tanques lo que vienen por la Diagonal, cenutrios, que es el Estado, que tiene la obligación de velar por todos de igual manera. Igualdad, señores, igualdad, concepto que ustedes odian con todas sus fuerzas a fuer de torpes, tontos, etc. No sigo. Ya conocen la lista.

Miquel Giménez

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Por Elespiadigital
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infoelespiadigitales/4/4/19

El Covid-19 (no hay más remedio que empezar así una columna) está poniendo de relieve, destapando, muchas de las vergüenzas de la Administración que hasta que no se ve sometida a situaciones críticas, como lo es la actual, no se (re)conocen.

Es aquí y ahora, en este brete, en donde el poder del Estado, en realidad los poderes -el preciso bisturí de Gustavo Bueno distinguió dieciocho poderes-, se la juega totalmente. Es el leviatán estatal (el poder civil, decían los clásicos) la única y última instancia que puede neutralizar una situación así.

No hay interés particular (ni individual, ni familiar, ni empresarial) que valga, de tal manera que toda ideología liberal, en sus distintas variantes, se desmorona ante el avance del Covid-19. Sólo el Estado puede desplegar y movilizar medios de todo tipo, así como a la propia población, hasta donde sea necesario, siempre teniendo en cuenta, claro, que los recursos son limitados. No es el "camino de la servidumbre" el que representa el Estado, sino el camino de la "salvación", principalmente porque no hay otro.

Cuando en el año 480 a. C. los persas invadieron Atenas, y el Ática entera, Temístocles trasladó a toda la población ateniense (niños y ancianos, sobre todo) a los barcos (una acción que cualquier liberal debía acusar, sin duda, de intolerable intervencionismo), para ser protegidos detrás de la isla de Salamina, en el golfo Sarónico, frente a la amenaza de la flota persa. Aun sin territorio, el Estado (superviviendo en las órdenes de Temístocles, y en la obediencia de la población) era el último muro de contención para proteger a la nación ateniense, con todo el territorio invadido.

La cadena del mando y la obediencia atenienses no se habían roto, por decirlo de algún modo. La victoria frente a la armada persa pudo devolver a los atenienses a sus casas, y se pudieron restituir sus propiedades. Mientras tanto, al otro lado de la isla Salamina, aquellos barcos eran Atenas.

Esa ideología del "hombre que se hace a sí mismo", y que ve al Estado como un constante obstáculo para el desarrollo de la libertad individual y económica ("spenceriadas", llamaba Unamuno a esta visión), se derrumba como absolutamente falsa ante la invasión, no de un regimiento de enemigos atravesando una frontera, sino ante unos microorganismos (y, según algunos, ni siquiera), que se propagan rápidamente poniendo patas arriba la vida social española. Y falsa quiere decir, aquí, a-práctica, imprudente: el "sálvese quien pueda" (anarco-capitalista) resulta -y en estos casos críticos se ve con plena claridad- completamente impracticable, poco menos que ridículo.

Esperemos que el cuerpo político y social español permanezca cohesionado y firme (frente a los muchos factores que buscan su descomposición), y pueda combatir con eficacia lo que ya es, a todas luces, la mayor pandemia que se ha producido desde 1918.

Dudo que aquí, ante esto, y a pesar de la miseria sectaria en la que viven muchos políticos españoles, la salida sea la de mirarse el ombligo autonómico.

También es verdad que los obstáculos administrativos derivados de ese ombliguismo están ahí.

Pedro Insua

Por Elespiadigital
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infoelespiadigitales/4/4/19

En esta España gobernada por asaltatumbas tontilocos, pichacortas acomplejados y colipoterras feministas todo tiene un aire cochambroso y fétido como de bazar chino o de puticlub de carretera comarcal.

El Monipodio de los Diputados, aunque hábitat secular de especies parásitas y coprófagas, nunca había estado tan atestado de mugre intelectual, de basura ideológica y de ordinariez conceptual como ahora.

La corona de chichinabo de los Borbones, aunque tradicional letrina de corrupción y desvergüenza, nunca había mostrado de forma tan impúdica su ausencia de patriotismo y su patológico déficit de testiculina y de vergüenza torera.

Las distintas ganaderías togadas que pastan en las covachuelas y pesebres de la Administración de Justicia, aunque siempre han hecho honor a su fama de ganado resabiado y de embestida poco clara, nunca como ahora habían mostrado su lamentable falta de trapío y su casta de mansos cornalones y alevosos. La sentencia/premio al antifa chileno que asesinó a Víctor Laínez es la muestra más sonrojante del punto de vileza al que pueden llegar los cornúpetas con puñetas.

Los otros marrajos, los de sotana, no les van a la zaga a los de las togas, con escasísimas y heroicas excepciones - Cantera y cuatro más-, en lo referente a hijoputez hipócrita y cobardía nauseabunda. La clerigalla, aunque lleva en sus vaticanos genes de camaleón el superpoder de arrimarse con provecho al sol que más calienta, nunca como ahora había exhibido su impudicia bendiciendo profanaciones y mariconadas. No se sabe si los mueve su propia desvergüenza, el pánico a la chusma pijiprogre o las órdenes de Bergoglio.

En lo militar, la politica de selección inversa que, desde hace décadas, ha llevado al generalato a los más sumisos, obedientes y castrati de nuestros mílites, ha dado como resultado que los mandos de nuestros ejércitos estén orgullosos de llevar el botijo a los yanquis en guerras lejanas y permanezcan callados como sus madres ante la insultante chulería separatista.

Y, en el putiferio más pringoso del gran barrio chino de la democracia, en los partidos políticos, están las putas más tiradas. Y no me refiero solamente a la tropa de sicópatas feministas, garrulos etarras y perroflautas de chalet que forman la banda de Sánchez y sus cuarenta mil ministros, ministras y ministres. A ésos, al menos se les huele desde lejos la endofobia y el odio revanchista.

Son mucho peores las verdosas pajilleras del sionismo que exhiben obscenamente banderitas españolas o los hijos de mil padres como los ediles peperos de Labajos destrozando monumentos a héroes para que los talibanes de la memoria histérica les perdonen la vida cuando se líe parda.

Lo más triste de todo es saber que, si se lía, a lo más que llegaremos es a tirarnos zurullos de mierda como en una batalla de bolas de nieve marrón y olorosa. Y es que faltan cojones para liarse a tiros de verdad.

Ramiro Semper

Por Elespiadigital
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infoelespiadigitales/4/4/19

Viendo en retrospectiva, el pasado 10 de noviembre de 2019 se celebraron elecciones anticipadas a las Cortes Generales (parlamentarias) en España, pero ningún partido obtuvo la mayoría absoluta de escaños en el Congreso para formar gobierno. Es más, ni siquiera las posibles coaliciones entre los 5 partidos mayoritarios suman una mayoría absoluta y todos se ven necesitados de los votos provenientes de minoritarios partidos regionales o nacionalistas (separatistas). Sobre el contexto post-electoral puede leer el artículo: “España tras las elecciones, ¿quién gobernará?”[1].

[1] Fuente: https://www.geopolitica.ru/es/article/espana-tras-las-elecciones-quien-gobernara

¿Un pacto “de izquierdas”?

Desde las mencionadas elecciones, la iniciativa para reunir los apoyos parlamentarios necesarios con los que nombrar al nuevo presidente del gobierno español ha recaído en Pedro Sánchez (Partido Socialista - PSOE), Presidente del Gobierno en funciones desde junio de 2018. El socio principal de Sánchez es Pablo Iglesias (Unidas Podemos - UP), los cuales le han exigido cargos en el gobierno como vicepresidencias y ministerios. Desde el partido socialista rechazaron en un primer momento que el nuevo gobierno pudiera ser de coalición y en su lugar hablaron de “gobierno de cooperación”, es decir, UP debía apoyar al PSOE para formar nuevo gobierno, pero sin formar parte del gobierno. Para UP esto resultaba inaceptable, y de hecho por ese estancamiento en las negociaciones y la falta de otra mayoría alternativa, en noviembre de 2019 se repitieron las elecciones.

Por otro lado está la cuestión del debate territorial dentro de España así como su encaje dentro de la unión europea y la idea de Sánchez es clara como ha señalado en el debate de investidura celebrado el 4 de enero de 2020: “Una España descentralizada y federal en una Europa federal y unida”, lo cual se traduce en una España más débil dentro de una Unión Europea con más competencias sobre sus Estados miembros. Además, los líderes de UP como su máximo dirigente, Pablo Iglesias, también son visiblemente partidarios de la “plurinacionalidad” en España, siguiendo el esquema de Evo Morales en Bolivia. Así pues, el debate territorial dentro de España tiene mucha más complejidad partidista como ahora veremos.

No obstante, a la vista de los resultados electorales en los cuales tanto PP como VOX incrementaron sus escaños, rápidamente tras las elecciones Sánchez (PSOE) e Iglesias (UP) firmaron un acuerdo inicial que ha sido la base de las negociaciones entre ambos partidos de izquierdas. Aquí se pueden dividir las negociaciones en dos sentidos: Poder y propaganda. Aunque desde ambos partidos pretendan mostrar que las negociaciones se basan en “ideas sociales de izquierdas”, la realidad de la política siempre es cruda y severa, y la única “idea de izquierdas” en estas dos formaciones ha sido conseguir o mantener su hegemonía partidista. En definitiva, lo importante ha sido el reparto de poder en los cargos de Gobierno. El PSOE intentando conceder los mínimos cargos y además lo menos relevante posible a UP, y por su parte, UP intentando conseguir los máximos cargos posibles de relevancia en el Gobierno.

Así mismo, Sánchez ha estado jugando la carta de la “crispación”, al igual que su antecesor en la Presidencia española, José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2011). Sánchez ha reclamado que las tensiones en el Congreso producen divisiones en la calle, es decir, crispación, y que además eso no es patriótico, según palabras del ahora Presidente. Es decir que de nuevo para la izquierda, si es legítimo protestar contra los políticos, pero no contra ellos cuando van a gobernar, entonces lo patriótico es callarse[1].

[1] Fuente: https://www.elmundo.es/espana/2020/01/04/5e10f455fdddff624a8b46a9.html

Los rompecabezas del separatismo catalán y vasco

Para obtener mayoría absoluta en la sesión de investidura y sobre todo para garantizarse la gobernabilidad durante los 4 años de legislatura, Sánchez necesita el apoyo de partidos regionalistas o nacionalistas (separatistas). En especial se han centrado en las negociaciones con Esquerra Republicana (ERC), un partido separatista y de izquierdas en Cataluña, ya que sus 13 escaños son suficientes para garantizar dicha mayoría absoluta. El problema para Sánchez es que varios de los dirigentes de ERC están condenados en prisión por diferentes delitos (de nuevo, véase el artículo mencionado en la nota al pie nº1), entre ellos por sedición y malversación.

El punto de inflexión en las negociaciones se produjo a mediados de diciembre de 2019 cuando el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) emitió una sentencia en relación con varios dirigentes separatistas catalanes en prisión (Junqueras - ERC) o fugados de la justicia (Puigdemont - JxC). El debate que pretendía resolver la sentencia es el momento exacto en que un candidato electo se considera que ha adquirido la condición de europarlamentario y en consecuencia ya goza de la inmunidad que conlleva dicha membresía. En este sentido el más beneficiado es el ex-presidente de la comunidad autónoma catalana, Carles Puigdemont, fugado de la justicia española en 2017 y ahora eurodiputado en Bruselas tras dicha sentencia. Por el contrario, la situación de Junqueras no varía ya que en la sentencia además de indicar que la inmunidad implica también salir de la cárcel para realizar las formalidades requeridas en el Parlamento Europeo, esto no conlleva el levantamiento de la prisión preventiva, ni mucho menos una vez que hay sentencia firme de prisión (a la que añadir la inhabilitación política).

Por supuesto, para ERC la sentencia es un triunfo de sus postulados y una señal clara de que todos los políticos encarcelados en la sentencia 459/2019 (publicada el 14 de octubre) deben ser puestos en libertad. Y aquí aparece otra división dentro del PSOE, ya que algunos representantes regionales rechazan cualquier pacto con ERC, mientras que otros representantes quieren conseguir ese apoyo de los separatistas catalanes para formar un tripartito de gobierno. Incluso hay división en algunas instituciones estatales ya que mientras la Fiscalía del Tribunal Supremo se opone a la excarcelación de Junqueras, la Abogacía del Estado si ha solicitado la excarcelación para que pueda Junqueras pueda ejercer como eurodiputado. Así mismo hay una disputa por la hegemonía dentro del separatismo catalán entre ERC y JxC, ya que ahora el partido más votado es ERC, mientras que anteriormente lo había sido JxC y sobre todo su antecesor partidista, Convergencia i Unió (CiU).

Además de lo anterior también se suma en esta cuestión de nacionalistas (separatistas) el debate territorial, es decir, las condiciones que ERC o el PNV (Partido Nacionalista Vasco) le marcan a Sánchez a cambio de su apoyo en el Congreso. De hecho, es la misma situación que durante los últimos 40 años se ha repetido sistemáticamente cuando no hubo un gobierno monopartidista con mayoría absoluta. Y ahora el PSOE está en un momento de especial debilidad electoral y estos partidos pretenden maximizar sus beneficios económicos que en este caso hablan directamente de una reconfiguración territorial de España, para que regiones como Cataluña o País Vasco se vuelvan estatalidades y al final puedan incluso ser independientes si lo deciden por referéndum.

Por el lado de los partidos nacionalistas (separatistas) vascos, tenemos a la histórica derecha liberal del Partido Nacionalista Vasco (PNV) dispuesta a recoger cuántos beneficios pueda de la debilidad del gobierno central. Y de hecho, han apoyado a Sánchez en la investidura, porque ha prometido nuevas concesiones del gobierno central a la comunidad autónoma vasca. También la izquierda radical de BILDU se apunta a las mismas exigencias que otros partidos separatistas catalanes pero ellos se abstuvieron en la votación. Con este partido ha habido mucha polémica porque provienen de la rama política de la banda terrorista ETA, y muchos otros partidos, especialmente del bloque de derecha, los considera portavoces de los terroristas y ahora Sánchez también se buscó su apoyo, en este caso, en forma de abstención. Así mismo, las declaraciones contra el Rey, la Constitución y las Fuerzas Armadas Españolas emitidas por diputados de Bildu en el Congreso, también han aumentado la tensión con otros partidos constitucionalistas.

Y finalmente, tras varios meses de negociación, PSOE y ERC alcanzaron un acuerdo por el cual ERC se abstendrá en las votaciones de investidura para que Pedro Sánchez sea nombrado presidente del Gobierno[1]. El acuerdo entre los dos partidos se refiere a dos puntos, la vía política para resolver “el conflicto político” en Cataluña y la creación de una mesa bilateral para negociar y resolver dicho “conflicto”. No obstante, una diputada de ERC le indicó directamente a Sánchez en el Congreso que a ERC no le importa nada en absoluto la gobernabilidad de España, ya que solo están ahí para cumplir sus objetivos, empezando por la liberación de los políticos separatistas presos por sedición[2].

[1] Fuente: https://elpais.com/politica/2020/01/02/actualidad/1577980918_403407.html

[2] Fuente: https://okdiario.com/espana/erc-dice-sanchez-importa-comino-gobernabilidad-espana-5008500

Marruecos, un problema al sur

Durante el pasado mes de diciembre también ha entrado en escena el siempre incómodo vecino meridional que aprovecha cualquier debilidad en la política española para avanzar sus proyectos expansivos. En este caso, el ministro de exteriores marroquí a la vez que insistió en el “derecho soberano” de Marruecos por delimitar sus aguas territoriales, dejó un espacio abierto para el diálogo con España[1].

En los proyectos aprobados en Marruecos, pretenden la anexión de las aguas territoriales del Sáhara Occidental así como su expansión hasta las aguas territoriales del archipiélago canario (España). En ese subsuelo marítimo canario se han hallado montes con importantes yacimientos de teluro o cobalto, imprescindibles para las nuevas tecnologías[2]. Este asunto ha pasado superficialmente en España ya que todas las atenciones estaban centradas en los pactos para formar gobierno y la sentencia del TJUE. Esto último de hecho vitalizó la idea del SPEXIT, o salida de España de la Unión Europea para recuperarse como Estado soberano en el mundo y de hecho el partido VOX ha sido quien más ha aprovechado el SPEXIT indicando incluso que a las instituciones de la UE les interesa una España más débil. Pero al mismo tiempo señalaron que su SPEXIT no aboga por la salida de la UE, sino por un cambio en la UE para respetar la soberanía nacional[3].

[1] Fuente: https://www.eldia.es/canarias/2019/12/29/conflicto-marruecos-aguas-repite-medio/1036961.html

[2] Fuente: http://www.revistaejercitos.com/2019/12/27/marruecos-canarias-y-las-zonas-economicas-especiales/

[3] Fuente: https://www.elmundo.es/espana/2019/12/20/5dfbcf4ffdddffeca98b460c.html

¿Qué hace la oposición “de derechas” y el Monarca?

Por el lado de la derecha, Partido Popular (PP) y VOX son los partidos mayoritarios pero cada cual ha hecho una campaña por su cuenta ya que el PP no quiere mezclarse con VOX, ya que VOX es calificado por otros grandes partidos y grandes medios de comunicación como “ultraderecha”, pero el PP necesita a VOX para cualquier pacto alternativo como lo ha necesitado en otros parlamentos regionales o ayuntamientos. La postura del dirigente del PP, Pablo Casado, ha sido la ausencia e inactividad en los últimos meses, lo cual puede ser indicativo de que espera el descarrilamiento de la coalición PSOE-UP, y el agotamiento de VOX, para así volver a ser el primer partido político de “centro-derecha” en España y tal vez, ganar de nuevo mayoría absoluta o una mayoría suficiente como para no tener que recurrir a complejos pactos de coalición. Mientras tanto VOX ha tomado un papel más beligerante contra los pactos PSOE-UP con los partidos separatistas ya que están en contra de cualquier pacto que sirva para romper España (pero siempre desde un punto de vista “neocon”).

En esta beligerancia incluso han aprovechado las circunstancias internacionales que llevan hasta Bolivia, donde varios diputados viajaron recientemente para reunirse con los ministros de Interior y de Defensa[1]. Recordemos que a finales de 2019 un golpe de Estado o motín nacional por el fraude en las elecciones presidenciales (según se mire), que concluyó con la huida a México (y después a Argentina) del hasta entonces presidente Evo Morales. El incidente que motivó el viaje de los diputados de VOX es que en los últimos días de diciembre apareció la noticia de que 4 agentes españoles del Grupo Especial de Operaciones (GEO) habían participado en un incidente en la embajada mexicana de La Paz (Bolivia). En dicho incidente, los agentes españoles supuestamente habrían intentado acceder armados y encapuchados a la embajada mexicana con el fin de extraer a una serie de refugiados allí, siendo bloqueados por la policía boliviana. En dicha embajada mexicana se refugian como asilados 9 altos cargos de la etapa Morales, los cuales son calificados por el actual Gobierno boliviano como “criminales conocidos”, y acusados por sedición, terrorismo y narcotráfico. Incluso desde el actual Gobierno boliviano acusan al Presidente en funciones español, Pedro Sánchez, de “atropellar la soberanía boliviana”.

Además de la acusación contra Sánchez, también alcanza a UP por la histórica relación de sus líderes con el ex-presidente Morales (al igual que con el chavismo venezolano), en particular por la posible relación y beneficio (financiación ilegal) entre los ahora asilados en la embajada mexicana en Bolivia y miembros de UP como los diputados en el parlamento español, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, así como del PSOE, como el ex-juez Baltasar Garzón o el ex-presidente español José Luis Rodríguez Zapatero. Y el ministro de Gobierno boliviano, Arturo Murillo, incluso ha solicitado que el Fiscal General del Estado cite a los anteriormente mencionados para declaren “por la presunta financiación ilegal recibida mediante malversación del dinero de los Bolivianos durante el gobierno de Evo Morales”[2].

En último lugar, la relación entre el jefe de Estado, el rey Felipe VI y Pedro Sánchez son distantes ya que la coalición de Sánchez reuniría a numerosos elementos republicanos y anti-militares. La posición del monarca ha sido el alejamiento de los focos mediáticos, para dejar que las polémicas afecten a otros políticos mientras que la Corona cumple con sus funciones constitucionales. No obstante, varios socios directos o indirectos del PSOE como UP y ERC, además de republicanos, también atacan sistemáticamente a las Fuerzas Armadas Españolas, y el Jefe de Estado además de Rey, también es Capitán General. Y de hecho, en la Pascua Militar celebrado el pasado 6 de enero, el Rey Felipe VI expresó en su discurso el compromiso de las Fuerzas Armadas y la Guardia Civil con España y su Constitución. También el Rey ha reafirmado el compromiso de España en la OTAN[3].

[1] Fuente: http://www.mingobierno.gob.bo/index.php?r=content%2Fdetail&id=689&chnid=11

[2] Fuente: https://twitter.com/LaDialecticaNac/status/1213498001462837248

[3] Fuente: https://www.elmundo.es/espana/2020/01/06/5e131e63fdddff24818b45cc.html

Investidura en dos fases

En la primera sesión de investidura, ERC y Bildu anunciaron que se abstendrían en la segunda votación del día 7 de enero[1]. Por su parte, los dirigentes de la coalición PSOE-UP se catalogan así mismos como una “coalición progresista histórica”. Mientras tanto PP criticó al PSOE por entregarse “a los peores radicales”, y VOX señaló que el PSOE pagará esta “vergüenza histórica”. Aquí se necesitaba una mayoría absoluta para el nombramiento, cosa que Sánchez ya preveía no conseguir, y efectivamente se pasó a la segunda votación.

Ya en la segunda sesión se investidura se produjo la votación que por mayoría simple ha nombrado a Pedro Sánchez como Presidente del Gobierno, por 167 votos a favor contra 165 en contra. Ha sido la votación más ajustada en la historia reciente del parlamentarismo español. Ahora vendrá la “danza de nombramientos” para cargos ministeriales ya que Sánchez ha remodelado varios Ministerios para sacar competencias y crear otros Ministerios como Ministerio de consumo, o de Universidades. De esta manera pretende acomodar a sus socios de la coalición provenientes de UP. Y en primer lugar, hoy 8 de enero, ya se produjeron los tres primeros nombramientos en la vicepresidencia, siendo una de las tres vicepresidencias para el dirigente de UP, Pablo Iglesias[2]. Así mismo, se hizo ayer viral la fotografía de Pablo Iglesias llorando sin cesar tras la votación de investidura, algo nunca visto en ninguna investidura española, pero proveniente de un partido conocido por su necesidad de espectáculo en el Congreso para hacerse con los titulares del día.

En cuanto al futuro inmediato, tras los nombramientos ministeriales, el gobierno de coalición PSOE-UP deberá aprobar unos nuevos presupuestos generales del Estado. De hecho, su imposibilidad por aprobarlos el año pasado condujo a las elecciones anticipadas. Así mismo el otro gran problema de Sánchez-Iglesias será lidiar con los desafíos separatistas tanto de Cataluña como del País Vasco. Para ello, el tándem de gobierno ha anunciado que tomará medidas de diálogo, y han empezado a hablar de plurinacionalidad y federalización de España.

Esto puede significar cambios internos en el sistema de comunidades autónomas, y profundizarse aún más su sistema desigual en España, hablando de que hay nacionalidades y regiones, es decir, los que importan y el “resto-España” que debe callarse y aguantar el chiringuito político. También es posible un adelanto electoral para el parlamento autonómico catalán. No obstante, dicha situación de creciente tensión y apoyo proveniente del PSOE-UP a exigencias separatistas también servirá para incrementar el apoyo al PP, y especialmente a VOX, que muy probablemente seguirán subiendo en apoyos. Entonces se volverá a cumplir la ley física por la que toda fuerza tiene su equivalente en sentido contrario.

[1] Fuente: https://www.elmundo.es/espana/2020/01/04/5e10a5b621efa03c4c8b45ab.html

[2] Fuente: https://www.20minutos.es/noticia/4108365/0/nombres-ministros-nuevo-gobierno/

Geopolitica.ru

Por Elespiadigital
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infoelespiadigitales/4/4/19

La decisión de la Justicia europea sobre Oriol Junqueras, que puede terminar beneficiando a Puigdemont al acogerse a la inmunidad como eurodiputado, ha despertado en España una ola de críticas contra la UE que se ha visto reflejado en las redes sociales.

Esta indignación se ha hecho viral en las redes sociales con la etiqueta Spexit, que propugna la salida de España de la Unión Europea, teniendo como ejemplo lo ocurrido con el Brexit en el Reino Unido, que ha culminado con su salida de la Unión.

A nadie puede extrañar que las posiciones euroescépticas empiecen a tomar cuerpo en la “europeísta” España tras el enésimo desprecio a las instituciones y leyes de España y en contra de los intereses del Estado y la dignidad de la Nación. Una patada más a nuestra soberanía.

Lo que primero que ponen en duda los sucesivos desprecios que la UE y los gobiernos de los países socios es que el pueblo español pueda tomarlos por “aliados”. Desprecian nuestras decisiones soberanas y, no seamos ingenuos, bastantes de las élites políticas de la UE apoyan el independentismo catalán y su golpe secesionista.

Lo hemos comprobado con la actitud de las autoridades belgas, los diputados “progresistas” franceses, las simpatías con los separatistas de autoridades alemanas, danesas o finlandesas, la actitud bastarda de los ultraderechistas de La Liga italiana o los flamencos, el apoyo más o menos encubierto de los países Bálticos, de líderes políticos y expresidentes de Eslovenia y Croacia por no hablar de las maniobras sucias desde el Reino Unido y Gibraltar. ¿Los demás? Han pasado de nosotros con una indiferencia que resulta igualmente repugnante. Sí, querido lector, estos son nuestros presuntos “aliados” en la UE. ¿De verdad que nos interesa a los españoles seguir en ese club de mafiosos, delincuentes y oligarcas que es la UE?

Los "eurosumisos" nos pedirán que acatemos y respetemos en silencio todas estas humillaciones a España. Pero lo único que hay que respetar es la soberanía de España, que pertenece a todos los españoles y no puede ser cuestionada desde oscuros despachos de Bruselas.

Sin duda, las élites y sus medios de comunicación arremeterán contra los españoles que quieran salirse de la Unión Europea llamándoles "ultras", "fascistas", "conspiranoicos", "agentes rusos" y demás monsergas a las que nos tienen acostumbrados desde hace décadas. Pero eso nada impedirá que la ciudadanía vaya tomando conciencia de la necesidad de que la Nación recupere la soberanía, la independencia y la dignidad, afirmando en ese camino, la irrenunciable integridad territorial.

Frete a la charanga “progresista”, los españoles disponen de un gran armazón intelectual para afirmar la realidad de España ante las fuerzas disolventes del interior y la chusma que nos desprecia en el exterior: Gustavo Bueno y su obra filosófica. Y nada mejor, como muestra, el breve artículo publicado en El Español de uno de sus discípulos, Pedro Insua, respecto al tema que nos ocupa.

Spexit

Europa no es un Estado. Cataluña es una región española. España es una nación soberana que ha firmado, junto con otras, un tratado (el tratado de la UE) que lo que hace, lejos de negarla, es confirmar esa acción soberana. España, como cualquiera de los países miembros de la Unión (y como cualquier país que firme cualquier tratado), no deja de ser soberana por pertenecer a la UE. Y es que toda soberanía en su ámbito interno es absoluta -es leviatán-, esto es, no depende en su acción de ningún otro poder, ni interior ni exterior. Es decisión de España, como poder soberano, el que en su interior rijan determinadas normas pactadas en ese tratado de unión, de tal modo que es siempre decisión de cada uno de los estados miembros, en función de ese poder soberano absoluto, admitir o no cualquier normativa derivada del propio tratado.

En este sentido, un tribunal "europeo", como un parlamento, como una comisión, etc, son órganos representativos de un tratado, no de un estado, y sus determinaciones solo tienen validez, en cada uno de los estados, siempre que estos decidan seguir en el acuerdo. Las decisiones son siempre, y continuamente, de los estados como sujetos soberanos (el tratado no tiene capacidad de decisión soberana). Si un estado entiende que mantenerse en el tratado perjudica sus derechos de acción soberana, tiene perfecto derecho a salir de él (como ahora va a hacer Reino Unido), sin que ello menoscabe los derechos de nadie.

Oriol Junqueras, con otros dirigentes de partidos separatistas, ha intentado subvertir el orden constitucional de España buscando que una parte regional actúe como si fuera un todo soberano, lo que significa romper la unidad nacional, y liquidar la soberanía española en determinado ámbito regional suyo (Cataluña).

La soberanía rige absolutamente en todas las partes del territorio nacional sin excepciones, y Cataluña, como Murcia o Ceuta, lo es, es parte de ese territorio, y nunca es decisión de la parte, ni puede serlo, determinar al todo (quien gobierna hoy en día en Cataluña, como en el resto de España, es Pedro Sánchez). Los tribunales españoles han tomado la decisión en su momento, atendiendo al ordenamiento jurídico por el que nos regimos todos los españoles, de encarcelar a Junqueras como responsable de ese intento de subversión del orden constitucional. Sería un verdadero suicidio para España si un delito de estas características, que atenta contra la propia esencia del estado -su soberanía-, no fuera castigado con la pena correspondiente, de igual manera que sería otro suicidio para España el que un tribunal europeo (cuya vigencia proviene de un tratado) tuviera la capacidad de suspender la aplicación de dicha pena. Si España admite esta resolución entonces es que dejaría de actuar como nación soberana (produciéndose la paradoja, a su vez, de que ni siquiera tendría responsabilidad en el tratado porque España como estado se habría convertido, sencillamente, en una quimera).

Pero existen dos corrientes ideológicas que dan fuerza en España a esta resolución, a la resolución de ese "tribunal europeo", y que están operando, desde hace mucho tiempo, como corrientes ideológicas disolventes para España. Por un lado, la ilusión europeísta, que concibe la realidad geopolítica como si Europa -la UE- fuera ya de hecho un estado soberano, cosa que no es. No hay tal "unión" (en el sentido de unión política).

Por otro lado, la ilusión autonomista, por la que se concibe a las regiones españolas como su fueran unidades autónomas que se rigen bajo normas propias estatutarias (como si no dependiera de la soberanía nacional española). No hay tal "autonomía". Estas dos corrientes, basadas en dos mentiras, la mentira de la "unión" de Europa (por la que se simula que los todos nacionales son partes regionales de un todo europeo, cuando no es así), y la mentira "autonómica" (que simula que las partes regionales de España son todos nacionales en sí mismos), van minando, van erosionando en el seno de la propia España, la capacidad de acción soberana española vulnerando, ahora sí, nuestros derechos políticos como españoles.

En definitiva, admitir, y esta asunción sigue siendo decisión de España como nación soberana, la resolución tomada por ese tribunal de Luxemburgo, sería admitir nuestro suicidio como sociedad política. Sería nuestra última decisión soberana, la de pegarnos un tiro en la sien, sabiendo que la responsabilidad es íntegramente nuestra, de los españoles, y de nadie más. Un suicidio, en efecto.

La otra posibilidad estaría en no admitir tal resolución, si queremos nuestra persistencia como sociedad política soberana, y ello pasaría, en último término, por un Spexit.

Por Elespiadigital
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infoelespiadigitales/4/4/19

El millonario aprovechado Al Gore (el de la agresión a la ex Yugoslavia), el belicista de la banda de Obama John Kerry (el del golpe de Estado en Ucrania y la guerra de Siria), los millonarios holliwoodienses Bardem, Harrison Ford o el ultra Schwarzenegger, artistas millonarios como Alejandro Sanz (el colaborador de los golpistas contra la República Bolivariana de Venezuela), personajes de casa reales, prebostes de la banca y las industrias más contaminantes, ha atraído los focos de una cumbre donde se han mezclado “activistas” pijos y científicos de medio pelo, unidos todos por los ¡Aleluyas! De los que predican el nuevo milenarismo que nos anuncia el nuevo fin del mundo para dentro de 10 ó 20 años.

Y por encima de todos, la papisa Greta Thunberg, algo más “calmada” tras los exabruptos de las últimas semanas, anunciando la nueva Era Verde del ecocapitalismo triunfante, donde lo importante ya no es la pobreza, el desarrollo de los pueblos o los derechos de las clases oprimidas, sino los índices de CO2 y los milímetros que al año sube el nivel del mar.

Todo un auténtico esperpento.

Y la cumbre acabará y seguiremos sin tener pruebas contrastables para todos los investigadores de que vamos a sufrir una catástrofe climática a causa de la mano del hombre y sus industrias. Sí, el clima cambia. Siempre cambió en los últimos 4.500 millones de años, no hay razón para que no lo haga ahora… La cuestión es si el cambio actual es “culpa” del hombre, porque de ahí es de donde hay que sacar conclusiones y medidas. Medidas que tienen que ser las acertadas y que pueden tener muy graves implicaciones para los pueblos. Sobre todos para los pobres… que los ricos ya están representados en la cumbre.

Rodeada de científicos del Panel Intergubernamental del Cambio Climático de la ONU (IPCC) (ya reflexionó Habermas sobre la Ciencia y la Técnica como Ideología), Greta Thunberg subió la temperatura de la COP25 con uno de sus llamamientos: "No solo hay que educar en las escuelas, hay que educar sobre el clima a los adultos. Hay que traducir los números de la ciencia para que la gente entienda la sensación de urgencia".

El ejemplo de Alejandro Sanz

Alejandro Sanz se ha presentado como "músico y ciudadano del mundo", se ha comprometido a reducir su huella de carbono encargando un informe sobre las emisiones de CO2 que producen sus conciertos y giras. El artista ha prometido también pasarse a las energías renovables en la medida de lo posible y a usar vehículos eléctricos. "Todos somos culpables" del cambio climático y "todos somos parte de la solución", ha pronunciado. Esto lo dice un tipo que se desplaza en aviones privados que multiplican el potencial contaminante, ya que implican una quema de combustible equivalente a un charter por muchos menos pasajeros. Que no nos engañen, no hay alternativas al avión para trayectos superiores a los 1.500 km. El millonario acabó con una arenga: “El cambio climático está aquí y no nos va a dar tregua. Los polos se están derritiendo. Queda muy poco tiempo, pero no todo está perdido. Los líderes deben mostrar el camino y dar ejemplo. pero todos nosotros podemos y debemos actuar ya. Hazlo por ti, hazlo por lo que más quieres. Es tiempo de actuar".

El mercadillo del carbono

Entre los ministros ausentes de Alto Nivel en la cumbre destacan los de Estados Unidos, Rusia y China, tres países que tampoco enviaron mandatarios a la sesión de jefes de Estado y de Gobierno que tuvo lugar el pasado 2 de diciembre. Otros países, también muy contaminantes, como India y Brasil, estuvieron representados por los ministros del ramo.

En el plano negociador se pusieron de manifiesto "ciertas resistencias" a incrementar la lucha climática. En relación al Artículo 6 -el único que falta por acordar del Acuerdo de París-, que regula los mercados de carbono, se presentó un documento que no gustó a nadie. Por su parte, el grupo de negociadores africanos ha reclamado que se reconozcan más expresamente sus especiales circunstancias en el Acuerdo de París. Hay que recordar que no es hasta 2020 cuando los países deben comunicar sus contribuciones determinadas a nivel nacional. Uno de los aspectos fundamentales del mercado es la contabilidad del sistema que para la UE debe ser robusto evitando que se produzca una doble contabilidad que haga fracasar los objetivos de reducción. Además, los países en desarrollo buscan grabar todas estas transacciones con una tasa que les ayude a la adaptación. También parece algo atascado el Plan de Acción de Género, porque la emergencia climática también tiene género...

Harrison Ford solo llegó para denunciar el “negacionismo” de Trump

El actor Harrison Ford se ha presentado este martes en la cumbre del clima de la ONU junto a multimillonario Michael Bloomberg, que busca enfrentarse al presidente estadounidense Donald Trump en las elecciones de 2020. El artista lazó su soflama: "Como muchos de ustedes, he sentido desesperación por el estado del mundo, por nuestro futuro. Un futuro que incluye a mis cinco hijos, mis tres nietos, sus hijos. La gente está asustada, enojada".

El oligarca Bloomberg, que se presentó con una cortaba verde, sacó pecho para apuntarse el tanto: "Estoy aquí porque el presidente Trump no vino".

El primer día de la cumbre también estuvo la inefable presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, para contradecir las políticas de su presidente.  Esta es su “lealtad institucional".

La huella de carbono que va dejando Greta

La huella de carbono o huella ecológica es el impacto que nuestros hábitos y actividades cotidianas tienen en el clima y la atmósfera terrestres, medido en kilogramos o toneladas de CO2. En ella influyen variables como el alojamiento, el transporte, la alimentación o el consumo, en función de las materias primas empleadas en su fabricación y la energía utilizada en su uso.

La hazaña de la adolescente convertida en oráculo, Greta Thunberg, de venir hasta Europa en un medio de transporte “limpio” es uno de las grandes hipocresías del circo del CUP25. El periódico alemán Taz desveló que el velero de Casiraghi que utilizó Greta para hacer las Américas, fue traído de vuelta a Europa por cinco marineros que tuvieron que viajar en avión hasta Estados Unidos para recogerlo. Además, el otro capitán y dueño también del "Malizia II", el regatista Boris Herrmann, también tomó un avión desde la ciudad americana para regresar. Esto dejó una huella de carbono de 5.535 Kg. de CO2, cantidad que supera las 4,8 toneladas de dióxido de carbono que cada persona emite de media al año. ¡Olé mi niña!

Una vez en suelo americano, la niña rica sueca, tras la cancelación de la CUP25 por el Gobierno de Chile debido a las protestas sociales que están teniendo lugar en el país y su traslado a Madrid, se vio obligada a modificar su ruta y volver a Europa.

Thunberg regresó a Europa a bordo del catamarán 'La Vagabonde', perteneciente a una pareja de millonarios australianos que navegan alrededor del mundo, documentando sus aventuras en Youtube y se ofrecieron a acoger a la joven. Thunberg emprendió este viaje desde el Puerto de Hampton (Virginia, Estados Unidos) el 13 de noviembre, hasta llegar al Puerto Doca de Santo Amaro, en Lisboa, el pasado 3 de diciembre. También llegó una experimentada patrón de barco que llegó en un medio convencional, dejando su huella de carbono. Y su padre, que no tenemos constancia si fue a EEUU en avión o en globo.

Dicen que este trayecto fue “neutro en emisiones”, ya que el catamarán cuenta con "dos paneles solares, cuatro baterías de plomo-ácido (contaminantes), un generador eólico y un regulador inteligente para cargar la batería de arranque". Si hubiera utilizado el avión de Nueva York a Madrid, habría vertido 877 kg. de CO2 a la atmósfera. El trayecto de Lisboa a Madrid fue en el tren nocturno de media distancia que conecta las capitales en 10 horas y que tiene una huella de 25,69 kg. de CO2.

Bien… Basta ya de hipocresías. Ni 25, ni 100, ni 1000 kg de CO2. Que no nos tomen el pelo. La huella de carbono podría haber sido 0 patatero. Bastaba con que Greta hubiera ido a clase, que es su obligación y responsabilidad, y participado en la CUP25 a través de Skype sin moverse de su casa, como han hecho otros. Entonces la huella de carbono hubiera sido CERO.

El postureo de Sánchez

El presidente del Gobierno español en funciones, Pedro Sánchez, lo único que ha hecho en  toda la cumbre es postureo con todo famosillo que ha aparecido por el circo, Ha mantenido reuniones con Al Gore, John Kerry, Michael Bloomberg, el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, y hasta con el actor Harrison Ford. Pedro Sánchez no ha perdido la ocasión de compartir a través de su cuenta de Twitter las fotos de los encuentros con personalidades. También se ha visto con vividores del cuento como el presidente de la Asamblea General de la Naciones Unidas, Tijjani Muhammas-Bande, el director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Quu Donjyu, etc.

Lo malo es que el jefe del Ejecutivo en funciones se compromete con sus interlocutores en el firme compromiso de España de liderar la lucha contra el cambio climático. Y eso se paga con nuestro dinero. En este sentido, ha recalcado que España está movilizada para que se alcancen los objetivos principales de la COP25, que pasarían por acordar las reglas sobre el mercado del carbono y asegurar que todos los países, especialmente los principales emisores, adopten una política de máxima ambición. Y que España está plenamente implicada en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), con una aportación de 100 millones de euros para el Fondo Conjunto de los ODS en los próximos cinco años.

Las profecías autocumplidas

Finalmente, resaltar que los funcionarios del IPCC (que se mantiene con el dinero de nuestros bolsillos) recordaron a los políticos la necesidad de fijar una subida máxima de las temperaturas de 1,5 grados para 2100 y de actuar en consecuencia.

Hagamos una predicción: Afirmamos que para 2100 –aunque no se tomen las medidas que exigen los calentólogos- la subida de la temperatura fluctuará entre los 0,9 y 1,7 grados. Si se dejara libremente a la naturaleza se demostraría que el milenarismo climático obedece a intereses bastardos… pero si se toman las medidas que exigen, no se preocupe ¡dirán que LA TEMPERATURA MEDIA NO SUBIÓ DE 1,5 GRADOS GRACIAS A ELLOS, LOS SALVADORES DE LA HUMANIDAD!

Y en esa atmósfera, se suceden las palabras grandilocuentes para alcanzar la salvación y evitar el fin del mundo: "Nuestros pequeños actos de cada día importan, pero lo que hace falta es cambiar el sistema de alimentación, el sistema de transporte, el sistema de producción industrial", recalcó Sivan Kartha, del Instituto Medioambiental de Estocolmo. "Ese cambio sistémico solo puede llegar si hay acción política, como la de acabar de una vez con los subsidios a los combustibles fósiles". Por supuesto, nadie dice cómo hacerlo ni de las consecuencias, especialmente, para los países no desarrollados.

Kartha insistió: "Si no hacemos nada, las temperaturas pueden subir cinco grados. La última vez que sucedió fue al término de la última Edad de Hielo (y eso sin coches ni aviones… decimos nostros) que permitió la vida tal y como la conocemos hoy. Otro aumento similar de las temperaturas puede desencadenar fuerzas que pongan en riesgo nuestra propia existencia" (Ahora, por alguna misteriosa razón que se nos escapa, la subida de temperaturas sí es culpa nuestra). Otro milenarista, Rachel Cleetus, de la Unión de Científicos “Preocupados” sostuvo que "Ya vemos lo que está pasando con un aumento de un grado sobre las temperaturas en la era preindustrial". "En este siglo se han producido ya los 19 años más cálidos jamás registrados y los episodios de clima extremo, incendios, inundaciones, tifones y huracanes se han disparado en el 2019". Animamos a los lectores a que busquen estos datos y los contrasten… Y cuando lo hagan, verán como realmente es para estar muy preocupados con el milenarismo del siglo XXI y los salvadores de la Humanidad.

Juan Antonio Aguilar

Por Elespiadigital
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infoelespiadigitales/4/4/19

Tras las jornadas de gloria que nos dio el exsubdirector del diario El País, David Alandete, (actualmente, corresponsal del monárquico ABC en Washington) con el cuento de la “injerencia rusa” en Cataluña, unido a Mira Milosevich, del otanista Instituto Elcano, junto a otros mercenarios de la pluma, pensábamos que el tema había quedado enterrado para siempre. El ridículo que hicieron, sobre todo en la comparecencia ante los diputados británicos, fue tan descomunal que no es de extrañar que el diario El País lo “escondiera” con la carta de despido.

Pero aunque resulte sorprendente, la patraña ha regresado con nuevos ingredientes que prometen ofrecer nuevos momentos de hilaridad. ¿Y cómo es posible? Pues es muy sencillo… Las comadrejas de los medios plutocráticos, al servicio de sus amos, piensan –con cierta razón- que los ciudadanos nos creemos acríticamente sus historietas “conspiracionistas”, más propias del simplón pensamiento magufo que el de un periodismo serio con datos contrastables y conclusiones coherentes frutos de la reflexión y el sentido común. Pero nos equivocamos. Y, anticipando la conclusión de este artículo, esto se explica porque, querido lector, nos toman por imbéciles a todos.

Los hechos recientes y hasta la fecha son los siguientes:

  • La actual campaña de intoxicación antirusa se inicia con la publicación del artículo El CNI investiga las conexiones de Rusia con el independentismo catalán publicado en el digital neoliberal Vozpopuli el pasado 8 de noviembre. Allí se decía: “El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) investiga las conexiones de Rusia con el independentismo catalán, según informan a Vozpópuli diferentes fuentes conocedoras de estas pesquisas “Los servicios de inteligencia españoles ya han denunciado en uno de sus informes que la publicación de fakenews (noticias falsas) por parte de medios rusos impulsó el procés en Cataluña; y ha presentado como ejemplos informaciones que fueron difundidas entre la celebración del referéndum ilegal y la declaración unilateral de la independencia (DUI)”. Bien. Aconsejamos al lector la lectura del citado informe AQUÍ. Como comprobarán, lo que dice el artículo es muy diferente a lo que se lee en el informe del CNI. El informe se limita a exponer la doctrina Gerasimov, el gran especialista ruso en guerra híbrida. Y entre muchos otros ejemplos, pone dos noticias de los torpes de RT, de las que ya se disculpó el canal ruso por sus errores de interpretación (incluso en directo en una entrevista en RNE). Agarrarse a dos errores de unos periodistas no muy duchos para montar una “teoría de la conspiración” da el nivel de los anacletos españoles y sus corifeos en la prensa.  Todo lo demás que pone el artículo de Vozpopuli son consideraciones en las que no se aporta una sola prueba de algún tipo de intervención del gobierno ruso, ni hay fuentes contrastables ni merece la más mínima credibilidad. Solo hablan de miesteriosas “fuentes consultadas”… que siempre quedan ocultas.
  • El 23 de noviembre, nuevamente Vozpopuli publica “La justicia española investiga el vínculo de Rusia con Carles Puigdemont”. Esto se pone interesante. Se parte del hecho “increíble” de que el forajido Puigdemont ha sido entrevistado en algún medio ruso. ¿Sorprendente? No. Puigdemont ha sido entrevistado mucho más en medios franceses, belgas, ingleses, holandeses, canadienses, norteamericanos,… Pero estas entrevistas no cuentan para los magufos juntaletras. Debe ser que esas entrevistas las hacen “los buenos” y “no interesa” hablar de injerencia belga, francesa, holandesa, canadiense, etc, etc..
  • Después viene lo “gordo”… Al parecer, el juez Joaquín Aguirre ha abierto un sumario sobre una “supuesta trama rusa” dentro de la causa abierta por la presunta malversación y tráfico de influencias en el PDeCat. La trama se basa en conversaciones intervenidas por la Guardia Civil. En un mensaje de whatsapp,  Víctor Terradellas, ex responsable de Relaciones Internacionales de Convergència (CDC) y presidente de la fundación nacionalista Catmón escribe "A las 5 venía emisario de Putin". Terradellas había realizado un viaje a Moscú apenas un mes antes. "'President', soy Miquel. Estamos reunidos Víctor y yo con esa gente. En 24 horas nos contestan. Además mirarán: 1. Que China diga también lo suyo. 2. Qué viernes antes de hacer nada, hagas videoconferencia con PU". Pero el mismo medio reconoce que la Policía señala que "por el contexto de la conversación, podría tratarse de un error gramatical, aludiendo a realizar una videoconferencia con Putin, tal y como se refleja en reiteradas ocasiones más adelante en la misma conversación". Estos mensajes tan misteriosos ya han sido aclarados en los fundamental como veremos posteriormente. Lo que interesa señalar es que –una vez más- una investigación que está bajo secreto de sumario se ha debido “filtrar” sin querer para que llegara a El Periódico y a Vozpópuli. ¿Se puede comprobar la información? No. ¿Tiene sentido? No. El gobierno ruso nunca ha hecho el más mínimo caso a los separatistas catalanes. No así otros países “aliados” (véase el papel de Bélgica, el Reino Unido, Suiza, Alemania, Finlandia, por no hablar de los infames Bálticos, especialmente Estonia, auténticos “desarrolladores” de todo el sistema informático del entramado separatista catalán). Ni que decir tiene que cualquiera que sepa cómo funcionan las estructuras del Estado ruso, sabe que es ridículo pensar que el presidente Putin se fuera a reunir con un desgarramantas como el Sr Tarradellas.
  • El 15 de noviembre, Vozpópuli publica una nueva entrega: “El plan oculto de los ideólogos del 'procés': montar un ejército catalán con mercenarios de EEUU”… Allí se dice “Montar un ejército catalán contratando mercenarios de Estados Unidos. Esa es la idea que se recoge en la agenda de Víctor Terradellas, exdirigente de CDC investigado por financiar supuestamente la actividad de Carles Puigdemont y costear así los gastos del expresident fugado en Waterloo. La Policía Nacional, que investiga la agenda de Terradellas, muy próximo a Puigdemont, ha hallado anotaciones en las que aparece la empresa Dyncorp, una de las mayores compañías privadas militares norteamericanas, con sede en Virginia, y que es conocida por sus contratos en misiones exteriores por el Gobierno de EEUU. Así lo desvela este viernes Cadena Ser”. Es decir, contratar mercenarios de EEUU para montar un aparato militar y de inteligencia al servicio del separatismo catalán… Extraña “injerencia rusa”…  Solo esto, ya deja en ridículo todo lo dicho más arriba. Más aún: ¿Alguien puede pensar que unos individuos que quieren provocar una fractura en la soberanía de un Estado aliado a los EEUU, contratando mercenarios norteamericanos, iba a pasar desapercibido para los muchos servicios de inteligencia de ese país? ¿Debemos pensar que EEUU estaba callado “dejando hacer” a los enloquecidos separatistas catalanes? Si es así, esto sería bastante más grave que la fantasmagórica “injerencia rusa”, pero ningún medio plutocrático parece interesado en tirar de ese hilo. Reflexionen sobre ello…
  • En la misma edición, Vozpouli sigue “descubriéndonos” el sumario “secreto”. En un artículo titulado "Putin, financiación y bitcoin: el manuscrito que apunta a los lazos de Puigdemont con Rusia”: “La Guardia Civil ha descubierto un manuscrito del equipo de confianza del expresidente de Cataluña Carles Puigdemont en el que se leen las palabras "Putin", "financiación" y "bitcoin". Así consta en el sumario de la investigación sobre las presuntas subvenciones irregulares al líder del procés al que ha tenido acceso Vozpópuli. En esta causa, dirigida por el Juzgado de Instrucción número 1 de Barcelona, se investiga además una trama rusa de apoyo a la Declaración Unilateral de Independencia. Según han advertido los agentes del Instituto Armado en un informe al magistrado Joaquin Aguirre, el hallazgo tuvo lugar en un registro efectuado en el domicilio social de la Asociación Igma, sede de Fundación Catmon y Estudilogo -entes cercanos a la antigua Convergència Democrática de Catalunya-. Allí se intervino un documento en el que "en el margen izquierdo aparece la palabra Putin, en el margen derecho, al parecer la palabra Finançament (financiación)". Ponemos aquí tan importante y clarificador documento y que el lector mismo juzgue…

 

El papelajo que encontró la Guardia Civil

  • Pero si seguimos leyendo, se reconoce el alcance de la denominada “trama rusa”: “Aunque la Guardia Civil recoge con interés los apuntes incautados, admite que "desconoce a ciencia cierta el significado de esas palabras, 'financiación', 'bitcoin', que aparecen al lado del apellido del actual presidente ruso Vladimir Putin”. Dicho de otra forma… no se puede establecer ninguna conexión de la palabra Putin con bitcoin. ¿Alguien piensa de verdad que Putin no tiene otra cosa que hacer que enviar unos bitcoins a Puigdemont? Simultáneamente, El Periódico desveló una importante información: “Las gestiones de la Generalitat de Carles Puigdemont  intentó contactar con uno de los dirigentes más oscuros y controvertidos  de Rusia, como es el líder del Partido Liberal Democrático (PLDR) de ese país, el histórico Vladímir Zhirinovski”. El líder de los ultranacionalistas de Rusia, Zhirinovski es un opositor a Putin, un chalado monárquico que obtuvo menos de un 10% en las últimas elecciones rusas. Un personaje pintoresco que ha declarado que si Puigdemont "quiere venir a Moscú, que venga. Aquí puede vivir cómo quiera, puede dar clases de Historia europea en el Instituto de Civilizaciones". Este individuo dirige el Partido Liberal Demócrata de Rusia, una formación considerada de ideología ultranacionalista y xenófoba… o sea, como los amigos de los separatistas catalanes en Bélgica, Escocia, Italia y otros países “aliados”… ¿Esta es la “trama rusa”?
  • El 20 de noviembre, siguiendo una serie de reportajes sobre los “papeles de Escocia” y sin tomar en cuenta las ridiculeces publicadas más arriba, Vozpopuli publica la pieza “El Gobierno tiene “bajo vigilancia” a varios cónsules acreditados en Barcelona”, donde se ponen negro sobre blanco informaciones muy valiosas. Un correo electrónico de Camilo Villarino, jefe de Gabinete de Josep Borrell, al cónsul español en Edimburgo, Miguel Ángel Vecino, avisa que el Gobierno tiene "bajo vigilancia" a algunos cónsules extranjeros en Barcelona por apoyar el independentismo catalán. Como es conocido un cónsul honorario suele ser un nacional del país en el que está acreditado, competente para ejercer un número limitado y secundario de las funciones consulares. El autor del artículo asegura que “El jefe de Gabinete del ministro de Asuntos Exteriores hizo hincapié en que el Gobierno había tenido que promover el cese "de una media docena de cónsules" acreditados en Barcelona. Todos ellos habían sido honorarios, pero la novedad que aportó Villarino en el email es que había "alguno de carrera también bajo vigilancia". Este último implica un salto cualitativo, pues si un cónsul extranjero acreditado en Barcelona muestra simpatías por el secesionismo catalán significa que, o bien lo hace con el apoyo expreso de su gobierno o bien ha sido 'captado' por la Generalitat catalana para su "causa". Hasta ahora, España había exigido el cese de cinco cónsules honorarios, cuatro bajo el Gobierno de Mariano Rajoy -Letonia, Filipinas, Bulgaria y Finlandia- y uno con Sánchez -el de Grecia-. Para colmo, el cónsul de Bélgica es Jan Vandeput y desde el principio de su estancia ha dado muestras de las buenas relaciones entre el Gobierno belga y Puigdemont. Pero curiosamente notamos una importantísima ausencia… ¿Y el cónsul ruso? Vaya, ese no es cesado... Curioso que para ser el cónsul del país que todos los magufos señalan como foco de la “injerencia”, el cónsul ruso no aparezca en la lista de sospechosos del Ministerio de Asuntos Exteriores y con dos gobiernos distintos en Moncloa.
  • El 22 de noviembre “salta la noticia” y el diario El País olvidando el ridículo que hizo con Alandete y sus compinches vuelve a la carga. Publica una serie de piezas pero para no aburrir al lector, nos limitaremos a la más importante: “La Audiencia Nacional investiga los movimientos de espías rusos en Cataluña”: “El juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón ha abierto una investigación que mantiene secreta sobre las supuestas actividades en Cataluña durante el procés de un grupo ligado a los servicios de inteligencia rusos, según confirman tres fuentes a EL PAÍS”. El mismo esquema de siempre, una “investigación secreta” que, no una, sino ¡tres fuentes! la filtran al periódico. Filtración que necesariamente tiene que venir de la Audiencia Nacional o desde la Comisaría General de Información. Piense el lector lo que quiera… Como señala el artículo, las pesquisas han sido encargadas a la Comisaría General de Información de la Policía Nacional, especializada en la “lucha antiterrorista”… ¿Y los servicios de contrainteligencia a que se dedican? Pregunta retórica, porque ya sabemos que por Cataluña se pasearon miles y miles de urnas, millones de papeletas y miles de activistas para tomar los colegios aquel 1-O y los servicios de información no se enteraron… estarían buscando espías rusos.
  • Aquí El País tira de las clásicas historietas de los medios de desinformación de la OTAN y, especialmente, del entramado montado por el servicio de espionaje británico llamado Bellingcat. La historieta en este caso es la de un siniestro grupo militar de élite ruso denominado Unidad 29155, a la que los servicios de inteligencia de varios países vinculan con “supuestas” maniobras de desestabilización en Europa. Para que el lector se haga una idea, la unidad 29155 es como Spectre, la organización que Ian Fleming se inventó para la saga de James Bond. Dice el periódico: “La supuesta intervención de la Unidad 29155 que ahora investiga la Audiencia Nacional está relacionada con el procés en Cataluña, según confirman a EL PAÍS una fuente judicial y dos fuentes policiales”. Al parecer, las fuentes tan “secretas” es la instrucción del sumario por un juez. Es decir, imposibles de contrastar. Y nos preguntamos… ¿el juez piensa investigar las “filtraciones” a El País?  ¿O no hay tales filtraciones y es todo intoxicación venenosa de los sicarios de la OTAN?
  • La realidad es que todo lo que están publicando los medios pesebreros españoles no son más que extractos (“corta y pega”) de información manipulada, intoxicadora o intrascendente aparecida en Bellingcat (MI6 británico) y Radio Liberty (CIA). Es decir, la punta de lanza de la guerra de desinformación contra Rusia. ¿Alguien con un mínimo de honradez intelectual pude considerarlos fuentes fiables? Es realmente ridículo y da vergüenza ajena que autodenominados periodistas de investigación se dediquen a estas labores tan innobles.
  • En febrero, Bellingcat publicó diversa “documentación” (sin posibilidad de contrastar) sobre los servicios secretos rusos que situaban a un oficial del GRU llamado Denís Serguéiev en dos ocasiones en Barcelona. En ambas había viajado con la identidad falsa de Seguéi Fedotov conocida desde hace años. En el primero de esos viajes, Fedotov llegó a la capital catalana el 5 de noviembre de 2016 y estuvo seis días en España. La segunda se produjo casi un año después, el 29 de septiembre de 2017, solo dos días antes del referéndum ilegal del 1-O. En aquella ocasión, el supuesto oficial ruso permaneció hasta el 9 de octubre. Por supuesto, no hay forma de contrastar que Fedotov sea la misma persona que Serguéiev, ni que se encontrara en Cataluña, ni que sea un agente de la unidad 29155, ni que dicha unidad si es que existe, se dedique a lo que especula Bellingcat y en caso de que existiera y Serguéiev fuera un agente, tampoco demuestran que estuviera en Barcelona para actuar en el proces independentista, ni siquiera podemos comprobar que Serguéiev no sea un agente contratado por algún servicio de inteligencia no ruso, como tampoco tiene sentido que un supuesto general de inteligencia vaya de país occidental en país occidental con los mismos pasaportes desde hace 10 años… ¿Pero es que nadie es capaz de ponerse a pensar un poquito? Todo son elucubraciones, informaciones sesgadas o manipuladas, insinuaciones sin material probatorio, vamos, lo que se conoce como “teoría conspiratoria” o más vulgarmente, una magufada que, esperamos no haga perder mucho tiempo al juez de la Audiencia Nacional.
  • Resulta que según los espías británicos a los que “plagia” El País, el agente Serguéiev es un tipo tremendo que deja a James Bond como un tontolahaba, siendo protagonista de la ejecución de todas las “operaciones rusas” que se han denunciado en los últimos años: atentado a un traficante de armas en Bulgaria, asesinato de Skrypal y su hija, golpe de Estado en Macedonia, elecciones en Francia, independencia de Cataluña,… ¿No notan nada raro? Pues que todas han sido un fracaso… ¡¡¡Vaya superespía!!! La realidad es que toda esta historia es un esperpento cuyo único objetivo es envenenar la mente de los lectores, oyentes y espectadores que sufren los medios de comunicación plutocráticos.
  • Dice El País que según “fuentes cercanas a la investigación” (lo de siempre, fuentes anónimas), esta información ha sido incorporada al sumario abierto por el juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón. Pero reconocen que “La investigación, aún en una fase incipiente, apunta a que las maniobras del espionaje ruso en Cataluña no estaban coordinadas con los independentistas, sino que su objetivo era desestabilizar España aprovechando la crisis”. O sea, que todo es farfulla para mantener vivo el relato de la “injerencia rusa”.
  • Otra gran “prueba” de la injerencia es que el pasado mayo los servicios secretos alemanes se mostraron “preocupados” por el apoyo ruso al independentismo en Cataluña tras recibir “información” de colegas europeos, que consideraron “muy plausible” y “convincente”. ¿Qué colegas? ¿Qué información? Nada se dice, nada se sabe… Al parecer, el máximo responsable de unos servicios que ni siquiera se enteraron que la NSA tenía pinchado hasta el teléfono de Merkel, presidente de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución, Hans-Georg Massen, aprovechó un simposio organizado en Berlín para mostrar su convencimiento de que Rusia actúa “en el caso de los separatistas catalanes, según se ha informado, apoyando su posición a través de actividades de propaganda”. Pero vamos a ver… “según se ha informado” ¿qué y por quién? ¿A ver si es que el Massen ese lo único que ha hecho ha sido leer El País? Y otra pregunta ¿Para actividades de propaganda tienen que mandar los rusos a los “mejores espías” con un general al frente? ¿No les valen media docena de periodistas? Que astrakanada…
  • Hay que decir, porque esto es muy clarificador, que la información del supuesto “James Bond ruso”, Serguéyev o Fedotov, de la ‘Unidad 29155’, el comando ultrasecreto que estaría utilizando el presidente Putin para desestabilizar toda Europa, tiene su origen en el diario estadounidense The New York Times, en un artículo publicado en octubre basándose en “fuentes oficiales de inteligencia” de distintos países… es decir, de espías enemigos. De los enemigos de Rusia. ¿Alguien puede pensar que en este tema y con esas fuentes, el NYT es una fuente confiable?
  • Sin embargo, el 21 de noviembre El Periódico publicaba algo verdaderamente revelador: la entrevista con el supuesto “enlace” de los separatistas catalanes en Moscú. Una información muy importante porque expresa la visión de la otra parte, la de los acusados por los magufos. El ya citado Víctor Terradellas, presidente de CatMón y persona muy cercana a Carles Puigdemont, fue a Moscú tres veces en 2017. Se entrevistó con Sergei Markov, un exdiputado oficialista y polítólogo con contactos en el Kremlin. El dirigente catalán le ofreció el reconocimiento de la anexión rusa de Crimea por parte del Govern de la Generalitat a cambio del apoyo del Kremlin a la declaración de independencia (DUI) catalana. Cuenta Markov a El Periódico: "Nos entrevistamos en tres ocasiones, acompañado de una periodista catalana que me conoce; me quería utilizar como contacto para que yo me dirigiera a los órganos de poder". "Me plantearon que Rusia pudiera apoyar la independencia de Cataluña. Y que (a cambio) Cataluña podría decir que Crimea es parte de Rusia". El académico ruso explica que la respuesta que dio a sus interlocutores fue tajante. "Yo les dije que por el momento el Gobierno ruso estaba muy distanciado del tema (catalán). Nosotros no necesitamos ese reconocimiento, no es cierto eso que dicen los medios occidentales de que buscamos el reconocimiento, tarde o temprano Occidente reconocerá que Crimea es parte de Rusia. ¿Qué diferencia hay ahora o más tarde?". Conclusión, que lo mandó a paseo… Según Markov, ambos interlocutores se reunieron con él en tres ocasiones en el otoño del 2017, "en dos ocasiones seguidas primero, luego se marcharon (de Rusia) y volvieron". De las anotaciones de Terradellas, se deduce que ésta última reunión probablemente tuvo lugar en los días previos a la DUI. Markov asegura desconocer de quién habla Terradellas cuando hace referencia a un "emisario del Kremlin" en los whatsapp que envía a Puigdemont. "Descarta, eso sí, que se tratara de "contactos políticos".  "Contactos políticos entre el Kremlin y Puigdemont no había; pero sí creo que fuera enviada gente de los servicios de inteligencia, figuras de perfil técnico, que se presentaran a si mismas como periodistas... lo que es seguro es que no hubo ninguna persona que pudiera prometerle algo en algún momento", desgrana. Una vez proclamada la DUI por Puigdemont, Moscú mantuvo su postura oficial de no reconocer la independencia catalana y declarar su postura a favor de la integridad territorial española tal como señalaron las declaraciones oficiales de su Ministerio de Asuntos Exteriores, el propio ministro S. Lavrov y hasta el mismo Vladimir Putin.

  

Victor Tarradellas (izda) y el profesor Markov (drcha.)

  • La verdadera injerencia. Ha coincidido que también en estos días se han hecho públicos contenidos del libro de memorias del ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno de Mariano Rajoy. José Manuel García-Margallo, tituladas 'Memorias heterodoxas de un político de extremo centro', que se publicarán el próximo mes de enero. El exministro cuenta como Mariano Rajoy y Benjamin Netanyahu nunca tuvieron una reunión bilateral en los siete años que el primero estuvo en el poder, por sorprendente que parezca. Pero siempre se miraron de reojo por el tema de Cataluña, hasta el punto de que España amenazó en 2013 a Israel con el reconocimiento del Estado palestino si Tel Aviv mostraba simpatías por el secesionismo catalán. El entonces ministro de Asuntos Exteriores viajó a Israel en abril en 2013 y mantuvo un encuentro con Netanyahu en Jerusalén, "donde expliqué con absoluta claridad que, si nos molestaban en esto, nosotros reconoceríamos a Palestina", indica refiriéndose a Cataluña. Las simpatías israelíes con el nacionalismo catalán son antiguas, desde que Jordi Pujol puso a disposición de los sionistas la Banca Catalana durante la guerra de 1967.  Pujol siguió cultivando buenas relaciones con el Estado hebreo en sus años como presidente de la Generalitat y desde Tel Aviv se empezó a ver con agrado una Cataluña pro-israelí, no una España que históricamente ha sido defensora de las tesis palestinas. Por ello, el gobierno español miró con lupa la apertura de un consulado honorario israelí en Barcelona en junio de 2017, un acto al que asistió Carles Puigdemont a escasos tres meses del referéndum ilegal del 1-O. Precisamente, el silencio oficial de Israel ante la consulta por la independencia patrocinada por la Generalitat catalana provocó enorme malestar en Madrid. Igualmente, hay que recordar que los Mossos de Escuadra recibían entrenamiento por parte de los servicios israelíes.
  • El que fue jefe de la diplomacia española cuenta que centró su ofensiva exterior en un área geográfica -los países bálticos-, un territorio con ansias de independencia -Escocia- y un país que amagaba con respaldar a una Cataluña independiente -el citado Israel-. A los primeros –Estonia, Lituania y Letonia- les sugirió "claramente" que, si ellos seguían apoyando al separatismo catalán, España pediría que se levantasen las sanciones a Rusia que la UE había adoptado meses antes.
  • En el tema escocés, que también apoyaban y siguen apoyando el secesionismo catalán, tuvo una reunión secreta con Alex Salmond, primer ministro escocés, en el domicilio madrileño del presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez-Galán, en la que le dijo que "si ellos seguían defendiendo la misma opinión, yo iba a empezar a decir que España vetaría el hipotético acceso de una Escocia independiente a la UE". En total, Margallo ordenó un total de 22 viajes de naturaleza diplomática a países europeos y no europeos para explicar claramente la cuestión catalana. En Europa se visitaron los tres países bálticos, Croacia, Eslovenia, Francia, Italia, Alemania, Austria, el Vaticano, Suiza, Polonia e Islandia. Fuera del Viejo Continente se "peregrinó" a Estados Unidos, así como a varias organizaciones internacionales. Curiosamente y a la vez sorprendente, no estaba en la lista Rusia, la gran protagonista de la “injerencia” según los pesebreros, señal de que los servicios de información del Estado y el propio Ministerio de Asuntos Exteriores nunca detectaron ningún peligro ruso.

La supuesta “injerencia rusa” no es más que un montaje levantado sobre la “interpretación libre” de un informe (muy malo) del CNI, unas “filtraciones” de la Guardia Civil, la Policía, los Juzgados o la Audiencia Nacional sobre investigaciones que están bajo “secreto”; el papelajo de un separatista catalán que ponía en una esquina el nombre de Putin; tres reuniones del mismo personaje con un exdiputado ruso que despreció su oferta; un superespía que parece que trabaja junto a Mortadelo y Filemón en la TIA, incapaz de acabar una sola operación con éxito; una unidad fantasmagórica llamada 29155, más mala que la Spectra imaginada por Ian Fleming; artículos de corta y pega de las intoxicaciones de Bellingcat, Integrity Iniciative o Radio Liberty, entramados de guerra mediática de la OTAN y los servicios secretos occidentales,… En definitiva, un esperpento que sólo ha podido tener eco en la colección de cabezas deshabitadas que conforman “nuestro” periodismo, con la “patriótica” excusa de que para eso les pagan. Así de triste, penoso y grotesco.

Y mientras tanto, la auténtica injerencia extranjera en el conflicto separatista en Cataluña pasa desapercibida: la actitud infame de los gobiernos de los países Bálticos con su racismo y xenofobia antirusa; algunos países del Este de Europa que solo alimentan la desintegración nacional de los demás porque ellos mismos son producto de la desintegración; partidos ultraderechistas de media Europa, racistas, xenófobos y liberales de estricta observancia; una degenerada Alemania que solo busca rapiñear al resto de los europeos y para eso lleva 30 años promoviendo el separatismo por toda el continente, como detalle basta recordar la instrucción de los directivos de la multinacional alemana T-Systems advirtieron el 18 marzo 2016 de no dejar por escrito el contenido de las reuniones con los separatistas de la Generalidad. Jové dejó constancia de la reunión el 23 marzo 2016: "Trabajar a través de la embajada xq 30% del capital es del Gob. alemán"; unos escoceses insolidarios, olvidadizos de su historia, separatistas por razones egoístas; los nórdicos… ni una mala palabra y ni una buena acción; los Países Bajos, herederos del genocidio colonial y que ahora van dando lecciones a los demás; la “neutral” Suiza, guarida de toda clase de delincuentes; la izquierda francesa, que siempre, siempre, acaba al servicio del capital y escupe sobre las clases más desfavorecidas… O sea, la chusma de “aliados” de España con su puñal siempre dispuesto a ser clavado en la espalda de este viejo y sufrido país. Vamos a ahorrarnos los comentarios sobre los  lobbies norteamericanos proseparatistas, las empresas de mercenarios yanquis o las insidias del genocida Estado judío…

Pero así son las cosas. Lo cierto es que es tan disparatado que hasta el Ministro de Asuntos Exteriores de España, Sr Borrell, estalló de indignación con las magufadas publicadas en estas semanas denominándolas “patrañas”... Pero perdamos toda esperanza. Los sicarios de la pluma venenosa seguirán sacando patrañas. Les dan igual las declaraciones del embajador de la Federación de Rusia en España, lo que diga su Ministro de Exteriores o el propio presidente Putin. Ellos son la “Verdad” y tienen muchas “fuentes bien informadas” y bien regadas con dólares. Para colmo, se creen moralmente superiores y desprecian tanto al público que no se sonrojan vendiendo su mercancía averiada como las acostumbradas patrañas sobre la “injerencia rusa”. ¿Saben por qué? Porque consideran que todos somos imbéciles menos ellos, que son las más listos de la clase…

La Unidad 29155, Spectra, la T.I.A., los enemigos del “mundo libre”… Son lastimosamente ridículos. Solo hay que mirarlos a través de las gafas de la libertad y la honradez para darse cuenta de que van “desnudos”, una visión vomitiva por la repugnancia que provocan. No hay sorpresas, camaradas. Son la gusanera de toda la vida.

Juan A. Aguilar

Por Elespiadigital
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infoelespiadigitales/4/4/19

“España ingobernable”, “España sin centro”, “Solo ganan Abascal y los indepes”… tales son algunos de los titulares de hoy lunes. En realidad, España va a ser más gobernable que nunca en estos próximos años, España tiene un centro más potente que nunca y quien realmente ha ganado son aquellos partidos dispuestos a sellar lo que podemos llamar “segundos pactos de la Moncloa” y lo que antes habíamos llamado “gran coalición”. Sí, porque, o gobierna el “eje de la centralidad PP-PSOE” o se tiende a nuevas elecciones. Excluimos por completo la posibilidad de que se de un gobierno de izquierdas (PSOE-UP-ERC-etc). Queda ahora que lo digieran los dirigentes y militantes de estas formaciones.

1.- Ha ganado el "espacio de centralidad"

Lamentamos haber tenido razón desde el 28 de octubre cuando, sin interesarnos particularmente los sondeos electorales escribimos el artículo Un modelo geométrico para entender la política española 2019. Si se repasa ese artículo se verá que la contradicción entre centro-derecha y centro-izquierda y entre derecha e izquierda, cada vez más difusas, cada vez más intercambiables, cada vez más solidarias, es sustituida por la gran contradicción entre:

“partidos que aspiran a la centralidad” (es decir a un lugar privilegiado en el tablero político, PP y PSOE) y

los “partidos situados en la periferia” (es decir, los que aspiran a ingresar en la centralidad (Vox) y a convertirse en protagonistas activos, o bien situados en los círculos más alejados, sin posibilidades, jamás, de ingresar en ese espacio de centralidad (independentistas) o con el riesgo de ser centrifugados en próximas elecciones al ocupar el lugar más alejado, en los círculos más exteriores de la periferia (Ciudadanos).

Y todo ese conjunto, pivota en torno al poder económico, situado bajo el “centro de la centralidad” (el gobierno de la nación), por debajo de él a modo de infraestructura que depende y condiciona el poder político y es, en el fondo, su verdadero epicentro.

Un modelo geométrico debe soportar la prueba electoral y lo que seguirá (las negociaciones hasta la creación de un eventual nuevo gobierno), pero, de momento, los resultados hablan por sí mismos:

a) Espacio de “centralidad política”

- el PSOE pierde 727.772 votos y pasa de 123 a 120 diputados.

- el PP se recupera con 663,846 votos más y pasa de 66 a 88 diputados,

- este espacio engloba a 11.772.563 votos, es decir, la mitad de los votos emitidos.

b) “Periferia” aspirando a la “centralidad”

- Vox da un vertiginoso avance pasando de 24 a 52 escaños y ganando 962.890 votos

c) “Periferia” con riesgo de centrifugación

- Ciudadanos se desvanece pasando de 57 diputados a 10 y perdiendo 2.499.060 votos,

- Podemos pierde diputados pasando de 42 a 35, con merma de 635.744 votos

d) “Periferia” independentista

- los indepes (CUP-JxC-ERC) han ganado ligeramente posiciones, pasando de 22 a 23 diputados y ganando 70.928 votos.

- los abertzales (PNV-Bildu) pasan de 4 a 7 diputados (si bien Bildu no se presentó el 28-A), pero el PNV mejora con 17.679 votos más que se unen a los 244.754 de Bildu

Fuera del sistema “centralidad-periferia”

A estas cifras hay que añadir la de los que han decidido situarse fuera del “sistema político” mediante el voto en blanco, el nulo o la abstención. Y aquí las cifras son significativas y contribuyen a explicar los resultados anteriores.

La participación ha bajado del 75,75% al 69,89%.

La abstención ha prosperado en 2.139.050 más.

La participación ha sido menor si tenemos en cuenta los votos nulos y blancos que se cuentan en la estadística como “participación”.

Se han registrado 249.499 votos nulos (el 28-A, 275.410).

Los votos en blanco han ascendido a 216.516 (por 199.511 el 28-A).

- Así pues, se han negado a votar a las distintas opciones políticas 10.962.217, lo que supone un 68,56% real. No han apoyado con sus votos a ninguna opción el 1/3 del electorado.

Estas cifras indican: hastío de unos, incredulidad de otros en que las elecciones sirvan para algo, insolidaridad con la clase política, desinterés absoluto por lo que ocurre en la política española, convicción en que el sistema no funciona o, simplemente, extrañeidad a la sociedad española de la que se ha recibido recientemente lo único que interesaba: la nacionalidad y el pasaporte…

2.- La explicación a los resultados parece bastante simple.

a) Hay un alto porcentaje de votos volátil que migra de una opción a otra con facilidad. No hay convicciones profundas en la mayoría de votantes, solamente intuiciones, gustos, tendencias, presididas por la irracionalidad o cuestiones de imagen.

b) Los errores se pagan caros y el gran error del PSOE fue convocar nuevas elecciones creyendo que obtendría un respaldo con votos llegados de su izquierda y que la creación artificiosa de Mas País contribuiría a dejar completamente KO a Podemos (en realidad, ha servido para poco).

c) El error de Ciudadanos ha consistido en variar su posición durante la negociación entre el 28-A y el 10-N en un incomprensible giro copernicano que le ha costado carísimo y del que resulta difícil pensar que volverá a recuperarse. No hay espacio específicamente “de centro”, salvo en momentos de crisis de las grandes formaciones y, siempre y cuando, no existen alternativas de derechas (Vox) y de izquierdas (Podemos). La negativa a formar coalición con el PP en algunas regiones supuso el último error político de Albert Rivera.

d) El PP había bajado demasiado y da la sensación de que se han producido trasvases de votos de Ciudadanos al PP en algunas zonas, de Vox al PP en otras y también de Ciudadanos a Vox. Desde el punto de vista de las “movilizaciones electorales”, desde luego, Vox ha registrado mucho más entusiasmo en sus mítines que cualquier otro partido.

e) Las movilizaciones independentistas por la sentencia del 1-O ha hecho que creciera el voto independentista en su conjunto… a pesar de que el llamamiento al “boicot activo” lanzado por Tsumani Democratic haya resultado un clamoroso fracaso. Los trasvases de votos entre las distintas formaciones nacionalistas son habituales y esta vez se han visto favorecidas por lo reciente de las movilizaciones. De todas formas, la formación más sólida en estos momentos -vale la pena no olvidarlo- ERC, ha perdido 45.421 votos en relación al 28-A que han ido a parar, mayoritariamente a la CUP, mientras que los 29.737 votos más obtenidos por JxCat tienen más que ver con volatilidad y trasvases inexplicables de votos que en términos de racionalidad.

f) Los resultados del senado también son significativos: ni Podemos, ni Ciudadanos, obtienen representación. El PSOE pierde 29 senadores, mientras que el PP gana 28. Vox obtiene dos. Y entre los indepes en conjunto pasan de 13 a 14, mientras los abertzales se mantienen con en conjunto con 10. Pero en el senado se ha producido algo significativo: lo que pierde el PSOE lo gana el PP y la derecha como tal entra con dos de Vox. Pero este partido, en la campaña optó por colocar un solo candidato en las listas al senado, tendiendo la mano al PP para que los electores votaran a otros dos de este partido: la táctica ha dado resultados y supone un puente tendido del PP a Vox.

3.- Los elementos más notables a tener en cuenta son:

a) La gran fragmentación y la presencia de innumerables siglas en el parlamento: ¡18 partidos! De los que 12 tienen menos de 10 diputados. Cuatro partidos tienen un solo diputado y otros cuatro apenas dos diputados. Nunca se ha visto un parlamento tan saturado de siglas.

b) Las cifras indican que va a ser muy difícil que un partido político vuelva a tener mayoría absoluta. En cuanto al “bipartidismo imperfecto”, la fórmula constitucional para que se produjera alternancia en el poder con el apoyo de un partido nacionalista, ya no tiene sentido en la medida en que el “nacionalismo moderado” ha dejado de existir.

c) Así pues, tenemos un sistema diseñado para el bipartidismo imperfecto que ya no responde a la realidad electoral. Los gobiernos de coalición van a ser necesarios en esta nueva etapa que se abrió ya el 28-A y que los partidos “de la centralidad” se han negado a reconocer.

d) El debate electoral obligado en las pasadas elecciones se celebró el día antes de conocerse los resultados del paro del mes de octubre. Eran demasiado elocuentes para que el PSOE permitiera que pesaran sobre el debate: 98.000 parados más, el mayor incremento en el mes de octubre desde el año 2012, es decir, desde la sima de la crisis de la deuda.

e) El problema catalán corre el riesgo de convertirse en endémico si no se aborda con decisión. Parece difícil que más allá del “concierto económico”, el indulto a los presos y de la trasferencia en materia de aeropuertos, pueda negociarse algo más que satisfaga a los independentistas… que no por ello dejarán de serlo. Además, existe el riesgo de que se produzca un efecto contagio en otras regiones, como ya se ha producido en Baviera (en donde la semana pasada se prohibió un referéndum similar).

f) Así pues, los dos grandes problemas a los que se van a producir en los próximos cuatro años, va a ser una crisis económica y crisis independentista. Del primer problema ya se están viviendo los despuntes iniciales (crisis de aranceles y descenso del comercio mundial) que repercutirá en los índices de paro y volverá a generar, cuando las cifras superen los 5.000.000 de parados una nueva “crisis social”. En cuanto a la “crisis independentista”, corre el riesgo de perderse el control cuando aparezca la “crisis social” si este no es resuelto antes de una vez por todas.

g) Para afrontar estas crisis va a hacer falta un gobierno fuerte como no lo ha habido hasta ahora en el período democrático. De las muchas combinaciones que se pueden trazar sobre el papel y de las muchas fórmulas que pueden habilitarse, solamente hay una que pueda garantizar estabilidad y una necesaria reforma constitucional: la “gran coalición” que tendría manos libres en el Senado para aprobar cualquier reforma en profundidad. A esa “gran coalición”, seguramente, se sumarían votos de pequeñas formaciones (partidos regionalistas, los restos de Cs).

h) Si la “gran coalición” (que, en el fondo, no haría más que convertir el “espacio de centralidad política” en fórmula de gobierno) da miedo a las direcciones de los dos grandes partidos es porque se ignora cómo afectaría a su electorado, especialmente al del PP que correría el riesgo de sufrir una hemorragia de votos hacia Vox. Y en lo que se refiere al PSOE, también podrían producirse discrepancias en su cúpula. Pero no debemos olvidar que esta es la solución que “recomiendan” en dos centros de poder importantes: el poder económico y la Unión Europea.

i) Existiría una “pre-gran coalición” que se concretaría en  que el PP apoyara la elección de Sánchez a cambio de contrapartidas sugerentes (especialmente en el tema independentista) y que rebajaría la tensión PP-PSOE durante unos meses para luego entrar en una fórmula de colaboración más abierta, una vez sus electorados respectivos se hicieran a la idea. O abordar, desde el primer momento un “gobierno de unidad constitucional” (PP-PSOE-Cs-regionalistas) y con la oposición de Podemos e independentistas.

j) Cualquier otra fórmula que no pase por la colaboración estrecha PP-PSOE será temporal e inestable. La “volatilidad” del voto va a tener un efecto pernicioso en la clase política: la posibilidad de perder, a la vuelta de cuatro años, la posición obtenida puede generar casos extremos de corrupción y una intensificación del “aquí te pillo, aquí te mato”, una vez se obtiene algún cargo público, máxime si tenemos en cuenta que la corrupción es el gran problema de la democracia en España.

Opinión personal de conjunto

a) Estas elecciones, tal como podía esperarse, no han resuelto nada. Es más, han contribuido a convertir el parlamento en una olla de grillos. El hecho de que durante la campaña electoral los partidos se hayan negado a especificar cuáles serían sus opciones en el más que previsible caso de que ninguna obtuviera mayoría absoluta y que, incluso en su interior, no exista consenso sobre cómo comportarse a partir de ahora (lo que permite intuir el “nivelazo” de nuestra clase política), va a terminar complicando las cosas.

b) El hecho de que, racionalmente, la “gran coalición” no sea otra cosa más que la confirmación de un estado de hecho (la existencia de un espacio de “centralidad política” en el que no existe gran discrepancia en los grandes temas), no implica que sea la opción más asumible para todos, incluso para el que suscribe estas líneas: en el fondo la “gran coalición” no sería más que la reconstrucción de un “partido único” (el “frente constitucional”) que podrá hacer y deshacer a su antojo, porque, además de los “grandes temas”, después vendrá el reparto de beneficios, de subvenciones, los subsidios a los amigos, las corruptelas y la manipulación mediática.

c) La “gran coalición” va a ser el resultado de unos nuevos Pactos de la Moncloa llegados cuarenta años después de los primeros: entonces, también hubieron excluidos (la extrema-derecha, hoy Vox) e invitados especiales (los sindicatos) que hoy estarán ausentes por su irrelevancia. En aquel momento se hacían en “nombre de un futuro democrático”, ahora se harán en nombre de la "constitución" y de su necesaria reforma. Pero, no nos engañemos, ni tratemos de engañar a nadie: si los dos grandes partidos terminan pactando -y a algún tipo de pacto van a tener que llegar- lo harán siguiendo órdenes de los centros de decisión económicos y de la UE y siempre tratando de salvaguardar, no tanto la estabilidad de la nación y la respuesta a la crisis económica, sino sus propios intereses.

Y luego alguien me pregunta por qué me fui a la montaña el domingo…

Ernest Milá

Por Elespiadigital
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infoelespiadigitales/4/4/19

Desde que se inició la democracia en España, el país ha estado atrapado por las reivindicaciones nacionalistas que luego resultó que eran “independentistas”. El nacionalismo se arrogaba la representatividad de regiones enteras y el gran error de la izquierda española fue aceptar que en Cataluña, el País Vasco y Galicia el nacionalismo debía gobernar por encima de cualquier otra opción “si se quería la estabilidad” de todo el país. El error de la derecha, por su parte, consistió en carecer de “memoria histórica” y olvidar algo tan esencial como que al final del camino de todo nacionalismo lo que existe es la aspiración a tener una “Nación Estado” independiente. Y llevamos cuarenta años con esta matraca que nos impide atender a noticias mucho más importantes que aparecen diariamente en los medios y que, desde hace más de 40 años son ignoradas sistemáticamente por el gobierno autonómico catalán y por quienes siguen sus medios de comunicación.

Cuando Europa estaba aterrorizado por las consecuencias que podía acarrear el despliegue de misiles Pershing II en el centro del continente o por las convulsiones que empezaban a sucederse en los países del Este, aquí, en España, el país estaba envuelto en la polémica sobre la LOAPA y el procesamiento a Jordi Pujol por el Caso Banca Catalana. Cuando la situación internacional era extremadamente grave y se estaba preparando la agresión contra Irak, nuestra clase política estaba polemizando sobre el “nou Estatut” y el “Pacto del Tinell”… y así sucesivamente. Hoy, cuando la economía mundial está entrando en una espiral de desaceleración, hay gente que se manifiesta -pacífica o molotov en mano, poco importa para el caso- por ideales que, de poderse hacer realidad, deberían haberse concretado a mediados del XIX, cuando tocaba crear Estados Nacionales modernos y no en el siglo XXI, cuando un Estado Nacional, cuanto más pequeño es, más débil y más sometido está a la amenaza de consorcios financieros internacionales.

Podemos advertir la enormidad de la situación por la vía del esperpento: es como si en las ciudades italianas del Renacimiento alguien reivindicara la libertad que daba la tribu antigua a sus miembros. O si, en el mundo clásico, alguien hubiera salido en defensa de los derechos de los neanderthales. O aquel otro que después de Sócrates, fundase una nueva escuela pre-socrática. Todo eso y lo de los Torra, de los CDR o de Ómniun es lo mismo: proyectos que no entienden que su tiempo ha pasado… ¡Y de qué manera!

Alguien dirá que si en el tiempo de Leonardo, Miguel Ángel, Rafael y demás, alguien propusiera retornar a la organización tribal, la aspiración sería legítima si fuera compartido por “amplias masas populares pacíficas”… Error: las masas no hacen la historia y si alguien ha creído que las masas han protagonizado en algún momento un capítulo de ese gran libro, está en el error. La historia la hacen élites que tienen el don de la oportunidad y tienen lucidez, valor y voluntad de poder suficiente para abrir camino a la historia. Ese camino por el que luego discurren las masas. ¿Alguien ve élites en el independentismo actual? Si alguien los ve, que me lo diga, porque yo lo único que veo son espabilados que defienden su poltrona apelando al “país”, tontorrones condenados por malversación y a los que la sentencia ni siquiera concedió el que supieran lo que estaban haciendo, sino que presenta como pardillos que ni siquiera tenían intención de separase del Estado, ni sabían cómo hacerlo, ni tenían los medios para hacerlo (y le faltaba decir que apenas tenían el apoyo de un sector minoritario de la sociedad catalana, como si la independencia fuera posible con la mitad más uno) y los chicos de la gasolina que precisan un par de cachetes en el culo y clases de sentido común y lógica aristotélica.

De hecho, si hoy existe un “conflicto” en España es porque en ninguno de los dos lados del Ebro existen “élites” dignas de tal nombre. Uno de los motivos por los que Cataluña es España es, precisamente, porque se dan los mismos niveles de corrupción, las mismas pautas sociales, el mismo modelo económico, la misma ausencia de élites… Lo bajo es OTRO motivo más que índice -además de la historia en común, de la cultura en común, de dos lenguas con la misma raíz, además de generaciones y generaciones de catalanes que se han sentido y se sienten españoles- para desdecir las aspiraciones independentistas.

Lo importante que ha ocurrido en Cataluña este mes de octubre no son las manifestaciones indepes en Cataluña ni siquiera la sentencia sobre el 1-O, sino noticias que no han merecido eco en TV3.

  • A la opinión pública le ha pasado desapercibido, por ejemplo, que, mientras la vida en Cataluña era alterada por gente que aún no había entendido que el “procés” ha concluido hace mucho, la Audiencia Nacional registraba las oficinas de la Asamblea Catalana de Municipios en relación a la ¡continuación de la trama del 3% que revivía con la excusa, ahora, de dar un soporte al “soberanismo y a los políticos exiliados”. Dicho de otra manera: que el amaño de concursos públicos, el racquet del 3%, siguen existiendo y siguen caminando de la mano de aquellos que ya en los años 70 y 80 creían que era posible expoliar a los inversores en Banca Catalana o que los que “sirven al altar de la independencia, deben vivir del culto a la independencia” y lo tienen todo permitido. “Xoriços” sí, pero por la “patria”.
  • A la opinión pública le ha pasado desapercibido el que el abogado de “Pies Veloces” Puigdemont haya sido imputado en una investigación sobre el reciclado de dinero negro procedente del narcotráfico gallego y del inefable Sito Miñanco y nadie, por supuesto, ha recordado que el fulano en cuestión ya estuvo preso por el secuestro de Emiliano Revilla por parte de ETA.
  • Incluso al independentismo catalán le ha pasado desapercibido el que el Bloque Quebequés haya mejorado sus posiciones en las elecciones canadienses, a costa de olvidarse de la matraca independentista que lo había llevado al borde de la extinción. Claro está que no existe comparación posible entre Canadá y España (angloparlantes y francoparlantes estuvieron en guerra hasta 1860 y, por lo demás, ambas son lenguas de raíces diferentes, mientras que la región catalana siempre a estado vinculada en sus distintas fases históricas a fórmulas idénticas a las de otras regiones peninsulares y ambas lenguas, catalán y castellano, son hispano-romances). Pero la pista quebecois sería buena que no la olvidara el nacionalismo catalán que tanto la tuvo en cuenta para justificar su “inmersión lingüística”.
  • Se olvida que España ha registrado los peores datos de paro en el tercer trimestre desde 2012 y que la amenaza de cierra plantea sobre la planta de Martorell de SEAT que tendría una repercusión social infinitamente mayor que el despido de 1.300 trabajadores. Se olvida que, desde el punto de vista económico, en 2020 pintan bastos.

Pero, sobre todo, se olvida que estamos ante una revolución sin precedentes que marcará el tránsito de la tercera a la cuarta “era industrial” y entre 2020 y 2050 cambiará radicalmente el mundo. Estamos viviendo sus primeros despuntes, pero esto sólo parece interesar a sus protagonistas (ingenieros genéticos, investigadores en el terreno de la inteligencia artificial, técnicos en biomecánica, en criogenia, etc, etc). Si hoy ya es imposible organizar a la sociedad del siglo XXI con las ideas y los sistemas aparecidos al final del XVIII, podemos imaginar lo que ocurrirá en apenas diez años. Pero ninguna élite política apuesta por anticiparse al futuro y preparar a las poblaciones.

Ninguna élite política es capaz de ofrecer nada más a su electorado que marketing electoral, espectáculo y entertaintment. Y aquí, en España, unos optan por un independentismo que pertenece a otra época, los otros por trasladar los restos de Franco y todos a competir a ver quién tiene más diputados para garantizar mayores ingresos a sí mismos y a los cuñados…

Y esta ceguera sea quizás lo que más duele de todo el problema independentista: lo irremediablemente triste del ideal independentista y lo absolutamente inútil de defender la unidad del Estado apelando a una constitución que incluyó la posibilidad de un “estado de las autonomías” y que, por tanto, está en el origen del problema.

El problema de España es que hay que mirar mucho más lejos de indepes (mansos o bravos) y “constitucionalistas”. Hay elecciones el 10-N ¿hay alguna opción que tenga un proyecto de futuro? Sería a lo único que valdría la pena votar.

Ernest Milá

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